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AAR, Bizancio, CK2

Kaanoso

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Aug 11, 2017
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  • Crusader Kings II: Way of Life
  • Crusader Kings II: Horse Lords
  • Crusader Kings II: Conclave
  • Crusader Kings II: Reapers Due
  • Crusader Kings II
  • Crusader Kings II: Charlemagne
  • Crusader Kings II: Legacy of Rome
  • Crusader Kings II: The Old Gods
  • Crusader Kings II: Sons of Abraham
  • Crusader Kings II: Sword of Islam
En el siglo IV, un hombre por pura fuerza de voluntad consiguió unir lo que se había deshecho: Roma. Pero una Roma maltrecha, dañada por guerras civiles, pestes e invasiones bárbaras. Este hombre decidió sanar al Imperio de dos maneras: legalizó el cristianismo, un culto arameo que había ganado importancia en el siglo pasado, y también, fundó una ciudad. La propia Roma ya no era la capital desde hace tiempo, debido a la necesidad de los augustos y césares de responder rápidamente a las incursiones bárbaras. Por lo tanto, Roma solo tenía valor simbólico. Este hombre decidió fundar una ciudad entre la encrucijada de Oriente y Occidente: Nueva Roma. La ciudad gozaba de residir en el más rico y estable Oriente, pues este nunca fue tan mermado como el Occidente por los bárbaros. El nombre de este hombre fue Constantino, uno de los últimos emperadores de toda Roma unificada verdaderamente.

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Dos siglos después de esto, el Imperio de Occidente había caído ante los bárbaros, pero el Oriente gracias a su riqueza había conseguido mantenerse estable y tener capacidad de expansión. En el 527, Justiniano I se convirtió en el Regente de Dios en la Tierra, Sucesor de Constantino el Grande. Portaría su mismo apodo. Tras estabilizar la frontera con el rival sasánida, envió a Flavio Belisario (uno de los mayores generales de la historia, equiparable a Escipión el Africano o Julio César) a conquistar el reino vándalo establecido en la antigua diocésis de África. Belisario tuvo éxito. Unos años después, aprovechando que la regente pro-romana del reino ostrogodo de Italia había sido depuesta y luego ejecutada, invadió la península de donde se originó el Imperio que dominó el mundo. Flavio Belisario fue también el general. Pero, a diferencia de la campaña anterior, la guerra en Italia debido a luchas de poder entre los generales, los celos de Justiniano a Belisario y la falta de refuerzos, drenó una importante parte de los recursos del Imperio y asoló la Península Itálica, pero muchos años después Italia fue anexada por el eunuco Nárses. Otros territorios fueron capturados en Hispania en la parte más tardía de su reinado. Aunque los historiadores contemporáneos y modernos tienden a alabar a Justiniano I, varios han criticado su aguda política impositiva, o el que dejó al Imperio casi en bancarrota por sus gloriosas pero costosas campañas.

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Menos de un siglo tras la muerte de Justiniano, el Imperio se encuentra al borde de su destrucción. Focas habiendo descuidado la frontera oriental, había permitido a los Sasánidas ocupar toda Siria, Palestina, Egipto y buena parte de la Anatolia. Pero aún quedaba esperanza para el Imperio: el hijo del exarca de África, Heraclio el Joven se había alzado en rebeldía contra el despótico Focas, y consiguió derrocarlo. Heraclio casi milagrosamente consiguió salvar el Imperio. Alejó a los saqueadores avaros y eslavos de los Balcanes, derrotó a los Sasánidas, dando el golpe que derrumbaría este imperio centenario finalmente. Pero la guerra había dejado al Imperio totalmente exhausto para impedir el ascenso del califato: estos fácilmente barrieron con el Imperio Sasánida y luego con las provincias de Siria, Palestina Egipto y la Cirenaica, pero se consiguió salvar la Anatolia y África de los musulmanes.

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130 años después, el que sería conocido como Carlomagno es coronado. Pero esta no es la historia del nieto de Carlos Martel, el héroe de Poitiers. No, esta es la historia del Imperio Romano, o Bizantino para algunos desde su coronación, gobernado por aquel entonces por la dinastía de los Isauros, polémica por su iconoclasia pero alabada por su restauración territorial y de prestigio. Por aquel entonces, en el 769 reinaba Constantino V, quién pasaría a la historia con el simple apodo de "el Cazador". Aunque Constantino no fue un simple cazador, fue un monarca excepcional. Este documento es uno que narrará con la mayor fidelidad las campañas en el Oriente y el Occidente, la decadencia y la gloria, el fervor religioso y la ciencia avanzada, la diplomacia sutil y la no tan sutil de las armas. Esta es la historia del Imperio Romano, una de cambios.

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Es tiempo de la grandeza.

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Last edited:
Hola, me siento alegre de presentarles mi primer AAR, que como habrán asumido haré con Bizancio en la fecha de Carlomagno. No tengo todos los DLC, aunque espero adquirir Horse Lords y The Republic próximamente para poder añadir los detalles del comercio que sin estos DLC pueden pasar bastante desapercibidos. También el Horse Lords incluye el sistema de tributarios, algo que me parece importante para cualquier campaña con Bizancio.

Estoy jugando con tres mods, estos son:

—CK2+: Expande el juego enormemente y modifica el mapa.

—Conquest: Añade un nuevo casus belli de invasión, permitiendo anexarnos todo el territorio que hayamos ocupado en una guerra en vez de ir ducado por ducado o condado por condado. Le añade un toque realista al juego, aunque intentaré limitar el uso de este DLC a algo históricamente indicado.

—Historical Events: Añade eventos históricos tales como la Cuarta Cruzada, la aparición de estados descendientes de vikingos con Rollo y Rurik, entre otros eventos.

También he modificado algunas de las reglas del juego, tales como que el juego no termine con una sucesión no-dinastica. Bien, esto puede parecer que prácticamente me resuelve el juego, pero no: porque yo no estoy jugando con la dinastía de los Isauros: estoy jugando con el Imperio Romano del Este.

El formato que seguiré será el de un ensayo histórico, citando a historiadores ficticios y usando imágenes de artistas bizantinos para ilustrar, así como las publicaciones se dividirán así en volúmenes (de una década cada uno) y estos agrupados en la vida de un emperador. Espero que les guste! Saludos.
 
Constantino V, Volumen I
Erase el año 769, y Constantino V gobernaba el Imperio sin su padre desde hace 28 años. Su reinado había sido hasta ese momento uno neutro bajo los ojos: sus éxitos en Oriente y el Norte se veían balanceados con la caída de Rávena en Italia. La estabilidad y riqueza del Imperio se veían oscurecidas por la polémica de la iconoclasia, que drenaban recursos del Imperio y le alejaban de la cristiandad occidental. Pero, en los 10 años que siguieron a la coronación de Carlos el Hereje (o el Grande para los historiadores italianos o francos), definitivamente mostrarían una inclinación a una evaluación positiva. O al menos, esa es la opinión de algunos de los historiadores antiguos y la mayoría de modernos, aunque en la antigüedad su reinado tendía a ser ignorado, más no criticado porque las cosas positivas eran imposibles de ocultar totalmente. Según Marcos de Tarsos, historiador del siglo XIII: “El reinado del Basileo Constantino V es uno de los más difíciles de juzgar de la dinastía de los Isauricos […]. Por un lado, es imposible de ignorar un pecado como el rechazar las verdades del Señor decretadas en el Concilio de Calcedonia, pero, también ignorar los logros militares y económicos de su gobierno sería un error histórico supino. Por lo tanto, tal vez lo más adecuado para juzgar a los gobernantes iconoclastas sería dividir su política del credo religioso…”, Teodoro de Antioquía, cronista, filósofo y escritor político del siglo XVI postula: “Si ignoramos la herejía iconoclasta, el reinado temprano del Basileo Constantino V, fue un éxito bastante grande, aunque el exarcado de Rávena cayó, a decir verdad, la provincia de Rávena se había escindido desde el reinado León III, y esta caída fue repuesta con el prestigio imperial renovado contra los barbáricos búlgaros y los infieles abasidas, así como reformas administrativas necesarias para mantener la seguridad del Imperio: el tema de Dyrrachion fue abolido y unido al tema de Makedonia, al cual se agregaron las tribus de Serdica y Naissos, así como la importante región de Adrianópolis, aunque la región de Tesalia se convirtió en una unidad administrativa separada. Esta unión de temas ayudó a una respuesta rápida a incursiones búlgaras y a asistir los dominios adriáticos del Imperio de ser estos atacados. Mientras que en Occidente, las Baleares, Córcega y Sicilia se unieron al tema de Cerdeña, aumentando la presencia romana en el Mediterráneo Occidental…”, comparándose con el Imperio que vio Heraclio en sus últimos días, Roma era pequeña. El Exarcado de África había caído ante el califato debido a la Anarquía de los Veinte Años, en la que rápidamente surgieron diversos emperadores qué, en su mayoría fueron violentamente derrocados.

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Ahora el Imperio se reducía a la Anatolia (excepto por Cilicia), los Balcanes (excepto por los territorios bajo control búlgaro, serbio y croata), unos pocos enclaves en el Sur de Italia (Brendesion, Rhegio, Nápoles y Amalfi) y las islas del Mediterráneo Occidental (excepto por Córcega). Por lo tanto, con una frontera anatólica bastante estable, gracias a que califato abasida aún se estaba asentando sobre el trono de los exiliados omeyas, decidió mover su centro de operaciones temporalmente a la Península Balcánica, debido a que un enfrentamiento al reino lombardo no sería una victoria segura, según unos escritos del obispo de Bolonia Francisco Al’Digeri: “El ejército del reino lombardo era vasto, casi se perdía en el horizonte el tamaño de este. Soldados con pesadas armaduras lo componían, haciendo de este un difícil enemigo para […]. Los números alcanzaban las decenas de miles de hombres”. Aunque los historiadores modernos dudan del testimonio de Al’Digeri, que, aunque contemporáneo siempre había sido favorable a los francos, siendo propenso a inflar los números a los que Carlomagno se enfrentaría. Se teoriza que el ejército lombardo podía alcanzar los 15.000 o 20.000 soldados, cantidad que, aunque el Imperio podía reunir, tendría que llevar a las milicias anatólicas vitales para la defensa del centro de poder del Imperio. Por estas razones y debido al escaso poder de las tribus eslavas del Sur, Constantino V decidió atacar al reino de los Serbios.

El emperador, pío como era, antes de invadir a las tribus paganas, le pidió una sanción contra estos al patriarca ecuménico Niketas. Esta le fue brindada, y el emperador levantó a las milicias de los Balcanes, reuniendo a unos 4.000 hombres. Unos 3.000 se mantuvieron como reserva en Dyrrachion, mientras que 1.000 fueron a Zeta para asediarla. Se asume que esta táctica fue por cuestiones de suministros más que por una estrategia. A partir de esta movilización las fuentes se hacen oscuras, aunque se sabe que Zeta fue ocupada completamente. Más de 6 meses después, se sabe que una batalla entre una coalición eslava tuvo lugar en Risan, donde 3.500 soldados imperiales se enfrentaron a unos 2.500 eslavos. La victoria fue para el ejército imperial. Los derrotados eslavos fueron perseguidos por el territorio hasta ser aniquilados. El jefe de los serbios se vio obligado a cederle a Roma las regiones de Travonia y Zeta, lográndose el pasillo territorial al tema de Dalmacia. Se estableció un tema bajo el mando de Iordanes Comneno, el primero de su dinastía.

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Las fuentes contemporáneas o cercanas a esta época avanzan dos años, para contarnos sin muchos detalles una corta campaña en el Mediterráneo donde Córcega fue “sometida”. Este punto es bastante discutido, debido a que en fechas previas, Córcega era retratada como parte del territorio imperial, aunque tal vez esta se hubiese escurrido del control imperial con la caída de Rávena, o simplemente se aplastó una rebelión en la zona. Lo importante es que se envió un ejército de unos 3.500 hombres, se cree que reclutado de Cerdeña, las Baleares y Sicilia, aunque tal vez milicianos del Egeo hubiesen sido enviados como refuerzos. La totalidad de la isla fue ocupada, para esta posteriormente ser dividida en dos bandon y puestos al mando del strategos Lucio de Cerdeña, siguiendo la centralización de las islas del Mediterráneo, iniciada con las Baleares, aunque manteniéndose como un bandon estaban bajo la autoridad de Caralis.

Menos de un año después, la crónica de Miguel de Constantinopla nos relata pomposamente una victoria del ejército imperial bajo el mando de Iordanes Comneno en Amalfi contra los lombardos. Esto es especialmente confuso para los historiadores, pues ni historiadores francos, italianos o griegos mencionan el inicio de una guerra entre Pavía y Constantinopla, pero esta es mi humilde teoría: si la crónica de Miguel es realista, entonces la batalla debe de haberle costado unos 5.000 hombres a Pavía. Es sabido por historiadores francos e italianos que en este tiempo, los Lombardos se estaban defendiendo de Carlomagno, quién había decidido conquistar Italia tras un pedido del Papa por socorro. Lo más posible es que, los francos hayan ignorado la campaña bizantina en el Sur para atribuirle toda la gloria a Carlomagno por la conquista de Italia, en vez de que este derrotó a un reino sin la mitad de su ejército. Y los griegos exhaustivamente sobre esto debido a lo infructífero de la campaña: Desiderio abdicó en Carlomagno antes de que el Imperio consiguiese victorias que le permitiesen reclamar territorios, por lo que el Imperio no ganó nada de esta guerra. Posiblemente esta campaña hizo que Constantino V se volteara hacia Oriente unos años después.

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El Imperio permanecería en paz durante unos años: Constantino V, siempre activo decidió reclutar unas divisiones de catafractos de élite, llamadas tagmata. El tagmata probaría ser uno de los grandes éxitos de la dinastía Isaurica. En el 774, una peste en los alrededores de Constantinopla llevó al emperador a cerrar las puertas de esta, para que la plaga no se esparciese por la metropolí. El ya mencionado Miguel de Constantinopla, en su Secretos (Libro IX) menciona que el porfirogénito León durante este encierro, tendría una amante, y siendo estos descubiertos por Constantino, aunque este mantuvo el secreto para evitar el escándalo. Secretos tiende a ser ignorado debido a que es simplemente una colección de los chismes de la corte imperial, por lo que es posible que esta infidelidad de León a su esposa Irene de Atenas sea falsa.

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El mismo año, se documenta un alzamiento de campesinos en Serdica, aunque este no tuvo repercusiones, siendo rápidamente aplastada por las tropas de Macedonia y su líder encarcelado.


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Tan solo dos días después de Año Nuevo, el strategos de Sicilia, Elpidios Kalopragmon se rebeló contra Constantinopla debido a que Constantino V había continuado su política centralizadora e intentó someter Sicilia a Caralis, revocándole el título de strategos a Elpidios. A diferencia de las últimas tres guerras que el Imperio había tenido, está tiene más detalles. El 4 de Abril, Caltagirone (la capital del tema de Sicilia) cayó por asalto ante las tropas imperiales. El 12 de Julio, el ejército de Elpidios fue aplastado totalmente en Verissa por Eugenios, strategos de Macedonia. El strategos rebelde se rindió y fue aprisionado por el emperador. El tema de Sicilia fue abolido y todos los bandon bajo su jurisdicción pasaron a ser parte del tema de Cerdeña. Elpidios, por su parte, fue cegado.

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Unos cuantos meses después, con el Imperio ya estable y habiendo reunido el dinero necesario, Constantino V, viendo que el califato se encontraba en una guerra civil contra sus emires e intentando re-someter a sus tributarios tras una tortuosa sucesión, solicitó una sanción contra el califa de Bagdad. El patriarca Tryphon se la entregó y el emperador le declaró la guerra por Cilicia al califa Al-Hadi. Se reunió a un total de 8.000 hombres en Seleucia, listos para recuperar el importante territorio de Cilicia. La importancia de esta región radicaba en su geografía: era una zona extremadamente montañosa, siendo una frontera ideal para cualquier imperio, pues estas eran fáciles de defender. Sumado a esto, Cilicia era la entrada a la Anatolia, y si el imperio la capturaba, el corazón del Imperio podría empezar a prosperar y urbanizarse al no tener que soportar las razzias musulmanas directamente, siendo estas contenidas en la frontera. Junto a esto, Cilicia abría las puertas a una reconquista de las añoradas provincias de Siria y Palestina, junto a dos de las ciudades más sagradas de la Cristiandad: Antioquía y Jerusalén.

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El ejército avanzó raudo hacia Tarsos, tomándola por asalto rápidamente. Tras esta sencilla victoria, el ejército prosiguió hacia Adana, cayendo esta por asalto también. Mientras el ejército avanzaba por Cilicia, algo inaudito sucedió: el 10 de Junio del año 776 D.C., Carlos I, rey de los Francos y de Italia fue coronado imperator romanorum por el obispo de Roma. Esto sacudió los mismísimos cimientos de la cristiandad. Los obispos, teólogos y estudiosos seguidores de los ritos griegos exclamaron furiosos, debido a que claramente el Papa nunca había tenido la potestad de coronar a un emperador, y menos cuando uno se sentaba en el trono de Constantino. También, apoyándose en el concilio de Calcedonia, en el que claramente se marcaba que Constantinopla era la sede de la máxima autoridad eclesiástica, el papa estaba rechazando los designios divinos. Constantino V, debido a que no podía cancelar la campaña en Cilicia, se limitó a romper los compromisos matrimoniales que había entre la familia de Carlomagno y la suya, así como declararlo a él y al papa Inocencio II como herejes y blasfemos.

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Toma de Tarsos

El ejército romano ocupó Teluch y la ciudad de Germanias, habiendo conseguido ocupar toda la Cilicia excepto por Lykandos, que yacía intacta al Norte de Teluch. El ejército se dividió, enviando un pequeño grupo de unos 100 o 300 hombres a explorar Siria y el Éufrates, para que el ejército imperial estuviese al tanto de la llegada del ejército del califa: esta estrategia sirvió, el ejército árabe llegó a Germanias (refuerzos del Egeo habían desembarcado allí previamente) y fueron atacados enérgicamente por el ejército romano, perdiendo los árabes unos 3.000 soldados mientras que los romanos solo 1200. Tras esta exitosa batalla, el ejército se atrevió a internarse en Siria, ocupando la totalidad de Alexandretta y posteriormente, el importante puerto de Saint Symeon, quedándose a poco de entrar en la mismísima Antioquía, pues se avistó un ejército cerca de Teluch. Las tropas imperiales ascendieron el Levante y se encontraron con los ejércitos árabes junto a unos refuerzos del lejano sultanato muhallabida de África en Marash. La batalla fue una resonante victoria para el Imperio, los romanos por su parte solo perdieron unos 300-500 hombres mientras que los árabes habían perdido 3.000 soldados. Los muchos prisioneros que fueron tomados en esta batalla (nobles musulmanes entre ellos) fueron vendidos a sus señores o familiares, trayendo mucho oro a las arcas imperiales. El ejército del califato huyó desorganizado. Y, aunque el general (su nombre se ha perdido, pero se cree que fue strategos de Cybyrrhaeot y procónsul de Oriente) pensó en perseguir a los árabes en Siria, la ruta de suministros no era muy segura, y un recién arribado ejército de 4.000 moros muhallabidas podían recuperar el territorio ocupado mientras su ejército perseguía a los árabes. Por esto, decidió ocupar Aintab. Esto ya fue suficiente para que la victoria imperial fuese evidente, el califa aceptó los términos de Constantino y le cedió toda la Cilicia árabe (Tarsos, Adana, Teluch y Lykandos). El emperador no exigió Alexandretta y Aintab, territorios que se habían ocupado, principalmente debido al temor de que el califa consiguiese reunir más tropas y pusiese fin a sus disputas con el sultanato armenio de los Uqaylidas, otrora tributario de Bagdad.

Tengo una serie de comentarios respecto a esta campaña, como la mala posición del califato desde un inicio: al-Hadi acababa de asumir como califa, siquiera siendo ungido respectivamente, y ya se había enfrentado a una revuelta, a la cual llego a una paz ni favorable ni perjudicial para él. Sumado a eso, cuando Constantino V le declaró la guerra, el califa se encontraba en una guerra con un reino zunita en Persia y el otrora tributario sultanato uqaylida, por lo que no estaba en una muy buena situación. Aún así, la situación era salvable. La entrada del sultanato muhallabida se debió aprovechar para abrir un teatro de guerra en las Islas del Mediterráneo o en los Balcanes, haciendo que el emperador tuviese que pelear en dos frentes, pero en vez de esto, las tropas bereberes llegaron con nula coordinación al Levante, y cuando el grueso del ejército llegó, era demasiado tarde. Otro fallo estratégico imperdonable a al-Hadi es no aprovechar para matar dos pájaros de un tiro: pudo haber reunido sus ejércitos en la Mesopotamia e invadir la Armenia, consiguiendo así recapturar a su tributario y tras este derrotado o como mínimo reducido, atacar la Anatolia desde Armenia.

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Para celebrar la victoria del Imperio en Cilicia, el emperador organizó un gran torneo en Constantinopla, invitando a todos los caballeros del Imperio y a los mejores guerreros de este, en el que hasta asistieron strategos como el reputado Iordanes Comneno, quién logró el primer lugar del torneo, seguido por el Komes Alexios de Galatia, y este por Konstantios de Trebisonda. Durante el torneo, tuvo lugar una tragedia familiar: la hija del emperador Anthousa murió dando a luz, causando gran tristeza entre la dinastía Isaurica.

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El resto de la década permaneció tranquila, fortificándose la frontera anatólica y ampliándose el tagmata.

En general, esta década del reinado de Constantino V fue un éxito rotundo: victorias en Occidente, el Norte y Oriente. Aunque la política en Italia no fue la más exitosa (la guerra infructífera contra Desiderio de Lombardía y la coronación de Carlomagno), esta tiende a ser perdonada debido a que el emperador, en ese momento no estaba tan interesado por restaurar la influencia en la Península Itálica, sino a asegurar las fronteras y debilitar a sus “rivales” lo máximo posible. Las reformas administrativas probaron ser un éxito: la unión de Dyrrachion, Macedonia, Serdica, Naissos y Adrianópolis sirvió para aplastar revueltas y rápidamente responder a incursiones búlgaras o serbias en territorio imperial. Mientras que en Occidente la centralización no dio muchos frutos, probaría ser útil en la próxima década.

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El mundo a principios del año 779 D.C.
 
Constantino V, Volumen II
La segunda década del reinado de Constantino V (tras la coronación de Carlomagno) empezó positivamente. La población de Seleucia, el otrora enclave fronterizo en los Montes Tauro había abrazado la iconoclasia gracias a los esfuerzos del patriarca ecuménico Tryphon en la zona. La región de los Montes Tauro, a pesar de haber estado bastante tiempo bajo dominio árabe, había mantenido su fe cristiana e icónodula, por lo que la introducción de la doctrina iconoclasta fue más complicada*. Aparte de estos sucesos, se puede decir que en aquella época, el emperador empezó a ser tratado como una auténtica figura de virtud, como un modelo a seguir por sus contemporáneos. Posiblemente debido a su fuerte iconoclasia, pero también porque el autócrata era un gran guerrero, buen padre y justo gobernante, siendo comparado por sus partidarios con su tocayo Constantino IV (incorrectamente llamado “el Barbado”), miembro de la dinastía de Heraclio. Las similitudes eran bastantes, como el que Constantino IV había frenado 50 años de expansión musulmana, y el Cazador había retomado considerablemente la ofensiva contra el Islam. Aunque las comparaciones terminan aquí, pues mientras que Constantino IV había retornado a la firme ortodoxia para evitar la polémica religiosa, Constantino V optaba por la reforma. Aun así, la comparación fue un hecho.

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Sólido de Constantino IV

Pero la polémica llegó a finales del 780: una epidemia cruzaba por el Imperio, específicamente en los alrededores de Constantinopla, y el Mar de Mármara. El campesinado de los alrededores de Constantinopla, siempre supersticioso, le echó la culpa a la comunidad de judíos tracia. El Basileo inicialmente acordó con ellos, recibiendo el apoyo del patriarca Tryphon. Simultáneamente, otra polémica afectó al imperio: el Escándalo del Acheiropoieta. Este era un ícono en Constantinopla, la leyenda decía que no había sido hecho por manos humanas. La clara política iconoclasta de Constantino V dictaba que todos los íconos debían destruidos, pero los ciudadanos de la capital se negaron a destruirlo. El emperador, iracundo ignoró las peticiones del pueblo y envió un destacamento a destruir el ícono. Junto a esto, el emperador decidió, al final, no condenar a los judíos, seguro de su inocencia. Ignorando el decreto imperial, el pueblo organizó un pogromo, el cual fue detenido inmediatamente por el emperador, causando la ira del pueblo constantinopolitano.

La destrucción del ícono causó la ira del pueblo icónodulo a lo largo y ancho del Imperio, causando que buena parte de este se negase a pagar impuestos. Junto a la ira por la polémica de los judíos, la recaudación imperial se vio reducida prácticamente a nada. Junto a esto, una sublevación en los Balcanes causó un sentimiento de inseguridad en la parte Occidental del Imperio. La sublevación fue fácilmente aplastada* por las tropas del tema de Makedonia, pero luego algo escandoloso ocurrió: la población de los alrededores de Constantinopla se sublevó contra la autoridad imperial, liderados por un ex-soldado. Tropas fueron levantadas de Tracia, Makedonia y Bitinia. Los campesinos, habían decidido asediar Constantinopla, aunque la ciudad apenas se vio afectada, debido a que recibían provisiones marítimas, sumado a que los campesinos apenas sabían asediar la ciudad. Mientras tanto, el ejército se reunió en Galípoli y atacó a los campesinos, quienes fueron aplastados.

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Iglesia iconoclasta, sin los íconos restaurados.

Se dice que tras esto, el emperador, estresado de la tarea de gobernar el Imperio, decidió hacer un viaje de caza por los bosques tracios, donde conocería a su primer amante: Anastasia de la Selva. Poco se sabe de la historia de Anastasia, solo que era una plebeya. Su enorme belleza lo sedujo, y tras yacer con ella, decidió llevarla a la corte y le dio una subvención. El emperador estaba, y el tener una amante resultó escandaloso para la facción tradicionalista del Imperio (la más poderosa en ese momento del reinado de Constantino, se estima). La existencia de Anastasia está documentada en Secretos y en un boletín económico del reinado de León IV, en el que se revocaba la subvención de Anastasia de la Selva.

Debido a que una gran plaga volvía a asolar Constantinopla, el emperador decidió cerrar la ciudad otra vez más. Pero una pesadilla le hizo pensar en el pueblo que sufría, por lo que decidió abrir la ciudad. Esto tendría trágicas consecuencias. Junto a esto, el emperador decidió invadir a las tribus de Croacia, debido a que las tribus de Eslavonia estaban por subyugarlos. El tagmata y las tropas balcánicas fueron reunidas en Dioclea. Las tropas reunidas fueron unas 7.500. Esta invasión fue totalmente infructuosa y hasta dañina, pues varios cientos de soldados murieron tras una batalla contra las fuerzas los ejércitos de Eslavonia y el desgaste de las tropas. No hubieron ganancias territoriales algunas.

Para rematar estos 5 años de mala suerte para el Imperio, la tragedia sacudió a la familia imperial: a los 33 años, León Isauros, porfirogénito y heredero al trono de Constantino, falleció por la epidemia que asolaba el Imperio por aquel entonces. Se teoriza que fue la fiebre lenta. Ya había quedado postrado debido a la enfermedad, haciendo que Constantino nombrase como su regente en caso de quedar inutilizado a otro de sus hijos: Cristóbal, quién había liderado el ejército imperial en múltiples teatros de guerra, por lo que era respetado a lo largo y ancho del Imperio y hasta fuera de este. Cristóbal tomó el lugar de León en el consejo. Y cuando León expiró su último aliento, tras los funerales que duraron una semana entera, Cristóbal fue nombrado co-emperador y coronado por el patriarca ecuménico (se desconoce si Tryphon seguía ostentando el patriarcado o no) en una simple ceremonia, cosa que hizo que cuando sucedió a su padre, volviese a ser coronado como León IV, en honor a su fallecido hermano.

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Coronación de Cristóbal

Tan solo unos meses después, la concubina Anastasia de la Selva tuvo un bastardo de Constantino V, causando un gran revuelo entre la aristocracia y el clero. Claramente el modelo de virtud que era el emperador hacia tan solo 4 años había desaparecido junto al Acheiropoieta según los iconódulos, por brujería judía según los campesinos, por las epidemias según sus partidarios y por el estrés de gobernar un imperio según los historiadores modernos qué, a pesar de toda la energía con la que ejecutaba sus reformas y luchaba las guerras, no se sometía a lo que él pensaba era lo mejor para Roma. El hijo fue nombrado Demetrios.

Sin embargo, toda la desgracia vivida para el Imperio desde el 779 al 783 se revirtió en el 784: el emperador le declaró la guerra al califa de “Bagdad”. Estas comillas son, porque efectivamente, el califa ya no dominaba Bagdad más que nominalmente. Un miembro del clan abasida había reclutado un vasto ejército de mercenarios y había invadido un imperio árabe que había perdido la totalidad de Arabia, buena parte de Persia, Egipto, Armenia y una pequeña parte del Levante. Este aventurero aplastó al califa y le hizo cederle como sultán independiente la Mesopotamia, dividiendo el imperio abasida por la mitad. Sabiamente, el califa hizo una de las pocas cosas buenas de su inepto reinado: nombrar al sultán como su heredero.

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El nombramiento del sultán como heredero al califato
Se reunió un ejército de se creen unos 13.000 o 12.000 soldados. La mayor porción de la tropa expedicionaria imperial se reunió en Seleucia, donde fueron transportados por la armada hacia Chipre, dominio compartido por Roma y “Bagdad”. Otros 4.000 soldados reunidos del Norte de la Anatolia fueron al asedio de Melitene, un importante enclave en las puertas del corazón del Imperio. El sultán de la Mesopotamia le dio su apoyo al califa. Famagusta cayó ante rápidos asaltos por parte del ejército imperial, cuyo comandante es desconocido. Se cree que fue Cristóbal, o al menos eso dice su propaganda. Se ordenó al ejército en Chipre desembarcar en el Levante, específicamente en Alexandretta, ante los signos de que no había ningún ejército árabe en la zona.

Alexandretta cayó a finales de Julio, y el general decidió avanzar hacia Antioquía del Orontes, una de las antiguas grandes ciudades del Imperio, sede del patriarcado de Antioquía. La ciudad siria había caído ante el Islam en el 636. La totalidad de la región cayó ante las tropas romanas, lo que fue acompañado de grandes festejos en la capital. Se dice que los soldados romanos fueron recibidos con flores tras que la guarnición árabe fuese pasada por la espada. Poco probable tras 150 años de dominio árabe. A mediados de Agosto, Melitene se rindió por hambre y las tropas siguieron asediando los diversos enclaves de la provincia. El ejército en el Levante, con Antioquía asegurada, se aventuró aún más al Sur, a Tortosa, siendo esta tomada por asalto también. El califa, para sorpresa del Senado y el Basileo, ofreció confirmar los territorios conquistados a cambio de la paz. Constantino aceptó la oferta, y Antioquía regresó al Imperio Romano. El patriarcado fue restaurado, y Alexandretta, Antioquía y Tortosa, en vez de ser convertidas en bandon y luego agrupados en un tema, se mantuvieron como ciudades bajo “mando directo imperial”, con una serie de burócratas que mantenían la ciudad funcionando, sin un comes como sucedía normalmente.

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Toma de Antioquía

Como con la conquista de Cilicia, tengo comentarios respecto a esta guerra. Con esta conquista, ya se puede ver el fracaso más absoluto del califato abasida: el califa ni siquiera podía evitar que extranjeros tomasen su territorio libremente, solo teniendo que enfrentarse a guarniciones. Ya el califato de Bagdad podía ser tachado de infinitamente inepto, con las pérdidas de Hispania, el Norte de África excepto Egipto tan solo en sus primeros años, pero la decadencia no se detuvo ahí. El imperio árabe perdió ante las autoridades locales zonas tan importantes simbólicamente como Arabia, económicamente como Egipto, estratégicamente como Armenia, y simplemente logísticamente como la Mesopotamia. El historiador persa Basim Khayyam dice en su “Historia de la Decadencia y Caída del Califato Abasí”: “El siempre desafiante Imperio de los Romanos supo explotar eficazmente la ineptitud de los califas de la familia de Abbas, cosa que habían hecho con sus predecesores, los gloriosos descendientes de Omeya, pero menos notariamente, alcanzando status quo con el califato. Pero con los descendientes de Abbas fue diferente: en cada momento de inestabilidad, las sabias directrices de la Ciudad de Constantino hicieron que se fueran capturando grandes extensiones de tierra, y los Romanos ayudaron a hacer más que patente la desaparición del poder del califa. Con el surgimiento de estados independientes aún se mantenía una soberanía nominal, pues en caso de guerras contra el califato o contra estos, se defendían los unos a los otros. Tras la conquista de Antioquía del Orontes, una de las ciudades más apreciadas de los kafires romanos, se hizo evidente para los vasallos tanto nominales como efectivos de Bagdad, que esta no tenía poder alguno, soberanía alguna. Era claro que Alá había removido su bendición de los descendientes de Abbas, si es que alguna vez la poseyeron”.

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Conquista de Antioquía (784-784)

Unos días después de la victoria imperial, nació otro niño de Anastasia de la Selva, que llevaría el nombre de Euphemios. Poco después del nacimiento de este, la relación de Constantino y Lady Anastasia terminaría abruptamente; según Miguel de Constantinopla (Secretos, Libro XIV), fue porque Anastasia de la Selva contrajo la sífilis al yacer con otro hombre, y según Teodoro Eturoi, historiador del siglo X, en su excelso trabajo de narrar la historia del Imperio desde la muerte de Justiniano el Grande hasta (…), dice que fue por un genuino intento de recomponer su relación con Eudoxia, su esposa, cosa que puede resultar posible ya que los registros de un torneo dicen que Constantino V luchó por su esposa en este, pese a su avanzada edad. Bajo la opinión de un servidor, la versión de Teodoro es más posible, si revisamos la credibilidad del Secretos de Miguel, ya mencionado en este documento.

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Los siguientes dos años del reinado de Constantino V fueron tranquilos, con varias reformas en el Imperio. La primera fue la abolición del derecho de la Prima Noctae, un antiquísimo privilegio a los aristócratas, que data de antes de Cristo. Este derecho solo era tenido en cuenta por los terratenientes de poder pequeño con sangre noble, esencialmente, barones. Los campesinos exigieran que se aboliese el derecho, y el emperador aceptó debido a la barbarie que este significaba, posiblemente se pensó esto debido a la teoría que circulaba por la época de que este tenía un origen germano, haciendo que el emperador, germano-fobo debido a la usurpación de Carlomagno la prohibiese inmediatamente.

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Representación occidental de la Prima Noctae

También se enviaron misiones de proselitismo para intentar evangelizar al jefe de los paganos serbios, y un tiempo después, el jefe de los Croatas, se había convertido al cristianismo, siguiendo la corriente icónodula, debido a la invasión de Carlomagno de su territorio argumentando el paganismo de su gobernante. La misión fue un fracaso, pero se cree que es el principio de una política de integrar a los eslavos en la órbita imperial, que se seguiría en el reinado de León IV.

La segunda reforma fue una emprendida por el príncipe Antemio, para reducir la corrupción en la burocracia imperial, acompañada de una preocupación general de la aristocracia cortesana. La reforma tuvo un mediano éxito, mejorando la recaudación de impuestos, tan dañada por las revueltas del Acheiropoieta. También se mejoraron las relaciones con el sultán de Armenia, para traer esta estratégica región a la órbita bizantina, la cual fue exitosa, aunque no se pasó de los términos amistosos y tolerantes.

Esta paz culminó en el 787, pues el Basileo declaró una muy polémica y controvertida guerra: le declaró la guerra al Papa. El conflicto con el Papado se remontaba al debilitamiento del poder imperial en Italia, haciendo que el Papa se convirtiese en la autoridad real de Roma. Tras la caída de Rávena, el Papado se separó efectivamente del Imperio y práctico una política totalmente anti constantinopolitana. El papa Inocencio II, llegó al punto de desconocer absolutamente la legitimidad del emperador romano como efectivamente, el emperador romano, coronando a Carlos I, en aquel entonces el rey de los Francos, como emperador de los romanos. Tomando como base un documento apócrifo llamado “la Donación de Constantino”, en la que supuestamente, a su muerte, Constantino el Grande le legaba el gobierno de la ciudad de Roma, y todas las provincias de todo el Imperio de Occidente, así como la facultad de intervenir en el Oriente al Papado. A cambio de la coronación, el ahora conocido como Carlomagno tuvo que cederle amplios territorios en el centro de Italia, haciendo que los recién fundados Estados Pontificios dominasen el Lacio, el Spoleto, Marche, Urbino, Ancona, Rávena, Ferrara, Florencia, y por cuestiones de terratenencia, Pavía y Cremona.

Constantino se aprovechó de que Carlomagno estaba combatiendo en Hungría para atacar al Papa. El tagmata fue llevado a Córcega, y junto a la milicia del tema, se reunieron unos 3700 soldados. El ejército atacó a las tropas papales en Perugia, aplastando el ejército, perdiendo el papado unos 2.000 soldados y los bizantinos solo 100. Llegaron refuerzos desde Grecia, reuniéndose unos 8.500 soldados, con los que toda Roma fue tomada, y el ejército se movió hacia Orvieto, aplastando a las pocas tropas papales que se habían reunido allí, unos 1500 hombres. Con esta batalla, el Papa aceptó ceder el Lacio al Basileo. El emperador hizo una visita esporádica a Roma, para nombrar un patriarca de Roma, haciendo que existan dos obispos de Roma simultáneamente. La ciudad de Roma y sus alrededores se mantuvieron administrados por burócratas, en vez de ser puesta al mando de un comes y luego supeditada a un thema. Mientras tanto, Orbetello y Orvieto fueron divididas en dos bandon y agrupados en el tema del Lacio.

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Conquista del Lacio (788-788)

El año siguiente, Latsuinda Adalberts, la esposa de Cristóbal, una noble franca falleció por una herida infectada. Los detractores de Constantino y su heredero, León IV difundieron el rumor de que Latsuinda y Constantino eran amantes, aunque esto no tiene mucha importancia, y es poco probable de que fuese así. Constantino V decidió casar a Cristóbal con la viuda de León, Irene de Atenas. Esta decisión se dice que fue por el deseo de Constantino V de reemplazar a León, su primogénito y favorito, trágicamente fallecido. El 788 terminó sin más sucesos, pasando tranquilamente al 789.

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El mundo en el año 789.
 

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Este volumen empezó positivamente, como el previo volumen. A principios del 789, entró al tesoro imperial un supuesto dedo de San Juan Bautista, comprado por sirvientes de Constantino V en el mercado constantinopolitano. Este dedo se ha perdido, aún así se duda de su veracidad. La supuesta sepultura de Juan el Bautista residía por aquella época en Sebastia, territorio musulmán y como estos también consideraban a Juan como un profeta, sería raro que esta no estuviese protegida. Igualmente, el dedo fue guardado con adoración por el clan imperial por un largo tiempo.

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Pero en este último periodo del reinado de Constantino V, la paz no fue lo usual. El tagmata fue movilizado al tema de Dalmacia, una serie de enclaves costeros en la costa adriática estando la capital del tema separada territorialmente del resto del Imperio. Los propósitos de esta campaña fueron varios, como el detener la expansión franca en un área relativamente cercana a Constantinopla para dejarla a merced de invasiones francas. Otra razón podría ser la creciente política de re-incorporar firmemente los Balcanes al Imperio, pues desde hacía siglos el dominio en esta península fue meramente nominal, con grandes áreas totalmente despobladas fruto de guerras y plagas que se remontaban a la crisis del siglo III. Esta despoblación llevó al establecimiento del kanato búlgaro al Sur del Danubio, la frontera usual del Imperio con los bárbaros. El problema de un inestable limes en la frontera Norte había sido parcialmente resuelto por Constantino V en una etapa más temprana de su reinado, estableciendo dos enclaves romanos en las montañas balcánicas. En el primer volumen, detallamos su conquista de Dioclea, otra muestra de su política en los Balcanes.

También, en el segundo volumen narramos su fallido intento de conquistar parte de las tribus de Croacia ante su inminente conquista por las de Eslavonia, pero, ahora el emperador se había decidido a golpear la mesa que representaban los Balcanes. La guerra fue declarada a principios de Abril o fines de Mayo del 789. Se reunieron las milicias de, se estima, la totalidad de los temas Balcánicos, juntándose un total de 15.000 soldados aproximadamente. El doble del ejército reunido hacia 20 años para enfrentarse a los serbios. El ejército de 7.000 hombres (el nombre del general del menor ejército se ha perdido en el tiempo), según la propaganda de León IV, que lo documenta como “conquistador de los Eslavos” estaba bajo el mando del mismo, con un tal Teodosio y su hermano, el príncipe Nicéforo al mando de los dos flancos. Esto es probable pues un co-emperador sería un comandante sumamente confiable para un ejército de tal magnitud, sumado a que está bien documentado que León IV ya era un comandante con un genio militar que algunos historiadores (yo incluido) comparan con el de grandes emperadores como Trajano o con el mismísimo Julio César. Aunque sus conquistas no fueron tan vastas como las de estos legendarios romanos, claro está. La región de Knin (o Burnum) fue sometida, creándose el necesario puente territorial a Diadora. Las tropas rápidamente se movilizaron a Diadora, debido a la escasez de provisiones en Knin. Habiéndose abastecido en la ya mencionada región, volvieron a adentrarse en territorio eslavo, ocupando Attienities y luego Kyrikon. El mismo ejército avanzó hacia el Zagreb, ocupándolo completamente. También, por esas fechas, los refuerzos de unos 8.000 hombres aproximadamente llegaron al teatro de guerra.

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Una pequeña batalla se sucedió en Vrbas, pero fue completamente intrascendental. El casi totalmente reunido ejército ocupo la región y prosiguió, ocupando Usora y poco después, la histórica localidad de Sirmio, aunque la ciudad hubiese sido destruida por los ávaros dos siglos antes. Aquí 6 emperadores habían nacido, y Teodosio el Grande había sido proclamado emperador. También había sido la capital del augusto Galieno. La región fue ocupada, siendo esto celebrado en Constantinopla. El ejército volvió al Sur y ocupo completamente Knin, pues una pequeña parte de esta permanecia intacta. El jefe de los Eslavonios y los Croatas le cedió todo el territorio ocupado a Constantino V a cambio de la paz. Los territorios fueron divididos en multitud de bandon, estando Knin bajo la autoridad de Diadora. Kyrikon, Attienities y el Zagreb fueron puestos bajo un strategos de los Croatas, renunciando voluntariamente el jefe de los Eslavonios al título.

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Los últimos dos años de Constantino V fueron pacíficos, o no documentados. Murió naturalmente a los 73 años, en el 791, habiendo reinado por medio siglo. Su reinado fue más largo que del glorioso Augusto, fundador del Imperio Romano.

Apéndice: El mundo en el 791.​

Islas Británicas: Las Islas Británicas se pueden dividir en cuatro partes: los reinos anglosajones, los principados galeses, el reino de los Pictos e Hibernia/Irlanda. Los reinos anglosajones son un conglomerado de reinos independientes, aunque el reino de Deria es el más poderoso de la zona, no es capaz de unificar a los anglosajones. Los principados galeses se mantienen más estables, aunque no se expanden demasiado. Este también es el caso del reino de los Pictos, el cual aún se mantiene organizado en tribus a lo largo del territorio. Mientras tanto, Irlanda se mantiene dividida en tribus que pujan por crear reinos estables. De hecho, existe en sí un reino de Irlanda, pero solo domina efectivamente parte del Este de la isla.

Europa Occidental: Esta región de Europa, está, a diferencia de las Islas Británicas, bastante centralizada. El mayor poder de la región es claramente el Imperio Carolingio, no habiendo ningún reino que se le compare. Su imperio se extiende desde el Noreste de Iberia hasta la ribera oriental del Elba y parte de los Cárpatos, aunque esta está mayormente dominada por los decadentes ávaros. Los pueblos eslavos y se mantienen divididos al Este del Elba, por la excepción del reino de Bohemia que se mantiene independiente ante el todopoderoso imperio de Carlomagno. Luego, la península itálica está repartida entre el Imperio Bizantino/Romano, que solo se aferra a algunos enclaves costeros; los Estados Pontificios, que domina casi la totalidad de Italia Central y buena parte del Norte. El resto del territorio es del Imperio Carolingio. Por último, la península hispánica está dividida en 3: el reino de Asturias-León, el emirato Omeya y el ya mencionado Imperio Carolingio. Los dominios carolingios en Hispania ya han sido dichos, por lo que pasaremos directamente a León y el emirato Omeya. Los Omeyas, aunque dominan la mayoría de la península, se han visto incapaces de repeler la entrada franca a la Península o de hacer que el reino leonés caiga, aunque han podido frenar la expansión de este reino.

Europa Oriental: Europa Oriental se puede dividir en varios estados: El Imperio Romano/Bizantino, el kanato de Bulgaria, los reinos de los Rus, las hordas nómadas y las tribus bálticas. El territorio romano se extiende desde las montañas de la Mesia hasta el Peloponeso, el búlgaro desde la ribera Sur del Danubio, el norte del Dniéster y su territorio de origen muy al Norte, alrededor del río Volga. Los reinos de los Rus, aunque aún tribales, se puede empezar a ver el nacimiento de potencias regionales como Ilmen y Kiev.

Asia: Asia, a diferencia de como era hacia pocas décadas antes del 791, que se podía resumir en el califato, el Imperio Romano y hordas nómadas, ahora es cada vez un mosaico más grande. El decadente califato abasí perdió el control de buena parte de Persia, así como ha visto el ascenso de un importante reino mazdeíta en su frontera, convirtiéndose en una potencia regional efectivamente. Arabia se ve dividida en reinos tribales bastante poderosos, tal como en los días antes de Mahoma. El Levante permanece firmemente dominado por el califato, siendo casi (excepto por la existencia de un pequeño estado independiente) la única región que dominan por completo, exceptuando claro el tímido dominio costero del Imperio Romano (Alexandretta, Antioquía y Tortosa). La Anatolia es un dominio exclusivo del Imperio Bizantino, siendo una parte importante de su estructura. La Armenia está dominada por la dinastía Uqaylida, otrora vasallos del califato y ahora independientes.

África: África está dividida en varios reinos, los principales jugadores en el continente africano son el reino de África (domina el territorio de la Tripolitania, la Bizacena, la Zeugitana, la costa de la Sitifensis, la Cirenaica, Alejandría y territorios dentro del Sáhara) y el sultanato muhallabida de Egipto, que retrocede constantemente ante los ataques del reino africano. Al Sur de este, los reinos nubios y etíopes se mantienen divididos, sin alcanzar a formarse una potencia hegemónica. La Mauritania permanece dividida en multitud de pequeñas tribus islámicas, excepto por el emirato de Tanjah y los enclaves costeros de los Omeyas. En el Mali, la situación no es muy distinta, solo que las tribus son paganas y no islámicas.


Respuestas:

Hola @MaguaFaKa, me encanta que hayas leído mi primer AAR! Por cierto, aunque el mod es muy explotable, he intentado limitarlo a lo que serían incursiones lógicas, de hecho en la conquista de Cilicia mi intención original era conquistar solo Lykandos, Tarsos, Melitene y Famagusta, pero no tenía suficiente piedad. Espero que sigas comentando y me digas que te parece mi estilo de escritura, un saludo!

Saludos, @Dustz, me encanta que haya gente que comente los posts, y que el AAR tenga seguidores. Por cierto, ¿Qué han opinado de esta última entrada? Saludos.

P.D: Lamento que el volumen fuese así de corto, pero la próxima entrada será un volumen completo. El reinado de León IV el Audaz!
 
Muy buenas, me uno a seguir el AAR.

Parece que volvemos a ver el estilo de los buenos AARS que los viejunos del lugar recordamos con nostalgia.
 
En este volumen, narraremos el reinado de León IV, nacido como Cristóbal Isauros. Su padre, según Marcos de Césarea, murió el 31 de Diciembre, aunque en palabras del panegírico dedicado por el cronista Miguel Ambros a Constantino V durante su funeral indica que este murió en Navidad, aunque es posible que esto se haya hecho para reforzar el intento de canonización tras su muerte, casi conseguido aunque el patriarca ecuménico lo descartaría debido a tener amantes estando casado. Fue sepultado y siendo paseado a lo largo de Constantinopla. El ya mencionado Marcos de Césarea dice “Los soldados que escoltaron al basileus Constantino el Cazador tuvieron que arrestar a un monje icónodulo que lanzó una piedra al ataúd, aunque no hubieron más incovenientes. La escolta cruzó por la Columna de Arcadio, haciendo el basileus e hijo del fallecido autócrata una corta oración al pasar por esta. Siguieron el camino hasta la Columna de Constantino, donde León IV también oró, esta vez en voz alta. El camino siguió sin interrupción alguna hasta la Iglesia de Santa Sofía, donde el popular filósofo Miguel Ambros, bajo el mecenazgo de el aún no coronado basileus León, dio un fabuloso panegírico que recordaba al que Plinio el Joven le dedicó a Trajano”. La similitud de los discursos de Plinio el Joven y Miguel Ambros se debe debido a que en los años antes de la muerte de Constantino V entre los escritores, escolásticos y filósofos una moda de recuperar elementos romanos del Imperio, tendencia favorecida varios años después por Constantino VI, a medida que el Imperio recuperaba territorios en Occidente, haciendo necesario un regreso (parcial) al latín.

En Febrero del 792, León IV (aún con el nombre de Cristóbal) empezó a organizar su coronación, la cual sería desarrollada por el patriarca de Antioquía, probablemente como castigo al patriarca ecuménico por no canonizar a Constantino V. El mes siguiente, Cristóbal fue coronado como basileus Rhomaion (emperador de los Romanos), posiblemente en respuesta a su gran rival Carlomagno, quien adoptó el título de Imperator Romanorum (con la misma traducción que basileus Rhomaion). El evento fue festejado a lo largo de la ciudad, pues León era famoso por sus victorias militares en Oriente y Occidente y por ser más moderado que su padre con los icónodulos. Los festejos entre la nobleza y el clero se dice que fueron bastante normales, sin ningún evento destacable en el.

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Festejos de la cornación de León IV.

A mediados del 792, se menciona brevemente en el libro I de De Bello Italicum una pequeña expedición del tagmata junto a algunas levas balcánicas e italianas sometió al recién creado ducado independiente de Ferrara, que incluía la propia Ferrara y Rávena. Este efímero ducado surgió gracias a uno de los enormes misterios de la historia: el colapso de los Estados Pontificios. Algo como esto no ha pasado en toda la historia, ningún evento de tanta importancia ha sido nunca documentado. Es posible que haya sido documentado, pero que por guerras estos hayan desaparecido. De cualquier forma, al este importante estado italiano desaparecer, la cristiandad occidental se vio totalmente sometida a los emperadores carolingios, pues estos empezaron a nombrarlo. Sumado a esto, tres nuevos estados se formaron: el ya mencionado ducado de Ferrara, el mucho más poderoso ducado de Génova y el arzobispado de Florencia. El arzobispado de Florencia intentó ser el sucesor del Papado, pero fue sometido por Génova y posteriormente para el Imperio Carolingio, junto a varios territorios conquistados. La toma de Rávena fue celebrada enormemente en Constantinopla y las principales ciudades del Imperio, tal como Antioquía, se mantuvo como un dominio sin un komes.

Al año siguiente, los historiadores tienden a ubicar el inicio de la Era Vikinga, producto de un incremento en la población y la tecnología de Escandinavia. Los sucesos del siguiente año vieron como la totalmente debilitada tribu de los eslavonios aceptaba convertirse en un tributario del Imperio, virtualmente convirtiéndose en parte de este como un principado autónomo. Junto a esto, la princesa Epiphania nació del matrimonio entre León y Guenguiu (la tercera esposa de León, habiendo un pequeño escándalo entre el partido conservador por ser este técnicamente ilegal). También, el emperador decidió reformar parcialmente la descentralizada administración italiana, entregándole a su hijo Belisario el mando de Rávena y nombrándole strategos de la misma. Los enclaves en el Sur de Italia y el Lacio (exceptuando la ciudad de Amalfi), se pusieron bajo su mando, a modo de centralizar el área. Probablemente ya en esos años planeaba su gran campaña en Italia, pero algunos historiadores plantean que esta es fruto de su guerra con Carlomagno.

El 795, un grupo de campesinos descontentos se sublevó en Antioquía. Aunque la rebelión no fue muy lejos (siendo aplastada sencillamente), fue extremadamente tortuosa para el basileus, debido a que una gran epidemia de Tifus se extendía por todo el Imperio. El mismo año, trágicamente, la princesa Adriana murió de viruela. El 796 vio como el nuevo vasallo de Constantinopla, Serbia, lanzaba una exitosa campaña contra el kanato búlgaro, conquistando el ambicionado desde hacía décadas Vidin para su cacique. El tagmata junto a algunas milicias balcánicas intervinieron en la guerra a favor de los serbios.

Este año no termino sin evento alguno, tranquilamente. Pues, a finales de Julio, misteriosamente, el almacén de fuego griego en Constantinopla explotó. El emperador, obviamente ordenó una investigación, donde se desveló que la preciosa fórmula había desaparecido junto a todos los alquimistas que la conocían. A finales del año, una flota pirata en el Mar Negro fue avistada usando “fuego de mar” sobre sus víctimas. Esta sustancia coincidía con el fuego griego, por lo que el Mega Duque, con la aprobación del basileus, desplegó la flota imperial en Crimea con el objetivo de recuperar la fórmula. La expedición fue totalmente derrotada, regresando un solo barco como testigo, pero con un preciado prisionero: la hija del rey pirata, un tal Kyrillos. Una carta fue enviada al palacio imperial, escrita con la sangre de un guardia. La carta (escrita por el pirata), proponía un intercambio: la hija de Kyrillos junto a un sustancioso soborno por la fórmula y el único alquimista superviviente. El emperador aceptó. Este viajó a una pequeña isla del Egeo acompañado por un destacamento de guerreros de élite y la hija del pirata. El acuerdo fue llevado sin complicaciones y el emperador regresó a Constantinopla. Con este suceso podemos ver el pragmatismo de León IV, a diferencia de su padre, quién seguramente habría tendido una emboscada. Aunque un monarca guerrero y gran general (siendo bastante mediocre en otras áreas), finalmente toma vías más seguras. Otro ejemplo es su política balcánica (exceptuando a Bulgaria), prefiriendo convertir a las tribus eslavas en sus vasallas e integrarlas lentamente en el Imperio. El emperador no siguió esa política con el kanato búlgaro.

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Regreso de León IV tras recuperar el fuego griego.

En el 798, se declaró formalmente la guerra al kanato búlgaro. Los búlgaros se encontraban debilitados gracias a multitud de guerras, por lo que León aprovechó su oportunidad. Se convocaron a los vasallos eslavos y se reunieron las milicias de toda la península Balcánica y de los territorios personales de la familia imperial: Tracia. Junto al tagmata (que se había reforzado recientemente), se reunió un ejército de unos 15.000 soldados. Los objetivos de la guerra eran Tarnovo, Mesembria y Nikopolis, pues el basileus deseaba, aunque no expulsar a los búlgaros al Norte del Danubio, sí desplazar el centro de la tribu a este, convirtiendo su situación al Sur en precaria cuanto menos. Esto era porque, el kanato búlgaro, aunque pagano y bárbaro, resultaba ser un útil estado tapón del Imperio a kanatos como los Magiares o los Jázaros.

Las tropas de los vasallos imperiales (los Serbios participaron escasamente en la primer fase de la guerra, pues se encontraban en campaña contra los ávaros) se dirigieron a Nikopolis, mientras que una columna de 5.000 hombres se dirigió a Tarnovo, la cual fue ocupada con rapidez, quedando otros 5.000 como reserva en Serdica. Nicéforo Kalopragmon documenta que una fuerza de 10.000 búlgaros y jázaros se adentró en territorio imperial (una probable exageración, seguramente el número no superaba los 4.000). El ejército de Tracia, unos 4.500 hombres, acampados en Kallipolis se dirigieron a enfrentarlos, derrotando a este ejército en Filipopólis. Los enclaves deseados por el emperador fueron ocupados, pero el kan se negaba a cederlos, por lo que se decidió tomar otro rumbo en la campaña: se cruzó el Danubio. Unos 5.000 hombres lo cruzaron, mientras que los otros 5.000 se quedaron al Sur junto a las tropas eslavonias.

El ejército enviado por los magiares como refuerzo a sus aliados, unos meros 1.000 soldados, fue arrinconado en Constantia, al Sur del Danubio por los dos ejércitos imperiales. Estos fueron aplastados por el ejército del Sur, quedándose la coalición casi sin hombres para combatir. A partir de esta batalla la documentación es algo más vaga, aunque se sabe que el ejército del Sur se enfrentó a unos 1.000 bárbaros en Constantia y que los roles de los ejércitos se intercambiaron: el ejército del Norte cruzó el Danubio para aplastar a unos 500 valacos que habían conseguido recuperar Nikopolis para Bulgaria. El ejército del Sur cruzó el Danubio junto a los auxiliares croatas, combatiendo al ejército de la coalición a lo largo de la costa del Mar Negro, aplastando a todos los ejércitos enemigos y llegando hasta la Crimea romana, ocupando el territorio jázaro de la península.

Posteriormente, el ejército en Crimea se traslado por el Mar Negro hasta el Norte del Danubio. Luego las fuentes se esfuman hasta finales del año 800, haciendo un salto de casi un año, en este año el kan búlgaro finalmente se rindió. Pero, a diferencia de los objetivos de campaña iniciales, Severin y Targoviste fueron ocupados para posteriormente ser entregados con dos komes cristianos como vasallos al mandatario de los Serbios, que había conseguido Temes en su campaña contra los ávaros.

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Batalla de Filipópolis

Unos meses después, el mayor rival de León IV decidió declararle la guerra a Roma: Carlomagno. Debido a que las cantidades de soldados que ambos podían reunir eran bastante similares, podiendo subir o bajar dependiendo de varias circunstancias, hasta ese momento ambos habían mantenido el status quo. Según el monje italiano Leonardo de Trento: “Carlos el Grande, según los franceses, o Carlos el Hereje según los romanos de Oriente; en el 801 se sintió lo suficientemente seguro para lanzar una campaña contra el Imperio Romano. El casus belli fue la herejía de el emperador León IV, un iconoclasta. El territorio deseado era el Lacio, la columna del territorio romano en la península itálica en aquellos días, pues los otros territorios eran meros enclaves marítimos, exceptuando por Nápoles-Amalfi y Rávena-Ferrara”. Ambos emperadores reunieron unos 35.000 o hasta 40.000 soldados según algunos documentos. León convocó hasta las milicias de la Anatolia y Siria, reuniendo su ejército en Constantinopla y Nicomedia.

En Constantinopla, unas 350 galeras se convocaron, transportando a un ejército enorme, haciendo que casi no se pudiese cruzar el Estrecho de los Dardanelos. Esta guerra fue brevemente documentada, aunque se sabe que casi la totalidad del Lacio fue ocupada por el ejército carolingio, y unos 20.000 o 25.000 soldados cruzaron los Balcanes hasta llegar a la Mesia. El ejército imperial se había dividido en dos inicialmente: una parte desembarcó en Illiria, y otra se dirigió a Tracia, para defender la capital, aunque un ejército llegó antes y la puso bajo sitio. El ejército en Illiria se dividió en dos, aparentemente para proteger el Lacio y que el otro ejército atacase a la columna franca en Mesia.

El ejército carolingio que sitió brevemente Constantinopla estaba comandado por Carlomagno en persona, dirigiendo unos 8.000 soldados. Rápidamente, León IV (que estaba al mando del ejército que se dirigió a Tracia), desembarcó en Kallipolis y atacó a Carlomagno al mando de 15.000 soldados. La noticia fue escuchada desde los monasterios en Irlanda hasta la corte del califa de “Bagdad”: Carlomagno había sido derrotado y apresado por el ejército romano.

El legendario emperador fue humillado siendo bañado desnudo en alquitrán y luego llenado de plumas, para luego ser paseado por Constantinopla y abucheado por la plebe. Tras esta humillación, tuvo que besar los pies del basileus y cuando lo hizo, fue pateado por el más joven León por las escaleras del trono imperia. Junto a esto, fue obligado a pagar una cantidad exorbitante de oro (quedando el tesoro franco en números negativos) y a devolver todo el Lacio al Imperio. Solo tras cumplir esto, fue enviado a Aquisgrán.

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Humillación de Carlomagno

El enorme rescate pagado para salvar a Carlomagno había hecho que el Imperio Carolingio entrase en una crisis económica aguda, sin el dinero suficiente para financiar la corte o el ejército. León IV, decidido a aprovechar esta oportunidad, le declaró la guerra a Carlomagno en Octubre del 802. El emperador en persona se puso al mando del tagmata y varias milicias reunidas de la parte europea del Imperio. Unos 16.000 soldados fueron desplegados en el Sur de Italia, ocupando uno de estos Catanzaro y el segundo (el más grande y comandado por el basileus) desembarcando en Nápoles. Se estima que la flota reunida fue de unos 230 barcos. León derrotó en Sorrento a un ejército franco que había ocupado Amalfi, perdiendo tan solo 60 hombres frente a los 3800 francos muertos, según De Bello Italicum. Amalfi fue recuperada.

El ejército del emperador embarcó en la flota, con rumbo al Véneto, pero, la llegada de un gran ejército franco (unos 13.000 soldados al mando del duque de los Alamanes) a Cannas, donde acampaba el ejército menor, le forzó a desviarse y desembarcó en asistencia del ejército. De Bello Italicum dice que 24.000 romanos se desplegaron en la batalla, lo que deja a muchos historiadores confusos, pues solo 15.000 soldados estaban previamente documentados en el Sur de Italia. Algunos teorizan que una fuerza de 11.000 soldados había permanecido en la flota como reserva o que estos llegaron como refuerzo de último momento. Me encuentro en el primer grupo, debido a que las campañas de León siempre se marcaron por ser sumamente planificadas.

El duque de Borgoña Hugo el Cicatrizado, el obispo Munderico de Kölm y el duque Loup de Poitou fueron capturados en la refriega. Los francos perdieron 10.000 hombres en la batalla de Cannas, mientras que el ejército romano solo 600 soldados. León, tras la batalla, dio un discurso a sus tropas, diciendo que ese día “habían vengado a las 16 legiones que habían perecido en la llanura de Cannas”, siendo aclamado por sus tropas. El duque Johan de Austria fue capturado en Noviembre, no se sabe bien cómo. Lo que si sabe bien, es que el emperador decidió partir el ejército en tres: una sección se mantuvo en la Apulia, otra cruzó el Adriático y ocupó la importante ciudad de Padua (o Patavium en latín), pues el Véneto era uno de los objetivos de la guerra. La tercer parte, al mando del emperador, se movilizó a la Campania. Pero, el basileus nunca vería una reforzada Italia romana, pues murió sorprendiendo a todo el Imperio, a los 49 años de muerte natural, en su campamento en Capua.

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Batalla de Cannas

El reinado de León IV puede ser descrito como una estrella fugaz, que cegó a todos con su luz pero rápidamente desapareció. Sus contemporáneos lo describen como un militar brillante, comparándolo con Julio César o Trajano, aunque sus conquistas fueron mucho más modestas. Aún así, su reinado no fue pura política exterior, siendo un enérgico reformista.

Debido a la conquista de importantes territorios a Bulgaria, la necesidad de un vasto thema a lo largo de la frontera con este estado se hizo innecesaria, diviendo el tema en Makedonia (con partes de Tesalia) y Dyrrachion, el cual englobaba la propia Dirrachio, Valona, y Serdica. A su vez, el tema de Tesalia fue repartido entre el de Atenas y el de Makedonia, quedándose el primero con el Sur y el segundo con el Norte. También, las posesiones en Italia peninsular fueron concentradas en torno a Rávena, aunque sin retornar al Exarcado, manteniéndose como un tema con diversos komes supeditados a este, descentralizando la administración, por lo que es muy criticado, debido a que esto hacía que no se pudiese responder rápidamente a ataques en el territorio italiano. Sumado a esto, el thema fue destinado al hijo y heredero de León: Belisario y el futuro Constantino VI.

A pesar de este leve nepotismo, la general meritocracia instaurada en el reinado de Constantino V (con en su mayoría, militares al cargo de los temas, aunque hay casos como el de Chipre en el que era un importante escolar) se mantuvo, brindando un importante número de hábiles consejeros y generales al Imperio. Es destacable el que no dirigió ninguna campaña en Oriente como basileus reinante, aunque probablemente, de haber reinado más tiempo, lo habría hecho. Fue parodiado por el comediante Marco de Sorrento en el siglo XV en su obra “De Césares y Campesinos”, en la que se envenena según el guión “para parecerse a los césares de antaño, gobernando poco tiempo”.

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Sólido de León IV y su hijo Constantino VI.
 
Hola gente. Pido disculpas por no haber subido un post el fin de semana, pero he estado ocupado por estudios y también no lo he subido voluntariamente. Esto se debe a que me planteé: si un asesinato, o una muerte prematura, o una sucesión causa un suceso a corto-mediano plazo (si pudiera jugar mucho los anotaría también los de largo plazo), no debería, como es un "documento histórico", escribirlo? Por eso decidí retrasar la próxima entrega para poder jugar mucho más y adquirir perspectiva. Espero que me entiendan. Ahora, las respuestas!

Gracias por volver a comentar @MaguaFaKa me alegra que te guste mi trabajo. Por cierto, piensan que debería seguir con el ritmo de campañas relativamente de pocas conquistas (no un reino si no unos cuantos ducados) o debería lanzar grandes campañas para conquistar reinos enteros? Un saludo!

Gracias por el halago, @Kurt_Steiner . Base mi forma de hacer el AAR en los AARs ingleses "The Glory That Is Tome" y "The Queen of Cities", no sé si los leíste, pero son altamente recomendables.

Hola @Dustz y si, te recomiendo leer toda la historia, aparte de que este periodo es uno sumamente interesante, con iconoclasia, califato abasida, carolingios... Ahora en el siglo IX habrá un cambio de la política de los Isauros.

Saludos, y espero poder subir la próxima entrada el Miércoles o Jueves de la semana que viene, pues este fin de semana estaré fuera de mi ciudad.
 
Yo lo veo mas entretenido y realista lanzarse contra pequeños territorios e ir asegurándolos. siendo jugador humano podrías conquistar lo que quieras, pero en la realidad no podrías mantenerlo mucho tiempo. Creo que, salvo alguna campaña especial mente grande y preparada ( por ejemplo, tomar el levante de Antioquia a Jerusalén o todo el sur de Italia), tiene mas sentido ir tomando cosas, asentando y asegurando las fronteras mientras creces en el interior ( ciudades mas grandes y ricas).

Si veo interesante el ir tomando pequeñas bases portuarias desde las que irte expandiendo, como hiciste en Italia, pies lo mismo en iberia ( tomando algún puerto catalan o valenciano), tunez, egipto, etc... en ved de solo conquistar linealmente desde tu territorio patrio. Creo que son campañas mas entretenidas, en mas lugares, y te lo pone mas difícil para defenderlo ( aunque mas facil para ir cambiando el eje de tus campañas e ir teniendo un control nominal sobre el Mare Nostrum.
 
Sí, he pensado eso, aunque también lo he racionalizado en el carácter del personaje y la situacion geopolítica de la zona. Verán bastante de eso en el reinado de Constantino VI.

Y lo de la expansión en España me parece una idea muy buena, o considerado tal vez conquistarle a los Carolingios las tierras al Norte del Ebro hasta los Pirineos (como hicieron los romanos originalmente) o una franja costera Ampurias-Valencia, cosas así. También he estado buscando un casus belli adecuado para expandirme-a-lo-Justiniano en África, pero son reyes cristianos así que algo tendré que ver...

Con los musulmanes, siempre he pensado que al la guerra santa ser un concepto algo ajeno a los bizantinos, no habría que abusarla (sumado a que en las campañas arabo-bizantinas no se conquistaban regiones "ducados" x, si no lo que pudiesen ocupar cada uno acorde a sus intereses geopolíticos), por lo que mis campañas las he limitado a reforzar una frontera, o alcanzar una posición dominante sobre el otro.

Actualmente me arrepiento de no haber activado las incursiones para todos los personajes, pues al investigar más al respecto, muchas campañas consistían en incursiones de saqueo.También más opciones diplomáticas a lo EUIV... pero bueno, con el Holy Fury se expanderan las cruzadas y la religión, lo que está bien.

Un saludo @MaguaFaKa !
 
Gracias por el halago, @Kurt_Steiner . Base mi forma de hacer el AAR en los AARs ingleses "The Glory That Is Tome" y "The Queen of Cities", no sé si los leíste, pero son altamente recomendables.

Si son del CK2, me temo que no. Me tendré que dar una vuelta por esos lares a ver que tienen los herejes de bueno...
 
El reinado de Constantino VI inició con este rápidamente trasladándose a Constantinopla, y nombrando a su primo Constantino (hijo del heredero original de Constantino V, León Porfirogénito) como strategos de las posesiones peninsulares en Italia, gracias a su gran habilidad militar y porque como su padre, no confiaba en nadie fuera de su familia como para darle el poder de toda Italia. Ya en Constantinopla, envió un soborno a los strategos que podían llegar a rebelarse, aprovechando el enorme tesoro que su abuelo y padre habían construido.

Poco tiempo después de la muerte de su padre en Capua, Carlomagno fue capturado en batalla, por segunda vez. Algunos estudiosos disputan que haya sido capturado en el reinado de Constantino, pues algunas fuentes (mayormente hispanas) indican que Carlomagno fue capturado en el reinado de León IV, argumentando que los historiadores francos mintieron para que Carlomagno no pareciese capturado dos veces por el mismo emperador, y los historiadores griegos para igualar a Constantino VI (o Belisario en esos días) con su padre León. En mi humilde opinión, con los magnos logros del reinado de Constantino como (…), sus historiadores no necesitan mentir para que este supere a su padre con facilidad, aunque con el genio militar de León posiblemente podrían haberse conseguido aún más logros.


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Representación occidental de Carlomagno
Como su padre había hecho con el emperador antes de él, Carlomagno fue empapado en alquitrán y llenado de plumas, para ser paseado y abucheado por la población constantinopolitana. Belisario ni se molestó en pedirle un pago, tras esto lo liberó y fue enviado en un caballo a Aquisgrán, forzado a pasar por la Italia conquistada por los romanos, pues mientras volvía, su regente le entregó al Imperio todos los territorios ocupados en Italia, consiguiéndose así el Spoleto, Campania, Catanzaro, el resto de la Apulia, y varios territorios en la costa Norte del Adriático, junto a la península de Istria. Todos estos territorios pasarían a la jurisdicción de Rávena, con un komes por cada ciudad y su territorium.

Terminada la guerra con Carlomagno, Belisario decidió iniciar su coronación aprovechando la paz. Recuperando la antigua tradición de que el patriarca ecuménico coronase al emperador, el patriarca Makarios fue el que realizó la ceremonia. Siguiendo la costumbre iniciada en el reinado de su padre, Belisario abandonó su nombre natal por uno más dinástico: tomó el nombre de su abuelo, Constantino el Cazador. En la fiesta poco pasó, terminando sin disturbios.


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Coronación de Constantino VI por Jesús.
Terminada la coronación, el ahora Constantino, sintiéndose seguro, decidió lanzar una pequeña campaña en Oriente, contra el sultanato de Armenia. Este sultanato, otrora un protectorado del califato, se había independizado en el siglo VIII, durante el reinado de Constantino V. Este reino independiente en su apogeo consiguió tomar varios territorios en el Norte de la Mesopotamia, pero estos habían sido recuperados por el sultán de la Mesopotamia, a excepción del territorio de Hasakah. La campaña no fue ninguna de conquista, pues Constantino quería, como en los días de los emperadores constantinianos y previos, convertir a Armenia en un protectorado, y esto hizo.

El sultán apenas pudo reunir 800 soldados, debido a que sus vasallos eran en su totalidad cristianos y no estaban dispuestos a combatir contra camaradas cristianos. Se reunieron unos 6500 soldados de las milicias anatólicas, que, a pesar de la expansión del Imperio en los Balcanes, no habían dejado de ser el lugar más valioso de este, siendo el tagmata y las milicias más grandes de los temas, provenientes de la Anatolia. En parte la campaña era para finalmente asegurar esta península. El ejército armenio fue totalmente aplastado en Trapezunte, y el sultán se sometió a Constantinopla.

En el año 805 algunos historiadores claman que se inicio una “Nova Pax Romana”, debido a la progresiva recuperación de la sociedad urbana en lugares como los Balcanes y Anatolia, una reactivación del comercio, una resurrección del uso del latín entre los círculos intelectuales, y más importante: una paz sin precedentes desde tiempos inmemoriales para los territorios no fronterizos del Imperio (sea se, la Anatolia, la mayoría de los Balcanes , y las islas parte del Imperio, desde las Baleares a Chipre), siendo la mayoría o totalidad (dependiendo de cómo definas “territorio fronterizo”) de los ejércitos enemigos, destruidos en las fronteras y con un creciente ejército regular, llegando el tagmata a unos 4500 soldados de élite para el ascenso de Constantino VI. Este supuesto período no habría sido posible sin el propio Constantino, diciendo Eustatio de Constantinopla de él: “Quo victo extruxit”, “Donde conquistó, construyó”. Y esto está corroborado por varias fuentes, donde se dice que el emperador casi siempre invertía cantidades enormes de oro en terrenos recientemente anexados o de importancia cerca de las conquistas o la fundación de colonias en lugares como los Balcanes o el Levante. Todas estas cosas impresionantes solo quedan consolidadas con que Constantino terminase (…), junto a que varios contemporáneos le dieron el apodo de el Grande, aunque el más usado sea el Benigno para no confundirlo con Constantino I.

Mi opinión sobre la “Nova Pax Romana” es que sucedió, y a la vez no. Sitios como los Balcanes sin lugar a dudas vieron un enorme renacimiento urbano y con (…) las fronteras se aseguraron y la mayoría de incursiones no pasaban de territorios en las riberas de los ríos, pero solo la mayoría. Por ejemplo, una incursión abasida durante (…) burló a los ejércitos romanos en Siria y llegó hasta Seleucia, la puerta de la Anatolia, siendo derrotados allá finalmente. En mi sincera opinión, para la época Seleucia no estaba en la frontera, de hecho desde días de Constantino V no lo estaba; y aunque apenas hubieron saqueos, un ejército llegando hasta casi el centro de la Anatolia definitivamente no es seguridad en la frontera. Quiero aclarar que no desmerito a Constantino VI, fue un monarca ejemplar, piadoso con todos, sabio, justo y no se molestó en usar su tesoro personal para mejorar la condición de vida de su pueblo. De cualquier manera, cerremos este comentario y prosigamos.


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Ciudad de Tesalónica en el siglo IX.
En Enero del 806, gracias a las Notitia (boletines mensuales donde se detallaban las acciones militares, reformas, gastos públicos, decesos de funcionarios o familiares imperiales, nacimientos imperiales), una innovación de Constantino VI gracias a la que conocemos buena parte de su reinado y el de sus sucesores sabemos que el emperador, tras financiar una expedición de exploración que recorrió el Mar Negro, los ríos de Rusia y el Mar Báltico convocó a guerreros varangianos de Escandinavia y el Norte de Rusia, formando la Guardia Varega, añadiendo una poderosa fuerza de choque al Imperio y un cuerpo de guardia extranjero que no se involucraría en las intrigas cortesanas. Edward G. Moore en su libro “El Segundo Apóstata” afirma que este fue el inicio del acercamiento de Constantino con el paganismo.

Irónicamente, la información del reinado de Constantino VI se pierde hasta el 809, donde el Notitia de Abril de ese año dice parcamente “El césar Constantino ha derrotado a los francos en Italia, consiguiendo los territorios que Su Majestad, el Emperador y Autócrata de los Romanos (…) había pedido al césar arrebatase a los francos”, posteriormente se menciona el nombramiento de 6 komes en Italia, 4 para ciudades en Liguria, uno en Ancona y otro en Urbino. Por lo tanto, si leemos la “Annales Caroli Magni”, en el que se relata cómo Carlomagno sometió al duque de Génova y conquistó sus territorios, a excepción de “unas despreciables e insignificantes ciudades tomadas por los traicioneros griegos”, podemos inferir que simultáneamente, Carlomagno y Constantino invadieron el ducado independiente de Génova, quedándose el primero con sus territorios del Norte de Italia y el segundo con Liguria y el deseado puente entre Roma y Rávena (Spoleto-Urbino). También es curioso que De Bello Italicum solo mencione “la principal batalla fue entre los francos de Carlos el Hereje y los justos ejércitos de Constantino el Benigno, en vez de con los lombardos del ducado de Génova”, sin detallar exhaustivamente como en el resto de conflictos descritos en este documento del siglo X.

Los siguientes dos años fueron calmos, y en la Navidad del año 810, nació el príncipe Nicéforo, quién fue rápidamente nombrado heredero al trono de Roma por su padre y el nacimiento de un heredero varón fue celebrado a lo largo y ancho del Imperio. El Notitia de Mayo del 811 dice que unos varegos saquearon un suburbio de Constantinopla, violando indiscriminadamente a lo que encontrasen en su camino. Los varegos culpables fueron colgados por su pecado.


Representación artistica del emperador Constantino VI y sus guardianes nórdicos (4).jpg

Representación artística moderna de Constantino VI y la Guardia Varega

Al año siguiente, se reunieron unos 11.500 hombres entre milicias anatólicas y el tagmata para invadir el califato. El tagmata junto a las milicias de la Anatolia Oriental (6.200 soldados) entró directamente en territorio abasida, con el propósito de capturar a Aintab. Las tropas de las milicias occidentales (5.300 soldados), fueron por la Siria romana para repeler a un ejército de emires que habían puesto sitio a Tortosa. La batalla se libró a principios de Agosto. Unos 2.500 soldados árabes murieron en batalla frente a unos 500 romanos.

A mediados del mes llegaron los refuerzos armenios, unos 1.000 hombres, en el mismo tiempo, Aintab cayó ante el ejército principal, desplazándose este a Alepo, los 4750 soldados del ejército occidental a Archa y los 1.000 armenios a Hama, formando un frente en el que todos los ejércitos podían apoyarse el uno al otro en caso de ser atacados. En Enero del 813, debido a la caída de Alepo, el ejército mayor se desplazó a Archa y el Occidental a Homs. El ejército mayor se desplazó a Maraclea (territorio romano) para rechazar otro ejército árabe, este de uno de 2800 hombres en el mes de Febrero. 2200 árabes murieron en la batalla frente a solo 60 romanos. Los remanentes del ejército islámico fueron aniquilados en Sarmín.

Las posiciones se cambiaron (Marzo) con el ejército oriental volviendo a Alepo, los armenios a Archa y el ejército occidental a Baalbek. Posteriormente (Abril), los armenios se movilizaron a Trípoli y el ejército mayor Archa. A inicios Julio, el ejército occidental tomó la fortaleza de Ba’albek tras un largo sitio, una de las más importantes en la región. A finales de Julio en Hamatah un ejército árabe 5500 soldados se enfrentó al ejército oriental, muriendo 3300 árabes y solo 400 romanos. A principios de Noviembre cayó el castillo de Halbah y a mediados del mes, unos 1150 soldados árabes cayeron en Calínico contra el ejército de la Anatolia oriental. 1000 en Mhardeh (Enero del 814) y 1350 árabes en Rakka (finales de Febrero) cayeron en combate. Ya en Abril, en Ar-Raml el ejército oriental derrotó a un ejército árabe de 2850 de hombres, siendo este completamente aniquilado y el romano solo perdiendo 50 hombres.

El mes siguiente (Mayo) en Damasco, el veterano ejército oriental aniquiló a 3960 de 5085 soldados árabes en Damasco, perdiendo 250 soldados. Ya en Junio, Beirut fue finalmente ocupado, que era el último enclave deseado por Constantinopla, por lo que abrieron negociaciones con “Bagdad”, exigiendo todos los territorios ocupados, a lo que el califa Harún al-Rashid (que había conseguido restaurar en gran medida el poder del califato, sometiendo la totalidad de Arabia exceptuando Omán y Yemen, así como recuperando bastantes territorios en Persia aunque tuvo que abandonar el Indo al reino Pratihara) se vio obligado a cedérselos al basileus, debido a la destrucción total de los ejércitos de los emires locales y al no querer retirar tropas mucho más preciadas de frentes como Persia para socorrer Siria.

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Batalla de Damasco, el mayor combate en el conflicto.
Tengo unos comentarios con esta guerra, pues aunque parezca una victoria resonante para Bizancio, no fue una pérdida catastrófica (en su momento) para el califato. Con el establecimiento del sultanato de Mesopotamia, Harún al-Rashid tuvo que construir su poder en Persia, y en esta guerra solo los ejércitos de los gobernadores locales cayeron. Además, las posesiones bizantinas conseguidas tan solo habían conseguido al imperio a llegar al interior de Siria y reforzar su posición, sin crear una gran complicación logística para los ejércitos árabes. Aunque si terminaría siendo catastrófica para el califato en cuestión de pocos años.

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Califa Harún al-Rashid
Y así termina este volumen, con una exitosa guerra para Roma.
 
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El segundo volumen del reinado de Constantino VI empezó con una campaña en el protectorado armenio, debido a una rebelión georgiana en el sultanato. Los georgianos fueron aplastados en Narikala, siendo todo su ejército aplastado por uno de los ejércitos que combatió en la campaña contra Arabia y restaurando la paz en Armenia. Para celebrar las dos victorias en el Oriente, Constantino decidió hacer un peregrinaje a la ciudad de Antioquía, el cuartel de los ejércitos romanos en el Levante. Nombró un regente (posiblemente su esposa) y partió vestido con una túnica, un bastón, sandalias y unos cuantos solidus de oro. La leyenda dice que hubo una inundación en un valle en el camino, por lo que el basileus construyó el mismo una gran balsa. Cuando estaba por cruzar, un grupo de granjeros llegó junto a sus animales, pidiendo que los subiese a su balsa. El emperador aceptó. Esta leyenda es una más que probable romantización (junto al humilde equipaje), pero no deja de ser valiosa como representación del excelente concepto que prácticamente todos los historiadores contemporáneos y posteriores lo alababan. La leyenda está documentada en el “Imperio de los Isauros”, la cual tiendo a no citar debido a su carácter más de anécdotas poco realistas, al punto de decir que 15.000 soldados romanos masacraron a 100.000 árabes o que Eudocio se dio un […].

Verdad o mentira, Constantino llegó a Antioquía. La ciudad más antigua de la cristiandad, donde la gente empezó a llamarse cristiana por primera vez. Constantino volvió de Antioquía, convertido en un auténtico fanático del cristianismo, aunque algunos dudan de esto por sus posteriores actividades científicas y religiosas. En Febrero de 815, volvió a Constantinopla del peregrinaje. El 815 transcurrió tranquilamente en el Imperio Romano, mientras que en el califato un gran alzamiento persa liderada por Babak Khorramdin amenazaba con expulsar al califato de su único núcleo territorial seguro.

El 28 de Septiembre del 816, la República de Venecia (un estado semi-independiente desde la caída de Rávena en el 751, aunque su recuperación no causó gran efecto en que Venecia volviese bajo dominio romano) ofreció un enorme tributo al Imperio a cambio de un pacto de no agresión durante 5 años. Según algunos miembros de los movimientos nacionalistas del Véneto, este tratado se firmó el año 818, y por lo tanto […], aunque esto seguramente es falso, pues hay multitud de fuentes, tanto griegas, italianas y francas que documentan el acuerdo en el 816. 19 días antes de este acuerdo, Carlomagno pasaba a los anales de la historia, falleciendo a sus 75 años. El 818 hubo una rebelión campesina en Corfú, pero fue rápidamente aplastada por las milicias balcánicas.

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Venecianos en la corte de Constantino VI

Profundizando en la muerte de Carlomagno: el Imperio Carolingio se “dividió” en 3. El cargo de emperador no fue para los hijos menores de Carlos, sino que fue para un primo elegido por el Colegio de Electores. Sus hijos se quedaron con el título de “Rex francorum”. El reino del hijo más adulto del legendario emperador abarcaba la mayoría de Francia (excepto por Tolosa, Auvernia, Gasconia, y los Pirineos), la Borgoña y toda Italia (excepto por el ducado de Salerno). El reino del hijo más joven era considerablemente más pequeño, estando en el centro del Imperio. El resto del territorio quedó como un vasallo de Aquisgrán, aunque teóricamente los dos reinos previos también lo fuesen.

En el 818, sin muchas razones aparentes, se decidió celebrar un torneo en Constantinopla desde Junio hasta Octubre. En este el comes de Nicea, el strategos de Cherson, el strategos de Chipre y el strategos de Macedonia fueron severamente heridos, pero la mayoría sobrevivieron. Gerasimo de Zante ganó el primer puesto, el comes Damián de Malta el segundo y Teófilo de Albenga el tercer puesto. Finalmente, Demetra Katakylas (una dama del Peloponeso) fue nombrada como la mujer más bella del Imperio. El mismo año, el basileus asistió a la coronación del rey Ogbae de Abisinia.

Pero toda la paz desde el 814 al 818 se terminó el 18 de Diciembre, pues el emperador decidió dar el último golpe al kanato de los búlgaros: Constantino VI declaró la guerra. Se reunieron tropas de las milicias balcánicas y el tagmata para la campaña, se calculan unos 14.000 o 13.000 soldados para la campaña. Dorostotum (la capital del kanato) fue rápidamente ocupada, mientras que el ejército principal se dirigió a rechazar un ejército de unos 3.000 búlgaros y aliados que se había reunido en Nikopolis, derrotándolos y persiguiéndolos hasta Vidin, territorio de Serbia. El 15 de Mayo, Karvuna fue tomada, reduciendo los territorios de Bulgaria al Sur del Danubio a tan solo Constantia. El ejército que había huido a Vidin fue totalmente aniquilado, mientras que el ejército romano-serbio-eslavonio perdió solo 99 soldados.

En la batalla de Dristra (al Norte del Danubio), 1000 fuerzas aliadas a los búlgaros murieron, y el kan Bälgiçi el Mutilador (posiblemente el kan de los Jázaros). A inicios de Julio, finalmente los búlgaros fueron expulsados del Danubio con la toma de Constantia. Se ponía fin a la presencia búlgara en los Balcanes, activa desde el primer sitio de Constantinopla (674-678). A principios del siguiente mes, en Turnu, 1.000 aliados de Bulgaria fueron derrotados por completo. Ya en Septiembre, en Targoviste 1500 jázaros fueron aniquilados. Constantino, al ver que los búlgaros se negaban a negociar una paz, por primera vez en siglos ordenó una campaña en la antigua Dacia, cruzando los Cárpatos. A pesar de que el invierno era muy cercano, la campaña aún se realizó, con resultados muy diferentes al héroe de Constantino VI: Mauricio. La campaña se extendió hasta mediados de Febrero del 820, con excelentes resultados: el ejército imperial venció en todas las batallas. El kan se vio obligado a ceder los territorios ocupados, ubicando su capital lejos en la ribera del río Volga.

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Batalla de Vidin

La recuperación de la provincia de Mesia fue celebrada con regocijo por todo el Imperio, el emperador decidió organizar los territorios ocupados respetando parcialmente la organización tribal antigua, Dorostotum, Karvuna y Constantia fueron organizadadas cada una como un bandon con un komes a su mando, y los tres bandon fueron agrupados en el tema de Paristrion. El emperador acompañó esta victoria con unas pequeñas innovaciones en lo militar, por sugerencia del protostator Teófilo. En el 821, surgió una amenaza exterior: el bastardo de Constantino V, Demetrio Chrysaphes empezó a reunir un ejército con la intención de tomar el trono imperial. La amenaza no paso a mayores, pues fue arrestado por el pagach de Damietta mientras intentaba reclutar soldados. Demetrio fue vendido a Constantino quién fue mantenido en arresto domiciliario por el resto de su vida.

El mismo año, el 3 de Noviembre el emperador declaró la guerra al emirato Marwanida, independiente desde hacia unas décadas, dominando la región de Galilea. El tagmata junto a la milicia del tema de Trípoli (ambos estacionados en la frontera) rápidamente se adentraron en el territorio del emir, derrotando a una pequeña leva reunida en Scandalon. La totalidad del territorium de Tiro fue ocupada entre Diciembre del 821 y Febrero del 822. Tras unas pocas batallas contra los emires vasallos de Bagdad, Acre y Tiberías fueron ocupadas y cedidas por el emirato, formándose el nuevo thema de Palaestinae (remarcable el que el nombre fuese en latín y no en griego) englobando los nuevos territorios. El Senado de Roma y Constantinopla le dio el título de “Bulgarorum Maximum” y “Palaestinae Maximum” al emperador, usándolos en sus monedas junto a la frase “Bendecido por Cristo” en el anverso.

El 7 de Septiembre del 822, se le declaró la guerra a Venecia y las tropas del tema de Rávena junto a las de los temas croatas y el tagmata rápidamente desembarcaron en el archipiélago veneciano, derrotando a las pocas tropas que se reunieron. En cuestión de un mes, el archipiélago fue ocupado y la nobleza se rindió. El emperador mantuvo una estructura de gobierno similar a la previa, pero reemplazando a la nobleza por una griega. El resto del volumen transcurrió en paz (excepto por una campaña en Serbia).

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