Un hombre, una idea, un país.
Gabino Gainza, un militar y político español excelente. Nació un buen día de 20 de Octubre de 1760 en Vizcaya. Este prohombre inició su carrera militar en las Américas.
En 1783 participó en el aplastamiento de insurgentes peruanos. Desde ahí fue traspasado a la guarnición de Guyaquil como coronel a cargo de la flotilla de lanchas cañoneras del puerto. En aquella ciudad, en 1799 contrajo matrimonio con Gregoria.
A lo largo de su vida militar en Perú fue valedor y por consiguiente ganó el honor de levar la cruz de los Caballeros de San Juan.
La guerra en Chile comenzó en enero de 1814, nuestro hombre fue enviado a reemplazar a un capitán por orden del virrey Abascal.
El 5 de abril de 1814, ambos ejércitos estaban agotados y en pésimas condiciones logísticas. Después de tres meses de operaciones bajo el mando de Gaínza, los realistas habían aumentado el territorio bajo su control, tomando Talcahuano y Concepción, pero este esfuerzo los había debilitado notablemente.
Por lo mismo, fue considerada muy oportuna la noticia de que el comodoro inglés James Hillyar había traído a Chile instrucciones del virrey Abascal para parlamentar con los rebeldes. Tras algunas negociaciones, Gaínza firmó el Tratado de Lircay, por el que se comprometía a abandonar la Provincia de Concepción tras obtener protestas de fidelidad a Fernando VII por parte de los plenipotenciarios patriotas.
El virrey Abascal se indignó de sobremanera con su general al conocer el texto del Tratado de Lircay. No contento con removerlo de su cargo, reemplazándolo por Mariano Osorio, dispuso que fuera sometido a proceso en Lima, acusado de extralimitarse respecto de sus órdenes originales.
A principios de 1820 con 67 años Gaínza, ya desligado de superiores que lo miraran con recelo, había obtenido el cargo de General Subinspector de las fuerzas en el Virreinato de Nueva España (México), y en 1821 fue llamado a ejercer el puesto de Jefe Político Superior de la Provincia de Guatemala. En lo militar era capitán general de Guatemala, con jurisdicción sobre Chiapas, Guatemala, El Salvador y Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
Gaínza obtuvo la nueva destinación a pesar de la oposición de Urrutia. En agosto de 1821, México logró su independencia bajo la dirección de Agustín de Iturbide. Gaínza se adaptó a la nueva situación del centro virreinal, colocándose abiertamente del lado del movimiento de independentista. El 15 de septiembre de 1821 llamó a un cabildo en Ciudad de Guatemala, en la que se declaró a la Provincia de Guatemala independiente de la corona española. La emancipación fue oficializada en un documento, que hoy se conoce como "Acta de independencia de Centroamérica", y en el que figura la firma de Gaínza en primer lugar.
La reunión de la Diputación Provincial de Guatemala del 15 de septiembre de 1821 decidió que todo lo acordado debería ser ratificado por un congreso centroamericano, a inaugurarse el 1 de marzo de 1822. Hasta su apertura, los titulares políticos, militares y administrativos coloniales deberían permanecer en sus funciones. De este modo Gaínza se hizo, de facto, el primer gobernante de Guatemala independiente ("jefe político", en palabras del Acta). La decisión de independizarse fue imitada por las demás provincias españolas de América Central.
Pero quedaba un tema pendiente en la declaración del 15 de septiembre, la situación de Guatemala respecto del recién creado Imperio de México.
El 29 de octubre de 1821, el ahora emperador Iturbide envió a Gaínza un mensaje invitando a Guatemala a formar parte de México. Antes ya había escrito alentando a los centroamericanos a enviar a sus representantes a las futuras Cortes Constituyentes que se reunirían en la capital mexicana. Pero la nueva carta culminaba con el anuncio de un hecho político más concreto. Un numeroso ejército mexicano se dirigía a la frontera con Guatemala.
Apenas dos días después de la fecha fatal, el 5 de enero, Gainza pudo remitir su conteo (aun incompleto): 32 ayuntamientos aceptaban la anexión; 104 aceptaban con condiciones; 2 se oponían de plano; mientras que otros 21 opinaban que esta cuestión sólo podía ser debatida por el congreso que debía reunirse en marzo.
A estos últimos no les faltaba razón, pues la ocurrencia de Gaínza de consultar a los cabildos, aunque le daba algo de tiempo, violaba la disposición N° 2 del Acta del 15 de septiembre: un "Congreso que debe decidir el punto de independencia general absoluta y fijar en caso de acordarla, la forma de Gobierno y ley fundamental que debe regir".
Pero además surgieron sospechas sobre el recuento mismo, pues se acusó al secretario de la Junta Consultiva que asesoraba a Gaínza, Mariano Gálvez, de haber acomodado el resultado a favor de la anexión.
Pero es cierto de que muchos pueblos (Comayagua, Ciudad Real (Chiapas), Quetzaltenango, Sololá, las intendencias de Nicaragua) se unían por iniciativa propia al Imperio, aun saltando por encima del conducto regular que incluía a Ciudad de Guatemala. Había apariencias de unanimidad y mucha presión puesta sobre esta decisión. Por lo mismo, Gaínza y la Junta Provisional Consultiva declararon la unión del Reino de Guatemala al Imperio de México, en un acta firmada el 5 de enero en Ciudad de Guatemala.
Los acontecimientos se precipitaron:
• El 11 de enero El Salvador denunciaba la anexión como ilegítima, se declaraba en rebeldía y bajo la dirección de José Matías Delgado y Manuel José Arce se preparaba para la lucha armada.
• El 23 de enero, Iturbide nombró a Gaínza capitán general de Guatemala, con carácter de provisional.
• El 25 de febrero Gainza ordenó que se tomara el juramento de adhesión al Imperio de México.
• El 30 de marzo Iturbide dio a Gaínza el título de Lugarteniente General del Reino y le ofreció el puesto de gobernador de una provincia del Imperio o de Nueva Galicia, como premio por sus servicios.
• Gainza pide el envío de las tropas mexicanas (600 hombres, bajo el mando de Vicente Filisola) ya apostadas en la frontera.
• Las tropas de Vicente Filisola llegaron a Ciudad de Guatemala el 12 de junio.
• El 23 de junio, por orden de Iturbide, Gainza deja el poder en manos de Filisola, y abandona el país con rumbo a México.
Hasta donde se conoce, Iturbide no cumplió las promesas hechas a Gaínza. El viejo militar no recibió gobernación de ínsula alguna. Sólo se sabe que murió envuelto en la más absoluta pobreza, después de una vida transhumante de servicio a los virreyes americanos, alrededor del año 1829.
Un hombre valiente, una idea innovadora, un país cabreado.