Hola.
Salvo que alguien me aporte ideas innovadoras, creo que voy a dar por finalizada mi actual partida de Stellaris. He quedado el segundo, por detrás de un Imperio Dormido, que despertó y al que tuve que subordinarme para que no me merendara. No es un mal puesto y ahora ese Imperio Dormido es mi amo y señor, y no hay manera que me de la libertad. En este post haré algunas reflexiones sobre alta política en Stellaris, pero me gustaría contrastar opiniones, ya que soy bastante novato: sólo lo he jugado cuatro veces.
1) Subordinación. Convertirse en subordinado de otro imperio es un paso irreversible y creo que hay que evitarlo casi a cualquier coste. De entrada, das la cuarta parte de tus recursos energéticos y de minerales al amo, y a poco, el amo ya no puede vivir sin ese aporte gratuito y nunca te dará la libertad. Además, el amo gana una buena cantidad de puntos de victoria por tenerte subordinado. Y tú no puedes federarte con otros imperios porque no eres libre. Así que aunque seas muy poderoso, el amo siempre se beneficiará doblemente de tu poder: económicamente y en puntos de victoria.
2) Poder militar. Con ese poder, el amo siempre crece más que tú y sus flotas pueden triplicar fácilmente a la tuya. Si además es un Imperio Caído, su tecnología es enormemente superior, sus almirantes tienen mucho más mando que los tuyos y sus naves son mucho más poderosas. Eso sí, el amo es tu aliado y creo que durante una Crisis te ayudará, sobre todo porque le afecta a él. Precisamente es al finalizar una Crisis, o una guerra entre ese amo y otro imperio, cuando tienes una oportunidad para sacudirte el yugo de la servidumbre, ya que sus fuerzas militares estarán debilitadas y una rebelión podría prosperar… si es que las tuyas no lo están, claro.
3) Progreso. Uno de los problemas es lo lento que progresa un jugador, por muy habilidoso o industrioso que sea. Para llegar al nivel de un Imperio Caído necesitas siglos. Prácticamente son inalcanzables. Sólo si permanecen “dormidos” puedes derrotarlos. De hecho, gracias a haber montado un poderoso estrato económico (es esto quedé el primero al acabar el juego), pude crear unas flotas que derrotaron al otro Imperio Caído que no despertó y que me miraba hosco. Aunque me superaba en potencia, la IA no juega demasiado bien en ataque y separó sus fuerzas, lo que fue su perdición. Y eso con fuerzas prácticamente parejas, que si te supera 2 a 1 o 3 a 1, no tienes nada que hacer. Bueno, sí: rendirte, que ya te lo recomienda el juego. Por mucho que progreses, su nivel tecnológico es prácticamente inalcanzable.
4) Población. Pero si hay un factor que te abruma por encima de cualquier otro, es el excedente de población ¿Cómo se soluciona esto? ¡Aquí te quiero ver! Cuando el problema se vuelve acuciante, empiezas a reasentar poblaciones en los nuevos planetas conquistados o colonizados, pero es una creciente amenaza que te persigue a partir de la mitad del juego, y siempre in crescendo. Al inicio te falta gente y luego te sobra a cubos. En fin, a ver si alguien puede aportar alguna idea al respecto.
5) Seguir el juego. Cuando la partida finaliza, puedes seguir jugando, que es lo que yo he hecho. Sobre todo, para conocer y aprender bien los intríngulis del juego. Ahora ya vas sin prisas, sin presiones, y puedes disfrutar de la creatividad de sus diseñadores, y alcanzar y desarrollar tecnologías a las que normalmente no tienes acceso en el tiempo que dura la partida.
6) Genética. He llegado a pensar si no será la genética la herramienta definitiva, que permita controlar los problemas de súperpoblación y el afán dominador de algunas razas. No sé, tendré que probar esta vía alternativa a la guerra cruel. Que las guerras se saben cómo empiezan, pero nunca cómo acaban.
Gracias a los que me habéis orientado cuando me he atascado y saludos.
Salvo que alguien me aporte ideas innovadoras, creo que voy a dar por finalizada mi actual partida de Stellaris. He quedado el segundo, por detrás de un Imperio Dormido, que despertó y al que tuve que subordinarme para que no me merendara. No es un mal puesto y ahora ese Imperio Dormido es mi amo y señor, y no hay manera que me de la libertad. En este post haré algunas reflexiones sobre alta política en Stellaris, pero me gustaría contrastar opiniones, ya que soy bastante novato: sólo lo he jugado cuatro veces.
1) Subordinación. Convertirse en subordinado de otro imperio es un paso irreversible y creo que hay que evitarlo casi a cualquier coste. De entrada, das la cuarta parte de tus recursos energéticos y de minerales al amo, y a poco, el amo ya no puede vivir sin ese aporte gratuito y nunca te dará la libertad. Además, el amo gana una buena cantidad de puntos de victoria por tenerte subordinado. Y tú no puedes federarte con otros imperios porque no eres libre. Así que aunque seas muy poderoso, el amo siempre se beneficiará doblemente de tu poder: económicamente y en puntos de victoria.
2) Poder militar. Con ese poder, el amo siempre crece más que tú y sus flotas pueden triplicar fácilmente a la tuya. Si además es un Imperio Caído, su tecnología es enormemente superior, sus almirantes tienen mucho más mando que los tuyos y sus naves son mucho más poderosas. Eso sí, el amo es tu aliado y creo que durante una Crisis te ayudará, sobre todo porque le afecta a él. Precisamente es al finalizar una Crisis, o una guerra entre ese amo y otro imperio, cuando tienes una oportunidad para sacudirte el yugo de la servidumbre, ya que sus fuerzas militares estarán debilitadas y una rebelión podría prosperar… si es que las tuyas no lo están, claro.
3) Progreso. Uno de los problemas es lo lento que progresa un jugador, por muy habilidoso o industrioso que sea. Para llegar al nivel de un Imperio Caído necesitas siglos. Prácticamente son inalcanzables. Sólo si permanecen “dormidos” puedes derrotarlos. De hecho, gracias a haber montado un poderoso estrato económico (es esto quedé el primero al acabar el juego), pude crear unas flotas que derrotaron al otro Imperio Caído que no despertó y que me miraba hosco. Aunque me superaba en potencia, la IA no juega demasiado bien en ataque y separó sus fuerzas, lo que fue su perdición. Y eso con fuerzas prácticamente parejas, que si te supera 2 a 1 o 3 a 1, no tienes nada que hacer. Bueno, sí: rendirte, que ya te lo recomienda el juego. Por mucho que progreses, su nivel tecnológico es prácticamente inalcanzable.
4) Población. Pero si hay un factor que te abruma por encima de cualquier otro, es el excedente de población ¿Cómo se soluciona esto? ¡Aquí te quiero ver! Cuando el problema se vuelve acuciante, empiezas a reasentar poblaciones en los nuevos planetas conquistados o colonizados, pero es una creciente amenaza que te persigue a partir de la mitad del juego, y siempre in crescendo. Al inicio te falta gente y luego te sobra a cubos. En fin, a ver si alguien puede aportar alguna idea al respecto.
5) Seguir el juego. Cuando la partida finaliza, puedes seguir jugando, que es lo que yo he hecho. Sobre todo, para conocer y aprender bien los intríngulis del juego. Ahora ya vas sin prisas, sin presiones, y puedes disfrutar de la creatividad de sus diseñadores, y alcanzar y desarrollar tecnologías a las que normalmente no tienes acceso en el tiempo que dura la partida.
6) Genética. He llegado a pensar si no será la genética la herramienta definitiva, que permita controlar los problemas de súperpoblación y el afán dominador de algunas razas. No sé, tendré que probar esta vía alternativa a la guerra cruel. Que las guerras se saben cómo empiezan, pero nunca cómo acaban.
Gracias a los que me habéis orientado cuando me he atascado y saludos.
Last edited: