Capítulo I: La llegada de la Paz.
Hanstein dejo que su mente escapara mientras miraba el mapa en sus habitaciones privadas. Habían pasado dos años desde que regreso con Björn “Costados de Hierro” del saqueo del Mediterráneo. Ahora su único amigo estaba guerreando junto a sus hermanos para vengar la muerte de Ragnar Lodbrok. Inglaterra, la tierra que mostro el camino de la gloria y riqueza a su pueblo, estaba asolada por múltiples señores nórdicos.
No se le escapaba el hecho de que sus hombres estaban inquietos. Todos los señores del norte se encontraban luchando contra los anglosajones, el saqueo era constante. Mas de uno se preguntaba abiertamente si la gran leyenda de Hanstein estaba destinada a desaparecer.
Pero el conde no podía aceptar ser un segundo. A pesar de que arrasara Inglaterra y se estableciera allí esa siempre seria la tierra de los Lodbrok, no, el no sería solo uno de los grandes. Hanstein crearía un reino por derecho propio. Una tierra que solo conociera de su leyenda, tal y como Ragnar hiciera. Estaba inquieto. Pasaba las últimas noches sin dormir, sopesando las consecuencias de lo que quería hacer. Aunque la ambición de gloria lo consumía su mente era lo suficientemente aguda como para comprender lo arriesgado de una empresa tan grande para un hombre que contra su voluntad estaba envejeciendo.
Su esposa le coloco las manos sobre la espalda sacándolo de sus pensamientos.
La condesa desataba toda la lujuria de Haisten . Nunca, ni siquiera entre las exóticas mujeres mediterráneas, vio unos rasgos tan perfectos como los de la madre de su hijo. Sintió la erección incontrolable.
-Ni lo pienses amor. Tus hombres están esperando fuera. Ya han dispuesto todo para empezar los combates. Pase la última semana organizando los terrenos y evitando que se mataran entre ellos.
-Vamos, sé que pueden esperar un poco más ...
-No- dijo apartándole la mano firmemente.-Quieren ver a su señor. Además, estoy sangrando en estos días. Mas tarde puedes visitar a la francesa si no puedes esperar.
Trato de notar algún tono de reproche en la voz de su mujer, pero no detecto nada. Ide era su segunda esposa, la fe nórdica permitía a un hombre tener hasta tres concubinas. La tomo cuando se dio cuenta lo útil que la joven era para descubrir las pequeñas tramas en la sombra. Su esposa era igual de buena pero no contaba con la ventaja de ser una local.
Vigdis sonrió .
-Aunque lo más probable es que te diga que esta ocupad. No sé porque siempre rehúye sus obligaciones. Ven.-dijo tirándose sobre la cama.
Una hora después el griterío en el patio era incontrolable. Hastíen se puso de pie sin poder controlarrse cuando uno de los campeones de su casa termino venciendo. El hombre se acercó al podio inclinándose respetuosamente ante su señor. De quien recibió los 40 ducados de oro a modo de premio.
Grimir recibió un puesto en la mesa principal durante el gran banquete nocturno. La comida era simplemente deliciosa y la consumía copiosamente, como barril sin fondo. Mientras la mayoría de los vikingos simplemente gritaban Grimir no perdía de vista a su señor.
Algunos no se cuidaban de decir que el "viejo conde" estaba cansado. El hombre vivía pendiente del señor. Reaccionaba con igual complacencia a sus bromas como a sus insultos. Tal vez por ello tenía un puesto en el consejo y se sentaba todos los días en la mesa principal y no solo cuando rompía unos cuantos cráneos en una competición. No escapo de su mirada que también el cristiano Angelbert le susurraba preocupado a su señor. El hombre había pasado las últimas semanas en el vecino reino de Britania.
.
Por el contrario, el conde lucio tranquilo, mirando fijamente los guerreros sentados y acariciando el hacha sobre la mesa. Grimir sonrió mientras masticaba una copiosa pierna de pollo. El saqueo seria anunciado esta noche. Y el viejo conde no solo anunciaría una redada por botines, no reunías más de 3000 hombres y pagabas armaduras, escudos y espadas solo para tomar unos pocos botines. Ubico a Yvgnar manoseando a las esclavas, como era de esperar.
El hombre ponía monedas de plata entre sus labios y disfrutaba como las infelices se los chupaban con función para extraerlas. El hombre era incluso más joven que él , pero tenía un puesto como mayordomo en la casa.
Fue quien le revelo casi sin querer y después de pagarle multitud de putas y bebidas que los barcos que se estaban reuniendo no viajarían a Inglaterra como muchos esperaban sino a Irlanda. Esta era su oportunidad, como capitán de la casa Haestein estaría cerca de todo lo que sucediera. Su oportunidad para la gloria estaba a solo unos pocos momentos de revelarse. Y un día sería tan rico y poderoso como el señor del que ahora se alimentaba.
Angelbert se sintió ahogado por la gritería de los guerreros y las manos le sudaban. Intento convencer a su señor de nuevo de que no asaltara a los britanos. Recorrió personalmente las tierras del rey Salomon map Riwallon y pudo palpar el odio de los señores locales por los norteños. El joven Conde de Anjou en la vecina Francia Occidental, apenas un niño, clamaba a los cuatros vientos que un día tomaría venganza por la muerte de su padre a manos del conde Hastein . El condado estaba rodeado. Fue inútil, el conde levanto la mano y se puso de pie:
- ¡Vikingos! ! ¡Vikingos!
El silencio fue absoluto. Todos los guerreros se voltearon a mirarlo.
-! ¡Quienes quieren asaltar Inglaterra!
-! ¡Quienes quieren unirse a los miles de los nuestros que saquean allí!
El ruido fue atronador, los hombres desenvainaron espadas y rompieron platos y basos como señal de aprobación .
-Bien, bien ...- El conde abrió las manos. -Pues entonces solo queréis un poco de oro y algún puñado de tierra. Entonces no quieren establecerse en una tierra donde existen enormes tesoros, y un rio rodeado de tierras fértiles, un rio que no tiene límites en extensión . Una tierra donde se habla de enormes edificios de piedra, construidos por gigantes para sus reyes.
Los hombres estaban pasmados escuchando al conde. Grimir dejo de tragar por un segundo. Había estado en Irlanda como muchos otros. Era una tierra más amigable que la dura Suecia pero nunca como la describía el conde. Sus ojos resbalaron sobre Grimir que lucía igual de pasmado.
-Todos están en Inglaterra. Incluso mi amigo “Costado de Acero”. Pero les digo a ustedes que acudieron a mi llamado. La gloria de allí siempre será para los hijos de Ragnarr . No importa cuán bien luchen, no importa de cuanto honor cubran el nombre de Odín. Las sagas solo los verán como la continuación de la leyenda del gran Ragnar Lodbrok.
El conde subió a la mesa de un salto y comenzó un gesticular.
-Yo tengo para ustedes la mejor de las tierras. Tengo para ustedes la oportunidad de un reino más rico y poderoso incluso que el que se conseguiría en Inglaterra. Al borde del mundo está el reino de Egipto donde ningún vikingo ha llegado todavía. Esta la oportunidad de ser ricos como nunca esperaron. Esta la nueva saga de nuestro pueblo. ¿Me seguirán vikingos? ¿Me seguirán a tomar las tierras de los gigantes? ¡¡¿Gobernaran Egipto? !!
Cuando los gritos de los hombres apagaron la música y los puños se alzaron en señal de aprobación el conde Hastein regreso a su lugar en la mesa acariciando los muslos de su esposa. Tenía la misma mirada brillante que sus hombres. Eran suyos, regresaría al Mediterráneo tal y como siempre espero, pero esta vez como líder único. El 1 de enero del año 867 el conde Hastein se sintió en paz.
Hanstein dejo que su mente escapara mientras miraba el mapa en sus habitaciones privadas. Habían pasado dos años desde que regreso con Björn “Costados de Hierro” del saqueo del Mediterráneo. Ahora su único amigo estaba guerreando junto a sus hermanos para vengar la muerte de Ragnar Lodbrok. Inglaterra, la tierra que mostro el camino de la gloria y riqueza a su pueblo, estaba asolada por múltiples señores nórdicos.
No se le escapaba el hecho de que sus hombres estaban inquietos. Todos los señores del norte se encontraban luchando contra los anglosajones, el saqueo era constante. Mas de uno se preguntaba abiertamente si la gran leyenda de Hanstein estaba destinada a desaparecer.
Pero el conde no podía aceptar ser un segundo. A pesar de que arrasara Inglaterra y se estableciera allí esa siempre seria la tierra de los Lodbrok, no, el no sería solo uno de los grandes. Hanstein crearía un reino por derecho propio. Una tierra que solo conociera de su leyenda, tal y como Ragnar hiciera. Estaba inquieto. Pasaba las últimas noches sin dormir, sopesando las consecuencias de lo que quería hacer. Aunque la ambición de gloria lo consumía su mente era lo suficientemente aguda como para comprender lo arriesgado de una empresa tan grande para un hombre que contra su voluntad estaba envejeciendo.
Su esposa le coloco las manos sobre la espalda sacándolo de sus pensamientos.
La condesa desataba toda la lujuria de Haisten . Nunca, ni siquiera entre las exóticas mujeres mediterráneas, vio unos rasgos tan perfectos como los de la madre de su hijo. Sintió la erección incontrolable.
-Ni lo pienses amor. Tus hombres están esperando fuera. Ya han dispuesto todo para empezar los combates. Pase la última semana organizando los terrenos y evitando que se mataran entre ellos.
-Vamos, sé que pueden esperar un poco más ...
-No- dijo apartándole la mano firmemente.-Quieren ver a su señor. Además, estoy sangrando en estos días. Mas tarde puedes visitar a la francesa si no puedes esperar.
Trato de notar algún tono de reproche en la voz de su mujer, pero no detecto nada. Ide era su segunda esposa, la fe nórdica permitía a un hombre tener hasta tres concubinas. La tomo cuando se dio cuenta lo útil que la joven era para descubrir las pequeñas tramas en la sombra. Su esposa era igual de buena pero no contaba con la ventaja de ser una local.
Vigdis sonrió .
-Aunque lo más probable es que te diga que esta ocupad. No sé porque siempre rehúye sus obligaciones. Ven.-dijo tirándose sobre la cama.
Una hora después el griterío en el patio era incontrolable. Hastíen se puso de pie sin poder controlarrse cuando uno de los campeones de su casa termino venciendo. El hombre se acercó al podio inclinándose respetuosamente ante su señor. De quien recibió los 40 ducados de oro a modo de premio.
Grimir recibió un puesto en la mesa principal durante el gran banquete nocturno. La comida era simplemente deliciosa y la consumía copiosamente, como barril sin fondo. Mientras la mayoría de los vikingos simplemente gritaban Grimir no perdía de vista a su señor.
Algunos no se cuidaban de decir que el "viejo conde" estaba cansado. El hombre vivía pendiente del señor. Reaccionaba con igual complacencia a sus bromas como a sus insultos. Tal vez por ello tenía un puesto en el consejo y se sentaba todos los días en la mesa principal y no solo cuando rompía unos cuantos cráneos en una competición. No escapo de su mirada que también el cristiano Angelbert le susurraba preocupado a su señor. El hombre había pasado las últimas semanas en el vecino reino de Britania.
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Por el contrario, el conde lucio tranquilo, mirando fijamente los guerreros sentados y acariciando el hacha sobre la mesa. Grimir sonrió mientras masticaba una copiosa pierna de pollo. El saqueo seria anunciado esta noche. Y el viejo conde no solo anunciaría una redada por botines, no reunías más de 3000 hombres y pagabas armaduras, escudos y espadas solo para tomar unos pocos botines. Ubico a Yvgnar manoseando a las esclavas, como era de esperar.
El hombre ponía monedas de plata entre sus labios y disfrutaba como las infelices se los chupaban con función para extraerlas. El hombre era incluso más joven que él , pero tenía un puesto como mayordomo en la casa.
Fue quien le revelo casi sin querer y después de pagarle multitud de putas y bebidas que los barcos que se estaban reuniendo no viajarían a Inglaterra como muchos esperaban sino a Irlanda. Esta era su oportunidad, como capitán de la casa Haestein estaría cerca de todo lo que sucediera. Su oportunidad para la gloria estaba a solo unos pocos momentos de revelarse. Y un día sería tan rico y poderoso como el señor del que ahora se alimentaba.
Angelbert se sintió ahogado por la gritería de los guerreros y las manos le sudaban. Intento convencer a su señor de nuevo de que no asaltara a los britanos. Recorrió personalmente las tierras del rey Salomon map Riwallon y pudo palpar el odio de los señores locales por los norteños. El joven Conde de Anjou en la vecina Francia Occidental, apenas un niño, clamaba a los cuatros vientos que un día tomaría venganza por la muerte de su padre a manos del conde Hastein . El condado estaba rodeado. Fue inútil, el conde levanto la mano y se puso de pie:
- ¡Vikingos! ! ¡Vikingos!
El silencio fue absoluto. Todos los guerreros se voltearon a mirarlo.
-! ¡Quienes quieren asaltar Inglaterra!
-! ¡Quienes quieren unirse a los miles de los nuestros que saquean allí!
El ruido fue atronador, los hombres desenvainaron espadas y rompieron platos y basos como señal de aprobación .
-Bien, bien ...- El conde abrió las manos. -Pues entonces solo queréis un poco de oro y algún puñado de tierra. Entonces no quieren establecerse en una tierra donde existen enormes tesoros, y un rio rodeado de tierras fértiles, un rio que no tiene límites en extensión . Una tierra donde se habla de enormes edificios de piedra, construidos por gigantes para sus reyes.
Los hombres estaban pasmados escuchando al conde. Grimir dejo de tragar por un segundo. Había estado en Irlanda como muchos otros. Era una tierra más amigable que la dura Suecia pero nunca como la describía el conde. Sus ojos resbalaron sobre Grimir que lucía igual de pasmado.
-Todos están en Inglaterra. Incluso mi amigo “Costado de Acero”. Pero les digo a ustedes que acudieron a mi llamado. La gloria de allí siempre será para los hijos de Ragnarr . No importa cuán bien luchen, no importa de cuanto honor cubran el nombre de Odín. Las sagas solo los verán como la continuación de la leyenda del gran Ragnar Lodbrok.
El conde subió a la mesa de un salto y comenzó un gesticular.
-Yo tengo para ustedes la mejor de las tierras. Tengo para ustedes la oportunidad de un reino más rico y poderoso incluso que el que se conseguiría en Inglaterra. Al borde del mundo está el reino de Egipto donde ningún vikingo ha llegado todavía. Esta la oportunidad de ser ricos como nunca esperaron. Esta la nueva saga de nuestro pueblo. ¿Me seguirán vikingos? ¿Me seguirán a tomar las tierras de los gigantes? ¡¡¿Gobernaran Egipto? !!
Cuando los gritos de los hombres apagaron la música y los puños se alzaron en señal de aprobación el conde Hastein regreso a su lugar en la mesa acariciando los muslos de su esposa. Tenía la misma mirada brillante que sus hombres. Eran suyos, regresaría al Mediterráneo tal y como siempre espero, pero esta vez como líder único. El 1 de enero del año 867 el conde Hastein se sintió en paz.
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