0000 by Spinola, en Flickr
En enero de 1944, Francia perdía los últimos enclaves militares, los ingleses tomaron sin oposición y no dudaron en anexionarse a su antiguo aliado. Japón e Italia quedaban solas en la contienda. Portugal, que hasta entonces había suministrado materias primas y había permitido fondear flotas del Eje recibía un ultimátum, debía dimitir el Gobierno militar y dar paso a un sistema democrático, los lusos no solo se negaron, también entraron en la alianza del Eje. En poco tiempo los panzers alemanes se apoderaban del interior, mientras soldados ingleses desembarcaban en Lisboa.
0140 by Spinola, en Flickr
A mediados de enero se reunían en Washington Stalin, Churchill y aunque en un principio iba a participar Roosevelt, su delicada salud le impedía moverse y fue Eisenhower el encargado de ejercer de anfitrión. Aunque la guerra seguía y nada trascendía, una mecha había prendido en la colaboración de ambos bloques. En conversaciones bilaterales entre Churchill y Stalin habían establecido reglas e influencias referentes a Francia, unilateralmente los británicos habían decidido delimitar lo que le correspondía y Stalin montaba en cólera. El líder soviético lanzaba exabruptos al Premier inglés, pecaba de altivo y prepotente aunque su esfuerzo bélico respaldaban sus palabras, sentado y con rostro uraño Churchill encajaba los golpes lo mejor que podía.
En medio, Eisenhower intentaba aplacar la ira bolchevique y hacer entender a Churchill los inconvenientes de enfadar al oso georgiano. La posible ruptura rondaba la sala y no se descartaba un conflicto con Italia y japón entusiasmados con la idea.
0141 by Spinola, en Flickr
En febrero, los soviéticos llegaban al norte de Italia, respaldados por las múltiples victorias y el anhelo de acabar la guerra lo antes posibles, decidieron invadir sin preparación ni planteamiento. Los italianos en cambio habían preparado meticulosamente un frente montañoso en los Alpeninos. La línea Carallo, concentraba las fuerzas de élite italianas que habían luchado de Alejandría a Bagdad pasando por Jartum.
0142 by Spinola, en Flickr
Una tras otra las desperdigadas divisiones blindadas soviéticas llegaban a las posiciones italianas, las cuales desde las colinas disparaban mortíferas andanadas anticarros que destrozaban a placer las cansadas tropas soviéticas. Aunque Vorobiev intentó cancelar el ataque, decenas de divisiones no pudieron enterarse a tiempo y los campos italianos se llenaron de blindados soviéticos destruidos.
0143 by Spinola, en Flickr
A pesar del fracaso bolchevique, era cuestión de tiempo la caída de Musolini, así finalizarían 5 años de guerra en Europa.
0144 by Spinola, en Flickr
En el frente oriental los japoneses esperaban la ofensiva americana, que después del fracaso de los blindados en Birmania decidieron cambiar de estrategia. Tojo aprovechaba la espera reforzando y fortificando los puntos estratégicos vitales.
0145 by Spinola, en Flickr
En enero de 1944, Francia perdía los últimos enclaves militares, los ingleses tomaron sin oposición y no dudaron en anexionarse a su antiguo aliado. Japón e Italia quedaban solas en la contienda. Portugal, que hasta entonces había suministrado materias primas y había permitido fondear flotas del Eje recibía un ultimátum, debía dimitir el Gobierno militar y dar paso a un sistema democrático, los lusos no solo se negaron, también entraron en la alianza del Eje. En poco tiempo los panzers alemanes se apoderaban del interior, mientras soldados ingleses desembarcaban en Lisboa.
0140 by Spinola, en Flickr
A mediados de enero se reunían en Washington Stalin, Churchill y aunque en un principio iba a participar Roosevelt, su delicada salud le impedía moverse y fue Eisenhower el encargado de ejercer de anfitrión. Aunque la guerra seguía y nada trascendía, una mecha había prendido en la colaboración de ambos bloques. En conversaciones bilaterales entre Churchill y Stalin habían establecido reglas e influencias referentes a Francia, unilateralmente los británicos habían decidido delimitar lo que le correspondía y Stalin montaba en cólera. El líder soviético lanzaba exabruptos al Premier inglés, pecaba de altivo y prepotente aunque su esfuerzo bélico respaldaban sus palabras, sentado y con rostro uraño Churchill encajaba los golpes lo mejor que podía.
En medio, Eisenhower intentaba aplacar la ira bolchevique y hacer entender a Churchill los inconvenientes de enfadar al oso georgiano. La posible ruptura rondaba la sala y no se descartaba un conflicto con Italia y japón entusiasmados con la idea.
0141 by Spinola, en Flickr
En febrero, los soviéticos llegaban al norte de Italia, respaldados por las múltiples victorias y el anhelo de acabar la guerra lo antes posibles, decidieron invadir sin preparación ni planteamiento. Los italianos en cambio habían preparado meticulosamente un frente montañoso en los Alpeninos. La línea Carallo, concentraba las fuerzas de élite italianas que habían luchado de Alejandría a Bagdad pasando por Jartum.
0142 by Spinola, en Flickr
Una tras otra las desperdigadas divisiones blindadas soviéticas llegaban a las posiciones italianas, las cuales desde las colinas disparaban mortíferas andanadas anticarros que destrozaban a placer las cansadas tropas soviéticas. Aunque Vorobiev intentó cancelar el ataque, decenas de divisiones no pudieron enterarse a tiempo y los campos italianos se llenaron de blindados soviéticos destruidos.
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A pesar del fracaso bolchevique, era cuestión de tiempo la caída de Musolini, así finalizarían 5 años de guerra en Europa.
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En el frente oriental los japoneses esperaban la ofensiva americana, que después del fracaso de los blindados en Birmania decidieron cambiar de estrategia. Tojo aprovechaba la espera reforzando y fortificando los puntos estratégicos vitales.
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