Capítulo sesenta y siete: El principio del final
Cuando terminó la guerra, la derrota alemana en Amiens fue causa de una larga y estéril polémica. Tanto el general Paul von Hindenburg, jefe del estado mayor, como su segundo, el general Erich Ludendorff, culparon al generalfeldmarschall Rupprecht, príncipe heredero de Baviera y comandante del Heeresgruppe Kronprinz Rupprecht, y al general Oskar von Hutier, comandante del 19º Ejército (parte del Heeresgruppe Deutscher Kronprinz del príncipe heredero Guillermo de Prusia). Al parecer, Rupprecht y von Hutier se arriesgaron en exceso, lo que causó que fueran cercados. Según Ludendorff, él avisó a Rupprecht del peligro, y luego le ordenó que se retirara, pero sin resultado alguno, pues el bávaro no le prestó atención. Por supuesto, tanto Rupprecht como von Hutier culparon a von Hindenburg y a Ludendorff de no enviarles refuerzos y de no autorizar su retirada del peligroso saliente hasta que fue demasiado tarde.
A día de hoy, todavía no se sabe con seguridad quien tiene razón, pues la evidencia apunta en ambas direcciones.
Lo que sí sabemos con certeza es que tras tomar Lille Plumer atacó Valenciennes (13 de junio de 1917) con todas sus fuerzas, apoyado por los ataques secundarios franceses en el flanco izquierdo de las tropas alemanas. En escasos cuatro días las tropas aliadas se reunieron en la misma ciudad de Valennciennes. El grueso del Heeresgruppe Kronprinz Rupprecht estaba cercado en una enorme bolsa, en la que cuarenta divisiones esperaban su destrucción inminente.
La primera batalla de Valenciennes y el comienzo de lasp esadillas del príncipe Rupprecht
Antes, sin embargo, hacía falta un descanso, pues la mayoría de las divisiones del Plumer estaban agotadas. El Cuerpo Neocelandés tuvo que ser retirado del frente, pues sus tres divisiones sufrieron 21.000 bajas y no estaban en situación de seguir combatiendo. La Fuerza Expedicionaria Portugesa tuvo que retirar de primera línea a su 1er Cuerpo y reemplazarlo con el 2º, debido a las bajas -10.400 (1)- sufridas. Los canadienses estaban en mejores condiciones, comparados con ellos: sus seis divisiones (2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª y 7ª) habían sufrido considerables pérdidas (12.000), pero todavía eran una fuerza combativa efectiva.. Por su parte, Haig decidió seguir con su plan para capturar las bases de los submarinos alemanes en la costa belga, dejando la tarea de aniquilar la bolsa de Amiens-Compienge a Rawlinson y a Foch, por lo que avanzó hacia Ostende y Gante.
La Segunda Batalla de Flandes o el Milésimo Intento de Haig de conquistar la costa belga.
Así la Segunda Batalla de Flandes tuvo lugar al mismo tiempo que la Cuarta Batalla de Amiens, mientras Plummer avanzaba por la costa belga con facilidad y Rawlinson y Smith-Dorrien destrozaban a conciencia la bolsa alemana: el ataque contra las fuerzas de Rupprecht comenzó en el tercer aniversario del asesinato del archiduque Francisco Fernando. Treinta divisiones fueron aplastadas y aniquiladas durante tres semanas de sangrientos combates que concluyeron con la destrucción del Heeresgruppe Kronprinz Rupprecht. Sólo cinco divisiones consiguieron romper el cerco aliado y reunirse con sus camaradas de armas.
Fue durante estos combates que el tanque Mk I combatió por primera vez. Estos carros fueron usados para romper las defensas enemigas y aplastar el alambre de espino, además de destruir los emplazamientos de ametralladoras enemigas. Aunque muchos sufrieron averías o se atascaron, el grueso de la fuerza acorazada británica jugó un papel vital en la destrución de la bolsa germana. Todo ello llevó a Haig pedir otros mil tanques. Para entonces el director del departamento de suministros acorazados, Albert Gerald Stern, había comenzado a desarrollar una nueva versión mejorada, el Mark V, y los primeros Mark IV había comenzado a salir de las factorías con destino al frente.
Un tanque Mk I camino del frente.
El campo de batalla tras los combates de junio y julio
Cuando la noticia de que el príncipe Rupprecht y 200.000 de sus hombres habían sido capturados recorrió el mundo, sonó la marcha fúnebre para el imperio alemán.
Hombres del 11er Bt., Royal Inniskilling Fusiliers, 109º Bda, 36ª Div (Ulster), ocupan trincheras germanas en las afueras de Amiens.
Tan gran victoria hizo que el regreso de los aliados a los Dardanelos pasara sin ser notado. El general Murray desembarcó en la península el 8 de junio, sin encontrar más resistencia que una división de milicianos otomanos mal equipados, que fueron simplemente aplastados por los hombres de la 29ª División, que desembarcó en Bursa con la idea exclusiva de vengarse por la derrota sufrida en 1915. Pronto se les uniría el 11ème Corps d'Armée (3 divisiones de infantería) del general Maud'huy, que reclamó el mando supremo de la operación a Murray, a lo que éste, con mucha calma y educación, recordó al francés que los únicos barcos que podrían suministrar municiones y reemplazos a las tropas francesas eran los buques del Imperio Británico, de manera que Maud'huy podía tomar Estambul por su cuenta, si podía, o coordinar sus acciones con él (2). Algunos historiadores afirman que Murray seguía instrucciones secretas procedentes de Downing Street y que el enfriamiento de relaciones franco-británico comenzó en los Dardanelos.
Enfurecido pero sin poder hacer nada más, Maud'huy sumó sus fuerzas a la inminente ofensiva británica, que comenzó a los tres días de los desembarcos y terminó con otra derrota otomana. Bajo la cobertura de los cañones de la Flota del Mediterráneo, Murray tomó Izmit, en los Dardanelos, y Karasu, en el mar Negro, cortando de esta manera las comunicaciones del Imperio otomano con su capital. Mientras, a la cabeza de playa no cesaban de acudir refuerzos mientras tropas germanas se apresuraban a llegar a Estambul para parar la marea aliada.
Entonces, Grecia se sumó a la guerra.
(1) De hecho, las divisiones del 1er Cuerpo habían recibido una buena paliza. Si bien la 1ª División tenía todavía 7.600 y la 2ª sumaba 6.800, la 4ª apenas reunía 5.200. Eso y la lentitud portuguesa en reforzar a sus unidades, hizo que tuviera que retirar a todo el cuerpo de primera línea.
(2) De hecho, las palabras de Murray fueron "puede ayudar a derrotar al Turco o se puede ir a la m***da".
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