Argentina - La hegemonía de América (Victoria - HOI2 Doomsday)

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Mar 5, 2008
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Argentina - La hegemonía de América (Victoria - HOI2 DD)


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Bueno... lo cierto es que esto es un AAR atípico, puesto que comienza por el final... jeje

Aun a riesgo de que se me mosquee el público, pues tengo dos AARs en pausa sin continuar (y que pienso continuar en cuanto acabe exámenes la semana que viene), estos días que he estado enfermo con una terrible gripe intestinal de fuertes vómitos y diarrea (mejor me ahorro otros detalles jeje) no he tenido nada mejor que hacer que jugar al Vicky...


Y gracias a la guía publicada en su web por Cayusbonus, he hecho una interesante partida con Argentina, q estos dos días enfermo he podido culminar muy satisfactoriamente. Empiezo poniéndoos cuáles eran mis objetivos principales y secundarios, y cuáles he logrado y cuáles no.


OBJETIVOS PRIMARIOS


(Por orden cronológico)

1.- Convertir la dictadura argentina en una democracia estable tras la caída del dictador Rosas (CONSEGUIDO)

2.- Lograr, por vía de la inmigración, convertir Argentina en el país más industrializado del mundo (CONSEGUIDO)

3.- Una vez creado un estado poderoso, competir con los imperios europeos por la colonización africana (Conseguido a medias - he efectuado colonización, pero no he superado a las potencias europeas)

4.- Tanto por vías diplomáticas como militares, convertir Argentina en la mayor potencia hegemónica en el continente americano (CONSEGUIDO)

5.- Acabar la partida como la primera potencia mundial (CONSEGUIDO)




OBJETIVOS SECUNDARIOS


1.- Lograr tener el ejército más poderoso del mundo (FALLADO - superado por el Reino Unido y, sobretodo, Francia)

2.- Ser la nación más prestigiosa del mundo (FALLADO - superado por el Reino Unido)

3.- Controlar todo el continente americano, haciendo que todos los países de américa sean aliados o títeres míos (FALLADO - no logré sojuzgar los Estados Unidos, y se escaparon de mi dominio Canadá, las Provincias Unidas de América Central, Colombia y Venezuela)

4.- Lograr el desmembramiento del Imperio Otomano, logrando el control colonial de todo el petróleo de Oriente Medio (Conseguido a medias - He logrado controlar todo Oriente Medio, pero no he logrado hundir del todo al Imperio Otomano)

5.- Conseguir una presencia militar estable en Europa (CONSEGUIDO - he anexionado por completo Grecia y le arrebaté a Austria los territorios de Dalmacia)


Y bueno... mi objetivo era continuar la partida en HOI, pero resulta q cuando pongo en marcha el conversor del Save, el Vicky me salta al escritorio :S voy a ver cómo puedo solucionar ese problema...


En un principio, voy a intentar escribir un AAR d todo lo q ha sido el progreso de la partida hasta lograr todo lo escrito. os dejo el screenshot del final de la partida para ir abriendo boca

argentina1.jpg
 
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me anoto como lector.
tambien llevo un AA, donde la primera parte es del vicky y la segunda sera del DD.


por lo que veo te repartiste bolivia con chile.

puede que se te caiga por la distribucion de las provincias.
si tienes guardada la partida unos meses antes, prueba intentando convertirla, si se sigue callendo tendras que tomar el escenario del 36 ytendras que tunearlo a medida.

de todas formas mandame el save, aver si te puedo ayudar
mi correo es pavvzz@gmail.com
 
Gracias por la ayuda, pavz. Te he enviado un mail junto con el save, a ver si tú logras convertirlo... así de paso podrás curiosear por mi save, y ver la bestialidad industrial que tengo montada en Argentina (en especial en el estado de La Rioja), y también la curiosa situación europea, en la que Austria, lejos de hundirse, se ha convertido en una monstruosidad de imperio que se ha anexionado casi toda la estepa rusa


Y sobre Bolivia, la verdad es que Chile ha sido mi más valioso aliado durante casi toda la partida (de hecho, si curioseas en el save, verás que nuestra relación es +199), pero desde que me lié a expansionarme y a declarar guerras a diestro y siniestro, supongo que debido a la subida de Bad Boy, no me aceptó ninguna otra alianza...

Bueno, lo cierto es que puede ser que se cuelgue porque todavía hay un trocito de áfrica sin colonizar (esas colonias se quedaron en manos de los otomanos). Supongo que retocando un poco el save para solucionar esos detalles podría arreglarse la cuestión, pero tengo miedo de hacer experimentos... pero la cuestión está en que me gustaría mucho poder convertir el save para el HOI... daría lugar a una partida muy interesante
 
Bueno, impaciente estoy de ver los pasos que has seguido. Desde luego esa argentina tiene muy buena pinta y los objetivos que te propusiste, conseguidos o no, son muy ambiciosos.

Lo de austria suele ocurrir cuando Alemania e Italia no se forman ( o se forman de aquella manera) y cuando Rusia es un cero a la izquierda.

Pues eso, estoy atento al AAR desde el primer minuto.

¡Un saludo!
 
hhmmm....me suscribo.
A ver como se porta ARGentina para hacerse con el mando de los destinos de todo el hemisferio occidental. Y quien sabe si tambien el mundo :)
 
Gracias por la partida adaptada! :D jeje pero ahora tengo otro problema muuuuuy gordo :S


tengo una industria monstruosa (más de 300 puntos de industria), pero mis provincias producen una miseria de recursos :S vaya fallo... se supone q si mis industrias funcionaban bien en 1935 con victoria, ¿como pueden tener un déficit energético tan bestia el día después? XD

además, todos los países de latinoamérica (y fuera de latinoamérica) que eran mis satélites, ahora sólo tienen mi acceso militar garantizado :p tengo que rehacer toda mi vasta alianza...

lo que más me mola es que, como la URSS nunca ha llegado a formarse, resulta que el líder del Kommintern soy yo XD cómo puede ser líder del kommintern la argentina liberal? mi aliado socialista méxico vale... pero yo... XD

hoy he empezado a escribir el primer artículo del AAR, pero son las 2 de la madrugada y mañana tengo ensayo XD así que mañana cuando tenga un rato os lo dejaré aquí colgado...



q no empiecen los comentarios de "yaaa este nos da largas y no actualiza hasta el año que viene!" XD intentaré actualizar :S
 
Prólogo y parte 1

PRÓLOGO



escudo_nacional_argentino_argentina.jpg




Yo, Enrique Mendoza, doctor en historia por la prestigiosa Universidad de Buenos Aires, tengo el honor de presentar hoy día 1 de enero de 1936 este volumen que resume la historia de los últimos 100 años de nuestra nación.

El motivo de la publicación del siguiente ensayo es la celebración del primer centenario de la promulgación de la Ley de Protección Social, la cual fue promulgada por el aquel entonces gobernador de Buenos Aires don Juan Manuel de Rosas. Dicha ley fue pionera en el mundo, substituyendo otros tradicionales sistemas de pía limosna de Europa y garantizando por primera vez una protección social para todos los ciudadanos por igual. Sin duda, fue este nuevo régimen de instituciones para el ciudadano las que provocaron el éxodo masivo de ciudadanos europeos, sobretodo alemanes e italianos, hacia la patria Argentina, con el sueño de una nueva libertad que en nuestras tierras hallaron. Sin toda esa gran inmigración, nuestra nación nunca se hubiera construido com se hizo, ni se hubiera transformado en la gran potencia que hoy todos conocemos.

Éste no pretende ser un ensayo técnico socioeconómico ni historiográfico, sino una guía para que todo ciudadano argentino conozca de dónde procede su patria, cómo se ha construido la mayor potencia del mundo, y así saber cómo debe encaminarse su futuro. Porque el futuro de argentina radica en todos y cada uno de sus ciudadanos libres, y no en manos de corruptos caciques como ocurrió antaño.






PARTE 1: LOS ORÍGENES DE LA NACIÓN



sección entre asteriscos extraída de wikipedia


* Los primeros europeos que llegaron a lo que actualmente es la Argentina, lo hicieron buscando un paso hacia el continente asiático. Por entonces América era sólo un obstáculo entre España y las riquezas de Catay y Cipango en Asia. La zona, además, estaba ubicada aproximadamente sobre la Linea de Tordesillas, la división del mundo que se estableció por tratado entre España y Portugal y por lo tanto tenía, para ambos países la condición de frontera aún no ocupada.

Aunque existen muchas discusiones sobre la autenticidad de los viajes de Américo Vespucio, varios historiadores aceptan como un hecho que participó de la primera expedición europea (portuguesa) en llegar al actual territorio argentino, más específicamente al Río de la Plata en 1502.

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En 1516 el navegante español Juan Díaz de Solís visitó lo que actualmente se conoce como Argentina, navegando el actual Río de la Plata, al que denominó Mar Dulce por su escasa salinidad. Llegó hasta la actual isla Martín García y murió tras navegar un breve trecho del Río Uruguay. Al regresar la expedición a España una de las carabelas naufragó en Santa Catarina, quedando abandonados allí 18 náufragos. Uno de ellos Alejo García fue el primero en conocer la leyenda del Rey Blanco, sobre un país rico en plata, realizando una excursión hasta la región de Potosí en donde se halla el Cerro Rico, donde se hizo de un enorme tesoro de piezas de plata. Al volver murió en un combate con los indios payaguás.

En 1519 y 1520 Hernando de Magallanes recorrió toda la costa de la actual Argentina durante la Expedición de Magallanes-Elcano, hasta el estrecho que lleva su nombre al que llegó el 21 de octubre de 1520.

En 1525 fray García Jofre de Loaísa dirigió una expedición que recorrió la Patagonia e incluso se establecieron brevemente en el Puerto Santa Cruz para reparar dos naves.

En 1526 Sebastián Gaboto (italiano) tomó contacto en Santa Catarina (Brasil) con los guaraníes que habían pertenecido a la expedición de Alejo García y decidió ir hacia el Imperio de Plata, navegando aguas arriba el Río de la Plata conocido entonces como Río de Solís. El 9 de junio de 1527 Gaboto ordenó establecer dos fuertes: uno en el territorio uruguayo (San Salvador) y otro, al que llamó Sancti Spíritus, en la actual provincia de Santa Fe. Un expedicionario de Gaboto, Francisco César, llegó posiblemente a Córdoba. Gaboto remontó también el Río Paraná, el Río Paraguay y el Río Bermejo.

Diego García de Moguer llegó a Sancti Spíritus poco después de Gaboto e intentó imponer su autoridad. Sin embargo el hambre y las derrotas con los timbúes y charrúas los obligaron a volver a España, donde difudieron las noticias sobre el Rey Blanco y el Río de la Plata.

Portugueses y españoles aceleraron entonces los planes para tomar posesión de esa región, que ambos consideraban estaba de su lado de la Línea de Tordesillas.

En 1531 Portugal envió una gran expedición al mando de Martín Alfonso de Souza para tomar posesión del Río de la Plata y expulsar a los españoles. Llegó hasta la Isla Martín García, que rebautizó Santa Ana. Se internó por el Río Uruguay y se enteró que los españoles del fuerte San Salvador habían sido derrotados. Decidió entonces retirarse al Cabo de Santa María (donde se encuentra La Paloma, Uruguay). Allí realizó mediciones astronómicas y llegó a la conclusión que estaba del lado español de la Línea de Tordesillas, por lo que volvió a Portugal sin realizar fundación alguna.

En 1536 Pedro de Mendoza fundó el Puerto de Santa María del Buen Ayre. Sin embargo, el asentamiento fracasó debido a las hambrunas y los conflictos con los indígenas. Algunos de los habitantes de la población, privados de alimentos y sitiados por los indígenas, se vieron llevados al canibalismo. La ciudad fue abandonada, y sus pobladores se establecieron en Asunción, que se constituyó en centro de operaciones español en la región.

En 1580, saliendo desde Asunción, Juan de Garay refundó la ciudad de Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre, que con el tiempo sería conocida simplemente como Buenos Aires. Esta ciudad, así como todas las que se encontraban en lo que hoy es la República Argentina, formaban parte del Virreinato del Perú, con sede en Lima.

En 1776, los españoles elevaron el estatus de esta región de gobernación a virreinato, al establecer el Virreinato del Río de la Plata.

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En un principio, la ciudad de Buenos Aires había sufrido serios problemas de aprovisionamiento de bienes básicos, ya que el comercio exterior era monopolizado por España y dicho país priorizaba el puerto de Lima, dado que allí se podían obtener grandes cantidades de oro y plata, productos ausentes en los alrededores de Buenos Aires. Como consecuencia, se produjo un fuerte desarrollo del contrabando. La principal producción de Buenos Aires por aquel entonces era el cuero. La situación de la ciudad mejoró tras la creación del Virreinato del Río de la Plata.

España impuso el cristianismo y el idioma español. En toda la Hispanoamérica regían las costumbres y modas españolas, aunque las diferentes etnias y culturas que integraron la población colonial también encontraron mecanismos para preservar algunos aspectos de sus patrimonios culturales, lingüísticos y religiosos, que muchas veces se fusionaron entre sí para generar nuevas manifestaciones culturales.

España impuso en sus colonias americanas un sistema de castas con tres grupos principales, blancos, indios y negros, así como también los grupos derivados del mestizaje de los demás: mulato, mestizo, zambo, tercerón, cuatralbo, zambaigo, tresalbo, mulato prieto, zambo prieto y cuarterón. Los híbridos se consideraban "manchados" o de "sangre impura", pero existían diferencias entre ellos ya que, mientras la "sangre india" "manchaba" por tres generaciones, la "sangre negra" "manchaba" para toda la eternidad. En la cima del sistema de castas se encontraban los españoles peninsulares, considerados de "sangre pura" a los que se reconocía la mayor cantidad de privilegios, seguidos de los españoles americanos, conocidos como "criollos", descendientes legítimos de padre y madre españoles, pero con menos derechos que aquellos. En el lugar más bajo de la escala social se encontraban los "negros" ocupando el último lugar aquellos nacidos en África.

Sin embargo, dicha separación no era tan estricta como en el caso de las castas hindues, y sus convenciones solían ser postergadas si las necesidades prácticas así lo requerían. Así, durante las Invasiones Inglesas se dieron armas y rangos militares a varios grupos que en circunstancias normales no podrían acceder a tales puestos, y la escasez de mujeres españolas promovió el mestizaje. Del mismo, y teniendo como una de sus bases económicas la ganadería extensiva o el acarreo y faena de grandes rebaños, surgieron los mancebos de la tierra ya en el siglo XVII y luego los gauchos, los cuales tendrían un rol decisivo en la gesta emancipatoria del siglo XIX.

En 1806 y 1807, en el marco de las Guerras Napoleónicas que tenían lugar en Europa, tuvieron lugar las Invasiones Inglesas. Sir Home Riggs Popham y William Carr Beresford encabezaron la primera, que tomó el control de la ciudad de Buenos Aires durante 45 días hasta su expulsión por parte de un ejército proveniente de Montevideo encabezado por Santiago de Liniers. Un segundo ataque, encabezado por John Whitelocke, logró ser resistido exitosamente. El conflicto tuvo consecuencias políticas: se creó un quiebre del derecho institucional vigente en el virreinato, al ser destituido el virrey Rafael de Sobremonte y electo el victorioso Liniers por aclamación popular, sin intervención directa del Rey de España. Además, durante el segundo conflicto, los soldados disponibles eran insuficientes y no se podía contar con el auxilio de la metrópoli, por lo que varios sectores de la población habitualmente postergados recibieron armamento y mando de tropas. Esto les permitió tener una mayor injerencia en los asuntos de la vida pública. Entre ellos se destacaba el Regimiento de Patricios, compuesto por criollos y comandado por Cornelio Saavedra.

La Independencia de los Estados Unidos (1776), la Revolución Francesa (1789) y las nuevas ideas de la Ilustración, se combinaron con las tradiciones de lucha de criollos, indígenas y afroamericanos contra el Imperio Español para impulsar las ideas de libertad, igualdad e independencia en Latinoamérica.

La Revolución de Mayo de 1810 destituyó y expulsó al Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, y proclamó, tras un Cabildo Abierto, el primer gobierno formado mayoritariamente por criollos en las Provincias Unidas del Río de la Plata, denominado la Primera Junta.

Entre 1810 y 1820 se sucedieron dos juntas de gobierno, dos triunviratos y el Directorio, una forma unipersonal y centralista de gobierno. En este período, la principal preocupación de los gobiernos era consolidarse internamente y enfrentar la resistencia de los realistas (defensores del status quo y del mantenimiento de los lazos que unían estas regiones a España). En 1816 se declaró la independencia de las Provincias Unidas de América del Sur en el Congreso de Tucumán.

José de San Martín, Manuel Belgrano, y Martín Miguel de Güemes fueron algunos de los principales luchadores por la Independencia. Desde 1817 hasta 1822, José de San Martín realizó campañas libertadoras que llevarían a la independencia de Chile y a Perú. Contemporáneamente, Simón Bolívar independizaba a la Gran Colombia, completaba la independencia de Perú y liberaba a Bolivia (1824), el último bastión del dominio español en Sudamérica.

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El Estado Argentino considera a San Martín como el mayor héroe militar de su independencia y lo honra con el título de "Padre de la Patria"

Desde antes de 1820, unitarios y federales se disputaron el gobierno y la economía del país a través de una serie de guerras civiles. Con la Batalla de Cepeda, de triunfo federal, comenzó un período de autonomías provinciales; la unión entre las provincias sólo se mantuvo gracias a los llamados . Las luchas internas entre las provincias — en general, las del Interior contra Buenos Aires — se mantuvieron por unos cuantos años más. Los caudillos provinciales dominaron el mapa político a mediados del Siglo XIX dirigiendo grandes ejércitos propios, y en muchos casos gobernando sus provincias.

Entre 1820 y 1824 gobernó Buenos Aires Martín Rodríguez, que realizó históricas reformas. Lo sucedió Juan Gregorio de Las Heras, que reunió el Congreso, por el cual se pretendió unificar el país. En 1826, el Congreso nombró presidente a Bernardino Rivadavia, de tendencia centralista, que continuó con la política económica librecambista que venían llevando adelante los gobiernos porteños.

La Guerra del Brasil, que finalizó con la independencia uruguaya, y la Constitución unitaria de 1826, rechazada en el Interior del país, terminaron con la caída de Rivadavia. En su lugar asumió como gobernador de Buenos Aires Manuel Dorrego, partidario del federalismo, quien finalizó la guerra con los brasileños y reconoció la independencia del Uruguay. Los unitarios, sublevados por Juan Lavalle, fusilaron a Dorrego. Esto reanudó la guerra civil entre unitarios y federales.

En 1829 Juan Manuel de Rosas, federal y porteño, asumió el gobierno de la provincia de Buenos Aires, con "Facultades Extraordinarias", y conservando la delegación de las relaciones exteriores por parte de las demás provincias. Gobernó hasta 1832 con rasgos autoritarios y personalistas. En 1833, Gran Bretaña ocupó las Islas Malvinas y Rosas realizó una campaña en la Patagonia, donde luchó contra las tribus indígenas. Desde 1832 hasta 1835 gobernaron tres gobernadores débiles: Juan Ramón Balcarce, Juan José Viamonte, y Manuel Vicente Maza. Los tres renunciaron por presión de los "rosistas", y el último de ellos a causa del asesinato del caudillo Facundo Quiroga en Barranca Yaco, ideado por los hermanos cordobeses Reynafé.

En 1835, en medio de esta anarquía, Juan Manuel de Rosas fue elegido gobernador de Buenos Aires, con el agregado de tener la "Suma del Poder Público" — los 3 poderes del Estado resumidos en su persona. Un posterior plebiscito popular legitimó en forma amplia su designación.*

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Con Juan Manuel de Rosas empezó la primera etapa de formación de Argentina como gran potencia, introduciendo la Ley de Protección Social.



(Continuará)
 
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Con esto de estar de exámenes ni me había dado cuenta de que habías actualizado.

Buenísima introducción, la conología lo deja todo bien claro y escuetamente, que es lo que cuenta en un AAR. Se da uno cuenta de que sudamerica lleva 200 años siendo lo mismo:(

Y el tema de los grupos étnicos, lo curioso es como los españoles nos fuimos mezclando con la población nativa y con la población afroamericana formando ese mestizaje. Lo digo por el tema de nuestra leyenda negra y tal, que después mira los USA como han destruido esa conexión con los indígenas.

Del primer párrafo deduzco que has puesto las reformas sociales desde el minuto 0. Eso es la clave con Argentina, lo que pasa que la última partida que jugué apenas conocía el poder de Marx y me metía en una democracia liberal en el 52.

Impaciente por ver como hechas a rodar el país.

Un saludo y ánimo!
 
gracias cayus ^^ jeje

la verdad es q justo hoy he acabado exámenes... mañana tengo intención de publicar el segundo capítulo del AAR... a ver q os parecen las peripecias de los argentinos haciéndose un hueco entre las grandes potencias :p
 
Magnífica introducción. Y muy curioso lo de los grados de "contaminación étnica".
Espero el desarrollo de la partida, pero por lo que comentas, te ha ido bastante bien.
Ánimo.
 
gente, voy a cometer una locura


Hoy me he armado de paciencia y he vuelto a instalar el VIP... y bueno, eso significa por un lado q voy a poder revivir al fin la partida con Navarra... pero esta tarde he estado jugando un rato con la Argentina del VIP... y la verdad, es que los eventos que tiene programados dan MUCHO juego... aunque es muchísimo más difícil conseguir las oleadas migratorias que conseguí en la anterior partida... así que creo que...


voy a arriesgarme, y voy a seguir el AAR a partir de la nueva partida que estoy desarrollando en el VIP jejeje deseadme suerte!
 
gente, voy a cometer una locura


Hoy me he armado de paciencia y he vuelto a instalar el VIP... y bueno, eso significa por un lado q voy a poder revivir al fin la partida con Navarra... pero esta tarde he estado jugando un rato con la Argentina del VIP... y la verdad, es que los eventos que tiene programados dan MUCHO juego... aunque es muchísimo más difícil conseguir las oleadas migratorias que conseguí en la anterior partida... así que creo que...


voy a arriesgarme, y voy a seguir el AAR a partir de la nueva partida que estoy desarrollando en el VIP jejeje deseadme suerte!

Bueno, a ver como te sale con el VIP. Aunque a mi no me gusta mucho este mod, supongo que mejorará los países sudamericanos, porque con el revolutions vienen dantescamente hechos.

Por cierto ¿la conversión a DD no da ningun problema desde el VIP?
 
de hecho tenía intención de hacerlo con el VIP, pero es imposible lograr los mismos resultados que conseguí con el revolutions (tienes demasiados eventos toca-cojones, y la pluralidad no sube ni a tiros)

llevo tiempo pensando si definitivamente publicar los pasos de la partida, pero es q ya voy d culo xa intentar traer más episodios del AAR navarro :rofl:

cualkier día recojo las riendas de éste... ya sabéis, mis AARs tienden a estar mucho tiempo pausados, xo tarde o temprano reviven :D
 
HE VUELTO

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¿Alguien se imaginaba que el AAR que iba a continuar (Y FINALIZAR, eeeh Kurty?) iba a ser precisamente el de Argentina? :D



Vamos por pasos, está mal dejar las cosas a medias, y más los AARs... (y eso va por Cayus :D), así que de 1 en 1, mis AARs van a finalizar por completo! palabrita de ornitorrinco!


y eso para dar un impulso final al vicky1, que supongo que en cuanto el vicky2 sea jugable de una vez lo destronará muy justamente... Me temo que Paco y yo vamos a ser la vieja guardia del vicky ya, pues los viejos victorianos que nos lo enseñaron todo están muy ocupados jugando a la petanca :D



QUE COMIENCE LA HEGEMONÍA DE AMÉRICA!!! advierto que muy diferente a lo que prometía la introducción, pues han pasado 2 años (cuando veo la fecha de inicio del AAR y recuerdo que por aquel entonces todavía estaba soltero...) y en el VIP han cambiado muuuuchas cosas. La partida original era con el Vanilla, ni siquiera tenía el revolutions!
 
Capítulo 2: Don juan manuel de rosas

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Exactamente 100 años han pasado ya desde que el buen Don Manuel comenzó la ruta que nos llevaría a los cielos. 100 años. Y su recuerdo (y el de su legado) sigue tan latente como si sólo hubiesen pasado unos días...

Pero de todas maneras, queridos lectores, no deben pensar en la Argentina de esos tiempos como en una nueva Icaria, como en un paraíso que iluminaba el mundo y que todos pretendían emular. Nada más lejos de la verdad, hijos míos. En aquellos tiempos, nuestra querida Argentina era muy, muy diferente de la actual.

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En aquel legendario 1 de enero de 1836, la República Argentina ni siquiera existía como tal. A nuestras tierras se las conocía como La Confederación Argentina, y su unidad política era más teórica que efectiva. De facto se trataba de pequeños estados independientes, representados de caras al exterior por el Estado de Buenos Aires. Ni siquiera existía una constitución unitaria para todos los estados, ya que cada uno de ellos aplicaba su propio código legal, muy vinculado al gobernador correspondiente.

En total, los estados de la confederación platense sumaban poco más de 800.000 habitantes (menos que un país pequeño cualquiera de Europa), y su territorio abarcaba aproximadamente un tercio de lo que es actualmente nuestra nación. Así pues, podía parecer que nuestras tierras eran más un desierto poblado de manera anegdótica que no el embrión de una gran nación, pero los tiempos tarde o temprano hablarían por sí solos.

Así pues, el máximo representante de esa débil confederación era un hombre llamado Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio, más conocido como Don Juan Manuel de Rosas.

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(recordad que los fragmentos entre asteriscos están sacados de Wikipedia, son sólo una información histórica extra para dar ambiente, son opcionales de leer. L@s vag@s podéis ahorraros los trozos que veáis entre asteriscos, ya que no afectan en absoluto a la historia en general)

*
Don Juan Manuel era hijo del militar León Ortiz de Rozas y la estanciera Agustina López de Osornio. Pertenecía al linaje de los Ortiz de Rozas, que tiene origen en el pueblo de Rozas, Valle de Soba, Cantabria, España.

Nació en el solar que habitaba su abuelo materno - Clemente López de Osornio - situado en la calle que en ese entonces se denominaba Santa Lucía, actual calle Sarmiento entre las calles Florida y San Martín, en la ciudad de Buenos Aires.

Ingresó a los 8 años de edad en el colegio privado que dirigía Francisco Javier Argerich, si bien desde joven demostró vocación por las actividades rurales. Interrumpió sus estudios para participar contando con trece años de edad, en la Reconquista de Buenos Aires en 1806 y posteriormente se enroló en la compañía de niños del Regimiento de Migueletes, combatienndo en la Defensa de Buenos Aires en 1807, ambos hechos durante las invasiones inglesas (1806-1807), donde fué distinguido por su valor.

Más tarde, retirado al campo, se convirtió en un gran estanciero de la Pampa bonaerense. Los escritores antirrosistas dicen que se mantuvo al margen de los sucesos revolucionarios de 1810, sin advertir que en esa época Rosas solo contaba con 17 años de edad y ningún joven de esa edad tuvo actuación en esas jornadas. En 1813, pese a la oposición materna — que venció al hacer creer a su madre que la joven estaba embarazada — se casó con Encarnación Ezcurra, con quien tuvo tres hijos: Juan, María, muerta de niña, y Manuelita, nacida en 1817, que luego sería su compañera inseparable.

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Encarnación Ezcurra

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Manuelita de Rosas​

Poco después, debido a un entredicho que tuvo con su madre, devolvió a sus padres los campos que administraba para formar sus propios emprendimientos ganaderos y comerciales. Además se cambió el apellido "Ortiz de Rozas" por "Rosas", cortando simbólicamente la dependencia de su familia.

Fue administrador de los campos de sus primos , Nicolás y Tomás Manuel de Anchorena, al segundo de los cuales siempre le tuvo un especial respeto y admiración, y quien ocuparía cargos importantes dentro de su gobierno. En sociedad con Luis Dorrego — hermano del coronel Manuel Dorrego — fundó un saladero; era el negocio del momento: la carne salada y los cueros eran casi la única exportación de la joven nación. Acumuló una gran fortuna como ganadero y exportador de carne vacuna, distante de los acontecimientos emergentes que conducirían al virreinato del Río de la Plata a la emancipación del dominio español en 1816.

Por esos años conoció al doctor Manuel Vicente Maza, quien se convirtió en su patrocinador legal, en especial en una causa que sus propios padres habían entablado contra él. Más tarde sería un excelente consejero político.

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El doctor Manuel Vicente Maza, primer consejero político de Don Juan Manuel.​

En 1818, por presión de los abastecedores de carne de la capital, el director Juan Martín de Pueyrredón tomó una serie de medidas en contra de los saladeros. Rápidamente, Rosas cambió de rubro: se dedicó a la producción agropecuaria en sociedad con Dorrego y los Anchorena, que también le encargaron la dirección de su estancia "Camarones", al sur del río Salado.

Al año siguiente compró la estancia "Los Cerrillos", en San Miguel del Monte. En su estancia en la Laguna de Monte organizó una compañía (aumentada al poco tiempo a regimiento) de caballería, los "Colorados del Monte", para combatir a los indígenas de la zona pampeana. Fue nombrado su comandante, y alcanzó el grado de teniente coronel.

Por esos años escribió sus famosas "Instrucciones a los mayordomos de estancias", en la que detallaba con precisión las responsabilidades de cada uno de los administradores, capataces y peones. Allí demostraba su capacidad para administrar simultáneamente varias explotaciones, con métodos muy efectivos, en un anticipo de su futura capacidad para administrar el estado provincial.

Hasta 1820 se dedicó a sus actividades privadas. Desde ese año hasta la batalla de Caseros, en 1852, consagraría su vida a la actividad política, liderando —ya en el gobierno o fuera de él— la provincia de Buenos Aires, que contaba no sólo con el territorio productivo más rico de la naciente Argentina, sino con la metrópolis más importante (la ciudad de Buenos Aires) y el puerto que concentraba el comercio exterior de las restantes provincias, así como el control de la aduana. En relación a estos recursos se desarrollaron gran parte de los conflictos institucionales y las guerras civiles del siglo XIX en la Argentina, controlados hasta la caída de Rosas por la provincia de Buenos Aires.

Luego de la batalla de Caseros, Rosas se exilió en Gran Bretaña, en una granja en las cercanías de la ciudad de Southampton.

En 1820 concluyó la etapa del Directorio con la renuncia de José Rondeau a consecuencia de la Batalla de Cepeda. Fue en esa época que Rosas comenzó a involucrarse en la política, al contribuir a rechazar la invasión del caudillo Estanislao López al frente de sus “Colorados del Monte”. Participó en la victoria de Dorrego en Pavón, pero junto a su amigo Martín Rodríguez se negó a continuar la invasión hacia Santa Fe, donde Dorrego fue derrotado completamente en la Batalla de Gamonal.

Con apoyo de Rosas y otros estancieros, fue electo gobernador su colega Martín Rodríguez. El 1ro de octubre estalló una revolución, dirigida por el coronel Manuel Pagola, que ocupó el centro de la ciudad. Rosas se puso a disposición de Rodríguez, y el día 5 inició el ataque, derrotando completamente a los rebeldes. Los cronistas de esos días recordaron la disciplina que reinaba entre los gauchos de Rosas,[1] que fue ascendido al grado de coronel. Con Rodríguez, el grupo de los estancieros empezó a tener un papel público.

También fue parte de las negociaciones que concluyeron con el Tratado de Benegas, que ponía fin al conflicto entre las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. Fue el responsable del cumplimiento de una de las cláusulas secretas del mismo: entregar al gobernador Estanislao López 30.000 cabezas de ganado como reparación de los daños causados por las tropas bonaerenses en su territorio. La cláusula era secreta, para no "manchar el honor" de Buenos Aires. Así se iniciaba la alianza permanente que tendría esta provincia con la de Buenos Aires hasta 1852.

Los primeros años después de la disolución de los poderes nacionales fueron un período de paz y prosperidad en Buenos Aires, principalmente debido a que Buenos Aires usufructuó en su exclusivo provecho las rentas de la Aduana, una fuente inagotable de riqueza que la provincia decidió no compartir con sus hermanas ni con ejércitos exteriores.

Entre 1821 y 1824 compró varios campos más, especialmente la estancia que había sido del virrey Joaquín del Pino y Rozas (conocida como Estancia del Pino, en el partido de La Matanza), a la que llamó San Martín en honor del general.

También aprovechó la ley de enfiteusis promovida por el ministro Bernardino Rivadavia para aumentar sus campos. En lugar de ayudar a los pequeños hacendados, esta ley terminó dejando en propiedad de unos pocos grandes terratenientes cerca de la mitad de la superficie de la provincia.

Los desórdenes del año 20 habían dejado desguarnecida la frontera sur, por lo que habían recrudecido los malones. Martín Rodríguez dirigió entonces tres campañas al desierto, usando una extraña mezcla de diálogos de paz y genocidio. En 1823 fundó las actuales ciudades de Azul y Tandil. En casi todas estas campañas lo acompañó Rosas, que también participó de una expedición en que el agrimensor Felipe Senillosa delineó y estableció planos catastrales de los pueblos del sur de la provincia. El jefe nominal de esa campaña era el coronel Juan Lavalle.

Durante la guerra del Brasil, el presidente Rivadavia lo nombró comandante de los ejércitos de campaña a fin de mantener pacificada la frontera con la población indígena de la región pampeana, cargo que volvió a ejercer después, durante el gobierno provincial del coronel Dorrego.

En 1827, en el contexto previo al inicio de la guerra civil que estallaría en 1828, Rosas era un dirigente militar, representante de la aristocracia rural, socialmente conservadora. Estaba alineado a la corriente federalista, adversa a la influencia foránea y a las iniciativas de corte liberal preconizadas por la tendencia unitaria.

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Terminada la guerra del Brasil, Dorrego fue obligado — por una intensa presión diplomática y financiera — a firmar la paz y la independencia de Uruguay, y la libre navegación de los ríos; lo que fue visto por los miembros del ejército en operaciones como una traición. En repuesta, la madrugada del 1ro de diciembre de 1828, el general unitario Juan Lavalle tomó el Fuerte de Buenos Aires y reunió a los unitarios en la iglesia de San Francisco, donde — a nombre del pueblo — eligieron gobernador a Lavalle, utilizando un concepto restrictivo del término "pueblo". Siguiendo la misma lógica, disolvió la legislatura.

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Juan Lavalle, líder de la facción unitaria

Dorrego se retiró al interior de la provincia, y buscó la protección del comandante de campaña, Rosas. Éste lo ayudó a reunir un pequeño ejército, pero fueron atacados sorpresivamente en la batalla de Navarro, siendo derrotados.

Rosas aconsejó a Dorrego que huyera hacia Santa Fe, pero el gobernador se negó, por lo que aquél lo abandonó, marchándose hacia la provincia de Santa Fe. Dorrego se refugió en Salto, en el regimiento del coronel Ángel Pacheco; pero, traicionado por dos oficiales de éste — Bernardino Escribano y Mariano Acha — fue enviado prisionero a Lavalle. Éste, influido por el deseo de venganza de los ideólogos unitarios, fusiló a Dorrego — y se hizo cargo de toda la responsabilidad. En su última carta, escrita a Estanislao López, Dorrego pedía que su muerte no fuera causa de derramamiento de sangre. Eso es exactamente lo que fue, y por muchos años.

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Don Manuel Dorrego, primer gran mártir, caído en manos de los bárbaros Unitarios.​

A principios de enero de 1829, el general José María Paz, aliado de Lavalle, iniciaba la invasión de la provincia de Córdoba, donde derrocaría al gobernador Juan Bautista Bustos. De ese modo se generalizó la guerra civil en todo el país.

Lavalle envió ejércitos en todas direcciones, pero varios pequeños caudillos aliados de Rosas organizaron la resistencia. Los jefes unitarios recurrieron a toda clase de crímenes para aplastarla. No se ha difundido la memoria de estos hechos, pues ocurrieron en el campo y sus víctimas fueron gauchos y personas pertenecientes a clases sociales más humildes.

El gobernador intruso envió al coronel Federico Rauch hacia el sur, y una de sus columnas, al mando del coronel Isidoro Suárez, derrotó y capturó al mayor Mesa, que fue enviado a Buenos Aires y ejecutado. Al frente del grueso de su ejército, Lavalle avanzó hasta ocupar Rosario. Pero, poco después, López dejó sin caballos a Lavalle, que se vio obligado a retroceder. López y Rosas persiguieron a Lavalle hasta cerca de Buenos Aires, derrotándolo en la batalla de Puente de Márquez, librada el 26 de abril de 1829.

Mientras López regresaba a Santa Fe, Rosas sitió la ciudad de Buenos Aires. Allí crecía la oposición a Lavalle (a pesar de que los aliados de Dorrego habían sido expulsados), sobre todo por el crimen sobre el gobernador. Lavalle aumentó la persecución sobre los críticos, lo que le llevaría mucho apoyo a Rosas, en la ciudad que siempre fue la capital del unitarismo.

Lavalle, desesperado, se lanzó a hacer algo insólito: se dirigió, completamente solo, al cuartel general de Rosas, la Estancia del Pino. Como éste no se encontraba, se acostó en su catre de campaña a esperarlo. Al día siguiente, 24 de junio, Lavalle y Rosas firmaron el Pacto de Cañuelas, que estipulaba que se llamaría a elecciones, en las que sólo se presentaría una lista de unidad de federales y unitarios, y que el candidato a gobernador sería Félix de Álzaga.

Lavalle presentó el tratado con un mensaje que incluía una inesperada opinión sobre su enemigo:


“Mi honor y mi corazón me imponen remover por mi parte todos los inconvenientes para una perfecta reconciliación...Y sobre todo ha llegado el caso de que veamos, tratemos y conozcamos de cerca de Juan Manuel de Rosas como a un verdadero patriota y amante del orden.”


Pero los unitarios presentaron la candidatura de Alvear, y al precio de treinta muertos ganaron las elecciones. Las relaciones quedaron rotas nuevamente, obligando a Lavalle a un nuevo tratado, el pacto de Barracas, del 24 de agosto. Pero, ahora más que antes, la fuerza estaba del lado de Rosas. A través de este pacto se nombró gobernador a Juan José Viamonte. Éste llamó a la legislatura derrocada por Lavalle, allanándole a Rosas el camino al poder.

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La Legislatura de Buenos Aires proclamó a Juan Manuel de Rosas como Gobernador de Buenos Aires el 6 de diciembre de 1829, honrándolo además con el título de "Restaurador de las Leyes e Instituciones de la Provincia de Buenos Aires" y en el mismo acto le otorgó "todas las facultades ordinarias y extraordinarias que creyera necesarias, hasta la reunión de una nueva legislatura". No era algo excepcional: las facultades extraordinarias ya les habían sido conferidas a Sarratea y a Rodríguez en 1820, y a los gobernadores de muchas otras provincias en los últimos años; también Viamonte las había tenido.

El mismo día en que juró su cargo, declaró al diplomático uruguayo Santiago Vázquez:


«Creen que soy federal; no señor, no soy de partido alguno sino de la Patria... En fin, todo lo que yo quiero es evitar males y restablecer las instituciones, pero siento que me hayan traído a este puesto.»


Lo primero que hizo Rosas fue realizar un extraordinario funeral, trayendo los restos de Dorrego a la capital; con eso se captó la voluntad de los seguidores del fallecido líder del partido federal, sumando automáticamente el apoyo del pueblo humilde de la capital al que ya tenía de la población rural.

Para ganar apoyo político pronunció su frase en 1829, que resumiría toda su plataforma política, sus objetivos claramente nacionalistas y autoritarios y la esperanza de un gobierno largo:


«El rey es como un padre: amar, castigar y recompensar».



José María Paz había ocupado Córdoba y había derrotado a Facundo Quiroga. Rosas envió una comisión a mediar entre Paz y Quiroga, pero éste fue derrotado y se refugió en Buenos Aires. Rosas le hizo dar un recibimiento triunfal — como si hubiese sido el vencedor — aunque el caudillo consideraba que la guerra había terminado para él.

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El general José María Paz​

Paz aprovechó la victoria para invadir las provincias de los aliados de Quiroga, colocando en ellos gobiernos unitarios. Los bandos quedaban definidos: las cuatro provincias del litoral, federales; las nueve del interior, unitarias y unidas desde agosto de 1830 en una Liga Unitaria, cuyo "supremo jefe militar" era Paz.

A los pocos meses, en enero de 1831, Rosas y Estanislao López impulsaron el Pacto Federal entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Éste, que sería uno de los "pactos preexistentes" mencionados en la Constitución de la Nación Argentina, tenía como objetivo poner un freno a la expansión del unitarismo encarnado en el general Paz. Corrientes se adheriría más tarde al Pacto, porque el diputado correntino Pedro Ferré intentó convencer a Rosas de nacionalizar los ingresos de la Aduana de Buenos Aires e imponer protecciones aduaneras a la industria local. En este punto, Rosas sería tan inflexible como sus antecesores unitarios: la fuente principal de la riqueza y del poder de Buenos Aires provenía de la aduana.


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El federal Estanislao López
Uno de los primeros Rockabillys de Argentina :D feeestivaaaal del humoooor


El caudillo santiagueño Juan Felipe Ibarra, refugiado en Santa Fe, logró que López iniciara acciones contra Córdoba. Serían acciones guerrilleras, porque en ese tipo de acciones tenía ventaja sobre las disciplinadas tropas de Paz. A principios de 1831, el ejército porteño inició también las operaciones, al mando de Juan Ramón Balcarce; pero el ejército porteño nunca llegó a unirse al santafesino.

Cuando el coronel Ángel Pacheco derrotó a Juan Esteban Pedernera en la batalla de Fraile Muerto, Paz decidió hacerse cargo personalmente del frente Este.

Por su lado, Quiroga decidió volver a la lucha. Pidió fuerzas a Rosas, pero éste sólo le ofreció los presos de las cárceles. Quiroga instaló un campo de entrenamiento y, cuando se consideró listo, avanzó sobre el sur de Córdoba. En el camino, Pacheco le entregó los pasados de Fraile Muerto: con ellos conquistó Cuyo y La Rioja en poco más de un mes.

La inesperada captura de Paz por un tiro de boleadoras de un soldado de López, el 10 de mayo, provocó un repentino cambio: Lamadrid se hizo cargo del ejército unitario, con el que se retiró hacia el norte y fue vencido por Quiroga en la batalla de La Ciudadela, el 4 de noviembre, junto a la ciudad de Tucumán. Así terminó la Liga del Interior.

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Don Gregorio Aráoz de Lamadrid​


En los meses siguientes, las provincias restantes se irían adhiriendo al Pacto Federal: Mendoza, provincia de Córdoba, Santiago del Estero y La Rioja en 1831. Al año siguiente, Tucumán, San Juan, San Luis, Salta y Catamarca.

En cuanto terminó la guerra, los representantes de varias provincias anunciaron que, con la pacificación interior, había llegado la ocasión esperada para la organización constitucional del país. Pero Rosas argumentaba que primero se tenían que organizar las provincias y luego el país, ya que la constitución debía ser el resultado escrito de una organización que debía darse primero. Aprovechó una acusación del diputado correntino Manuel Leiva para acusarlo de tener ideas anárquicas y retirar su representante de la convención de Santa Fe. En agosto de 1832, la convención quedaba disuelta, y la oportunidad de organizar constitucionalmente el país se pospuso.


Por el momento, el país quedaba dividido en tres áreas de influencia: Cuyo y el noroeste, de Quiroga; Córdoba y el litoral, de López; y Buenos Aires, de Rosas. Por unos años, este triunvirato virtual gobernaría el país, aunque las relaciones entre ellos nunca fueron muy buenas.

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El primer gobierno de Rosas fue un gobierno "de orden", pero desde luego no fue una tiranía despótica. En este primer momento, se apoyó en algunos de los dirigentes del "Partido del Orden" de la década anterior, lo cual ha permitido que fuera acusado de ser el continuador del Partido Unitario, aunque con el tiempo se distanciaría de ellos.

La administración de Rosas fue, también, un gobierno "progresista": se fundaron pueblos, se reformaron el Código de Comercio y el de Disciplina Militar, se reglamentó la autoridad de los jueces de paz de los pueblos del interior y se firmaron tratados de paz con los caciques, con lo que se obtuvo una cierta tranquilidad en la frontera.

Entre los hechos negativos, se le atribuye responsabilidad en la invasión inglesa de las islas Malvinas, (hecho que si bien se le atribuye a Rosas, ocurrió en realidad durante el Gobierno de Balcarce -el 3 de enero de 1833-, que sucedió transitoriamente a Rosas embarcado en su campaña al desierto). Estas Islas, que habían sido objeto de disputa entre España e Inglaterra, se encontraban en posesión de España al momento de Declararse la Independencia Argentina, e Inglaterra implícitamente reconoció la continuidad jurídica de los derechos argentinos sobre las posesiones españolas al celebrar el tratado de Amistad, Comercio y Navegación, firmado en Buenos Aires el 2 de febrero de 1825, a pocos años de la Independencia argentina y ratificado por el Gobierno Británico en el mes de mayo de ese mismo año. Además, las Islas Malvinas habían sido pobladas por el Gobierno de Buenos Aires y se había designado un Gobernador.

No obstante, la supremacía lograda no estuvo asociada a un apoyo incondicional de toda la población. Rosas debió enfrentar, por el contrario, una dura resistencia durante el curso de su gobierno.

A fines de 1832, la legislatura reeligió a Rosas. Se dijo durante muchos años que rechazó su reelección porque no se le concedían las facultades extraordinarias, lo que no es exacto: no se sentía capaz de gobernar -ni quería hacerlo- sin la unanimidad de la opinión pública en su favor. Esperaría que lo llamaran desesperadamente, mientras buscaba la forma de hacerse imprescindible.

En su lugar fue electo Juan Ramón Balcarce, importante militar de la época de la guerra de independencia y jefe de un grupo federal no totalmente rosista. Rosas terminó su gobierno el 18 de diciembre de 1832.

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El nuevo gobernador de Buenos Aires Juan Ramón Balcarce

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En este interregno, Rosas emprendió junto a otros generales la llamada "campaña del desierto", la cual no detallaremos por el momento aquí.