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Otger Cataló

Sergeant
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Mar 31, 2015
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  • Crusader Kings II
  • Crusader Kings II: Sons of Abraham
  • Crusader Kings II: The Old Gods
  • Crusader Kings II: Way of Life
  • Crusader Kings II: Reapers Due
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Índice:

Introducción:
- Reino de Aragón (828 - 1134): 1
- Condades catalanes (785 - 1131): 1, 2
- La unión (1134 - 1162): 1
- Inicios de un reinado (1162 - 1175): 1, 2
- Los reinos cristianos en la Hispania del 1175: 1
- Los reinos musulmanes en la Hispania del 1175: 1

Reinado de Alfons II de Aragón, I de Barcelona (1164 - ?):
- Conflictos fronterizos (1175 - 1177): 1, 2
- Una fiesta, una boda, un nacimiento y un secuestro (1177 - 1178): 1

 
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Reino de Aragón (828 - 1134):

Mencionado por primera vez en el siglo IX, cuando era un condado asentado en los valles pirenaicos de Hecho, Ansó y Canfranc, en la centuria siguiente se unió al vecino reino de Navarra, debido al matrimonio entre el rey Garcia Sanchez I (930 – 970) y la condesa Andregoto Galíndez (922 – 943).

Vídeo didáctico sobre la vida del rey Sancho III "el Mayor"

A la muerte del rey navarro Sancho III el Mayor (1004 – 1035), cuyo reino iba desde Ribagorza hasta Palencia, sus amplios dominios fueron repartidos entre su prole, correspondiendo el condado aragonés a Ramiro I (1035 – 1063), el primer rey de Aragón. A pesar de estar rodeados de peligrosos enemigos, tanto cristianos como musulmanes, Ramiro I y sus descendientes emprendieron una expansión agresiva, conquistando amplios territorios.

Si en 1043 Ramiro I absorbió los condados de Sobrarbe y Ribagorza, su hijo Sancho Ramírez (1063 – 1094) anexó el reino de Navarra en 1076, y en 1096 su nieto Pedro I (1094 – 1104) conquistó la fortificada Wasqa (Huesca), después de derrotar en la épica batalla de Alcoraz a un contingente andalusí y a sus aliados castellanos. Éxitos que los soberanos aragoneses pagaron con sangre, pues si en la batalla de Graus, en 1065, una hueste zaragozana y castellana derrotó Ramiro I, siendo asesinado este durante el combate, durante el sitio de Wasqa Sancho Ramírez murió de un flechazo.




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El monasterio de Santa Maria de Obarra, en el antiguo condado de la Ribagorza, fue testigo de los inicios del reino aragonés



No obstante, estas conquistas palidecieron ante los éxitos obtenidos por el mayor monarca aragonés previo a la unión, Alfonso I el Batallador (1104 – 1134). Poco después de su ascensión al trono, a la muerte de su hermano Pedro, inició sus planes para conquistar la rica Saraqusta, rodeando la ciudad con una red de castillos. No obstante, en los siguientes años, hasta 1115 aproximadamente, estos proyectos se frenaron, debido a su intervención activa en el reino de León por culpa de su nefasto matrimonio con la reina leonesa Urraca I (1109 – 1196), que terminó con los dos esposos enfrentándose en el campo de batalla.

Cuando volvió a su reino, habiéndose separado de su mujer, reemprendió la conquista de Saraqusta, con el apoyo de contingentes franceses y catalanes1, que culminó con éxito en 1118. No satisfecho con este triunfo, en los siguientes años capturó la ribera del Ebro, conquistando ciudades como Al-Tutili (Tudela) y Tarazona, y repobló la abandonada Soria. Después se internó hacia al sud, donde después de obtener una gran victoria sobre un numeroso contingente almorávide en Cutanda, en 1120, conquistó las ciudades de Qal‘at Ayyūb (Calatayud) y de Calat-Darawca (Daroca).



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El castillo de Calatayud, construido en el siglo IX, aún vigila la campiña bilbilitana


Viendo la amenaza que suponían los almorávides, que habían vuelto a unificar el mundo andalusí, en 1126 emprendió una gran expedición en la que alcanzo la fértil vega andaluza. Aunque no pudo conquistar ninguna ciudad, fracasando en el sitio de Medina Garnata (Granada), retornó con un rico botín y acompañado por muchos mozárabes, hartos del severo dominio almorávide, que instaló en sus dominios.

Pero a pesar de los grandes esfuerzos que había hecho para fortalecer Aragón a lo largo de su vida, a su muerte estuvo punto de condenar su reino a la desaparición. Porque cuando murió en 1134, de las heridas recibidas durante el infructuoso sitio de Madina Afraga (Fraga), como no tenía hijos dejó su reino a las órdenes militares de los Templarios, Hospitalarios y del Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.


Vídeo didáctico sobre la vida del rey Alfonso I "el Batallador"

Vídeo explicativo sobre los orígenes de Navarra, Aragón y Cataluña


1: según algunas teorías, los Erill, señores de la Vall de Boí, financiaron las famosas pinturas murales de la iglesia de Sant Climent de Boí a partir de botín que habían obtenido de su participación en las campañas aragonesas.
 
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Condados catalanes (785 - 1131):

De todos los principados cristianos peninsulares, es el que tiene un origen más diferente, por qué nacieron de la voluntad de Carlomagno (768 – 814), el legendario emperador de los francos, de proteger sus dominios meridionales del acoso musulmán. Por esto, aprovechando que Girona se la había entregado en el 785, envió una gran hueste, liderada por su heredero Luis, para conquistar la fortificada Barcelona, que cayó en el año 800.
En un principio los reyes carolingios nombraron como condes a nobles francos, pero con el tiempo fueron asignando aristócratas locales como Sunifred I (834 – 848), que controló no solo buena parte de los condados catalanes (Urgell, Besalú, Cerdanya, Barcelona y Girona) sino también de los meridionales (Narbona, Agde, Besiers, Lodeva, Melguelh y Nimes).

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Condados catalanes y su avance entre los siglos IX y XII

A pesar de la muerte de Sunnifred a manos del rebelde Guillem de Septimania, o puede que gracias a esto, el rey Carlos el Calvo (840 – 877) nombró a su hijo, Guifré el Pilós, conde de Cerdanya y Urgell en el año 870. En los años siguientes consiguió el control de más condados, siendo los más importantes el de Barcelona y el de Girona, gobernando en la mayor parte de lo que después sería la Catalunya Vieja. Aunque en el 897 murió en un choque contra tropas sarracenas, consiguió que sus condados los heredaran sus hijos. Empezando así el fin del gobierno franco en la Marca Hispánica, proceso que culminó en 988 cuando Borrell II (947 – 993) no renovó el pacto de vasallaje con el rey francés.

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Representación del conde Guifré para la serie "Comtes"

A lo largo de los siguientes siglos, los sucesores de Guifré controlaron férreamente de sus dominios, que prosperaron y se enriquecieron bajo su mandato. Prueba de este esplendor es el gran número de libros de autores grecorromanos y musulmanes que se guardaban en las bibliotecas de los monasterios catalanes, como el de Ripoll, que eran asiduamente consultados por eruditos provenientes de toda Europa. No obstante, los condes barceloneses también tuvieron que beber en diversas ocasiones del cáliz amargo de la derrota y de la desesperación, como cuando el general Almansor saqueó Barcelona en el año 985.
De entre todos los condes, destaca sin lugar a dudas Ramon Berenguer I el Viejo (1035 – 1076). Aunque al inicio de su mandato tuvo que hacer frente a una rebelión masiva de la nobleza catalana, que se apoderó de los castillos y sometió a los campesinos a su arbitrario dominio, con el tiempo y diplomacia pudo reconducir la situación, consiguiendo que los rebeldes le rindieran vasallaje. Además, fortaleció los condados que controlaba (Barcelona, Girona y Osona), hecho que permitió a sus hijos y nietos concebir planes más ambiciosos.

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Castillo de Mur, un buen ejemplo de los primeros castillos feudales catalanes

Prueba del poder pujante de la casa de Barcelona, es el gobierno de Ramon Berenguer III (1097 – 1131), nieto de Ramon Berenguer I. Pues no solo absorbió a algunos condados (Besalú y Cerdanya) y avasalló a otros (Empúries), sino que también se apoderó del rico territorio de Provenza, cuando se casó con la heredera de tan deseable dominio. Además, junto con la República de Pisa, en el año 1114 asedió Madina Mayurqa (Palma de Mallorca) y la saqueó, aunque poco después se tuvo que retirar ante un ataque almorávide contra sus dominios.
A pesar de que está expedición no tuvo muchas consecuencias, pues las huestes catalanas tardarían tiempo en volver a pisar la isla, sí que fue un punto de inflexión en la evolución de los condados. Ya que en una crónica que escribieron los pisanos, el Liber maiolichinus, se refieren a Ramon Berenguer III como dux Catalanensis, señor de Catalania y líder de las Catalanicus hostes.
 
Viaje por la Cataluña románica:

Para complementar la introducción a los condados catalanes, cuelgo en esta entrada unos vídeos didácticos cortos que he encontrado sobre el arte románico en Cataluña y la sociedad de aquel período. Ya me diréis que os parecen :D

Saga de condes:

Virtual románico:

Meteo Románico:

Cocina catalana medieval:

El campeón del Románico:

Decora tu iglésia:

Iconografia del Románico:
 
La unión (1134 - 1162):

Cuando se hizo público el testamento de Alfonso I, en que dejaba sus dominios a las órdenes militares, el reino de Aragón se hundió en el caos. Pues mientras los navarros elegían como rey a García Ramírez el Restaurador (1134 – 1150), recuperando así su independencia, la nobleza aragonesa escogía al hermano del difunto, Ramiro II el Monje (1134 – 1157). Este, que cuando murió su hermano era el obispo de Roda, se tuvo que enfrentar a la peor coyuntura que se había encontrado nunca un monarca aragonés, pues no solo tuvo que someter a la nobleza levantisca, que según la leyenda de la Campana de Huesca reprimió ejecutando a los principales cabecillas rebeldes, sino que también tuvo que hacer frente a la hostilidad del rey Alfonso VII de León, que ocupó Zaragoza.

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Solucionando problemas con la nobleza al estilo aragonés (para que después digan que Game of Thrones es demasiada gore :mrgreen: )
Para hacer frente a estos enemigos se alió con el joven Ramon Berenguer IV de Barcelona (1131 – 1162), hijo de Ramon Berenguer III, pactando en 1137 el compromiso matrimonial entre su hija única, Petronila (1136 – 1173), con el conde catalán. Como en este momento la infanta solamente tenía un año, mientras que el conde tenía veintitrés, el matrimonio se celebró en 1150 en la catedral de Lleida, hecho que marcó el nacimiento de la Corona de Aragón, una unión de distintos reinos y principados bajo la égida del monarca aragonés. Únicamente compartían el mismo soberano y algunos organismos legislativos y administrativos, como las cortes de Aragón, pues con el paso de los siglos cada región desarrolló sus propias instituciones de gobierno, sus leyes e incluso sus monedas.
Después de obtener el control del reino aragonés, convirtiéndose en el dominator Aragonenesis, y de hacer las paces con el rey leonés, recibiendo el catalán el futuro dominio de Balansiyya (València), Daniyya (Dénia) y Mursiyya (Murcia) a cambio de rendirle vasallaje, Ramon Berenguer IV emprendió entre 1148 y 1149 la conquista las ciudades de Larida (Lleida) y Turtuxa (Tortosa), que poco después se integraron en la naciente Catalunya. Otros lugares en los que luchó fue en la Provenza, donde tuvo que someter a la levantisca nobleza local, y en la ciudad de al-Mariyya (Almería), participando en la cruzada que emprendió Alfonso VII contra esta ciudad.

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Dominios de Ramon Berenguer IV
 
Inicios de un reinado (1162 - 1175):

A la muerte de Ramon Berenguer IV en 1162, cuando iba en camino a entrevistarse con el káiser alemán, la joven Corona de Aragón fue heredara por su hijo primogénito Ramon, que a partir de entonces sería conocido como Alfons II de Aragón, I de Barcelona. Paralelamente, su hijo segundogénito Pere recibió el condado de Cerdanya, aunque años después pasaría a regir el condado de Provenza con el nombre de Ramon Berenguer IV de Provenza, mientras que el pequeño Sanç solo recibió algunas tierras en Osona, recibiendo en 1175 de su hermano mayor el condado de Rosselló.

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La doble ascendencia de los reyes aragoneses, en la “Geneologia de la casa de Aragón” de 1400
Debido a la minoría de edad del monarca se formó un consejo de regencia, conformado por magnates catalanes y aragoneses, que dirigió la política del reino hasta el matrimonio del rey, que en enero de 1174 se casó con Sancha de Castilla, hija del rey Alfonso VII de León y de Riquilda de Polonia. Meses después nació su primer hijo, Pere.
De esta etapa inicial cabe destacar la conquista de Matarraña, en 1169, y de las tierras del sud de Aragón. Para proteger los nuevos territorios, en 1171 se fundó Teruel, sobre una antigua fortificación musulmana.
A pesar de los beneficios que comportó la unión para Aragón, hubo muchos aragoneses que no estaban conformes con el rumbo de los acontecimientos. Por este motivo, la aparición, en 1174, de un farsante que proclamaba ser el verdadero Alfonso I el Batallador provocó una gran conmoción en el reino aragonés, pues la mayoría de sus habitantes aún adoraba a su monarca más insigne. Ante el peligro de una rebelión, Alfons II persiguió sin piedad al farsante, que se tuvo que refugiar en Francia para huir de la ira regia.

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Corona de Aragón en enero de 1175
 
Los reinos cristianos en la Hispania del 1175:

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Reinos de León y de Castilla:
De todos los reinos peninsulares eran los que compartían más lazos socioeconómicos y familiares, hecho que no había evitado que entre ellos hubiese una rivalidad fratricida. Reunidos y separados en diversas ocasiones a lo largo de los dos últimos siglos, la última separación sucedió a la muerte del rey leonés Alfonso VII (1126 – 1157), el autoproclamado Imperator totius Hispaniae, que lo dividió entre sus dos hijos mayores. Mientras el mayor, Sancho III (1157 – 1158), recibió Castilla, el segundogénito, Fernando II (1157 – ?), heredó León.

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Óbolo de Alfonso VII, con la leyenda "Imperator Leoni"

La muerte súbita de Sancho III, que reino menos de un año, hizo que la corona cayera a manos de su hijo de tres años, Alfonso. Debido a esta minoría de edad se produjo una larga regencia, durante la cual Castilla fue devastada tanto por los enfrentamientos cainitas de su nobleza como por la agresividad de sus vecinos, sobre todo de los reinos de León y de Navarra. La situación se pudo controlar a partir de 1170, cuando fue proclamado rey de Castilla en las cortes convocadas en Burgos. Poco después se concertó su matrimonio con Leonor de Plantagenet, hija del rey Henry II de Inglaterra (1154 - ?) y de la duquesa Leonor de Aquitania (1137 - ?), que se celebró en la ciudad aragonesa de Tarazona.
Si un adjetivo se le puede adjudicar al gobierno de Fernando II de León, es el de belicoso. Pues a lo largo de su reinado ha tenido enfrentamientos con todos sus vecinos; pues si, por un lado, atacó a Castilla durante la minoría de edad de su sobrino, controlando Toledo entre 1162 y 1166, por el otro derrotó a la hueste real portuguesa que en 1169 intentaba capturar la musulmana Batawlis (Badajoz), que según el Tratado de Shagún (1158) cuando fuera reconquistada pertenecería al reino de León.

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Pendón primitivo de la Orden de Santiago (1170 – 1175)

Más allá del ámbito militar cabe destacar su apoyo a la catedral de Santiago de Compostela, concediendo una pensión vitalicia al escultor y arquitecto Maestro Mateo, la fundación de la Orden de Santiago, para proteger a los pelegrinos que hacían la ruta compostelana, y la concesión de cartas forales a muchas ciudades y villas, para fomentar la economía.
Un último punto a destacar es que en 1174 el rey Alfons de Aragón se casó con su hermanastra Sancha de Castilla, hija de Alfonso VII y de su segunda esposa, Riquilda de Polonia.

Reino de Navarra:
A pesar de que durante el reinado de Sancho III el Mayor (1004 – 1035) se convirtió en el reino cristiano peninsular más poderoso, a lo largo del último siglo y medio su estrella había decaído. En 1076 fue anexionado por el reino de Aragón, aprovechando el asesinado del rey navarro Sancho IV el de Peñalen (1054 – 1076), durando su dominio hasta 1134, cuando fue coronado García Ramírez el Restaurador (1134 – 1150).
Veinticinco años después, el reino de Navarra, regido por Sancho VI el Sabio (1162 - ?) aun lucha para conservar su independencia. Porque ahora está rodeada por todos lados por avariciosos vecinos, como el reino de Castilla y la Corona de Aragón, que ansían someterlo de nuevo. Además, ahora ya no puede enriquecerse conquistando el rico Al-Andalus, como hacían los soberanos de antaño, porque ya no tiene frontera con los territorios musulmanes

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Palacio de los Reyes de Navarra, en Estella, construido durante la segunda mitad del s. XII

Por eso, cuando en 1167 el Rey Lobo, el indomable Muhammad ibn Mardanis, cedió la fortificada Albarracín a Pedro Ruiz de Azagra, señor de Estella y vasallo de Sancho VI, los navarros por fin vieron la oportunidad de conquistar de nuevo territorios andalusíes. Una posibilidad que la casa de Aragón no toleraría bajo ningún concepto.

Reino de Portugal:
Su historia empieza en 1095, cuando el rey Alfonso VI otorgó el condado de Portucale al noble francés Henrique de Borgoña (1095 – 1112). A pesar de los fuertes lazos de sangre que lo unían a la familia real leonesa, debido a su matrimonio con la hija pequeña de Alfonso VI, aprovechó el inestable reinado de la reina Urraca de León (1109 – 1126) para proclamar su independencia.
A su muerte, su heredero, Afonso Henriquez (1139 – ?), tenía solo tres años, motivo por el cual su madre, la condesa Teresa, mantuvo la regencia hasta la batalla de São Mamede, en 1128, cuando Afonso derrotó a las tropas de los aliados de su madre. En las décadas siguientes consiguió convertir el condado en un reino, porque si en 1139 obtuvo la corona, gracias a su triunfo en la batalla de Ourique sobre un nutrido contingente almorávide, en 1147 consiguió su capital, cuando conquistó la ciudad de al-Lixbûnâ (Lisboa).

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Castillo de Guimarães, cerca del cual se libró la batalla de São Mamede
A pesar de la humillación que sufrió en 1169 ante los muros de Batawlis, donde cayó prisionero de su enemigo leonés, el viejo monarca continua indomable, preparando nuevas campañas para asegurar el futuro de su joven reino.
 
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Los reinos musulmanes en la Hispania del 1175:

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Califato almohade:
Cuando el antaño poderoso califato de Qurtubah (Córdoba) fue disuelto en 1031, después de décadas de fratricidas luchas intestinas, muchas cosas cambiaron en la vieja Iberia. Porque si antes los reyes y condes cristianos temblaban de miedo ante el embate de las legiones sarracenas, a partir de esta fecha serían los débiles príncipes musulmanes los que se arrodillarían ante la amenaza de la feroz caballería norteña. Por esto, viendo que no podían parar el imparable avance cristiano, hacia 1080 los reyes andalusíes pidieron ayuda a los rígidos almorávides, fanáticas tribus nómadas que habían sometido a buena parte del occidente musulmán. Aunque en un principio consiguieron grandes éxitos, humillando al emperador leonés Alfonso VI (1065 - 1109) en la batalla de Sagrajas en 1086, con el tiempo la oposición a su severo dominio creció.

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Los ejércitos almorávides infligieron duras derrotas a las huestes leonesas

Aunque los cristianos se atribuyeron la derrota de tan formidable enemigo, cantando las gestas del Cid Campeador y del rey aragonés Alfonso I el Batallador, el verdadero verdugo de los almorávides fue Muhámmad Ibn Túmart (1080 – 1128), un humilde predicador que fundó uno de los imperios islámicos más poderosos.
Hijo de una tribu bereber asentada en el Atlas, desde su más tierna juventud mostró un gran interés en los estudios religiosos. Para complementar-los partió a Oriente, al igual que hacían otros intelectuales andalusíes, donde aprendió grandes conocimientos, a partir de los cuales creó una doctrina propia. Cuando regresó, en 1120, sus ardientes discursos incentivaron la oposición a los almorávides, acusándoles de débiles y corrompidos.
Expulsado poco después de Marrakech, la capital almorávide, se refugió en el Atlas, donde sus crecientes seguidores lo proclamaron Mahdi, el prometido redentor del Islam que vendrá a la Tierra antes del fin del mundo. Con el apoyo de distintas tribus bereberes empezó una larga lucha contra los almorávides, que culminó en el 1147 con la caída de Marrakech.

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Expansión almohade

A la muerte de Ibn Tumart, en 1130, fue elegido como primer califa almohade a Abd al-Mumim (1130 – 1163), uno de sus hombres de confianza. Este, mientras aplastaba los últimos focos de resistencia enemigos en Berbería, en 1146 envió una hueste a Qadis (Cadiz), para someter a los reyezuelos andalusíes que habían surgido de la descomposición del imperio almorávide. A pesar de los éxitos iniciales, la campaña se alargó más de lo que habían previsto, debido principalmente a la feroz oposición de Muhámmad ibn Mardanis (1147 – 1172), emir de Mursiyya (Murcia), más conocido por los cristianos como El Rey Lobo.

Video didáctico sobre la vida del auténtico Rey Lobo (no la versión de hacendado de Game of Thrones :p )

Después de largas y duras campañas en 1172 el califa Abu Yaacub Yúsuf (1163 - ?) sometió a la rebelde Mursiyya, consiguiendo así el control de casi todo el mundo andalusí. Solo Balansiyya (València), a manos de un hermano del Rey Lobo, conservó cierta independencia como vasallo de los almohades1.

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Muralla árabe de Murcia, del siglo XII

Con el fin de las campañas de unificación, el imperio fundado por un oscuro predicador alcanzó su cenit. Prueba de esto son las grandes obras que se hicieron en Ishbīliya (Sevilla), la nueva capital imperial en al-Ándalus, entre las cuales cabe destacar el puente de Barcas, los muelles del Guadalquivir o el patio del Yeso del Real Alcázar de Sevilla. No obstante, los brutales caballeros cristianos aún continúan presionando en las fronteras, amenazando en someter el rico y prospero mundo andalusí a sangre y fuego.

Taifa de Mayurqa:
Aunque en 1172 los almohades sometieron a la mayor parte del mundo andalusí, hubo un lugar donde continuó la resistencia.
En 1146 el gobernador de Mayurqa Muhammad ibn Ali ibn Ganiya, hijo del sultán almorávide Ali ibn Yusuf (1106 – 1143), proclamó su independencia, fundando un reino independiente centrado en las islas Baleares. En las décadas siguientes, ante el avance imparable de los fanáticos almohades, se convirtió en el refugio de muchos andalusíes enemigos del nuevo régimen, que empezaron a urdir planes para recuperar el imperio perdido. Olvidándose de que había ojos golosos, cuyos ancestros ya habían saqueado una vez la isla, que vigilaban la rica Madina Mayurqa.

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Baños árabes de Palma, uno de los últimos testimonios de la presencia musulmana en la isla
1: en realidad esta independencia parcial de Balansiyya nunca existió bajo el dominio almohade, es solo un error del juego.
 
Conflictos fronterizos (1ra parte):

En el año del Señor del 1175, aires bélicos recorrían la vieja Iberia. Odios e inquinas acumulados durante años, fruto de rivalidades profundas y ambiciones desmedidas, hacían que muchos reyes quisieran saldar cuentas con sus enemigos por la fuerza de las armas. Las primeras víctimas de este año sangriento fueron los sarracenos, pues mientras, por un lado, el orgulloso Alfonso VIII de Castilla atacó la fronteriza Qunka (Cuenca), en enero de aquel año, por el otro el anciano Afonso de Portugal agredió poco después a los almohades para recuperar la rica Al-Kassr (Alcácer do Sal), que ya había capturado anteriormente en 1158, pero que después la perdió.
Mientras tanto, el joven Alfons de Aragón intentaba asegurar su poder, aún débil y vacilante, enviando doctos diplomáticos a las cortes leonesa, castellana y papal para mejorar relaciones. Por este motivo le interesó mucho la guerra de Alfonso VIII, pues vio en ella una excelente oportunidad para conseguir su amistad.

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A lo largo del siglo XII hubo grandes conflictos entre los distintos reinos hispanos (Monasterio de Sixena, MNAC, aprox. 1200)

Después de unos contactos previos con la corte castellana, durante los cuales obtuvo un tratado de alianza, se unió al conflicto a mediados de marzo, dirigiendo un pequeño contingente de 1600 aragoneses. Llegó un mes después ante la fortificada ciudad enemiga, empezando el sitio a pesar de no tener suficientes hombres para rodear-la completamente. Paralelamente, la gran hueste castellana masacraba a un ejército de 2800 sarracenos que estaban haciendo una razzia en Alarcón, en un desesperado intento de alargar el conflicto.
Una vez que las mesnadas castellanas se unieron al sitio, que a pesar de la presencia de dos monarcas fue dirigido por el gran maestro de Calatrava Martim de Siones, solo quedó esperar a que los conquenses dieran su brazo a torcer. Finalmente, cedieron el 6 de septiembre, cuando vieron que nadie acudiría en su ayuda, aunque a cambio pudieron conservar sus leyes y costumbres bajo el gobierno de Alfonso VIII.

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Cuando finalizó el asedio, Alfons II volvió rápidamente a sus reinos. Después de ponerse al día con sus consejeros, que le informaron de las labores realizadas durante su ausencia, como la firma de una alianza con los leoneses, empezó los preparativos para el peregrinaje que quería realizar a la sacra Santiago de Compostela.
No obstante, a finales de octubre, le llegó una noticia que le heló el corazón, pues un joven cortesano provenzal le informó secretamente que su hermano, el conde Ramon Berenguer de Provenza, urdía su asesinato, convenciendo incluso al conde Ermengol d’Urgell de participar en sus maquiavélicos planes. Aunque estaba enfurecido por esta traición, en vez de asesinarlo, envió agentes para secuestrarlo, pues dijo que él no se mancharía las manos con la sangre de sus parientes.

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El “querido” hermanito del monarca…

A pesar de tener esta espada de Damocles encima, el 14 de noviembre empezó su peregrinaje. Durante este largo viaje visitó las cortes castellana y leonesa, para mejorar relaciones con sus parientes y aliados. Además, en el monasterio de San Martín de Montes, situado entre León y Villafranca del Bierzo, hizo amistad con Marcelo, el merino de Bolaños de Calatrava, que también peregrinaba hacia Compostela.
Después de una agotadora travesía, extenuante en algunos tramos, alcanzó su destino justo un mes después de su partida. Aunque era un hombre acostumbrado a los bulliciosos puertos catalanes, visitados continuamente por comerciantes de origen diverso, el monarca aragonés quedo impresionado con las grandes masas de peregrinos, provenientes de todos los rincones de la Cristiandad, que recorrían las atareadas calles de la ciudad compostelana. Igualmente, quedó sorprendido por la magna catedral que se estaba levantando para albergar las reliquias del santo, unas obras que habían empezado cien años antes, ya que le pareció que cuando se terminara seria uno de los mayores templos erigidos por los cristianos.

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Nave central de la catedral de Santiago de Compostela
Después de una estada de una semana en la ciudad santa, visitando diariamente a los templos y monasterios del lugar, volvió hacia su hogar. Donde empezó a preparar los planes para eliminar una “pequeña” molestia para el futuro de sus reinos.

(Continuará)
 
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Conflictos fronterizos (2.ª parte):

Con la desintegración del califato de Córdoba, en el año 1031, las ricas provincias andalusíes quedaron divididas en un gran número de reinos y principados rivales entre sí. Entre estas destacó la taifa de as – Sahla, regida por el linaje de los Banu Razin desde su fundación. Rodeada de poderosos rivales, como las taifas de Saraqusta y Tulaytulah (Toledo), consiguió sobrevivir y prosperar hasta el año 1104, cuando el gobernador almorávide de Balansiyya la conquistó fácilmente.

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Alcázar de Albarracín, sede de los Banu Razin
Setenta años después, en 1170, el emir de Mursiyya Muhámmad ibn Mardanis, el rey Lobo, entregó la plaza al caballero navarro Pedro Ruiz de Azagra, que la rebautizó como Albarracín, en agradecimiento de los servicios que le había prestado en su lucha contra los almohades. Este hecho le gustó mucho a su señor, el rey Sancho VI, porqué vio en esta plaza estratégica un trampolín para que su reino pudiera volver a conquistar territorio andalusí, y así después poder enfrentarse a sus codiciosos vecinos. Una posibilidad que Aragón nunca permitiría.
Por este motivo, desde su retorno de Compostela, empezó a preparar con sus vasallos un ataque contra Sancho VI, para arrebatarle el control de tan estratégica plaza. No solo pidió a los castellanos que se unieran a la guerra, a lo que accedieron gustosamente porque a ellos tampoco les gustaba el renacimiento navarro, sino que también invitó a caballeros famosos extranjeros para que se unieran a sus filas. Entre ellos Geoffroy de Lusignan, un veterano cruzado a pesar de su juventud, Rodrigo de Haro, un buen militar y mejor espía, y Rostaing de Fos.

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A pesar de estar diariamente atareado durante semanas con los preparativos del próximo conflicto, el rey pudo sacar tiempo para estar con su mujer. De hecho, disfrutó tanto de su compañía que a finales enero la volvió a dejar embarazada. Por otro lado, convenció al conde Ermengol de que se olvidara de sus oscuros tratos con el conde de Provenza, aunque poco después tuvo que disuadir a la reina de sus planes de matar a su hermano Sanç, el conde del Rosselló. Familia…
A inicios de marzo del año 1176 declaró la guerra al reino de Navarra, uniéndose poco después los castellanos al conflicto. En los primeros meses de conflicto parecía que la Fortuna favorecía a la Corona de Aragón, pues a pesar de que una hueste navarra de diez mil hombres inició en junio el asedio de Zaragoza, después de aniquilar un contingente de mil doscientos milicianos y arqueros en Tramagaztela, el conde Ermengol d’Urgell, a la cabeza de diez mil catalanes y aragoneses, aniquiló a diversas huestes enemigas, la mayor de unos dos mil cien soldados, dispersas por el territorio.

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Cazando navarros

No obstante, los designios del Señor son inescrutables, pues cuando las confiadas tropas catalano-aragonesas se dirigían hacia Zaragoza para levantar el sitio, fueron sorprendidas el seis de agosto cerca de Alagón por los hombres de Sancho VI, sufriendo una dura derrota. Este desastre sorprendió a la corte de Alfons II, no solo por el elevado número de hombres perdidos, unos seis mil, sino también porque ejercito navarro era inferior numéricamente al aragonés, unos catorce mil guerreros frente unos diecisiete mil, y sus comandantes eran menos hábiles.

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El desastre de Alagón
Por suerte, este desastre no tuvo graves consecuencias. Porque aquel mismo día un gigantesco contingente castellano, de unas diecinueve mil almas, entraba en los reinos de Alfonso II por Calatayud, expulsando fácilmente semanas después a los navarros de Aragón, que durante su apresurada huida perdieron unos cuatro mil soldados.
Aunque a finales de noviembre el obispo pamplonés Pedro de Artajona, a la cabeza de dos mil ochocientos hombres, hizo un desesperado intento para capturar Zaragoza, solo consiguiendo ser brutalmente derrotado en enero del año siguiente por los vengativos hombres del conde Ermengol d’Urgell, la etapa final del conflicto se resumió en una serie de sitios de villas y enclaves fortificados navarros.

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La venganza de la Corona de Aragón
Mientras los castellanos sometían la región de Biscaia, las tropas aragonesas capturaban Albarracín, después de una larga y dura resistencia, y Pamplona, donde se capturó al sobrepasado Pedro de Artajona y a la princesa real Blanca. Viendo que sus huestes habían sido diezmadas, y que las murallas no servían para frenar a tan pertinaz enemigo, un desesperado Sancho VI en octubre de 1177 accedió a todas las peticiones aragonesas, pagando 99 mancusos de oro, para rescatar a su hija y al obispo pamplonés, y cediendo Albarracín a los aragoneses, convirtiéndose Pedro Ruiz de Azagra en vasallo de Alfons II.

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Situación de las tropas en octubre de 1177, cuando finalizó la guerra.
Aunque la guerra con Navarra fue el suceso más importante de estos años, no fue el único que sucedió en la corte aragonesa. Mientras que el 25 de agosto de 1176 nació Alfons, el segundogénito del rey y de la reina, el 15 de enero del año siguiente el conde Sanç de Rosselló alcanzó la mayoría de edad, casándose poco después con una hija del conde Rogier-Bernat de Foix el Gordo.

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Conde Sanç de Rosselló
 
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Una fiesta, una boda, un nacimiento y un secuestro (1.ª parte):

Para celebrar su triunfo sobre los navarros y el nacimiento de su segundogénito, éxitos que fortalecían el poder del monarca aragonés, el rey Alfons II decidió celebrar una gran cena en la Suda de Lleida, la antigua alcazaba andalusí situada en la principal ciudad de la Catalunya interior, para mediados de diciembre de aquel año. Tal era la importancia que Alfons dio a este banquete, que no solo contrató a los mejores trovadores occitanos y catalanes para amenizar la velada, entre ellos al famoso Girault de Bornelh, sino que también compró grandes cantidades de alimentos, incluyendo exquisiteces exóticas provenientes de países lejanos.


A diferencia de los ajetreados años anteriores, el 1177 fue tranquilo y pacífico. Este hecho permitió al rey pasar largos ratos con su mujer, que por agosto se volvió a quedar embarazada.
A lo largo de los últimos meses aquel año, los rumores de los preparativos del banquete se extendieron por todos los reinos de la Corona de Aragón y más allá. Este hecho provocó que a Lleida llegasen grandes masas de artistas callejeros, prostitutas, mercaderes, caballeros errantes, curanderos y charlatanes de todo tipo que querían probar suerte y ver si un señor los contrataba o les daba una limosna. La llegada de tanta gente provocó algunos incidentes con la población local, siendo el más grave la brutal paliza que recibió un vanidoso caballero francés a manos de unos nobles ilerdenses, hartos del presuntuoso extranjero. Para evitar que la situación se agravase, el rey envió al apaleado caballero a un convento cercano, el de Avingnyana, para que se recuperase lejos de la ira de sus agresores.
En la fecha señalada llegaron a Lleida la flor y nata de la nobleza aragonesa, catalana y occitana, para asistir al banquete, aunque hubo ausencias destacadas como el vizconde Arnau de Castellbó, Ramon de Montcada, señor de Tortosa, el conde Ponç d’Empúries o Ramon Berenguer, hermano bastardo del rey y señor de Teruel.

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A pesar de esto, el banquete fue el magno evento que había planeado el monarca, quedando los asistentes muy impresionados, alabando algunos de ellos públicamente a Alfons II. Entre ellos destacó el conde Sanç de Rosselló, pues no solo felicitó efusivamente a su hermano por los trovadores que había contratado, sino que también le regaló un raro y valioso ejemplar de “Las Confesiones de San Agustín”, que el rey leyó con fruición durante los siguientes meses.

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No obstante, no todo lo sucedido durante el banquete fue gozoso, pues el monarca aragonés tuvo que detener al conde Rogier-Bernat de Foix, primo suyo, por pegar a un criado del rey que le había vertido el vino. Al cabo de unos días lo liberó, por razones de parentesco, a cambio de imponerle una fuerte multa de 70 mancusos de oro.
Después de la cena, mientras la mayoría de los invitados se retiraban agotados a sus hospedajes en la ciudad, el rey se reunió, en un discreto salón del castillo, con los condes Ermengol VII d’Urgell y Sanç del Rosselló, que se habían unido a los planos traicioneros del conde Ramon Berenguer de Provenza, y los que convenció con sabias palabras de que abandonaran la conspiración de su taimado hermano.

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Pocas semanas después, a mediados de enero del 1178, llegó a la corte la hermana del rey, Dolça de Aragón, que hasta aquel entonces había estado educándose con las monjas del monasterio de Sixena. Rápidamente, el rey envió mensajeros a las principales cortes europeas para buscarle un esposo adecuado, siendo el elegido Gerhard de Chatenoy, hermano pequeño del arzobispo de Cambray, Pierre de Chatenoy, y del poderoso conde de Flandes, Philippe de Chatenoy.

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La feliz pareja

Lo curioso del caso es que a pesar de que Gerhard era heredero del conde Philippe, pues este solo tenía tres hijos bastardos, los flamencos no pusieron ningún reparo a que el matrimonio fuera matrilineal1, hecho que abría la posibilidad de que un día un Aragón se sentara en el trono ducal.

(Continuará)

1: un matrimonio matrilineal es aquel en que los hijos pertenecen al linaje de la madre.
 
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Grácias :). No, ya habia hecho alguno antes que no termine. A ver como va este....
Por cierto, ahora cuando intento escribir en el post inicial, el del índice, no se me guardan los cambios aunque clique en "Save change". ¿Alguien sabe porque sucede esto?o_O