Capítulo dieciocho: Rebañando el plato.
La búsqueda de voluntarios no conocía fin. Incluso con los batallones en camino del frente proseguía la recluta. Uno de los lugares afectados fue la redacción del periódico falangista Arriba, reconstituído en Berlín a comienzos de 1940 bajo la "supervisión" del Reichsminister de propaganda en persona, Joseph Goebbels.
Así fue como el 90% de la plantilla se ofreció voluntaria. Animados por Vicente Cebrián, uno de los redactores más destacados, uno a uno se van apuntando, incluído Daniel Martínez, casado, con dos hijos y que mide 1,54 cms. Su hermano, Jesús, hizo la guerra en el otro lado, con El Campesino, y Daniel tiene que hacer méritos. Escasas voces llevan la contraria, como la de José Ramón Alonso, ex-combatiente del cerco de Oviedo y vital pieza de la propaganda durante la guerra. Suena el teléfono en su despacho. Es Cebrián.
-Hay que apuntarse, camarada. ¡Todos a Rusia!
La respuesta de Alonso es contundente.
-Yo ya he dado bastante tiros en la guerra (1).
Al final, cuando parten para Rusia, sólo un clásico de la Falange, Vicente Gaceo (uno de sus fundadores y amigo íntimo de Jose Antonio), Martínez y un dibujante gaditano, Joaquín de Alba, conocido como Kin en el periódico, parten hacia el frente. De Alba estuvo a punto de ser fusilado dos veces durante la guerra, y se escapó cruzando el frente, siendo protegido por Ridruejo, que lo colocó en los servicios de propaganda. Kin no tiene que probar nada, porque su historial muestra sobrados servicios a España, pero es presa de la misma fiebre que atenaza a cientos de exiliados españoles. Lo hace a pesar de estar casado y con un hijo. Tal vez pese en su decisión que su hermano Manuel, que sigue viviendo en Madrid, sea comunista.
Mientras, los demás entusiastas voluntarios encuentran razones para desapuntarse. Obviamente, no se puede ir a la guerra y dejarlo todo desatendido.
Dionisio Ridruejo marcha al frente, en parte por ser uno de los promotores de la idea y porque no hizo la guerra en el frente. Muchos dirigentes de Falange van como soldados rasos. Enrique Sotomayor, de 22 años, dirigente del reconstuído SEU, se enrola como sargento; Agustín Aznar, responsable de las Milicias, será cabo. Sotomayor, partidario de reinstaurar en España un "catolicismo bárbaro", que se enfrente al Vaticano y se entienda con el nacionalsocialismo, es, además, amigo personal de Muñoz Grandes.
Mariano Sánchez Covisa, estudiante de Químicas (de los malos), es un fascista de cuerpo entero, admirador incondicional de Hitler, con la mitad de su familia en el bando republicano, en destacados puestos. Él se alista para demostrar de lo que es capaz. Otro pésimo estudiante se hará amigo suyo: Virgilio Hernández Rivadulla, un apasionado de los coches (2). Mario Nolla se alista sin dudar. Su hermano Manuel está en España, con los rojos, y a Mario le toca distinguirse. Se apuntan todos los hermanos García Noblejas (bueno, dos de los cinco, el resto murió en la guerra civil), muy ligados a la Falange. O los Lamamie de Clariac, cuatro hermanos carlistas, que se apuntan pese a todo. O los Ruiz Vernacci, que son falangistas de primera hora. No todos son alumnos. Entre los voluntarios se cuenta el catedrático de Derecho Fernando María Castiella, de 34 años, autor, junto José María de Areilz de un libro de claro contenido imperial (Reivindicaciones de España, compendio de agravios de la causa nacionalista -3-).
Luis Ciges se apunta, malgré lui. A su padre lo fusilaron los falangistas en Valladolid el 5 de agosto de 1936 (4). Residente en Mallorca, es "evacuado" a su pesar por los italianos que salen corriendo de las islas Baleares al final de la guerra, tras quemar todo lo que no se pudieron llevar consigo. Tras residir en Roma una temporada, es enviado por los italianos a apuntarse "voluntario" a la División Azul.
La propaganda funciona algo peor. No hay manera de "llenar" el cupo de voluntarios falangistas procedentes de Barcelona o Bilbao, por lo que se incluyen en la lista todo oficial, suboficial y soldado que haya servido en la guarnición de las ciudades antes del 18 de julio. Incluso se añaden voluntarios valencianos y castellonenses, de los que hay de sobra. Lo mismo pasa con los voluntarios procedentes de Castilla la Vieja, lo que presenta un problema distinto. Entre las tropas rescatadas del Protectorado los voluntarios llegan en masa. Hay material para formar todo un cuerpo de ejército, afirma José Antonio, entusiasmado.
(1) Es de admirar el par de narices que Alonso tuvo en ese momento.
(2) Pese a su nulidad como estudiante, en nuestro tiempo Virgilio se sacará tres carreras mediante el curioso método de presentarse ante el tribunal con su uniforme de Falange y su pistola.
(3) A ese bodrio le otorgaron el Premio Nacional de Literatura.
(4) Por el delito de ser gobernador civil de la provincia de Ávila y militante de Izquierda Republicana.