No caigamos en la tentación de señalar acusadoramente a Alejandro como un personaje que casi rozaba la mediocridad. Es posible que no fuese tan brillante como Napoleón en su disposición en el campo de batalla, pero alguien que en diez años somete casi el 90% del mundo conocido por aquel entonces (lo negativo es que fue por la fuerza de las armas, y no gracias a la diplomacia, que precisamente no era su fuerte), tal vez merece ser tenido en cuenta como una de las grandes personalidades a lo largo de la historia.
Quiero decir, que, a pesar de no considerarlo como el más brillante general que la humanidad ha dado al mundo, sí lo considero uno de los mejores. Y que su poder de persuación para con sus subordinados debió de ser enigmático, pues en tan larga campaña no se conocen demasiados casos de rebelión entre sus hombres (sí que es cierto que se mostró realmente duro a la hora de reprimir los que se conocen). Sus grandes generales, a pesar de ser poseedores de una gran ambición, temieron mostrarse como tales ante el rey. No sería de extrañar que las malas artes de Doña Olimpia mantuvieran temerosos a los generales los unos de los otros, dando así camino libre al cada vez mayor mandato de su hijo.
En definitiva, es cierto que el ejército de Alejandro poseía el armamento más avanzado de su época, pero Alejandro supo utilizarlo; de la misma forma que Cesar supo utilizar el que tenía a mano (y de muy buen grado, por cierto; supongo que diría Vercingetorix). De nada sirve tener lo mejor si no sabes hacerlo funcionar.
Sí achacarle en su contra su debilidad a la hora de arrojarse entre los primeros contra el enemigo en una carga tan suicida como audaz; pero quizás esto debió ser un arma que el joven macedonio usó incluso en contra de sus pensamientos. Qué mejor inyección de moral para un soldado de falange que ver cargar a su rey contra el enemigo estando en franca inferioridad numérica. "Avanzar o morir". El mensaje era claro. Nunca estaremos allí para ejercer de jueces por derecho, aunque es bueno debatir y opinar con diversas ideas, lo cual enriquece sobremanera la leyenda del aguerrido rey.
Y lo más gracioso es que siempre que se debate sobre personalidades de tiempo atrás, entre los figurantes como los de mayor genio se encuentra Alejandro. Siempre está en las comparaciones, lo cual da muestras de su grandeza. ¡De los más grandes!, aunque no el más. Así lo veo yo.
Cuando el rio suena agua lleva, y aunque el agua baje sucia, no es fango todo lo que arrastra. Con esto quiero decir que, ciertamente debió ser grande entre los suyos. Y, aunque últimamente cada vez son más los que se embarcan al descrédito del mítico macedonio, no creo que fuese tan malo. Ningún general mediocre crece en fama siendo mediocre. De ser así, ya habrían dejado constancia de ello Pérdicas, o Crátero, o Antipater, o Ptolomeo Lagos, o Eumenes, o Antigonos, o Lisímaco... Pero ninguno habló sobre mediocridad en el gran rey tras su muerte. Y bien que así podría haber sido.
Cierto que no tan grande, pero nada de pequeño. Complejo y gran personaje digno de estudio, pues a cada paso que se ahonda en su vida, más se aprende sobre él.
Un saludo, y muy interesante. Muy interesante.
Quiero decir, que, a pesar de no considerarlo como el más brillante general que la humanidad ha dado al mundo, sí lo considero uno de los mejores. Y que su poder de persuación para con sus subordinados debió de ser enigmático, pues en tan larga campaña no se conocen demasiados casos de rebelión entre sus hombres (sí que es cierto que se mostró realmente duro a la hora de reprimir los que se conocen). Sus grandes generales, a pesar de ser poseedores de una gran ambición, temieron mostrarse como tales ante el rey. No sería de extrañar que las malas artes de Doña Olimpia mantuvieran temerosos a los generales los unos de los otros, dando así camino libre al cada vez mayor mandato de su hijo.
En definitiva, es cierto que el ejército de Alejandro poseía el armamento más avanzado de su época, pero Alejandro supo utilizarlo; de la misma forma que Cesar supo utilizar el que tenía a mano (y de muy buen grado, por cierto; supongo que diría Vercingetorix). De nada sirve tener lo mejor si no sabes hacerlo funcionar.
Sí achacarle en su contra su debilidad a la hora de arrojarse entre los primeros contra el enemigo en una carga tan suicida como audaz; pero quizás esto debió ser un arma que el joven macedonio usó incluso en contra de sus pensamientos. Qué mejor inyección de moral para un soldado de falange que ver cargar a su rey contra el enemigo estando en franca inferioridad numérica. "Avanzar o morir". El mensaje era claro. Nunca estaremos allí para ejercer de jueces por derecho, aunque es bueno debatir y opinar con diversas ideas, lo cual enriquece sobremanera la leyenda del aguerrido rey.
Y lo más gracioso es que siempre que se debate sobre personalidades de tiempo atrás, entre los figurantes como los de mayor genio se encuentra Alejandro. Siempre está en las comparaciones, lo cual da muestras de su grandeza. ¡De los más grandes!, aunque no el más. Así lo veo yo.
Cuando el rio suena agua lleva, y aunque el agua baje sucia, no es fango todo lo que arrastra. Con esto quiero decir que, ciertamente debió ser grande entre los suyos. Y, aunque últimamente cada vez son más los que se embarcan al descrédito del mítico macedonio, no creo que fuese tan malo. Ningún general mediocre crece en fama siendo mediocre. De ser así, ya habrían dejado constancia de ello Pérdicas, o Crátero, o Antipater, o Ptolomeo Lagos, o Eumenes, o Antigonos, o Lisímaco... Pero ninguno habló sobre mediocridad en el gran rey tras su muerte. Y bien que así podría haber sido.
Cierto que no tan grande, pero nada de pequeño. Complejo y gran personaje digno de estudio, pues a cada paso que se ahonda en su vida, más se aprende sobre él.
Un saludo, y muy interesante. Muy interesante.