COMO ESTA EL PATIO, 2a parte
Estamos, pues, en la siguiente situación a fecha 1860. Las marinas de las naciones importantes disponen de buques que son en todo similares a los navíos de la era de Trafalgar, pero con la adicción de sistemas mixtos de propulsión, a vela y a vapor, que se considera como un medio auxiliar, para cuando los vientos vienen torcidos o para situación de combate, y con una artillería similar a la de la época de Trafalgar también. Cañones de avancarga de anima lisa, mas gordos, 68 libras vs las 36 de inicio de siglo, capaces de disparar proyectiles explosivos, pero que siguen manejándose igual, disparando a través de las portillas abiertas en las bandas y con los mismos sistemas de puntería ojimetricos.
El combate de Sinope muestra la extrema vulnerabilidad de un buque de madera contra los modernos proyectiles explosivos. Y a algún genio se le ocurre la original y maravillosa idea de meterle a los barcos una coraza de hierro encima de sus costados de madera.
Vapor + necesidad de mayor protección + modestia típica al poner los nombres de los franceses igual a GLOIRE(Agosto 1860). Con 12 cm de cintura acorazada sobre una estructura de 43cm de grueso de madera podía resistir el disparo de los cañones de 68 libras británicos a 20 metros de distancia. Daba 13 nudos de velocidad y desplazaba 5600 toneladas, montando 36 cañones de 50 libras de anima lisa. Un bicho que podía merendarse dos navíos de 120 cañones para merendar, eructar y pedir otro para postre.
Técnicamente no era un navío de linea, sino una fragata, al disponer solo de un puente. Se hicieron algún que otro intento de blindar navíos de linea, de dos puentes, pero un navío de dos puentes tiene el doble de borda libre que una fragata, y si se ha de poner blindaje al segundo puente la distribución de los pesos provoca problemas metacéntricos Tenemos demasiado peso arriba y demasiado poco abajo, y el navío muestra pocas condiciones marineras y una gran facilidad para volcar, al tener el centro de gravedad demasiado alto. De hecho, los primeros buques acorazados plantearon en algunos casos problemas de no ser marineros y alguno que otro zozobró.
El concepto tuvo mucho éxito y todas las marinas se apresuraron a copiarlo. Entre ellas la española, tercera marina del mundo en tener fragatas acorazadas con la Numancia, Enloricata navis que primo terram circuivit. Tanto éxito tuvieron que podemos gritar a voz en cuello 'El rey Buque de Linea ha muerto, viva el rey Ironclad'.
Y nos vamos a una fecha clave. 1866, batalla de Lissa. Es el único enfrentamiento entre marinas de verdad que dispondrán los estrategas navales para sacar conclusiones y ver por donde va el percal hasta la guerra ruso japonesa de 1905. Veamos que paso, y que conclusiones se sacaron.
La batalla de Lissa se libro entre la flota austohungara y la marina italiana. La marina italiana disponía de una considerable superioridad en la misma, con 12 ironclads y 17 buques sin blindar contra 7 ironclads y 11 buques sin blindar austriacos, y desplegó en linea, para aprovechar su mayor superioridad en artillería y blindaje. En cambio, la marina austriaca desplegó en una formación en V, con los 7 ironclads en punta y la intención de cerrar combate y armar una barulla a distancia supercorta, a ver si había suerte y eran capaces de alcanzar una superioridad local, hundir algún que otro buque italiano y romper la moral de la flota italiana.
La maniobra de la flota austriaca se vio auxiliada por la genial habilidad táctica del almirante italiano, que poco antes iniciarse el combate decidió cambiar de buque insignia, lo que provoco que la segunda y terceras divisiones de la flota italiana se detuvieran para arriar botes, mientras que la primera no se entero de la jugada abriéndose una brecha en la formación italiana. Además no se hizo la señal de cambio de buque insignia, con lo que media flota italiana se paso la batalla mirando los mástiles del antiguo buque insignia en espera de ordenes, ordenes que, por supuesto, no llegaron. Y antes de que lo preguntéis, no se hallo ninguna prueba de soborno por parte de la doble corona al almirante italiano. Fue simplemente una demostración de incompetencia y cobardía de las que hacen epoca.
Mientras la formación austriaca se acercaba a la linea italiana, se comió una ensalada de tiros de marca mayor. Pero los blindajes aguantaron los impactos como campeones y consiguieron cerrar. El combate se libro a distancias cortisimas, y visto que no se conseguían abrir las corazas a cañonazos los buques empezaron a intentar embestirse entre si. Los austrohungaros se mostraron mas hábiles o con mas pelotas, y dos ironclads italianos se fueron a pique embestidos por sus enemigos. La flota italiana, pese a su aun gran superioridad numérica se hizo caquita encima y salio por hélices a todo lo que le daban sus calderas.
De esta batalla se sacaron ciertas conclusiones tácticas, unas mas acertadas y otras menos, que se verán en la siguiente entrega.