Estocolmo, primavera de 2008. A comienzos del mes junio estuve de visita por la capital nórdica, como algunos sabrán. Evidentemente, tenía en el tintero la visita de uno de los principales focos turísticos de la ciudad, el Vasamuseet, el Museo Vasa. ¿De qué va este museo? Pues de un barco que encontraron hace unos años y que se había hundido no sé donde. Eso, en resumen, es lo poco que sabía, y tampoco me había molestado en buscar mucha más información. Esperaba empaparme de ella en el museo, claro. Más o menos había visto alguna foto, un enorme 'galeón' (si es que ese término se puede designar para este buque) muy decorado y en apariencia, bastante grande, pero con una pérdida total de escala por culpa de esas fotos oscuras. Creo que miré información del por qué no había desaparecido tal cantidad de madera por la acción de ciertos moluscos marinos, algo que me resultó bastante curioso.
El Vasamuseet, en Estocolmo
Tras varias horas de marcha nocturna, pocas horas de sueño y un hipercalórico desayuno, tomamos un taxi para la isla de Djurgården, donde se situa, además deel Museo Vasa, el Nordiska Museet y el parque de atracciones Skansen. El museo, precioso. Un poliedro de perfil bajo inmenso de madera y metal, con escasas cristaleras y tres palos de metal imitando la arboladura de un buque de vela. Cruzamos varias puertas metálicas estancas y llegamos a una recepción con luz muy tenue donde apoquinamos unas 80 SEKs por barba (unos 8,50 €) y entramos dentro del museo.
Lo que vi dentro me dejó con la boca abierta y es difícil describir con palabras. Una inmensa y curvada proa rematada con enorme león rampante de la que partía un puntiagudo bauprés y tras esta, a babor y estribor, docenas de portalas abiertas con cabezas de león talladas por las que hace siglos debieron asomar decenas de cañones. Ese era el Vasa. Y yo creía que me iba a encontrar una patera
La proa del Vasa
Las proporciones del buque son prácticamente indescriptibles. El cuerpo de popa (y en menor medida, la proa), todo un alarde de maestria escultórica rozando la ordinariez, tiene una altura total de más de 19 metros, como un edificio de seis plantas. La longitud total del buque es de unos 69 metros, y si estuviera totalmente arbolado, su altura total desde la base de la quilla hasta el extremo superior del asta de la bandera del palo mayor sería de unos 52 metros, como un edificio de 18 plantas. Tales dimensiones fueron su condena. Construido como arma definitiva para su uso en un conflicto bélico, fue la obra maestra un rey megalómano que no pudo verlo en su primer y único viaje.
El museo, de una amplitud considerable, está repartido en cuatro plantas temáticas, por las que se puede observar al buque en todo su conjunto desde su quilla hasta la parte superior de la popa, destaca por su luz tenue para evitar el deterioro que pueda ejercer la luz solar en estas maderas centenarias. A lo largo de las plantas, información, reconstrucciones y maquetas de todo tipo relacionadas tanto con el Vasa, como del contexto histórico en el que fue construido.
He aquí mi granito de arena, que ya iré completando con el tiempo:
El Vasamuseet, en Estocolmo
Tras varias horas de marcha nocturna, pocas horas de sueño y un hipercalórico desayuno, tomamos un taxi para la isla de Djurgården, donde se situa, además deel Museo Vasa, el Nordiska Museet y el parque de atracciones Skansen. El museo, precioso. Un poliedro de perfil bajo inmenso de madera y metal, con escasas cristaleras y tres palos de metal imitando la arboladura de un buque de vela. Cruzamos varias puertas metálicas estancas y llegamos a una recepción con luz muy tenue donde apoquinamos unas 80 SEKs por barba (unos 8,50 €) y entramos dentro del museo.
Lo que vi dentro me dejó con la boca abierta y es difícil describir con palabras. Una inmensa y curvada proa rematada con enorme león rampante de la que partía un puntiagudo bauprés y tras esta, a babor y estribor, docenas de portalas abiertas con cabezas de león talladas por las que hace siglos debieron asomar decenas de cañones. Ese era el Vasa. Y yo creía que me iba a encontrar una patera
La proa del Vasa
Las proporciones del buque son prácticamente indescriptibles. El cuerpo de popa (y en menor medida, la proa), todo un alarde de maestria escultórica rozando la ordinariez, tiene una altura total de más de 19 metros, como un edificio de seis plantas. La longitud total del buque es de unos 69 metros, y si estuviera totalmente arbolado, su altura total desde la base de la quilla hasta el extremo superior del asta de la bandera del palo mayor sería de unos 52 metros, como un edificio de 18 plantas. Tales dimensiones fueron su condena. Construido como arma definitiva para su uso en un conflicto bélico, fue la obra maestra un rey megalómano que no pudo verlo en su primer y único viaje.
El museo, de una amplitud considerable, está repartido en cuatro plantas temáticas, por las que se puede observar al buque en todo su conjunto desde su quilla hasta la parte superior de la popa, destaca por su luz tenue para evitar el deterioro que pueda ejercer la luz solar en estas maderas centenarias. A lo largo de las plantas, información, reconstrucciones y maquetas de todo tipo relacionadas tanto con el Vasa, como del contexto histórico en el que fue construido.
He aquí mi granito de arena, que ya iré completando con el tiempo: