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Elizabeth I
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La exploración del pacífico (1585-1603)


La conquista de América del norte suponía la anexión al reino de gran cantidad de población que adoraba a dioses falsos y que no conocía el camino marcado para la verdadera fe. La reina promovió el envío de misiones religiosas para llevar a los Norteamericanos por el verdadero camino. En 1593, éstas ya se habían extendido por todo el centro del continente.

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Nuestra gran expansión provocó quejas de España, que reclamaba todo el continente para sí. También nos exigió que nos retiráramos del Caribe y de la Costa de los mosquitos. Hicimos oídos sordos a sus quejas, pues ya no eran la potencia que habían sido 50 años antes. Para reducir su influencia en nuestras colonias caribeñas, contratamos corsarios que llegaron a ser muy efectivos, por lo que, pese a tener menos asentamientos, tuvimos más poder naval en el Caribe que España.

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La conquista de América del Norte había causado gran impresión en el pueblo, lo que había permitido que la estabilidad subiera a +2. La calidad de las obras de William Shakespeare, un autor que empezaba a publicar entonces sus primeros escritos, provocó que la estabilidad subiera, por primera vez en décadas, a +3. La crisis de mediados de siglo ya había quedado atrás.

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Aún así, la popularidad de la reina empezó a decaer al final de su reinado. El Parlamento era cada vez menos manejable y ponía reparos en el abuso de los monopolios que la reina concedía a sus favoritos en medio de la corrupción. En un último discurso ante el parlamento en 1601, la reina decidió derogarlos, causando gran agitación.

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Pese a estar perdiendo el favor del pueblo, la reina siguió con la gran obra de su reinado: las exploraciones en extremo oriente. Decidida a comprobar si era cierto que la tierra era redonda, mandó a los exploradores Francis Drake y a Davis que intentasen encontrarse; partiendo Drake de Australia ( Dónde se había construido una colonia penitenciaria) y Davis de los puertos Incas, donde se nos permitía apostarnos. Tras varias semanas navegando, el encuentro se produjo en el centro del océano.

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A partir de tal encuentro, las exploraciones se dedicaron a cartografiar todo el pacífico. Tomando como bases Australia, Macao (Paso a tropas) o la recién colonizada Oregón, durante la siguiente década se cartografió palmo a palmo el océano más grande de la tierra. Se descubrieron islas como las Filipinas, Nueva Zelanda o Hawaii.

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Al finalizar el siglo, el Pacífico había sido completamente cartografiado, así como el resto de los mares de la tierra; ya no quedaban provincias marítimas por descubrir. Ahora la tarea de explorar les correspondería a los conquistadores.

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Mapa del mundo conocido por Inglaterra (1600)
Elizabeth moriría poco después, siendo recordada como una de las más grandes Monarcas. Si bien no se había combatido en ninguna guerra Europea durante su reinado, el país había salido de la crisis en que se encontraba al inicio de éste (debido a los enormes gastos en colonos y a la gran inestabilidad). La economía había crecido un 150% pasando de 220 a 530 ducados al mes y el ejército había vuelto a situarse entre los más grandes de Europa (en 1558 éste contaba tan sólo con 50000 efectivos, pero entre 1580 y 1585 esa cifra se quintuplicó) y la flota volvía a superar el centenar de barcos. El país volvía a estar en condiciones de iniciar una nueva guerra en Europa.
 
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Elizabeth I
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Situación internacional (29 de marzo de 1603)


Inglaterra

-Puntos de Victoria: 3947

-Estabilidad: -1

- Badboy: 10,6/44

- Base de reclutamiento: 113

-Tesoro: 263 ducados

-Cantidad de provincias: 140

- Rendimiento comercial: 85%

- Rendimiento de la producción: 75%

-Ingresos mensuales: 536,69 ducados

-Inflación: 1,9%

- Centros de comercio: 6

- Manufacturas:

- 6 Refinerías
- Astilleros: 1

-Ejército:


- 194990 Soldados de infantería


- 122279 Soldados de caballería
-Flota:


- 108 Buques de guerra



- 20 Transportes
-Tecnologías:

- Tecnología terrestre: Renacimiento (12)


- Tecnología naval: Baja Edad Media (10)


- Nivel de comercio: Proteccionismo (7)


- Infraestructuras: Barroco tardío (6)
-Política interior:

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Comparativa de países

-País con más puntos de victoria: Inglaterra (3947)

-País con más inflación: Zimbabwe (48,4%)

-País con más ingresos mensuales: Japón (622,26 ducados)

-País con más rendimiento comercial: Inglaterra (85%)

-País con más rendimiento de la producción: Inglaterra (75%)

-País con mayor tecnología terrestre: Lorena (13)

-País con mayor tecnología Naval: Génova (12)

Mapas del mundo conocido

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Europa

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Norteamérica

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Sudamérica

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África

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Asia

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Oceanía
 
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James I
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El Hundimiento del Imerio hispánico (1): Los planes (1603-1605)


La muerte de Elizabeth sin descendientes planteaba un problema de sucesión. Finalmente, el parlamento proclamó como nuevo monarca al regente de Escocia James VI, como James I de Inglaterra. James I era el miembro de la dinastía de los Estuardo, reyes de Escocia hasta 1445, año en qué James II había abdicado en Henry VI.

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Tal decisión fue tomada por ser la candidatura más seria y la más poderosa, frente a otras como el vizconde de Beauchamp o Lady Ana Stanley, los cuales no tenían suficiente poder como para defender sus derechos.

El nuevo monarca fue bien recibido por el pueblo Inglés, y mientras marchaba hacia el sur, sus súbditos iban congregándose para ver a su nuevo rey.
Pero pese a la facilidad de la sucesión y la calidez con la que había sido recibido el monarca, durante su primer año de reinado James I tuvo que hacer frente a varias conspiraciones de nobles que planeaban derrocarle. Una de ellas estaba financiada por genoveses, ayudados en secreto por el monarca de España Felipe III.

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La ayuda a los conspiradores fue tomada por James I como una declaración de guerra, y el rey tomó la decisión de “castigar” a España realizando una nueva invasión de su país. Pronto el reino empezó a prepararse para la guerra.

Pese a que la astucia diplomática de Felipe III había conseguido formar una poderosa alianza defensiva, (España, Portugal, Génova, Oldemburgo, Suecia y la Orden Hospitalaria) el poder Español había decaído mucho durante el último siglo, debido a que el país nunca había llegado a recuperarse de la guerra de los doce años. Los intentos de Felipe II de recuperar el prestigio perdido con la conquista de los Aztecas habían fracasado estrepitosamente, y el poder comercial castellano disminuía en la medida que aumentaba el inglés. La armada ibérica también había decaído, y la mayor parte de sus buques estaban obsoletos, siendo incapaces de detener los ataques de los piratas turcos a las islas españolas del mediterráneo.
Inglaterra era la otra cara de la moneda. El ejército casi alcanzaba los 300.000 hombres, la flota superaba los 120 buques, la economía era 8 veces más poderosa que la española y teníamos posesiones coloniales por todo el globo. Además, el equipo de nuestros soldados era más moderno.

Pronto se esbozó un plan de ataque. Nuestros objetivos eran avasallar Oldemburgo, conquistar Gibraltar, Menorca, las pequeñas Antillas, la isla de Chipre, Bombay, las colonias Portuguesas del Cabo y Gambia. A ser posible también se intentaría exigir el corredor del Sahara. Objetivos tan ambiciosos necesitaban un plan de ataque ambicioso, cuya realización se asignó al general Alden, que murió poco después de entregarlo.
El plan preveía un ataque masivo en Europa contra las metrópolis combinado con la invasión de las colonias Españolas en el Caribe y las Portuguesas en el Cabo.

En Europa occidental, se destinarían 5 ejércitos de 20k cada uno para atacar directamente a España, con avances hacia Toledo, Madrid, Zaragoza y Pamplona. La siguiente fase de invasión estaba tan sólo esbozada, aunque en líneas generales planeaba avanzar por el norte y atacar Portugal desde Galicia a la vez que se conquistaba Cádiz y Sevilla negándole a España su puerto más importante. La conquista de Menorca la realizaría el ejército 4 a bordo de la Mediterranean Fleet (con base en Barcelona).
Para la invasión de Oldemburgo-Bremen estaban destinados los ejércitos 8 y 9, apoyados por la Home Fleet, que bloquearía los puertos una vez hubiese desembarcado en Suecia al ejército 7.
En Holanda se dejaría una guarnición de 60k mientras que la reserva de tropas estaría estacionada en París, para poder enviar efectivos al norte y al sur cuando se necesitasen.

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Las operaciones en el mediterráneo oriental consistirían en el desembarco del ejército 10 en Chipre escoltado por la Western Mediterranean Fleet.

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Otro gran frente estaría constituido en el Caribe. Ahí estarían apostados los ejércitos 11 y 12 destinados a invadir las colonias hispánicas. La Caribbean Fleet y la Fleet of the Antilles los apoyarían en desembarcos y bloqueos.

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El recién formado Ejército 1 Sudafricano invadiría las posesiones Portuguesas en el Cabo y luego sería transportado por las South African Fleet hasta las colonias de Portugal en Gambia.

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El último frente sería la India, donde el ejército 1 Hindú estaría destinado a invadir Bombay partiendo desde Goa.

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Estando todo listo y planeado, en diciembre de 1605 se declaró la guerra.
 
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James I
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El Hundimiento del Imerio hispánico (2): Detenidos por los tercios (1606)


Las operaciones militares empezaron el 1 de Enero de 1606. Las primeras batallas se libraron en territorio alemán, donde las fuerzas oldemburgesas opusieron una resistencia mínima.

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En inferioridad numérica y con malos generales, el enemigo no tuvo otro remedio que retirarse.


Para aquél entonces ya habían empezado los movimientos de tropas en la península. Zaragoza y Pamplona fueron asediadas, mientras que los defensores de Madrid tenían que retroceder cada vez más y más. El plan de atacar Toledo finalmente no se realizó, ya que las tropas destinadas a hacerlo fueron destinadas a otro mucho más ambicioso que si resultaba acabaría con la mayor parte de los efectivos enemigos en la península.

El plan consistía en acabar con el ejército de 30k que estaba asentado en las llanuras andaluzas mediante un ataque por sorpresa de nuestra caballería, que maniobraría de forma excelente gracias al terreno. El plan era bueno, se había reunido un ejército de 20.000 jinetes y 10.000 infantes para realizar la misión, y España no se lo esperaba.

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Pero el gran defecto del plan fue el que hizo que se convirtiera en un desastre. El gran problema era que no conocíamos la composición del ejército enemigo, y eso resultó ser fatal, pues cuando la caballería inglesa llegó a Sevilla, se encontraró con 30.000 jinetes y tan sólo un regimiento de infantes. La batalla que siguió fue de esas que la historia recuerda, un enfrentamiento en el que los contingentes de caballería se rodeaban unos a otros para realizar sus cargas, una verdadera batalla de movimientos sin descanso. Pero la superioridad en caballeros y el mejor mando enemigo (su ejército estaba liderado por Ambrogio Spinola, un 3-5-4 y el mío por nadie) inclinaron la balanza a su favor y nos costó una de nuestras mayores derrotas. Del enfrentamiento sólo consiguieron salir indemnes 9000 jinetes, todos los infantes y 10.000 caballeros perecieron. La batalla que tenía que darnos la victoria nos había costado una de nuestras más grandes derrotas.
La incapacidad de vencer al enemigo en Andalucía le permitió reagruparse en Extremadura, y desde allí avanzar hasta Valencia y ponerle sitio además de preparar un gran ejército que avanzó para romper el sitio de Madrid.

Esta vez estábamos preparados, nuestro ejército estaba compuesto principalmente de infantería y el apostado allí era la flor y nata del ejército inglés. Pero de nuevo España nos sorprendió con nuevas formaciones de combate y buenos mandos. Ahora las tropas hispánicas estaban constituidas en formaciones combinadas de piqueros y arcabuceros, llamadas tercios, que disfrutaban de la rigidez de la infantería pesada y de la potencia de fuego de largo alcance de los arcabuceros, con lo que eran una formación de ataque y defensa ideal. La nueva derrota que sufrimos puso en evidencia que, pese a haber perdido el papel político de antaño, el ejército español seguía siendo de los mejores del mundo y que su continua invención de nuevas tácticas podía contrarrestar su falta de buen armamento.

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Pero si en la península nuestros éxitos eran limitados, en el resto del mundo éramos imparables. Bombay había caído sin ofrecer resistencia, al igual que las colonias Portuguesas del cabo. En el Caribe había habido alguna que otra batalla naval, pero de poca importancia. De momento España había conseguido defender medianamente sus islas y evitado algunos desembarcos, pero sus colonias continentales habían caído con facilidad.

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El último frente importante era el sueco. Para la invasión de Escandinavia se habían reunido 20.000 hombres, que tras desembarcar en Västergötland habían obtenido ciertos éxitos contra los soldados suecos. Pero aquellos sólo eran exploradores. El grueso del ejército llegó después.

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Nos retiramos por el cansancio y por el frío hacia Smaland, y consideramos aquél enfrentamiento como una prueba para ver las tácticas suecas. Si aquello era todo lo que Suecia nos podía enviar, sería sencillo acabar con su país. Pero pronto fue evidente que aquello sólo era una parte del ejército sueco. Nuestros exploradores informaron que un enorme ejército de 60.000 hombres avanzaba hasta nuestra posición. Al parecer, Suecia no era tan débil. Se decidió retirarse hasta Skane, territorio español, en el que los Suecos no podrían entrar y nos serviría como base para una posterior invasión de su país.


Dejando aparte las batallas terrestres, la Royal Navy tuvo un papel muy importante durante el conflicto, al tener que enfrentarse a algunas de las flotas más poderosas y modernas del mundo, muchas veces en inferioridad numérica. Hubo batallas en todo el mundo, desde las costas chipriotas hasta el centro del atlántico o el mismo canal de la mancha. Durante el primer año de guerra, hubo algunas de las mayores. Cabe destacar la batalla que libró la flota sueca para evitar nuestro desembarco en su país; las batallas que libraron los modernísimos barcos genoveses para evitar que obtuviéramos el control del mediterráneo en las que, pese a estar en superioridad numérica muchas veces, se llevaron la victoria (hasta que no se retiró Génova del conflicto no pude emprender acciones en el mediterráneo, tenía una flota enorme y muy moderna); los ajustados combates en el Caribe, que entretuvieron nuestra flota durante algunos meses y retrasaron la invasión de de las Antillas y la batalla del cabo, en la que una flota de transportes escoltado por un solo buque de guerra derrotó a nueve galeones Portugueses, siendo condecorados todos los hombres del buque en cuestión.

Pero, pese a tener una enorme flota, la gran cantidad de frentes en los que tenía que luchar hacía que estuviera en inferioridad numérica en algunos de ellos, como el mediterráneo o el atlántico sur. Para reforzarla, se constituyó la Duch fleet, compuesta de los nuevos buques que acababan de salir de los astilleros de Londres.

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A finales de 1606 la situación era la siguiente: pese a haber conseguido triumfos en Oldemburgo, la India y el Cabo, Suecia nos había barrido en nuestro intento de invasión de Escandinavia, España aguantaba en la panínsula y en sus islas del Caribe y hasta había empezado una ofensiva en España con la conquista de Valencia y que iba camino de recuperar granada y Barcelona.

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Sin embargo, la situación no era tan mala como lo pudiera parecer. La economía de España era débil, incapaz de reclutar tantos efectivos como los que perdía. En cambio, pese a haber sufrido enormes bajas, nuestro ejército seguía intacto, con los 300.000 hombres del incio de la guerra. Por cada arma o armadura forjada en España, 5 lo hacían en Inglaterra. Era simple cuestión de tiempo que el ejército enemigo se desmoronase, unido a la rendición de Olemburgo jurándonos vasallaje y la paz con la Orden Hospitalaria a finales de año, no auguraba un futuro demasiado bueno para España, que veía como lo poco que le quedaba de su imperio se precipitaba hacia el abismo.
 
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James I
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El Hundimiento del Imerio hispánico (3): Victoria en Bilbao (1606-1609)


La guerra continuaba. Los informes que iban llegando a Londres sobre la situación en los frentes coloniales eran buenos, a diferencia de los del ibérico, que estaba estancado. En apenas un año había caído Bombay, el virreinato de Nueva Granada y las colonias Portuguesas del cabo. El siguiente paso consistía en desembarcar en Gambia y conquistar Dakar, acabando con la presencia Portuguesa en África.

10000 hombres liderados por el audaz conquistador Raleigh realizaron el desembarco y vencieron a la guarnición de Dakar. El frente Africano estaba cerrado, ahora Raleigh sería trasladado a América para realizar la conquista de las pequeñas Antillas.

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Era marzo de 1607, y por aquél entonces empezaron a llegar los primeros refuerzos a la península provenientes de Inglaterra. La ofensiva de ese año iba a estar centrada en el norte, para rodear su capital y para permitir a los ejércitos del sur romper los sitios de Barcelona y Granada. 20.000 hombres marcharon hacia Bilbao, apoyados por otros 20.000 más que habían tomado Zaragoza. Para contrarrestar a los tercios, se decidió imponer una nueva táctica de combate adoptada del líder rebelde Mauricio de Orange, que le había permitido conseguir ciertos éxitos contra nosotros. La táctica consistía en la adopción de varias líneas de mosqueteros, que iban avanzando para disparar y retrocediendo para cargar de modo que siempre se estuviese disparando (alcancé el CRT 14, mosquete). A partir de la batalla de Bilbao, empezaron los éxitos contra los Españoles, que continuaron durante toda la guerra y nos valieron la victoria en ella.

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Una vez derrotado al ejército español en Bilbao, empezó el asedio de la ciudad al igual que el de León, que ya no contaba con protección por el norte.
Más o menos al mismo tiempo que la victoria de Bilbao se realizó la corta pero espectacular campaña de Génova, en la que la serie de victorias obtenidas en Torino frente a los genoveses y el posterior sitio de su capital acabaron con sus esperanzas de ganar la guerra. Se firmó una paz incondicional, lo que nos dio libertad de acción total en el mediterráneo. Los desembarcos en Chipre y Mallorca no se hicieron esperar.

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Pero, pese a la serie de victorias conseguidas en España y el Mediterráneo, seguíamos siendo incapaces de invadir Suecia. Una nueva ofensiva realizada en 1608 acabó por fracasar de nuevo con la aparición del grueso del ejército Sueco. Entonces se decidió conquistar Skane antes de nada, para poder acumular más tropas antes de atacar de nuevo.

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Pero, mientras que Suecia aguantaba, España se había desmoronado en apenas unos meses. El gran ejército con el que contaba al inicio del conflicto había desaparecido tras la batalla de Bilbao, y ahora podíamos campar a nuestras anchas por Castilla.

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La cosa no les iba mejor en el mar. Los restos de su flota mediterránea fueron echados a pique en el golfo de Almería, mientras que el último de los barcos que defendía las Antillas encontró el mismo destino en el Caribe, dejándo las islas a nuestra merced.

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Una vez dejada KO a España, procedimos a invadir Portugal. Su ejército estaba ocupado sitiando Granada y había dejado desprotegido su país. La invasión se empezó esta vez por el sur, tomando como base el puerto de Cádiz, ya en nuestras manos.

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Algarve cayó al poco tiempo y se siguió el avance hacia el norte. En Castilla, España pasaba sus horas más negras. No le quedaba ejército en la península y más de la mitad de su territorio había caído. Felipe III nos envió varias propuestas de paz, pero ello significaría también el cese de hostilidades con Suecia. Para acabar la guerra, Suecia tenía que caer, y viendo la situación en Escandinavia, el conflicto aún podía durar.

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Situación en la península en 1609
 
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James I
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El Hundimiento del Imerio hispánico (4): Las campañas de Suecia (1609-1611)


España estaba ya derrotada completamente en 1609 en Europa y la América continental, pero aún mantenía el control de las pequeñas Antillas, sus colonias más ricas, bien guarnecidas y protegidas hasta hacia poco por una flota de navíos de guerra. La conquista se tenía que realizar rápidamente y con las menores bajas posibles. El excelente estratega militar Raleigh fue asignado para conquistarlas.

El primer desembarco se produjo en la isla de Guadalupe, sin ninguna oposición, y a continuación se procedió a atacar Antigua, poco guarnecida y que fue fácilmente conquistada.

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La isla de Dominica también quedó en nuestras manos al no haber ningún tipo de guarnición de defensa. El siguiente objetivo era Martinica. Un gran ejército de 15000 hombres la defendía. Pese a contar con Raleigh, se esperó a tener la misma cantidad de efectivos antes de atacar.

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Durante los días que duró la batalla, las fuerzas enemigas se tuvieron que ir replegando hasta que finalmente no tuvieron lugar donde hacerlo. Se combatió duramente por cada palmo de la isla, habiendo muchas bajas en los dos bandos.

Ahora sólo quedaban dos islas en manos enemigas: St. Tomás y St. Martín. Sólo la primera contaba con guarnición. Raleigh dividió su ejército en dos y se dirigió con su flota de desembarco hacia St. Tomás, donde pilló por sorpresa a los Españoles y los derrotó en pocas horas.

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La conquista de las Antillas se había realizado en menos de un año con pocas bajas y con excelente destreza por parte de Raleigh.

El único enemigo que faltaba por conquistar aún era Suecia. Durante la guerra se realizaron hasta 6 campañas de invasión de su país.

Las dos primeras estaban compuestas por no más de 20.000 hombres y ya las he contado. Las verdaderamente grandes fueron las de la segunda mitad de la guerra, en la que Suecia era prácticamente el único enemigo y se tenía conquistado Skane, ciudad que podía soportar hasta 50.000 soldados.

La tercera ofensiva se realizó en Enero de 1609. 40.000 soldados partieron de Skane en dirección al norte, pero los Suecos nos detuvieron en seco y se tuvo que realizar una retirada.

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La cuarta empezó tan sólo unos cuatro meses después de haber fracasado la anterior, al inicio del verano. Si bien tuvo cierto éxito, no consiguió el objetivo de convencer a los Suecos para que nos entregaran Chipre. El ataque se realizó esta vez con 60.000 efectivos. La superioridad numérica nos dio la victoria en Smaland, donde Suecia perdió 25.000 hombres, e inmediatamente se puso rumbo a Estocolmo, dejando una guarnición para que sitiara la ciudad. Pero los espesos bosques Suecos eran un mal lugar para mantener un ejército grande. El enorme ejército inglés se sucumbió al desgaste y cuando llegó a las puertas de Estocolmo, sólo la mitad de los 40.000 hombres que habían partido de Smaland seguían en pie. Los 30.000 Suecos que nos esperaban allí lo tuvieron fácil para vencernos y realizar un contraataque que nos volvió a expulsar hasta Skane.

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La quinta ofensiva se realizó en otoño de ese año, y fue rechazada con facilidad en Smaland por el ejército Sueco. Pasarían dos años hasta que se volviera a atacar.

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Las tres ofensivas de 1609 fueron un fracaso táctico, pero una victoria estratégica. Pese a haber perdido más hombres y equipo y no haber conseguido conquistar territorio, Suecia había perdido un porcentaje mucho más elevado de su ejército. Mientras que para nosotros los hombres perdidos se podían remplazar con facilidad, Suecia sudaría mucho más para conseguirlo. Resultado de todo ello fue la sexta ofensiva, realizada en Enero de 1611.

Para el nuevo ataque se contaba con 70.000 mosqueteros, bien armados y entrenados. Suecia podía oponer a ello 30.000 arcabuceros. Pero el nuevo ataque tenía un componente que la diferenciaba de las anteriores. Esta vez se asaltarían las ciudades con todo el ejército en vez de sitiarlas con unas pocas tropas, para conseguir la máxima movilidad del ejército de invasión y la menor posibilidad de recuperación Sueca. Donde había fallado la guerra de posiciones, quizá triunfaría la guerra de movimientos.
El ejército Sueco fue barrido en la batalla de Smaland. La ciudad se asaltó y se avanzó hasta Estocolmo, que cayó en dos semanas. Ante la negativa Sueca de rendirse entonces, se atacó también Västergötland.

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Tras la caída de la parte más importante de su país, Suecia firmó la paz entregando Chipre. Portugal hizo lo mismo dándonos el Cabo, Namibia, Gambia y Bombay. España también capituló con un tratado que la condenaba a ser una potencia regional y olvidarse de sus sueños de gloria de una vez por todas. En él, nos cedía las Baleares, el peñón de Gibraltar, el corredor del Sahara y todas las pequeñas Antillas.

El Imperio Español era ya cosa del pasado.
 
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Magnifica guerra pero un poco mas y tienes a los suecos veraneando en Londres :cool:

Pero digo yo, a que esperas para arrevatrle a España esas deliciosas provincias que producen:

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Seguro que las gentes de Inglaterra lo agradecerian.
 
Gregor V said:
Magnifica guerra pero un poco mas y tienes a los suecos veraneando en Londres :cool:

Pero digo yo, a que esperas para arrevatrle a España esas deliciosas provincias que producen:

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Seguro que las gentes de Inglaterra lo agradecerian.

Yo se las habría arrebatado, pero es que no las conquistó :rofl:

Le machaqué tanto que fue incapaz de ganar a los aztecas. Y el ToT y mosquitos no ayuda, porque por allí pasan todos los ejércitos que van hacia Méjico, y por el ToT me atacan el ejército que tengo allí y les hago papilla sus fuerzas de invasión :rofl:
 
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James I
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Rhodesia (1611-1625)


Gran parte de las colonias ganadas en la guerra estaban despobladas y no tenían apenas infraestructuras, con lo que aprovechaban muy poco su potencial. Ése era el caso de la mayor parte de las pequeñas Antillas, cuya población no excedía los 1000 habitantes por isla exceptuando St. Thomas y Antigua.
Las plantaciones de Azúcar situadas en las Antillas podían ser verdaderas minas de oro si eran explotadas convenientemente, de modo que se redirigió todo el flujo de población sobrante de la metrópoli hacia las nuevas colonias y se empezó la construcción de infraestructuras convenientes.

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En apenas 5 años, la población de las islas se había triplicado y ya se consideraban ciudades coloniales.
Pero el enorme crecimiento repentino de población inglesa en sus territorios no sentó bien a los indígenas de las Antillas. Realizaron varios ataques de saqueo en las ciudades que acabaron provocando grandes represalias aún más salvajes.

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Ante los ataques indígenas, el gobierno de Londres decidió crear milicias coloniales organizadas, capaces de funcionar autónomamente y que pudieran rechazar con éxito los ataques nativos.

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Otra región que también sufría los ataques nativos era la colonia del cabo. Casi desde su fundación seis décadas atrás, los ejércitos Zimbabwenses habían estado realizando ataques a las ciudades de los colonos que habían arruinado la economía local y provocado la muerte de muchos colonos. Uno de ellos, un tal Cecil Rhodes, estaba dispuesto a liderar un ejército que penetrara en el inexplorado territorio Zimbabwés para acabar de una vez por todas con su amenaza. Rhodes era uno de los hombres más ricos de Europa y podía pagarse el ejército de su bolsillo. Su plan de conquista se aprobó y en dos años Rhodes ya había reclutado y armado a 40.000 colonos que esperaban en la frontera. Tras engañar al rey Zimbabwés con un préstamo, sus ejércitos atacaron a los guerreros Zimbabwenses. Pese a estar en inferioridad numérica, las tropas de Rhodes derrotaron cuatro veces a los Zimbabwenses antes de caer víctimas de enfermedades y el clima en Zambezia, última ciudad costera del enemigo. Pero Rhodes no se dio por vencido y regresó al cabo, donde reclutó un nuevo ejército y volvió a marchar a la conquista, con la ventaja de que ya había conquistado la mitad del país enemigo.

Rhodes también fue ayudado desde Londres por la moderna Duch fleet, que trasladó cerca de 50.000 soldados en tres viajes de Inglaterra al cabo. La Duch fleet estaba compuesta por un nuevo tipo de barco, los galeones, mucho más rápidos y poderosos que las carabelas.

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Mientras tanto, Rhodes continuaba con su conquista. Sus hombres vencieron a un gigantesco ejército Zimbabwés de 80.000 hombres en las puertas de su capital, y lo persiguieron hasta que hubo caído la última de sus ciudades.
La conquista había durado cuatro años, debido a que se tenían que cartografiar las tierras nuevas que se descubrían y a que las pérdidas de soldados debidas a extrañas enfermedades eran muy altas.

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El rey llamó a los nuevos territorios Rhodesia, en honor al hombre que le había conquistado, el cual se había vuelto aún más rico con la explotación de las minas de oro de éste.
Con su nueva fortuna, Rhodes construyó cuatro fábricas textiles en Inglaterra y Bélgica, que le reportaron aún más beneficios y le permitieron convertirse en el hombre más rico de Europa

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Pero el rey, envidioso de su riqueza, le hizo ejecutar y se quedó con toda su fortuna y posesiones. Ésta la invirtió en el envío de más misiones a América del Norte, que a la muerte de James I, en 1625, era completamente católica.

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James I
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Situación internacional (1 de abril de 1625)


Inglaterra


-Puntos de Victoria: 4674

-Estabilidad: +1

- Badboy: 24,1/44

- Base de reclutamiento: 141

-Tesoro: 777 ducados

-Cantidad de provincias: 174

- Rendimiento comercial: 86%

- Rendimiento de la producción: 89%

-Ingresos mensuales: 696,37 ducados

-Inflación: 2,0%

- Centros de comercio: 6

- Manufacturas:

- 6 Refinerías

- 3 Fábricas
- Astilleros: 2

-Ejército:

- 234048 Soldados de infantería


- 96579 Soldados de caballería
-Flota:
- 140 Buques de guerra


- 19 Transportes
-Tecnologías:

- Tecnología terrestre: Renacimiento (16)


- Tecnología naval: Renacimiento (18)


- Nivel de comercio: Proteccionismo (7)


- Infraestructuras: Gobierno central (7)
-Política interior:

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Comparativa de países

-País con más puntos de victoria: Inglaterra (4674)

-País con más inflación: China (66,7%)

-País con más ingresos mensuales: Inglaterra (696,37 ducados)

-País con más rendimiento comercial: Inglaterra (87%)

-País con más rendimiento de la producción: Inglaterra (90%)

-País con mayor tecnología terrestre: Inglaterra (16)

-País con mayor tecnología Naval: Inglaterra (18)

Mapas del mundo conocido

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Europa


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Charles I
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El camino hacia la guerra civil (1625-1642)


El sucesor de James I fue su segundo hijo Charles I, debido a que el primero había muerto por tifus en 1612. Charles había sido un niño subdesarrollado, que aún no hablaba ni caminaba a los 3 años.

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Charles planeaba convertir Inglaterra en una monarquía absoluta al estilo de otras cortes Europeas, en la que se elevaba al monarca a la categoría de un dios y se le trataba como tal. Pero de inmediato sus intereses chocaron con los del parlamento, el cual quería que su opinión se tuviera en cuenta en cuestiones como la Iglesia, la justicia y los impuestos. Para desafiarle y demostrar a los parlamentaristas que él estaba por encima de ellos, Charles intentó casarse con una princesa española, a lo que respondió el parlamento con la presentación de la petición de Derechos. Según los términos de ésta, el rey no podía recaudar nuevos impuestos sin el permiso del parlamento. Tampoco se podía imponer la ley marcial en tiempos de paz ni se podían alojar soldados en casas particulares. También prohibía que un individuo fuera encarcelado sin tener una causa legal.

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Charles aceptó de mala gana la ley y decidió clausurar temporalmente el parlamento. Un año después se abrió una nueva sesión, en la que se votó una resolución que condenaba la política religiosa y tributaria del rey, a lo que éste respondió disolviendo el parlamento.

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Los 11 años que siguieron a tal decisión fueron llamados los 11 años de tiranía. Durante estos el rey se convirtió en el gobernante absoluto del país.
Su reinado absolutista fue tremendamente impopular, y durante él la economía del país se estancó completamente, sufriendo un crecimiento cero entre 1629 y 1640. La política comercial agresiva del monarca indujo a la imposición de un embargo por parte portuguesa, que acabó con nuestro dominio de su centro de comercio.

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Para paliar la reducción económica, Charles introdujo nuevos impuestos a partir de leyes que no se habían aplicado en siglos. Su impopularidad seguía creciendo con tales medidas y estallaron revueltas por todo el país.
Además, como católico radical, el envío de expediciones de la inquisición a los territorios no católicos se intensificó. En los países bajos la represión fue especialmente dura, al igual que en Edimburgo, única ciudad escocesa que seguía profesando las doctrinas luteranas. Las revueltas derivadas de los inquisidores en Holanda fueron de las mayores que hubo en el país.

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Otro lugar donde abusó de su poder fue el tribunal de la cámara de la estrella, donde se llevaron demandados sin acusación y se cometieron torturas para hacer hablar a los testimonios.

Pero su principal problema siempre fueron los obispos calvinistas edimburgeses, que siempre se opusieron a los intentos de conversión realizados en tal ciudad. En 1639 estalló la primera guerra de los obispos, entre éstos e Inglaterra. Charles salió derrotado, pues fue incapaz de convertir a los infieles de la ciudad. Es más, cuando había solicitado recaudar impuestos de guerra, sus súbditos se los habían negado. El monarca estaba cada vez más solo.

La paz con los obispos duró poco. En 1640 estalló la segunda guerra de los obispos, y Charles decidió entonces reunir de nuevo el parlamento para conseguir recaudar más impuestos con su mayor prestigio ante la población. Pronto las sesiones se convirtieron en una serie de acusaciones contra el rey durante su reinado absolutista. Al no conseguir ningún resultado, el rey disolvió el parlamento un mes después de haberlo reconstituido. Éste fue el llamado “parlamento corto”. Mientras tanto, los obispos volvían a derrotar a Charles.

Para pagar a los mercenarios escoceses que había utilizado en el conflicto, se volvió a convocar el parlamento, denominado “parlamento largo” esta vez. El nuevo parlamento fue igual de difícil de manejar que el antiguo y para evitar que el rey lo volviera a disolver, éste aprobó un acta en la que el rey tenía que convocarlo al menos una vez cada tres años. El rey tuvo que aceptar concesión tras otra a partir de entonces. Tuvo que aceptar que el parlamento no se pudiera disolver si él no quería, fue obligado a retirar sus impuestos y también tuvo que disolver el tribunal de la cámara de la estrella. En noviembre de 1641 la cámara de los comunes aprobó el Grand Remonstrance , una lista de todos los abusos cometidos por el rey durante su reinado. Finalmente, tras una revuelta en Irlanda, se realizó una ley que controlaba el ejército del rey, que Charles se negó a aceptar.

Poco después su esposa (Enriqueta María) le convenció de que arrestara a los líderes de la facción opositora de la cámara bajo el cargo de alta traición. Charles entró en el parlamento con una fuerza armada el día 4 de Enero de 1642 dispuesto a arrestar a sus enemigos, pero no los encontró. Tal acción creó una brecha entre ambos poderes y hizo perder el apoyo del pueblo de Londres al rey. Tras la maltrecha acción, Charles marchó hacia el norte, pues quedarse en Londres ya no era seguro. Todo el sur y el éste del país ya no estaban bajo su control, sino bajo el del parlamento. Él mantenía el norte y el oeste.

Empezaba una nueva guerra civil en Inglaterra.
 
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Charles I
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La guerra civil inglesa (1642-1649)

Charles I decidió establecer su corte en Oxford y empezar a reclutar un ejército para recuperar el control del sur y del este del país.

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El escenario estaba dispuesto para el inicio de las hostilidades. Los bandos estaban bastante empatados, si bien el parlamento controlaba Londres. El imperio colonial, Escocia, Irlanda y las posesiones en el continente permanecieron, como en la guerra de las dos rosas, neutrales, a la espera que algún bando se declarara vencedor.

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Territorios de ambos bandos al inicio de las hostilidades
En agosto de 1642 Charles concentró su ejército en Nottingham y marchó hacia Londres. El primer combate entre ambos ejércitos se libró en Edgehill y acabó con una derrota del parlamento. La siguiente batalla se libró en Adwalton Moor, con otra victoria realista. En aquellos momentos el desorganizado ejército parlamentario no podía hacer frente a las entrenadas tropas reales. Charles podría haber ganado la guerra en 1643 de no ser por la falta de pertrechos que sufrió a finales de año.
La detención del avance realista permitió al parlamento reorganizar sus tropas y entrenarlas con nuevas tácticas. Uno de los generales parlamentarios, Oliver Cromwell, perfeccionó un regimiento de caballería que le concedería muchos éxitos posteriormente, los llamados Ironsides.

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Ironsides de Cromwell
Además, el parlamento consiguió que Escocia entrara también en la guerra en su bando, ganando un importante aliado.
Con un renovado ejército y los Escoceses de aliados, las tropas del parlamento pasaron a la ofensiva, dirigiéndose hacia el norte. Cerca de York se produjo la batalla de Marston Moor, que fue una victoria para el parlamento y permitió conquistar el norte para éstos.

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La batalla de Marston Moor
Como respuesta, los realistas ocuparon Cornualles y avanzaron por el sur del país. También consiguieron alzar a los escoceses de las Highlands contra el resto. Pero de nuevo sus tropas fueron barridas por las realistas, esta vez en Naseby. Los escoceses de las Hihglands también fueron derrotados. En 1647 el rey fue capturado y encarcelado.

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Evolución de la guerra
El país conoció entonces una corta época de paz, que aprovechó el parlamento para conseguir popularidad. En una brillante acción diplomática, consiguió la rendición de los líderes holandeses y su sumisión a Inglaterra. 80 años de guerra habían sido necesarios para subyugarlos pero por fin habían desistido. La noticia del fin de la guerra en Holanda consiguió el éxito esperado y pronto el nuevo gobierno ganó el apoyo del pueblo.

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Pero el rey no pudo soportar perder el apoyo popular y decidió escapar. Consiguió huir hasta Escocia y ganarse el apoyo de los Escoceses, empezando una nueva guerra civil. Las tropas Realistas fueron vueltas a vencer por la caballería de Cromwell y el rey fue capturado de nuevo.
Se proclamó la república, que pronto se convirtió en una dictadura militar dirigida por Cromwell. Se realizó una purga en el parlamento llamada la Purga de Pride y los miembros que quedaron fueron llamados El Parlamento Rabadilla. Éste Parlamento condenó a muerte al rey el 30 de Enero de 1649 y nombró a Cromwell Lord Protector de por vida.


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