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DJuan d Austria

Bastardo Genial
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Jun 10, 2003
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El año 1419 aún no había abierto del todo los ojos, y muchos ciudadanos aún no estaban del todo recuperados de las celebraciones de la noche anterior, en que un nuevo año, lleno de peligros como el hambre, la guerra, las epidemias y otros muchos acababa de empezar. Muchos de los que estaban de fiesta no llegarían a terminar el año, y en muchos casos lo podían sospechar. Y aún así lo celebraban. Eran tiempos difíciles, de una existencia precaria, mas que vivir, se sobrevivía. Y esto mismo podría aplicarse a los numerosos reinos que inmersos en una vorágine de guerras y traiciones, formaban parte del viejo continente.
El Rey de Escocia, James I (3/4/3), ya se había retirado a sus aposentos, no era muy amigo de las celebraciones, y menos aún con la perspectiva que ponía ante su ya maduro rostro un documento que parece ser circulaba por la población, y comenzaba a hacerlo por los círculos de la siempre avariciosa y sedienta de poder alta nobleza, ávida del poder de los Estuardo. Un gesto de preocupación le cruzaba el rostro, y una sombría arruga se pudo atisbar en su siempre pétreo rostro, a la altura del entrecejo:
- Traedlo – dijo, a la vez que se levantaba y observaba la plácida y mor de los festejos ruidosa noche...
No hubieron pasado 10 minutos cuando las puertas del castillo se abrieron, dando paso a las figuras de 6 jinetes al galope abriéndose paso entre las sombras...

A unas horas de rápido viaje de allí, en un pequeño y delicioso pueblecito agrícola, Edward Proctor aún estaba gozando de la compañía de la ardiente hija del cacique del pueblo, “que menos – pensaba el bueno de Edward- que intentar compensar de algún modo las abusivas rentas exigidas por tan vil personaje, y qué mejor modo que este”, pensaba el joven Edward mientras una maliciosa sonrisa se perfilaba en sus aún húmedos labios...
- A veces, no te conozco, me das miedo, Edward....
- ¿Por qué dices eso? Acaso piensas que no disfruto a tu lado?
- Eso es lo que me da miedo, a veces tengo la sensación de que únicamente disfrutas, nada mas...
- Tonterías, dijo Edward, mientras recogía rápidamente sus cosas, mañana tengo que madrugar, Amy, tu padre quiere revisar las cuentas...


Edward se encontraba con el cacique local, el ser sin duda ante el que mas odio sentía, siendo este de tal calibre que a veces llega a nublarle la razón... El padre de Amy, un ser despreciable y panzudo, de tez y dientes amarillentos, se jactaba ruidosamente de haber quemado las tierras de los McConnor, un par de hermanos que no pudieron rendirle cuentas a tiempo. Éste tipo de cosas encendían a Edward, que simplemente sentía ganas de estrangularle ante tamaña estupidez, limitándose simplemente a preguntarle cómo esperaba que los McConnor pudiesen seguir pagándole si había quemado sus tierras, ante lo que el inevitablemente ser reía burlonamente al grito de “¡ya se las apañarán!”.
En estas estaban, cuando unos firmes y duros golpes sonaron en la puerta. El padre de Amy, sorprendido por este insolente modo de llamar, salió profiriendo mil insultos y amenazas hacia el otro lado de la puerta, ante las que Edward simplemente sintió aburrimiento y asco.
- Pero que insolencia es esta?? Qué maneras de llamar tenéis, os llevaréis vuestro merecido, que es lo que estáis buscando, bien lo sabe el altísimm... ah! Pero! Que hacéis, malditos!
- ..........
- Si, si, lo siento, ahí le tenéis, que no escape!! Rápido!

Ante los golpes y el cambio de actitud, Edward no pudo menos que asomarse, pero cuando lo hubo hecho, no pasaron ni dos segundos antes de que una mole pelirroja, le cogiese implacablemente del chaleco de piel que usaba normalmente.
- Sois vos Edward Proctor?
Con una cara de sorpresa infinita, Edward no fue capaz de pronunciar sino un leve sonido con la garganta...
- És él, no hay duda. Que no escape, pero no le hagas daño, compórtate esta vez.

Aún hoy, cuando piensa en ello, Edward no puede evitar sentir un poso del inmenso agradecimiento que instantáneamente profesó hacia la persona que pronunció esas palabras, del mismo modo que aún le atemoriza pensar lo que esas enormes manos podrían haberle hecho en cualquier otra situación...
Cuando se hubo calmado un poco, distinguió a dos Caballeros del Rey, la guardia personal del monarca. No le extrañó un ápice entonces la sumisa actitud del maldito rufián para el que tenía que trabajar.
-Acompáñenos, Proctor. Alguien tiene sumo interés en verle... Es un hombre inteligente, así que no creo que me haga falta decirle que la situación en que se encuentra es sumamente delicada, y que no lograría avanzar ni 3 metros antes de ser alcanzado por Edgar, ya ha tenido ocasión de comprobar que es extremadamente eficiente....

Edward sólo logró asentir de un modo casi imperceptible con la cabeza, ante la terrible mirada que le profirió Edgar –así se debía llamar el gigante que le apresó- y su no menos inquietante sonrisa...

Una voz, atemorizada, pero dirigida por una mente lo suficientemente canalla y falta de escrúpulos como para pasar por alto las circunstancias ante la perspectiva de sacar algún provecho, sonó desde la entrada de la vivienda:
- Bueno, supongo que la presa ha de ser importante, si se ha enviado a capturarla nada menos que a dos Caballeros del Rey, así que es de suponer que habría una cuantiosa recompensa por tan valiosa presa, ya que se podría decir que he colaborado en su captura...

No sin sorpresa, ya que el anfitrión de la casa había pasado a la mas absoluta inexistencia para los demás presentes, los dos caballeros se giraron lentamente, hacia donde provenía esa desagradable e inoportuna voz...
Edgar dirigió una fugaz mirada a su compañero, como si esperase una orden, a lo que aquél respondió con un gesto que daba a entender que no merecia la pena mover un solo músculo ante semejante personaje, y con paso firme se dirigió hacia la puerta, y por ende, hacia el dueño de la casa, que fue lanzado a un lado con una fuerza que Edward consideró simplemente inaudita, mientras con una voz llena de asco y desprecio le musitó al vil personaje que no sería saliva mal gastada la dedicada a rezar por que no regresase, porque dudaba mucho poder verle dos veces sin tener que rebanarle el cuello, ante lo cual el ruin personaje no encontró mejor salida que dirigirse sollozando e implorando clemencia debajo de la mesa mas cercana.

Al salir fuera, Edward se encontró ante tres enormes caballos, dos de ellos cubiertos con los avatares de dos caballeros y una especie de “casco” de guerra que les daba un aire amenazador. El otro caballo, quizás un poco mas pequeño, únicamente se llevaba una silla de montar, aunque por otra parte, a primera vista se apreciaba que era una magnífica silla.
Edgar desató los caballos, y ofreciéndole las riendas a Edward le dijo que subiese.
- “Nunca he montado en un caballo semejante, lo mas a los lomos de mi borrico...”
- “No notarás la diferencia si te montas asiendo fuerte las bridas y con las piernas siempre alerta. Va a ser un viaje duro, tenemos prisa, y no podemos andar enseñándote. Aprenderás sobre la marcha, o sin duda tus huesos lo lamentarán cuando se estrellen contra el suelo.”
- “Bueno Edgar, a los caballos les vendrá bien hacer las primeras millas no demasiado deprisa. Y a nuestro acompañante, sin duda, también” - Dijo el otro caballero, a lo que Edgar se encogió de hombros.

Una vez a caballo, los tres jinetes enfilaron al trote el camino principal del pueblo, con Edward situado en el centro del grupo, convirtiéndose de ese modo cualquier intento de huida en una utopía. Además, Edward se imaginaba que si los Caballeros del Rey eran merecedores de tal título, no sería por dejar a un prisionero el caballo mas rápido a su servicio.
Pasada una media hora de ágil trote, los dos Caballeros espolearon sus caballos y el de Edward, lanzándose a una desbocada carrera, en la que los árboles no eran sino borrosos compañeros de viaje, y en la que Edward varias veces pensó que se rompería la crisma contra el suelo. Los Caballeros aflojaron el ritmo únicamente cuando, ante el asombro de Edward, se divisó en la colina, contra el atardecer, el imponente castillo del Rey... Justo en ese momento fue cuando Edward supo que no llegaría a ver el día siguiente, si no era desde lo alto de una almena, con la cabeza separada del tronco...
 
Last edited:
Uhmmm....

Sobrecogedor... verá Edward otro amanecer desde la tierra? O lo hará desde el otro mundo?


Espero la respuesta... Saludos! :rolleyes:
 
Bienvenido al gran mundo de los AAR. A ver si eres capaz de acabarlo antes que el resto....:D :D . Se empieza con fuerza pero poco a poco se va posteando menos y menos.... En fin. Suerte y al toro (o a los ingleses, me imagino en tu caso ;) ).
 
Según fueron ascendiendo por la colina en que estaba situada la fortaleza del Rey, Edward pudo comprobar por sí mismo la enormidad del castillo, y recordando los comentarios de los mercaderes y viajantes en la taberna del pueblo, debió reconocer que lo que a él entonces no le parecían otra cosa que las típicas licencias de cualquier narrador de historias que se precie, animadas además por un buen trago de hidromiel, e acercaban mucho mas a la realidad de lo que el había supuesto.
La puerta levadiza se posó en el suelo con un gran estruendo, a pesar de descender poco a poco soportada por dos enormes cadenas metálicas, lo que le produjo un pequeño sobresalto, ante el que Edgar reaccionó con una risa socarrona, al tiempo que decía
- ¡El Castillo de Edimburgo! Ya estamos de nuevo en casa...
- Si Edgar, ya estamos en casa. En cuanto entreguemos a este jovenzuelo yo iré a ver a mi casa con mi familia, y tu podrás ir a la tuya, la taberna del viejo McGregor! – Comentario seguido de unas atronadoras carcajadas por parte de Edgar

Nada mas descender de los caballos, dos hombres se llevaron los caballos hacia los establos, al tiempo que Edgar y su compañero le escoltaban hasta una gran escalinata situada en el medio del muro, coronada por una enorme puerta, donde les aguardaba lo que le pareció a Edgar un noble, de mirada severa e inteligente mirada, algo que no le hizo presagiar nada bueno:
- Hola Lenard, habéis tardado poco en dar con él, sin duda el Rey estará satisfecho con vos, como siempre. Además yo creo que nadie se lo imaginaba tan joven... Aunque su insolencia bien pudiera habernos puesto sobre la pista... ¿Cómo distéis con él?
- Si, estaba en un pueblo a menos de una jornada de viaje. El revuelo formado en las revoltosas y nunca discretas familias nobles deja mejor rastro que el de un venado herido en medio de un monte, Sir Douglas. Sólo hubo que buscar alguien que suele estar al corriente de las conspiraciones...
- Y apretarle un poco – dijo Edgar, con evidente satisfacción.
- Muy bien, Edgar, aunque preferiría que me ahorrases los detalles. Acompañadme, os están esperando. A los tres.

Entraron en una enorme sala con una gigantesca y crepitante chimanea. La sala no parecía otra cosa que una especie de centro neurálgico del castillo, en torno al cual se situarían las dependencias importantes del mismo, pensó Edward...
Fueron conducidos por Sir Douglas hasta una puerta de madera labrada con el escudo escocés, que se encontraba abierta y dejaba entrever una gran sala:
- Ya le han traído, mi señor. – dijo Sir Douglas
Una poderosa voz surgió de las profundidades de la dependencia:
- Muy bien, excelente. Hágalos pasar, Sir Douglas; y usted, pase usted también.
Edward, ya se comenzaba a hacer una idea de los motivos de su apresamiento, y aún estaba más convencido que al divisar el castillo de que sería descuartizado en vida, o algo peor. Lo que le extrañaba era tanta formalidad para ejecutar a alguien tan insignificante como él.
Cuando pudo contemplar la habitación, no pudo menos que sobrecogerse. Enfrente suya, mirándole fijamente, tenía al Rey de Escocia. Su impresión no le dejó escuchar las rodillas de Edgar y Lenard posarse sobre el suelo, y sólo el golpe recibido desde atrás le hizo caer en la cuenta de que debía arrodillarse, su situación ya era lo bastante comprometida como para encima saltarse el mas elemental de los protocolos, se arrodilló, al tiempo que el Rey volvía a hablar:
- Tan joven... Parece un muchacho, aunque si es cierta vuestra sospecha, Lenard, me temo que este joven nos debe una explicación – diciendo esto mientras cogía un manuscrito, y empezaba a leerlo en voz alta, haciendo que nada más escuchar la primera frase a Edward se le helase la sangre.


"De cómo dirigen Escocia al abismo"


Un saludo, ciudadanos,
Os escribe un joven escocés, amante de su tierra sobre todas las cosas, una insignificante voz en la tempestad del agitado y atronador mundo en que nos ha tocado cargar con nuestra existencia.
Todos sabemos que algo anda mal, aunque pocos nos atrevamos a decirlo. Las cosechas se han quedado pequeñas, nuestros impuestos también, y se nos exige cada día mas, a pesar de que nuestros recursos van a menos cada día que pasa. No pocos son los hambrientos estos tiempos, llegando mas de un pobre desgraciado a matar a algún semejante con tal de llevarse algo a la boca, no por avaricia, sino por necesidad.
Pues bien, yo os digo que el mundo en el que Escocia existe, nuestra Escocia, la tuya que lees y la mía que escribo, es un reflejo de nuestra existencia diaria, o mejor dicho, nuestra existencia diaria no es sino un reflejo del mundo en que vivimos. Y es por esto mismo, porque ha sucedido mil veces y sucederá mil mas, que a día de hoy Escocia no es otra cosa que un buen bocado que se quiere llevar nuestra nación más odiada, la que mas nos oprime, el supremo mal que le ha tocado a Escocia padecer: Inglaterra.
Inglaterra, cuando la conviene entra en nuestras tierras y se lleva lo mejor de ellas, dejando un rastro de muerte, abuso y terror a su paso. No somos los escoceses a sus ojos mas que un recurso mas al que exprimir a su conveniencia, alternando invasiones con períodos de paz nunca lo suficientemente largos como para permitir que nuestra querida patria se pueda convertir en un estorbo no ya para plantarle cara, sino para entorpecer su política y sus guerras al otro lado del Canal de la Mancha.
Pues yo os digo que ya basta. Basta de abusos, basta de invasiones, basta de muertes escocesas, basta de soportar el pesado brazo de la extorsión inglesa día tras día.
Yo os digo, hermanos de sangre, que en manos de Escocia está poner fin a la opresión inglesa.
Os digo que todos unidos, podremos con ellos. Os digo que es posible. Y os digo que no estoy loco; tantos años de abusos sufridos nos han minado la conciencia del gran pueblo que somos, un pueblo guerrero, valiente, y de honor.
Os digo que confío en vosotros.
Pero también os digo que nuestro principal freno está en nuestros gobernantes. No lo ven, no confían en vosotros, no confían en su pueblo, no confían ni en ellos. Tantos años siguiéndole el juego a Inglaterra, siguiendo la política del menor de los males, les ha atrofiado la conciencia y lo que es peor, la esperanza.
No decaigáis, tarde o temprano, si nuestro señor escucha nuestras plegarias, tendremos la ocasión de llegar a ser una nación verdadera, respetada y temida, como lo fuimos un tiempo y como nunca debimos dejar de ser, y como lo que seremos.
Que vuele este pensamiento, que entre la esperanza en vuestros corazones, se inflame de orgullo vuestro poderoso pecho, que todo el mundo pueda escuchar un terrible grito, rebosante de poderío y rabia al despertar, que todo el mundo pueda escuchar y saber que Escocia está aquí, plena de espíritu, y ha decido plantar cara.

Vendrán tiempos mejores, y tú que lees, los verás.

Este mensaje es propiedad de todos los escoceses, así que difúndelo, gota a gota crearemos un mar incontenible de férrea voluntad.


E.P.
 
Last edited:
Gracias por los ánimos :)
Bueno, ya sólo me queda acabar la conversación entre el Rey y Edward, y a partir de entonces todo será ya consecuencia de la partida.
Me da miedo que me haya quedado demasiado, no se, "novelada", por decirlo de algún modo...
A ver si me comentáis que os parece :D

A ver que tal se me da, espero darle su merecido al inglés :D

PD: Y Gibraltar español, leñe :D
 
Mierda mierda MIERRRRRDAAAAAAAAA

Joder, ahora que tenía tiempo para realizar el AAR, no encuentro los folios donde tenía apuntado todo!! Joder que rabia me da....
Bueno, aún así intentaré ver el history de la partida y lo haré desde ahí, pero maldita sea la hora en que la señora de la limpieza le dio por limpiar mi cuarto........ :(:(