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Mmmmh...
No me gusta este vecino oportunista (alguna gota de Hohenstauefn en esta gente, porque ese modo de actuar me recuerda a alguien...)
No me salgas tu también poeta, por favor, que con el juglar de Chatillon ya nos ha caído una buena cruz...
Heini y Charlie están pidiendo que los maten...
Vamos a ver... Este humor negro es casi tan negro como el mío, pero no se si más escatológico... :rofl:
Obelixeke said:
No me gusta este vecino oportunista (alguna gota de Hohenstauefn en esta gente, porque ese modo de actuar me recuerda a alguien...)
Obelixeke said:
No me salgas tu también poeta, por favor, que con el juglar de Chatillon ya nos ha caído una buena cruz...
Obelixeke said:
Heini y Charlie están pidiendo que los maten...
Obelixeke said:
Vamos a ver... Este humor negro es casi tan negro como el mío, pero no se si más escatológico... :rofl:
Capítulo XXII. Parte III
(continuación)
Unos meses después de finalizar, no con excesivo éxito precisamente, sus años de formación en la corte, Karloman alcanzaba por fin la mayoría de edad. El joven Archiduque no había resultado a la postre un muchahcho en exceso agraciado físicamente, pero su temprana barba color ceniza le valdrían durante años el apodo de 'Barbagris'. ¿Sería dicho apelativo sinónimo de respeto para sus enemigos o sería utilizado como una simple mofa? Del éxito del asalto al trono del Imperio germánico dependía el triunfo de una u otra opción.
La mayoría de edad otorgaba de nuevo el control del Archiducado de Suabia a un único Hohenstaufen, aunque Karloman prefirió esperar a tomar esposa para realizar su justa reivindicación sobre el reino alemán. Y mientras durase el proceso de búsqueda de un buen partido para el joven señor, su prestigio iría aumentando gracias a la enorme cantidad de títulos propios y vasallos con los que contaba el Archiduque de Suabia. Después de esperar décadas, ¿qué más daban unos meses o incluso unos años más?
Mientras el Extranjero se encontraba ausente de la corte tratando de localizar un buen partido dinástico para su joven señor, moría en la corte suaba Amalberga von Weimar, esposa de Heinrich 'la Perla Leprosa', por lo que al final el fiel consejero del Archiduque tuvo que buscar dos novias en lugar de una sola, aunque las posibilidades de reproducción de Heinrich eran prácticamente nulas.
A mediados de noviembre del año del Señor de 1188, fallecía también Osterhild, abuela de Karloman Hohenstaufen, por lo que su título de condesa de Weimar retornaba a manos del Archiduque... tal y como había ideado el Extranjero durante la infancia de su señor.
Esta herencia ofrecía a Karloman la posibilidad de mejorar su más que maltrecha piedad, piedad que iba perdiendo a pasos agigantados debido a su falta de compromiso con la eterna llamada a las Cruzadas promulgada por el Papado. El obispado de Weimar, pues, acababa de ser creado.
Apenas un mes después, un nuevo embarazo por parte de la esposa de su tío Lothar servía para sacar el Archiducado de un permamente estado de luto provocado por los dos recientes fallecimientos. Pero sobre todo, sería la boda del joven Karloman la que marcase un punto de inflexión en el día a día de sus dominios. Por fin, en febrero del año del Señor de 1189, regresaba el Extranjero tras su periplo por los feudos del Imperio en busca de una esposa para el Archiduque de Suabia. El nombre de la elegida no era otro que Gerberga von Thuringen, hija del Duque de Turingia, quien aceptaría más que gustoso la propuesta. Al fin y al cabo, Gerberga tenía tres hermanos varones, por lo que la posibilidad de que Turingia cayese en manos de los Hohenstaufen era de remota a extremadamente remota. Y para Karloman, esta boda se trataba más de una necesidad que de una oportunidad, puesto que cuanto antes tuviese descendencia, antes podría realizar el asalto al poder contando con una 'red de seguridad'. Además, Gerberga era una mujer capaz, así que el enlace satisfizo a todos. Incluso el Duque Ludwig, en el banquete de bodas y tras generosas cantidades de alcohol, le reconoció a Karloman que le hacía muy feliz ser el suegro del próximo Emperador, y el abuelo del que habría de seguirle... Corría el vigésimo día del mes de febrero del año del Señor de 1189.
Esta vez, Karloman optó por rechazar educadamente la generosa dote en forma de oro que acompañaba a Gerberga, afirmando que no había mayor tesoro que su nueva esposa y el fortalecimiento de los lazos entre ambas familias, lo que le valió grandes elogios y un gran respeto generalizado. A veces el prestigio es más valioso que el oro, le había aconsejado el Extranjero. Tras la boda, Karloman ya se encontraba en disposición de acometer la jugada más arriesgada que había puesto en práctica hasta ese momento el linaje Hohenstaufen. Prestigio, desde luego, no le faltaba (prestigio Karloman = 1583; prestigio necesario para usurpar corona alemana = 1500; conseguir la corona = no tiene precio, con Mastercard).
Además, días después de su enlace, el Emperador se enzarzaba en una nueva guerra, esta vez contra el lejano Principado de Moldavia. Karloman tomó entoces una determinación: esperar al desgaste del Emperador en su nueva guerra para después lanzarse a su debilitado cuello. Ahora bien, si Bruno von Franken requería las tropas de Suabia, entonces la guerra civil estaría servida al instante. Hasta que llegase cualquiera de esos dos momentos, el prestigio de Karloman seguiría creciendo...
(Fin del capítulo)
(continuación)
Unos meses después de finalizar, no con excesivo éxito precisamente, sus años de formación en la corte, Karloman alcanzaba por fin la mayoría de edad. El joven Archiduque no había resultado a la postre un muchahcho en exceso agraciado físicamente, pero su temprana barba color ceniza le valdrían durante años el apodo de 'Barbagris'. ¿Sería dicho apelativo sinónimo de respeto para sus enemigos o sería utilizado como una simple mofa? Del éxito del asalto al trono del Imperio germánico dependía el triunfo de una u otra opción.
La mayoría de edad otorgaba de nuevo el control del Archiducado de Suabia a un único Hohenstaufen, aunque Karloman prefirió esperar a tomar esposa para realizar su justa reivindicación sobre el reino alemán. Y mientras durase el proceso de búsqueda de un buen partido para el joven señor, su prestigio iría aumentando gracias a la enorme cantidad de títulos propios y vasallos con los que contaba el Archiduque de Suabia. Después de esperar décadas, ¿qué más daban unos meses o incluso unos años más?
Mientras el Extranjero se encontraba ausente de la corte tratando de localizar un buen partido dinástico para su joven señor, moría en la corte suaba Amalberga von Weimar, esposa de Heinrich 'la Perla Leprosa', por lo que al final el fiel consejero del Archiduque tuvo que buscar dos novias en lugar de una sola, aunque las posibilidades de reproducción de Heinrich eran prácticamente nulas.
A mediados de noviembre del año del Señor de 1188, fallecía también Osterhild, abuela de Karloman Hohenstaufen, por lo que su título de condesa de Weimar retornaba a manos del Archiduque... tal y como había ideado el Extranjero durante la infancia de su señor.
Esta herencia ofrecía a Karloman la posibilidad de mejorar su más que maltrecha piedad, piedad que iba perdiendo a pasos agigantados debido a su falta de compromiso con la eterna llamada a las Cruzadas promulgada por el Papado. El obispado de Weimar, pues, acababa de ser creado.
Apenas un mes después, un nuevo embarazo por parte de la esposa de su tío Lothar servía para sacar el Archiducado de un permamente estado de luto provocado por los dos recientes fallecimientos. Pero sobre todo, sería la boda del joven Karloman la que marcase un punto de inflexión en el día a día de sus dominios. Por fin, en febrero del año del Señor de 1189, regresaba el Extranjero tras su periplo por los feudos del Imperio en busca de una esposa para el Archiduque de Suabia. El nombre de la elegida no era otro que Gerberga von Thuringen, hija del Duque de Turingia, quien aceptaría más que gustoso la propuesta. Al fin y al cabo, Gerberga tenía tres hermanos varones, por lo que la posibilidad de que Turingia cayese en manos de los Hohenstaufen era de remota a extremadamente remota. Y para Karloman, esta boda se trataba más de una necesidad que de una oportunidad, puesto que cuanto antes tuviese descendencia, antes podría realizar el asalto al poder contando con una 'red de seguridad'. Además, Gerberga era una mujer capaz, así que el enlace satisfizo a todos. Incluso el Duque Ludwig, en el banquete de bodas y tras generosas cantidades de alcohol, le reconoció a Karloman que le hacía muy feliz ser el suegro del próximo Emperador, y el abuelo del que habría de seguirle... Corría el vigésimo día del mes de febrero del año del Señor de 1189.
Esta vez, Karloman optó por rechazar educadamente la generosa dote en forma de oro que acompañaba a Gerberga, afirmando que no había mayor tesoro que su nueva esposa y el fortalecimiento de los lazos entre ambas familias, lo que le valió grandes elogios y un gran respeto generalizado. A veces el prestigio es más valioso que el oro, le había aconsejado el Extranjero. Tras la boda, Karloman ya se encontraba en disposición de acometer la jugada más arriesgada que había puesto en práctica hasta ese momento el linaje Hohenstaufen. Prestigio, desde luego, no le faltaba (prestigio Karloman = 1583; prestigio necesario para usurpar corona alemana = 1500; conseguir la corona = no tiene precio, con Mastercard).
Además, días después de su enlace, el Emperador se enzarzaba en una nueva guerra, esta vez contra el lejano Principado de Moldavia. Karloman tomó entoces una determinación: esperar al desgaste del Emperador en su nueva guerra para después lanzarse a su debilitado cuello. Ahora bien, si Bruno von Franken requería las tropas de Suabia, entonces la guerra civil estaría servida al instante. Hasta que llegase cualquiera de esos dos momentos, el prestigio de Karloman seguiría creciendo...
(Fin del capítulo)
Anejo Capítulo XXI
Árbol genealógico Hohenstaufen a primero de marzo del año del Señor de 1189.
En azul, el personaje 'protagonista'. En rojo, anteriores gobernantes.
Yonki, más que yonkiPatrick O'Harte said:Quiero que mates a alguien prontooooooooooo
Si es que os tengo mal acostumbrados...---------------------
Por cierto, siento no haber podido postear estos días, pero es que fue el segundo cumpleaños de mi heredero y he estado unos días un poco perdido. a ver si en estos días me pongo al día con el AAR, que la partida la tengo bastante más avanzada
Tu da gracias a Diós que tu hijo no sabe leer todavía, porque sino... se acojonaría cada vez que te viera en la cocina con un cuchillo :rofl:
Seguro que reclamas el trono, declaras la guerra al imperio y haces pausa para Setiembre como toda serie de TV.
Seguro que reclamas el trono, declaras la guerra al imperio y haces pausa para Setiembre como toda serie de TV.
La última hornada de Hohens ha dejado de ser unos culogordos para convertirse en barbudos. Se nota que empiezan a adquirir ya atributos de realeza
La pregunta es: ¿Karlomán accederá al trono únicamente a través de la espada, o se ayudará también del cuchillo?
Por cierto: los suabos son considerados los escoceses germánicos, usea, los agarraos. El hecho de no haber exigido una dote no va muy de acuerdo a sus instintos atávicos.
La pregunta es: ¿Karlomán accederá al trono únicamente a través de la espada, o se ayudará también del cuchillo?
Por cierto: los suabos son considerados los escoceses germánicos, usea, los agarraos. El hecho de no haber exigido una dote no va muy de acuerdo a sus instintos atávicos.
por fin llega el momento clave.
el cambio de dinastia se acerca, aunque el emperador para mi que no lo huele
el cambio de dinastia se acerca, aunque el emperador para mi que no lo huele
Bueno, viendo esto, por cierto, me acuerdo que es lo que me estaba olvidando de hacer en mi AAR... ¡un árbol genealógico!
Vamos Obelixete, dale carnaza al pueblo sea por medio de hojas largas o cortas; queremos chacinaaaaa... :rofl:
Voy a intentar que no haya vacaciones entre la primera y la segunda temporada. No sé si los actores estarán de acuerdo, pero aquí no para ni diosDBM said:Seguro que reclamas el trono, declaras la guerra al imperio y haces pausa para Setiembre como toda serie de TV.
La sangre de Carintia es la que introdujo la barbita en el ADN Hohenstaufen. Y aunque alopécico, es cierto que Karloman ya tiene mejor pinta que los globos anteriores. Si Thietmar hubiese sobrevivido hubiese sido Thietmar II Barbarroja, pero como su hijo la tiene cana pues entonces Barbagrís, que queda menos espectacular pero es lo que hayCondottiere said:La última hornada de Hohens ha dejado de ser unos culogordos para convertirse en barbudos. Se nota que empiezan a adquirir ya atributos de realeza
La pregunta es: ¿Karlomán accederá al trono únicamente a través de la espada, o se ayudará también del cuchillo?
Y en respuesta a tu pregunta, pues va ser casi seguro a través de la espada ya que usar el cuchillo contra el Emperador apenas me serviría para nada...
Sip, llega el momento clave. y sip, el Emperador está atocinado y no se espera nada, que es lo bonito de las grandes traicionesCorleone said:por fin llega el momento clave.
el cambio de dinastia se acerca, aunque el emperador para mi que no lo huele
Hala, pues ya estás tardandoLucius Sulla said:
Voy, voy!!! Es que en vacaciones me entra una modorra supina...Vacceo said:
oIba a decir que el futuro emperador nos ha salido calvorota, pero se me han adelantado. Eso si, se mantiene la regla impenitente de buscarse a las novias más feas posible... esta genética no mejora.
No se ha matado a nadie esta vez... bueno, no me quejo, con la guerra que seguro que se nos avecina, habrá más sangre de la necesaria para saciar a todo Villalobos.
Lo admito, estoy impaciente por ver el comienzo y la coronación gloriosa de las futuras hostialidades imperiales.
Por cierto, el chiste sobre la Mastercard... una cosa es que mates con cuchillos, pero con chistes... como que no. Primero los ripios aquellos, ahora esto... que será lo próximo?
Anda, dedicate a matar, que se añora un poquillo de sangre germanica salpicando el AAR. Ya puestos a soltar chistes, ahí va el mío: A ver si la Ana Arosa Quintana nos pide royalties por el AAR...
Vale, vale... ya me largo con viento fresco a cuescarme con mi PetiNiebla.
No se ha matado a nadie esta vez... bueno, no me quejo, con la guerra que seguro que se nos avecina, habrá más sangre de la necesaria para saciar a todo Villalobos.
Lo admito, estoy impaciente por ver el comienzo y la coronación gloriosa de las futuras hostialidades imperiales.
Por cierto, el chiste sobre la Mastercard... una cosa es que mates con cuchillos, pero con chistes... como que no. Primero los ripios aquellos, ahora esto... que será lo próximo?
Anda, dedicate a matar, que se añora un poquillo de sangre germanica salpicando el AAR. Ya puestos a soltar chistes, ahí va el mío: A ver si la Ana Arosa Quintana nos pide royalties por el AAR...
Vale, vale... ya me largo con viento fresco a cuescarme con mi PetiNiebla.
Obelitxeke no te me distraigas tio, que aqui hay muchos que esperamos la proxima entrega con sinvivir.
Magister Cultelli, ya han transcurrido dos semanas desde la última actualización. ¡Que las vacaciones ya se han acabaoooooo!
A ver si tenemos que clavarle alguna daga en donde la espalda pierde su bello nombre para que reaccione...
esta es la pega de crearse un club de fans, Obelixeke :rofl:
aunque no se si el club es tuyo, del Extranjero o de la daga :rofl:
esta es la pega de crearse un club de fans, Obelixeke :rofl:
aunque no se si el club es tuyo, del Extranjero o de la daga :rofl:
Capítulo XXIII. Parte I
Capítulo XXIII: ¡Hohenstaufen Rex!
La boda del joven Archiduque suabo habría de marcar el inicio del asalto Hohenstaufen a la corona germana. A pesar de contar con el respaldo suficiente en forma de prestigio para usurpar y por tanto arrancar el trono alemán de manos de los Von Franken, Karlomán decidió esperar un poco más para iniciar las hostilidades contra su señor el Emperador Bruno. De esta manera, cuando hiciese pública su intención de sustituir la actual familia imperial por su propio linaje, Karloman conservaría un prestigio suficiente que compensaría su manchada reputación y que mantendría, al menos durante las hostilidades, a sus vasallos fieles y leales. Además, si durante ese periodo de tensa espera el joven Archiduque lograba hacerle un sucesor a su esposa, pues mejor que mejor, puesto que la posición de Karloman se vería sin duda reforzada.
En abril del año del Señor de 1189 moría Herman Hohenstaufen, último hijo engendrado por Gotfrid 'el Sanguinario' y tío de Karloman, tras pasar la práctica totalidad de su corta existencia siendo presa de la locura y las enfermedades. Aquella muerte provocaría la herencia por parte del Archiduque de la reivindicación del título de conde de Passau, honor que a su vez había recibido Herman años antes de un familiar que nunca se pudo identificar.
Lo más curioso del caso es que Herman fue inmediatamente canonizado, cuando la crueldad, el egoismo e incluso la herejía habían llenado sus días. ¿Habría sido posible gracias a la enorme influencia Hohenstaufen? ¿O habría sido gracias a la intervención de Bug de Falloburgo, una conocida figura que en ocasiones generaba algunos extraños e incluso hilantes desajustes en la política medieval?
La triste noticia de la desparición de Herman fue pronto compensada por el nacimiento, en el mes de septiembre, de Gertrude Hohenstaufen, séptima hija de Lothar, tío de Karloman. Si a esta nueva fémina se le sumaban las hijas engendradas por los otros hermanos del difunto Gotfrid 'el Sanguinario', las huestes de dondellas Hohenstaufen superaba ampliamente la decena, por lo que la corte suaba se confirmaba ya sin rival alguno como la nueva 'Casa de Muñecas' del Imperio. ¿Lograría Karloman romper esta peligrosa tendencia de engendrar doncellas que había perseguido a su augusto linaje durante la última generación?
Precisamente, el único hijo varón de su tío Lothar, el joven Werner Hohenstaufen, alcanzaba durante el mes de abril del año del Señor de 1190 la mayoría de edad. Werner se había convertido en un muchacho que destacaba por sus habilidades diplomáticas y políticas (eminencia en la sombra, aunque el resto de sus rasgos no se quedaban atrás. Y físicamente resultaba un hombre no exento de atractivo que había optado por dejarse barba, cosa que se puso muy de moda en esa época en la corte de Suabia, más o menos desde que Karloman se había decidido a imitar a su difunto padre en mostrar orgulloso su vello facial. No en vano, Karloman era ya conocido como 'Barbagris'.
Ese mismo mes, una de las integrantes de la cohorte de hijas de su tío Lothar, la joven Emma, contraía matrimonio con Herman de Rennes, cortesano del propio Karloman, y quien era a su vez hijo de Ermengard, hija por cierto de Gozelo, el hijo bastardo de Frederick II 'el viejo'. Y es que a estas alturas, prácticamente no existía corte en Alemania que no tuviese aunque fuese un soplo de sangre Hohenstaufen en alguno de sus integrantes. Así era el poder de la sangre...
Esta boda permitiría a Karloman tener un nuevo candidato a recibir alguno de los muchos títulos de conde del Archiducado, sobre todo si su asalto a la dignidad imperial tenía éxito. Y no sólo para lavar un poco su imagen una vez investido emperador por la fuerza, sino para soltar lastre en sus dominios personales y hacerlos totalmente administrables cuando llegase el momento de ceñirse la corona de Carlomagno.
A finales del intenso mes de abril del año del Señor de 1190, y más concretamente el vigésimo día, Gerberga von Thuringen anunciaba haberse quedado embarazada de su señor marido el Archiduque Karloman. Aquel anuncio llenó de alegría y gozo los cuatro puntos cardinales de sus tierras, puesto que significaba la continuidad de la línea de Karloman y, por tanto, la estabilidad en sus dominios. Ahora, Karloman tan sólo tendría que esperar a conocer el sexo de su primer vástago; si era un varón, la guerra, o más bien la rebelión, estaría servida.
Durante los siguientes nueve meses poco habría de acaecer en Suabia. A pesar de la lepra, el Extranjero consiguió encontrar una esposa, que habría de ser la segunda, para Heinrich 'la Perla Negra', tío de Karloman. La desafortunada fue Filomena d'Alemma, hija del hermano del Duque de Pisa, quien no pudo contener las lágrimas de tristeza durante la ceremonia de su enlace... y quien directamente se desmayó cuando al tratar de ponerle el anillo a su marido se percató de que éste no tenía dedos, arrancados de sus manos por su irrefrenable pasión por el arpa.
Sin embargo, la poble Filomena no habría de aguantar mucho su infernal enlace con Heinrich 'la Perla Leprosa', pues tan sólo un mes después éste fallecería víctima de la lepra. Como había sucedido en el caso de Herman, Heinrich fue de inmediato canonizado, lo que causó sorpresa e incluso indiganción en algnos círculos imperiales. ¿Acaso no había sido Heinrich un actor principal, un destacado protagonista de la terrible 'Carnicería del 71' perpetrada por su padre Gotfrid 'el Sanguinarío en su calidad de espía jefe? La intervención de Bug de Falloburgo parecía ser, de nuevo, la reponsable de tan contradictoria y casi psicotrópica canonización.
Por fin, el décimo octavo día del mes de enero del año del Señor de 1191, Gerberga von Thuringen daba a luz al primer vástago de Karloman. Y como si de una señal, divina o demoníaca daba igual, se tratase, éste habría de ser un varón al que bautizarían con el nombre de Sighart. La sucesión estaba asegurada.
-Ya no hay razón para no hacer lo que todos esperan de vos, mi señor-, le dijo un día el Extranjero a Karloman mientras éste acunaba a su hijo Sighart en sus brazos.
-Es cierto, Extranjero. Es mi turno de llevar a los Hohenstaufen a lo más alto del Imperio, un arduo camino que como sabéis mejor que nadie comenzaron mis ancestros en el siglo pasado. Si, ha llegado la hora de reclamar para mi linaje el trono de los Alemanes. Que las dagas, la noche y la intriga den paso ahora a las espadas, el campo de batalla y el honor-, le contestó firme Karloman sin apartar la mirada de su retoño.
Así, aprovechando la presencia de sus nobles vasallos en su corte para las celebraciones del nacimiento de Sighart, heredero de Suabia, Karloman se dirgiría a ellos el último día del mes de enero del año del Señor de 1191, apelando a su lealtad para afrontar el mayor reto al que había enfrentado su linaje.
-¿Acaso vamos a asistir impasibles al desmembramiento del legado de los antiguos emperadores? ¿Vamos a permitir entonces que los Von Franken sigan debilitando el poder de los alemanes, repartiéndose las coronas como si de una feria de primavera se tratase? No, mis leales señores. Yo os digo que ha llegado la hora de situar una mano firme al frente del Imperio, un puño de hierro que sujete con fuerza la vara imperial y devuelva a su legítimo lugar a los germanos... a vosotros, mis señores, mishermanos. En este momento, por tanto, reclamo para mí y para mis fieles seguidores la corona de Carlomagno y el legado de los Alemanni. ¿Me acompañaréis en esta sagrada empresa?-, gritó Karloman a una nutrida y hechizada asamblea.
-¡Hohenstaufen Rex!-, gritó uno de sus condes mientras desenvainaba su acero.
-¡Hohenstaufen Rex!-, le secundaron dos más.
-¡Hohenstaufen Rex!-, atronó la audiencia entera, haciendo retumbar las paredes de la sala. Decenas de espadas brillaban ya en la enfervorizada estancia. Entonces, el Extranjero simplemente sonrió.
(continúa)
Capítulo XXIII: ¡Hohenstaufen Rex!
Karloman Hohenstaufen, al frente de sus tropas.
La boda del joven Archiduque suabo habría de marcar el inicio del asalto Hohenstaufen a la corona germana. A pesar de contar con el respaldo suficiente en forma de prestigio para usurpar y por tanto arrancar el trono alemán de manos de los Von Franken, Karlomán decidió esperar un poco más para iniciar las hostilidades contra su señor el Emperador Bruno. De esta manera, cuando hiciese pública su intención de sustituir la actual familia imperial por su propio linaje, Karloman conservaría un prestigio suficiente que compensaría su manchada reputación y que mantendría, al menos durante las hostilidades, a sus vasallos fieles y leales. Además, si durante ese periodo de tensa espera el joven Archiduque lograba hacerle un sucesor a su esposa, pues mejor que mejor, puesto que la posición de Karloman se vería sin duda reforzada.
En abril del año del Señor de 1189 moría Herman Hohenstaufen, último hijo engendrado por Gotfrid 'el Sanguinario' y tío de Karloman, tras pasar la práctica totalidad de su corta existencia siendo presa de la locura y las enfermedades. Aquella muerte provocaría la herencia por parte del Archiduque de la reivindicación del título de conde de Passau, honor que a su vez había recibido Herman años antes de un familiar que nunca se pudo identificar.
Lo más curioso del caso es que Herman fue inmediatamente canonizado, cuando la crueldad, el egoismo e incluso la herejía habían llenado sus días. ¿Habría sido posible gracias a la enorme influencia Hohenstaufen? ¿O habría sido gracias a la intervención de Bug de Falloburgo, una conocida figura que en ocasiones generaba algunos extraños e incluso hilantes desajustes en la política medieval?
La triste noticia de la desparición de Herman fue pronto compensada por el nacimiento, en el mes de septiembre, de Gertrude Hohenstaufen, séptima hija de Lothar, tío de Karloman. Si a esta nueva fémina se le sumaban las hijas engendradas por los otros hermanos del difunto Gotfrid 'el Sanguinario', las huestes de dondellas Hohenstaufen superaba ampliamente la decena, por lo que la corte suaba se confirmaba ya sin rival alguno como la nueva 'Casa de Muñecas' del Imperio. ¿Lograría Karloman romper esta peligrosa tendencia de engendrar doncellas que había perseguido a su augusto linaje durante la última generación?
Precisamente, el único hijo varón de su tío Lothar, el joven Werner Hohenstaufen, alcanzaba durante el mes de abril del año del Señor de 1190 la mayoría de edad. Werner se había convertido en un muchacho que destacaba por sus habilidades diplomáticas y políticas (eminencia en la sombra, aunque el resto de sus rasgos no se quedaban atrás. Y físicamente resultaba un hombre no exento de atractivo que había optado por dejarse barba, cosa que se puso muy de moda en esa época en la corte de Suabia, más o menos desde que Karloman se había decidido a imitar a su difunto padre en mostrar orgulloso su vello facial. No en vano, Karloman era ya conocido como 'Barbagris'.
Ese mismo mes, una de las integrantes de la cohorte de hijas de su tío Lothar, la joven Emma, contraía matrimonio con Herman de Rennes, cortesano del propio Karloman, y quien era a su vez hijo de Ermengard, hija por cierto de Gozelo, el hijo bastardo de Frederick II 'el viejo'. Y es que a estas alturas, prácticamente no existía corte en Alemania que no tuviese aunque fuese un soplo de sangre Hohenstaufen en alguno de sus integrantes. Así era el poder de la sangre...
Esta boda permitiría a Karloman tener un nuevo candidato a recibir alguno de los muchos títulos de conde del Archiducado, sobre todo si su asalto a la dignidad imperial tenía éxito. Y no sólo para lavar un poco su imagen una vez investido emperador por la fuerza, sino para soltar lastre en sus dominios personales y hacerlos totalmente administrables cuando llegase el momento de ceñirse la corona de Carlomagno.
A finales del intenso mes de abril del año del Señor de 1190, y más concretamente el vigésimo día, Gerberga von Thuringen anunciaba haberse quedado embarazada de su señor marido el Archiduque Karloman. Aquel anuncio llenó de alegría y gozo los cuatro puntos cardinales de sus tierras, puesto que significaba la continuidad de la línea de Karloman y, por tanto, la estabilidad en sus dominios. Ahora, Karloman tan sólo tendría que esperar a conocer el sexo de su primer vástago; si era un varón, la guerra, o más bien la rebelión, estaría servida.
Durante los siguientes nueve meses poco habría de acaecer en Suabia. A pesar de la lepra, el Extranjero consiguió encontrar una esposa, que habría de ser la segunda, para Heinrich 'la Perla Negra', tío de Karloman. La desafortunada fue Filomena d'Alemma, hija del hermano del Duque de Pisa, quien no pudo contener las lágrimas de tristeza durante la ceremonia de su enlace... y quien directamente se desmayó cuando al tratar de ponerle el anillo a su marido se percató de que éste no tenía dedos, arrancados de sus manos por su irrefrenable pasión por el arpa.
Sin embargo, la poble Filomena no habría de aguantar mucho su infernal enlace con Heinrich 'la Perla Leprosa', pues tan sólo un mes después éste fallecería víctima de la lepra. Como había sucedido en el caso de Herman, Heinrich fue de inmediato canonizado, lo que causó sorpresa e incluso indiganción en algnos círculos imperiales. ¿Acaso no había sido Heinrich un actor principal, un destacado protagonista de la terrible 'Carnicería del 71' perpetrada por su padre Gotfrid 'el Sanguinarío en su calidad de espía jefe? La intervención de Bug de Falloburgo parecía ser, de nuevo, la reponsable de tan contradictoria y casi psicotrópica canonización.
Por fin, el décimo octavo día del mes de enero del año del Señor de 1191, Gerberga von Thuringen daba a luz al primer vástago de Karloman. Y como si de una señal, divina o demoníaca daba igual, se tratase, éste habría de ser un varón al que bautizarían con el nombre de Sighart. La sucesión estaba asegurada.
-Ya no hay razón para no hacer lo que todos esperan de vos, mi señor-, le dijo un día el Extranjero a Karloman mientras éste acunaba a su hijo Sighart en sus brazos.
-Es cierto, Extranjero. Es mi turno de llevar a los Hohenstaufen a lo más alto del Imperio, un arduo camino que como sabéis mejor que nadie comenzaron mis ancestros en el siglo pasado. Si, ha llegado la hora de reclamar para mi linaje el trono de los Alemanes. Que las dagas, la noche y la intriga den paso ahora a las espadas, el campo de batalla y el honor-, le contestó firme Karloman sin apartar la mirada de su retoño.
Así, aprovechando la presencia de sus nobles vasallos en su corte para las celebraciones del nacimiento de Sighart, heredero de Suabia, Karloman se dirgiría a ellos el último día del mes de enero del año del Señor de 1191, apelando a su lealtad para afrontar el mayor reto al que había enfrentado su linaje.
-¿Acaso vamos a asistir impasibles al desmembramiento del legado de los antiguos emperadores? ¿Vamos a permitir entonces que los Von Franken sigan debilitando el poder de los alemanes, repartiéndose las coronas como si de una feria de primavera se tratase? No, mis leales señores. Yo os digo que ha llegado la hora de situar una mano firme al frente del Imperio, un puño de hierro que sujete con fuerza la vara imperial y devuelva a su legítimo lugar a los germanos... a vosotros, mis señores, mishermanos. En este momento, por tanto, reclamo para mí y para mis fieles seguidores la corona de Carlomagno y el legado de los Alemanni. ¿Me acompañaréis en esta sagrada empresa?-, gritó Karloman a una nutrida y hechizada asamblea.
-¡Hohenstaufen Rex!-, gritó uno de sus condes mientras desenvainaba su acero.
-¡Hohenstaufen Rex!-, le secundaron dos más.
-¡Hohenstaufen Rex!-, atronó la audiencia entera, haciendo retumbar las paredes de la sala. Decenas de espadas brillaban ya en la enfervorizada estancia. Entonces, el Extranjero simplemente sonrió.
(continúa)
Last edited:
Hala, ya estamos de vuelta. Al final mis vacaciones no me permitieron actualizar el relato como creía, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Como mañana ya vuelvo a currar imagino que las entregas volverán a la periodicidad anterior, así que espero que ninguno de vosotros se haya bajado del carro Hohenstaufen por la demora. Y la verdad es que la desconexión total me ha venido muy bien, por lo que espero que el relato vuelva a la calidad habitual.
Así que ¡Hohenstaufen Rex!
Así que ¡Hohenstaufen Rex!
¡¡Vivan los Hohenstaufen!!
A ver como se desarrolla la guerra, por cierto, ¿vas a adoptar definitivamente el estandarte imperial Hohenstaufen que hizo Lucius?
A ver como se desarrolla la guerra, por cierto, ¿vas a adoptar definitivamente el estandarte imperial Hohenstaufen que hizo Lucius?
