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Asclepio

Oficial médico
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May 18, 2006
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Bueno, después de leer varios AAR me he decidido a intentar hacer uno aprovechando las vacaciones de verano, elijo España por razones sentimentales y porque es el país que más he jugado con el Vcky.

Este AAR será un tanto especial porque lo elaboraremos entre mi hermano y yo, mi hermano no juega demasiado al victoria pero escribe bastante mejor que yo y se maneja bien con la historia de España, así que el AAR tendrá una estructura un tanto novedosa, yo escribiré las líneas generales de la historia, relatare movimientos de tropas, sucesos de gran importancia, la situación economica y social y los distintos hechos políticos, mientras que mi hermano, registrado en el foro como “Gabrielillo”, se dedicara a un aspecto más novelesco, llevando a un personaje a través de algunos de esos hechos y situaciones.

Esperemos que el sistema elegido no os descuelgue demasiado y que disfrutéis de la historia, además no vendría mal que fuerais comprensivos con nuestro primer intento.


Datos:
Juego: Victoria
Versión: 1.3c
Mod´s: VIP
Difocultad: Normal/Normal

Durante el parón del AAR he cambiado la version del VIP, ademas tengo intencion de hacer algunos cambios, informare aqui de todos ellos:

-Añadido Gibraltar como core español
-Taferhist (Norte de Africa) es un territorio espeñol
-Traducido el evento "El abrazo de Vergara"
-Creado eventos sobre pirateria
-Creados eventos de guerras asiaticas

Objetivos:
-Vencer a los carlistas ¡¡Objetivo superado!!
-Colonizar y conquistar el norte de África
-Industrializar España
-Meter y mantener España entre las grandes potencias durante toda la partida.

Indice:

Introcucción (por Asclepio)

Primera Parte: La 1ª guerra carlista

-CAPITULO I: 1836, un conflicto a largo plazo (por Asclepio)

-CAPITULO II: Una noche agitada (por Gabrielillo)

-CAPITULO III: Bilbao vuelve a estar en peligro (por Asclepio)

-CAPITULO IV: La batalla de Aranda (por Gabrielillo)

-CAPITULO V: Tomando la iniciativa (por Asclepio)

-CAPÍTULO VI: Una noche de vino y sangre (por Gabrielillo)

-CAPITULO VII: El informe a la reina (por Asclepio)

-CAPÍTULO VIII: El asalto (por Gabrielillo)

-CAPITULO IX: Las últimas batallas (por Asclepio)

-CAPÍTULO X: De vuelta a casa (por Gabrielillo)

-CAPITULO XI: Y por fín, la paz (por Asclepio)

-CAPÍTULO XII; Un nuevo amigo y un viejo enemigo (por Gabrielillo)

Segunda Parte: La aventura del Pacífico

CAPÍTULO XIII: Nuevos aires para España (por Asclepio)

CAPÍTULO XIV: Una de piratas (por Gabrielillo)

CAPITULO XV: La misión en el Pacífico (por Asclepio)

CAPÍTULO XVI: Los dos capitanes (por Gabrielillo)[/

CAPÍTULO XVII: No hay un minuto que perder (por Asclepio)

CAPÍTULO XVIII: “Los Héroes de Malasia” (por Gabrielillo)

CAPÍTULO XIX: Doble o nada (por Asclepio)

CAPÍTULO XX: "Dejad dormir a China..." (por Gabrielillo)

CAPÍTULO XXI: La furia de Espartero (por Asclepio)

CAPÍTULO XXII: Mucho chino y pocas nueces (por Gabrielillo)

CAPÍTULO XXIII: El orgullo perdido (por Asclepio)

CAPÍTULO XXIV: La Sierra de Madrid (I y II) (por Gabrielillo)
...
 
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INTRODUCCIÓN
Breve esbozo historico, desde la independecia a la muerte de Fernando.



Tras la retirada de las tropas francesas del territorio español en 1814, en virtud a lo acordado el 13 de Diciembre de 1813 en el Tratado de Valençay, ciudad donde Fernando VII permanecía “retenido”, España se enfrentaba a un nuevo episodio de su historia, las esperanzas puestas por los liberales en la Constitución de Cádiz y el nuevo rey, para muchos El deseado, se vieron truncadas cuando antes si quiera de cruzar las puertas del Palacio Real el propio monarca se negó a jurar el texto elaborado por las cortes de Cádiz dos años antes. Las intenciones de Fernando VII eran las de restaurar la monarquía absolutista que sus antepasados habían mantenido con mayor o menor acierto.

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Fernando VII​

Daba entonces comienzo el periodo conocido por la historia de España como “sesenio absolutista” (1814-1820) durante el cual el país vio independizarse a gran parte del imperio de ultramar, se agravó la crisis económica haciéndose más evidente el retraso industrial español y las tensiones entre la clase política se radicalizaron extremadamente.

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Tabla en la que vemos las fechas en las que se proclama la independencia de las distintas colonias españolas.​

El 1 de Enero de 1820 el teniente Coronel Rafael de Riego, al mando de parte del ejercito que iba a ser enviado a América para acabar con las sublevaciones independentistas, se levanta contra la monarquía tras la expulsión de los liberales del gobierno de la nación, tras meses paseando sus tropas por toda Andalucía y declarando la vigencia de la constitución de Cádiz, el golpe triunfa al adherirse a él otros cuerpos del ejercito, en Marzo el rey se ve obligado a acatar la constitución liberal, con el famoso manifiesto del 10 de Marzo que culmina así: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”

Comienza el Trienio liberal (1820-1823), durante el cual los liberales asumen el poder, el rey intenta tirar para atrás cualquier reforma y las tensiones políticas aumentan mientras las colonias aseguran poco a poco pero con paso firme su independencia de la metrópoli hispana. Algunas de las reformas llevadas a cabo durante este periodo fueron la Abolición de los privilegios de clase, obligación a la Iglesia y la nobleza de pagar impuestos, tímida reforma agraria, etc.

En 1823 los firmantes del pacto de Viena, temerosos de que en España surgiera una nueva revolución, deciden intervenir, tal y como Fernando llevaba tiempo pidiéndoles, desde Francia llegan los “cien mil hijos de San Luis” capitaneados por el Duque de Angulema. Este hecho marca el final de la primera experiencia liberal española, comienza la “década ominosa” (1823-1833) durante la cual el monarca y los absolutistas comenzaron una durísima represión contra todo lo que oliera a liberal y se paralizaron casi todas las reformas emprendidas. Poco a poco los absolutistas más radicales se reúnen en torno al infante Don Carlos, hermano del rey y heredero al trono, dado que el monarca tan solo tenia una hija, sin embargo ya entrado 1833, y prácticamente en su lecho de muerte Fernando firma la abolición de la ley sálica, con lo que el trono español recae sobre su hija Isabel que en ese momento cuenta con tan solo tres años de edad.

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Maria Cristina de Napoles, Cuarta esposa de Fernando VII.​

Don Carlos y sus defensores no aceptan la derogación, aduciendo que el monarca firmó dicha orden obligado o al menos no totalmente consciente de lo que hacia, los absolutistas se levantan en armas contra la regente Maria Cristina (madre de Isabel) que busca el apoyo de los liberales y los absolutistas más moderados. España se divide una vez más y estalla la primera de las guerras carlistas.

En plena guerra, 1835, los liberales progresistas, los axaltados, promueven un levantamiento que tiene como objetivo derogar el “estatuto real”, un texto constitucional aprobado en 1834 pero con grandes restricciones. María Cristina entrega el gobierno al Progresista Juan Álvarez Mendizábal.

Nuestra historia comienza en 1836. España lleva tres años de guerra, los carlistas no son capaces de hacerse con el poder, pero los liberales tampoco terminan de acabar con la sublevación, es en este inestable y peligroso escenario por el cual nuestros protagonistas se moverán.

Hasta aquí es historia, a partir de ahora, cualquier cosa es posible.
 
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Seguire tu AAR. Animo y ¡a por ellos! :D
Lo que no veo claro es que Haiti sea independiente en el Vicky, si no lo hizo hasta 1844, segun esa tabla :confused:
 
hola, está bien, en la tabla se habla de la República Dominicana, Haití se independizó de Francia en la época de Napoleón...
 
Interesante.... te seguiré de cerca ;)
 
Espero que esta tarde a la ultima hora o como muy tarde mañana pueda daros el primer capitulo, es que ponerse deacuerdo entre los dos autores para que la historia quede coherente es dificil, especialmente si uno es tu hermano pequeño ;)
 
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CAPITULO I
1836, un conflicto a largo plazo


Palacio Real, Madrid:
Ernesto Velarde, secretario del ministro de guerra, Corria por los pasillos del Palacio Real, entre las manos un mensaje que acababa de llagar de Bilbao, lo había traído un jineta que ahora descansaba y recibía las atenciones de los criados de palacio, las noticias eran buenas, El general Espartero había logrado levantar el sitio a Bilbao, era una importante victoria después de tres años de guerra. Casi exhausto el secretario entró en el despacho del ministro que, sentado en su escritorio, revisaba diversos documentos.
-Excelencia, ha llegado esta nota desde Bilbao, es del general Espartero, señor.
-Déjeme ver Ernesto – el secretario le tendió el escrito, era escueto y sobrio, como el propio general que lo enviaba:

“Llegamos a tiempo, vencimos en Luchana y Bilbao puede respirar tranquilo. En estos momentos mis hombres preparan la defensa de la ciudad, es probable que intenten un nuevo asalto, solicitamos refuerzos si es posible”

-Son buenas noticias, no hay duda, aunque me preocupa que los carlistas intenten recuperar la ciudad. Yo trasmitiré la noticia a la Regente, continúe con sus asuntos Velarde.
-Por supuesto señor ministro.

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General Espartero​

Velarde se retiro algo decepcionado, le hubiera gustado estar presenta al dar la noticia a la Reina, la mejor manera de escalar en la corte era dar buenas noticias y saber endulzar las malas. Cabizbajo y hablando entre dientes se dirigió a su despacho, donde encontró sentado al General Narváez, que le miró impaciente.
-Señor Velarde, hace mas de 15 minutos que le espero ¿A qué se debe esta falta de puntualidad?
-Señor duque, le ruego que me disculpe, llegó una nota urgente desde Bilbao y tuve que entregarla al ministro. Una buena noticia señor, El General Espartero ha liberado Bilbao del asedio.

Narváez no pareció excesivamente contento con la noticia, simplemente asintió, era de todos sabido que no tenia una buena relación con Espartero, aunque como militar la noticia era buena, los éxitos de los rivales políticos no lo eran tanto, además de que él y Espartero competían en el escalafón militar, y ese éxito podría impulsar la carrera de su contrincante.
-Bien Velarde, son otros los asuntos que me traen aquí, mis hombres están listos para salir hacia Valencia, pero aún no hemos recibido las municiones prometidas ¿Puede usted explicarme la razón? Como usted comprenderá no podemos ganar una guerra con fusiles descargados.

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Narváez y sus divisiones en Madrid​

-Lo comprendo general, las municiones están en los polvorines de la Guardia Real, pero han surgido algunas dificultades...
-¿Dificultades? ¿Qué es lo que impide que esas municiones sean trasportadas hasta nuestro campamento? No me importa como se las arregle señor Velarde, pero mañana quiero salir hacia Valencia, y saldré con municiones aunque sea necesario asaltar el polvorín para ello ¿Comprendido?

Velarde estaba asustado, el imponente militar estaba rojo de furia, según los planes la salida estaba prevista para dos semanas antes, pero diversos imprevistos habían retrasado una y otra vez la partida de las tropas, fusiles defectuosos, dos mil uniformes desaparecidos misteriosamente, la pólvora de ínfima calidad cuando se había pagado a precio de oro y ahora las municiones, que aunque estaban en los almacenes reales el Coronel Santiago García, de la Guardia Real, se negaba a trasladarlas al campamento hasta que sus hombres no recibieran las pagas atrasadas. Cosas de España pensaba el secretario mientras el general abandonaba su despacho tras asegurarle que las municiones estarían allí, aunque no sabia como lo conseguiría.

A la mañana siguiente Narváez salía de Madrid al frente de dos divisiones perfectamente pertrechadas, finalmente el Coronel García acepto entregar las municiones a cambio de recibir su paga atrasada más un pequeño incentivo, para que olvidara las pagas del resto de la Guardia Real.


Bilbao:
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Tropas de Espartero en Bilbao y situacion de las divisiones carlistas​

Tras la llegada de las tropas de Espartero a Bilbao el jubilo se apodero de la ciudad que durante meses había resistido el asedio carlista, sin embargo pronto llegaron noticias de que el enemigo se reorganizaba y probablemente intentara tomar la ciudad y expulsar a las tropas cristinas de todas las vascongadas.

Las órdenes fueron claras, preparar la ciudad para la defensa de inmediato, los ciudadanos, con la ayuda de unas tropas cansadas tras la batalla de Luchana pusieron manos a la obra, Espartero dudaba si recibir a los carlistas fuera de la ciudad o esperarles dentro, si se recluía en la ciudad seria cercado y necesitaría refuerzos para salir de la trampa, pero resistir el ataque fuera con unas tropas cansadas y posiblemente en inferioridad numerica tampoco resultaba un gran plan. Finalmente se decidió por la segunda opción, la ciudad había aguantado mucho tiempo el asedio, no podía dejar que la volvieran a cercar.

El 12 de Febrero, las tropas de Espartero abandonaban Bilbao, entre la calurosa despedida de los habitantes, para plantar frente al ejercito carlista que ya penetraba en la provincia, el primer choque tuvo lugar el 19 de Febrero, las condiciones eran bastante igualadas, en los sucesivos combates ambos se desgastaban, la victoria era posible dado el terreno por el que se movian, pero pronto Zumalacarregui se dio cuenta de que asi no tomaria la provincia y pidio refuerzos que dieron al traste con las esperanzas de Espartero, no resistirian solos, necesitarian refuerzos ¿Pero por donde? las ultimas noticias hablaban de presencia carlista en Burgos, trataban de aislarles del resto del pais.

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Batalla por Bilbao, antes y despues de la llegada de refuerzos carlistas. Espartero esta en una dificil situacion, con Burgos casi perdido los refuerzos tardaran mucho más en llegar.​
 
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es que ponerse deacuerdo entre los dos autores para que la historia quede coherente es dificil, especialmente si uno es tu hermano pequeño

ja-ja-ja, pero que jachondo. Pues yo digo lo mismo, es dificil coordinarse, sobre todo si uno de los autores, que es tu hermano mayor se pasa todo el dia con la nariz pegada a la pantalla del ordenador sin dejarte tiempo material para postear :)

Bueno, aqui va la segunda parte del AAR, espero que la disfruteis.
 
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CAPITULO II
Una noche agitada


Madrid, febrero de 1836
El apuesto joven que escrutaba en silencio la calle desierta desde el portal, cerró la puerta lentamente para no hacer ruido y se embozó en el capote para proteger su cara del viento cortante y de las miradas curiosas. El suelo helado crujía bajo sus pies mientras atravesaba el oscuro callejón que comunicaba su calle, la de Mira el Río, con la del Bastero. Cuando desembocó a esta última calle escuchó ruido de voces y corrió resbalando a refugiarse entre las sombras de un Zaguán cercano. La conversación, seguida por un salvaje estallido de carcajadas, se perdió tras la puerta de alguna taberna de la contigua calle del Carnero. El silencio, sólo roto por el aullido del viento, volvió a reinar en la noche madrileña.

El joven embozado respiró aliviado y siguió cruzando calles y plazuelas desiertas, dando algún que otro rodeo para evitar las rondas de la Policía y los grupos de borrachos que, a pesar de la menguada hora y el endiablado frío de aquella noche de enero, merodeaban cerca de los bodegones que permanecían abiertos.

A la altura del convento de los Premostratenses se detuvo de nuevo a tomar aliento. Ya estaba cerca. Sentía en sus oídos el acelerado latido de su corazón y se apoyó con la mano en el helado muro del monasterio. Respiró hondo y continuó, mirando de reojo las oscuras ventanas de la casa que estaba en frente del convento. La tranquilidad reinaba allí dentro, al igual que en la calle.

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convento de los Premostratenses​

Al fin llegó el mancebo a su destino, una respetable casa de la calle de la Flor Baja, residencia de un rico hacendado aragonés, propietario de extensas fincas en la cuenca del río Gállego, tierras a la sazón ocupadas por los ejércitos carlistas. A pesar de la guerra que dividía España desde 1833, cuando los partidarios del Infante Carlos María Isidro se habían negado a acatar la pragmática por la que el moribundo Fernando VII otorgaba el trono a su hija Isabel, don Jesús Peñaflor se las apañaba, mediante sobornos, contrabando o cualquier otro medio para seguir recibiendo puntualmente sus rentas, o al menos buena parte de ellas. El astuto terrateniente tenía una hija llamada Ana María que a sus dieciocho años de edad, era un prodigio de belleza, gracia y encanto. Su rostro angelical, su cuerpo esbelto y su agradable trato cautivaban a quien la conocía. Y esta era la razón de la intempestiva visita del mozo.

Se escurrió en el estrecho callejón que separaba la casa de Peñaflor de la vivienda vecina y golpeó suavemente con los nudillos la pequeña ventana enrejada. El joven se descubrió y una bocanada de aire caliente le recordó que tenía orejas y nariz cuando una mano blanca y delicada abrió la ventana.
-¡Sebastián! Pensé que te habías olvidado de mí.
-¿Cómo me voy a olvidar de ti, tonta? -susurró el joven tomando la mano de Ana María entre las suyas y besándola- Si te quiero más que a mi vida. Lo que pasa es que he venido por calles extraviadas para que nadie me viera.
-¡Y qué suerte que no te viera ese tunante de Juanillo Paredes que anda rondando la casa de mi padre con un criado suyo
-¿Ese perro carlista? No vi movimiento en su casa al venir. No sé cómo les permiten a su padre y a él vivir en Madrid después de que apoyaran públicamente la traición del Infante.
-Eso fue hace tres años y los Paredes son muy ricos.
-¿Conque sigue detrás de ti ese...?¡Si me lo echara yo a las manos...!
-Sí, hace tres días estaba sola en la iglesia del Rosario después de misa y vino a decirme no sé qué requiebros...me dio un susto...No te digo más sino que salí corriendo -al ver la expresión de ira de Sebastián, cambió de tema-. Dejémonos ya de carlistas y de Juanillos –le acarició la mano y añadió con dulzura-. Te he echado de menos estos días, Sebastián...
-Mi madre se puso enferma. Aún no está repuesta pero no podía pasar más tiempo sin verte...

Continuó su coloquio en estos términos hasta que Ana María dio un respingo.
-¿Oyes? Son las campanas del Rosario...¡Ya son las dos! Tengo que acostarme.

Se despidieron con un apresurado beso a través de las rejas y Sebastián se volvió a cubrir con el capote mientras emprendía el camino de regreso. Frente al antiguo edificio de la Inquisición de Corte, sintió pasos a su espalda y se volvió rápidamente, descuidando el embozo y descubriendo su rostro
-¡Hola! Si es Sebastianillo Caldera –dijo una voz burlona- ¿Cómo está tu padre? –preguntó riendo.
-Bien lo sabes, Paredes. Sin el testimonio del tuyo no habrían levantado su horca –respondió Sebastián apretando los dientes y tentando bajo el capote la empuñadura de la navaja, mientras vigilaba de reojo al corpulento criado de Juan Paredes, que permanecía en silencio, a la espera de órdenes.
-Bien merecido se lo tuvo por liberal y conspirador
-¡Ahora verás, bastardo! –Sebastián se adelantó, hecho una furia, navaja en mano, pero Paredes parecía tranquilo. Entonces vio la pistola que sostenía en la mano y se detuvo. Juanillo soltó una carcajada:
-Y ahora vamos a hablar de qué haces a estas horas rondando la casa de Anica Peñaflor.
-¿Tú me lo preguntas, perro? –Sebastián seguía rojo de ira, apretando los puños; en el derecho aún sujetaba la faca.
-Yo sólo miro por su honra.
-Mucho te importó su honra cuando la asaltaste como un bandido en el Rosario.
Paredes pareció desconcertado y miró a Sebastián con gesto estúpido.
-¿Cómo sabes...?
-Ella me lo ha contado –dijo lentamente Sebastián, consciente de su superioridad.
-¡Pero tú y ella...! –comenzó Juan, anonadado. Sebastián aprovecho su vacilación y se abalanzó sobre él. Paredes, aterrado, dejó caer la pistola. En ese momento, el criado se interpuso entre los dos, esgrimiendo su navaja; pero Sebastián, saltando ágilmente para esquivar el ataque, le lanzó un tajo al costado que dio con el corpulento sirviente en tierra.

Juanillo Paredes, entretanto, salió corriendo sin cuidarse de su pistola ni de su criado
-¡Ven acá, cobarde, bellaco cabrón! –gritaba Sebastián, corriendo tras él- ¡Ahora te tragarás tus palabras; con un palmo de acero entrarán mejor!
Paredes consiguió escabullirse a la altura de los Premostratenses, entrando en su casa por alguna puerta trasera. Sebastián se detuvo y gritó hacia la casa, sabiendo que Juanillo le escuchaba:
-¡Te voy a matar, Paredes!¡Te enseñaré a respetar a las damas y a no insultar a los muertos honrados!

Sebastián se volvió y corrió hacia la calle de Mira el Río, mientras la casa de Paredes se alborotaba, se encendían luces y se oían voces destempladas. Sin mirar atrás, el joven se perdió entre las sombras de Madrid.

Se detuvo en un zaguán y pensó que no sería buena idea volver por su casa de Mira el Río. Irían a buscarle allí y su madre tendría problemas si le encontraban, sobre todo si, como parecía, el criado había muerto. Reflexionó unos instantes. Blas Mazas, buen amigo suyo y conocedor de sus idas y venidas nocturnas en las que le acompañaba no pocas veces, vivía allí cerca, en la calle del Águila. En su casa podría pasar unos días a salvo mientras discurría qué hacer.

Blas Mazas, teniente del ejército, acogió a Sebastián sin dudarlo y le escondió en su casa; se encargó de informar de la situación a la madre del joven, así como a Ana María y se sentó con él largas horas para pensar en cómo saldría su amigo de aquella.

-Traigo noticias –anunció Blas con su buen humor habitual. Sebastián llevaba una semana encerrado sin salir de la casa y esperaba ansiosamente cualquier nueva que su amigo trajera del exterior-. Al parecer, mi regimiento saldrá de Madrid cualquier día de estos. Son un puñado de inútiles que no saben ni por qué lado se agarra un fusil. He pensado...que podrías unirte a nosotros. Te mantendrías lejos de Madrid hasta que se calme la cosa, y si te presento yo, te evitarás preguntas incómodas. Yo se lo diré a Anica y a tu madre.

Al día siguiente, acompañado de Blas, Sebastián sentó plaza en el regimiento de quintos "Guadalajara", integrado en la división del general Córdoba, acampado a las afueras de Madrid. Ese día comenzó su carrera en la milicia.
 
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Gabrielillo said:
ja-ja-ja, pero que jachondo. Pues yo digo lo mismo, es dificil coordinarse, sobre todo si uno de los autores, que es tu hermano mayor se pasa todo el dia con la nariz pegada a la pantalla del ordenador sin dejarte tiempo material para postear :)

Bueno, aqui va la segunda parte del AAR, espero que la disfruteis.

joder,a eso se le llama puñalada.

:rofl: :rofl: :rofl:
 
Victoria es un juego demasiado moderno para mi (soy mas de CK) :p , pero contad con un lector mas. Un comienzo muy interesante.

Suerte con el AAR.
 
Este AAR a duo promete mucho. Sobre todo si los autores se van picando el uno al otro. :D

Ánimo que pinta fantástico.
 
Esperando ansioso mas historias de Sebastianillo Caldera, promete bastante ;)

Un saludo.
 
Si es que me decis unas cosas... me voy a poner colorado... :eek:o , gracias por vuestras criticas, seguimos trabajando en ellouu...! :D Pronto seguiremos publicando, gracias otra vez... jo, si es que me he emocionado! :eek:o

PD. si hay algo que no os guste tambien podeis decirlo, ¿eh? ;)
 
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CAPITULO III
Bilbao vuelve a estar en peligro

Palacio Real, Madrid:
El secretario Velarde dormitaba en su habitación privada, aunque tenia su propia casa en el centro de la ciudad normalmente se quedaba en el palacio para terminar trabajo y para atender posibles contratiempos, y esta noche seria esa precisamente su labor, no habían pasado unos minutos de la madrugada cuando un criado le despertó:
-Señor secretario, señor secretario, despierte, una nota para el señor ministro.
-De que se trata – murmuró el adormecido funcionario- ¿No puede esperar a mañana?
-La nota la trae un teniente señor, dice que es muy urgente, la envía el general Espartero.

Al oír eso el secretario saltó de la cama, llevaban días esperando noticias sobre lo que ocurría en la cuidad vasca, aun en ropa de cama siguió al criado hasta su despacho donde un joven oficial esperaba con una jarra de jerez en la mano, era un hombre apuesto, alto y de anchas espaldas, vestía un uniforme de campaña manchado de barro, se notaba que acababa de llegar a Madrid, probablemente agotando a su montura.
-¿Dónde está el ministro? –Dijo el militar con cierta desconfianza, o tal vez fuera arrogancia- La nota es para él
-Tranquilo teniente, el ministro no duerme en palacio, no llegara hasta mañana. Yo soy Ernesto Velarde, secretario del señor ministro. Estoy seguro de poder ser de ayuda si me entrega la nota, según me han dicho es urgente.

Tras titubear un poco el joven oficial se decidió a entregar la nota al secretario, Velarde abrió el sobre, de inmediato reconoció la caligrafía de Espartero y casi temblando se acerco a la luz para leer la escueta carta:

“El enemigo ataca con fuerza y superioridad, nos vemos obligados a retirarnos hacia la ciudad, cuentan además con artillería. Solicitamos refuerzos para mantener Bilbao, de lo contrario perderemos la ciudad y toda la provincia. En Burgos las tropas carlistas controlan las principales vías y la capital. Urge liberarlas”​

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Tropas carlistas entrando en un pueblo recién tomado.​

El secretario se dejo caer sobre su silla, la situación era delicada, Bilbao debía resistir, perderla seria un duro golpe después de haber logrado salvarla “in estremis”, pero en Madrid no había tropas, tan solo la división al mando de Córdova, un montón de novatos sin casi instrucción militar y que se mantenía en la capital como defensa ante posibles ataques y aunque se estaban iniciando los preparativos de una nueva división de reservistas aun quedaban semanas para que estuviera lista. Las tropas de Córdova serian insuficientes para liberar Burgos y apoyar a Espartero, pero aun así habría que enviarlas, eran su único recurso...o quizás no:
-Teniente, usted tiene más experiencia que yo en los cálculos de la guerra, ¿Cuánto cree que tardaríamos en trasportar unas tropas desde Valencia a Bilbao?
-Señor –dijo el oficial tras pensar unos segundos- varias semanas, habría de darse la orden de embarque, hacer los preparativos, tener listos los buques... ¿Señor esta pensando en Narváez? He oído que esta en Valencia y sin tener excesivo trabajo por allí.
-Puede que si teniente, puede que sí. Retírese y descanse, gracias por su rápido viaje.
-Antes de irme señor secretario me gustaría saber si enviaran tropas desde Madrid, quiero regresar cuanto antes al campo de batalla.

Velarde miró al joven, arrogante y valiente, seguramente un buen oficial. Cogió un papel y garabateo una nota dirigida al general Córdova:

“Prepárense para partir hacia Burgos, recibirá la orden oficial en breve. El joven teniente que le entrega la nota se incorporara a su división, puede serle muy útil.”​

-Entregue esta nota al General Córdova y él se encargara de devolverle al campo de batalla, ahora le ruego que me deje hacer mi trabajo. Mucha suerte teniente, que Dios le ayude.

El joven se cuadro y le saludó al estilo militar antes de abandonar el despacho a toda prisa –ímpetu juvenil- pensó Velarde. Inmediatamente se puso a escribir varias ordenes, además de enviar a un criado a la casa del ministro.

(------)​

Velarde era un funcionario agrio y algo rastrero cuando lo necesitaba, pero también eficiente, además le gustaba su trabajo y lo hacia bien. Dos días después de recibir la nota de Espartero Córdoba abandonaba la capital al frente de sus inexpertas tropas, y en Valencia Narváez iniciaba el embarque de sus hombres para enviarlas a Bilbao.

Finalmente las dos divisiones de Narváez se unirían a una división de caballería al mando de Serrano que en esos momentos se encontraba en Tarragona y las tres partirían para ayudar a Espartero en el Norte, esto dejaría a Cataluña a merced de los carlistas, perro según los datos del ministerio no había tropas enemigas en esa zona, Zumalacarregui había convertido el norte, y especialmente Bilbao en su objetivo principal, parecía que las tierras vascas decidirían la guerra.

Miles de hombres fueron embarcados en los transportes que la Armada había dispuesto, el gobierno se vio obligado a confiscar buques a algunos navieros, muchos de los cuales protestaron fervientemente ante tan “horrible ultraje propio de piratas”. Sin embargo nada pudo impedir que los barcos salieran de Valencia y Tarragona tan solo dos días después de la fecha prevista y pusieran rumbo al estrecho, los transportes iban escoltados por varias fragatas y un pesado navío de línea, las cartas estaban echadas, todo dependía de los vientos y de lo que resistiesen las divisiones de Espartero.

Bilbao:
Finalmente Espartero se había visto obligado a retirarse hasta las cercanías de Bilbao, la ciudad estaba a 15 millas de la posición actual del campamento, muy probablemente tuvieran que guarecerse en ella en los próximos días o semanas. La moral de la tropa estaba por los suelos, los carlistas no hacían más que avanzar, cada vez que intentaban detenerlos sufrían una derrota o lo lograban pero a un alto precio, las bajas se contaban por miles y la ciudad no hacia más que recibir heridos procedentes del frente. Además los bilbaínos cada vez se mostraban más hoscos al ver que las tropas que en teoría habían venido a salvarlos no eran capaces de contener al enemigo.

zumalacarregui.gif

Tomás de Zumalacarregui, el general carlista más importante.(1)​

Era 19 de Abril cuando de nuevo las tropas isabelinas debían enfrentarse a la artillería carlista, la batalla empezó nada más amanecer, el fuego de los cañones comenzó a llenar el valle mientras varias columnas carlistas avanzaban por las diversas líneas, la primera acometida fue rechazada sin excesiva dificultad, siendo especialmente activos los milicianos venidos de Bilbao que querían devolver así un poco de lo recibido durante el asedio, pero la artillería seguía abriendo fuego y poco a poco las líneas empezaban a mostrar los efectos de las bombas, el flanco izquierdo fue el primero en desmoronarse, una columna carlista logró abrir brecha y miles de requetés saltaron sobre las posiciones , se libro una dura batalla cuerpo a cuerpo, la cosa paresia hecha, Espartero envió una compañía para apoyar ese flanco pero no quedaban más que enviar, la retirada parecía necesaria de nuevo, deberían refugiarse en Bilbao.

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Soldados carlistas

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Gorka lanzó por tercera vez la red, la mañana estaba siendo bastante productiva, si seguían así por la tarde la bodega del “Errota” estaría repleta. Gorka navegaba desde hacia tres años, nada más cumplir los 10 su padre le metió a trabajar en el barco junto con sus dos hermanos mayores, la pesca era la forma de sostener a la familia desde hacia varias generaciones, pero hoy en el barco tan sólo su padre y él pescaban, sus dos hermanos se habían ido con las tropas de Espartero para defender la ciudad de los carlistas, su padre les dejo irse después de una fuerte discusión, no era un cobarde, pero decía que ya había dado suficiente sangre por este país cuando en 1809 casi perdió su brazo derecho luchando contra los franceses, de aquella tan sólo tenia 19 años, aunque hablaba poco de esa época Gorka sabia que su padre odiaba las guerras y que no volvería a luchar jamás.

Sin embargo el pequeño Gorka no compartía ese odio con su padre, él quería ir a la guerra, cuando los soldados de Espartero abandonaban Bilbao estuvo viéndoles y gritándoles, la gente les despedía como a héroes y Gorka quería que algún día también le despidieran así. De vez en cuando el viento traía los ruidos lejanos de un cañonazo, no podía evitar imaginarse a sus hermanos luchando hombro con hombro contra los requetés, Gorka no podía imaginar que tan sólo uno de ellos volvería vivo a casa.

Su padre le mando a estribor para preparar algunos aparejos y entonces lo vio, a unas 6 millas por la amura se divisaban claramente tres buques, dos de ellos parecían de guerra, el tercero era un mercantón ancho y torpe:
-¡¡Padre, padre!!- barcos por la amura de estribor.

Su padre fue hasta donde estaba y miro a los buques:
-Son dos fragatas y un transporte, parece que por fin empiezan a llegar los refuerzos que tanto necesitan, bien por ellos. Ahora ponte a trabajar sino quieres que te ponga yo a base de pescutazos, ¡¡vamos niño!!

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El grueso del ejercito de Narváez llegó dos dias después, justo cuando entraban en la ciudad unas tropas exhaustas tras resistir a los carlistas, el júbilo se apoderó de la villa, que veia esta vez sí, la victoria más cercana. El estado mayor se reunió en el ayuntamiento de la ciudad y empezaron los planes para el contraataque, pese a su animadversión Espartero y Narváez eran militares, y no malos militares con lo que diseñaron los movimientos del reforzado ejercito, una semana después los primeros combates daban por fin un respiro a la ciudad, pero aun tardarían un mes en lograr expulsar al ejercito de Zumalacarregui de toda la región.

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Los refuerzos desembarcan en Bilbao, la batalla cambia sus tornas y los isabelinos tienen todas las de ganar. En Burgos la división carlista sale a cortar el paso a las tropas de Cordóva que venian de Madrid, la batalla tendrá lugar en Aranda.​

Antes de lograr la retirada de los ejércitos carlistas hacia el Este, llegaron noticias desde Burgos y Aranda, al parecer Córdova que venia desde Madrid con la intención de liberar Burgos se había encontrado con una división carlista que bajaba desde Burgos, el resultado de la batalla era incierto, pero muchos eran conscientes de la inexperiencia de los hombres del general Córdova, y no eran pocos los que se temían una derrota en tierras castellanas.


(1) Tomas de Zumalacarregui murió en 1835 durante el asedio a Bilbao, herido por una bala perdida procedente de la ciudad asediada. Se cuenta que se negó a ser atendido por un médico ingles, moria en casa de su prima, el 24 de Junio de 1835 probablemente por septicemia (- Zumalacárregui. Campaña de doce meses por las provincias vascongadas y Navarra.- C.F. Henningsen) Como en el juego sigue apareciendo he decidido obviar su muerte y darle unos meses más de vida, licencia AARtistica
 
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Asclepio said:
(1) Tomas de Zumalacarregui murió en 1935 durante el asedio a Bilbao, herido por una bala perdida procedente de la ciudad asediada. Se cuenta que se negó a ser atendido por un médico ingles, moria en casa de su prima, el 24 de Junio de 1935 probablemente por septicemia

Será 1.835, ¿no?
Siento ser tan tocapelotas :p