AAR HOI (Italia): L' avanzata continua

En el momento en el que el sol rompía con la fría noche africana los primeros italianos cruzaron el río Mareb. El mariscal De Bono estaba en la vanguardia y conducía a sus hombres hacia el interior de Etiopía; era el 3 de octubre de 1935 e Italia no había declarado la guerra al país africano. Los escasos guardias fronterizos no estaban preparados ni alerta, en cualquier caso su número era ridículo frente al tamaño de las tropas invasoras. Los primeros combates se produjeron sin casi bajas por parte italiana. Todo iba según lo previsto y las columnas de soldados se adentraban cada vez más en suelo etíope dejando atrás Eritrea.




El ánimo entre las tropas estaba alto, la mayoría marchaban animosos y decididos pese a que ninguno había entrado en combate "real" con anterioridad. Una palabra encendía sus ánimos y hacía que no temieran lo que les podría esperar tras las montañas que bordeaban la parte oeste del río. Una palabra que sus mandos se habían encargado machaconamente de meter en sus mentes: Adua.

Adua debía ser vengada, la ofensa sería zanjada, la venganza tomada y el honor repuesto. Adua, adua, adua.... como una letanía, como una oración, una palabra cuasi mágica que los llevaba hacia la historia y la conquista de la gloria....

Txefe:

o primero, por muy descabelladas que te parezcan algunas historias, como la de China Nacionalista, no las desheches, creo que debes dar rienda suelta a tu imaginacion, xq es un gran punto en un AAR.

Click to expand...

Estoy totalmente de acuerdo, pero el paso entre tener una idea, o argumento, para un AAR y el llevarlo a cabo de forma medianamente decente me parece muy complejo. Por ejemplo, para este también tenía una idea similar. Varios personajes, sobre 10, serían protagonistas y cada capítulo sería visto desde el punto de vista de cada uno de ellos (que G.R.R. Martin me perdone), incluso tenía perfilada la personalidad básica y el pasado de 4 de ellos. Inventarse algo así es relativamente sencillo, lo jodido creo yo es llevarlo a la práctica. Ambientar cada capítulo, construir algún diálogo decente, ir mostrando poco a poco como es tu personaje y se va desarrollando, conseguir que avance su historia y acabe de alguna forma. Y por si esto fuera poco resulta que también estás jugando a un juego y hay que tenerlo en cuenta.

En fin, que la labor me pareció demasiado titánica y ambiciosa para lo que yo puedo lograr. Dejemos ese tipo de empresas para los Lucius, Yaremas y demás verdaderos AARtistas que pululan por aquí.

Además influye mucho que es un trabajo bastante difícil y que me haría ir muuuuuy lento y al final me agobiaría. Escribiría 4 capítulos enormes que me tomarían 3 un mes y luego lo mandaría todo a tomar viento.

Así que para empezar me conformaré con la "típica narración tipo libro de historia". Que me parece muy efectiva y puede llevar a grandes AARs de HoI como el tuyo, el de Kronoss o el húngaro de Miguel Angel; este es una debilidad especial que tengo, me encanta.

Yo tambien voy a volver a la carga con otro AAR, ya que dejo pausado el del EU2, y vuelvo a mi juego favorito, el HOI, en proximos dias colocare el primer capitulo, si iespana quiere. Lo dicho, tio, mucha suerte!

Click to expand...

Gran noticia entonces, personalmente prefiero los del HoI por gustarme más el juego. ¿Puedes adelantar de que país se tratará? ¿Alguien se animará y hará uno australiano? Yo me lo planteé pero no se si conseguiría muchas victorias contra el japonés.

Yo estoy alojando las imágenes en www.photobucket.com parece que tiene buena pinta, vi el link en el fantástico AAR de Ivan. A ver que tal funciona a la larga...

Gracias por los ánimos y lo mismo te digo a ti con el futuro AAR.
Kronoss

Tomo nota sobre lo de las dificultades, de todas formas aún no he empezado a jugar, estoy todavía en la fase de información y de acabar la introducción; ya tengo más de 400 fotos de Italia en la época en mi disco duro.

Gracias a ti también por los ánimos; y sobre todo por la paciencia.
Lo mismo te digo; que ya hace mucho que no actualizamos, ¿eh?


Daedhel

Que quiere decir vanzata?

Click to expand...

Pues para serte sincero no lo se con seguridad.
La verdad es que elegir el título del AAR fue una cosa que me llevó bastante. Al principio no se me ocurría nada, luego pensé en algo así como "las legiones del Duce". Pero podría parecer que iba a ser un AAR-elogio a la figura de Mussolini; y nada más lejos de mis intenciones.

Al final decidí que tenía que poner algo en italiano. Pero mi conocimiento de esta lengua es algo así como que muy escaso. Estuve 4 días en Milán y lo único que aprendí es que usan el ciao tanto para decir adiós como para decir hola; están locos estos italianos.

Lo primero que me vino a la cabeza fue "la dolce vita"; grandioso título para una narración que habla sobre la guerra.

Al final mirando alguno de los carteles italianos de la época con eslóganes me encontré con esto:



Presupongo que significa: "que continúe el avance". Si no que alguien me corrija.

Realmente debería haberlo titulado: "regio ejercito african giro"


Bueno, aquí se despide ya el único escritor de AARs cuyas respuestas a sus lectores son más largas que el propio AAR. :rofl:

Ciao.

Ahora que vuelvo a mirar el cartel creo que he metido la pata. o
¿No os parece que pone: "L´avanzata" en vez de "La vanzata"?

Si alguien sabe italiano que por favor lo confirme para así poder pedir a un moderador que lo cambie.

Muchas gracias por la aclaración Paithan.

¿Puede algún moderador cambiar el título y dejar L´avanzata en vez de La vanzata?

Habían pasado ya 39 años pero la herida no estaba cerca de cicatrizar, y el gobierno de Mussolini había hecho todo lo posible porque Adua no fuera olvidada.

Adua era y es una pequeña población etíope que se encuentra cerca de la frontera con Eritrea. En ese lugar un ejército etíope había derrotado a las tropas coloniales de Italia en 1896. No fue una simple escaramuza, murieron más de 4.000 italianos en la batalla y la guerra con Etiopía se perdió. La noticia corrió como la pólvora y pronto Adua se convirtió en un símbolo a ambos lados del Mediterráneo, tanto para europeos como para africanos. Había sido la mayor victoria de un país africano sobre una de las todopoderosas potencias europeas.

El principal impulsor de la guerra contra Etiopía fue el presidente Francesco Crispi. Crispi había sido compañero de Garibaldi en las revueltas sicilianas de 1848 contra el régimen impuesto por los Borbones. Con el paso de los años fue ocupando cargos en la nueva nación italiana hasta llegar a la presidencia. Ya alcanzado este puesto no dudó en tratar de imitar al político europeo que más admiraba, Bismarck. La política externa italiana se volvió más colonialista y se acercaron posturas enormemente con Alemania y el imperio Austro-húngaro. Así pues el antiguo liberal radical y anticlerical Crispi acabó promoviendo una campaña militar contra un antiguo protectorado italiano; Etiopía.


Mientras todo esto iba tomando forma las cosas estaban tranquilas en Etiopía. Reinaba Menelik II, poseedor de un fuerte talante militarista que le había llevado a reclutar un ejército durante más de 20 años. Este ejército fue formado y armado en parte con ayuda inglesa e italiana. Los europeos no pasaron la oportunidad de hacer negocio, nadie se tomó muy en serio que aquellos africanos le fueran a sacar demasiado partido a las armas y a la instrucción.


Así pues en el momento del inicio de la guerra Menelik II no estaba desprotegido. El gobierno italiano mandó un ejército al mando del general Baratieri. La guerra se declaró por el no cumplimiento de una serie de supuestos compromisos por parte de Etiopía.

La composición de las fuerzas italianas era la siguiente:

1ª Brigata Fanteria: 2.493 hombres y 12 cañones
2ª Brigata Fanteria: 3.800 hombres y 18 cañones
3ª Brigata Fanteria: 4.150 hombres y 12 cañones
(para un total de 14.527 hombres y 56 cañones)


El ejército de Menelik contaba con unos 34.000-38.000 guerreros, la mayoría de los cuales no portaban armas “modernas” ni combatían como un ejército europeo. Pese a su ventaja numérica Menelik siguió reclutando más combatientes entre sus súbditos


Tras una serie de tanteos y escaramuzas ambos ejércitos se encontraron en Adua la noche del 29 de febrero de 1897, esta vez habría batalla. Sin embargo no se puede decir que esta fuera una batalla ortodoxa, ni en la que se vieran grandes tácticas. La zona en la que se libró era bastante montañosa, y no permitía el despliegue de todas las tropas juntas. Los italianos avanzaban con las tres brigadas separadas cuando se encontraron con el campamento etíope. Los africanos estaban durmiendo en gran número y al principio fueron sorprendidos. Las tres brigadas atacaron puntos diferentes, y pese a que al principio causaron un gran daño pronto se vieron superadas por el número y la fiereza de los etíopes. El ejército de Menelik había crecido hasta contar con unos 110.000-123.000 combatientes, muchos de ellos habitantes de la zona que se unieron a la lucha contra el invasor.

La batalla se acabó convirtiendo en una auténtica masacre, los etíopes se lanzaban sin orden, ni temor por sus vidas, contra los fusiles italianos. Las brigadas de Baratieri hicieron una auténtica matanza entre los etíopes, pero al final se vieron desbordados, la mayoría murió sangrientamente por heridas de lanza y cuchillo. Murieron unos 5.100 de los italianos y fueron hechos prisioneros más de 1.500, de las cifras de muertos etíopes nunca hubo datos concluyentes.


Cuando llegó la mañana las montañas despertaron teñidas de rojo, el ejército italiano había sido aniquilado y la guerra ganada por los etíopes. En Italia la noticia se recibió como un mazazo, Crispi se tambaleaba debido a graves acusaciones de corrupción y Adua le dio la puntilla. En Europa el prestigio italiano sufrió un grave revés, y en la mente y el corazón de toda una generación de italianos ese nombre quedó grabado como el de la peor derrota de su nación. Se instauraron las ganas de revancha pero también la sensación de que sus dirigentes no habían sabido llevar la guerra y que esta tampoco había sido bien planteada en el frente de batalla.


Casi cuarenta años después de Adua la potente maquinaria de propaganda de Mussolini trataba de acentuar el revanchismo y silenciaba los posibles errores italianos. Las ganas de “vendetta” se insuflaron entre los italianos para que el Duce pudiera empezar a jugar a los imperios...

Tal como se habían desarrollado las cosas cualquiera de los soldados que marchaban hacia Etiopía nos habría dicho que luchaban para vengar Adua, pero, ¿qué diría uno de los altos mandos del partido fascista italiano? Sin duda alguna nos respondería lo mismo, para luego añadir con una gran sonrisa que también pretendían llevar la civilización a las tierras etíopes. Sin embargo mientras nos dijera esto estaría pensando algo muy diferente, para Mussolini casi se podría decir que Adua había sido una bendición, juntó ese recuerdo con unos cuantos incidentes fronterizos y se dijo a si mismo que ya tenía motivo para ampliar las colonias africanas italianas.



Desde casi el comienzo de su mandato en 1922 el Duce ambicionó ampliar las posesiones coloniales italianas en África. A principios de 1935 inició unas negociaciones con Francia que debían conducir a un aumento de la zona de influencia italiana en África; a cambio de ceder algunos territorios los franceses querían que Italia denunciara con firmeza el rearme alemán, y en caso de guerra los franceses trataban de conseguir que Italia fuese su aliada. Un primer acuerdo llegó a firmarse, pero los británicos al enterarse se opusieron enérgicamente. Sabían de las ambiciones de Mussolini y lo consideraban una amenaza para sus intereses africanos.

Esto propició un mayor acercamiento de Italia hacia las posturas alemanas, que no se opondrían al avance italiano en África. Además Mussolini se hartó de negociar y decidió pasar a la acción. El destino de Etiopía sería convertirse en colonia italiana.

Así pues el ejército italiano estaba cruzando las fronteras etíopes 39 años después de Adua, y el recuerdo de esta derrota estaba más claro que nunca en la mente de la mayoría de los soldados italianos.

Por toda Etiopía los tambores de guerra sonaban para difundir que el reino estaba en guerra. En la capital una gran multitud se reunió en torno al palacio real el día 4 de octubre para oír las palabras de su emperador. Haile Selassie salió a un balcón y proclamó con voz firme a su pueblo:

“Quitaos vuestras túnicas blancas. Escondeos. Id al encuentro del enemigo aisladamente o de dos en dos. Combatid desde las alturas. Matad como las serpientes”


El día 5 también se produjeron más discursos contra los italianos. El lugar fue Ginebra, en la sede de la Sociedad de las Naciones. Gran Bretaña había solicitado una reunión de emergencia e inmediatamente Italia fue declarada agresora y se amenazó con fuertes sanciones si no deponía las armas. El Duce no pareció muy preocupado por eso y se tomó el fin de semana libre para ir a pescar, sabía que la Sociedad de Naciones estaba moribunda desde hacía unos años.

El 7 de octubre el Regimiento 84 italiano llegó a Adua y tomó la población sin hallar gran resistencia. Ese mismo día en Italia la gente lo festejó como si de una victoria heroica se tratase. Los fascistas fomentaron esto a la vez que trataban de ir lavando el cerebro a los etíopes que vivían en terreno conquistado por los italianos. Se los trataba de convencer de la justicia del avance militar italiano y de que debían unirse a él pues así vivirían mucho mejor que en el régimen de Selassie, al que tildaban de tirano despótico.


Quizás lo más significativo de estos primeros meses de guerra no sucedió en Etiopía si no en Ginebra. Los avances de De Bono eran lentos por el norte, siempre había sido un general metódico y poco amante de los riesgos, por el sur el mariscal Rodolfo Graziani desembarcaría con un fuerte contingente que empezaría a operar a comienzos de 1936 para completar una tenaza. Pero el 18 de noviembre en Ginebra la Sociedad de Naciones impuso fuertes sanciones económicas a Italia. El aparato propagandístico de Mussolini no desaprovechó la oportunidad de arremeter duramente contra la Sociedad de Naciones y sus miembros. Se infundió la sensación de estar siendo ultrajados a los italianos, de que muchos de esos países eran sus enemigos y de que tan sólo el Duce sabría como salvarlos de todos los enemigos que amenazaban a la patria.


Sin duda alguna todo este victimismo era desmedido; como bien sabían sus impulsores. A efectos reales las sanciones se quedaron en papel mojado, desde el momento de su firma tres países se opusieron: Austria, Albania y Hungría. Una gran mayoría las consideraron como algo sólo “formal”, entre ellos Francia, Bélgica y Checoslovaquia. Suiza y Estados Unidos elevaron incluso los suministros de materias primas y armamento a Italia. Los petroleros británicos siguieron llegando hasta los puertos italianos y los trenes carboneros alemanes no interrumpieron su suministro a la zona industrial del norte de Italia.

La Sociedad de Naciones y el sistema de seguridad que se había tratado de implementar tras la Primera Guerra Mundial había demostrado su ineficacia y su debilidad. Los países preferían mirar hacia otro lado y mantener su comercio con Italia mientras esta atacaba a la casi indefensa Etiopía. El Duce se salió con la suya saltándose todas las normas internacionales y dando un golpe casi mortal a la Sociedad de Naciones. Se acababa de crear un peligroso precedente que sería aprovechado por más de un país en un futuro no muy lejano...

Bueno, con esto doy por concluída la introducción. Puesto que Italia empieza en guerra con Etiopía he querido hablar un poco de sus antecedentes y de parte de la historia previa de Italia. Me interesaba especialmente incidir en la parte final, en como la Sociedad de Naciones no tuvo autoridad suficiente como para que las sanciones a Italia se cumpliesen.

A partir de hora tocará ponerse a jugar; aún no he empezado, y poco a poco ir actualizando el AAR.

El año empezó con los ojos de toda Italia puestos en Etiopía. Los ciudadanos seguían ansiosos las noticias a través de los periódicos y de la radio. Cualquier otro tema que no fuese la guerra pasaba desapercibido, y de esto no se libró la decisión del gobierno de mejorar la industria en las zonas más rurales, y de construir fortificaciones en ciertos emplazamientos.


En Etiopía las cosas marchaban lentas, el Duce no creía que el ejército abisinio pudiera crear grandes problemas a sus “legiones”, por este motivo no envió las mejores tropas ni el material más moderno a la guerra africana. El mando de las operaciones fue dado a los dos gobernadores de las colonias africanas que rodeaban Etiopía; Eritrea por el noreste y la Somalia italiana por el sureste. Ambos gobernadores eran mariscales del ejército italiano, pero poco más que esto tenían que ver el uno con el otro.

Graziani, gobernador de Somalia, era una estrella en alza, el mejor militar italiano a juicio de muchos altos cargos del partido fascista. Nacido en 1882, en una familia noble, alcanzó el rango de coronel durante la Primera Guerra mundial, siendo el coronel más joven del ejército italiano. A partir de ahí siempre sirvió en las colonias italianas, una larga etapa en Libia, en las que fue ascendiendo hasta llegar a ser el gobernador de Somalia al estallar la guerra.


Emilio de Bono era una vieja gloria que había visto muy discutido su nombramiento como gobernador de Eritrea. En el momento que estalló el conflicto etíope De Bono estaba ya cerca de cumplir 70 años, y eran muchos los que sostenían que su edad lo incapacitaba para dirigir una ofensiva. Militar de carrera había ido ascendiendo poco a poco en el escalafón militar ocupando casi siempre puestos relativamente secundarios. General desde la guerra Italo-turca (1911) había conseguido ganar algo de notoriedad en un par de batallas, Gorizia (1916) y Grappa (Octubre 1918), contra los austriacos en la Primera Guerra Mundial. En 1922 decidió dar su apoyo a Mussolini y fue uno de los cuatro organizadores de la Marcha a Roma que dio el poder al Duce. Desde ese momento fue ocupando varios cargos más importantes en las colonias italianas, en Libia fue gobernador y tuvo bajo sus órdenes a Graziani. Ahora había sido premiado con el mando de la primera ofensiva sobre Etiopía por sus servicios a Italia y al partido fascista.


Con semejantes actores en liza, el viejo y precavido De Bono por un lado y el joven y brillante Graziani por otro, toda la opinión pública daba por sentado que Graziani sería quien llegaría a Addis Abeba por el sur, mientras De Bono no lograría grandes avances en el norte; incluso se rumoreaba una sustitución por Badoglio inminente.

Y al principio todo pareció confirmar esta teoría. El 19 de febrero Graziani llegaba a la provincia de Dagabur con 9 divisiones y la tomaba sin casi oposición. Mientras tanto De Bono, al mando sólo de un división de tropas de Eritrea, no podía avanzar más allá de Adua, que se encontraba muy cerca de la frontera con la colonia italiana.


Todo el mundo daba por sentado que Graziani ganaría “la carrera por Addis Abeba”. Todos menos el propio Graziani, este era consciente de la baja calidad de sus tropas, del caos organizativo que había resultado la marcha hacia Dagabur y de lo difícil que había resultado el transporte de suministros. Su ejército estaba formado mayormente por tropas de Somalia mal equipadas y entrenadas pobremente. Su primera victoria se había conseguido en campo abierto, pero para llegar a la capital etíope ahora debía adentrarse en las montañas del centro del país.

Mientras Graziani dudaba de su propio éxito más al noreste De Bono no paraba de mandar misivas personales al Duce. Estaba convencido de poder tomar la capital del país si se le transferían más tropas. Mussolini se ablandó y decidió dar una oportunidad de verdad al viejo mariscal, el 7 de marzo llegaban al puerto de Asmara 5 divisiones de refresco, entre ellas la 4ª Alpini, tropas expertas en el combate en las montañas.


Con estos refuerzos De Bono lideró la marcha hacia la provincia de Gonder y la tomó el 22 de abril. La 4ª Alpini fue fundamental en todas sus operaciones, y se ganó un hueco en el corazón de los italianos a través de las crónicas de los venales reporteros desplazados al conflicto.


Nueve días después del éxito de De Bono Graziani llegó por fin a las montañas de Harar al mando de 7 divisiones. La marcha había sido larga y extenuante a lo largo de un terreno semidesértico. Las tropas no estaban preparadas para algo tan duro, y la logística italiana menos aún. El ejército de Graziani tenía pocos camiones, y la mayoría no estaban adecuados para su uso en el desierto.


Parte de los etíopes se llevaban mal con los italianos y surgieron conflictos constantes. Tras dos meses y medio de marcha en estas circunstancias se toparon con una división etíope fuertemente atrincherada en las montañas. La batalla, si así se le puede llamar, duró apenas unas horas. Graziani ante el caos y la ineficacia de sus hombres decidió retroceder y no mermar en demasía sus tropas.


Esta derrota puso más de realza la victoria de De Bono, que fue el hombre más famoso de Italia en aquella primavera.

Muy buena la introduccion, me ha encantado.

Click to expand...

Muchas gracias Paithan por tus palabras y por el ofrecimiento para traducir. Tengo bastantes carteles con frases que no entiendo del todo, pero la mayoría no los voy a usar porque si no serían demasiadas imágenes.

Por lo de ahora me estoy recreando bastante con la guerra con Etiopía, más que nada porque no pasa nada aparte de eso. Pero también me resulta interesante hablar un poco del pasado de los protagonistas. Si con el paso del tiempo los post resultan muy largos o tochos decídmelo y podría fragmentarlos en dos y publicarlos con un día de diferencia o algo así. De todas formas estoy tratando de meter mucha imagen para aligerar todo.

Esta tarde, si puedo, pondré una actualización que seguro que os va a resultar cuando menos curiosa. :rofl:

La primera semana de mayo fueron unos días tranquilos en el asunto etíope, algo así como el ojo del huracán. Graziani se lamía las heridas en el sur, y De Bono no se atrevía a bajar hasta Addis Abeba sin más refuerzos. Así que la situación alcanzó un punto muerto provisional.

Fue en estos momentos cuando el aparato propagandístico del partido fascista aprovechó para lanzar una campaña propagandística poco usual. Para aumentar el reclutamiento se usaron carteles e imágenes como las siguientes:


A la vez se publicaban artículos en los periódicos que de paso que hablaban de la guerra citaban, de forma casi casual, la belleza de las nativas. Incluso se insinuaba que, en algunos lugares del país, estas deseaban la llegada de los italianos y estos eran “bien recibidos”. También se bromeaba con que ese era el “ejército” etíope más “peligroso” para los jóvenes transalpinos.

No está claro si muchos incautos romeos se alistaron para comprobar la veracidad de estos mensajes. Lo que si se logró fue un pequeño escándalo en algunos sectores de la conservadora y muy católica Italia de mediados de los 30. Nada desde luego que inquietara la posición de los fascistas. Mussolini hacía tiempo que había aprendido que en el amor y sobre todo en la guerra todo valía. Para ser justos habría que decir que el Duce aplicaba lo de “todo vale” a muchos más campos...


Mientras en África el auténtico ejército etíope se encontraba en verdaderos apuros. Sus medios eran mucho más atrasados que los ya de por si obsoletos italianos. El ejército carecía de formación profesional y gran parte de su material hubiera resultado anticuado en la Primera Guerra mundial. Lo único de lo que iban sobrados los soldados abisinios era de ardor guerrero; en ocasiones incluso tenían excesivo, y amor por su libertad. El emperador no paraba de recorrer el frente tratando de infundir valor y ánimos a sus hombres.


Pero en la capital cundía el desánimo y la preocupación pese a la victoria sobre Graziani. De Bono se hallaba agazapado a poca distancia de Addis Abeba y no paraba de fortificar su posición como una araña que teje su tela sin prisas, sabiendo que la trampa será infalible y atrapará a su presa. En aquellos primeros calurosos días de mayo toda la ciudad sostenía la respiración en espera del próximo movimiento del viejo mariscal...