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¿Que diferencias hay entre las divisiones de 1895 y los granaderos de 1890? Las caracterícticas parecen iguales :confused:

Otra cosa: has puesto el (1) pero al pie de página te has olvidado la explicación :D

Pues que cuando los granderos de 1890 sean modernizados, tendrán más potencia que la infantería de 1895 y se verá que porqué son la élite.

Corregido lo del (1).
 
Kurt y AAR son sinónimo de diversión. A ver qué tal se te da. Me apunto a las andanzas romanas.
 
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Capítulo X
Las Gladius de Agosto

El 28 de junio de 1914, el archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austrohúngaro, fue asesinado durante una visita de estado a Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia-Herzegovina. Quiso el destino que el autor de los disparos fuera Gavrilo Princip, un serbobosnio miembro de la organización terrorista Mano Negra, que buscaba la independencia bosnia de la Monarquía Dual.

El 23 de julio Viena envió a Belgrado un ultimatum con demandas imposibles de aceptar. Cinco días después, con el apoyo de Berlín, el Imperio Austríaco atacó Serbia. Parecía el comienzo de la tercera guerra balcánica como el epílogo de los capítulos inconclusos de 1912 y 1913.

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Sin embargo, mientras las primeras granadas austríacas caían sobre Belgrado el 30 de julio, Rusia, el aliado de Serbia, comenzó a mobilizar a sus ejércitos y comenzó un frenético intercambio de mensajes entre el káiser y el zar, que no lograron postponer lo inevitable. Con las tropas rusas en movimiento, Alemania comenzó a mobilizar a sus ejércitos.

El 1 de agosto, mientras Alemania declaraba una "guerra defensiva" contra Rusia, el aliado de ésta, Francia, por su pacto de asistencia mútua, comenzaban inmediatamente las hostilidades contra Alemania. El 2 de agosto, patrullas alemanes penetraron en Francia, al día siguiente lo hicieron los cosacos en Prusia. Todos los países implicados afirmaban estar defendiéndose y verse obligados a luchar por culpa de terceros.

Mientras tanto, la cuestión era: ¿Intenvendría Gran Bretaña en la guerra? ¿Y Roma? La primera duda se desvaneció el 4 de agosto. Cuando Bélgica rechazó la exigencia de libre paso alemana y los alemanes penetraron igualmente en el país, Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania. Con sus propios intereses imperiales en juego, una Alemania victoriosa era un peligro que Gran Bretaña no podía permitirse.

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Pero... ¿y Roma?

 
Juer, qué interesante ¿Hará Roma un ejercicio de chaqueterismo como hizo Italia?

Por otro lado, la parte novelada del AAR también tiene mucho nivel.

Esperando el siguiente capítulo...
 
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Capítulo XI
Muchas novedades en el frente

Mientras el mundo se deslizaba por el abismo de la guerra, Roma permanecía, aparentemente, muda. En su Senado, sin embargo, los gritos de los doctos senadores se escuchaban desde fuera del honorable edifício, mientras la gente se avergonzaba de tener unos representantes como aquellos. Los había que apuntaban al hecho de que no se le había perdido nada a Roma en aquella guerra y los había que replicaban que era la oportunidad perfecta para conquistar la Galia y hacerse una potencia a tener en cuenta, paso indispensable para recuperar el imperio. Y, como no, los había que decían que antes de tener un imperio, lo mejor era poner paz en casa.

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Los neutralistas tuvieron otro argumento a su favor con la entrada de Gran Bretaña en la guerra, pero no contaron con un general que estaba de guarnición en la frontera con Francia, que antepuso sus sueños de gloria a la interminable cháchara política en Roma. Marcus Vindictus, que se encontraba al frente de cuatro de las legiones desplegadas en Turín, se reunió en la noche de 4 de agosto con los otros legados y oficiales de alto rango de la zona para señalarles que aquella era la oportunidad de asegurar el renacimietno del Imperio. Como recogió en sus notas uno de sus centuriones, Marcellius Gallio, Vindictus apeló a la gloria pasada, a la necesidad de defender a Roma de los bárbaros galos y a la oportunidad de ganar gloria y eterno renombre.

De no haber estado los otros legados tan hartos de la paz como el propio Vindictus, lo más posibles es que hubiera sido detenido allí mismo. Pero, aparte del hartazgo que la paz les provocaba y el deseo de vengarse de los bárbaros que rodeaban a Roma, aquellos generales romanos tenían una característica en común: odiaban más a los políticos del senado que a los mismos bárbaros de la Galia, de la Germania y de la Dalmacia.

Así fue como un estupefacto Marcus Livio Salinator se encontró con un escueto mensaje en la mañana del 5 de agosto. El mensaje contenía una sola palabra:

"Atacamos".

Unas horas antes, 27 legiones, más otras tres legiones alpinas y cuatro alae de caballería atacaban las posiciones francesas en Grenoble, defendidas por cuatro sorprendidas divisiones de infantería francesa.

Roma estaba en guerra.

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Después se supo que Salinator estaba firmando la orden de arresto contra Marcus Vindictus cuando el griterío en las calles le anunció la primera y aplastante victoria que las legiones invictas lograban en aquella guerra, y escuchó los gritos de

"Vindictus, Imperator!"

Sabedor que no podía ejecutar a un héroe, Salinator rompió lentamente la orden en largas tiras, con la infausta sensación de que la República Romana se encaminaba, lentamente, hacia una muerte segura.
 
Capítulo XII
Tormenta de acero

Niza, 11 de agosto de 1914

Bajo el manto de la noche los lanchones de desembarco qeu transportaban a la vanguardia de la Legio VIII Augusta se aproximaba en silencio a la zona portuaria de Tolón. Hacía una semana desde el comienzo de la guerra, y las tropas romanas estaban avanzando sin encontrar excesivos problemas. Usando su superioridad numérica había roto las defensas enemigas al norte y habían entrado en Grenoble. Pese a ello, las tropas galas habían resistido el ataque contra Niza y sólo habían abandonado sus posiciones fortificadas ante la amenaza del ataque de flanco procedente desde Grenoble. Los restos de tres divisiones de infantería de reserva y dos del ejército regular galo retrocedían ante el imparable avance de cinco legiones romanas.

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El plan de operaciones para la toma de Tolón era de una simplicidad absoluta. La Legio VIII Augusta desembarcaría en el puerto, lo aseguraría y se abriría paso por la ciudad, enlanzando con las columnas que marchaban por la carretera de la costa procedentes de Niza. Logrado esto, apoyarían el ataque principal sobre Lyon, dispuestos a marchar sobre el flanco francés. Si todo resultaba como estaba previsto, las tropas francesas serían apartadas bruscamente de un manotazo de las costas mediterráneas.

En el lanchón de desembarco los hombres cercanos a Titus repasaban sus armas y esperaban entre salpicaduras de mar al momento en que se bajara la rampa y saltaran sobre la arena de la playa. Justo cuando Titus miraba hacia el cielo nocturno éste se iluminó por cientos de bengalas y la noche cobró vida cuando las baterías costeras galas comenzaron a disparar sus piezas contra la flota de invasión.

Los sorprendidos legionarios se agacharon todo lo posible mientras intentaban no prestar atención a la lluvia de acero que las lanchas intentaban evitar navegando en zig-zag. Sorprendida, la escolta romana, que estaba alí por mera formalidad, pues no se no había creído necesario un bombardeo de preparación contra la supuestamente indefensa población, tardó unos minutos en reaccionar y, cuando destructores, cruceros y acorazados abrieron fuego, lo hicieron de manera casi aleatoria, guiándose por los fogonazos de las baterías enemigas. Para hacerlo todo peor, algunas de sus andanadas se quedaron cortas y cayeron sobre los botes. El caos era devastador. Unos botes chocaron entre sí, otros fueron reducidos a astillas por las granadas y en todas partes se escuchaban los breves gritos de sus ocupantes al caer al mar. Algunos botes comenzaron a retroceder, mientras otros navegaban en círculos, esperando órdenes. Los pocos que siguieron adelante fueron acogidos por una vendaval de ametralladoras, de manera que apenas unas pocas decenas de soldados, entre ellos Titus, lograron afianzarse en las arenosas playas francesas.

El infierno continuó, sin embargo. Por un momento el fuego naval romano cesó, dudosos de alcanzar a sus propios hombres. El almirante Gaius Duilius, al mando de la flota de invasión, tenía ante sí una duda tremenda. Continuar disparando, aún a riesgo de aniquilar a los últimos supervivientes, pero asesgurándose así la destrucción de las defensas galas y permitir el desembarco con éxito de la segunda oleada, o cesar el fuego y abandonar la operación.

Fue en esos momentos cuando los soldados franceses, al grito de "Vive la France!", abandonaron sus trincheras y se arrojaron a la carrera contra los legionarios romanos, con las bayonetas caladas brillando. En unos pocos metros cuadrados, centenares de hombres se enzararon en una violencia batalla en la oscuridad, bajo la luz fantasmal de las bengalas y los incendios.

Gaius Duilius, justo cuando las manecillas del reloj marcaban las doce, cerró los ojos y asintió con la cabeza. Unos pocos minutos después, los pesados cañones de 305 mm de los acorazados Roma, Augustus y Tiberius abrieron fuego, junto con el resto de baterías de los cruceros y destructores. Con la primera andanada todavía en el aire, volvieron a abrir fuego, como si en lugar de cañones se trataran de ametralladoras.

En un instante de descanso, los legionarios se limpiaron el sudor de las caras y continuaron cavando pozos de tirador en la arena de la playa. De repente, un silbido mortal llenó el aire. Titus alzó la cabeza y gritó a sus hombres que se pusieran a cubierto. Tardo un instante en darse cuenta que el fuego no era francés. Un segundo más tarde una fuerza huracanada lo levantó del suelo, mientras miles de bocas mordían ansiosamente su cuerpo.

Aterrizó boca abajo en el suelo y allí quedó, inmóvil, mientras la sangre empababa la arena a su alrededor.

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Roma, 16 de agosto de 1914.

Julia, con mano temblorosa, abre la carta, mientras su madre aprieta una pálida mano contra la garganta. No reconoce la letra y note como el corazón le latía de manera enloquecida.

"Estimada señora,

Es mi deber comunicarle que vuestro hijo Titus ..."


Se quiebra la voz, se estremece el aire

"...en el transcurso de nuestras exitosas operaciones de desembarco contra los galos en Telo Martius (1)..."


Julia salta las frases ceremoniales y busca directamente qué ha pasado con su hermano.

"...fue herido de extrema gravedad mientras lideraba con extrema valentía a sus hombres. Por su valor y arrojo ha sido condecorado..."


¡Si, si, si! ¡Valor, hombría, si, todo eso que no importa!, pero, y ¿mi hermano?

"... y se recupera de sus heridas en el Hospital del Ejército número 112 en Milán. Posiblemente lo encontreis cambiado, pues la gravedad de sus heridas causaron que le fuera amputado el brazo derecho, pese a lo cual evoluciona favorablemente."

"¡Vivo, vivo! ¡Titus está vivo!", quiere gritar Julia, pero un sollozo atroz toma brusca posesión de su garganta. Huídas las fuerzas, la blanca carta se desliza sobre las negras ropas de viuda de la hermana de Titus, que, en ese momento, susurra su nombre en un lejano hospital.​



(1) Tolón
 
¿Usando ya imágenes de Valkiria? :rofl:
 
¿Usando ya imágenes de Valkiria? :rofl:

Y aún no había ido a verla, nene...

PD: Me venía perfecta para la narración...
 
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Capítulo XII
Matadero Catorce


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HMS Agincourt, antiguo Sultán Osmán I​

Roma, a.d. VIII Kal. Sep. (1)

"Querido diario.

Vengo de visitar a Titus, y estoy deshecho. Le he dicho a Messalina que a veces creo que es mejor que muriera y hoy es una de esas ocasiones."


Lucius se detuvo a mirar por la ventana, mientras la mano que empuñaba la pluma temblaba ligeramente. Titus no tenía buen aspecto. Bueno, si. Su cara tenía buen color, lucía una barba bien cuidada pero sus ojos estaban muertos. Estaba sentado en la cama y se había puesto la manta sober el hombro, para que su amigo no le pudiera ver el muñón vendado.

"No se ha alegrado al saber que va a ser ascendido, ni ha hecho gesto alguno al saber que se le considera un héroe".

Lucius se había sentado a su lado y le había preguntado como se encontraba. Las monótonas respuestas de Titus hacían imposible adivinar el significado verdadero que se ocultaba tras las palabras. Al cabo de un rato, Titus, aún mirando por la ventana, dijo:

-Debería haberle dado las gracias a los que me salvaron, pero la verdad que preferiría que no lo hubieran hecho.

"Entonces me ha dicho algo que me ha dejado pensando. Le he puesto una mano en su hombro y le he dicho, para intentar animarle:

-Vamos, hombre, no te compadezcas tanto. Estás vivo, la vida es bella.

-Lo es cuando hay algo que te interesa -Aquí Titus se quedó en silencio, y entonces es cuando lo ha dicho, si dejar de mirar por la ventana-.- Nunca tendré ninguna oportunidad con ella. La tenía perdida antes de conocerla. Pero tenía una buen oportunidad en el ejército y ahora me dará de baja para siempre.

-Pero podrás regresar a casa...

El dolor que reflejaba su mirada me ha hecho sentir como un necio cuando me ha contestado.

-¿Para qué?

A Titus le han arrebatado als dos cosas que más amaba, el ejército y esa mujer de la que nunca me ha hablado. ¿Cómo pude un hombre sobrevivir cuando esto sucede?"


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Unos días antes Gran Bretaña había confiscado dos acorazados que se estaban construyendo para Turquía, el Sultán Osmán I y el Reshadieh, para incorporarlos a la Royal Navy. El furor turco había sido inmediato, pues los barcos se habían pagado con donaciones de la población. Gran Bretaña pronto descubriría el alto precio al que había adquirido esos dos acorazados.

Mientras, una legión romana había comenzado su avance a través de la frontera egipcia, mientras otra penetraba en Tunicia y las fuerzas anglofrancesas eran obligadas a retroceder en Djibouti.

Pro su parte, Rumania había decidido no involucrarse en la guerra y no aliarse con las Potencias Centrales, pero no por ello dejó de hacer buenos negocios con Alemania, a la que seguía suministrando petroleo en grandes cantidades. Imitando a Bucarest, Atenas no había tardado en declarar su neutralidad. Con un rey pro alemán y un gobierno pro aliado, Grecia no tenía demasiadas alternativas.

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En el frente, el general francés d'Amade había tenido que retirarse ante la amenaza en su retaguardia con el desembarco romano y, una vez abandonó las defensas de los Alpes, no pudo dejar de retroceder, de manera que el 17 de agosto las tropas latinas penetraban en Tolón, el mismo día en el que Rusia se veía conmovida por las inmensas manifestaciones de apoyo del pueblo ruso hacia el zar y el cuerpo expedicionario austrohúngaro, al mando del archiduque Federico, era declarado operacional en su base de Génova y pronto sería enviado al frente.

[Comentario: A nivel de partida, decir que he tenido que asumir el mando de Alemania y de Austria, pues las tropas del káiser seguían recogiendo margaritas en la frontera belga y en el este los rusos habían entrado hasta la cocina...]

(1) 25 de agosto de 1914
 
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Capítulo XIV
El río de los sueños

Los franceses intentaron detener el avance romano para dar tiempo a crear la gran barrera defensiva del Ródano. El avance de las legiones, pese a ser rápido, no podía competir con la ventaja que tenían los refuerzos que se agolpaban en el río. Por ello, nueve divisiones francesas resistían el empuje romano, integrado por 20 legiones, hacia Marsella desesperadamente, mientras se retiraban divisiones del norte, una vez comprobada la inactividad alemana.

Esta decisión marcaría el curso de la guerra pues el mando galo, confiado de que Alemania no atacaba porque estaba ocupada en el frente oriental, debilitó en exceso sus defensas en el norte. Alemania no tardaría en demostrar la gravedad de este error. Mientras, en el sur, las tropas francesas contuvieron durante diez días a las cohortes romanas en la denominada batalla de Marsella (10-20 de agosto de 1914).

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El 22 de agosto comenzó la segunda fase del plan, cuando 13 legiones asaltaron la línea defensiva en la zona de Saint Ettiene, defendida por cuatro divisiones francesas, y otras 8 hicieron lo propio contra Nimes, escasamente defendida. Tras un día de feroces combates, parecía que se había aplastado la resistencia enemiga y comenzaron los cruces del río y se penetraba en Besançon, con lo que se confiaba que las tropas alemanas por fin iniciarían su ofensiva, al enlanzar el frente con la frontera germana y los alemanes tener una manera con la que flanquera sin problemas los fuertes fronterizos francos.

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La llegada, el 26 de agosto, de refuerzos enemigos trastocó estos planes. La pequeña cabeza de playa del cruce en Saint Ettiene fue aniquilado por las frescas tropas francesas y la operación de cruce del Garona fue detenida en toda su extensión, mientras se procedía a reconsiderar la magnitud de los refuerzos enemigos.

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Fue en ese momento cuando se anunciaron buenas nuevas procedentes de los Balcanes, con la derrota serbia en Nis. Con ello se esperaba poder flanquear las defensas de Belgrado y poner fin a la guerra en el sur con rapidez, para aplastar a Rusia. La derrota de la otra pinza de la ofensiva en Ragus detuvo estos planes y llenó de incertidumbre al mando de la monarquía dual.

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Fue entonces cuando, frente a tan comprometida situación, el Ejército Imperial alemán inició su ofensiva. Tras un bombardeo de preparación, el mismo día que llegaban las funestas notícias de los Balcanes, treinta y cuatro divisiones alemanas, al mando del general von François, atacaban el frente belga en Lieja, defendido por trece divisiones franco belgas que respondían a las órdenes del general D'Esperey.

Dos días después 20 legiones asaltaban nuevamente la línea del Ródano, que sería rota el 29, el mismo día que Lieja caía en manos alemanas. ¿Quizás había llegado el comienzo de la marcha sobre París?

[Comentario: A nivel de partida, ésta tiene otro color, con las tropas del káiser bajo mi mando, repartiendo collejas por todas partes, como Jupiter y Wotan mandan....]
 
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Tal y como van las cosas no debería costarle al Imperio tomar la Francia Continental, y queda mucho verano por delante. La puerta está abierta.

¿Hay movimiento en África?
 
Capítulo XV
Este y Oeste

Uno de los momentos claves de la batalla de Francia tuvo lugar el 29 de agosto cerca de la península de Cherburgo. La flota alemana, bajo el mando del almirante von Capelle, estaba integrada por los cruceros de batalla Seydlitz, Moltke, von der Tann, Derrflinger y Blucher, escoltados por numerosos cruceros ligeros y destructores. No muy lejos seguía su estela la Flota de Alta Mar, con el almirante Frederich Ingenohl listo para lanzarse sobre la flota inglesa que cayera bajo el señuelo de von Cappele. Sin embargo, lo que sucedió fue algo completamente diferente.

En las primeras horas de la tarde una gran flota de transportes ingleses -no menos de 70 unidades- había zarpado sin escolta del puerto de Porsmouth y se dirigía a todo vapor hacia Cherburgo, para descargar parte de la fuerza expedicionaria británica, para luego regresar y transportar al resto de las fuerzas inglesas. Sin embargo, su camino se cruzó con la flota de von Capelle. Los barcos alemanes se acercaron desde el sur sin ser vistos -o quizás fueron confundidos con la flota francesa, se desconoce este dato- y esperaron a estar a corta distancia de los transportes británicos para abrir fuego con sus baterías principales.

Bruscamente sacados de su peligrosa ignorancia por el estallido de las granadas, los buques ingleses intentaron escapar del fuego asesino alemán, sólo para ser atrapados por los veloces cruceros ligeros y destructores germanos, que no tuvieron reparos en usar generosamente sus cañones y torpedos para sembrar la devastación entre la desafortunada flota inglesa. Al caer de la tarde los alemanes se retiraron, escapando con habilidad de la furiosa flota británcia, que por fín hacía acto de presencia, y habiendo aniquilado el convoy británico, del que apenas se pudieron escapar unas pocas unidades. Así, con el grueso de la BEF en el fondo del mar, el destino del ejército galo quedó sellado.

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Mientras tanto, en Bélgica continuaba imparable el avance alemán. El II Ejército de von Bulow, que sumaba 320.000 soldados, era Lieja, la llave de Belgica, y que estaba fuertemente defendida por una cadena de 12 fuertes construídos en la década de 1880 y que estaban dotados de más de 400 cañones. Su único defecto era su escasa dotación, apenas 70.000 hombres, bajo el mando del general Lehman.

El primer asalt ogermano tuvo lugar en la noche del 28 de agosto, cuando la vanguardia del general Emmich fue rechazada con grandes pérdidas. El mando alemán, que temía esto, hizo rapidamente uso de todo el armamento pesado, que incluían obuses Krupp de 420 mm, e incluso bombardeos aéreos. Esto, junto a la captura de un punto débil escasamente defendido por la guarnición, forzó la rendición de Lieja lo que, junto con la caída de Bruselas el 2 de septiembre a manos de la caballería del cuerpo expedicionar austro-húngaro, selló el destino de Bélgica.

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La esperanza de que el ejército ruso pudiera aliviar la presión que sufría Francia se vino abajo con las terribles notícias llegadas del frente polaco. El ejército zarista, que había pentrado en Alemania, había sufrido dos severos descalabros en el plazo de una semana. Primero, el 8º Ejército alemán, al mando del general von Prittwitz, había frenado el avance del Primer Ejército ruso (Rennenkampf) y había rechazado el intento de flanquear sus líneas por parte del Segundo Ejército (Samsonov). Si bien von Prittwitz no logró salvar Königsberg, ganó suficiente tiempo para que el general Hermann von Francois se introdujera en cuña entre Samsonov y el Tercer Ejército (Zhelinski), impidiendo que éste último fuera reforzado justo cuando el príncipe de Baviera, Leopoldo, asaltaba frontalmente las posiciones rusas en Posen.

Tras tres días de combates Zhelinksi logró romper el contacto y retroceder hacia Samsonov, salvando al grueso de sus fuerzas. Sin embargo, treinta mil rusos partirían hacia los campos de prisioneros del káiser. Esto, junto con la llegada de refuerzos alemanes cada vez mayores al frente oriental, marcó el fin de cualquier esperanza de ver a los cosacos desfilando por la Unter der Linden.

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[Comentario: Parada la marea rusa (y muy a tiempo, porque me había quedado sin dodotis) y roto el cerrojo belga, el aliado germano está muy afianzado. Ahora toca dar una sorpresa con las legiones...]
 
Capítulo XVI
Medianoche

A diez kilómetros de las líneas del frente, los cañones pesados retumbaban en un trueno constante. En la oscura carretera llena de baches, los charcos reflejaban la luz vagamente. Hacía unos días había caído una intensa tormenta. Envuelto en su impermeable y en una inútil manta de lana hispana, Titus tenía el rostro salpicado de escarcha y temía que los pelos del bigote que se estaba dejando crecer se fueran a quebrar como cristales. El Daimler descubierto era muy inadecuado para el frío acerbo de aquella mañana. Sin embargo, Titus no le prestaba atención. Había tenído que pelear muy duro para no ser enviado de vuelta a casa, como un mutilado más. Esa misión era su oportunidad para retornar al mundo de los vivos.

En la entrada de la base, un retraso. Titus se congeló aún más mientras un cabo echaba una ojeada rápida a sus papeles.

-Esperábamos al centurión Dubicius, señor -explicó el centinela, que casi le doblabla la edad a Titus.

-El centurión ha sido relevado -respondió Titus. No tenía porqué dar explicaciones. El cabo había cometido el error de acostumbrarse a Dubicius. Mala costumbre, en aquel negocio.- Quizá no lo haya advertido cabo, pero estamos metidos en una guerra.

El resplandor de los cañonazos, del color de la sangre, tenía las nubes bajas sobre el cercano horizonte mientras caía el atardecer. Cuando un obús surcaba el aire con un ángulo determinado, su silbido era distinguible entre el babel del bombardeo. En las trincheras se decía que uno sólo captaba ese sonido especial cuando se trataba del proyectil que tenía que matarlo. Por fin el coche oficial recibió permiso para seguir adelante.

Una antigua granja servía como aeródromo para una de las pocas escuadrillas operativas, no ya en el ejército romano, sino en el mundo entero. Apenas había retornado al servício Titus se encontró metido en esa operación, de manera apresurada, sin entrar en detalles ni los secretos de aquella unidad. Lo habían aleccionado respecto a la tarea que debía llevar a cabo, pero apenas le habían proporcionado el menor esbozo del plan general. Titus llevaba el tiempo suficiente en Francia para aprender dos cosas: una, a no preguntar detalles innecesarios, y la segundo, a tensar todos los músuclos a fin de evitar temblores. La granja estaba a oscuras, pero uans vagas siluetas se reflejaban en las ventanas. El sargento le abrió la portezuela del coche y Titus se cubrió la boca con una bufanda, húmeda de su propio aliento. El sargento se cuadró, mientras una nubecillas de vapor blanco surgían de su nariz. Si tenía alguna opinón o sentimiento personales, éstos eran inalcanzables.

Se abrió una puerta y de ella surgió una luz cargada de humo y de bulicio.

-Hola, Dubicius -exclamó una voz-. Entra a tomar un trago.

Titus entró y la conversación se detuvo. Un gramófono se detuvo, interrumpiendo a Puccini. La estancia era de techo bajo, una improvisada sala de descanso donde los pilotos se reunían para jugar las cartas, o para escribir o leer. El recién llegado se sintió incómodo ante tantos ojos fijos en él.

-Soy el centurión Andronicus. He sustituído al centurión Dubicius.

-¿Ah? -preguntó un hombre de porte erguido y altivo desde un rincón del fondo. ¿De veras lo ha sustituído?

Aquel hombre ostentaba el rango más alto entre los pilotos. Era un primip... No... Esos eran pilotos, su rango era diferente. Maggiore... Era el mayor Francesco Baracca. Tenía la expresión hechizada y depredadora que se adueñaba de los vivos cuando caía la noche. Sus ojos miraron con dureza a Titus durante un instante, pues los galos que atacaban las posiciones de retaguardia eran casi héores para los hombres de primera línea de fuego. Las machas escarlatas de un oficial de estado mayor eran casi una marca de Caín, un motivo para la mofa. La manga vacía, sin embargo, contaba otra historia.

-El centurión Dubicius ha sufrido un colpaso nervioso -dijo Titus, con frialdad-. Está de permiso indefinido...

-Algún descuido con un revolver juegtón -ironizó con un grave acento siciliano un hombre de aspecto lobuno-. Que lástima...

-Cuando pillan a un tipo que se autolesiona, le espera el pelotón... -dijo otra voz cavernosa.

-El centurión Dubicius estaba bajo una fuerte presión -replicó Titus, sin alterarse.

-De eso hay mucho por aquí -exclamó otro piloto, con un sombrero negro que dejaba su rostro en las sombras, pero con los ojos ardiendo en la oscuridad.

-Deja en paz a Andronicus, Cerutti -insistió Baracca-. No mates al mensajero.

-Necesito un piloto -anunció Titus.

-Pues ha venido a la tienda indicada -comentó Baracca.

No hubo ningún voluntario. Andronicus recordó las instrucciones del mando y explicó:

-El mando quiere echar un vistazo a algo especial. Un avión de observación puede cruzar las líneas sobre las nubes y volver en vuelo rasante para tomar fotografías.

-Parece cosa fácil -comentó Cerutti-. Seguro que ganamos la guerra con esa demostración.

Titus se etaba irritando por la actitud de los pilotos, pero optó por ignorarlos. Se apropió de una mesa de juego y extendió un mapa sobre el tapete verde.

-Aquí está el lugar que deseamos investigar -indicó señalándolo-. Nos han llegado extraños rumores...

Algunos pilotos se acercaron, picados por la curiosidad. Baraca avanzó hacia la mesa y contempló el mapa, mientras un silencio espeso se apoderaba del lugar.

-El castillo de Malinbois -exclamó alguien por fín-. La Unión des Gueules Cassées...

-La Hermandad de las Caras Rotas, así llamados por su habilidad para estrellarse al aterrizar sus aeroplanos -explicó Baracca-. No se engañe, Andronicus. Es una leyenda de los comienzos de la guerra. Los componentes de esa escuadrilla tienen más victorias en su haber que toda la aviación de las Potencias Centrales juntas.

-No está mal -exclamó Titus-. Entonces hemos escogido a los hombres adecuados para desafiarlos.

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Muy buen capítulo.:eek:

Hay algún gazapo como cuando pones "unc abo echaba una ojeada" o "una luz cargada de humo yde bulicio" te lo digo para que edites si quieres que el experto en gazapos soy yo y nos es cuestión de que me quites el puesto. :rofl:
 
Gracias Ori, Los estaba viendo mientras traducía al inglés... será cuestión de meterse a ello.

Supongo que la recuperación de Titus no será demasiado precipitada, desde el punto de vista del lector... ¿no?
 
Gracias Ori, Los estaba viendo mientras traducía al inglés... será cuestión de meterse a ello.

Era sólo para que no me quitarás el puesto. :rolleyes:

Supongo que la recuperación de Titus no será demasiado precipitada, desde el punto de vista del lector... ¿no?



NO, la vuelta de Titus a mí me parece perfecta y además lógica porque tiene miedo a que le abandonen como a una figurita rota.
 
NO, la vuelta de Titus a mí me parece perfecta y además lógica porque tiene miedo a que le abandonen como a una figurita rota.

Magnifico. Me quedo muy satisfecho con este comentario, Ori.

Míticos Baracca y su caballito :D

Más mitos han de llegar, ya verás...
 
Anda que interesante este Aar, tendre que seguirlo....