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Como siempre magistral. Se que soy muy pesado,pero sigo pensando que deberias continuar en cierto juego de ambientacion espacial :D

Me lo estoy pensando :D ya lo decidiré llegado el momento...

Hoy capítulo doble, que el segundo ha salido muy cortito.
 
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Llibertat i Democràcia: La caída de Pujol (1996-2000)




Con la ventaja de los liberales-conservadores en el parlamento en valores mínimos, los socialistas por fin vieron una oportunidad para recuperar el poder. Pero pese a tales ambiciones, Pujol logró volver a ser investido tras un pacto con el ultraderechista Frente Aragonés (partido tradicionalmente irrelevante en la política nacional). La alianza fue puntual, y no significó la entrada de ningún miembro de la ultraderecha en el gobierno, pero trajo una lluvia de críticas para el veterano mandatario.
Los socialistas se consagraron entonces a hacer los siguientes cuatro años un infierno para Llibertat i Democràcia, y resultado de ello fue que Aragón pasó buena parte de la segunda mitad de los 90 en situación de bloqueo político. En cierto modo, el lograr su investidura acabó siendo la única victoria política de Pujol de la legislatura.

Las dificultades políticas contrastaron con la situación económica. Los últimos años del siglo XX vieron al país recuperarse definitivamente de la crisis, encadenando varios trimestres sucesivos de crecimientos positivos. Buena parte de ello fue resultado del boom turístico post-olímpico e industrias derivadas (tales como la de la construcción), pero el crecimiento también estuvo asociado al establecimiento de algunas nuevas industrias punteras.

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La segunda mitad de los 1990s vio un retorno a la bonanza económica, motivada en buena parte por el incremento del turismo internacional y el crecimiento de la industria de la construcción.

En Europa, la segunda mitad de los 1990s vio una nueva expansión de la Unión Europea. El 1 de enero de 1997, Polonia, Hungría, Bulgaria, Gales-Irlanda, Prusia, Bornholm, Livonia y Lituania entraron en la unión. Así pues, a excepción de Nóvgorod, Crimea, Islandia, Mar Blanco, y el enclave escandinavo de Perm, todo el continente formaba ya parte del proyecto común europeo. Dado que los restantes estados no habían mostrado predisposición alguna a incorporarse a la unión, bien se podía pensar que esta ampliación sería la definitiva.


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Ampliación de la Unión Europea de 1997


En Aragón, la posición política de Pujol, ya complicada debido al bloqueo de la oposición, se vio aún más comprometida después la publicación, a principios de 1997, de una editorial del diario “El Periódico” con graves acusaciones de corrupción de su partido en forma de adjudicación de obras públicas a cambio comisiones. El ya dirigente socialista Pascual Maragall no tardó a llevar la acusación al parlamento, reprochándoselo a Pujol durante una sesión de control. Pese a la falta de pruebas, el ataque saltó a las portadas de todo el país, y, en consecuencia, LiD respondió interponiendo una querella por calumnias contra el líder socialista. Meses después, el dirigente socialista se retractó de sus palabras una vez de que la comisión parlamentaria posteriormente constituida para estudiar tales acusaciones no encontró evidencia suficiente para respaldar la afirmación de Maragall. A cambio, Llibertat i Democràcia retiró la querella contra él.


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Maragall, convertido en dirigente de Esquerra Socialista, llevaría al parlamento las acusaciones de corrupción contra el partido gobernante.

Aunque por el momento pareció que Pujol podía respirar tranquilo, nuevos casos de corrupción no tardaron en emerger. Esta vez, varios medios, la mayoría también adscritos a la ideología socialistas, apuntaron de ciertos informes que habían aparecido recientemente de la presencia de cuentas del presidente en las Islas Andamán (convertidas en paraíso fiscal tras su independencia de Aragón). De nuevo, Pujol negó las acusaciones, calificándolas de calumnias. Sin embargo, en esta ocasión las acusaciones pronto vinieron acompañadas de pruebas, si bien de legitimidad dudosa. Calificándolas de fabricaciones, el presidente se negó a hacer más comentarios al respecto.

Por desgracia para Pujol, el escándalo mediático que supusieron tales casos no tardó en atraer la atención de más gente dispuesta a investigar su veracidad, y a lo largo del año salieron a la luz varios documentos adicionales. No sólo eso, sino que todo el entorno de presidente empezó a ser investigado, especialmente sus hijos, contra los cuales no tardaron también en aparecer sospechas de operaciones ilegales. Para mediados de 1999, ya se había encontrado sufriente evidencia como para que los hijos del presidente Jordi y Oriol fueran imputados.
Abrumado por la presión, finalmente en marzo de 2000 Pujol decidió enviar un comunicado a los medios en el que reconocía que poseía cierta cantidad de dinero en el extranjero, (“heredado de su padre”, para el que nunca había encontrado “un momento adecuado” para regularizar), y pidió perdón a la opinión pública por ello, a la vez que anunciaba que esta sería su última legislatura al frente del país.

Pero si con ello había querido apagar las críticas y sospechas, el efecto fue el contrario. Apenas 24 horas después del anuncio, los socialistas anunciaron que presentarían una querella judicial y moción de censura, a la que no tardaron a sumarse el resto de grupos. Desprestigiado y enfrentado ahora también a la vía penal, Pujol finalmente aceptó renunciar al cargo, dejando la presidencia a su segundo, el valenciano Francesc Camps.

El presidente interino convocó de inmediato elecciones anticipadas, que se realizaron en 1 de junio. Y pese a los intentos de LiD de limpiar su imagen, la coalición fue rotundamente derrotada por los socialistas, que volvieron a ser mayoría 22 años después.
 
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"Maragall, convertido en dirigente de Esquerra Socialista"

Gñé.

Que lástima que no haya un Putin listo para unifirmar Rusia a torta limpia...
 
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Esquerra Socialista: El nuevo milenio (2000-2004)




Contando con una amplia mayoría, Maragall no tuvo dificultades para formar gobierno, el primero de carácter socialista desde los 1970s.
El primer gran reto del nuevo ejecutivo fue completar la organización de la transición a la moneda única europea, prevista para inicios de 2002. Aunque la solidez adquirida por la economía aragonesa en los últimos años de Pujol hacía esperar que el cambio no iba a tener excesivos efectos sobre la buena marcha de ésta, el nuevo gobierno se cuidó de tener calculado cualquier posible efecto adverso. Finalmente, el abandono de la peseta tan sólo se tradujo a corto plazo en un pequeño incremento de precios, algo más notable en artículos de gran valor, tales como los inmuebles. Más allá de ello, la economía del país no se vio afectada, y continuó su crecimiento durante el resto del lustro.

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En 2002 se adoptó la moneda única europea, el Euro.
A escala nacional, uno de los mayores temas de la legislatura fue el rápido incremento de la inmigración que se vivió a partir del cambio de siglo. Por un lado, legal, proveniente mayoritariamente de las antiguas colonias (notablemente, del archipiélago Malayo), pero por otro, también ilegal, especialmente entrando en Alger y Tunis por tierra desde la Unión Africana. El cómo controlar tal entrada y en que grado, el lograr hacer colaborar al gobierno de Tombuctú, y si repatriar a los identificados y en qué modo hacerlo serían motivo de discusión durante toda la legislatura. Acusado tanto de ser demasiado blando como demasiado duro en la cuestión, Maragall acabaría por apostar por un punto medio, la puesta en práctica del cual no lograría satisfacer a nadie. Al acabar la legislatura, la población extranjera en Aragón se habría triplicado, garantizando que la cuestión había llegado a la política nacional para quedarse. En respecto a ello, Aragón no sería un caso único, sino que la misma situación también se estaba viviendo en España, Italia, y Bizancio.


Internacionalmente hablando, Oriente Medio volvió de nuevo a convertirse en el centro de atención. El recién elegido presidente de los Estados Unidos Al Gore, vio 6 meses en su mandato como su país sufría el mayor atentado terrorista de la historia. El 11 de septiembre de 2001, varios aviones de pasajeros fueron secuestrados e impactados contra objetivos de alto valor simbólico; 2 de ellos contra las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York, con un tercero alcanzando el Capitolio en Washington DC. Un cuarto avión acabaría estrellado en el aeropuerto de la capital después de que sus pasajeros lograran recuperar el control del aparato, con la mayor parte de sus ocupantes acabaría sobreviviendo al choque. En total, los ataques resultarían en casi 3000 víctimas, mayoritariamente en Manhattan, pero notablemente también varios congresistas que se encontraban en el capitolio en el momento del impacto.

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Los atentados del 11 de septiembre resultarían en casi 3000 víctimas, conmocionando al mundo entero.
La enorme conmoción causada por los ataques no tardaría a traducirse en acciones. Las sospechas sobre la identidad de los autores de los atentados no tardaron en caer sobre al-Qaeda, organización terrorista liderada por el saudí Osama bin Laden. Formada por veteranos de los muyahidines, la organización de bin Laden llevaba una década al frente de los extremistas wahabís resentidos por la “traición” de Estados Unidos en la guerra del Levante. Las acciones de al-Qaeda la habían llevado a ser calificada como organización terrorista por la mayor parte de países del mundo, pero no por su país de origen y sospechada base de operaciones, Arabia Saudí, donde gozaba de simpatía por parte de algunos miembros del gobierno. Aunque el grupo ya había atacado territorio americano en el pasado, los americanos nunca habían considerado acciones militares, pero tras los masivos atentados, Gore tenía que responder de alguna forma. A los pocos días de los ataques, el gobierno americano envió un ultimátum al gobierno saudí, reclamando la extradición de bin Laden y demás líderes de al-Qaeda. Y aunque la respuesta necesitó de varios días, finalmente el gobierno de Riad anunció mostrarse de acuerdo, pidiendo tan sólo algo de tiempo para lograr localizar y capturar a la cúpula del grupo.

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Las sospechas sobre la autoría de los ataques no tardaron en caer sobre al-Qaeda y su líder, Osama bin Laden.
Pese a que inicialmente pareció que Washington iba a aceptar la respuesta árabe, Gore acabó convencido de que la guerra era la única vía posible tras reunirse con el presidente Bush de los Estados Confederados. En el encuentro, su homólogo sureño le presentó informes del servicio secreto confederado que revelaban que los saudís estarían desarrollando armas de destrucción masiva para al-Qaeda, y que el tiempo adicional requerido pedido para capturar a bin Laden era un engaño destinado a lograr terminar el proyecto a tiempo. A los pocos días del encuentro, Gore anunció que se iba a proceder con la invasión, en la que participarían también unidades del ejército confederado.
No mucho después, Blair, Aznar y Maragall, líderes de Gran Bretaña, España y Aragón respectivamente, anunciaron también su participación en la inminente campaña. Tras asegurarse el acceso a bases bizantinas e israelís, las tropas de los 5 países se concentraron en Siria.

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La coalición internacional contra Arabia Saudí estuvo constituida por EEUU, los Estados Confederados, Aragón, Gran Bretaña, y España. Aquí sus respectivos líderes, reunidos en las Azores pocos días antes del comienzo de la invasión.
En Aragón, la decisión de Maragall de involucrarse en la guerra probó de ser tremendamente impopular, incluso entre miembros de su partido. Acusaciones de buscar emular la victoria de Pujol en Tierra del Fuego no tardaron en emerger, así como de haber cedido a la presión de compañías energéticas para garantizarse un trozo del pastel del petróleo de la zona. Aunque el presidente se defendió alegando a la legitimidad de la invasión y la multitud de justificaciones para ella (incluyendo las supuestas armas de destrucción masiva), sus argumentos fallaron en convencer a la mayoría.
La indignación se tradujo finalmente en masivas manifestaciones en Barcelona y Lió, acontecidas de forma simultánea a las de muchas otras ciudades del mundo dos semanas antes de la planeada fecha del ataque. Pese a que se calculó que en total habían salido a la calle 5 millones de personas, Maragall se reafirmó en su decisión de seguir formando parte de la invasión, que empezó el 20 de diciembre.

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La manifestación contra la guerra en Barcelona se convirtió en la mayor de la historia registrada en la capital, con millón y medio de asistentes.
De igual modo que una década antes, la inmensa superioridad en medios aéreos y terrestres garantizó que la invasión fuera rápida y con mínimas bajas. En apenas un mes, se aseguró Riad, y pocas semanas después ya se controlaba todo el país. Desafortunadamente, ni bin Laden ni los miembros más importantes de la familia real saudí pudieron ser capturados, y una búsqueda inicial no encontró rastro de las supuestas armas de destrucción masiva.

Aunque la coalición declaró pomposamente la victoria el 15 de febrero y el establecimiento de una república árabe, pronto se pudo ver que el conflicto no había hecho sino entrar en una nueva fase. El nuevo gobierno fue visto por la mayor parte de la población como un títere estadounidense, y su impopularidad no hizo sino aumentar cuando la llamada “reconstrucción” del país no sirvió sino para que multinacionales occidentales pasaran a controlar buena parte de la economía del territorio. El malestar no tardó a manifestarse en forma de nueva generación de muyahidines, que, con una población veterana de las guerras de liberación, lanzó una campaña de guerrillas contra la ocupación. Dentro de éstos, facciones radicales tales como la propia al-Qaeda pronto ganaron prominencia, alimentándose la retórica de estar librando una yihad contra los invasores. Ello a su vez llevaría también a violencia entre sunís (mayoritarios en Siria) y chiís (en el resto del país), que bajo los saudís habían sido forzados a convivir en paz.

La situación pues se degradó rápidamente. Pese a que Gore se apuntó una victoria tras la captura del antiguo rey saudí tras descubrirlo escondido en un búnker en el Najd, el panorama en el resto del país era desalentador, con las bajas y costes sufridos en la lucha contra la insurgencia superando ya a las de la invasión inicial. El fracaso en lograr la captura de bin Laden y en encontrar prueba alguna de las alegadas armas de destrucción masiva, así como en frenar el crecimiento del radicalismo islámico, pronto hizo que incluso entre los que inicialmente habían abogado por la invasión surgieran dudas sobre si estaba valiendo la pena todo aquello.

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Soldados estadounidenses en Arabia, 2003. Pasada la sencilla invasión inicial, el conflicto se convirtió en una dura lucha contra los múltiples grupos insurgentes.
En Aragón el malestar respecto al conflicto solo hizo que aumentar durante los meses siguientes. Una encuesta realizada en verano de 2002 reveló que el 89% de la población estaba en contra de la participación en la guerra. La obstinación de Maragall en defender la invasión no tardó en costarle caro en las encuestas, donde pasó a situarse entre los líderes peor valorados. Los roces con miembros de su partido también aumentaron una vez se constató que las armas de destrucción masiva no habían existido nunca, culminando con la destitución de su vicepresidente a mediados de 2003 cuando éste expresó públicamente que la participación de Aragón en la guerra había sido un error. Más que calmar las aguas, ello sólo serviría para aumentar la guerra interna en su partido.

La gota que colmaría el vaso sería el atentado acontecido en Madrid en marzo de 2004, que causaría centenares de muertos y que sería visto por muchos como consecuencia de la participación española en la guerra.
La posibilidad que algo semejante pudiera darse en nuestro país llevaría a los socialistas aragoneses disidentes a organizar un golpe interno contra Maragall, que, pese a seguir de presidente, sería forzado a renunciar a concurrir en las siguientes elecciones.

Su sucesor al frente de los socialistas sería el hasta entonces alcalde de Montpeller, Jordi Frexe. Con la promesa de retirar las tropas aragonesas de Arabia, se impondría con facilidad a los liberales, aún lastrados por el legado de Pujol, en las elecciones de finales de 2004.
 
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Me esperaba a un Josep Sabater apareciendo en escena...
 
Para cuando un Podem financiado por la Unión Africana y Brasil?
 
Me esperaba a un Josep Sabater apareciendo en escena...

Has puesto bien el nombre? Ahora mismo no sé a quién te refieres :oops: y Google tampoco ha ayudado.

Para cuando un Podem financiado por la Unión Africana y Brasil?

Cuando llegue la "desaceleración transitoria" de la economía. :p
 
Has puesto bien el nombre? Ahora mismo no sé a quién te refieres :oops: y Google tampoco ha ayudado.
La versión local de Jose Luis Rodriguez Zapataro...


I Marià Raigoi? XD
 
La versión local de Jose Luis Rodriguez Zapataro...


I Marià Raigoi? XD

Tiene cojones que con la de catalanizaciones de nombres que llevo no lo pillara :oops:
ZP está ocupado arruinando España, Rajoy ocupado diciéndo "cuando yo gobierne...".:D

Para Aragón el ZP particular que se va a comer la crisis va a ser Georges Freche, gobernador del Langedoc en los 2000s (hacía mucho que no había un presidente del otro lado de los pirineos, que son medio país), Por lo que he visto, era un poco mucho racista, pero tampoco va a importar para la narrativa, básicamente está aquí para decir que no hay crisis y que Aragón sigue en la champions league de la economía mundial.
 
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Esquerra Socialista: Los rugientes 2000s (2004-2009)

Música de la época (Feather, Modal Soul, Jazz Rap (2005))


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El mundo en 2008



Frexe se mantendría leal a su promesa, y apenas unos días en el cargo anunció que había ordenado el inicio de la retirada las tropas aragonesas desplegadas en Arabia. Ésta se produjo apenas meses después de la de España, realizada después de que Aznar fuera derrotado por los socialistas. Aunque la pérdida de un segundo socio sin duda disgustó a los restantes miembros de la coalición, a medio plazo nuestro abandono de la guerra no tendría efectos en las buenas relaciones con los norteamericanos y británicos.
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Jordi Frexe, convertido en presidente de Aragón.

En cierto modo eclipsado por la importancia del conflicto árabe, durante los últimos años se habían estado produciendo en la Unión Europea movimientos para realizar una nueva reforma de los tratados, unificándolos en uno sólo que sirviera como “constitución” de Europa. Entre otras cosas, las planeadas reformas preveían hacer vinculante la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, poner fin a la ineficaz presidencia rotatoria y sustituirla por una permanente, y vincular de la elección del presidente de la comisión europea a las elecciones al parlamento continental.

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El tratado por el que se establecía una constitución europea fue aprobado finalmente en 2006, pese a las dudas iniciales generadas.

El nuevo tratado fue finalizado a mediados de 2004, y procedió a ser ratificado durante los meses siguientes. Sin embargo, su designación como constitución de Europa levantó reticencias a que fuera aprobado sin la participación de la población de los estados miembros, y como consecuencia, en varios de los estados se miembros se decidió organizar referéndums sobre la cuestión. Aragón fue uno de ellos, resultando en una clara victoria del sí, algo que se repetiría en España, Escandinavia y Polonia. En contrapartida, aunque inicialmente se habían inclinado por el referéndum, Gran Bretaña, Francia y Bizancio acabarían ratificando el tratado mediante un voto parlamentario.
La constitución fue finalmente aprobada en 2006, y puesta en práctica poco después. Para muchos, ello resultaría en el primer paso para convertir a la Unión Europea en una verdadera confederación continental.

Al creciente poder de la Unión Europea como actor en el plano internacional se unía el de China, que, tras haber visto su crecimiento estancado a principios de los 1990s, había recuperado su rápido crecimiento al llegar el siglo XXI y ya había superado a Bizancio en PIB y prácticamente alcanzado al Estados Unidos. Ello, sumado a los costes millonarios que los estadounidenses estaban sufriendo en Arabia, y a la pérdida de prestigio que había resultado la falta de legitimidad en la invasión, hizo que muchos se preguntaran si los años de Estados Unidos como superpotencia única estaban llegando a su fin.


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Tras 30 años con Estados Unidos como superpotencia única, el siglo XXI vio emerger dos nuevos centros de poder en forma de una Europa cada vez más unificada y una China en auge.

Quizás como reacción a tal aparente declive en poder e influencia estadounidense, Gore, reelegido presidente pese al fiasco de la guerra en Arabia, decidiría tomar el liderazgo internacional en materia climática.
Estudios científicos llevaban advirtiendo desde hacía décadas que la emisión continuada de gases de efecto invernadero por acción del hombre estaba provocando un calentamiento global, pero sería durante la primera década del siglo XXI que sus efectos empezarían a hacerse patentes.

A nivel personal, Gore ya había realizado importantes esfuerzos para hacer difusión sobre tal amenaza, pero ahora finalmente se disponía a pasar de las palabras a los hechos. A principios de 2007, Gore organizó con la colaboración de las Naciones Unidas una conferencia internacional en Nueva York para lograr un acuerdo global para reducir las emisiones que tuviera efectos vinculantes. No era la primera vez que algo así se intentaba; en los 1990s el protocolo de Kioto había logrado la adhesión de varios países a un acuerdo similar, pero había fracasado en reclutar a Estados Unidos, el mayor contaminante de la época.


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Variación en la temperatura media global, 1999 a 2008.

A sabiendas de que China se había convertido ya en el mayor emisor de gases de efecto invernadero, Gore confiaba que, posicionado Estados Unidos al frente de un nuevo acuerdo, China se vería obligada a unirse a él si no quería ver su prestigio y por tanto su influencia severamente dañadas. De un modo u otro, Estados Unidos ganaba. Pero pronto se hizo evidente que las cosas no iban a salir como Gore había esperado. Dado su abanderamiento de la lucha contra el clima, el partido republicano había adoptado en los últimos años el negacionismo climático como modo “ideología” para contrarrestar al presidente demócrata, y, cuando le llegó la hora al presidente de convencer al congreso estadounidense de que se aceptara el acuerdo que saliera de la conferencia, la respuesta fue hostil. Gore acabó forzado a rebajar muchísimo el nivel de cualquier acuerdo climático que saliera de Nueva York, y, finalmente, acabaría teniendo que demandar unos acuerdos tan mínimos que la delegación China se pudo permitir de aceptarla sin problemas y criticar a los estadounidenses por intentar boicotear la lucha contra el cambio climático. Finalmente, en diciembre de 2007 se llegó a un acuerdo definitivo involucrando a la práctica totalidad de países del mundo, pero fue tan limitado que se dudó que fuera a tener efecto real alguno en mitigar el calentamiento global.

Habiendo fracasado en frenar tanto la influencia china como en lograr una respuesta conjunta fuerte en materia climática, y con la guerra en Oriente Medio sin final visible, al acercarse el final de su mandato Gore se encontró con una popularidad entre mínimos. Pero lo peor aún estaba por llegar. En verano de 2008, la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers derivado de la crisis de las hipotecas subprime desató una enorme crisis financiera que pronto se extendió por todo el planeta. Gore acabaría su mandato completamente desacreditado, facilitando la victoria del candidato republicano John McCain en las elecciones de 2008.


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La quiebra de Lehman brothers en verano de 2008 precipitó el inicio de una crisis financiera de dimensiones no vistas en décadas.

La crisis financiera no tardó en contagiarse a Argón, donde desde también se había estado gestando una crisis hipotecaria vinculada a una burbuja inmobiliaria. Aunque para principios de 2008 era ya evidente que tal situación era insostenible, Frexe siguió negando que estuviera habiendo crisis alguna. Sin embargo, cuando la burbuja explotó definitivamente y se produjo el contagio de la crisis financiera estadounidense, el propio gobierno acabó teniendo que rectificar sus palabras. El país entró en recesión poco después. Los últimos meses de la legislatura vieron al gobierno intentando lanzar varios paquetes de medidas de dudosa efectividad en un intento de salvar su imagen, pero lo cierto es que para cuando se produjeron nuevas elecciones en junio de 2009, Aragón no había hecho sino sumergirse aún más en la recesión, con el paro alcanzando valores que duplicaban a los de un año antes. Aun así, el resentimiento contra Pujol y liberales permitió a los socialistas salir victoriosos de nuevo, pero con una ventaja mínima.
 
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No hay independentistas aragoneses? "Barcelona nos roba!"
 
Llamadme friki pero me está apeteciendo un capítulo donde se relate el Mundial de Sudáfrica
 
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Esquerra Socialista: La gran recesión (2009-2013)




Más allá de renovar su mandato, Frexe tuvo poco que celebrar. Pese a los encarnizados esfuerzos de su gobierno, a lo largo de 2009 y 2010 la crisis no hizo sino agudizarse. Medida tras medida parecía quedarse corta, en parte debido a la lentitud de respuesta de las instituciones europeas, que tenían tomar medidas contra una recesión que estaba afectando a cada país de la eurozona de forma distinta, limitando enormemente el margen de maniobra del gobierno aragonés. En general, la crisis sirvió para dejar en evidencia las deficiencias del sistema monetario europeo, especialmente en cuanto respectaba tener una moneda común pero política fiscal independiente.

La disminución en la recaudación y aumento de los gastos pronto desembocaron en una masiva crisis de deuda en buena parte de los países del continente, pero esta se hizo notable en España, Aragón, Italia y Bizancio. Especialmente preocupante era la situación en Bizancio, con diferencia mayor economía del continente y que en 2011 alcanzó cotas de paro del 13%.

Por su parte, la aparente inefectividad de las políticas económicas gubernamentales dieron paso a una crisis de confianza de los ciudadanos con buena parte de los gobiernos europeos más afectados: en Bizancio, el partido pro-restauración imperial Alba Dorada obtuvo representación parlamentaria; en España la desastrosa gestión del gobierno socialista resultó en una derrota histórica frente a los conservadores; Italia pasó por una sucesión de gobiernos que fueron incapaces de encontrar soluciones a la crisis.

En Aragón, apenas un año después de revalidar su elección, Frexe se encontraba con una popularidad entre mínimos y con menos de un 30% de aprobación de su gestión entre la población. Afortunadamente para él, la falta de una alternativa viable le permitió seguir gobernando sin preocupaciones durante buena parte de 2010. Su muerte de un infarto en octubre de 2010 desbalancearía completamente la política nacional.

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Manel Valls se convertiría en presidente de Aragón en 2010.
Tras unas primarias internas, los socialistas decidieron presentar al hasta entonces alcalde de Barcelona Manel Valls como candidato a la presidencia, siendo el barcelonés finalmente investido a principios de noviembre. Tras el repetido fracaso de las políticas socialistas moderadas de su predecesor, la llegada de Valls al frente del partido fue vista por muchos como una oportunidad de renovación y cambio para el partido y el país. Valls cumpliría tales expectativas, pero no de la forma que la mayoría esperaba. El nuevo presidente lideraría un giro a la derecha de su gabinete, adoptando políticas impopulares y hasta entonces impensables para su partido. Especialmente ultrajante para muchos sería la reforma laboral realizada en 2011 que potenciaba la contratación temporal frente a la indefinida, y que a corto plazo no pareció tener demasiado efecto.

Pero mientras que el partido gobernante veía como su popularidad entre sus bases se hundía, Llibertat i Democràcia, el principal partido de la oposición, tampoco estaba pasando un buen momento. Tras una década de renovaciones, que había resultado en la sustitución de prácticamente todos los cargos que hubieran estado vinculados con Pujol, la salida a la luz de varios nuevos casos de corrupción afectando a su nueva generación de líderes estaba acabando con cualquier posibilidad de que los conservadores pudieran ni acercarse al poder. Especialmente notables estaban siendo las investigaciones respecto a los llamados casos Gürtel (vinculado a una trama de corrupción en el partido, mayoritariamente centrada en Valencia y Marsella) y Palau (llamado así por el presunto financiamiento ilegal que LiD habría recibido a través de la trama de corrupción organizada desde el Palau de la Música en Barcelona).

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El caso Palau, centrado en el presidente del Orfeó Català Fèlix Millet fue una de las muchas tramas de corrupción que vieron involucrados a los partidos tradicionales aragoneses.
Ante esta perspectiva, y con el partido en el poder también viéndose implicado en tramas de corrupción en Cataluya (Mercuri) y Balears (Nóos), la confianza de la población en la clase política se hundió. La frustración ante la falta de alternativas desembocó en enormes tensiones sociales, que se manifestaron en masivas protestas antigubernamentales en primavera de 2011, especialmente en Barcelona y Lió. A lo largo de los años siguientes, la indignación se tradujo en la llegada al primer plano político de numerosas fuerzas políticas alternativas a los partidos tradicionales, notablemente Ciutadans (de ideología poco clara y formado por ex-miembros de LiD y Esquerra Socialista) y las CUP (de ultraizquierda).


Afortunadamente, 2011 sería el año en el que finalmente las instituciones continentales lograrían el consenso suficiente para iniciar una respuesta europea a la crisis. Pese a las presiones de los países del norte de Europa para priorizar la reducción del déficit, a petición de las poderosas economías del sur se decidiría adoptar una política comunitaria de estímulos económicos, que permitió que poco a poco toda la eurozona empezara a salir de la crisis. Con todo, la enorme magnitud de la recesión implicó que tal recuperación sería lenta, teniendo que pasar muchos años antes de que los efectos de la crisis pudieran dejar de sentirse del todo.


Los efectos de la gran recesión variaron enormemente de país a país. Las características de la política europea habían hecho que los efectos de la crisis se sintieran con especial intensidad en la unión, pero otras regiones apenas se vieron afectadas. Tal fue el caso de Asia Oriental, donde China había continuado con su crecimiento imparable, convirtiéndose en 2010 ya en la primera economía del mundo.

En Estados Unidos, lugar de origen de la crisis mundial, ésta también golpeó con fuerza. Aunque la recesión apenas se alargó 18 meses y los niveles de crecimiento y paro regresaron a valores normales para finales del mandato de McCain, lo cierto es que sus efectos fueron mucho menos pasajeros. La deuda federal, ya disparada durante los años de Gore, siguió completamente fuera de control. Similarmente, la recesión causó un endeudamiento generalizado de la clase media del país, que por otro lado vio sus números reducirse a favor de las pobres y ricas.

Enfrentado a las dificultades para solucionar los problemas internos, McCain intentó recuperar adeptos mediante una política exterior que contrastara con la de su predecesor. Notablemente, en 2010 ordenó la retirada de las tropas estadounidenses de Arabia, limitando a partir de entonces su presencia a asesores para entrenar al ejército local. La retirada se completó al año siguiente, dejando como balance del conflicto centenares de miles de muertos, un país en el caos con una insurgencia aún no vencida, un leal pero inestable gobierno, y una cúpula de al-Qaeda aún en la fuga, y unas armas de destrucción masiva aún por localizar.

Sería poco después que la retirada se completara que McCain se apuntaría su mayor victoria. Tras recibir y confirmar informes de inteligencia que indicaban que Osama bin Laden se escondía en un complejo oculto en Irán (hecho que hizo cuestionar la supuesta alianza con los persas), un operativo de fuerzas especiales asaltó su presunta base de operaciones, siendo el líder de al-Qaeda efectivamente localizado y abatido durante los enfrentamientos.

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Complejo en Irán donde fue localizado y abatido Osama bin Laden.
Pero, aunque la muerte de bin Laden fue ampliamente aplaudida, no fue suficiente para que McCain pudiera salvar su presidencia. En las elecciones presidenciales del 2012, fue derrotado por la candidata demócrata Hillary Clinton, esposa de Bill Clinton, que había presidido el país durante los años 1990s.

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Hillary Clinton se convirtió en presidenta de los Estados Unidos tras derrotar a McCain en las elecciones de 2012.
Otra de las regiones donde la crisis aterrizaría con fuerza sería el Norte de África, especialmente en la Unión Africana. El país, refundado en 1988 después que la monarquía fuera derrocada y se reconociera la pérdida de Arabia, llevaba siendo gobernado prácticamente toda su existencia por el coronel Muamar el Gadafi, líder de la revolución que había acabado con la monarquía. Aunque de jure sin poder efectivo, el “fundador de la nación” controlaba de facto todo el aparato gubernamental del país, con la mayoría de posiciones de poder ocupadas por miembros de su tribu leales a él.

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Muamar el Gadafi, que en los años 80 había tenido un papel clave en el abandono de Arabia y refundación de África-Arabia como Unión Africana, llevaba actuando como dictador desde entonces.
Pese a la preeminente corrupción y abusos de poder, la mayoría de la población se había contentado con disfrutar de la estabilidad y crecimiento económico que el régimen había traído consigo, pero tras el colapso de la economía y el crecimiento del paro, empezó a aumentar el malestar, y voces reclamando la reforma política empezaron a emerger. A mediados de 2011, la autoinmolación de un joven en una calle de Tombuctú en protesta a su maltrato por parte de las autoridades sirvió como detonante de la situación, y las calles de varias ciudades pronto se llenaron de manifestantes exigiendo reformas democráticas. El gobierno de Gadafi reaccionó reprimiendo las manifestaciones con dureza, pero, lejos de frenarlas, tales actuaciones sólo sirvieron para aumentar la oposición. Después de que en varias ciudades fuerzas de seguridad y militares se pusieran del lado de los manifestantes, el conflicto degeneró en una guerra civil.

Aunque la guerra fue inicialmente ignorada por las grandes potencias, el carácter democrático que los rebeldes se atribuían no tardó en atraer la atención de Europa y EUU. Clinton, deseosa de recuperar la imagen de los Estados Unidos tras la desastrosa intervención en Arabia, decidió al poco de llegar en el cargo ofrecer soporte a los rebeldes, y desde principios de 2013 los estadounidenses empezaron a suministrarles armamento y equipo. Sin embargo, tal movimiento tuvo el inesperado resultado de ofender a China, que en las últimas décadas había ido extendiendo su influencia por casi toda África, y que vio en la intervención americana una intromisión en su esfera de influencia. Como resultado, Beijing decidió a su vez posicionarse en favor de Gadafi en un conflicto que hasta entonces había considerado irrelevante.

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Guerra civil africana a finales de 2013. Rojo: gobierno. Verde: rebeldes.
La transformación de la guerra civil africana en una guerra subsidiaria serviría para escalar un conflicto que ya había durado dos años, y que había resultado en una enorme cifra de refugiados de guerra que habían tenido que ser acogidos principalmente en los territorios aragoneses y españoles en el Norte de África. Ahora que la crisis económica empezaba poco a poco a superarse, el cómo afrontar tal catástrofe humanitaria acabó resultando uno de los puntos clave en las elecciones aragonesas de finales de 2013. Con los partidos tradicionales aún en crisis, las elecciones fueron sorprendentemente ganadas por un tercero, Albert Rivera del partido Ciutadans.
 
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Jojojojojojo!!!!

Esto se pone interesante.
 
#WelcomeRefugees
 
Hará Piolín un cameo en este AAR?