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Antagonity

Sergeant
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May 31, 2013
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ARR - Los hijos de Helgoland

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A la muerte de Carlomagno, la ineptitud y la avaricia de sus descendientes sumieron a Europa de nuevo en la decadencia. Mientras las tribus nórdicas, un día ajenas al devenir del continente, despiertan de su centenario letargo y dirigen sus naves a tierra firme huyendo de las congeladas tierras del Norte, los seguidores de Mahoma expanden por el sur la palabra del profeta a base de sangre y acero. ¿Podrán los cristianos, corroídos por la arrogancia y el ansia de poder, derrotar una vez más a sus enemigos de Fe, o retornarán los fanáticos de los dioses antiguos a las tierras que hacía un siglo les habían sido usurpadas por Carlomagno?

Índice
Capítulo I:
I. Introducción (842-866) La proclamación de Clopemburgo
 
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I. Introducción(842-866)
La proclamación de Clopemburgo

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A mediados del Siglo IX, las tierras del Duque Luidolf III de Sajonia eran las más extensas de entre los vasallos de la Francia Oriental: Desde los frondosos bosques de Göttingen al sur hasta la desembocadura del Elba y el Golfo de Helgoland al norte, todo había pertenecido a la casa Ludolfinger desde que su abuelo Ludofingo derrotara, al mando del ejército carolingio, a los paganos del antiguo Reino de Sajonia en la batalla de Lunemburgo, en el año 781 después de nuestro señor.

Pero si bien el ducado de Sajonia era sin duda el más destacable en cuanto a extensión, su poderío militar apenas podía compararse con el de otros ducados más al sur como el de Franconia o el de Suabia, pues gran parte de los dominios conquistados por Ludofingo fueron puestos a disposición de la Iglesia para su conversión al cristianismo, estando esta exenta de participar de las levas ducales y pagando además unos muy reducidos impuestos a su señor feudal.

Así pues, cuando Luidolfo III decidió en el año 849 emprender una expedición para extender los dominios del ducado más allá del Elba con la consquista del condado de Hamburgo, aprovechando así la división entre las tribus paganas, este debió pedir ayuda a uno de sus más fieles vasallos: el Conde Udo de Odemburgo. Con la totalidad de las levas del condado de Odemburgo el Duque tomó por la fuerza la preciada tierra de Hamburgo. Sin embargo, para el Conde Udo la batalla tuvo un elevado coste: Su único hijo y heredero resultó mortalmente herido en combate, muriendo postrado en su cama dos días más tarde entre horribles dolores.

Fue así como se forjó la profunda deuda del Duque de Sajonia con la nobleza de Odemburgo, que sería pagada tiempo después (en el año 867) a la muerte del propio Conde: El Duque viajó personalmente a Odemburgo y ordenó al consejo del difunto conde nombrar un nuevo soberano, renunciando así a su derecho de herencia sobre las tierras sin reclamar .


Y así se reunió el consejo en el Castillo de Clopemburgo a puerta cerrada, durante tres días y tres noches completas. Al final, en la mañana del día 14 de Mayo del año 866 fue proclamado conde Sigmund von Helgoland, el maestro de espías. Este hecho es conocido como la proclamación de Clopemburgo
 
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