Para empezar solo puedo felicitar a Zerz por su estupendo trabajo. Me he partido el culo leyéndolo, es muy muy bueno.
Espero que no os asustéis viendo mi AAR. Mi intención era que no se me quedase demasiado pequeña y creo que me he pasado un montón. Aún no lo tengo terminado pero colocaré la primera parte para q no se me junte el trabajo
.
No me seáis muy críticos ya que tb es mi primera partida MP y mi primer AAR.
No sabía muy bien como enfocarlo. No podía hacerlo de cachondeo pq Zers había djado el listón demasiado alto
, así q intente hacer algo más o menos serio desde el punto de vista de un personaje que vive la historia.
CAPITULO 1: La falsa apariencia sueca.
No sabría como definir estos últimos años. Ahora que abandono palacio me queda en el recuerdo ese pequeño periodo de gloria, sacrificio y poder que estuvo en mis manos y como si de un hierro candente se tratase tuve que soltar pasado un tiempo. Sabía que aquello no duraría demasiado pero me había hecho ilusiones, proyectos futuros, había dedicado las 24 horas de estos últimos años exclusivamente a la administración de mi país.
Todo ocurrió muy rápido. La iglesia católica había sido corrompida por las ansías de poder olvidando el verdadero camino de Jesucristo. El Rey sueco con el apoyo de muchos obispos del reino decidió crear su propia iglesia independiente del papado. Las iglesias de las viejas colonias heladas del norte y algunos rebeldes del este no estuvieron de acuerdo con el cambio por lo que muchos cargos importantes se quedaron bacantes. Yo, joven, y con estudios, había estado bajo la tutela del obispo Henrik antes de la revolución de Lutero, quién me había guiado por el camino del buen cristiano y me había enseñado todos los secretos de la iglesia. Él fue mi valedor en estos momentos tan difíciles para colocarme en palacio con la labor de ayudar al Rey en temas de administración de cuentas, puesto que los hombres de Dios eran los mejor preparados para estos temas y el Rey necesitaba alguien en quien confiar un tema tan delicado como este.
Si ahora que estoy abandonando palacio se me humedecen los ojos de tristeza, cuando entré por primera vez fue justo por lo contrario. Jamás pense en ver algo tan grandioso. Había riqueza y lujo por todas partes. Generales del ejercito del Rey merodeaban por palacio haciendo parecer que trabajaban cuando solo cuchicheaban con Obispos y Nobles sobre los últimos acontecimientos del Reino. El tema de mayor interés era una pequeña enfermedad que arrastraba el Rey durante casi 2 años y que había ido creciendo presagiando lo peor. Esperaban como hienas la muerte de este para poder mejorar sus cargos, aprovechando una posible crisis del Estado ante la juventud del príncipe heredero. Realmente no tenían otra cosa que hacer puesto que ya hacía unos cuantos años que Suecia se encontraba en paz con el resto del mundo. Teníamos una gran alianza con la mayor potencia de la época, la Grandiosa España, junto a una Inglaterra que vivía de sus barcos y dos pequeños Estados italianos, Génova y Milán, que supongo pretendían refugiarse del bélico entorno que nos rodeaba. No era nada recomendable andar sin una buena diplomacia y eso lo sabían bien los italianos después de que en Europa ocurriesen cosas tan extrañas como el reparto cual apetitoso pastel de Venecia, o la conquista de los Estados Pontificios por los infieles turcos.
Cuando entramos a palacio el obispo Henrik y yo, salieron a recibirnos dos guardias reales, con unas armaduras tan brillantes y limpias que parecería sacrilegio emplearlas en batalla. Nos invitaron a que esperásemos allí la llegada de los hombres del Rey. Por la sala paseaba gente de manera anárquica, supongo que porque no sabrían dónde se dirigían, simplemente aparentaban tener mucha prisa e iban de un lado para otro, subían y bajaban las enormes escaleras que llevaban a la sala del Rey.
Al poco tiempo bajaron por aquellas escaleras lo que parecían ser dos consejeros del Rey. Lo adiviné por las ropas que ostentaban. Vestían con unos trajes finos de seda que me hacían presumir que los habían mandado traer de los Países Bajos empleando buena parte del tesoro en ello. Nos presentamos y se ofrecieron voluntarios para mostrarnos el palacio pero no sin recordarnos continuamente que teníamos que cenar con el Rey en poco tiempo y que sería conveniente que nos vistiésemos en consonancia. Supuse entonces que se referían a mí, puesto que Henrik vestía una túnica muy elegante que permanecía como nueva a pesar de recordársela yo desde hacía ya dos o tres años, aunque eso sí, solo usaba para momentos como el que íbamos a presagiar. Mientras nos guiaban a nuestros aposentos no podía evitar pararme en cualquier detalle que encontraba, todo era novedoso para mi, un cuadro, una escultura, y unas hermosas jóvenes doncellas que se cruzaron sonrientes por nuestro camino como adivinando nuestros pecaminosos pensamientos. Una vez llegado a nuestro destino, nos recordaron de manera insistente que no podíamos retrasarnos y que solo nos quedaba media hora para presentarnos en el comedor. Posteriormente se alejaron apresurados por los pasillos por donde habíamos venido.
- Padre, perdone que le moleste ... (comentaba mientras me vestía con unas ropas demasiado elegantes para mi gusto)
- No te pongas nervioso, todo va a salir bien.
- Pero no sé realmente que es lo que quieren de mí, ¿Por qué todas estas prisas para reunirnos con el Rey? ¿Qué es tan importante para que después de un viaje de 10 horas no podamos descansar debidamente?
- No lo se Jock, si te soy sincero todo esto no me huele nada bien. ¿Has observado toda esa gente cuando hemos llegado? Me parece que vamos a tener el privilegio de observar de primera mano una serie de acontecimientos que marcarán el futuro del reino.
Salimos rumbo al comedor lo más rápidamente que pudimos ya que no queríamos enfurecer al Rey. Por el camino imaginábamos encontrar el comedor lleno de consejeros, generales, nobles y toda esa gente importante que habíamos visto al llegar a palacio, pero nos quedamos sorprendidos cuando entramos en el enorme comedor y estaban tan solo el Rey y cuatro consejeros sentados en una enorme mesa que bien podrían caber cincuenta personas sin estar apretados. Estaban todos sentados en la zona norte pero para mayor sorpresa no tenían ni platos, ni comida, ni ningún indicio q hiciera indicar que allí se iba a celebrar un banquete. Eso hizo que se me retorciera el estomago ya que llevaba desde la mañana sin probar bocado.
- ¡¡Henrk!! ¡¡Viejo amigo!! Sentaros donde queráis, están todos libres (dijo de forma irónica).
- ¡Saludos mi Rey! (dijo Henrik de una forma cariñosa pero respetuosa al mismo tiempo, mientras le hacía un gesto con la cabeza)
Unos criados nos mostraron unos asientos junto a los consejeros del Rey y nos sentamos. El Rey presidía la mesa
- Estoy seguro de que no os esperabais todo esto. Sé que estáis hambrientos pero el tema a tratar es mucho más importante que la salud de vuestros estómagos, hablamos de la salud de Suecia.
- Señor nos tiene muy intrigados. ¿Que es lo que ocurre exactamente que anda la gente de palacio tan alborotada? (pregunto Henrik dubitativo).
- ¡¡Preparan mi caída Henrik!! (dijo el Rey alzando la voz) ¡¡No se los voy a permitir!! (volvió a gritar, y cayo durante unos segundos para proseguir de nuevo ya ligeramente más calmado) A esos sucios perros les da igual el futuro de Suecia y les importa mucho menos la salud de su Rey. Esperan cualquier oportunidad para aumentar sus infatigables riquezas.
- Pero señor, ¿por qué piensa usted eso?, Suecia es prospera, no tenemos guerras y nuestra alianza es fuerte. ¿Acaso es todo apariencia y nuestra estabilidad se tambalea?
- La estabilidad de un reino se sustenta en el poder de su Rey, y amigo, el mío se agota. Mi salud empeora por momentos y los médicos de palacio no encuentran remedios para mi sufrimiento. Dicen que mi vida no peligra pero un Rey débil es incapaz de gobernar por sí solo. El equilibrio en palacio es similar al equilibrio europeo, se necesitan buenas alianzas para existir en este mundo tan bélico, y es por eso por lo que os he llamado.
- ¿Pero acaso tengo yo el poder para sanar su enfermedad? (preguntó con la confianza que le daba su vieja amistad). Sepa que mi lealtad por usted es infinita y bien sabe que antes que Rey, y me permitirá que se lo diga, usted es amigo y sabe muy bien que por usted y por Suecia lo haría todo. Pero no termino de comprender dónde le puedo ser útil.
- No te preocupes, no te haré esperar más. Os aclararé el porque de vuestra presencia. Recordarás que tu llegada fue acordada para que trajeras a ese famoso estudioso tuyo que tan buenas referencias me diste. Me comentaste que era el más aventajado de los que has enseñado nunca, ¿no es así?
- Pues sí, y aquí lo traigo como me pedisteis. Ha estado bajo las ordenes de nobles administrando sus bienes y solo me han dado alabanzas comentándome que había sido capaz de disminuir los gastos en la mitad en solo unos meses. Y no solo eso, sino que además es educado y sobretodo inteligente. Creo q puede serle muy útil. (Explico Henrik al mismo tiempo que me observaba de reojo).
- Muy bien, es todo cuanto quería oír. Ahora mismo eres uno de los pocos en quién confió. No hay nada más que hablar, tu chico administrará mi reino durante el tiempo necesario hasta que pueda recuperarme totalmente.
- ¿¿¿¿COMO???? See..eñor, él no es noble, nisiquiera es obispo, me parece que me ha malinterpretado, lo que yo le ofrezco es alguien que le ayude a administrar sus cuentas no a administrar un reino.
- No te he malinterpretado en absoluto Henrik (comento sonriente). La corona es demasiado tentadora para el noble, es peligrosa para el general y suele corromper al hombre de Dios con facilidad. Es de vital importancia que quién se haga cargo del reino sea alguien demasiado joven para dejarse tentar por el verdadero valor de la corona, inteligente para poder dirigir la diplomacia y lo último y más importante, debe tener el don de saber administrar los bienes puesto que es eso lo que da bienestar y lo que genera el progreso de un Reino. Además, tu mismo lo has dicho, nuestra alianza nos da la suficiente estabilidad internacional como para no tener que preocuparnos por guerras de momento. (Y su rostro se volvió serio para proseguir). No le pido que conquiste Europa, sino que mantenga Suecia con vida.
- Peee..ro él no esta suficientemente preparado para tan alto cargo. (Frunció el ceño y continuó). Me niego en rotundo señor, no puede usted darle esa tan alta responsabilidad. Se creará muchos enemigos poniendo su vida en peligro. (Supongo que me quería como a un hijo)
- Parece que no lo has entendido Hombre de Dios (dijo con sarcasmo). La vida de tu muchacho es una sola gota de agua en la inmensidad del Mar Báltico. Se que no esta suficientemente preparado, pero la preparación la da la experiencia, además ya lo había prevenido y TÚ serás su consejero. Pero no te equivoques, tu muchacho será la persona de más poder en Suecia después de mí. Tú tan solo podrás aconsejarle en los momentos difíciles. No te lo tomes a mal, pero prefiero que aparentemente estés al margen de todo esto ya que sabes que aún tenemos problemas con los curas que continúan procesando la vieja religión y quiero que tu te ocupes e expurgar mi Reino de esa gentuza. Te pondré al mando de mi iglesia para ello. (El rostro de Henrik cambió por completo y la ambición brilló por un instante en sus azulados ojos).
Se produjo un silencio desesperante que pareció hacerse eterno para después dirigirse a mí con la franqueza dibujada en su rostro.
- Muchacho, si eres la mitad de hombre de lo que me había contado Henrik te aseguro que podrás hacerte cargo de todo sin mayores problemas. El futuro de una Suecia corrupta o una Suecia unida esta en tus manos, ¿te ves capacitado para dirigir mi Reino durante mi ausencia?
- ......................Haré todo lo que este en mis manos por la gloria de Suecia.
- Entonces doy la reunión por concluida. Tan solo un último consejo. Olvida el miedo pero mantén el respeto por tus posibles enemigos. Muchacho, ahora eres el regente sueco y debes comportarte como tal, solo existe una persona más importante que tú y no estará en esta ciudad así que intenta mantenerte por encima del resto si no quieres morir aplastado. (Caminó hacía la ventana y con su vista en la lejanía terminó diciendo). Mañana partiré a algún lugar más tranquilo para recuperarme, pero me mantendré al tanto. Mis consejeros ya han sido informados, y los guardias reales son todos leales. Además los españoles han dado su visto bueno por lo que nadie se atreverá a cuestionar tu poder. Por lo demás podéis prescindir de los servicios de quien queráis.
Y ahora dirigiéndose a los criados.
- Servir la cena. Los invitados están hambrientos. (Y sin despedirse desapareció de la habitación)