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May 31, 2013
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CKII- Retales de un mar embravecido
A la muerte de Carlomagno, la ineptitud y la avaricia de sus descendientes sumieron a Europa de nuevo en la decadencia. Mientras el Islam agotaba su época dorada, las tribus nórdicas despertaban de su centenario letargo, dispuestas a sacar provecho de la desunión de los gobernantes cristianos, que se ensañaban contra su propia sangre con tal de arañar unas leves migajas del prestigio de su ancestro.

Y es ahí donde comienza nuestra historia. Más al norte de lo que ningún emperador romano llegó nunca, incluso más al norte de lo que ningún imperio soñó si quiera con llegar, en una tierra llamada Sacasena -o Sajonia-, concretamente en el condado de Holstein.

Casi un siglo hacía ya, desde que los cristianos habían despojado a los sajones de su tierra sagrada, obligándolos a recluirse en Holstein, que poco después fue además subyugado por la avaricia nórdica. Una nueva horda germana parecía levantarse para hacer frente a los cristianos y definitivamente nadie quería a los sajones en ella. Sometidos entonces a un doble yugo, encerrados entre el fanatismo cristiano y las costumbres nórdicas, los sajones –los verdaderos sajones- decidieron hacer lo que mejor sabían: Luchar. Luchar para sobrevivir.


Índice
Capítulo I: Un destino para un pueblo (865-981)
I. Introducción (865-867) Venidos del norte.
II. Duque Hengest "La serpiente" de Holanda (867-884) La traición
III. Duque Bertram de Holanda (884-903) Primeras conquistas
IV. Duque Hartwig "El Bravo" de Holanda (903-912) El día más negro
V. Conde Tobe "El Pacificador" de Friesland (912-963) La rama de olivo

VI. Duque Rudigar "El Breve" de Jutlandia (963-965) El poder de Cristo
VII. Duque Tobe II "El Enamorado" de Holanda y Jutlandia (965-981) Florecimiento cultural

Capítulo II: Una nueva era
VIII. Duque Detnar "el Bienaventurado" de Holanda (981-1016) Al fin libres.
IX. Duque Norbert "" de Holanda (1016-?)

 
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I. Introducción(865-867)

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En el 865 d.c, el Señor de Holstein, puso a su hermano al frente de un amplio ejército que en el mes de Gor-mánuðr (octubre) de ese mismo año, partió hacia Frisia con el objetivo de establecerse en su costa.

Sin embargo su hermano, más dado al oficio de mayordomo que al de soldado, fue alcanzado tres días más tarde por una flecha durante la escaramuza de Friesland. No sin cierta razón, las malas lenguas difundieron el rumor de que la flecha venía de sus espaldas. Algo de cierto puede haber en ello, pues al día siguiente, al cabo de la escaramuza, la ciudad estaba rendida y el ejército tenía ya nuevo líder.

La gestión de Hemming pronto se mostró brillante, así fuera planeando los avances como organizando los asedios. A mediados del año siguiente, todo el territorio que comprende la actual Holanda estaba rendido a sus pies.

Para aquel Aran-mánód(mes de Agosto según el calendario Juliano) las tropas del duque de Holanda ya estaban completamente rendidas y su señor, el rey de Lotaringia, encontrábase en guerra con la Francia Media por el Delfinato.

Sin embargo, varios duques (entre ellos el Duque de Flandes) decidieron unir sus fuerzas para realizar un último ataque contra los invasores germanos. La batalla, conocida desde entonces como la “Batalla de Sticht” por la zona en la que tuvo lugar, se saldó con una costosa victoria para los invasores: Hemming resultó herido mortalmente en el torso, muriendo al día siguiente, 17 de Aran-mánód

Tras esto, el ejército quedó ampliamente dividido, entre los partidarios de su senescal (Hengest Adalberg) y los de su hijo, Hrockr . Ante esta situación, Hengest , se apresuró a firmar la paz con el rey de Lotaringia, antes de que las discrepancias entre los posibles herederos terminaran por arruinar la gesta.

Sin embargo, como el apoyo al primogénito era tan intenso, Hengest decidió conseguir el favor de la casa Akra entregando extensos terrenos al hermano del difunto comandante, a cambio de que sus seguidores le ayudasen a acabar con la intentona golpista de su sobrino.

La guerra fue más dura de lo esperado, pero finalmente el 19 de Frer-mánuðr (diciembre) del año 866, surgió en Holanda una nueva dinastía llamada a recuperar la gloria para los sajones: la dinastía Adalberg, llamada así en honor al padre de Hengest.

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Existen discrepancias acerca del escudo de la casa Adalberg. Si bien los expertos en heráldica están de acuerdo en que el negro y el amarillo simbolizan la noche y el día, hay dos teorías con respecto su origen:

-Significado Figurado. La representación de un nuevo amanecer para el pueblo sajón, subyugado entre eslavos, nórdicos y cristianos desde hacía 100 años y condenados al peregrinaje

-Sentido Histórico. Se cree que Hemming partió hacia su última batalla en el momento del amanecer, pudiendo ser la alternancia un homenaje a la última batalla del conquistador de Holanda.


Con gloria partió hacia el frente

Por allá donde nace el sol

Con gloria partió al frente

Montando su caballo

Y nunca más volvió

Fragmento de la gesta de Boohrkik.
 
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II. Duque Hengest "La serpiente" de Holanda(867-884)

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Hengest en 867, tras ser proclamado Duque.

El gobierno de Hengest no fue precisamente la muestra de grandeza que todo contemporáneo quisiese tomar para sí. Comenzó oficialmente con la proclamación de la Gran Mancha, en la que los vasallos juraron lealtad al duque, si bien la mayoría de los gobernantes cristianos prefirieron abstenerse de acudir a una celebración pagana, jurandole lealtad en una declaración conjunta que hicieron llegar a la corte por medio de un mensajero.
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La ceremonia transcurrió según lo esperado, pese a las múltiples
ausencias de los vasallos seguidores de cristo
La Mancha también sirvió para que Hengest contrajera matrimonio con una joven y brillante gydja venida de Pomerania llamada Svetlana, quien dos años más tarde daría a luz al futuro heredero del Duque: Bertram Adalberg.

El tercer día de celebraciones, se presentó en la corte del duque un visitante inesperado: Un mensajero del Rey de Lotaringia. Como era de esperar, no venía a presentar disculpas al Duque por la ausencia de su señor en la celebración de la Mancha, pero la noticia que venía a darle no causó menor revuelo en la sala.

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"Al Gran Duque Hengest"
Consciente de que aquello suponía la confirmación de la gran debilidad del reino, y del revuelo que aquella decisión había debido levantar también en la corte real, el Duque decidió aceptar, pensando que quizá así podría asentar su poder dentro del Reino.

Tres meses después sin embargo, apareció en la corte el Duque de Colonia, quien trató de convencer a Hengest de que se uniese a su complot para derrocar a la dinastía Karling, intentando aprovecharse del conocimiento que este tenía sobre la cantidad y la disposición de las tropas reales. Hengest lo despachó con escasa cordialidad, desoyendo las palabras del Duque cuando dijo mira como luchan entre hermanos sin el menor de los escrúpulos. ¿De verdad crees que sois aliados? ¿qué crees que hará con un sucio pagano como tú?

Se sucedieron las estaciones, y Svetlana resultó encinta de nuevo. Durante aquellos meses la pareja se enamoró perdidamente, y las seis últimas semanas de estado, Hengest no se separó de ella. Sin embargo un día, cuando debía estar ya a punto de dar a luz, un contingente de soldados reales acudió a la corte y de malas formas se llevaron consigo a Hengest sin dar explicaciones. El rey había mandado apresarle por conspirar contra su gobierno.
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Para cuando Imma vino al mundo, su padre se encontraba ya en Luxemburgo​


El Duque intentó por activa y por pasiva convencer a sus captores de su error, incluso llegó a ofrecer un generoso pago por su liberación, pero pronto quedó de manifiesto que las intenciones del Rey iban más allá. Sin poder hacer nada por evitarlo, el Duque fue llevado a una celda aislada, donde estuvo preso los siguientes 14 años.

Durante su ausencia el gobierno quedó en manos de Hrodulfr, sobrino de Hemming y cabeza de la dinastía Akra, así como conde de Ostfriesland y mayordomo del Duque, que impidió por todos los medios cualquier iniciativa de diálogo con los captores de su señor. Sin embargo, su gran gestión contentó pronto a campesinos y a nobles, a germanos y a cristianos, y mandó construir campos de entrenamiento por todo el ducado, así como modernizar los puertos para agilizar el comercio. De hecho tanto fue así, que el propio Hengest escribió en una ocasión, en base a las escasas cartas que su mujer le hacía llegar desde Holanda:

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Fragmento sacado del diario de Hengest
Mientras tanto, la educación de sus hijos quedó reservada a su mujer, Svetlana, que poco después de la detención de Hengest se convirtió al cristianismo, quizá temiendo que la tomasen presa a ella también.


Finalmente, el 14 de Ein Manuor (Marzo) del año 884, Hengest murió en su cautiverio, sin haber llegado nunca a conocer a su hija.

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¡Larga vida al Duque Bertram!​
 
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III. Duque Bertram de Holanda (884-903)

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Bertram en el 885, poco después de cumplir 16 años.
Poco después de perder a su padre, Bertram debió hacer frente a una nueva pérdida. Su madre, a quien si bien Bertram no se había sentido nunca muy unido le había librado durante la ausencia de su padre de las maquinaciones del regente, se sumergió tras enterarse de la muerte de su marido en una depresión profunda.

Un par de meses después, aún con quince años, la vida de Bertram y de su hermana Imma pasaba a estar directamente en manos de su regente, quien encargó la enseñanza de los niños a una bella joven venida de las tierras donde desde ahora gobernaba el Rrey de Danmark..

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Hrodulfr encargó la educación del heredero a una muchacha nórdica
Pese a la diferencia de edad de casi 9 años, pronto Bertram quedó prendido de la mujer, quien parecía corresponderle. Tanto era así que a veces, las clases se tornaban en sesiones de miradas indiscretas y alguna que otra risa, lo que por otra parte frustraba a Imma que veía como Bertram recibía desde la muerte de sus padres todo tipo de cuidados, mientras que ella era relegada a simple dama de compañía.

El día que Bertram cumplió 16 años se declaró a Gerdr, con quien se casaría dos meses después durante la Gran Mancha, tal y como había hecho su padre. Esta vez, a excepción del conde de Holanda y los obispos de Haarlem y Dokkum, todos acudieron al evento.

Los valores cristianos de su madre habían servido para alejar a los niños del fanatismo, sin embargo, ninguno había llegado a mostrar signos de flaqueza en su firme convicción religiosa, lo que llevó a Bertram a ganarse el respeto de cristianos y nórdicos que, quizá por prematuro, su padre no había podido alcanzar.

Así pues, una de sus primeras acciones como Duque y soberano de Holanda, fue concertar el matrimonio de su hermana con el conde de Holstein, que finalmente había cedido por completo ante la expansión nórdica, y además de haber perdido su cultura ahora era gobernado por el hermano del duque de Jutlandia.

Acto seguido le declaró la guerra al Conde-duque de Gerle, para poder así conectar por tierra todos sus dominios.


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Toma de Deventer, que puso fin a la guerra

La guerra, que se resolvió en apenas tres meses, dio paso a una nueva horda de conflictos entre vasallos y soberano, que se saldó con el intento de asesinato del Duque por parte del alcalde de Horn. Fruto de aquel incidente, Bertram descubrió una conspiración para acabar con su vida en la que su propia hermana estaba involucrada.

Naturalmente, su hermana fue recluida en la corte, y el matrimonio con el conde de Holstein fue anulado. En su lugar, el duque concertó a modo de venganza nupcias con el conde de Litomerice, situado a miles de kilómetros, donde no debiese preocuparse más por los celos y rencores de su pariente.

Sin embargo el caso del alcalde, que tenía por nombre Skuli, fue algo más complicado. Bertram mandó enseguida a sus hombres a detenerlo, solo para enterarse de que se había escapado. Regresó al poco tiempo, comandando un pequeño ejército que puso en jaque el séquito del Duque. Finalmente, Bertram reclamó las tropas de sus vasallos y dio caza primero al ejército sublevado y posteriormente tomó la villa, lo que forzó a Skuli a entregarse y aceptar ser encarcelado y muy probablemente, torturado.

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Con el traidor despojado ya de todo contacto con el exterior, surgió un tema más urgente que reclamaba toda la atención del Duque: El rey de Suecia reclamaba todos los territorios Lotaringios en lo que él llamaba "Frisia" que consistía básicamente en el ducado de Holanda en su totalidad.

Paradójicamente, y sin muchas más opciones, vióse el Duque ante la necesidad de armar un ejército para defenderse (y en cierto modo, defender a los cristianos, incluyendo al asesino de su padre) de sus propios hermanos de fe. Naturalmente, esto causó la incomodidad y mismo la ira de los, cada vez más numerosos, gobernantes germanos de cultura nórdica presentes en el Ducado que acusaban a Bertram de ser simplemente una marioneta de los gobernantes cristianos.

Este rechazo se vio además intensificado cuando el Ducado se encontró combatiendo a los Suecos completamente solos, mientras sus señores Lotaringios se consumían reclamando para sí la corona de Aquitania.

Inevitablemente, las tropas del ducado fueron masacradas, ante unos invasores que les triplicaban en número. Sin embargo, cuando la guerra parecía ya decidida, los líderes de la casa Karling comenzaron -al fin- a actuar acorde con su prestigio y en un igualado pulso comenzaron a ganar terreno a los suecos.

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Tras tres años de guerra, las tornas se
igualaron de nuevo

Finalmente el rey de Lotaringia, con la ayuda del Reino de Italia, consiguió derrotar al ejército sueco -considerablemente debilitado por los holandeses, eso si- y repudiar la invasión.

Sin embargo, el hecho de haber sido "salvados" de los nórdicos por los cristianos, causó un descontento generalizado en el ducado de Holanda. Por una parte, un cada vez mayor número de sajones exiliados -a veces, por la fuerza- de Holstein acudían a la corte del Duque buscando un lugar donde los sajones aún fueran considerados "propios", y en su lugar encontraban un Duque débil que agachaba la cabeza ante los gobernantes cristianos con tal de poder mantener su religión y algunas de sus costumbres, tal y como había pasado con los nórdicos en Jutlandia.

Además, la nobleza tradicional holandesa continuaba rechazando, cada vez con más vehemencia, la presencia de los germanos en "su" territorio, y los nórdicos cada vez eran más reticentes a aceptar el tutelaje del Rey de Lotaringia.

Consciente de la complejidad de la situación, reflejada en un consejo cada vez más dividido (un canciller cristiano tradicional, un senescal nórdico, un mayordomo sajón que había adoptado las costumbres alemanas, un maestro de espías germano educado como holandés y un pomerano católico como capellán), el Duque decidió convocar una Gran Mancha.


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Esta vez, la convocatoria fue, pese a lo revoltoso de la situación, un rotundo éxito. Ni un solo invitado declinó la invitación sin presentar antes sus más sinceras disculpas. En el transcurso de la ceremonia, donde se comió y bebió en cantidades abundantes y donde los oficios religiosos, dada la gran presencia cristiana, tuvieron un carácter más secundario que de costumbre, el Rey anuncio la invasión de East Aglia, que se encontraba en aquel momento sumergida en una guerra civil.

Para terminar la ceremonia, el Duque mandó ofrecer a los Dioses el sacrificio del traidor Skuli, convertido al cristianismo en su cautiverio, cuya muerte presenció con más gusto de lo que es decoroso admitir.

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Acabada la Gran Mancha, el Duque se apresuró a reunir un ejército compuesto por 25 navíos de guerra y más de 2600 hombres, que partieron con la máxima brevedad hacia el puerto de York, desde donde comenzaron la invasión con el Duque a la cabeza.

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Ambos territorios fueron conquistados y cedidos a guerreros sajones.

Finalmente la muerte alcanzó prematuramente al Duque, producto de una enfermedad contraída probablemente en la campaña Britana, cuando este preparaba una invasión de la costa oeste de la península escandinava. El 14 de Gour-Manour (Octubre) a la edad de 34 años, Bertram se reunió con las Valkirias, dejando el gobierno en manos de su hijo mayor, Hartwig, bajo la regencia de Hrodulfr, que ya lo fuera antes de él mismo y de su padre.


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Tiene buena pinta. A ver cuando consigues una corona para los sajones :D

A ver, a ver. De momento Hartwig ha resultado ser un buen Duque, y tiene a los pomeranos a tiro. El problema es que no sé que tal se sentiría ayudando a los cristianos a conquistar tierra sagrada, siendo además Fanático :D
 
IV. Duque Hartwig "El bravo" de Holanda (903-912)
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El Duque era conocido por su fanatismo, orgullo y gallardía

A juicio del regente -el ya de sobras conocido Hrodulfr- y como él, al de muchos otros nobles, el status de los germanos en Lotaringia no superaba al de meros refugiados, pese a todos los títulos nobiliarios y condecoraciones que les fueran entregados. Esto acabó derivando en un rechazo generalizado hacia los cristianos, que llevó al regente a concertar el matrimonio de la hermana mayor del duque con el rey de Dennamark, y a inculcar al propio duque, como su tutor que era también, su fanatismo religioso y su desmesurado orgullo.

En el marco del reino, la alta borgoña se había autoproclamado independiente, y sendas facciones, la una con el fin de reducir la autoridad real, y la otra con el fin de expulsar a los Karling de Borgoña e Italia, reino que había sido heredado tiempo atrás, tenían al rey y a sus aliados carnales en jaque.

Ante esta pérdida de varios de los pilares fundamentales del consejo, y procurando prevenir al mismo tiempo su rebelión, el rey ofreció al Duque el puesto de senescal, a lo cual este se negó rotundamente.

Poco después, y tras reunirse el Duque con sus consejeros y vasallos, el ducado de Holanda alzábase también contra su señor, respaldado por el Duque de Friuli y con el apoyo testimonial del Rey de Dennamark, sumido por aquel entonces en devastadores conflictos contra sus vecinos suecos y pomeranos.


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En rojo: Territorios en guerra contra el Reino de Lotaringia.

Pero las malas noticias para el Rey, que estaba también en guerra con sus vecinos franceses y alemanes, estaban aún lejos de terminar. Apenas un mes después de iniciarse el conflicto, una nueva facción quebró el reino colocando en el trono de Italia un francés miembro de la casa de Merohinhi de nombre Humbert.

La guerra parecía marchar entonces por buen camino para los sajones, hasta que el ejército rebelde, comandado por el Conde de Zelanda junto con el capitán de la Compañía Búlgara, fue presa de un ataque sorpresa por parte del ejército francés, considerablemente superior. Creyéndolo una confusión, Hartwig se esforzó por hacer ver a las tropas francesas que no tenían intencion de atacarles, más todo fue inútil.

El 11 de agosto se libraba así en Huy –a las afueras de Lieja- una batalla que, según se sabría después, había sido condición sine qua non para la paz blanca Franco-Lotaringia, necesaria en Paris tras la muerte del rey en combate y la subida al trono de su hijo de 6 años.


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El valiente liderazgo del Conde de Zelanda libró a los sajones
de una derrota segura
Las tropas del Duque consiguieron rechazar a los agresores en un heroico combate, que dejó sin embargo mermadas sus fuerzas y vacías sus arcas, de tal forma que la Compañía Búlgara abandonó la guerra al día siguiente de la victoria.

Poco después lo hicieron también alemanes y rebeldes, con resultados bien distintos: el uno obtuvo de Lotaringia la región alpina, mientras que los rebeldes firmaron la paz a cambio del compromiso del rey de no tomar represalias contra los insurgentes.

Y no era de extrañar que el rey alcanzase tales pactos: Su ejército se encontraba reducido a cenizas, y aún con el apoyo del nuevo rey de Italia –tras renunciar el Rey Lotario a todas sus pretensiones sobre la corona italiana- no llegaba a alcanzar si quiera la fuerza de los insurgentes independentistas.

Hartwig, consciente como era de que, pese a la debilidad relativa de su señor, este no tardaría en armar un potente ejército a base de mercenarios, decidió realizar un rápido ataque que terminase de desmantelar el ejército enemigo y les forzase a firmar la paz.

Así persiguieron sin descanso a las tropas reales desde Luxemburgo hasta Castelluchio (Pavia) a través de los Alpes, donde ambos ejércitos se enzarzaron en un combate largo, conscientes como eran de lo decisivo del mismo.

Tras horas de combate, y cuando el ejército real parecía ya en retirada, una terrible noticia puso fin a la guerra: el Duque había sido capturado por las tropas leales al Rey.



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Hartwig se encontraba en la retaguardia cuando dos de sus hombres le traicionaron
y le obligaron a entregarse (//Si, no era ni comandante:()



El Duque fue llevado a Luxemburgo y obligado a firmar un costoso tratado de paz:

  1. El ducado de Holanda sería entregado a Waldager de la casa Folewalding (cuya familia había ostentado el condado de Holanda desde hacía 5 generaciones)
  2. Se daría a Esiko (conde de Nortfolk) rango de duque y potestad sobre las tierras de Suffolk a cambio de su conversión al cristianismo.
  3. Las tierras de Frieland, Gelre y Osteriesland pasarían a rendir cuentas a un nuevo señor: El conde de Sundgau, un cristiano acérrimo que vivía a más de mil kilómetros de sus nuevas tierras.
  4. Wigerich (duque de friuli) sería despojado de todas sus posesiones y desterrado junto con toda su familia.
  5. Hartwig debería pagar 100 monedas de oro a cambio de su liberación.


Poco después, recluido en su castillo de Westfriesland y presa de una depresión, recibió dos noticias que acabarían por volverle loco: La primera la muerte de su amigo y fiel tutor desde la niñez, Hrodulfr, que era además todo un símbolo de la comunidad, y la segunda y más impactante, el secuestro de su hermana mayor, esposa del rey de Dennamark, y su obligado concubinato a manos del conde de Liubice.

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¡Pagarán por ello!

El conde, completamente incapaz de gobernar, acabó cediendo sus poderes al alcalde de Horn, un fiel vasallo y un germánico convencido, quien para su desgracia rechazó de plano la autoridad del nuevo Duque mentiéndole de nuevo en una costosa y complicada guerra.

La guerra fracasó de nuevo, esta vez por el apoyo del Duque de Gelre a su homólogo holandés, por lo que Hartwig fue apresado y obligado a renunciar a sus posesiones.


"Y así es como acaba la historia del hombre que a punto estuvo de conseguir las aspiraciones de su familia: completamente loco y arruinado, en un carro cargado de baratijas inútiles y rumbo a ninguna parte."

La historia de Hartwig el Bravo, Herald Stoken(1994)​
 
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Vaya, sí que tienen una vida interesante los paganos. Me están entrando ganas de darles un tiento.

Jugar con paganos en tierra cristiana (867) es de lo más interesante que tiene el CK2 hasta más o menos siglo o siglo y medio después. Luego se definen los reinos, se convierten los paganos, y el rey te deja con una mano delante y otra detrás
 
V. Conde Tobe "El Pacificador" de Friesland (912-963)

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El conde destacaba, al contrario que su hermano, por su
generosidad y su don de gentes.
Pocos apelativos han sido tan profundamente discutidos como el que dieron en Holanda a Tobe "El Pacificador", que comenzó su gobierno en el condado de Friesland tras la muerte de su padre -el Duque Bertram-, primero como vasallo de su hermano mayor, y tras la ruína de este, del Duque de Gelre.

Si bien destacó siempre por su don de gentes, y fue su gobierno desde el principio tiempo de tolerancia allá donde reinara, sus ejércitos apenas tuvieron descanso durante sus primeros 20 años de dominio.

Nació el Conde en el año 903, poco antes de la muerte inesperada de su padre, heredando de este -dada la sucesión sajona- el condado de Friesland antes de cumplir el año de edad, quedando establecida la regencia de su mayordomo por los siguientes 9 años . Durante aquel tiempo, la actividad del condado se limitó a respaldar la política de su hermano y soberano Hartwig.

Pero en el año 912, habiendo sido despojado Hartwig de todas sus posesiones, su mayordomo decidió renunciar al puesto de regente, siendo este sucedido por Theoderic, medio-hermano menor de Tobe.

Tampoco fue su regencia algo demasiado digno de recordar, si no que se limitó a hacer valer su cargo de regente, y regentar el condado como máxima expresión de la ley. Sin embargo su única -y desafortunada- decisión, la de dar asilo a la familia de Hartwing y conceder a este, parcialmente recuperado de su brote de locura, el puesto de mayordomo, fue tremendamente discutida, pues este parecía haber perdido todo el buen hacer que antaño le caracterizaba. Finalmente terminó suicidándose dejándose morder por una serpiente. -Según algunos, en señal de arrepentimiento por haber traído la desgracia a la familia-

Pero este clima de paz y falta de liderazgo iba a tener su fin en el año 918 tras la mayoría de edad del Conde, que si bien encontrábase lejos de ser un guerrero nato, era consciente de la necesidad de expandirse para garantizar la supervivencia de la estirpe.

Así declaró ese mismo año la guerra al conde de Holstein por los territorios de Holstein y Lubeck, para poco después atacar también junto a su hermano al antiguo aliado nórdico -el Rey de Dennamark- por el condado de Sjenland.

El reino de Dennamark, brutalmente debilitado y menguado por sus vecinos fineses de Suecia, no fue rival para las tropas del Conde. Sin embargo, tras la batalla este recibió una terrible noticia: Su hermano, el conde de Gelre, había perecido en la guerra, dejándole a él en herencia todas sus posesiones.

Poco después viviría una pérdida para él mucho más profunda, la de su amigo y compañero de armas en aquella guerra, un sajón convertido al cristianismo de nombre Ijsbrand.

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Ijsbrand recibió sepultura del capellán de Lotaringia,
destinado en Friesland con el fin de convertir a los infieles.
Su muerte afligió profundamente al Conde, quien se inmiscuyó por completo en aquellos ritos cristianos, tan extraños al principio para él, y comenzó a interesarse por la biblia, que prometía un dios sabio y bueno.

Finalmente acabaría convertido al cristianismo poco antes del nacimiento de su tercer hijo, a quien puso de nombre Bertold, que fue bautizado por el Capellán de Lotaringia. En principio, su conversión causó malestar entre los paganos, a quienes supo controlar en todo momento dada su facilidad de palabra.

Acabado aquel interludio, volvió el conde -ahora siéndolo también de Gelre, Sleving, Holstein y Lubeck- a las andadas declarándole la guerra a Osfriesland, cuyo seno era aún gobernado por la casa Akra.

Tras la conquista, y aprovechando la debilidad de su señor -en guerra también con una coalición que pretendía despojarle de sus dominios al sur del reino- el Conde le declaró la guerra con el fin de independizarse del ducado, cosa que conseguiría al año siguiente pese a la oposición del Duque de Holanda.
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La guerra trajo además una consecuencia inesperada: La muerte en batalla del anciano duque de Holanda, cediendo así el ducado a su hijo menor, de 10 años.

Tobe decidió reclamar aquel título que había sido sustraído -según él, ilegítimamente- a su hermano Hertwig. Esto no parece hoy en día del todo correcto, pues la revocación siguió los términos establecidos en el Reino de Lotaringia para ello -acusación real y formal de traición y ausencia de arrepentimiento, además de reconocimiento de la fe cristiana-, pero poco importó cuando 6 meses después los debilitados ejércitos holandeses eran vencidos y el ducado recuperado. En esta guerra, el nuevo Duque adquirió la fama de ser un líder, aunque no muy hábil con la espada, increíblemente inspirador para sus hombres.

Poco después se expandió el duque también al condado de Cléveris, lo que ponía en su poder toda la orilla noreste del Rin dentro del reino de Lotaringia.

Tras esto (hablamos del año 944) llegaron los primeros años de paz , tras 26 años de constantes guerras. Pero aquella situación de paz en el ducado no era compartida en el resto de Europa:

Los árabes, hasta entonces contenidos en la península ibérica, habían logrado cruzar los pirineos y establecerse en el Reino de Aquitania, forzando al Papa a convocar a todos los cristianos a lo que él llamó "Cruzada", con el objetivo de devolver el reino a sus legítimos dueños, que se refugiaron más al norte, como duques de Flandes

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"Por la presente llamo a todos los gobernantes cristianos a hacer la guerra contra la herejía y la barbarie, tal es la voluntad de Dios"
Bula de la Santa Cruzada, convocada por Victor II

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Expansión del Sultanato Umayad en el momento de decretarse la Cruzada.
Mientras tanto en el ducado, la edad iba corrompiendo la salud del Duque, y a sus 46 años su cuerpo ya no era tan fuerte y ágil como antaño. Esto forzó a abrir en el seno del ducado el debate sobre la sucesión:


Por un lado, los nobles de Jutlandia y Holstein, todavía mayoritariamente germánicos, apoyaban vehementemente a su hijo mayor -Rudingar-, en aquel momento conde de Lubeck, pues lo consideraban una persona justa, generosa, honrada y humilde, además de ser un buen orador y un convencido germánico.

Por el otro estaban los condados de Holanda, tradicionalmente católicos, que apoyaban a su hijo Tobe, un sajón curtido en mil batallas igualmente justo y humilde, que había decidido convertirse al cristianismo unos años atrás.

Dado el poder que el Duque había acumulado, el debate obtuvo pronto la atención de todo el reino.
Tanto fue así, que el rey decidió convocar a Tobe a Luxemburgo, para intentar convencerle de que incitase a Rudingar a seguir los pasos de su hermano y adoptar la fe cristiana, a lo que se negó rotundamente.

A su vuelta decidió implantar en el Ducado la sucesión "Galvekind", una modernización de la Ley de sus ancestros más clara que acabase con las guerras entre hermanos que ya comenzaba a ser implantada en los reinos nórdicos.

Decidió por tanto dividir su herencia de la siguiente manera:

  • Rudingar recibiría el Ducado de Jutlandia, incluyendo los condados de Holstein, Lubeck, Sjeland y Jyland, que fue tomada poco después.
  • Tobe heredaría el Ducado de Holanda, y el dominio de todas las tierras originalmente conquistadas por su abuelo Hengest. El hijo menor, de nombre
  • Bertram -su hijo menor- sería nombrado señor de los condados de Cléveris y Breda, por lo que tendría el control de ambas orillas de un extenso tramo del Rin.
Apenas tuvieron los nobles tiempo para criticar su decisión, pues el 23 de Enero del 963, Tobe emprendería su último viaje para encontrarse con aquel Dios bueno y tolerante sobre el que tanto había leído:


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He perdido las capturas y mi save más cercano es de 30 años después, así que estoy teniendo ciertos problemas para hacer esa última parte. Quizá simplemente escriba tal cual lo que pasó, que aunque no tiene mucha relevancia en el desarrollo, era muy interesante de contar. (Un antipapa, la llegada de una ola de judíos...)
 
Contenido Histórico:

Jean Carré said:
"Fueron aquellos años de gran prosperidad para el ducado. Dada la tolerancia del duque Tobe, muchos pueblos errantes (como judíos y pomeranos) arribaron en Holanda como comerciantes o guerreros. Especialmente significativa fue la oleada de judíos entre el 957 y el 961, cuyos miembros llegaron a ocupar importantes puestos en la administración del ducado e incluso en el consejo.

La convivencia de gran multitud de culturas (nórdicos, pomeranos, alemanes, holandeses, sajones, franceses y judíos) , cada una con su rica tradición oral y religiosa, provocó un gran florecimiento cultural en Holanda. En el campo de la poesía esto se tradujo en la aparición de un nuevo tipo de poesía: la poesía cancioneril, que se basaba en la repetición de sencillas y repetitivas estrofas.

Su mayor exponente fue Martin Kodax, con 25 obras conocidas

Un'a dama sin marido
Junto al mar embravecido
¡Venga a mi,señor!

Un'a dama bien casada
Junto a la mar calmada
¡Venga a mi, señor!

Y una niña sin padre
ni nadie que la guarde
¡Venga a mi, señor!

Y una joven sin madre
¡Que no lo quiera nadie!
venga a mi señor!



"Historia de la poesía cancioneril" Jean Carré, 1978
Herald Stoken said:
La I cruzada fue el quinto enfrentamiento más sangriento de toda la Edad Media. Cientos de miles de hombres murieron en una guerra de fe que duró más de 20 años, y que dejó desoladas multitud del villas en el centro y sur de Aquitania. Gran parte de estos muertos se produjeron (para en Papado) por culpa de la decisión del rey de Lotaringia de no intervenir en la guerra, pues se consideraba el legítimo propietario de las tierras de Aquitania, y exigía que lo conquistado fuese para quien más hombres aportase a la guerra, negándose en todo momento a poner en riesgo la vida de sus hombres para fortalecer el poder de su antiguo enemigo.

Esta decisión sirvió para fortalecer la imagen del rey frente a sus vasallos, sin embargo, no gustó en el resto de Europa, donde lo calificaron de traición. Varias obras como el grabado "Lotario postrado ante Dios" - (Machino Bentucci, 965) situado en la iglesia de Santa María en Roma, donde se ve a Lotario arrodillarse de espaldas al altar, revelan la imagen herética que el rey Lotario se ganó en el Papado. Por ello, en el 963 fue excomulgado por el santo padre, ante lo cual decidió nombrar antipapa a su vasallo, bajo el nombre de León V
"El nacimiento de Europa" Herald Stoken, 1997​




 
VI.Duque Rudigar "El Breve" de Jutlandia (963-965)

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Su hermano Tobe II nunca le reconoció como legítimo Duque de Jutlandia
Tras el llamado "Cisma de Luxemburgo", que dividió la cristiandad entre los partidarios de León V -Papa al servicio del reino de Lotaringia- y de Víctor II -Papa en Roma-, se llevaron a cabo numerosas reformas para afianzar la unidad religiosa en el reino. Entre ellas destacó la firma, con el respaldo papal, del "Edicto de Lieja" , por el cual se obligó a la todos los nobles del reino a adoptar la cristiandad o ser despojados de sus títulos.

En especial esta decisión tuvo, como es natural, una enorme repercusión en las tierras del norte, donde aún había una mayoría germánica. Aunque Rudingar distaba bastante de ser un germánico acérrimo, el verse como protector de los germánicos en el reino le llevó a rechazar en todo momento una posible conversión.

Esto no gustó al rey, quien concedió a su hermano Tobe el derecho a reclamar las tierras del Ducado, cosa que hizo sin demasiada dificultad dada la disparidad de las fuerzas.

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La guerra supuso la materialización de lo que ya se sabía: La reforma de la ley de sucesión galvekind no había bastado para evitar los conflictos entre sucesores.

Pero las malas noticias para los germánicos, que comenzaban ya a emigrar a tierras suecas, siguieron poco después con la llegada de un mensajero a la corte del ahora Conde de Holstein y Lubeck, reclamando en virtud del Edicto el condado de Lubek para su señor, a lo cual el Conde no pudo negarse.

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Aún encima, con recochineo.....
Ya completamente derrotado, el Conde accedió a convertirse la fe cristiana para preservar su irrisorio dominio, limitado ahora al de Conde de Holstein, una villa arrasada por la guerra y las enfermedades. Pero de nada le valieron sus banos ruegos, pues en el 965 fue acusado por el capellán real de falsa conversión, siendo mandado encarcelar por el rey Lotario.

Afortunadamente el Conde consiguió escapar y reunir un pequeño ejército que se lanzó a una desigual batalla, en la que pretendió morir por preservar el escaso honor que le quedaba.

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Como era de esperar, aquella escaramuza solo sirvió, quizá, para que algunos germánicos se ganaran el valhalla. Doscientos treinta hombres murieron, de los cuales solo 20 se podían contar de entre los más de 12000 hombres reunidos por los lotaringios. Para mayor desesperación, el Conde, lejos de morir en combate, calló de su caballo y fue apresado por las tropas del Reino de Lotaringia, suicidándose meses después en su cautiverio de Luxemburgo

Y así de triste acababa la historia de quien pudo ser el último germánico al sur de Dannamark.
 
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