AAR Vicky: ¡Dios,Patria,Fueros y Rey! - Victoria con la España Carlista ¿Imposible?

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GothmogDeMorgul

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Feb 2, 2005
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¡¡Por fin he conseguido poner el parche 1.03c y el VIP!! :rofl: ... Que ilusion, me da tanta que me he dicho... voy ha hacer un AAR con el Victoria :D

Cuando comence a pensar que pais elegir mi primera opcion fue España pero... ¡¡es verdad!! en el VIP aparece la España carlista :cool: y me he decidido por ella. :cool:

Si, si, ya se que es practicamente imposible vencer con los carlistas pero como estoy con otro AAR del CK que me absorve todo el tiempo ¿que mejor opcion que los carlistas para hacer un AAR cortito? ;)

Bueno...


FICHA:
- Parche 1.03c del Victoria
- Con el Spamap, claro.
- Con el VIP 0.4


PAIS:
- La España tradicional, catolica y honrada partidaria de Don Carlos, es decir, la España Carlista.


OBJETIVOS:
- Sobrevivir... ¡¡OS PARECE POCO!! :rofl:
- Si sobrevivo :rolleyes: anexionarme a esos malditos liberales seguidores de Isabel.
- Si me los anexiono, ampliar y recuperar el esplendor del Imperio Español... por pedir que no quede ¿no?
- Seguir con la tradicion y convertirme en un germanofilo de tomo y lomo... ¡¡QUE SE PREPAREN LOS GABACHOS!!
- Por cierto que si venzo uno de mis objetivos sera tener una armada decentita que sino... :confused:



A ver, como ya he dicho estoy haciendo una AAR con el CK que me esta llevando mucho tiempo... principalmente porque me enrollo como una persiana y no hay manera de que aprenda a concentrar la informacion... de forma que seguramente esta AAR sera de esas que salen muuuuuy de vez en cuando... y las aportaciones seran de las cortitas... nada que ver con esas parrafadas de mi otra AAR :rofl:

Por cierto, se aceptan consejos estrategicos y... como, he de confesar, no estoy muy ducho en las guerras carlistas, se acepta informacion (sobre todo direcciones en internet) para poder aportarlas al AAR

Ala, ya vere cuando la comienzo, mientras tanto... seguire dando espadazos en el medievo.


Un saludo.
 
PRELUDIO.


Antecedentes del carlismo.




DonCarlosjoven.jpg


Su Majestad Catolica Carlos V de España.




La ley Sálica que había sido promulgada por Felipe V, todavía estaba presente a finales del reinado de Fernando VII y consistía en apartar del trono a las hembras siempre que hubiera varones que pudieran asumir el poder en las líneas colaterales. La "Pepa" había restablecido la ley de Partida, pero Fernando VII la había mandado poner fuera de tiempo. Así mismo podemos decir que las Cortes de 1789 a petición de Carlos IV había derogado la ley semisálica y establecido de nuevo el orden sucesorio tradicional, pero al no haber sancionado o publicado el mencionado monarca el acuerdo de las Cortes, no había entrado en vigor.

En mayo de 1829 muere la reina María Amalia, sin sucesión, por lo que Fernando VII decide casarse con la mayor brevedad posible para intentar solucionar el problema sucesorio. Es por ello que se casa con su sobrina María Cristina de Nápoles. Para que este matrimonio se llevase a termino fue de vital importancia la influencia de la infanta Luisa Carlota hermana de María Cristina y esposa del hermano menor de Fernando, Francisco de Paula. Los liberales estaban conformes con la nueva soberana mientras que Don Carlos y los apostólicos se oponían por razones evidentes. El matrimonio sería aprovechado por moderados de uno y otro bando.

La boda se llevaría a termino el 11 de diciembre de 1829. La reina María Cristina quedaría embarazada al año siguiente. Fernando VII tras la confirmación oficial del embarazo de su esposa decide promulgar la pragmática de Carlos IV el 29 de marzo de 1830. Estos aspectos jurídicos serán los que años más tarde provocarían los siete años de guerra posteriores a la muerte del monarca (Fernando VII). Estos aspectos jurídicos y dinásticos no serían más que un pretexto para la obtención de unos determinados intereses políticos, de tal forma que la guerra civil no fue más que un conflicto político entre absolutistas (carlistas) y moderados liberales (cristinos).

El 10 de octubre de 1830 nace la infanta Isabel y el 30 de Enero de 1832 la infanta Luisa Fernanda. Tras el nacimiento de esta Fernando VII cae enfermo y se retira a La Granja, se temía seriamente por su vida.

El ministro Carlomarde se ve en la disyuntiva de favorecer a Don Carlos o a la reina. El rey habilita a su esposa para el despacho de los negocios urgentes. En este espacio de tiempo el infante don Carlos manifiesta su oposición a la pragmática que permitía la sucesión femenina. Los absolutistas con la complicidad del embajador de Austria y el agente de Nápoles coaccionan a los reyes y arrancan a Fernando (el 18 de septiembre de 1832) el codicilo por el cual la Pragmática queda derogada, volviendo a entrar en vigor la ley Semisálica por la cual quedaría excluida del trono su hija Isabel a favor de su hermano Carlos, que desde siempre, ejerció una influencia decisiva en el rey. Por otra parte la reina María Cristina fue utilizada como un instrumento de los Carlistas los cuales supieron aprovechar el miedo de esta por el inminente peligro de una guerra civil.

Recordemos que el partido cristino se formó en torno a María Cristina y su hija, ambas dominarían a la Esposa de don Carlos y a su cuñada, la princesa Beira, la cual sería su segunda mujer. El 1 de octubre la crisis es total con la llegada al poder de Cea Bermúdez. Los ministros son absolutistas moderados y cristinos, y piensan que el origen de todo el problema reside en la figura de don Carlos, por lo cual es temido por todos. El nuevo gobierno se dedica a desmantelar a los voluntarios realistas, los cuales eran la gran baza del hermano del rey.

Entre la declaración del 1 de octubre y el 31 de diciembre de 1832, Fernando VII vuelve a instaurar la Pragmática alentado por Luisa Carlota y su esposa, a través de la cual se instaura de nuevo la sucesión femenina y habilita a su esposa para el despacho de los asuntos del gobierno. Cuando María Cristina se ve con el poder en sus manos lo primero que hace es eliminar a los realistas puros de los altos cargos militares, además se rodeó de moderados, y declaró una seria amnistía para los delitos políticos

Cea Bermúdez favorece la participación política de los moderados del liberalismo en los Ayuntamientos, y los voluntarios realistas comienzan a llamar al arma. Fernando aleja definitivamente a su hermano de la Corte, el cual decide marchar a Portugal y declararse en rebeldía.

El 30 de junio de 1833 la infanta María Isabel Luisa de Borbón es jurada en lo Jerónimos heredando el reino. Dos meses después la salud del rey se deteriora definitivamente, dejando como reina gobernadora a su joven esposa. Por otra parte los voluntarios Carlistas de Talavera proclaman como rey a don Carlos V. La guerra se ha iniciado.


Las guerras carlistas

La Primera Guerra Carlista o guerra de los Siete Años (1833-1840)



Él ¡Viva Don Carlos! lanzado en Talavera de la Reina (Toledo) el 3 de Octubre de 1833 por el funcionario de correos, Manuel María González se ha considerado como el inicio de esta guerra de intereses por la conquista de la corona.

La primera manifestación de este movimiento fue la aparición de un número considerable de pequeñas partidas que demostraron su efectividad permaneciendo como base de la reacción después de fracasar, una tras otra, las iniciativas fraguadas en las ciudades. Su objetivo principal estaba centrado en la subsistencia, lo que se tradujo en ágiles correrías al sur del Ebro desde el Campo de Cariñena al Bajo Aragón, apoyadas en la aquiescencia de muchos pueblos y violentando la escasa resistencia que algunos oponían a sus abastecimientos. Durante esta primera fase el componente de rebeldía campesina sobrepasó los límites del planteamiento político que hacían los organizadores afines a don Carlos, lo que repercutió en la indefinición inicial del movimiento. De su actitud sólo se desprende con claridad el enfrentamiento con el poder vigente tras la muerte de Fernando VII, y son menos frecuentes comportamientos nítidos como el del Barón de Hervés quien, puesto al mando de un levantamiento carlista en Morella, inició una marcha sobre el Bajo Aragón que terminaría en Calanda con una derrota total. El liderazgo personal es clave en la formación de partidas y así, aunque la figura de Carnicer es reconocida como autoridad en Aragón, su prestigio no impide que Conesa o Quílez desplieguen su actividad con independencia, o que partidas de incidencia local sigan aisladamente con sus acciones.

Hay que nombrar sin duda alguna como figura importante en los inicios de esta guerra al coronel Tomás Zumalacárregui. Este alto cargo del ejercito carlista fue reuniendo a todos los voluntarios y a partidas dispersas consiguiendo armarlo y disciplinarlo. Esto le valió varias victorias que le harían conocido en el entorno carlista. Más tarde sería ascendido al grado de coronel. Su primer éxito lo consiguió en el llano de Güesca, sorprende a la ciudad de Victoria y derrota tres veces al general Quesada, un expediente intachable para una nueva figura. Es este quien pidió a Don Carlos que volviera a España, siendo un revulsivo psicológico para la causa carlista. Pero se presenta un dilema, el gobierno legitimista que había formado Don Carlos en el extranjero y que había fortificado en España era consciente de que necesitaba dinero para continuar la guerra. Por ello el capital extranjero pedía la toma de una ciudad importante. A consecuencia de esto se procede al sitio de Bilbao el 10 de junio de 1835. Pero en el intento de la toma de esta ciudad Tomás Zumalacárregui muere el 25 del mismo mes en Cegama. A partir de este momento se puede decir que los carlistas perdieron la guerra

En marzo de 1835 Carnicer sale hacia Navarra a recibir instrucciones de don Carlos, pero es descubierto en Miranda de Ebro y fusilado unos días después. Cabrera, que había quedado como Jefe accidental de los carlistas del Bajo Aragón, verá consolidada su posición a finales de año con el nombramiento de Comandante General del Bajo Aragón. Desde entonces hasta el final de la guerra será, indiscutiblemente, la máxima autoridad carlista en Aragón y Valencia. Los años 1835 y 1836 sirvieron para que Cabrera dotase de cohesión a las partidas aisladas y las integrase en una estructura que cada vez se aproximaba más a la de un ejército. A la vez las acciones se fueron haciendo sistemáticas y, aunque la extensión de éstas se redujo, comenzaba a definirse un área de auténtico control carlista zonas altas del Bajo Aragón y Maestrazgo, donde circulaban con libertad, obtenían raciones fácilmente y recibían constantes noticias de la posición de las columnas liberales. Signo evidente de que el potencial carlista está en aumento es el ataque a núcleos fortificados de cierta entidad como Alcañiz, Caspe o Montalbán.



Y es el el año 1836 cunado empieza la Gran campaña del VIP :D ...


Un saludo.

Informacion sacada de "El rincon del vago" :rofl:
 
Ánimo con tu AAR.
La verdad es que parece más díficil de lo que en realidad, en el Vip anterior por lo menos (en ese no se) "sólo" tenías que tener Madrid como provincia controlada y a partir de ahí te saltaba un evento con el cual ganabas la guerra.
 
CAPITULO 1º.




El general Cabrera se encontraba en la pequeña habitación que servia de sala de espera para aquellos que esperaban audienza con el Rey. Era una habitación agradable, con escaso mobiliario eso sí, pues desde que el Rey estableció la capital en la ciudad de Estella sabían que, para bien o para mal, no seria por mucho tiempo. Y parecía que iba a ser para mal, pues las noticias que Cabrera traía al Rey no eran precisamente esperanzadoras. Dos malas noticias, de las peores diría el general, en un solo día,... no estaba nada mal, era un nuevo récord en esta guerra que iba de mal en peor.


Mientras el general seguía en sus cavilaciones, una tos de advertencia termino por interrumpirlas. Era el ayuda de cámara de Su Majestad que con un leve movimiento de cejas hizo saber que el Rey Carlos estaba ya dispuesto a recivirle.


Cabrera se alisó la casaca y se atuso el bigote, respiro hondo y se dirigió al interior del despacho real. El Rey Carlos se encontraba encorvado sobre la gran mesa que ocupaba gran parte de la zona mas alejada de la habitación, posiblemente mirando algún mapa, penso Cabrera. Cuando el Rey se dio cuenta de su presencia, se volvió con una sonrisa en los labios y le invito a acercarse.


- Buenos días general.

- No tan buenos Majestad.

- ¿Qué es lo que ocurre general? Le veo mas pesimista de lo que en usted es normal.

- No es para menos Majestad, tengo noticias del frente...
- Bilbao.

- ¿Perdón Majestad?

- Bilbao, ¿no? Esa era su noticia, que Bilbao ha caído ante las tropas liberales

- Eh... si es cierto Majestad, la ciudad a caído ante los cristinos, pero...

- Bueno general, que espera que le diga, ¿acaso no le he puesto al mando del ejercito del norte? ¿Necesita que le diga lo que hacer? Esta mas que claro, santo Dios, recupérela, sus tropas superan con mucho la de los liberales, pues si mis informaciones no son falsas, ellos cuentan con solo tres divisiones mientras que usted cuenta con cuatro...




ejercitocarlistasinicio.jpg

Los ejercitos carlistas a principios de 1863.




- Cuatro a casi la mitad de hombres, Majestad.

- Si, si, ya he arreglado eso. He hecho mandar un edicto real a todos los buenos españoles para que se alisten a nuestros ejercito. El estado mayor ha calculado una gran leva para este mismo año.

- No lo pongo en duda Majestad, pero no sé si será suficiente. Tenga en cuenta que no solo tenemos que reforzar el ejercito norte, el ejercito al mando del general Gómez en Cataluña también anda falto de hombres, insuficientes para defender sus posiciones con éxito...

- Problemas y más problemas... Por todos los santos del cielo general, la población apoya nuestra causa, no creo que sea difícil...

- Majestad, no solo es cuestión de hombres...

- ¿Dinero? Tampoco es problema. Es seguro que los países que nos son afectos nos enviaran suficientes recursos monetarios para cubrir cualquier gasto.

- Si Majestad, pero ¿de qué nos sirve el dinero si no tenemos en que gastarlo? Estamos intentando adquirir materiales y suministros elementales en el mercado internacional, pero nuestros esfuerzos son inútiles... ¡Ni siquiera tenemos ropas para vestir a nuestros hombres!! ¡¡¿Cómo esperamos tener un ejercito si ni siquiera tenemos uniformes?!!

- General, cálmese.


Cabrera respiro hondo al darse cuenta que a quien acababa de gritar como si fuera un oficial novato no era otro que su Rey. Inclinando la cabeza con respeto pidió perdón al Rey Carlos, el cual, tras mirarle durante largo rato, hizo un movimiento amistoso con la mano.


- No se preocupe general, estamos en guerra, es normal que los nervios de todos están algo... alterados.

- Si Majestad, tenéis razón, daré orden inmediata de comenzar un reclutamiento entre los pueblos cercanos que tan afectos son a su Majestad, seguro que conseguiremos suficientes hombres como para recuperar Bilbao.

- Bien, general.

- Pero todavía tengo otra noticia Majestad.

- ¿Si?

- El general Zumalacarregui, Majestad, ha sido herido...




zumalacarregui.gif


El general carlista Zumalacarregui.




El Rey Carlos no esperaba esta noticia. El mejor general, el más carismático de sus militares podia haber muerto. La faz del Rey tornose blanca como la leche. Permaneció largos minutos en silencio. Tras reponerse y santiguarse, el Rey se dirigió al general Cabrera.


- Bien, bien, pero... ¿cómo fue?

- Recibió una herida sin importancia cuando intentaba recuperar Bilbao, pero su medico, en una muestra de incompetencia criminal, al intentar curársela no solo no lo hizo sino que acabo por enpeorar la herida, pero por suerte Zumalacarregui es fuerte y a sobrevivido. En un principio nos llego la noticia de su muerte pero... gracias a Dios fue una falsa alarma.

- Santo Dios, santo Dios... precisamente en Bilbao...General, ya sabe que es lo que tiene que hacer, ¡¡recupere Bilbao cueste lo que cueste!!

- Si Majestad, a sus ordenes.

- Y ahora, hágame el favor, mantegame informado del estado de salud del general Zumalacarregui. Puede marcharse general.

- Si Majestad.


Cabrera salió del gabinete y una vez fuera, lo más rápido que pudo, salió al exterior donde esperaba su escolta con los caballos preparados. Las ordenes del Rey habían sido claras, tomar Bilbao. Además sabia que los hombres de su ejercito que, como todos los soldados carlistas, profesaban una radical admiración por Zumalacarregui, verían en esa orden una oportunidad de vengar la afrenta a su general, aunque posiblemente muchos de ellos pensaran que seria mejor fusilar al medico. Aun así, al general le seguía preocupando la endémica falta de hombres para nutrir sus filas, no sabiendo cuantas batallas y cuanto tiempo podría aguantar sino conseguían tropas de refresco.




iniciopartidasituacion.jpg


Situacion de la guerra a principio de 1836.








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Un saludo.
 
Last edited:
Pues dicho y echo, ¡¡A POR MADRID!!... y ademas como Zumalacarregui esta vivo (¡¡que buen evento este :D !!) los carlistas seremos imparables... que se vayan preparando esos progres cristinos :rofl:


Un saludo.
 
Muy buen comienzo. Ánimo con la AAR. :)
 
Seguiré de cerca tus pasos en esta AAR con gran interés, a ver si aprendo un poco y puedo posteriormente hacer algo digno con los carlistas (soy un copión :rofl: ).
Saludos y suerte con tu AAR :D
 
CAPITULO 2º.





Estella, 30 de febrero de 1836.

El general Cabrera estaba de vuelta con sus tropas a la capital Estella. Tropas que se encontraban en un estado de exaltación pues la victoria conseguida en Bilbao contra el Ejercito cristino del Norte, comandado por el general Serrano, había sido mas que contundente. A pesar de que contaba con pocos hombres mas, ya que aun teniendo teóricamente una división mas estas no se encontraban al máximo, las tropas de Serrano se habían visto obligadas a dejar la conquistada ciudad de Bilbao en manos carlistas de nuevo. Pero esto le había mostrado al general el grave problema que ya comentara al Rey Carlos: la batalla había causado importantes bajas a sus tropas y, si no se equivocaba mucho, no habría hombres de refresco para sustituirlas al completo.

En estos pensamientos se encontraba cuando a la entrada de su tienda de campaña apareció el oficial de guardia avisando de la llegada de un mensajero con ordenes urgentes. Cabrera dio permiso para que pasase.


- Mi general, con permiso. – El joven cabo se cuadró nada mas entrar en la tienda. – Traigo un mensaje urgente de parte del alto mando.

- Muy bien, déjemelo ver. – Cabrera cogió el sobre que le tendía el suboficial y comenzó a leerlo.


Según parecía, el alto mando había decidido dividir sus escasas fuerzas. Se le ordenaba disponer de inmediato de una de sus divisiones que, como se decía en la carta, seria inmediatamente reforzada con nuevos reclutas para ser puesta al mando del general Eguia. En verdad Cabrera no se esperaba esto.


- ¡¡¿Que divida mis fuerzas?!! Pero... ¿han perdido el entendimiento? Apenas tengo hombres y esperan que me desprenda de una división al completo... y entregarla nada mas y nada menos que ha ese chupatintas de Eguia.

- Eh... señor...

- ¿Cómo?... Ah, perdone cabo, estaba pensando en voz alta. Gracias por sus servicios, puede regresar y decir al mando que la división estará preparada inmediatamente.

- A sus ordenes mi general.


El mensajero salió rápidamente de la tienda dispuesto a llevar la contestación de Cabrera a sus destinatarios mientras que el general se sentaba en una silla todavía murmurando para si. Saco una botella de Whisky lleno un vaso y lo vació de un solo trago.




mapamovimientoscarlistas001.jpg


Movimientos militares.





Montilla, 25 de Mayo de 1836.

- ¡¡Vamos, recoger esos fardos y colocarlos en el carro!!... ¡¡Moveos!! ¿O queréis que venga el propio Espartero ha echaros una mano? – El capitán, un enorme hombre que pese a sus ya 50 años seguía impresionando a todo aquel que se convirtiera en objetivo de sus atenciones, daba ordenes de forma tan resuelta que se diría que Dios le había dado ese don en especial.

- Mi capitán, ¿se puede saber a que viene tanta prisa? – Pregunto uno de los soldados.

- ¿A que viene? Pues mire usted caballero, viene a que según el general, esos perros cristinos se han acostumbrado a mordernos el trasero desde la patada que nos dieron en el intento de recuperar Teruel, y en estos momentos, Espartero y sus hombres se dirigen hacia aquí a marchas forzadas... ¿Le sirve la explicación al señor?

- Me sirve y me basta mi capitán.

- Me alegro... ¡¡Y ahora ponte a trabajar o te dejaremos aquí para que le presentes nuestros respetos a Espartero!!




uniformes08.jpg


Despues de evitar la toma de Lérida por los liberales y conquistar Tarragona,
el ejercito del general Gomez fue derrotado por el Ejercito Real al
mando de Espartero en Teruel.




El veterano capitán se alejo sin cambiar la expresión de su cara, posiblemente dispuesto a seguir repartiendo disciplina a otro afortunado soldado.


- Lo que no comprendo es porque no nos quedamos aquí para intentar resistir en ataque,... aunque sea poca cosa, tenemos pequeñas fortificaciones repartidas por toda la provincia. – Comenzó a decirle el soldado que acababa de ser reprendido por el capitán a uno de sus compañeros.

- Supongo que es cosa del general Gómez. – Le respondió el compañero.

- Sí, pero...

- Mira, ni tu ni yo sabemos mas de estrategia militar que la que sabe un panadero, pero no lo necesito para ver que la moral de este ejercito, tras la paliza de Teruel, esta por los suelos, y tampoco necesito ser un genio para saber que, posiblemente, la de los cristinos que nos persiguen este por las mismísimas nubes.

- Vale, vale, pero...

- Calla y sigue cargando las cosas como ha dicho el capitán que me parece que nos ha puesto el ojo encima de nuevo.

- Oh...





Estella, 28 de Mayo de 1836.

El gabinete real estaba al repleto. No solo estaba el rey Carlos, sino que también su estado mayor y varios oficiales del ejercito. Habían llegado malas noticias y era hora de soportar las pesimistas cavilaciones.


- ¡¡Una división aniquilada!! ¡¡¿Cómo es posible?!! – El rey Carlos se encontraba dando vueltas de arriba a bajo por la sala.

- Las fuerzas a las que se enfrento Eguia eran mucho más numerosas Majestad.- Respondió uno de los altos oficiales.

- ¡¡Pues que se hubiera retirado!!

- No tuvo posibilidad de ello, Majestad.

- El ataque a Burgos no fue buena idea desde el principio – Se atrevió a decir el general Zumalacarregui, posiblemente por la confianza que le daba saberse el mejor general del ejercito carlista. – Ya le dije a Su Majestad que hubiéramos hecho mejor en asignarme el mando de dicha división a mi para dirigirme hacia el oeste, a Asturias, Cantabria y Galicia, pues los cristinos no tienen tropas por esa zona intentando cortarnos cualquier posible camino hacia Madrid.

- Si, general, ya sabemos cual era su opinión sobre el asunto, – Dijo el rey- pero tranquilícese, ya que pronto podrá llevar acabo esos planes. Si lo que me han comunicado es correcto, hemos conseguido reunir suficientes pertrechos y hombres como para formar una nueva división, ¡no es así?

- Si Majestad, - Respondió un oficial.- la esperamos para dentro de unos meses.

- Muy bien, ya lo veis general, pronto volveréis a la acción.




batallacarlista.jpg


El general Eguia y sus 10000 hombres fueron aniquilados por el ejercito
comandado por Serrano.




Cabrera, que también se encontraba entre los presentes, no estaba muy convencido de estos planes de acción. Había tenido que rechazar ya varios intentos de ataque por parte del general Serrano y sus tropas iban en constante mengua y aunque se le había prometido que se le enviarían refuerzos en cuanto fuera posible, veía como estos se utilizaban para crear nuevas divisiones. Además, aunque todavía no habían llegado noticias de parte de Gómez desde Cataluña, estaba seguro de que su situación no seria mucho mejor. Eso sí, tenia que reconocer que si se dedicaban exclusivamente a defenderse, mas pronto que tarde sus líneas se hundirían y la caída seria inevitable. Quien sabe, pudiera ser que el plan de Zumalacarregui funcionara, pues hasta ahora siempre lo habían hecho.









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Un saludo.
 
lordspain said:
Joooooo ...... vaya marcha. Dos aar al mismo tiempo. Qué nivel. Bueno, pues voy a seguir este también. Saludos.

Bueno, pero te aseguro que en esta no me voy a "recrear" tanto como en la otra :D que como empezace a darle a la tecla como se la doy en la de CK me iba a tener que dedicar de por vida a las AARs... y eso, tanto para mi salud como para la de los aqui presentes, es mejor que no :wacko: :rofl:


Un saludo.
 
la clave de ganar la guerra carlista es lograr aumentar la movilización para luego mobilizar 5 divisiones con las que te regalan una buen cantidad de manpower (50 o asi) luego simplemente reabasteces el debilitado ejercto carlista.

suerte contras estos corruptos liberales
 
CAPITULO 3º




Estella, 13 de Julio de 1836.


Los informes que el rey Carlos tenia en sus manos eran muy prometedores. Si bien era verdad que se había perdido Teruel sin visos de recuperarla, del frente de Cataluña llegaba la noticia de la recuperación de Morella, de donde las tropas al mando del general Miguel Gómez Damas habían tenido que huir precipitadamente pocos meses antes tras una contundente derrota en Teruel. También era verdad que se había perdido Lérida, pero según lo dicho por el alto mando, Gómez se dirigía hacia allí al frente de sus tres divisiones esperando encontrarse con la caballería real al mando de Narvaez, responsable de tal perdida. Las posibilidades de éxito eran grandes, y si se conseguía tal, se esperaba que el camino hacia Barcelona estuviera expedito.


Por otro lado, Cabrera, al mando de sus tres divisiones había partido camino de Burgos, esperando conseguir lo que no pudo hacer el general Eguia, tomar la ciudad. Según los informes, el encargado de proteger Burgos no era otro que ese maldito liberal de Serrano que tantas veces había intentado tomar Estella sin éxito, gracias precisamente a Cabrera. Ahora se medirían en terreno cristino, y al igual que en el frente catalán, las posibilidades de victoria eran grandes, pues la defensa de la ciudad estaba en manos de solo 10000 hombres frente a los 30000 leales carlistas.




mapasmovimientosguerracarlista002.jpg


Movimientos militares en el frente norte.




Mientras el rey se encontraba en su gabinete saboreando estos previsibles triunfos llamaron a la puerta con gran precipitación. Tras dar permiso para entrar a quien quiera que fuese, resulto ser uno de los jóvenes oficiales que servían de correos con el alto mando. Tras cuadrarse e inclinar la cabeza respetuosamente dio a conocer las noticias que traía:



- Majestad, traigo noticias de Zumalacarregui.

- ¿De Zumalacarregui? Bien, ¿y de que se trata?

- Santander ha caído, Majestad.

- ¡Excelente! Una noticia magnifica, ¿y como ha sido?

- Parece ser que la ciudad no presentó ningún tipo de resistencia, pues no había tropas liberales cerca.

- Vaya, así que Zumalacarregui no se equivocaba, los cristinos han concentrado todos sus ejércitos en Vascongadas y en Cataluña para impedirnos cualquier posibilidad de dirigirnos a Madrid.

- Eso parece Majestad, el general Zumalacarregui tiene intención de seguir hacia el oeste, según a dicho tiene la intención de llegar hasta La Coruña...

- ¿Cómo? Hum... El general sabe perfectamente cuales son nuestros planes, tenemos otras dos divisiones formándose en estos momentos y esperamos que él se ponga al frente de estas para dirigirnos a Madrid, si se dedica a pasearse por la costa cantábrica podemos perder mucho tiempo,... un tiempo que no tenemos.

- Majestad, el general dijo que si no se equivocaba, el oeste del país esta totalmente desprotegido y que dicha expedición no le llevaría mucho tiempo. Cuando las nuevas divisiones estén dispuestas, el general estará de vuelta.

- Bueno, es posible... y pensándolo bien, si la costa cantábrica cae en manos de Zumalacarregui, a los cristinos no les quedara otra que dividir sus fuerzas para intentar recuperarla, dándonos un respiro a nosotros... Bien, oficial, puede retirarse.

- A sus ordenes Majestad.



El oficial salió inmediatamente de la sala mientras que el rey Carlos volvía a la gran mesa donde se encontraban extendidos los diferentes mapas en los que se podía ver la situación de la guerra. Tras observar el recorrido que debería hacer Zumalacarregui y calcular el tiempo en el que las nuevas divisiones estarían formadas, el rey se dio por satisfecho.





Burgos, 7 de Agosto de 1836.


La detonación de los disparos de mosquetón llegaban hasta lo alto de la colina. Cabrera seguía la batalla que se decidía unos centenares de metros mas allá. El movimiento de los batallones se llevaba en perfecta formación siguiendo sus ordenes al pie de la letra. En verdad eran soldados carlistas.




cabrera.gif


El general Cabrera.




Las tropas de Serrano, que tantas derrotas habían sufrido frente a sus hombres desde la recuperación de Bilbao, se retiraban en desorden tras perder una de las cosas más importantes en el campo de batalla, la moral. Pronto Burgos estaría en manos legitimistas y volvería a la buena España.


Gracias a Dios, las cosas habían cambiado en los últimos meses. Por fin y después de muchas suplicas, sus divisiones habían sido totalmente reforzadas. Según le dijo unos de los altos oficiales que formaban parte del gabinete de guerra de Su Majestad, esto se debía a que las importantes aportaciones monetarias que recibíamos de los que simpatizaban con la causa carlista. Austria y Prusia habían contribuido enormemente, incluso nobles franceses, leales a la causa y enemigos de las ideas liberales y masonas habían contribuido para con el rey Carlos. La gran cantidad de dinero disponible había permitido aumentar al máximo los gastos bélicos del gobierno del rey, permitiendo llamar a filas a nuevos y fieles hombres de todas las provincias.




economiaguerracarlistaaportacionesextranjeras.jpg




- Mi general- dijo uno de los oficiales de su estado mayor que se encontraba junto a él en la colina- ¡¡El ejercito de Serrano se retira por fin!!

- Eso parece. No creo que Serrano acabe acostumbrando a estas derrotas.

- No lo creo mi general, pero apuesto que volverá a intentarlo.

- De eso estoy seguro.

- Pero ahora que haremos mi general, ¿nos quedaremos a defender Burgos?

- No, tenemos ordenes de dirigirnos a Estella. Hay que mantener protegida la capital. Estas acciones no son mas que para marear a los cristinos y obligarles a concentrar sus tropas en reconquistar sus plazas para que dejen las nuestras tranquilas.




batallaburgoscabrera.jpg


La batalla de Burgos.




Mientras decía esto, Cabrera vio como comenzaban a acercarse los oficiales al mando de los diferentes batallones del ejercito para pedir ordenes ante la actual situación. Cabrera lo tenia claro, volver a Estella lo antes posible, pues bien sabia que había cristinos en Huesca que podían realizar una intentona sobre la capital. En verdad esperaba que Zumalacarregui consiguiera lo que se proponía.




Barcelona, 27 de Septiembre de 1836.


El general Miguel Gómez sabia perfectamente que esta oportunidad no podía dejarla pasar. Tenia superioridad numérica, disponía de buena artillería y de una división de caballería. Delante de él esperaba Narvaez al frente de sus coraceros, atrapado en Barcelona como estaba, presentaría feroz resistencia, pero si caía derrotado, seria el fin de los coraceros reales, serian aniquilados.



- ¡Mi general! ¡Los coraceros reales han sido avistados por una de nuestras avanzadillas! ¡Parece ser que se preparan a presentar batalla! – Un capitán de caballería había llegado al galope junto al grupo del general.

- ¿Sí? Bien, pues como caballeros que somos, no dejaremos que sus expectativas se vean defraudadas. No podemos rechazar tal invitación.- Gómez se dirigió a otro de los oficiales- ¡Comandante! De la orden de batalla a los hombres. Que se preparen de forma inmediata.



El oficial, tras saludar marcialmente, espoleó a su caballo y puso dirección a las columnas de soldados impartiendo órdenes entre sus oficiales al mando. Gómez esperaba una gran victoria, tan grande como tomar una de las más importantes ciudades españolas. Sin duda seria un gran golpe para los liberales y un gran soplo de moral para los ejércitos de Don Carlos.




batallabarcelonagomez.jpg


La batalla de Barcelona.










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Un saludo.
 
CAPITULO 4º




Morella, 8 de Marzo de 1837.


De nuevo Morella. Pareciese que estaba condenado a llevar esta batalla sobre sus hombros de forma perpetua. El general Miguel Gómez ya había perdido la cuenta de cuantas veces se había visto obligado a retomar esta provincia de manos de los cristinos para mas tarde volver a perderla. Pero esa era la estrategia en esta guerra, un toma y daca con las tropas liberales.

Primero fueron los embates de Espartero, y ahora, una vez recuperado de la tremenda derrota que sufrió a sus manos en Barcelona, era Narvaez el que volvía a la carga, sin duda, espoleado por la humillación que esta le produjo. Había que tener en cuenta que desde ese mes de Septiembre del año pasado, Barcelona había seguido en manos carlistas, y probablemente eso fuera algo que el Estado Mayor en Madrid no podía tolerar.

Y bien parecía que estaban dispuestos a retomar la ciudad condal, pues era evidente que los cristinos habían comenzado una ofensiva total en el frente de Cataluña. La actividad en esos meses había sido agotadora, los hombres a su mando marchaban con un cansancio evidente, pero su espíritu de lucha seguía intacto. La batalla en Teruel fue la primera derrota de sus ejércitos, y también la ultima.




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Una nueva batalla en Morella.





- ¡Mi general! – El estruendo de la artillería no dejaba oír al joven oficial que se acercaba al galope desde el frente- ¡Mi general!

- ¡Vaya, capitán, ¿qué diantres ocurre?! ¡¿Va todo bien?!

- ¡No podría ir mejor mi general! ¡Las batidas de nuestros cañones están haciendo huir a los cristinos de las fortificaciones!



Esa era una buena noticia, pues por un momento había temido que las mismas fortificaciones que ellos se habían visto obligados a abandonar sirvieran a sus enemigos, pero estaba visto que, a pesar de que había un equilibrio de fuerzas, la moral de las tropas de Narvaez estaba desecha debido a las constantes derrotas frente a los leales carlistas.



- ¡Mi general, mire! – En esos momentos se veía como un mensajero a caballo llegaba a toda prisa desde el norte, pasando cerca de las tropas de retaguardia que iban camino de primera línea para apoyar el ultimo asalto a las posiciones de Narvaez - ¡Iré ha ver de que se trata, mi general!

- ¡Muy bien capitán, venga a informarme de forma inmediata!



Poco tardo el joven oficial en regresar con las noticias que le transmitió el cansado mensajero una vez fue alcanzado por la escolta, y dichas noticias iban a ser de enorme agrado del general Gómez, pues se trataba de un mensaje del general Cabrera, que, acudiendo a la petición de ayuda que el general Gómez había intentado hacer llegar a Estella, había llevado acabo un ataque contra Huesca en un intento por aliviar la presión en el frente catalán.




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El general liberal Narvaez




Huesca, 1 de abril de 1837.


Cabrera esta sentado en una silla a la entrada de su tienda: El campamento que habían levantado a las afueras de Barbastro estaba en plena actividad. Hacia poco que habían conseguido expulsar a las ultimas tropas cristinas de la provincia de Huesca y ya habían recibido la orden de poner camino de la ciudad de Zaragoza.

Al parecer, el gabinete de guerra de Su Majestad creía que desde Zaragoza seria muy fácil intentar cualquier acción contra la capital de Estella, lo cual era del todo cierto. No en pocas ocasiones, él mismo se había visto obligado ha defender la ciudad donde estaba establecido el rey Carlos de los ataques de ese cabezadura de Serrano, el cual parecía no cansarse nunca de recibir constantes derrotas de su mano.

Tan solo esperaba que esto no diera al traste con su escasa logística, pues si por voluntad de Dios, su ejercito caía, el frente, que habían estirado tanto como les era posible, se derrumbaría como un castillo de naipes.




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El norte de España en manos carlistas.




Pero por ahora todo parecía ir tal y como se había planeado, ¡por increíble que pareciese! Cuando salió de Estella camino de Huesca, ya habían llegado las noticias deseadas sobre las dos nuevas divisiones que se estaban creando en Bilbao con voluntarios vascos. Todo estaba preparado, al mando de Eguia, por el momento, se estaban poniendo en camino hacia Burgos, donde esperaba la división expedicionaria al mando de Zumalacarregui, que después del paseo militar por la costa cantábrica, estaba esperando en la ciudad de Burgos, ciudad que el mismo había tomado anteriormente de las manos de Serrano.

Después de eso, aunque no lo sabia exactamente, podía asegurar cuales serian los siguientes pasos del general Zumalacarregui, pues presumía de conocer a ese vendaval que Dios dio forma de hombre.




Burgos, 5 de abril de 1837.


- ¡A Madrid! ¡Sin ninguna duda ese a de ser nuestro objetivo primordial! – Zumalacarregui hablaba con sus oficiales mientras intentaba reprimir su exaltación- ¡Sin duda esa es nuestra meta!

- Pero mi general, ¿no deberíamos esperar a las ordenes de Estella?

- ¡¿Y dar tiempo de reaccionar a esos cristinos?! ¡Ni hablar! No se preocupe, en Estella saben perfectamente cual es el objetivo de esta guerra, lo que nos permitiría darla por finalizada.

- Puede que tenga razón, mi general. No parece que, según nuestros ojeadores han podido constatar, que entre Burgos y Madrid haya tropas de importancia.

- ¡Naturalmente! Siempre lo dije. Están concentrando sus esfuerzos en el frente de Cataluña, pues el ejercito de Gómez, con su artillería y su caballería es el más capaz de todos nuestros tropas... ¡Y eso es lo que tenemos que aprovechar!




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Movimientos militares.




Zumalacarregui estaba erguido en el pequeño promontorio donde había realizado la pequeña reunión de su oficialidad. Desde él, podía ver a sus ejércitos que se reagrupaba y reorganizaba después de la llegada de las dos nuevas divisiones que habían llegado esa misma mañana al mando del general Eguia. 20000 nuevos hombres, vascos para mas señas, de una total lealtad al rey Carlos y a España, dispuestos a dar hasta su ultima gota de sangre por la causa... igual que él mismo.

Sin duda, la victoria final sobre el gobierno de liberales y masones que manejaban a la joven reina Isabel estaba mas que próxima. Las puertas de Madrid estaban abiertas, y el no solía dejar pasar una invitación tan apetecible como esa, sin duda.











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Un saludo :D