AAR CK - El Ebro, la última frontera. Un AAR Navarro

El Cazador atraviesa el soto a paso lento. Nada escapa su atento escrutinio….
El Asesino atraviesa el soto a paso aún más lento. No ha sido detectado….
..el Cazador ha detectado algo. Su paciente batida puede que hoy de fruto…
…el Asesino se detiene: algo ha hecho pararse al Cazador…
…el Cazador ha atisbado una presa. Un jabalí hoza despreocupado junto a la ribera…
…el Asesino casi suspira de alivio. No ha sido el el atisbado…
…el Cazador alza su lanza con cuidado y sigilo, mucho sigilo…
…el Asesino alza su arco y apunta con sigilo, mucho sigilo…
…el Cazador prepara su lanzamiento. Es uno con el entorno. No piensa, nada le turba, es un momento zen…
…el Asesino tensa su arco. Es uno con el entorno, su presa no se le escapa…
…el Cazador comienza a mover su brazo. La presa no se ha apercibido. Es una pieza segura…
…el Asesino está a punto de soltar su arco. La presa no se ha dado cuenta de nada. Es cadáver, seguro…

…..¡MI SEÑOR RAMIROOOOOOOOOO!

…el Cazador (Ramiro en sus ratos libres) se sobresalta, el lanzamiento se desvía, el jabalí se salva…
…el Asesino (el Hombre en Negro en sus ratos libres) no se sobresalta y suelta su flecha, pero el blanco se ha movido, y Ramiro se salva…
…el jabalí (Joroña para sus amigos) se lleva un susto de muerte, una lanza ha caído justo a su vera, es hora de salir corriendo…​

-“Tengo dicho que cuando estoy cazando nadie me moleste! Y nadie significa NADIE!” vocifera el Cazador, que ha vuelto a su triste condición terrena, la de ser Ramiro, señor de Calahorra, donde le esperan las responsabilidades propias del cargo y la caza es sólo un divertimento más.
-“Mi señor, dísteis aviso de que se os notificara la llegada de cualquiera de vuestros parientes, y es lo que ha sucedido, mi señor”
-“Pero eso podía esperar a que yo hiciese mi lanzamiento, vamos, digo yo”. La mirada de Rodrigo bordeaba el ansia homicida y emitía un ‘sal corriendo antes de que te cruja, canalla’….
-“Pero estábais tan adentro en el soto que no os divisaba, mi señor, no me quedó otro remedio”. Evidentemente, el sirviente no era muy bueno interpretando los rasgos faciales….
-“Bien, Aitor, bien, así me gusta, que seas diligente y, sobre todo, perceptivo”. Al parecer, Ramiro en el último momento decidió pasarse a la sutileza…
-“Gracias, mi señor. Creí que querríais saber que vuestra hermana, Urraca, había llegado al castillo tras un duro viaje desde la corte” – No, desde luego, Aitor no era muy perceptivo, y en cuanto a la sutileza, sólo la apreciaba si se le disparaba una tonelada encima .
-“Aitor, Nájera está como quien dice aquí al lado…. ¿Y cómo va a ser duro el viaje si parte de mi deber es mantener la seguridad de los caminos, así como su estado?” Decididamente, Ramiro tiene hoy ganas de cargarse a alguien…​

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-“Te encuentro un tanto distante hoy, querido hermano. ¿Tan grande acaso es la carga que nuestro real hermano ha puesto sobre tus hombros que ha quebrado tu jovial estado natural?”

-“Mi querida y dulce Urraca, hermana de mi corazón, ¿detecto acaso cierto matiz de sarcasmo en tus palabras? Porque si poco natural en mi es la falta de jovialidad, no menos lo es vuestro súbito interés en mi estado de ánimo….”

-“Siempre tan perceptivo, Ramiro, creía haber sido sutil. Pero no has respondido a mi pregunta…”

-“No volváis a la discusión de siempre, no me carguéis a mi con la culpa de que vuestra femenina condición, Urraca, os haya privado de señorío alguno. Es una queja gastada, y yo poco puedo hacer por cambiar la situación…”

-“…Ramiro, querido, ¿os estáis escabullendo?...”

-“Ya que parece que vuestro interés genuino es, voy a responderos. No, guardar la frontera con el moro para Sancho no es ninguna carga estos días. La taifa bastantes problemas tiene como para venir aquí buscando gresca. De hecho, las parias llegan regularmente y sin novedad. Parias, por cierto, que seguro han pagado las sedas que lleváis hoy….”

-“..que gentil de tu parte el apreciar mi vestido…”

-“…lo que me preocupa, en realidad, es la ceremonia de dentro de un par de meses en Nájera…”

-“¡Cómo! Ramiro Garcés, Señor de Calahorra, Guardián de la Frontera, hijo de reyes, ¿temeroso de una frágil y débil mujer? Pensaba que se os conocía como ‘el león’, por vuestra bravura en batalla….”

-“Urraca, Urraca, tal preocupación por mi bravura es agradecida, pero innecesaria. No, no me preocupa el matrimonio, sino la ceremonia en si. ¿No recordáis acaso que, además de uno de los novios, tengo el encargo de velar por la seguridad de todos esos días? No sería la primera vez que alguno de nuestros reales primos intentase ‘algo’. No se atreverán a hacer nada al descubierto estando ellos presentes, pero siempre pueden usar algún agente, un veneno, una emboscada…”

-“Ramiro, querido, toma otro sorbo de tu patxarán y relájate, que te vas a crear una úlcera. Ves conspiraciones por todas partes, y ni siquiera vives en la corte….”

-“Lo cierto, querida, es que… curioso por cierto este patxarán que has traído, hermana, ¿qué le has puesto para darle este toque?... como decía, lo cierto es que si veo conspiraciones, es porque suele haberlas. Y últimamente, demasiadas, y demasiado audaces. Este mismo mes, dos veces han tratado ya de acabar con mi vida con ‘ataques moros’. Aunque los últimos se lanzaron al ataque gritando ‘ala es grande’, pero no precisamente en moro……y lo único que pude sacarles es que unos ‘hombres vestidos de negro’ les habían contratado…. Patético”

-“Si tan escasa es su habilidad, poca preocupación deberían darte, Ramiro”

-“Lo que me preocupa es que esto pueda ser una distracción, precisamente, buscando confiarme en la torpeza de los conspiradores…. Pero ya es tarde, Urraca, y hoy estoy muy cansado. Mañana proseguiremos esta entretenida conversación. Me retiro a mis aposentos….”​