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Espero que dejes algun acorazado del kaiser para los "juegos acuáticos" de Scapa Flow.Como les atices mucho,la única flota alemana que se va a rendir va a estar formada por 2 carboneros,3 dragaminas y 1 torpedero
 
Espero que dejes algun acorazado del kaiser para los "juegos acuáticos" de Scapa Flow.Como les atices mucho,la única flota alemana que se va a rendir va a estar formada por 2 carboneros,3 dragaminas y 1 torpedero

Eso se verá en el próximo capítulo. Y la idea no es humillar tanto a Alemania como para que se repita el asunto de Scapa.

Recuerda que lo que tiene que pasar es por culpa de los alemanes de acercarse tanto... Si no hubieran salido de puerto...
 
Capítulo cincuenta y dos: la batalla de Jutlandia - la acción de Cramorty Firth (2)


Hacia las 15:31 pm, Scheer quedó al alcance de los cañones de la vanguardia de Jellicoe. Al comienzo la visibilidad favoreció a los británicos: el crucero de batalla HMS Indomitable alcanzó al acorazado König dos veces, mientras que el SMS Friederich Karl encajó diez obuses procedentes del HMS Agincourt y se hundió en diez minutos con todos sus tripulantes. Pero a las 15:40 cambiaron las tornas, y el crucero ligero Roxburg fue vapuleado por el crucero pesado Lützow y el acorazado Derfflinger. Cada barco germano disparó tres salvas contra el Roxburg, que se hundió en 50 segundos. No hubo supervivientes

Entonces la suerte de Scheer se acabó

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El crucero ligero HMS Roxburg apenas es visible entre las columnas de agua que levantan los disparos alemanes.

Hacia las 16:10 Jellicoe cruzó la “T” de Scheer y sometió a los acorazados enemigos de vanguardia al fuego concentrado de toda la Gran Flota británica. Con rapidez, el buque insignia del almirante británico, el Iron Duke alcanzó siete veces al buque que encabezaba la formación alemana, el acorazado SMS König, que quedó herido de muerte. Sin embargo, en este intercambio de fuego, que fue bastante breve, sólo 10 de los 24 acorazados británicos llegaron a disparar contra los alemanes, que, por las malas condiciones atmosféricas y su pésima posición táctica, no pudieron devolver los disparos. Viendo que estaba marchando de cabeza hacia una trampa mortal, Scheer ordenó a su flota que realizara un giro simultáneo de 180º a las 16:30 pm. Bajo una cortina de humo y niebla, las fuerzas de Scheer realizaron con éxito esta maniobra y quedaron fuera del alcance enemigo, aunque para entonces habían sufrido graves daños enemigos. Incluso el buque insignia de Scheer, el SMS Wilhelm der Grosse, estaba gravemente dañado. Eran tales sus averías que el almirante germano tuvo que abandonar navío y pasar a un crucero ligero. Poco después el acorazado desaparecía bajo las aguas.

Para ganar tiempo, los destructores alemanes lanzaron un ataque de torpedos contra la flota británica, lo que forzó a Jellicoe a alejarse más de la castigada fuerza alemana, finalizando de este modo su castigo. Para entonces, además del buque de Scheer, dos acorazados alemanes habían sido hundidos – el König y el Brandenburg- y otros tres estaban gravemente dañados, además de un crucero de batalla y dos cruceros pesados. Con la flota británica persiguiéndole, Scheer ordenó otro cambio de rumbo, y puso proa al sur. Sin embargo, hacia las 17:15 pm Jellicoe cruzó de nuevo su “T” y sometió a la cola de la flota alemana a otro castigo tremendo Numerosos acorazados germanos (SMS Kronprinz, SMS Kaiserin, Lothringen, Markgraf y Kaiser Willhem III ) recibieron numerosos impactos, aunque fueron capaces de replicar al fuego enemigo y dañaron con dos granadas al acorazado HMS Monarch. El HMS Vanguard fue vapuleado por el Hindenburg y tuvo que abandonar la línea de batalla.

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El Seydlitz apenas flotaba sobre las aguas hacia el final de la batalla. Solo los grandes esfuerzos de la tripulación lograron evitar que se hundiera. Con casi todo su armamento destruido, logró regresar a su base ante la pasividad de algunos comandantes británicos. Su supervivencia es testimonio de la fortaleza de los diseños alemanes y del entrenamiento de sus tripulantes.

Scheer lanzó un nuevo ataque con sus destructores que forzó a la Gran Flota a variar su rumbo, dando un cierto respiro a los navíos alemanes. Jellicoe estaba muy sorprendido por la resistencia mostrada por la Hochseeflotte, que todavía navegaba en buen orden pese al castigo recibido, con sus barcos navegando en línea, decididos a volver a casa a cualquier precio. No sabía que la Hochseeflotte se encontraba al bordel del colapse y su comandante no sabía si sus barcos aguantarían hasta la llegada de la noche. Por ello, a las 18:05 ordenó a Bödicker que atacara con sus cruceros de batalla a la flota enemiga, mientras los destructores amenazaban a los buques británicos con sus torpedos, para dar más tiempo a los acorazados germanos. Un estupefacto Bödicker, que recibió las órdenes bajo la impresión de que iba a protagonizar una versión naval de Balaclava, puso rumbo con sus castigados navíos contra la flota enemiga, encontrándose, por capricho del destino, con el Segundo Escuadrón de Batalla, que navegaba por detrás del Primer Escuadrón de Batalla, que encabezaba la marcha de la flota británica. Casi de manera simultánea, los acorazados Iron Duke, Orion, Monarch, Dreadnought, Thunderer, Erin y Conqueror abrieron fuego contra el enemigo, alrededor del cual comenzó a caer una lluvia de granadas de 343 mm y 305 mm. Numerosas salvas alcanzaron al Moltke y al von der Tann, que temblaron bajo estos impactos. Pese a ello, devolvieron con creces el fuego enemigo. El ataque con torpedos fue menos precioso que los anteriores, pero forzó a Jellicoe a variar de nuevo su rumbo, lo que permitió, a las 18:45 que Bödicker escapara a toda velocidad de la escena de combate, aunque dos de sus barcos estaban al borde de hundirse. Sin embargo, había logrado dañar a los acorazados enemigos Monarch, Dreadnought y Conqueror.

El resto de la Hochseeflotte continuó su camino, confiando en que la noche les salvaría. La escasa luz no permitió que Scheer supiera cual había sido el destino de Bödicker. Para entonces las dos flotas estaban considerablemente alejadas, para frustración de Jellicoe, que, tras un día de continuos ataques, veía como el grueso de la flota enemiga se escapaba. El hundimiento de tres acorazados y un crucero pesado a cambio de perder un crucero ligero propio no le consolaba .

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Por ello Jellicoe persiguió a Scheer al adentrarse este en el Dogger Bank, listo para golpear cuando la oportunidad apareciera. Por el momento, Scheer se había logrado escapar de todas las situaciones peligrosas en las que se había visto, pero sabía que su suerte se estaba acabando y que sólo podía confiar en la noche para salvar a su flota.

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La Hochseeflotte intenta evadirse de su feroz enemigo.
 
Pues ya verás lo que pasó en el próximo capítulo. Yo me lo tuve que mirar dos veces para creermelo.
 
¡¡¡SCHEEEER!!!¡DEVUEELVEMEEE MIS ACORAZADOOOS!!(Willy,cocido de Schnaps,rememorando a Augusto según la servidumbre):D:D:D
 
Muy bueno, Kismond. Me gusta esa imagen de Willy. :D
 
Muy bueno, Kismond. Me gusta esa imagen de Willy. :D

Gracias.¡Y por Dios!¡Deja de descalabrarle los barcos!¡Piensa en todas esas jóvenes tetonas,digooo teutonas de Kiel y Wilhemshaven sin ningún marinero que las achuche!:D:D:D.Ahora en serio,muy bueno y a la espera de noticias.Saludos
 
Capítulo cincuenta y tres: la batalla de Jutlandia - Dogger Bank


La Gran Flota navegaba manteniendo a la fuerza germana al sur. El enemigo estaba visiblemente dañado, pero, a pesar del día de combates, todavía marchaba en formación. Scheer intentaba poner tanta distancia entre las dos flotas como fuera posible, por lo que ordenó a sus barcos más castigados que formaran en la retaguardia, ya que por los daños recibidos navegaban más lentamente que el resto. Por otro lado confiaba en una fuerza de submarinos, desplegada en algún lugar al sur de su posición actual, para tender una emboscada al enemigo.

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El acorazado SMS Markgraff, el tercer buque de la clase Köning, entró en servicio el 1 de octubre de 1914, apenas dos meses después del comienzo de la guerra. Armado con diez cañones de 305 mm, podía navegar a una velocidad de 21 nudos.

A las 19:25 el acorazado SMS Markgraff sucumbió al daño recibido. Inclinando sobre su banda de babor, el barco se detuvo. De repente, sus depósitos de munición estallaron y el buque se hundió en unos pocos minutos. Otros dos acorazados gravemente dañados (Lothringen y Kaiserin) también abandonaron la formación –serían hundidos más adelante por destructores británicos. Entonces Scheer tomó una decisión dramática: ordenó a sus acorazados más anticuados –que retrasaba al resto de la formación-, que atacaran a la flota enemiga. Esta orden fue enviada a los acorazados Deutschland, Schlesien, Schleswig-Holstein y Hannover y los cruceros pesados Beowulf, Gneisenau, Blücher y Scharnhorst, que pusieron rumbo norte para interceptar a la flota enemiga. De esta manera, sacrificando a sus barcos menos poderosos, Scheer esperaba salvar al resto de la flota. Incluso el almirante Jellicoe se quedó asombrado por esta maniobra y reaccionó con lentitud, loq ue permitió a los acorazados enemigos ser los primeros en abrir fuego a las 20:15.

Jellicoe ordenó a su flota poner rumbo sur-suroeste, para poder lanzar una andanada completa por parte de todos los acorazados de su flota, mientras intentaba evitar perder el contacto con la flota enemiga. Por su parte, los barcos germanos se prepararon para la tormenta que se avecinaba. Una terrible descarga artillera se abatió sobre ellos. Entonces, contra toda lógica, estos barcos, ya dañados y sometidos a un tremendo castigo, cruzaron la tormenta de fuego, y desfilaron ante la línea enemiga antes de desvanecerse en el horizonte. Entonces, cuando la noche se cernió sobre ellos, la oscuridad se hizo día cuando una enorme explosión iluminó el horizonte cuando, a las 21:22, el Beowulf estalló en una gigantesca bola de fuego y desapareció bajo las aguas, siendo seguido, tres minutos después, por el Scharnhorst que, tras disparar por ultima vez, comenzó a hundirse lentamente.

Cuando el día se hizo noche, Jellicoe decidió mantener a sus barcos a una distancia de seguridad de la Hochseeflotte. Sabía que los destructores y submarinos de su enemigo seguían siendo una amenaza potencia, y no estaba dispuesto a arriesgar a sufrir un ataque nocturno con torpedos. Por ello cambió el rumbo y puso proa hacia el norte

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La situación de las dos flotas antes de que la Grand Fleet cambiara de rumbo.
Los castigados cruceros de batalla alemanes habían sufrido graves daños que dificultaban su navegación. Todos ellos (Hindenburg, Von der Tann, Derfflinger y Moltke) habían sufrido numerosos impactos, y finalmente comenzaron a sufrir sus efectos. Las calderas del mortalmente herido Moltke acabaron por fallar y el buque tuvo que ser abandonado a las 23:42, siendo rematado por un torpedo procedente de un destructor alemán. Entonces fue cuando el Von der Tann, que había comenzado a ver reducido su andar, abandonó la formación y comenzó a escorarse. Pronto su popa se elevó sobre las aguas, mostrando sus hélices, y el barco se hundió en unos pocos minutos.

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Así terminó el último encuentro naval entre las dos flotas. La Royal Navy había logrado una victoria decisiva, comparable a Trafalgar y que cumplía con las doctrinas de Alfred Mahan. La flota alemana había sido aniquilada y sus restos no volverían a abandonar sus bases durante el resto de la guerra. Los alemanes habían fracasado en su intento de destruir una parte de la flota enemiga y habían sido destrozados, con lo que desaparecía su desafío al poder naval británico. Ahora el Kaiser tendría que desatar una guerra submarina sin restricciones si quería dañar a su enemigo.

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La Hochseeflotte perdió cuatro acorazados modernos, cuatro obsoletos, cinco cruceros y quince destructores (con un tonelaje de 139.200) y 5.523 marinos. El resto de sus barcos no eran más que ruinas flotantes. De hecho, el acorazado Thuringen y el crucero pesado Blücher apenas se mantenían a flote. A todos los efectos, la flota germana había sido reducida a la impotencia. La Gran Flota, que sólo había perdido un crucero ligero y ocho destructores (además de tres cruceros de batalla y dos cruceros acorazados dañados), llegó sin problemas a Scapa Flow (1). Las noticias de la gran victoria llegaron pronto a Londres, y el gobierno descubrió con rapidez la magnitud de la victoria. Entonces, por algún tipo de error desconocido, estas noticias fueron filtradas a la prensa. Por fin Asquith había logrado su primer victoria “personal” sobre Alemania.


(1) Me parece obsceno haber tenido tan pocas bajas.
 
Abusaenanos.... :) vaya paliza naval.

Si no quieres que te zumben, no le metas el dedo en el ojo al vecino y le preguntes si molesta...
 
No me acabo de creer que esto haya sido juego limpio... :p
 
No me acabo de creer que esto haya sido juego limpio... :p

A mi que me registren. Yo saqué a las fuerzas ligeras para su paseito de rigor, porque el enemigo acostumbra a enviar un par de cruceros para atacar a mis transportes, cuando me entero de que la patrulla del Forth se ha topado con el grueso de la flota enemiga. Saqué a toda la mía y el resultado es este.

Quizás tendría que añadir que las bajas mencionadas, ahora que me fijo, son las de la Grand Fleet. A eso hay que sumar un acorazado australiano dañado, y los cuatro cruceros de batalla de Beatty que han quedado tocadillos, como vimos en el primer capítulo de esta trilogía naval. Y los cinco acorazados que, como podemos ver en la última imagen, han quedado algo perjudicados tras el intercambio de "peladillas". Gratis no ha salido, pero por falta de mejor puntería alemana no he tenido que lamentar más perdidas.
 
Ya me imagino a Willie " Nein Nein Nein, die(¿?) Kaiserlicheflotte nicht!" Y, oh casulidades, el Schleswig-Holstein sigue en pie* :D


*Creo :p
 
Juraría que si.
 
Mi padre el Kaiser me ordena deciros,si teneís en mente hundirle también el yate imperial,pues eso y dos viejas gabarras es lo que nos queda de la otrora poderosa kaiserliche,os ruego me comuniqueis vuestra decisión cuanto antes,ya que los criados han cargado en él las 500 maletas con las que pensamos partir al exilio y sería funesto que además de nuestra flota perdiéramos también nuestros trajes de gran gala.:wacko::wacko:
 
Siempre le quedará huir a pie hasta Holanda.
 
Capítulo cincuenta y cuatro: En las alturas

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La tormenta política de diciembre de 1916 empezó un mes antes. Si a finales de 1916 las críticas contra la falta de vigor ene Asquith en la conducta de la guerra eran mayores que a comienzos de año, tras el final de la batalla del Somme estas críticas aumentaron todavía más. Por su parte, Lloyd George y Bonar Law continuaron conspirando para causar la caída del primer ministro con la ayuda de Lord Curzon. Lloyd George logró el apoyo del magnate de la prensa Lord Northcliffe y propuso la creación de un pequeño "consejo de guerra", bajo su presidencia, que ignoraría a Asquith. El 25 de noviembre Bonar Law presentó la propuesta a Asquith, que se apercibió de la maniobra para dejarlo fuera de la dirección de la guerra, y lo rechazó. Una segunda propuesta revisada y que otorgaba al primer ministro derecho a vetar las decisiones también fue rechazada. En este momento, aumentando la crisis del gobierno de coalición, Lloyd George dimitió. Bonar Law amenazó también con retirarse del gobierno y otros tres ministros conservadores (Curzon, Chamberlain y Cecil) amenazaron con hacer lo mismo si Bonar Law y Lloyd George dimitían. Asquith no tuvo más alternativa que presentar la dimisión, que fue ofrecida al rey el 5 de diciembre de 1916.

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El ex-primer ministro Herbert Asquith visto pory The Pun.

Como Bonar Law y Balfour no mostraron interés en convertirse en primer ministro, la opción lógica para reemplazar a Asquith era Lloyd George, y el 7 de diciembre, el rey Jorge V invitó a David Lloyd George a que formara un nuevo gobierno. Su administración iba a ser completamente diferente de la que le había precedido. El controlaría el gabinete de guerra, que sería reducido a sólo cinco miembros, tres de ellos miembros del partido conservador, y que se ocuparían de tomar las decisiones más importanets para conducir la regla. Sus integrantes no ocuparían un cargo en el gobierno, y así se podrían dedicar en cuerpo y alma al esfuerzo bélico.

Lord Alfred Milner, el famoso estadista que había tenido un papel muy influyente en la política nacional y extranjera desde mediados de la década de 1890, fue incluido en el gobierno como ministro sin cartera y se unió al gabinete de guerra. El lider del partido laborista, Arthur Henderson se convirtió en otro ministro sin cartera y miembro del gabinete de guerra, y se esperaba que su inclusión aplacaría las demandas laboristas. Lloyd George puso a Lord Curzon al frente de la Cámara de los Lores y lo incorporó al gabinete de guerra, mientras que al mismo tiempo le relevaba de su papel como administrador de la India, siendo reemplazado en este cargo por Austen Chamberlain, que así abandonó el Almirantazgo. Andrew Bonar Law también se incorporó al gabinete de guerra y fue nombrado presidente de la Cámara de los Comunes, junto con su papel como ministro de Hacienda.

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Bonar Law, visto por Vanity Fair en 1912

Para calmar a los liberales, como Asquith no quería formar parte de un gobierno presidido por Lloyd George, éste tomó una decisión sorprendente: Lord Rosebery, que desde la caída de su gobierno en junio de 1895 se había ido retirando de la política. Rosebery se pasó la guerra visitando hospitales, animando a los hombres a alistarse y a comprar bonos de guerra, haciendo discursos patrióticos y patrocinando la creación de un batallón de infantería en 1915. Reconociendo que Rosebery podría ser útil para dar un sentido de unidad al partido liberal y pondría trabas a las críticas de Asquith. Con ciertas dudas, el político de sesenta y nueve años regrsó a las políticas como presidente del Consejo. El ministro de Exteriores, Sir Edward Grey, que estaba disgustado por las maquinaciones que habían causado la caída de su líder y aliado, Asquith, presentó la dimisión, sin que Lloyd George pudiera persuadirle de hacer lo contrario. Arthur Balfour fue su sustituto. Sir Edward Carson, que había apoyado a Lloyd George en sus maniobras, se convirtió en el nuevo Primer Lord del Almirantazgo y Winston Churchill, que había regresado recientemente de Francia, fue rehabilitado y nombrado Ministro de Municiones. Finalmente, Lloyd George ofreció a Neville Chamberlain el nuvo cargo de Director del Servicio Nacional, que se ocuparía de coordinar el reclutamiento y que las vitales industrias que apoyaban el esfuerzo militar funcionaran perfectamente.


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El nuevo gabinete


Mientras tanto, la guerra llegó al palacio de Buckingham. Desde el comienzo de la Gran Guerra la germanofobia había crecido por todo el Imperio británico. Estos sentimientos tenían su orígen en la victoria prusiana de 1871), que dio un poderoso impulso a un tipo particular de la literatura victoriana (por ejemplo, la Batalla de Dorking y la Gran Guerra en Inglaterra en 1897 -1-), que se centraba en el temor de que Gran Bretaña podría la nueva víctima de Alemania (hasta entonces, la mayoría de estos libros habían asumido que el enemigo sería Francia).

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El bombardero pesado Gotha o "Eso que llamamos Saxe-Coburg-Gotha / olería menos a alemán con otro nombre"?

La invasión de Bélgica, las duras medidas que los alemanes aplicaron en la retaguardia y el bombardeo indiscriminado de ciudades (Arráss, Ypres, Reims) ayudó a confirmar la idea del "Huno" capaz de cometer las mayores atrocidades y violencias. La creciente histeria antigermana llegó hasta el extremo de sospechar de la monarquía británica y de la familia real, como había probado el lamentable incidente Battenberg. Así, cuando a finales de 1916 la fuerza aérea alemana comenzó a bombardear Gran Bretaña, este odio alcanzó su apogeo. Entonces, la aparición de un nuevo bombardeo pesado, el Gotha G.IV, que podía cruzar el canal de la Mancha y bombardear Londres directamente, tuvo enormes consecuencias para la familia real británica, pues su casa incluía el nombre del bombardero (Gotha-Saxe-Coburg). Esto acabaría forzando al rey a que abandonara todos sus títulos y posesiones alemanas y cambiara todos los nombres y títulos germanos a versiones anglosajonizadas, como afirmaba la proclamación real de 1 de enero de 1917:

Ahora, por tanto, Nos, bajo Nuestra Autoridad y Voluntad, declaramos aquí que a partir de esta fecha, por esta Nuestra Proclamación Real, Nuestra Casa y Familia se llamará Casa y Familia de Windsor, y que todos los hombres que descienden de Nuestra abuela la Reina a Victoria que son súbditos de estos reinos, además de las mujeres que se vayan a casar o se hayan casado, portarán el mencionado nombre de Windsor (2).

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"Hasta la vista". La visión de Puncha de la orden del Rey por la que renunciaba a sus títulos alemanes en su nombre y en el de los miembros de la família real.

Al saber que su primo había cambiado el nombre de la casa real británica a Windsor, el emperador Guillermo II bromeó divertido que estaba ansioso por ver la obra de Shakespeare Las alegres comadres de Saxe-Coburg-Gotha.

(1) En cierto modo, incluso el Dracula de Bram Stoker es un ejemplo de esta clase de literatura obsesionada con el temor de fuerzas extranjeras invadiendo secretamente las costas británicas.
(3) De 1917 a 1919 Jorge V y todos sus familiares británicos renunciaron a sus títulos y apellidos alemanes, adoptando nombres de resonancias britanicosisisimas. A cambio de esto, Jorge V los compensó haciendoles pares ingleses. Ah, he cambiado la fecha en el que tuvo lugar el evento. Caprichoso que soy.
 
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1917


1917 comenzó con la firme determinación aliada de ganar la guerra con un victoria total. Tras dos años de sangrienta lucha, todas las naciones implicadas en la guerra estaban haciendo frente a graves problemas políticos y sus consecuencias sociales y económicas, que ya habían comenzando en 1915-16.

Como ya hemos visto, en Gran Bretaña la crisis se saldó con la caída del gobierno Asquith. En Francia el problema no sólo era político, sino también militar. La guerra había agotado al ejército francés (casi 850.000 soldados galos habían muerto a comienzos de 1917 -1-) y su moral era muy baja (a pesar de se suprimieron los procesos sumarísimos y el sistema anterior a la guerra fue reintroducido en abril de 1916, a partir del otoño de ese año, el número de desertores fue en aumento). Además de esto, el alto mando francés había impuesto su autoridad sobre el gobierno civil. Tanto Viviani como Briand habían tenido que aceptar la lucha de desgaste y las tremendas bajas sufridas, lo que estaba tenido un alto coste social.

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El actual presidente de Francia, Aristide Briand (izquierda) y su predecesor, René Viviani (derecha)
Incluso en Alemania la tensión entre el ejército y el gobierno estaba en aumento, en parte debido a la falta de resultados en los frentes y a la aplastante derrota sufrida en Jutlandia. Esto, junto al daño causado por el bloqueo aliado, persuadió al canciller Bethmann-Hollweg para comenzar a negociar con los aliados. Poseyendo amplias zonas de Francia y Rusia, Alemania confiaba en que se encontraba en una posición de fortaleza para negociar con los aliados. Sin embargo, en enero de 1917 estos rechazaron la propuesta de paz germana.

Las potencias aliadas acordaron cual sería la estrategia a seguir en 1917: ofensivas simultáneas en todos los frentes, que tendrían lugar en primavera, seguros de que las Potencias Centrales estaban al borde del colapso y que sólo faltaba una última ofensiva para abrir brecha en algún sector del frente (2). El generalísimo francés, el general Robert Nivelle, propuso atacar en primavera a lo largo del Chemin des Dames, y prometió que se lograrían grandes resultados con mucha rapidez. El plan fue aceptado por el presidente del gobierno, Aristide Briand, y el ministro de municiones Albert Thomas, así como por el gabinete de guerra de Londres. Lloyd George expresó algunas dudas sobre la viabilidad de un nuevo ataque en el frente occidental y propuso atacar en otros frentes. Sin embargo, el plan Nivelle fue aprobado por el gobierno británico.

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El frente del Isonzo: once ejércitos italianos (56 divisiones) se enfrentaba aq catorce ejércitos austrogermanos (69 divisiones).

En la conferencia de Roma (enero de 1917) Lloyd George repitió su propuesta de atacar en otros frentes y sugirió transferir 700 cañones pesados al ejército italiano para ayudar en la siguiente ofensiva de Cadorna. Sin embargo, los franceses estaban decididos a aplicar el plan Nivelle sin aceptar ningún tipo de cambio y la propuesta de Lloyd George fue ignorada por poco práctica. El mismo destino siguió la sugerencia del general Palizine, que representaba al imperio zarista, cuando solicitó un ataque contra los Dardanelos, que ayudaría a Rusia a romper el bloqueo enemigo (3).

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El frente occidental: el ejército belga (una división de caballería y seis de infantería), dos cuerpos de ejército canadienses (seis divisiones de infantería), dos portugeses (seis divisiones de infantería), doce británicos (seis divisiones de caballería y treinta de infantería), dos sudafricanos (seis divisiones de infantería), dos australianos (seis divisiones de infantería) y quince franceses (nueve divisiones de caballería y noventa de infantería) se enfrentaban a diez ejércitos alemanes (110 divisiones) y una pequeña fuerza expedicionaria austro-húngara (tres divisiones de infantería)

Los franceses atacarían en el Chemin des Dames, y los británicos apoyarían esta ofensiva con una propia entre Vimy y el río Oise. Por una vez, el mariscal Haig estaba de acuerdo en aceptar las ordenes de BEF, aunque no le gustaba el cambio de mandos galos, ya que la estrategia de Joffre apoyaba sus planes para atacar en Flandes. Como ya sucediera en 1915 y 1916, Haig quería atacar el saliente de Ypres. Con Nivelle pidiendo que los británicos apoyaran de cerca el ataque contra el Chemin des Dames, atacar Flandes no tenía sentido, y fue retrasado para más adelante, aunque Nivelle estaba seguro que el éxito de su ofensiva forzaría a una retirada alemana en Flandes, anulando la necesidad de atacar en este sector.

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El frente oriental: quince ejércitos rusos (140 divisiones) contra nueve alemanes (60 divisiones) y cuatro austríacos (40 divisiones).

Mientras, Rusia estaba al borde del desastre. La crisis causada por los problemas de producción y de transporte habían llevada a que faltara comida en las ciudades, y el hambre estaba destrozando la moral nacional. La falta de combustible reducía la capacidad de las fábricas y aumentaba el número de casas sin calefacción, lo que se traducía en constantes críticas del gobierno y un aumento del sentimiento antibelicista. Esto se había plasmado en las huelgas de enero y febrero de 1916 y en la aparición en septiembre de 1915, de una alianza de Octubristas y del partido Kadet para pedir en la Duma la formación de un gobierno responsable. Nicolás II rechazó estas demandas y, además, cometió un terrible error: se puso al mando del ejército y dejó las tareas de gobierno en manos de la zarina Alejandra, que era muy impopular por su ascendencia germana y por la influencia del "monje loco", Rasputín (4). Éste fue finalmente asesinado en diciembre de 1916 por un pariente del zar, el príncipe Felix Yusupov, pero el daño era ya irreparable.

Las dudas francesas, británicas e italianas sobre la capacidad de Rusia para atacar en 1917 forzaron a que el zar insistiera a sus comandantes en la necesidad de atacar esa primavera. Todavía se dudaba sobre el estado del ejército ruso, ya que aún andaba escaso de municiones y de artillería pesada. De hecho, el general Brusilov, jefe de operaciones desde septiembre de 1916, recomendó al zar en diciembre de ese año que se acortara el frente mediante una serie de retiradas. En particular, el repliegue en la zona de Transilvania hacia las montañas de los Cárpatos permitiría liberar gran cantidad de divisiones que permitirían lanzar la ofensiva de primavera. Brusilov quería atacar en el saliente alemán que se extendía desde Bialystok al río Narew y que ofrecía la oportunidad de capturar miles de prisioneros alemanes y conseguir una gran victoria en el frente oriental. El zar estuvo de acuerdo y Brusilov comenzó a trabajar junto con el general Ruzsky, comandante del frente norte, y el anciano general Kuropatkin, comandante del frente central, para preparar la retirada y la siguiente ofensiva contra el saliente del Narew.

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Los generales Aleksei Alekseevich Brusilov (izquierda y el conde Franz Conrad von Hötzendorf (right)

El aliado de Alemania, Austro-Hungría también se enfrentaba a una crisis tan grave como la rusa: las terribles perdidas sufridas en la guerra estaban agotando los recursos militares, políticos y económicos del imperio Las fuerzas armadas y la población estaban sufriendo por la carestía de alimentos y la lealtad de las minorías nacionales -como los checos- comenzaba a desvanecerse. De hecho, los nacionalismos étnicos se estaban convirtiendo en una amenaza para la supervivencia del imperio. El agotamiento de la población y la inestabilidad política se plasmaron en el asesinato del primer ministro austríaco, Stürgkh, a manos del socialista Friedrich Adler (21 de octubre de 1916). Así, cuando el viejo emperador Francisco Fernando murió en noviembre, su sucesor, el archiduque Carlos, empezó un moderador programa de reformas y entabló contacto con los aliados a través de su cuñado, el príncipe Sixto de Borbón Parma, oficial del ejército belga, para llegar a una solución pacífica al conflicto.

Esta crisis llevó al general Luigi Cadorna, el generalísimo italiano, a preparar una ofensiva destinada a tomar Trieste, con la esperanza de aprovechar el desorden interno del enemigo. Sin embargo, como ya hemos visto, la carencia de artillería pesada comprometía el éxito de esta operación. Además, Cadorna estaba siendo presionado por el primer ministro italiano, Paolo Boselli, que intentaba reducir el poder acumulado por su general. Sin embargo, Cadorna estaba decidido a romper las líneas enemigas para capturar Trieste y la base naval de Pola, coincidiendo con la ofensiva rusa en el Narew.



(1) En OTL, las bajas franceses sumaban, a comienzos de 1917, un millón. Como vigilo de cerca a los galosos, las bajas han sido menores. Maldito Verdún, que me fastidió los planes...
(2) 1916 redux, obviamente. Hay gente que disfruta tropezando varias veces con la misma piedra.
(3) Como Venizelos no ha dado su golpe de estado ni Sarrail ha desembarcado en Salónica, Grecia está viviendo la vida loca y no hay Zeus que lo cambie. E invadir el país no es una opción...
(4) Si, el de Boney M
:D
 
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No es por tocar los webs, pero Istria esta dentro de la provincia del HoI2 de venecia. Just sayin'. Y una pregunta; ¿ que hace que salte el evento de abandonar la guerra a Rusia?