20/04/2214
Centro de control de datos, ISS Irsk Totollan, sistema Acculum
La Irsk Totollan se encuentra orbitando alrededor del mundo fundido de Acculum I, investigando sus propiedades y características. Es un mundo rocoso con multitud de volcanes y lava por doquier, por lo que además de tener algún interés energético, Mirkhet duda que sirva para algo más. Él y sus asistentes están ante sus pantallas, supervisando las lecturas que arrojan el examen del cuerpo celeste. Sin embargo, aunque están atentos a su deber, la cabeza de los tres está en otro sitio. Hace dos días que llegaron las cápsulas de Bebak con los nuevos sensores subespaciales para instalar en la nave. Esta avanzada tecnología, aprendida gracias a aquella humanoide rescatada un par de meses atrás, permite detectar las fluctuaciones sub-espaciales dejadas por las naves espaciales a varios sistemas planetarios de distancia, con lo que es extremadamente útil para las expediciones científicas. Desde que han llegado las cápsulas los dos ingenieros jefes y sus pilotos mecánicos llevan instalando dicho equipamiento en la Irsk Totollan sin descanso. Según la última comunicación, están ya equipados y en menos de una hora deben comenzar a estar operativos. Todos están impacientes a ver los resultados.
Un luz brillante amarilla comienza a parpadear en la consola de mandos de Thudaj, y una pequeña pantallita se enciende, mostrando a un Suthariano con un carro de comida aguardando ante una puerta. El asistente se gira hacia Mirkhet haciéndole una señal, y al verle, el investigador asiente. Thudaj pulsa un botón y la puerta automática del centro de control de datos se abre, dejando paso al Suthariano que trae la comida.
¡Bien, Nehok! Ya te estaba echando de menos -asegura la asistenta Forxaz, recibiendo amablemente a uno de los cocineros de la nave.
Puedo retrasarme, pero nunca faltar a mi cometido -responde amablemente el trabajador, que empuja el carro con ruedas y lo acerca a la amplia mesa de reuniones, donde empieza a colocar diversos platos con tapa.
Por el altavoz suena la voz del ingeniero jefe Winto.
Pruebas listas y todo a punto. Empezamos el encendido de los sensores -afirma, cortando la comunicación tras sus palabras. La estancia queda en silencio, solamente roto por Nohek al recoger de un cubo metálico los platos de comida usados horas antes y depositándolos en el carrito.
Cuando el cocinero termina, se acerca a los especialistas observando desde sus espaldas las pantallas y el gran ventanal con el planeta Acculum I ante sí.
¿Qué tal va lo de los sensores nuevos? -pregunta mientras saca un cigarro a medio acabar y se lo enciende.
Ahora veremos -responde Forxaz.
Es una nueva tecnología que promete… esperemos que no nos defraude -comenta sin apartar la vista de su pantalla.
Thudaj le pide con un gesto un cigarro a Nohek, que inmediatamente se saca una cajetilla de un bolsillo y le entrega uno.
¿Y cómo fue lo de la alienígena? En Bebak todo el mundo está medio loco al haber encontrado una extraterrestre, pero hay diez historias diferentes de como fue… -indica, dandole fuego al cigarro del asistente.
Forxaz separa su silla de la consola de mandos, situándose junto al cocinero.
Una de nuestras expediciones espaciales, la Jal Nigan, encontró en la superficie de un gran asteroide de hielo restos del casco de una nave diseminados por la zona. Aunque parecía abandonado, los sensores detectaban algunas lecturas de energía. Cuando examinaron los restos en detalle, se encontraron a una humanoide guarecida allí dentro. Dicen que tuvo un accidente y se quedó allí atrapada. Pobre… debe haber sido horrible -expresa la investigadora, apartando unos segundos la vista hacia el espacio exterior. Mirkhet, que ha estado escuchando en silencio toda la conversación, hace una mueca desagradable ante el comentario.
Pero los restos de la nave eran de avanzada tecnología, mayor que la nuestra, y la alienígena no dudó en intentar enseñar esa tecnología a los nuestros. Vista esa disposición positiva, la Coordinadora Vimas ordenó llevarla a Bebak. Aún está en camino a Babakka, pero todos los días se mantiene en comunicación con las Divisiones científicas, que al parecer están aprendiendo mucho de ella. Los sensores nuevos son una muestra de esa cooperación -asegura sonriente Forxaz.
Impresionante… -admite Nohek, que ha estado escuchando con interés el relato.
¿Y como es la alienígena? ¿Hay alguna imagen de ella? -pregunta.
Pues no… no han mandado ninguna. Solo se que es humanoide, así que no será muy diferente a nosotros -aventura la asistente.
Todo esto no deja de ser muy emocionante: la primera criatura alienígena inteligente que nos encontramos está dispuesta a ayudarnos y la acogemos en la Coalición. ¡Es fantástico! -dice la mujer con alegría.
Yo no estaría tan contento -puntualiza Mirkhet.
Nos está ayudando porque la hemos salvado de un asteroide perdido donde iba a pasar sus últimos días. Si nos encontráramos su planeta, no estoy tan seguro de que fueran muy colaborativos… La opinión enfrentada del investigador deja en silencio al resto de presentes, que no saben muy bien qué responder, y si es adecuado hacerlo.
Justo en ese momento las pantallas de sondeo del mapa estelar, apagadas desde hace un par de días, se encienden repentinamente captando la atención de todos. Las expresiones de alegría se suceden en todos, y se juntan delante de las pantallas a ver los resultados.
Funcionan… y muy bien. ¡Mirad esos sistemas solares! ¡Se ven desde aquí! -dice animado Thudaj dando caladas a su cigarro. Todos se muestran contentos, y Mirkhet pulsa un interruptor para comunicarse con la sala de navegación. Lo primero que escuchan a través de los comunicadores son los comentarios alegres de los pilotos.
Winto, enhorabuena. Los sensores funcionan… -celebra el investigador.
Sí, Mirkhet. El equipo ha hecho un buen trabajo de instalación -reconoce el ingeniero jefe.
Estamos revisando cada sistema solar detectado en las cercanías para saber la precisión de las lecturas. ¿Veis en vuestras pantallas las lecturas de Norberg? -pregunta por el altavoz.
Afirmativo, Winto. Una estrella, cinco planetas y un gran asteroide. Funciona a las mil maravillas -afirma el investigador.
Ahora el trabajo va a ser más aburrido, Mirkhet: antes de entrar en un sistema ya vamos a saber qué hay -bromea riendo, y provocando las risas del resto.
Bueno, Winto. Aquí vamos a ver qué tipo de datos podemos extraer de los sistemas antes de entrar y a reorganizar el trabajo, a ver si… -el investigador se queda callado ante la llamada de atención de Thudaj. El asistente le señala con gesto preocupado el asteroide de Norberg.
Dime, ¿qué pasa?
Señor... tengo mis dudas de que esto sea un asteroide. Por tamaño podría tratarse, pero la traza subespacial que han dejado atrás no se corresponde con la órbita de un asteroide. Todos quedan en silencio mirando las pantallas, incluso los de la sala de navegación que lo han escuchado.
Tras unos segundos Winto afirma:
Tiene razón, eso no es un asteroide.
Acto seguido de fondo se escucha la voz de una de las pilotos:
Señor, son tres elementos separados a una distancia exactamente igual, y se mueven al unísono.
El silencio vuelve a hacerse en la nave. Pero esta vez, cuando se rompe, no es para distendir el ambiente.
No es un asteroide, son tres objetos en formación -sentencia el ingeniero jefe.
Mirkhet, hay que informar a los mandos. Despierta a Vikal, yo iré a avisar a Juxser. La comunicación con la sala de navegación se corta.
Los cuatro se quedan unos segundos petrificados. Cuando el investigador se da cuenta, los otros tres le miran esperando su reacción y sus órdenes.
Thudaj, sigue con las lecturas de Acculum I. Forxaz, no dejes de visualizar esos tres elementos. ¡Nohek, a la cocina! -dice nervioso, tras lo cual emprende camino con prisa hacia el exterior de la sala buscando a Vikal.