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Traducido al cristiano moderno?¿

Por la Patria, Quiero* un brindis para mi y para Molkte en Paris. Lo de viden es mas evidente


*La verdad, creo que el verbo wöllen hubiera quedado mejor, pero bueno, ya es tarde para cambiarlo
 
Por la Patria, Quiero* un brindis para mi y para Molkte en Paris. Lo de viden es mas evidente


*La verdad, creo que el verbo wöllen hubiera quedado mejor, pero bueno, ya es tarde para cambiarlo

Se entendía bastante bien. :p
 
Capítulo Diez: El Imperio en guerra


Australia era un Dominio del Imperio Británico dotado de gobierno propio desde 1901. Cuando estalló la guerra, se unió al esfuerzo bélico con entusiasmo debido a la gran identificación que sentían con la metropoli. Su primer ministro y líder del partido laborista, Andrew Fisher, que había nacido en Escocia, contó con el apoyo de la oposición y comenzó a planificar de inmediato el envío de tropas australianas a Europea para ayudar a los británicos. Como la mayoría de los habitantes de orígen europeo de Australia descendían de británicos, el entusiasmo del país era comparable al británico.

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General William Throsby Bridges

Pero el país no estaba en situación de combatir. Su ejército regular apenas contaba con 3.000 soldados, más 45.000 reservistas. El 3 de agosto el gobierno ofreció a Londres 20.000 hombres para colaborar en la defensa del imperio. Esto motivó la creación de una fuerza voluntaria para servir en ultramar, la Fuerza Imperial Australia (Australian Imperial Force o AIF), organizada por el jefe de estado mayor del ejército regular, el coronel William Bridges. Por el entusiasmo inicial no hbuo problemas a la hora de formar nuevas unidades y los primeros buques contra soldados australianos y neozelandeses abandonaron Australia el 7 de noviembre de 1914, seguido por un segundo convoy el 31 de diciembre. Las primeras batallas de las fuerzas australianas tuvo lugar lejos de Europa, sin embargo, cuando se comenzó la ocupación de las colonias alemanas en el Pacífico, empezando por Samoa y la toma de Rabaul a comienzos de septiembre.

En Nueva Zelanda, como en Canadá, el apoyo por la guerra también fue entusiasmado, salvo por la oposición del pequeño partido socialista. El lider reformista William Masseyfue elegido como primer ministro en diciembre de 1914, y usó al ejército territorial, con una fuerza permanente de 600 regulares y 25.000 reservistas, como núcleo de los nuevos regimientos destinados a servir en ultramar a partir de agosto de 1914. La Fuerza Expedicionaria neozelandesa (la New Zealand Expeditionary Force o NZEF) partió junto con las fuerzas australianas en octubre, y los siguientes envíos de tropas se coordinaron coh Australia.

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El ejército australiano, tras ocupar la costa de la Nueva Guinea alemana, comenzó a marchar tierra adentro y a ir saltando de isla en isla por las Carolinas, Nauru y Nueva Bretaña.

Desde el mismo comienzo de la mobilización Bridges luchó por asegurarse de que las divisiones australianas permanecieran unidos en una única fuerza, y evitar que se dispersaran entre las unidades británicas, como había sucedido durante la guerra Boer, en la que Bridges luchó. Los neozelandeses estaban dirigidos por el general de brigada Alexander Godley, un irlandés que había pasado por Sandhurst y luchado en la guerra Boer.

Canadá estaba en una situación similar. Como en Australia y Nueva Zelanda, el apoyo era unánimey su Primer Ministro, Robert Borden, mantuvo los lazos con el imperio. Canadá entró en guerra con Alemania de manera automático, junto a Gran Bretaña, sin hacer una declaración paralela por separado. El ejército canadiense contaba con 3.100 soldados regulares -en su mayoría destinados por todo el país en diversas guarniciones-, apoyados por una milicia de voluntarios. Esta fue la base sobre la que se formaron, con rapidez, dos divisiones de infantería, que fueron enviados a Francia. El ministro de defensa canadiense , el general de división Samuel Hughes, organizó con rapidez el primer contigente de tropas, que estaba decidido, como Bridges, a que permaneciera unido, oponiéndose a la idea de Kitchener de usar a las fuerzas canadienses para rellenar los cuerpos de ejército británicos. El mando de estas divisiones fue confiado al teniente general Sir Edwin Alderson .

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Sir Robert Borden.​

Sudáfrica, sin embargo, presentaba un problema, por la falta de unión del país tras el esfuerzo bélico. La guerra Boer todavía permanecía en la memoria de muchos sudafricanos. El primer ministro, el general Louis Botha, estaba un firme partidario de la colaboración con el esfuerzo bélico británico, y consiguió el apoyo masivo de los sudafricanos de orígen británico y de los Afrikaners moderados, lo que aseguró un flujo continuado de voluntarios para luchar en Africa Oriental. Sin embargo, un considerable número de Boers recibieron las notícias de la guerra en Europa con frialdad e indiferencia. Como en Australia y Nueva Zelanda, que buscaron expandirse por el Pacífico, los sudafricanos, y en especial su ministro del a guerra Jan Smuts,miraban al norte, hacia las posesiones alemanas, con la intención de anexionarlas a la Unión Sudafricana, ya que la presencia de los alemanes en el patio trasero de El Cabo había sido una espina en el costado del Imperio. Botha y Smuts confiaban en que esta empresa unificaría a la dividida nación.

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Louis Botha

Al comenzar el conflicto, Botha ofreció inmediatamente enviar tropas sudafricanas a servir en ultramar, lo que fue aceptado y llevaría a la invasión del Africa del Sudoeste alemana.Sólo la rebelión boer interrumpió estas operaciones a finales de 1914 durante unas pocas semanas s (1, de manera que a comienzos de diciembre la colonia alemana estaba en manos de Botha.

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(1) Históricamente, la rebelión Boer se extendió desde el 9 de octubre de 1914 al 3 de febrero de 1915, pero aquí ha durado algo menos.

@pirro: Joer, suerte que se les da mal, porque casi se me cuelan hasta la cocina

@Reza Khan: Completamente.
 
Sigue asi mi Lord. Aunque yo voy con los Alemanes.:p
 
Los aussies salvan e lculo a Kurt en 3,2,1...:rolleyes:
 
Ay estos colonos, que no saben donde se meten.
 
Capítulo once: Corsarios en el mar.


Unas semanas después de la victoria en el Waddenzee, Gran Bretaña quedó desagradablemente sorprendida por el hecho de que los buques alemanes destinados en sus colonias habían logrado regresar a Alemania sin problema alguno. De hecho, la mayoría había regresado antes de que estallaran las hostilidades, y más de uno de esos buques había sido hundido en la gran batalla del Canal, pero la opinión pública británica estaba enfurecida, ya que consideraba este hecho como una humillación para la Royal Navy. Así que la oportunidad de destruir la Mittelmeerdivision del almirante Wilhelm Souchon se convirtió en una cuestión de orgullo nacional. Guillermo II quería proyectar el poder naval germano en el Mediterráneo, por lo que envió al poderoso crucero de batalla Goeben y el crucero ligero Breslau a Constantinopla. Cuando estalló la guerra, Souchon consideró sus opciones. No podía regresar a Alemania porque el estrecho de Gibraltar estaba cerrado por la flota inglesa. Por tanto, atacaría los convoyes de tropas franceses que se movían entre África y Francia.

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Pero estaba rodeado de poderosos enemigos. En Malta estaba la Flota del Mediterráneo, al mando del almirante Sir Berkeley Milne, que contaba con tres cruceros de batalla y varios cruceros más anticuados. En Tolón estaba la flota francesa del Mediterráneo del almirante Boue de Lapeyrère, con dos modernos acorazados y varios buques más anticuados. Souchon era consciente de que, para sobrevivir, dependería de la superior velocidad de sus barcos para escapar a sus enemigos. Sabía que si las dos flotas aliadas se unían, estaría perdido. Por suerte para él, no parecía que los dos almirantes aliados estuvieran demasiado interesados en colaborar el uno con el otro. Milne, al conocer que Souchon había zarpado, puso rumbo al estrecho de Otranto de manera inmediata con sus buques, donde se encontró, para su sorpresa, con la flota austro-húngara, que, liderada por el almirante Haus desde su buque insignia, el acorazado Viribus Unitis, había penetrado en el Adriático para apoyar la salida de Souchon.

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Superado en número y en armamento por el enemigo, Milne evitó el desastre rompiendo el contacto con los alemanes, mientras caía sobre sus buques una lluvia de granadas de calibre pesado. Fue afortunado, pues la flota austríaca no persiguió a sus buques, por lo que sólo tuvo que lamentar la perdida del crucero ligero HMS Gloucester, más graves daños en el crucero de batalla HMS Indomitable, que parecía condenado a pasar muchos meses en un dique seco una vez Milne logró regresar a Alejandría.

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Pero lo peor estaba por venir. De Layperère llegó a toda velocidad al estrecho de Otranto, sin saber nada del desastre sufrido por Milne. Souchon, preocupado por la superioridad naval enemiga, decidió partir de manera inmediata hacia Constantinopla. De Lapeyrère permaneció en el Mediterráneo occidental, pues estaba convencido de que el alemán intentaría llegar al Atlántico o regresaría a Pola. Por ello Souchon no tuvo problemas para alcanzar Constantinopla. a donde llegó con sus dos barcos en la tarde del 10 de agosto.

En Londres estalló el escándalo cuando llegaron las noticias de este fracaso.. “Milne”, Fisher declaró, debería “ser fusilado como el almirante Byng en 1757”. En París el saber que de Lapeyrère no buscó batalla dejó al gobierno y a la opinión pública con la boca abierta. En Gran Bretaña la crisis fue más grave. La facilidad con la que los buques alemanes regresaron a Gran Bretaña hizo que se olvidara que la Hochseeflotte estaba fuera de combate tras la derrota sufrida en el Waddenzee y que se criticara al Almirantazgo. Tenían que rodar cabezas

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El SMS Goeben en puerto, en fecha desconocida.

Mientras que las consecuencias del fracaso de la Royal Navy no resultaron inmediatamente obvias, la humillación sufrida por esta "derrota" acabó con la carrera de los almirantes de Lapeyrère y Milne, que fue llamado a Londres y no volvió a tener otro mando hasta su retiro, a petición propia, en 1919. Churchill y el comandante de la flota, el príncipe Luis de Battenberg, cayeron bajo fuertes crítica. El primero era considerado como un amateur que se ocupaba de asuntos que no eran de su competencia. Le salvó el hecho de que Asquith no tuviera con quien reemplazarlo. Battenberg, sin embargo, era culpable de un crimen aún peor: ser considerado alemán. Había nacido en Austria, hijo del príncipe Alejandro de Hesse. Tenía propiedades en Alemania y, peor aún, hablaba inglés con acento alemán. Fue un claro objetivo para la ira popular, que también se cebó en el escritor D.H. Lawrence, casado con una alemana, pariente lejana de un futuro horror para el Imperio, el barón Manfred von Richthofen. Al final estos errores navales costaron el cargo al príncipe Luis, al que se acusaba de haber ascendido por ser miembro de la familia real, pese a que su progreso se debía a sus indiscutibles méritos. Pero no era suficiente, Lord Charles Beresford, que era incapaz de perdonar que no había ascendido a almirante ni había sido nombrado Primer Lord del Almirantazgo, encabezó el ataque contra Battenberg, como parte de su cuenta pendiente contra su ilustre rival, Jacky Fisher. La pelea Fisher-Beresford había dividido a la flota en dos bandos, con Battenbergen el bando de Fisher, con lo que se convirtió en el objetivo de Beresford y su grupo.

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Beresford criticó a Battenberg en la prensa, escribiendo varias cartas al Times y al Morning Post, exigiendo su dimisión. Se le acusó de tener la culpa por la huida del Goeben y el Breslau: ¿Los había dejado escapar? ¿Era un espía alemán? Tales ridículas ideas abundaban en una nación dominaba por la paranoia y el frenesí patriótico que arrasó Gran Bretaña durante los primeros meses de la guerra. De todos modos, Battenberg, que tenía problemas de salud y estaba empezando a experimentar una profunda depresión, al ser atacado por todas partes, presentó la dimisión el mismo día que supo que su sobrino había muerto en Francia. Churchill comenzó a buscar un sucesor. Para él, sólo había un hombre capaz de realizar el trabajo: Lord Fisher.

@ Reza Khan: Ya te pillaré...
@ pirro: Que ironía...
@ Viden: Ni ellos ni nadie :D
 
Capítulo doce: Trincheras en el frente occidental


El mes que siguió a la batalla del Marne estuvo marcado por una serie de intentos por parte de ambos bandos de flanquearse mútuamente. Pronto los alemanes abandonaron esta idea por un movimiento más sutil, pero los franceses continuaron con tenaz persistencia. Un nuevo Décimo Ejército, bajo el mando del general de Maudhuy, se encontró luchando desesperadamente para defender Arrás. Mientras, el Cuerpo Expedicionario Británico fue transferido al norte desde sus posiciones en el río Aisne, para acortar sus líneas de comunicaciones con Gran Bretaña y, además, para ser usado como parte del esfuerzo para flanquear a los alemanes. Para coordinar este movimiento, es escogió al general Foch.

Foch no logró persuadir a los belgas a que abandonaran sus posiciones en la costa para un avance tierra adentro, pero el rey Alberto se negó a tomar parte de una empresa que consideraba temeraria. En el bando alemán von Moltke había sido reemplazado a causa de su fracaso en Marne por Erich von Falkenhayn, que planeó una trampa para atrapar a la maniobra alemana. Un cuerpo de ejército sería transferido desde Lorena, y contendría el avance aliado. Mientras, un grupo integrado por tropas procedentes de la toma de Amberes y cuatro cuerpos recién creados avanzarían por la costa belga y aplastarían el flanco aliado.

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Tropas alemanas avanzando por Bélgica a finales de 1914.

La BEF, formada por tres cuerpos ahora, se desplegó entre La Basséé e Ypres, preparándose para avanzar hacia Menin cuando comenzó el avance alemán. Durante dos días Sir John French creyó que sus hombres estaban avanzando cuando, en realidad, apenas podían mantener sus posiciones frente a la marea alemana. Cuando descubrió la verdad recomendó la creación de un gran campo atrincherado cerca de Boulogne, pero, afortunadamente, Foch, que había empezado a ganar influencia sobre el general británico, logró persuadirle. Mencionó que Kitchener estaba pensando en reemplazarle por Sir Ian Hamilton, lo que, huelga decirlo, reforzó el espíritu combativo de French de luchar en sus posiciones actuales (1). Así, mientras los soldados de ambos bandos luchaban los unos contra los otros los generales se peleaban entre ellos.

El avance alemán sobre la costa estuvo a punto de arrollar al ejército belga, y la situación amenazaba en convertirse en un desastre. Éste apenas fue evitado a finales de mes, cuando se abrieron las esclusas y la zona costera fue inundada, convirtiendo el avance germano en un fangal sangriento. En Ypres la línea aliada, aunque terriblemente castigada y diezmada, no se rompió, gracias a la tenaz resistencia británica y a la oportuna llegada de refuerzos franceses.

Ypres fue el gran monumento al ejército regular británico, pues en esta batalla sus oficiales y soldados demostraron el inestimable valor de la disciplina, la moral y de su potencia de fuego, aunque quedó casi aniquilado en el proceso. Con la guerra alcanzando cotas nunca vistas, las potencias comenzaron a incrementar el tamaño de sus ejércitos, introduciéndose la recluta obligatoria. Gran Bretaña despertó a esta realidad con el sacrificio de su pequeño ejército profesional. Gracias a la visión de Lord Kitchener, que, a diferencia de los gobiernos y estados mayores, vio que la guerra iba a ser de larga duración y de un alcance nunca visto, Gran Bretaña se movilizó para la guerra. Los británicos respondieron a la llamada a las armas y formaron los denominados “Nuevos Ejércitos”. A finales de año, cerca de 1.000.000 de voluntarios se habían alistado en Gran Bretaña, lo que, sumados a los efectivos del resto del Imperio, hacía un total de 2.000.000 de soldados en armas

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Aunque en la zona de los Vosgos no habría un frente fijo hasta comienzos de 1915, se podía decir que, a finales de 1914, el frente occidental se había atrincherado desde Suiza hasta el Canal. La guerra móvil había terminado.

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El “Final de la Línea”: El frente occidental llega al mar cerca de Nieuport, Bélgica.

Mientras, en el frente oriental...

(1) Teniendo en cuenta Gallipoli, hasta tengo que agradecer que French continuara en el mando...
 
Un rato realistas las lineas del frente, no?

Quitando quizas el sena como frontera :p
 
Capítulo Trece: El Enfermo de Europa


El Imperio Otomano controlaba gran parte de Oriente Medio. Estaba controlado por el Sultán, que como Califa del mundo musulmán, era el teórico señor supremo de los musulmanes ortodoxos (sunnitas y chíies). Hasta la revolución de los Jóvenes Turcos (3 de julio de, 1908) el Sultán había reinado como un autócrata, apoyado por una estricta jerarquía religiosa. La revolución le forzó a aceptar una constitución y una asamblea representativa. Finalmente, al año siguiente fue depuesto tras un fallido golpe de estado y reemplazado por el anciano Mohammed V.

Una serie de derrotas militares en el siglo XIX había llevado a la concesión de diversos privilegios a las potencias extranjeras. En 1914 Gran Bretaña controlaba de manera efectiva Egipto (que era técnicamente una provincia otomana) y dominaba económicamente el Golfo Pérsico. Las perdidas territoriales sufridas recientemente (Bosnia-Herzegovina a Austria en 1908, Libia a Italia tras la guerra de 1911-12, Macedonia a varias potencias regionales tras la Primera Guerra Balcánica de 1912) había eliminado prácticamente la influencia otomana de Europa y el Norte de África.

El imperio incluía una población de 25 millones en 1914, incluyendo a una gran cantidad de minorías árabes, kurdas, eslavas, armenias, circasianas y griegas, lo que implicaba diferentes lenguajes y religiones, que iban desde los sunníes y shiítas, al protestantismo, catolicismo, nestorianismo y judaísmo.

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İsmail Enver Efendi (1881-1922), conocido en occidente como Enver Pasha

Liderada por Enver, Talaaat and Djemal, aliados con un grupo de burócratas, Turquía se embarcó en un proceso de industrialización, reorganización militar y "turcificación" cultural bajo la apariencia de un gobierno constitucional. Sin embargo, su actitud hacia las minorías exarcebó la situación, empeorados por la falta de alimentos y los problemas burocráticos.

Hacia 1914 la influencia anglo-francesa en Turquía era todavía poderosa, pero la actividad alemana crecía a pasos agigantados en la banca, comercio y en el ejército. Alemania colaboraba también en la construcción de la vía férrea Berlín-Baghdad y envió una misión militar liderada por Liman von Sanders, que llegó a Constantinopla en diciembre de 1913, que pronto ganó una creciente influencia sobre el ejército turco, que estaba controlado por Enver, el ministro de la guerra. Enver y los colaboradores más estrechos del gobierno formaban el partido belicista en Turquía, mientras el resto del gabinete era partidario de la neutralidad, y no tenía clara la dirección de la política exterior turca. A sus espaldas Enver y Talaat firmaron una alianza con Alemania en julio de 1914, que permaneció secreta, lo que dio margen a Turquía para negociar con los aliados mientras Enver intentaba conseguir la alianza con las Potencias Centrales.

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La torpeza aliada ayudó. Los turcos, cuyos astilleros no contaban con suficiente capacidad constructora, había encargado en Gran Bretaña la construcción de un acorazado llamado Reshadieh. Además, compraron el Río de Janeiro, ordenado por Brasil, que ahora estaba en bancarrota, y lo rebautizaron como Sultán Osman I. Hacia julio de 1914, el Reshadieh había sido terminado, y el gobierno turco estaba listo para llevarlo a casa y mostrarlo a la nación, pero con la creciente tensión causada por los eventos de Sarajevo, Churchill, al saber que el Sultán Osman I estaba a punto de ser terminado, dio la orden de apoderarse de los barcos el 4 de agosto, dos días antes de la batalla del Waddenzee. Churchill intentó calmar a los turcos ofreciéndoles una compensación económica mientras durara la guerra, al final de la cual los barcos les serían devueltos. Enver no lo aceptó y firmó el acuerdo secreto con Alemania.

Esto resaltó la importancia de la Mittlermeerdivision, de manera que la compra de los dos modernos buques de guerra por la marina turca fue otra derrota propagandística de los aliados y otorgó a Alemania una enorme influencia sobre la política turca. Pero Turquía no tenía prisas por entrar en la guerra, y no estaba todavía lista para hacer frente a las hostilidades. Ante las evasivas turcas, el almirante Souchon, con el apoyo de Enver, provocó la guerra el 29 de octubre cuando sus barcos bombarderos diversas bases navales rusas en el Mar Negro. En unos pocos meses Gran Bretaña había pasado de proteger el destino del Imperio Turco a tener que destruirlo.

Mientras, Serbia estaba en una situación desesperada...

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Tras resistir las ofensivas austrohúngaras, en septiembre de 1914 el ejército serbia estaba prácticamente exhausto. La falta de soldados había llevado a llamar a filas a hombres de 50 y 70 años. Sin embargo, reemplazar el armamento pesado era más problemático, ya que Serbia dependía de las importancias desde el extranjero para reponer sus perdidas, y el ejército se había quedado ya sin cañones pesados y estaba agotando sus reservas de munición.

@pirro: Po zi, si descontamos lo del Sena. Eso si, los alemanes querían ir más allá...

@panda.zip: Juego con la penúltima, me parece. La IA ha atacado como respuesta a mis contraataques en Béglica y, una vez en Francia, se desmelenó, la japuta... :D:D:D
 
Last edited:
Yo siempre digo que se los queden :eek:o
 
Capítulo Catorce: El problema del león inglés es la oportunidad del águila alemana.


Aunque Alemania no tenía posesiones en Oriente Medio, su relación con el Imperio Otomano le aseguraba una creciente influencia en la región ya desde la visita de Guillermo II a Tierra Santa en 1898, cuando, actuando como heredero de los Emperadores del Sacro Imperio, se proclamó defensor del Islam, para gran enfado de británicos y rusos.

Esto le daría a Alemania, al estallar la guerra en Europa, una nueva arma: movilizar a los creyentes musulmanes a la Jihad (guerra santa). La declaración de la Jihad fue más una respuesta a la presión alemana que a una reacción turca. Alemania quería golpear a la Entente en sus zonas vitales, es decir, sus imperios coloniales, con su gran población musulmana. Y, como no tenía los medios para atacar ahí directamente, menos aún con la Royal Navy dueña de los mares, la Jihad fue la manera de Alemania de llevar la guerra fuera de Europa.

Unos días después de la entrada de Turquía en la guerra, el Sultán Mehmed V, Califa del Islam, declaró la Jihad contra la Entente y aquellos que se opusieran a su voluntad. La población respondió con entusiasmo en la capital, momento que aprovechó el ministerio de asuntos exteriores alemán para distribuir la declaración de la Jihad" traducida al árabe y las lenguas hindúes, esperando que los soldados musulmanes de los ejércitos aliados las leerían y eso les llevaría a empuñar sus armas contra sus oficiales cristianos en un ataque de fervor religioso.

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Sin embargo, esta declaración apenas tuvo efecto sobre la guerra salvo por el anecdótico motín de Singapur de 1915. Tras el estallido de la Gran Guerra, los miembros del partido Ghandr -una organización nacionalista del Punjab formada principalmente por sikhs- intentaron provocar sublevaciones anticoloniales en la India, pero fueron aplastados por el gobierno británico. Sin embargo, lograron un éxito en Singapur. La ciudad, una base naval vital del Imperio Británico, estaba guarnecida, a comienzos de 1915, por el 5º de Infantería Ligera del ejército de la India, que había sido enviado allí a reemplazar al regimiento de infantería ligera de Yorkshire, que había partido para Francia. El regimiento hindú estaba plagado por una escasa disciplina y mal liderazgo, lo que redundaba en el malestar de las tropas nativas, que fueron presa fácil de la propaganda revolucionaria.

El 15 de febrero se rebeleron contra sus oficiales británicos, matando a algunos de ellos y obligando al resto a atrincherarse en la residencia del comandante. Intentaron asaltar la ciudad, pero la policía local lo evitó. La violencia se extendió, y numerosos civiles europeos fueron asesinados por los amotinados, que intentaron liberar a los alemanes y turcos internados en la ciudad. Cómicamente, los internados no sólo se negaron a tomar parte en algo que consideraban como deshonroso, sino que llegaron a tomar armas para defender la prisión hasta que llegó una columna de rescate. En los días siguiente, marinos franceses y británicos de los buques anclados en las cercanías, junto con soldados rusos y del sultán de Johor, civiles japoneses y residente locales, obligaron a los desorganizados amotinados a rendirse, de manera que todo había acabado par el 20 de febrero con la llegada de seis compañías del 5º de Shropshire (Territoriales) procedentes de Rangún.

Éste sería el único éxito de la propaganda alemana entre los soldados musulmanes de los ejércitos aliados.

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El 15º Regimiento Sikh a su llegada a Kuwait.
(ignorar los comentarios en francés y en inglés sobre que van a luchar contra los alemanes.
Estos kuwaitíes... toman dos cervezas y se ponen tontorrones... :D)

Gran Bretaña estaba lista para contrarrestar las acciones turcas. Esperaban que la declaración de guerra turca ocasionaría numerosos problemas en la ya de por sí complicada Frontera del Noroeste, con sus fieras tribus locales, y en Afganistán. En realidad no pasó nada, y en la Frontera del Noroeste se dieron menos rebeliones de lo normal. Por su parte, los intentos alemanes de suministrar armas a los revolucionarios musulmanes en Bengala fracasaron por completo, como los intentos de ganarse al emir de Afganistán, Habibulla Khan, que estaba en nómina de los ingleses, a los que informó puntualmente de todas las ofertas que le hizo una misión diplomática germano-turca llegada a Kabul en septiembre de 1915, a la que estuvo dando largas hasta mayo de 1916, pidiendo cantidades de suministros y material imposibles de ser suministradas.

La administración inglesa en la India, dirigida por Charles Hardinge, 1er Barón Hardinge de Penshurst, Virrey de la India de 1910 a 1916, amplió sus poderes para aplicar la ley y efectuar arrestos con la Acta de Defensa de la India (1915), tras lo cual Hardinge comenzó a considerar el envío de tropas a Mesopotamia, ya que el gobierno colonial había firmado numerosos acuerdos con diversos jeques de Adén, Omán, Bahrein y Kuwait para contrarrestar la influencia turca. Así que la defensa de la India comenzaba en el Golfo Pérsico.

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Charles Hardinge, 1er Barón Hardinge de Penshurst, Virrey de la India

Otra amenaza representada por la declaración de guerra turca iba dirigida contra el canal de Suez, vital para la supervivencia del Imperio británico, al que mantenía unido y comunicado. Egipto era nominalmente parte del Imperio turco en 1914, pero estaba bajo control efectivo británico desde la intervención de 1882. De hecho, la política egipcia era marcada por el cónsul británico, el conde de Cromer. La guerra hizo que se declarara la ley marcial, aumentara el control inglés y que el jedive, Abbas Hilmi II, pro-turco, fuera reemplazado por Hussein Kamil, que fue declarado Sultán.

Pero para el secretario de la guerra británico, Lord Kitchener, Alemania y no Turquía era el principal enemigo. Oriente Medio era un teatro de guerra secundario. El esfuerzo principal tenía que llevarse a cabo en Europa, donde se ganaría la guerra, de manera que cualquier ataque contra Palestina y Siria estaba fuera toda cuestión. Además, la barrera defensiva proporcionada por la península de Sinaí aseguraba que ni el ejército turco, falto de suministros, ni el británico, falto de experiencia en guerra del desierto, intentaran llevar una campaña bélica en la zona. Gran Bretaña decidió ponerse a la defensiva y proteger el canal. Pero el comandante británico en Egipto, el teniente general Sir John Maxwell, veterano de la campaña de 1882, de la expedición de socorro a Gordon en 1885 y de la liberación del Sudán en 1898, tenía sus propias ideas. A medida que la escasa guarnición británica en Egipto era reforzada por el ANZAC y cuatro divisiones destinada a participar en una acción decisiva contra Turquía, Maxwell preparó su fuerza para comprobar el dispositivo enemigo y sus intenciones, ya que temía que los otomanos pudieran atacar el canal de Suez.


[EFECTOS EN LA PARTIDA: El Ejército inglés de la India es enviado a toda velocidad al Golfo Pérsico y Mesopotamia y los ANZAC a Egipto, donde se está reuniendo la Fuerza Expedicionaria del Mediterráneo en espera de su oportunidad para ganarse un lugar en la historia. Hurra!!!
 
Capítulo Quince: Pese a todo, seguimos adelante


Aunque Kitchener estaba completamente convencido de que en el Frente Occidental era donde se ganaría la guerra, también estaba decidido a vencer en la paz y anular la temida expansión rusa. El dominio turco en Oriente Medio iba a ser reemplazado por la "protección" que otorgaría el Imperio Británico a los estados que surgieran del derrotado Imperio Otomano. Si este sistema había funcionado perfectamente en Egipto, también funcionaría en otras partes. La declaración de la Jihad por el Califa bajo presión alemana también iba a permitir eliminar un riesgo desagradable: si los rusos llegaran a ocupar Constantinopla, podría hacerse con el control del Sultán/Califa, y usarlo para manipular a los musulmanes que vivían bajo el Imperio Británico. La idea, por tanto, era eliminar este peligro, apoyando a alguna figura que pudiera surgir como una alternativa al sultán otomano y así, de paso, eliminar la amenaza rusa.

La opción lógica era Hussein bin Ali, jerife de La Meca, señor del Hejaz, un páramo desolado en el Mar Rojo nominalmente parte del Imperio Turco. En Arabia el nacionalismo había comenzado a hacer estragos. El mismo Hussein -que compartía con el resto de árabes su odio hacia los turco- había pedido a los turcos varias veces mayor autonomía para su dominio, fracasando siempre. Por ello había mantenido contactos antes de la guerra con los británicos a travesee de su segundo hijo, el emir Abdullah, para comprobar si una revuelta árabe podría contar con apoyo británico. Kitchener, que era entonces el cónsul general en El Cairo, no se había interesado por esta posibilidad entonces. Sin embargo, la guerra lo había cambiado todo y se reanudaron los contactos con Abdullah.

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Hussein bin Ali, jerife de La Meca

Como guardián de los lugares más sagrados del Islam, Hussein estaba aparentemente de lado de los turcos, pero en realidad permanecía neutral. Si sumara su voz a la del Sultán en su llamada a la guerra santa, el Imperio británico estaría en graves problemas. Por ello, se tenía que conseguir que Hussein se pasara al lado de los aliados. Se le prometería para ello el apoyo aliado para independizarse de los musulmanes y se le prometería algún tipo de organización política tras la guerra, bajo la protección británica, como Egipto. Hussein se convertiría en el Califa del Islam bajo la influencia británica y todo iría sobre ruedas.

Pero había un problema. Si, cierto, los líderes árabes odiaban a los turcos, y eso era común para todos ellos. Pero también tenían algo en común: que no aceptaban a Hussein como líder, pues o no se fiaban de él o les era indiferente. Peor aún, el gobierno colonial inglés en la India tenía sus propias ideas sobre Arabia, a la que preferían fragmentada e incapaz de amenazar la seguridad de la Joya de la Corona. Además, preferían a otro líder: Ibn Saud de Nejd, que había demostrado sus grandes habilidades bélicas durante sus guerras contra la dinastía Rashid en 1902 y contra los turcos en 1913. Tampoco querían cambiar la sede del Califato por el posible efecto que pudiera causar sobre los musulmanes que vivían en la India. Además, sabían que la mayoría de los árabes no tenían el más mínimo interés en quien fuera el Califa (La secta Wahhabi de Ibn Saud no reconocía a ningún califa tras los cuatro primeros). Sería el nacionalismo, y no la fe, lo que animaría la rebelión árabe.

Así tanto la política para Oriente Medio de Kitchener y de Guillermo II comenzaron a fracasar. Para Londres eso implicó que la promesa de convertir a Hussein en Califa causara que éste aumentara sus pretensiones territoriales sobre el que debía reinar tras la guerra. Para Berlín significó el fracaso de la Jihad, ya que los chiitas no reconocían al Sultán como Califa y los sunníes no se fiaba de una guerra que debía ser dirigida contra unos cristianos (los aliados) y no contra otros (alemanes y austríacos).

El gobierno colonial de la India fue el primero en actuar. Apenas estalló la guerra, Delhi decidió proteger su influencia en el Golfo Pérsico. Por ello enviaron una fuerza militar para proteger Abadán. Una división reforzada, la 6ª (Poona), del ejército de la India fue enviada a Mesopotamia, designada como la Fuerza Expedicionaria D Hindú, bajo el mando del teniente general Sir Arthur Barrett, KCB, KCVO. El 30 de septiembre de 1914 la Fuerza D llegó a la península de Al-Faw y tomó el puerto de Umm Qasr, y se preparó para avanzar hacia Basora. La llegada de grandes efectivos turcos -al menos cuatro divisiones de infantería y otra de caballería- abortó el avance y motivó el envío de más divisiones desde la India, de manera que a finales de año todo el ejército inglés en la India, salvo por cuatro divisiones enviadas a Egipto, estaba en Mesopotamia.

Decidido a proteger los intereses británicos en la India y a efectuar una clara demostración de fuerza no ya para los súbditos de la Corona en la India, sino también para los mismos árabes, el virrey, Lord Hardinge, decidió probar al mundo que Gran Bretaña iba en serio". Así, el 1 de noviembre de 1914, las fuerzas aliadas en Mesopotamia comenzó a marchar sobre Basora: eran el Ejército del Norte de la India, bajo el mando del general Sir Horace Lockwood Smith-Dorrien, que tenía el mando total sobre el teatro de operaciones, y el Ejército del Sur de la India, al mando del teniente general Sir John E. Nixon (1).

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Lentamente, 1914 llegó a su final.


(1) Si, vale, dije que iba a cometer algunos de los mismos errores de la guerra, pero, tras pensarlo bien, sólo repetiré los franceses :D
 
1915


No hacía falta ser un genio para ver que la guerra no iba a terminar para la Navidad. El 1 de enero de 1915 amaneció con un frente occidental estancado en las trincheras. Al acabarse el espacio para maniobrar y flanquearse mutuamente, ambos bandos recurrieron a la guerra de trincheras. Éstas iban desde el Mar del Norte a Suiza, sin interrupción, con los ejércitos enfrentados a apenas unos metros los unos de los otros.

Las trincheras comenzaron como soluciones provisionales motivadas por las necesidades de la guerra. Secciones temporales, construidas apresuradamente, fueron mejoradas, se aumentó su profundidad y defensas y fueron unidas a otras y dotadas de traversas para minimizar los riesgos de un impacto directo o que una incursión enemiga pudiera enfilar toda la línea. Embudos causados por la artillería fueron convertidos en refugios y dotados de techo, una necesaria protección para una tropa acosada por los obuses. Pronto se reconoció el valor del alambre de espino, y frente a las trincheras comenzaron a elevarse densos bosques de alambradas, bombardeadas por el día y reconstruidas por la noche. Así fue naciendo un complicado sistema defensivo que crecería hasta extenderse por miles de kilómetros.

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Trinchera alemana cerca del río Aisne. Compárese con las británicas.

Para enero de 1915 era obvio que la guerra iba a durar más de lo esperado en un principio. Por ello, las trincheras fueron aumentado su complejidad para cubrir las necesidades ofensivas y defensivas de los ejércitos, además de mantener abiertas las líneas de comunicaciones y de suministros. La potencia de fuego de los ejército modernos no había dejado otra opción salvo la de cavar. Si bien las trincheras no eran lugares excesivamente saludables, no hay duda de que salvaron vidas: la revolución en el terreno armamentístico había dotado los ejércitos de una potencia de fuego brutal. Sin las trincheras, las bajas hubieran sido horrendas. El frente occidental iba a decidir el ganador mediante una agotadora guerra de desgaste.

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Trincheras británicas cerca de "Wypers"(1).
Entonces surgió un problema. No era la primera vez que las trincheras aparecían en una guerra (sólo hacía falta recordar los ejemplos de la guerra de Crimea, la guerra civil americana y, más recientemente, la guerra ruso-japonesa). Incluso los boers habían hecho uso de ellas, como los ingleses habían descubierto, para su horror, en Magersfontein y Colenso. Sin embargo, el frente occidental sobrepasaba cualquier ejemplo del pasado y desafiaba a la comprensión humana. Enormes ejércitos se apretaban en las trincheras de Francia y Bélgica, sin apenas opciones para moverse. Con el defensor bien aprovisionado y reponiendo sus bajas de manera regular, con la ventaja otorgada por las trincheras y los búnkers, la pregunta era bastante obvia.

¿Qué iban a hacer los aliados ahora? La pregunta más repetida en 1915 era "¿son los aliados capaces de romper el frente enemigo?". Lord Kitchener expresó sus dudas, que eran compartidas por muchos otros: "Supongo que tenemos reconocer que el ejército francés no es capaz para romper las líneas alemanas de una manera que altere definitivamente la situación."

El general Joffre, como es obvio, tenía otra visión del problema: "la mayor parte del ejército alemán, con la mayoría de sus mejores tropas, está en nuestro territorio, con su línea de batalla casi en el corazón de Francia. [...] Nuestro deber es derrotar este ejército y expulsarlo de nuestra nación". La pregunta básica, sin embargo, seguían sin ser contestada: ¿cómo?

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Artillería francesa en la Champaña.

La solución parecía ser la artillería y las granadas de alto explosivo. Con el suficiente apoyo artillero la infantería sería capaz de ocupar las líneas enemigas, que los cañones habrían reducido a la impotencia. Sin embargo, en 1915 la tecnología que permitiría esto, sencillamente, no existía. En particular, el ejército británico en Francia esta escaso de recursos para considerar romper el punto muerto al que se había llegado. La solución del problema, es decir, tener suficientes cañones y munición, había resultado ser otro gran problema. Al comenzar la guerra, el ejército francés disponía de sólo 300 cañones pesados, frente a los 3.500 cañones pesados y medios de los alemanes. Desde entonces se había entregado 48 nuevas piezas pesadas, pero 18 de estas habían explotado en la cara de sus dotaciones. Era tal la carestía de pieza pesadas que se hizo uso de los cañones de las fortalezas (como Verdún o Toul) y fueron enviados al frente. La BEF no estaba en mejor posición tampoco. Cada una de sus divisiones tenía 10 piezas pesadas, mientras que las alemanas tenían 20. La falta de munición se convertiría en una pesadilla cuando llegaran la época de las grandes ofensivas. Como un soldado británico recodaría más tarde: "era una paliza bastante desigual".

En la costa estaba el ejército belga, castigado por las batallas del año anterior, pero recuperándose con apoyo británico. Mientras el gobierno belga se instaló en Le Havre, el rey, Alberto I, el "rey soldado", se quedó con sus soldados para dirigir a su ejército. Se estableció una cadena de suministro y apoyo aliado, con armamento, herramientas y munición francesa y británica afluyendo para mantener a los belgas en batalla y reemplazar al obsoleto -en su mayoría de origen alemán- armamento belga. El problema, sin embargo, era la falta de cooperación del rey Alberto con los aliados, ya que quería considerarse como neutral y mantener una estructura de mando independiente. A comienzos de 1915 la desesperada situación hizo que el rey finalmente cediera a las presiones y cooperara con los aliados, recibiendo el mando del Grupo de Ejército de Flandes (2), que incluía todas las fuerzas belgas (seis divisiones de infantería y una de caballería), junto con dos cuerpos de ejército canadienses, cada uno con tres divisiones de infantería, bajo el mando de los tenientes generales. A. W. Currie y S. Hughes, enviados a Flandes a socorrer al pequeño ejército belga.

El ejército belga cubría el frente desde el canal de la Mancha hasta Steenstraat, el canal del río Yser, donde conectaba con los canadienses, que habían reemplazado al 7º ejército francés a comienzos de febrero de 1915. La línea continuaba hacia la carretera Ypres-Poelcappelle, donde comenzaba el sector del 2º Ejército Británico.

El 26 de diciembre de 1914 el mariscal French dividió su mando en dos ejércitos. El comandante del 1er Cuerpo, Sir Douglas Haig fue ascendido y puesto al mando del Primer Ejército, formado por los cuerpos de ejército I, II, y III. El comandante del II Cuerpo, general Sir Horace Smith-Dorrien, recibió el mando del Segundo Ejército, si bien fue por unos escasos meses antes de partir hacia Oriente Medio y ser reemplazado por el general Herbert Plumer. El Segundo Ejército estaba formado por los cuerpos de ejército IV y V, junto con el cuerpo de ejército de la caballería, formado por la división del general Allenby. En total, French disponía de una división de caballería y quince de infantería.

En la retaguardia se estaban formado dos nuevos cuerpos, faltos todavía de algunas unidades: el 1er Cuerpo de Ejército canadiense (Gen. Alderson), con dos divisiones de infantería y el 4º Cuerpo sudafricano (Tte. Gen. Collyer), con una sola división. El envío de esta fuerza a Europa había causado un gran revuelo en Sudáfrica, como veremos en futuros capítulos. Baste decir por el momento que la polémica había sido tal que French había sido aconsejado por el primer ministro, Asquith, para que "usara cuidadosamente" a los sudafricanos (3). Aunque French estaba contento de tener con él a los canadienses y los sudafricanos, estaba algo molesto al ver que el ANZAC se quedaba en Egipto, debido a la entrada turca en la guerra.

Peor aún, los primeros meses de guerra había causado un enorme desgaste en la BEF, que estaba falta de efectivos a pesar de la velocidad de reclutamiento de nuevos soldados conseguido por la campaña de Kitchener. El problema mayor era la falta de oficiales y suboficiales, cuya formación tomaba bastante tiempo. Por el momento, hasta que las nuevas divisiones estuviera listas, la BEF se tendría que conformar con lo que tenía a mano. También faltaba material para este tipo de guerra, pues nadie había previsto una guerra larga, sino una breve campaña de maniobras. Pero en esta guerra de trincheras, la BEF no tenía herramientas con las que luchar: le faltaban tropas de ingenieros, morteros, cañones pesados y granadas de artillería. Por tanto, French y sus generales se enfrentaban en 1915 a la desagradable tarea de luchar contra el ejército más potente del mundo sin los instrumentos necesarios para ello.

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Nuevas tropas partían para Francia.

El ejército británico defendía la líneas que iba desde Ypres a Amiens, donde conectaba con las fuerzas francesas en esa zona, el Grupo de Ejércitos Norte (General Ferdinand Foch). Con tres ejércitos (6,7 y8) que agrupaban una fuerza de 31 divisiones de infantería, incluidos tres regimientos de la Legión Extranjera Francesa, Foch debía proteger la línea aliada que corría desde Amiens a Noyon, donde enlazaba con el Grupo de Ejércitos del Centro (General Marie Émile Fayolle). Foch tenía que defender el peligroso saliente de Peronne, que, como el de Ypres, a cargo de los británicos, era bombardeado por los alemanes desde tres lados diferentes.

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Fayolle tampoco tenía un trabajo fácil, pues sus posiciones incluían no uno, sino dos salientes, el de Rheims, en el centro de su línea, y el segundo, casi al final de la misma, en Verdún. Para ello disponía de 41 divisiones, incluidas 3 de caballería y cuatro coloniales, agrupadas en tres ejércitos, pero carecía totalmente de cañones pesados. De Verdún a Suiza la defensa corría a cargo del Grupo de Ejércitos Sur (general Auguste Dubail), que agrupaba 33 divisiones repartidas entre tres ejércitos. Dubail tenía grandes dudas sobre la calidad de las tropas que le habían asignados, pues incluía cuatro divisiones territoriales -con reservistas más duchos en leer el periódico que en interpretar un mapa correctamente- y varias formaciones que se estaban recuperando de la paliza recibida en el fallido intento de recuperar Alsacia y Lorena. Peor aún, Dubail también carecía de cañones pesado y temía que estaba en el final de la lista de Joffre a la hora de recibir refuerzos.

La pregunta seguía siendo: "Y ahora qué? ¿Y cómo?".

(1) Forma humorística típicamente anglosajona para referirse a Ypres
(2) Al final los aliados le convencieron para hacer lo que he descrito en 1918, pero ellos no tenían a Peti ni su persuasiva dentadura :D
(3) Sudáfrica sólo envió una brigada a combatir a Francia, que llegó en mayo de 1916 y estuvo en el frente occidental durante toda la guerra. El motivo de que no enviaran más fue por el peculiar equilibro entre los bastante pro-germánicos Boers y británicos, aún más tras la fallida rebelión boer de 1914. Bueno, digamos que yo voy a cambiar eso...
 
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Buuu, esos canadienses estan en la retaguardia, deberias mandarlos al frente a morir :D.

Por cierto, no te puedes permitir una ofensiva sobre gante?
 
Buuu, esos canadienses estan en la retaguardia, deberias mandarlos al frente a morir :D.

Por cierto, no te puedes permitir una ofensiva sobre gante?

Ya hay canadienses, como ya he señalado, combatiendo al lado de los belgas. No voy a enviar ninguna fuerza a primera línea hasta que no tenga unos efectivos y una dotación artillera en condiciones.

Sobre Gante... sin destripar el próximo capítulo, te diré que el ejército belga apenas suma la mitad de efectivos que debería tener. No tiene casi artillería -poca ligera y nada pesada-, por lo que el apoyo canadiense sólo sirve para disuadir al teutón de atacar. Ya he lanzado algún ataque, como ya comentaré... y las trincheras alemanas lo paran todo ahí, para mi gran sorpresa. Claro que mirando como están los belgas y al ritmo que reponen bajas, tampoco me sorprende. Para tomar Gante tendría que hacer varias cosas, que, por el momento, y con otros sectores pidiendo tropas, no son posibles.
 
Anexo a 1915: los otros campos de batalla.


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La guerra contra Serbia comenzó con al declaración de guerra austríaca el 28 de junio, y el bombardeo de Belgrado por la artillería imperial al día siguiente. El 12 de agosto los ejércitos austro-húngaros cruzaron la frontera. Su comandante, el inefectivo general Oskar Potiorek, cometió diversos errores estratégicos que ayudaron a su rival, el mariscal Radomir Putnik, a rechazar el ataque, logrando la primera victoria aliada de la guerra. La siguiente ofensiva austríaca (la batalla del Drina) también terminó con la derrota de los atacantes, que sufrieron graves bajas. Potiorek fue reemplazado en el mando por el archiduque Eugenio.

En noviembre llegó la siguiente ofensiva, esta vez con refuerzos alemanes. Es la batalla del Kolubara. Los serbios resistieron los repetidos asaltos enemigos pro varios días, hasta que las tropas de las Potencias Centrales amenazaron con romper el frente y rodear al ejército serbio. Putnik no tuvo otra opción salvo ordenar la retirada, a través de Montenegro hacia Macedonia. El tiempo era terrible, las carreteras estaban en un estado lamentable, y con el ejército marchaban miles de civiles. La comida escaseaba y la munición estaba agotada. El mal tiempo, que hacía peor aún la marcha, tenía al menos algo positivo, ya que también dificultaba el avance de las Potencias Centrales, de manera que el ejército serbio evitó ser capturado.

A comienzos de enero de 1915, los combatientes volvían a estar enfrentados a lo largo de las montañas de Goljak y Šar, mientras un débil cuerpo de reservistas cubrían la frontera con Bulgaria, que estaba siendo coaccionada por Viena para que se unieran a la guerra como su aliado.

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La guerra en el Este comenzó con la invasión rusa de Prusia y la Galicia austríaca. La primera llegó a brusco final con la derrota rusa en la batalla de Tannenberg (septeimbre de 1914). La segunda tuvo menos éxito, pues fue detenida ante la fortaleza de Przemysl, en el camino hacia Cracovia..

Sun enbargo, esta ofensiva fue motivo de preocupación en Berlín y Viena, y la causa por la que numerosas fuerzas germanas fueran enviadas al Este, lo que obligó a los rusos a replegarse hasta Varsovia. Entonces, los combates se desplazaron a la Polonia rusa, al oeste del río Vístula. Las batallas del Vístula (octubre) y de Lodz (noviembre) no decidieron nada. Incluso un desembarco alemán en Estonia no logró más que dejar a las tropas germanas atrapadas con las espaldas contra el Báltico.

Los combates continuaron en los Cárpatos por todo el invierno de 1914–1915. La fortaleza de Przemysl resistió los ataques rusos, que la sobrepasaron para atacar hacia el oeste. Lograron llegar a los Cárpatos, pero ahí fueron detenidos por el flujo de refuerzos alemanes. Parecía que el frente oriental se iba empantanar igual que el occidental.

Sin embargo, los cambios en el mando alemán, con von Moltke sustituido por von Falkenhayn, podrían dar un giro a la situación, con el frente occidental detenido en las trincheras. Quizás los alemanes envíen refuerzos masivos al Este para derrotar a Rusia. Si esto es así, el débil imperio zarista estaría a punto de vivir su hora más terrible.

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Una de las primeras ofensivas aliadas en el Pacífico tuvo lugar en la Samoa alemana, que fue ocupada en agosto de 1914 por tropas neozelandesas, que no encontraron resistencia ninguna. Fue una de las primeras sorpresas que se darían en este teatro de guerra.

Lo mismo le sucedió a los australianos en Nueva Guinea. Salvo por algunos disparos intercambiados con unos pocos policías en Rabaul, apenas hubo resistencia. La única excepción fue una pequeña fuerza la mando de Hermann Detzner , que se retiró al interior de la isla y allí resistió hasta el final de la guerra. La Micronesia alemana, las Marianas, las Carolinas y las islas Marshall también fueron tomadas sin encontrar resistencia.

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Tsingtao era la base alemana más importante en la zona. Defendida por 600 alemanes y 3.400 soldados coloniales chinos, se enfrentó a toda la fuerza japonesa, que incluía seis acorazados, y una fuerza de 50.000 soldados nipones, junto con una pequeña expedición británica procedente de Tientsin, con unos 1.600 soldados.

El 31 de octubre comenzó el bombardeo de las posiciones alemanes, seguido, el 7 de noviembre, por el asalto de las fuerzas imperiales, que forzó, al día siguiente, la rendición de la plaza. Los alemanes sufrieron 200 bajas por 1.455 aliadas.

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PD: No, no me he olvidado de Africa. Tendrá capítulo propio, pues ha resultado ser un encantador campo de minas
 
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