CAPITULO III
¡¡¡¡ SAN ANDRES NOS GUÍA!!!
Campo de batalla
-“ Dios mío, pero que es esto....” pensé cuando por fin pude mirar a mi alrededor. Miles de hombres gemían a mi alrededor, unos llorando, otros maldiciendo, los mas suplicando piedad....El espectáculo que se abría ante mis ojos era propio de las peores pesadillas que jamás soñeis....
Lo primero que hice fue buscar a los hombres de mi clan, afortunadamente los encontré enseguida. Fui recibido con gritos de alegría, y bromas. Allí estaban todos...bueno casi todos...
-“¿Donde esta Finnan?...¿ Y Alaster?” pregunté. Mi tío me miró con tristeza. “Es el precio que ha pagado el Clan hoy, no te preocupes por ellos, murieron rápido....Y alégrate, no fuiste uno de ellos” dijo señalando el inmenso cenagal de sangre y heces que horas antes era una verde pradera.
Poco a poco los montañeses se fueron reuniendo alrededor de mi tío, quien los recibía tal y como me habían recibido a mí, entre bromas, porque no hay mayor alegría que la de reencontrarte con tus camaradas después de una batalla.
De pronto, comenzó a surgir un grito de las gargantas de los guerreros de las Tierras Altas:
¡SAN ANDRES Y ESCOCIA!
¡ESCOCIA Y SAN ANDRÉS!
¡SAN ANDRÉS NOS GUÍA!
Mas tarde al calor de las hogueras y bien lejos del campo de batalla, mi primo Malcolm me contó lo que había pasado ,porque yo solo recordaba golpes y gritos.
Entre trago y trago de whisky, Malcom comenzó su relato:
“Del inicio seguro que te acuerdas ¿verdad, Dylan?
“Si, de eso no me olvidaré nunca, nubes, nubes de flechas galesas, y a escondernos detrás de nuestros escudos, solo Dios sabe porque no me tocó ninguna....”
“Es lo típico, para ablandarnos”, tercio William Adams, “ Y casi lo consiguen...”
“ Tras las primeras descargas, Lord Hamilton decidió que a la vista de que Lord Beauchamp no tenía caballeria que mereciese ese nombre, era el tiempo de que los nuestros cargasen.... Y allá fueron, todos juntitos con sus enormes caballos, guapísimos ellos, con todas sus banderas al viento....Pero parece que nuestra nobleza no se acuerda de lo que pasó en Francia hace cien años. Los galeses hicieron su trabajo, y a fe mía que lo hicieron bien, casi la mitad de los caballeros acabó por los suelos y los que no , acabaron enganchados en las picas de la infantería de Beauchamp....”
“ Y entonces nos tocó a nosotros...” dije
“Si, nos tocó a nosotros, y si no llegamos a ir, Lord Hamilton no podría contarlo” escupió con rencor uno de los Farquhar “maldito idiota, no se como se le ocurre cargar cuando estábamos en inferioridad numérica, y encima con los arqueros galeses con los carcajs llenos...”
“ Fue una carnicería” continuó Malcolm. “Cuando llegamos los piqueros ingleses dejaron sus lanzas y empuñaron sus espadas” dijo dando un trago a su botella “ y comenzó la locura....”
“Lo hicisteis muy bien ,muchacho, muy bien" dijo una voz grave fuera del circulo de la hoguera.
“ Si pero si los Douglas tardan un poco mas no hubiesen encontrado mas que nuestros cadáveres” respondió uno de los Adams.
“ Pero llegamos, ¿no es verdad...?” y entrando en el círculo de luz apareció Buchan Douglas, quien ante nuestro asombro se sentó a beber con nosotros. Era un hombre alto y bien formado, que a diferencia de nosotros estaba aseado y de buen humor.
Buchan Douglas en combate. Lema y blason de los Douglas
“ A decir verdad Hamilton sabía que estábamos al llegar, e hizo lo que tenía que hacer provocar la batalla antes de que Beauchamp se diese cuenta de que estábamos aquí...”
“¿Pero porqué? pregunté
“Porque el duque de Northumbria es un buen soldado y sabe perfectamente que contra los dos ejércitos no tenía ninguna opción, pero si derrotaba a una de las mitades por separado le daría tiempo a atrincherarse y esperar a la otra mitad, por eso le ordené a Hamilton que presentara batalla. Lo que no le ordené es que lo hiciera tan mal...”
Y levantándose hizo una señal a mi tío Connor para que le siguiese. Pero antes de dejar nuestra hoguera Malcolm le espetó “ ¿Y ahora que Milord?”
Y con una sonrisa socarrona, Buchan Douglas se volvió hacia nosotros y nos dijo:
“ Ahora, y pese a lo que diga el Regente, saltaremos el Muro....”