Bueno, pues… llegó el momento. Ya domino las artes del Football Manager 2007, así que ya es tiempo de que ponga manos a la obra y os “deleite” con mis habilidades. Pero claro, estas cosas hay que hacerlas con estilo y… con historia. Así que eso, he elegido a un histórico, y además en Inglaterra, el:
¿Cómo, que no lo conocéis? Pues será cuestión entonces de iniciaros en la curiosa historia de este equipo, conocido como The Whites, The Bulls (entre sus aficionados) y The Cattle (entre sus enemigos).
El Hereford siempre ha sido lo que es hoy: un club modestísimo con pocos o ningún recurso, formado por jugadores jóvenes con más garra que calidad. Siempre se ha movido en las categorías inferiores del fútbol inglés, y sólo a finales de los 70 logró asomar la cabeza en lo que entonces era la Second Division y ahora sería la Championship (recordad, las divisiones en Inglaterra siguen este orden: Premier, Championship, First, Second, Third, Conference, …).
¿De dónde viene entonces su condición de histórico? De la FA Cup, la competición más antigua del mundo. El Hereford se ganó en los 70 una justa fama de “matagigantes”, especialmente después del 5 de febrero de 1972. Por entonces, el Hereford ni siquiera jugaba una liga profesional y sus jugadores eran simples aficionados. Después de avanzar dos rondas por sorpresa (venciendo a equipos humildes, pero profesionales), el sorteo les deparó en tercera ronda una eliminatoria contra el Newcastle United, uno de los clubes con más tradición, afición, solera y DINERO de Inglaterra. El partido debía jugarse en Saint James’ Park, el estadio del Newcastle, y el resultado parecía claro. El Hereford, sin embargo, consiguió un heroico empate a dos y el replay, que, ese sí, debía jugarse en Edgar Street.
El partido hubo de aplazarse tres veces por la lluvia, y finalmente pudo jugarse el 5 de febrero, eso sí, con el campo embarrado y en un estado lamentable. Después de 10 minutos de partido, aquello ya no era un patatal, era una ciénaga. Más de 16.000 espectadores abarrotaban un estadio que, en realidad, apenas tiene una cabida de 9.000. La mayor entrada jamás registrada en Edgar Street. El Newcastle salió a avasallar y en la primera parte rozó el gol en numerosas ocasiones. En la segunda el panorama no cambió en exceso.
Hasta el minuto 82. En ese momento apareció por fin Malcom McDonald, “Supermac”, la estrella del Newcastle, fichado por 180.000 libras (de la época) al Fulham, y que ese mismo año había debutado en los magpies con un hat-trick ante el todopoderoso Liverpool. El mismo “Supermac” que en 1975 marcaría cinco goles en un partido oficial de la selección contra Chipre, un récord todavía por igualar. Bueno, pues este caballero ponía el 0-1 en el marcador. Aquello parecía acabado.
Pero sólo lo parecía, claro. En ese momento el entrenador del Hereford decidió jugarse el todo por el todo, cambiar al lateral diestro Roger Griffiths por el extremo Ricky George. Roger se había lesionado en la primera parte, pero seguía en el campo por puros… por puro orgullo. Ricky George, por su parte, había sido en sus años mozos un prometedor extremo del Tottenham Hotspurs que, poco a poco, había ido bajando al submundo del fútbol. Ricky, nada más salir al campo, robó un balón pegado a la cal de la banda izquierda, lo retrasó al lateral Mallender y este pegó un zapatazo (patapúnparriba) que cabeceó el delantero centro Meadows y la defensa del Newcastle no acertó a despejar. Ronnie Radford, el extremo diestro, recuperó ese mal rechace, hizo una pared con el delantero Brian Owen (una pared milagrosa, viendo el estado del campo) y remató a gol desde 30 metros. No habían pasado ni siquiera dos minutos desde el gol de “Supermac”. La jugada, una de las más repetidas en televisión en la historia del fútbol inglés, provocó al instante una invasión de campo de los enloquecidos aficionados del Hereford. Ranford, el héroe, en realidad se ganaba la vida como carpintero.
Así se llegó a la prórroga (la prórroga sólo se juega si se llega al empate en el “replay”). Y Ranford volvió a ser protagonista. Dejó un balón a Dudley Tyler, que, cómo no, pegó un pelotazo que acabó en los pies de Ricky George. Ricky, después de dos toques inofensivos, le pegó al balón con todas sus fuerzas y el balón se coló en la puerta. Era el minuto 103. Los aficionados volvieron a invadir el campo… y los jugadores del Newcastle ya no pudieron responder. En la siguiente ronda el Hereford cayó ante el (por entonces) todopoderoso West Ham. Pero daba igual, ya habían pasado a la historia.
El gol del empate, el de Ronnie Radford, ha servido de cabecera al progama resumen de la jornada futbolística de la BBC hasta anteayer por la tarde, como quien dice, y el partido está considerado como uno de los mejores 100 momentos del deporte en Reino Unido. Está unánimemente reconocido como la mayor sorpresa de la historia de la FA Cup. Y es mucha historia: la FA Cup se juega casi ininterrupidamente desde 1872.
Hereford United FC
¿Cómo, que no lo conocéis? Pues será cuestión entonces de iniciaros en la curiosa historia de este equipo, conocido como The Whites, The Bulls (entre sus aficionados) y The Cattle (entre sus enemigos).
El Hereford siempre ha sido lo que es hoy: un club modestísimo con pocos o ningún recurso, formado por jugadores jóvenes con más garra que calidad. Siempre se ha movido en las categorías inferiores del fútbol inglés, y sólo a finales de los 70 logró asomar la cabeza en lo que entonces era la Second Division y ahora sería la Championship (recordad, las divisiones en Inglaterra siguen este orden: Premier, Championship, First, Second, Third, Conference, …).
¿De dónde viene entonces su condición de histórico? De la FA Cup, la competición más antigua del mundo. El Hereford se ganó en los 70 una justa fama de “matagigantes”, especialmente después del 5 de febrero de 1972. Por entonces, el Hereford ni siquiera jugaba una liga profesional y sus jugadores eran simples aficionados. Después de avanzar dos rondas por sorpresa (venciendo a equipos humildes, pero profesionales), el sorteo les deparó en tercera ronda una eliminatoria contra el Newcastle United, uno de los clubes con más tradición, afición, solera y DINERO de Inglaterra. El partido debía jugarse en Saint James’ Park, el estadio del Newcastle, y el resultado parecía claro. El Hereford, sin embargo, consiguió un heroico empate a dos y el replay, que, ese sí, debía jugarse en Edgar Street.
El partido hubo de aplazarse tres veces por la lluvia, y finalmente pudo jugarse el 5 de febrero, eso sí, con el campo embarrado y en un estado lamentable. Después de 10 minutos de partido, aquello ya no era un patatal, era una ciénaga. Más de 16.000 espectadores abarrotaban un estadio que, en realidad, apenas tiene una cabida de 9.000. La mayor entrada jamás registrada en Edgar Street. El Newcastle salió a avasallar y en la primera parte rozó el gol en numerosas ocasiones. En la segunda el panorama no cambió en exceso.
Hasta el minuto 82. En ese momento apareció por fin Malcom McDonald, “Supermac”, la estrella del Newcastle, fichado por 180.000 libras (de la época) al Fulham, y que ese mismo año había debutado en los magpies con un hat-trick ante el todopoderoso Liverpool. El mismo “Supermac” que en 1975 marcaría cinco goles en un partido oficial de la selección contra Chipre, un récord todavía por igualar. Bueno, pues este caballero ponía el 0-1 en el marcador. Aquello parecía acabado.
Pero sólo lo parecía, claro. En ese momento el entrenador del Hereford decidió jugarse el todo por el todo, cambiar al lateral diestro Roger Griffiths por el extremo Ricky George. Roger se había lesionado en la primera parte, pero seguía en el campo por puros… por puro orgullo. Ricky George, por su parte, había sido en sus años mozos un prometedor extremo del Tottenham Hotspurs que, poco a poco, había ido bajando al submundo del fútbol. Ricky, nada más salir al campo, robó un balón pegado a la cal de la banda izquierda, lo retrasó al lateral Mallender y este pegó un zapatazo (patapúnparriba) que cabeceó el delantero centro Meadows y la defensa del Newcastle no acertó a despejar. Ronnie Radford, el extremo diestro, recuperó ese mal rechace, hizo una pared con el delantero Brian Owen (una pared milagrosa, viendo el estado del campo) y remató a gol desde 30 metros. No habían pasado ni siquiera dos minutos desde el gol de “Supermac”. La jugada, una de las más repetidas en televisión en la historia del fútbol inglés, provocó al instante una invasión de campo de los enloquecidos aficionados del Hereford. Ranford, el héroe, en realidad se ganaba la vida como carpintero.
Así se llegó a la prórroga (la prórroga sólo se juega si se llega al empate en el “replay”). Y Ranford volvió a ser protagonista. Dejó un balón a Dudley Tyler, que, cómo no, pegó un pelotazo que acabó en los pies de Ricky George. Ricky, después de dos toques inofensivos, le pegó al balón con todas sus fuerzas y el balón se coló en la puerta. Era el minuto 103. Los aficionados volvieron a invadir el campo… y los jugadores del Newcastle ya no pudieron responder. En la siguiente ronda el Hereford cayó ante el (por entonces) todopoderoso West Ham. Pero daba igual, ya habían pasado a la historia.
El gol del empate, el de Ronnie Radford, ha servido de cabecera al progama resumen de la jornada futbolística de la BBC hasta anteayer por la tarde, como quien dice, y el partido está considerado como uno de los mejores 100 momentos del deporte en Reino Unido. Está unánimemente reconocido como la mayor sorpresa de la historia de la FA Cup. Y es mucha historia: la FA Cup se juega casi ininterrupidamente desde 1872.