A House of Cards (Un AAR KR-MDS bastante alternativo )

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Del 1 al 20 de septiembre, Sur de Francia.

Desde finales de junio, españoles y franceses intentaban flanquearse mutuamente mientras los españoles intentaban cercar Burdeos. Parecía una extraña versión de la "Carrera hacia el Mar" de la Gran Guerra, con el frente extendido desde Burdeos hasta Toulouse.

Para entonces, Urquhart, harto por la falta de éxito de los españoles, envió al III Cuerpo, al mando del general Arthur Beresford a España, para ayudar en la próxima ofensiva, seguido por el VI Cuerpo, del general Sir Henry Hill unas pocas semanas más tarde. A comienzos de octubre estaba listos para participar en la ofensiva española contra Toulouse.

 
20 de septiembre, Norte de Francia.

Tras varias semanas de luchas, los rusogermanos apenas habían avanzado. Tanto el Kaiser como el zar estaban convencidos de que forzarían al enemigo a combayir, pero, tras Arcis-sur-Aube, Garris se dio cuena de que no podía seguir con su táctica de derrotar al enemigo por separado y decidió cambiar de estrategia.

Avanzó hacia el este, hacia Saint-Dizier, reagrupando todas las fuerzas territoriales y guarniciones que encontró por el camino y levantar el país contra los invasores. Pero, mientras hacía eso, el kaiser Friederich Wilhem, temiendo que los españoles podían romper el frente en Tolouse y marchar sobre París, urgió a los generales que ignoraran a Garris y avanzaran contra la capital gala.

Los tres grupos de ejércitos se lanzaron al momento sobre la capital, desbordando las defensas de Garris, que carecía de las fuerzas para detenerles, aunque al acortarse el frente, y acercarse a PAaís, disponía de más fuerzas para defenderlas, aunque el enemigo podía concentrar más tropas en cualquier punto de su elección. Así ,tras cuatro días de avance, la vanguardia germanorusa estaba a las puertas de París.

Tras dos días de combates los rusoalemanes llegaron a Montmatre, y, el 2 de octubre, Garris contactó con el general von Guderian und zu Rommel y propuso un acuerdo de paz. Poco después, rindió París a los ejércitos del Kaiser y el Czar. Furioso, Huppert intentó reunir todas las fuerzas disponibles para resistir, pero la mayoría de las tropas sindicalista siguieron las ordenes de Garris y se rindieron. Huppert intentó huir, pero fue capturado al día siguiente por soldados alemanes a la afueras de la capital.

El 1 de octubre las tropas francesas en Italia se rindieron en Caserta. Seis horas más tarde, tropas de la Francia Nacional desembarcaron a la vez en Marsella y Tolón, tomándolas tras cinco horas de encarnizada lucha, muroendo dos mil soldados invasores y capturándose 11.000 prisioneros sindicalistas. El 4 de octubre, las tropas sindicalistas francesas en el sur se rindieron a un entristecido mariscal Querol,que se quedaba sin marchar sobre París.

La guerra había terminado.
 
Eso queda para un futuro más o menos lejano, si llega. De hecho, me he acordado de terminar esto porque tengo una idea para otro AAR :D:D:D
 
1 de octubre, Londres

El final del conflicto resultó ser más excitante todavía para Francis Urquhart. La reconstrucción de las zonas reconquistadas estaba demostrando una ser digna de su fortaleza e inteligencia, y lo estaba disfrutando. Se había reconvrertido en el líder único del restaurado Imperio Británico (pues la corona se contentaba con ser simplemente una figura decorativa) y, usando el decreto de Reconstrucción, se convirtió en el primer ministro británico bajo el disfraz del "Gobierno Provisional".

Era un asunto delicado, pues todas las islas estaban todavía ajo ocupación militar y se tenía que evitar que los ciudadanos británicos se sintieran perseguidos por su largo pasado sindicalista. Esta situación simplemente encantaba a Urquhart porque reforzaba sus poderes.

El complicado asunto del Ulster seguía ahí, pero, por el momento, no se ia a hacer nada al respecto, porque Urquhart sabía que Washington no aceptaría un "retorno a viejas actitudes imperialistas". Prefería su versión, más moderna, se burlaba de puertas para adentro el primer ministro. Pero con el ejército estadounidense todavía desplegado en Escocia y Gales, ya que el Reino Unido estaba dividido en zonas de ocupación, para enfado de muchos, especialmente de Urquhart, se tenía que ir con pies de plomo.

Sin embargo, había un asunto que reclamaba toda la atención.
 
10 de octubre, Londres

De vuelta en Gran Bretaña, los líderes de Imperio, a pesar de las docenas de planes sobre como reconstruir el país, estaban algo dudosos sobre lo que tocaba hacer. muchos de los planes (los más modernos databa de los años 90) estaban anticuados o eran demasiado optimistas sobre el grado de destrucción sufrido por el país durante la caída del régimen sindicalista. Cientos de miles estaban sin hogar; gran parte de la industria y la infraestructura de transporte destruida o gravemente dañada. Canada y los Estados Unidos estaban enviando no sólo comida, sino que estaban pagando por la reconstrucción del Reino Unido.

Para Urquhart era obvio que el plan para un retorno tranquilo de la monarquía y el restablecimiento del estatus pre-revolutionario había nacido muerto. Y ademas había que desindicalizar las islas.

Mentras, en Canadá se temía que el gobierno (o el mismo rey) se involucraran demasiado en el caos de la reconstrucción y se olvidaran de Canadá, el Imperio y su alianza con EEUU. Por eso, Urquhart tuvo que cambiar sus ideas de nuevo y reemplazó el Gobierno Provisional con el denominado Gabinete de Reconstrucción.
 
25 de octubre, 2005, Ottawa

Por una circunstancia de la vida, Urquhart decidió renovar su gabinete. El recién nombrado Peter MacKay, de exteriores, falleció en un accidente de coche apenas dos semanas después de acceder al cargo. Así que Urquhart reemplazó a MacKay con Jean James Charest, algo un poco extraño, pues Charest era el líder del ala progresiva del partido conservador y muy odiado por el primer ministro. Con esto Urquhart buscaba ganarse las simpatías del Quebec (más bien, una manera de decir a sus habitantes que eran parte de Canadá, lo quisieran o no). El partido Liberal aprovechó la oportunidad para atacar al primer ministro acusándole de poner en peligro la democracia canadiense, que había quedado reducida con él a una comedia para cubrir su disimulada dictadura, lo que motivó que un divertido Urquhart replicara que desde cuándo una dictadura tenía tantas elecciones como Canadá.

Por supuesto, los liberales liderados por John Manley callaron, pero podrían haber contestado que las elecciones estaban determinadas por una pequeña elite anglo-canadiense y por la propaganda del gobierno que "guiaba" la democracia nacional en la dirección "correcta".

Así fue como el primer ministro renovó a todo su gabinete.


George Osborne - Hacienda
Jean James Charest – Asuntos Exteriores y Relaciones con Commonwealth
Kenneth Clarke – Interior
Chuck Strahl – Agricultura, Pesca y Comida
Gordon O'Connor – Defensa
Stephen Dorrell - Enseñanza
Diane Finley – Trabajo
Ronalee Ambrose – Medio Anbiente
Andrew Lawaley – Salud Pública.
David Emerson – Industria
Phillip Hammon – Transporte
 
1 de noviembre, 2005, Londres

Después de que el destino ayudara a Urquhart a reorganizar su gobierno, intervino otra vez para poder ocuparse de las islas británicas. Mientras el Gabinete de Reconstrucción (GR) se formaba con una mezcla de británicos canadienses descendientes de exiliados británicos, surgió un problema.

Lo cierto era que Liam Fox, el jefe del GR, apenas tenía parte en la formación de su gabinete y, lo poco que pudo hacer, no tardó en avergonzar a Urquhart y darle la oportunidad para poner el GR bajo su "benevolente" control, cuando se descubrió que había nombrado a Catherine Ashton como ministra de comercio y la prensa aireó que la señora Ashton había tomado parte en una organización sindicalista ocupada con la educación y entrenamiento en trabajos sociales de los británicos, el Central Council for Education and Training in Social Work (CCETSW). Aunque la señora Ashton apenas había tenido peso en dicho comité, su pasado la hizo automáticamente inadecuada para su cargo en el gobierno y fue despedida con gran velocidad. Que su reemplazo, Benjamin Peter Mandelson, también tuviera algunos esqueletos sindicalistas en su armario fue demasiado para Urquhart, Elizabeth II, la prensa y el país, en este orden, y Fox tuvo que dimitir por su incapacidad para encontrar gente de confianza.

Así fue como Kenneth Clarke, un "descendiene de exiliados" fue seleccionado por Urquhart para encabezar el GR y, para evitar cualquier posible error, se ocupó personalmente de escoger al resto del gabinete, escogiendo buena gente, no demasiado brillante, no fueran a hacer el trabajo demasiado bien. Después de todo, tenía una idea de quién debía ser el próximo primer ministro del nuevo Reino Unido.

Pero antes Gran Bretaña tenía que ser desindicalizada, y eso se aplicaba a todos, desde el secretario general al más desconocido y pequeño funcionario del estado. Costaría distinguir a los que se habían unido al régimen por mera supervivencia y los idealistas y, de estos, a los confundidos de los traidores contra la corona.

Esta tarea hacía la boca agua al primer ministro.
 
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