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Miguel Angel

Voivoda Vlad Draculea
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Mar 9, 2003
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Bien, por fin me he decidido a hacer una AAR, ahora que me sobre el tiempo a raudales...:D .
Espero que se vean bien los Screenshots. No esperéis gran cosa (es la primera jo!!), pero almenos me estoy diviertiendo mucho haciéndola. Bueno, sin más preambulos allá va:

PD: elegí Suecia porque me enamoré de ella tras jugar una de las tantas aburridas partidas con España (aburridas a partir de 1700), y porque, si no me equivoco, no hay ninguna hecha sobre este país en español.



El León del Norte


Escenario Peter´s Age of Explorations; V. 1.07b 11 de Mayo

Muy difícil, débil (para que el mapa de Europa no desvaríe demasiado)

Reglas de la casa: no tener ningún interés en la expansión colonial hasta el reinado de Gustavo Adolfo. No declarar guerras sin casus belis (ni a los paganos), salvo a Dinamarca.
Objetivo: convertir en vasallo a Dinamarca. Dominar todas las provincias de cultura escandinava o ugra (salvo las danesas continentales y la capital), además de las provincias bálticas, Pomerania, y Bremen. Luego, a partir del siglo XVII, establecer colonias en el caribe, en América del Norte (preferentemente en Lenape), y alguna que otra en la India. Por supuesto todas las provincias han de ser protestantes.
Datos introductorios:

Estabilidad: -2
Naval : 4
Tierra : 4
Ejército : 18000 infantes, 7000 caballeros
Marina : 15 buques de guerra, 5 transportes.
Tesoro : 500 ducados
Ingreso : 8.3 ducados/mes
Inflacción: 0.0%
B.B.: 0.0
*Especial: Suecia es vasalla de Dinamarca (Unión Kalmar)



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Bien, veo que se ve bien el Screen......dentro de unos momentos colgaré los 15 primeros años de la partida....
 
Pos nada, allá va el comienzo....tachin tachan tachin tachan....
 
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AAR El León del Norte

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Europa en 1492:




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Parte 1 : El difícil comienzo

La primera guerra, por la liberación


Año de nuestro señor 1492. Nuestra tierra esta al borde del caos y de la anarquía. Revueltas campesinas por doquier, asesinatos, delitos de toda índole, y lo que es peor, los nobles están alborotados.
Esto no es nuevo, que digamos. Desde tiempo atrás, los hombres más poderosos de nuestro reino han puesto en entredicho la soberanía que ejercen los reyes de Dinamarca sobre nuestra tierra, desde que nos unimos, junto a noruegos y daneses, en la Unión Kalmar. Pocos son los que aún defienden dicha unión, y ejércitos señoriales comienzan a ser reclutados para poder actuar con fuerza en caso de una ruptura violenta con Dinamarca. Hemos de ser precavidos, pues los daneses cuentan con un formidable ejército, y una colosal marina.
Aún así, el gran consejo, del cual yo formo parte, esta decidido a conseguir la plena soberanía de nuestro reino mediante la diplomacia. Así, ya pensando en el desarrollo a medio plazo de nuestra economía, se decidió utilizar 300 de los 500 ducados que contábamos en nuestras arcas en ese momento, para mandar alguaciles a las principales provincias del país, puesto que para garantizar un futuro a Suecia, nadie debe evadirse de sus responsabilidades tributarias con el estado...

A comienzos de 1493, cuando empezaba a dar sus frutos el nuevo sistema tributario, malas noticias nos llegaron a la sala del Gran Consejo. Unos nobles rebeldes, desesperados por la supuestamente inacción de nuestra diplomacia, se habían aliado con Prusia en nombre del Gran Consejo para declararle la guerra a Dinamarca. Por supuesto a aquellos que no lograron escapar al traicionero reino, se les separó la cabeza del tronco públicamente, para dar ejemplo. Pero el escándalo hizo revolverse aún más la precaria estabilidad de nuestro reino.

Mientras tanto (tal vez alarmados por estos disparatados intentos personales de alianzas) el rey de Dinamarca enviaba emisario tras emisario para concertar una alianza militar con nosotros. Los recibíamos cortésmente, pero siempre acabábamos por darles largas, excusándonos en todo momento. No teníamos claro la manera de romper nuestros vínculos con los daneses, pero desde luego tarde o temprano acabaríamos en guerra, por lo que se descartaba una alianza totalmente....

En vistas de un más que probable conflicto con nuestros vecinos, decidimos reformar el ejército de tierra en vistas de otorgarle mayor vocación ofensiva.

Y llegó 1495, año en que nos dimos por vencidos a la hora de buscar soluciones diplomáticas y pacíficas a nuestras reivindicaciones, ya que el ofuscado rey danés no quería ni hablar de disolución de la Unión Kalmar....era la hora del fuego y las espadas

En vistas de que el país ya estaba bastante desestabilizado (-2), desestabilizarlo un poco más, declarando una ansiada guerra a Dinamarca (aprovechando que estos acababan de terminar un largo conflicto), no sería demasiado perjudicial.

Así pues las hostilidades se formalizaron el 2 de Diciembre de 1495. Finalmente la Unión Kalmar había muerto.....

Pocos meses después, para abril de 1496, nuestro ejército de unos 35000 hombres dividido en varios cuerpos, había realizado una gran campaña en los territorios de Noruega, venciendo a los daneses en dos ocasiones, y ocupando sin dificultad la provincia de Narvik, y asediando Ostlandet y Smaland. La felicidad por la plena soberanía de nuestra patria es tal que se desborda la población en nuestra capital de Svealand (+2000 pobl.+1 taxvalue).
En agosto ponemos bajo asedio Finmark, un pequeño fuerte danés del norte y aniquilamos un ejército de 2000 daneses que pretendían contraatacar en Narvik.
Ante la dificultad del asedio de Ostlandet, ordenamos su levantamiento, y que los 12000 hombres se dirijan al norte, a Jämtland, escasamente protegida.


El asalto a Narvik:
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En diciembre nos arriba una gran noticia a la mesa del Consejo: Skane a caído en nuestras manos, la que fuera una peligrosísima base de incursiones danesas hacia nuestra capital. En Marzo de 1498 cae, tras largo asedio, Jämtland y Trondelag sigue su misma suerte poco después. Finalmente, tras cuatro largos años de dura guerra, los daneses se avienen a negociar.

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La triunfante paz reafirma nuestra soberanía, y además hace extender nuestro reino por las provincias de Jämtland, Trondelang y Skäne. Me temo que los daneses han quedado muy resentidos de esta guerra....

Al acabar el conflicto nuestras finanzas están exhaustas (54d), pero hemos duplicado nuestros ingresos (16.5d/mes), aunque acuñamos poca moneda, para mantener a raya la inflación, que con los gastos de la guerra ha subido bastante (3.6%)

Es hora ya de despedirse, pues por decisión del consejo (casi unánime, pues yo me opuse, 12/1), he sido nombrado alcalde de Lappland, con el título de “Duque de Lappland”, y he de partir con toda urgencia hacia el asentamiento dentro de unos días, junto a un centenar de colonos más. Tal vez me escogieron por mi avanzada edad, pero todo sea por engrandecer a nuestra querida Suecia. Y una de las mejores formas de hacerlo es esta, promoviendo el crecimiento de la población, pues nuestro reino, comparado con otros, esta escasamente poblado.....
 
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Muy interesante! :)

una AAR con Suecia nada menos, es una gran elección, el país es muy entretenido de jugar

Nada más q felicitarte por la elección y los prometedores inicios, por aquie estaremos leyéndote! ;)

Saludos!
 
Por cierto, una de las razones por la que escogí este escenario (aunque no me sirva precisamente para jugar con Suecia), fue que coloca cultura ibera al Rosellón....todo un detalle...:)
Y el escenario "complementario" de 1520 es muy recomendable.
 
Un desarrollo truncado por la guerra


Tras mi nombramiento como Gran Consejero en sustitución del nuevo alcalde de Lappland, Axel Ljungdahl, me dispuse en seguida a relatar las crónicas de los hechos más importantes del reino (fui el elegido por mi experiencia en el monasterio), tal y como había hecho mi predecesor en el cargo.

Una triste noticia fue de las primeras que hube de registrar en estos escritos, pues nos llegó la noticia, a la mesa del Gran Consejo, que pocos días después de su llegada a Lappland, Ljungdahl fue devorado por un oso cuando paseaba por los alrededores del asentamiento. Su hijo, Christian Ljungdahl, se encargará del puesto otorgado a su padre, puesto que se le concedió con carácter hereditario.

Pero dejemos estas tristes noticias, y centrémonos en el panorama que se le abría ante Suecia tras nuestra definitiva independencia ganada por las armas ante Dinamarca.
Como política de robustecimiento de nuestro reino, para garantizar el mejor de los futuros posibles a nuestra patria, el consejo, de acuerdo con el regente, decidió enviar colonos a las inhóspitas tierras del norte, y no sólo a los nuevos asentamientos (Lappland), sino también a pequeñas ciudades, para estimular su crecimiento.

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Además en 1504, tomamos nuestra primera gran decisión en lo que a política internacional se refiere. No éramos ajenos al peligro que suponía Dinamarca, siendo este doble, pues podía aliarse con el principado de Moscú, el cual amenazaba nuestras tierras finlandesas.
Ante un doble peligro de tal envergadura, cabía dos soluciones diplomáticas, que fueron arduamente debatidas, pues una representaba la contraria de la otra.
¿Debíamos mejorar nuestras relaciones con Dinamarca o Moscú y formar parte de su alianza, o de lo contrario habíamos de buscar una alianza con otras potencias que nos pudieran ayudar en caso de conflicto?.
Venció, por estrecho margen, la segunda opción. Muchos contrarios argumentaban que aliándonos con nuestros potenciales enemigos, garantizábamos el bienestar del reino y su progreso. Cuando tuviéramos la oportunidad, ya nos volveríamos contra ellos.

Personalmente di mi apoyo a la segunda opción, pues además de estar convencido de que era moralmente más correcta (aliarse con Dinamarca me parecía una aberración), creí, como creo ahora, que la otra opción aseguraba el bienestar y además (lo más importante), el desgaste de los enemigos de Suecia.

Así pues decidimos concertar un matrimonio entre una de las hijas del regente y el segundo hijo del rey de Polonia (1504), para así estrechar lazos, y ser admitidos, en un futuro cercano, en su alianza militar junto a Lituania y Branderburgo. Estos tres países eran grandes rivales de Dinamarca y Rusia, y estaban en una inmejorable situación para apoyarnos en caso de guerra.
Pero todo estuvo a punto de irse al traste en 1505, tras un breve conflicto diplomático con Lituania. Teníamos un claro casus beli contra ellos, pero nos mantuvimos sosegados, para resolver el conflicto, e incluso con un poco de oro mejoramos las relaciones. Todavía más, para noviembre de 1505, concertamos un matrimonio entre otra hija del regente y el hijo del rey de Lituania, recientemente nombrado, pues hasta hacía poco reinaba nominalmente el rey polaco.

Mientras la diplomacia sellaba nuestras amistades con poderosos países que pudieran garantizar nuestra seguridad ante daneses y rusos, la economía en nuestro reino no dejaba de crecer, así como la población y en general el bienestar. 1506 fue un año excepcional para el reino, y al finalizarlo, nuestras arcas tenían 343d, nuestros ingresos eran de 20.2d/mes, aunque seguíamos la tónica de los últimos años de acuñar poca moneda mensualmente, y nuestra inflación era casi nula (0.1%).

En 1508 nos llegó la noticia del tratado firmado por España y Portugal, y refrendado por el Papa, en virtud del cual se repartían los nuevos territorios descubiertos en América, Asia y África en dos esferas de influencia.
Si es la voluntad del Papa, que así sea, aunque poco nos importa a los suecos lo que ocurra fuera del viejo continente, al menos por ahora.....

Finalmente, tras muchos contactos iniciados en 1504, tras las fastuosas celebraciones del enlace dinástico con Polonia, en el feliz año de 1509 somos admitidos en alianza militar de Polonia, Lituania y Branderburgo. Pero esto lleva consigo el entrar en guerra contra la alianza de Sajonia, Hessen, Bohemia, Palatinado y Wurtemberg, además de la alianza de Mantua, Francia, Saboya y Borbonado.

Tras una breve reunión del Gran Consejo, decidimos por unanimidad no participar activamente en la guerra y tan solo apoyar a nuestros aliados económicamente.

El ocho de noviembre llega la paz con la alianza encabezada por Hessen, siendo Polonia la gran beneficiada, pues añade la provincia de Bremen a sus dominios, cosa que sienta mal en el consejo, puesto que la costa alemana es de sumo interés para nosotros.
Y cuando todo parecía calmarse, nuestra economía se desarrollaba, la población crecía y demás, Branderburgo arrastra a la coalición a una guerra con Dinamarca (Noviembre de 1510). Por suerte nuestros fondos estaban en máximos históricos (639d) y podíamos afrontar una guerra larga con total garantía.

Mal empezaron las cosas para nuestro reino, pues tras un breve asedio, los daneses conquistaron Trondelag (febrero de 1511). Para empeorar las cosas, en abril Moscú entra en la alianza danesa. Rápidamente el consejo ordena a nuestros escasos 5000 hombres destacados en tierras finesas invadir las desprotegidas provincias rusas de la frontera. Para noviembre del mismo año, nuestras tropas han tomado sin dificultad Kola, Karelia, Olonets y Arkhagelsk. Por suerte los moscovitas centraban todos sus esfuerzos en la toma de las provincias bálticas, dejando el terreno despejado a nuestro ejército. Consciente de ello, el consejo decide reunir todas las tropas en territorio moscovita, y junto a un nuevo ejército de 6000 hombres reunido en Savolaks, mandarlos a tomar la codiciada provincia de Kexholm.

Mientras tanto jugábamos al gato y al ratón con los daneses, pues tomábamos Narvik (ciudad desprotegida), asaltamos con éxito Finmark, y les atacábamos allí donde eran débiles, pero rehuyendo una gran batalla, conscientes de la superioridad danesa (20000 hombres frente a unos 9000 nuestros).

El general que comandaba las tropas que asediaban Kexholm, Hemming Gdah, juzgó acertadamente que el asedio no acabaría antes de la llegada del invierno, con lo que ordenó el salto.....fue muy duro, los defensores lucharon denodadamente, pagando caras sus vidas, pero finalmente los valerosos soldados de nuestro ejército barrieron toda oposición, hacia Abril de 1512. Los moscovitas, sabedores de su derrota, accedieron a negociar, firmando una paz con nuestro reino el 22 de Agosto de 1512, en virtud de la cual, Kola se nos era cedida.

Pocos días después Narvik, que había cambiado varias veces de dueño, volvió a nuestras manos. Se llegó a punto muerto con los daneses, hasta que, reforzados por las tropas de Gdah que regresaban del este, nuestro ejército se lanzó al ataque denodadamente, reconquistando la plaza de Trondelag al asalto. El Consejo decidió entonces hacer un alto ante el duro y largo invierno que se avecinaba. En cuanto llegó la primavera de 1514, un ejército de 14000 hombres al mando del ya héroe Gdah, se lanza a por Ostlandet, plaza que cae definitivamente tras un largo asedio en Diciembre de 1515. Para entonces ya no quedaban más que 3000 harapientos daneses en tierras noruegas. Las necesidades en otros frentes más al sur (Branderburgo invadió Jylland), y las continuas derrotas, habían mermado al otrora poderoso ejército danés.

Finalmente, agotados por seis largos años de lucha (a la sazón sería recordada esta guerra en nuestra tierra como la de los “Seis años”), los daneses aceptan un tratado de paz en el cual nos ceden Finmark y Narvik. Tras una paz en blanco con la alianza francesa, y el pago de 75d a Escocia (a la cual le había declarado la guerra los belicosos Branderburgueses), nuestro país se halla en la más absoluta paz y tranquilidad, aunque arruinado (52d).



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Parte 2: Las bases de un glorioso futuro


La nueva Religión


Perdonen la brusca interrupción, pero he de dejar constancia, como nuevo cronista del Gran Consejo, que mi antecesor en el cargo, Monseñor Jacob Mehlen, ha sido obligado a dejar el cargo puesto que se ha demostrado, en juicio público, que se había enriquecido ilícitamente a costa de vender indulgencias. Estos malditos católicos nunca aprenderán.

Menos mal que nuestra amada Suecia se ha proclamado en este año de Nuestro Señor de 1518, como reino protestante, rompiendo así todo vínculo con el corrupto pontífice romano. Solo había que ver al despreciable Mehlen. Que, dichase de paso, ha recibido su justo castigo. El hombre, temeroso de represalias en nuestra tierra por su condición de católico (falso, pues en todo caso hubiera recibido represalias por corrupto), huyo a Prusia.

Lo que no se esperaba es que durante el corto trayecto Prusia seguiría nuestro ejemplo (hemos sido los primeros en romper con el Papa), y se convertiría al protestantismo, y por cierto, de manera muy violenta y exaltada. El despreciable Monseñor Mehlen, con su cruz de oro macizo (de 15x10) colgando fuera del hábito, fue inmediatamente asaltado nada más llegar a puerto, por varios fanáticos anticatólicos, y arrojado con gran fuerza al mar. Su gordura, tras años de comer abundantes “boccatos di cardinale” dada su infame riqueza, y sus básicas nociones de nado, hicieron el resto......
No lloraremos su muerte.

Por lo tanto una nueva era se presentaba ante nuestra patria, una era de regeneracionismo político y religioso, de prosperidad y de paz. Como nuestra decisión de romper con el Papa hizo romper toda relación internacional que tuviéramos, a Suecia se la abría el horizonte del aislacionismo, para así garantizar una prosperidad, mientras los demás países católicos decrépitos luchaban entre sí y se desgastaban.

Nuestra primera decisión importante fue enviar inmediatamente a las pocas poblaciones que restaban fieles al pernicioso catolicismo, una serie de pastores fieles a las bondadosas doctrinas del pastor alemán Lutero.
Aunque no todo es positivo en nuestro reino, pues nuestros vecinos nos miran con recelo (B.B 9.2), y la anarquía de los fanáticos religiosos recorre el reino (est. –3).



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El reinado de Gustav Vasa I


Gustav Vasa I:

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Entre medio de este desorden, un héroe de la guerra de los seis años contra Dinamarca, un hombre al que habían dado por muerto (cuando en realidad había sido capturado), un tal Gustav Vasa, logró huir de su confinamiento, y organizando un ejército popular, acabó por tomar el poder absoluto (con nuestro beneplácito/colaboración pues necesitábamos un líder fuerte para el reino), coronándose rey de Suecia con el nombre de Gustav Vasa I, fundando así la Casa Real de los Vasa, para regocijo de la Riksdag (el nombre de nuestro Gran Consejo).

Era el año 1521, y empezaba un glorioso reinado, estando el tesoro en regulares condiciones (230d), con un ejército mermado, de tan solo 16551 infantes, y una marina pequeña de 13 buques de guerra y 5 de transporte, aunque habíamos mejorado los ingresos (19.4d/mes), la inflación era baja (2.2%).

Pero una cuestión alarmaba la Riksdag: nuestros barcos y equipo militar empezaba a quedarse obsoleto ante los flamantes ejércitos europeos (land 7, naval 6)

Al rey de Dinamarca no le gustó nada que su antiguo rehén se coronara rey de Suecia, por lo que no tardó en declararnos la guerra (12 de Marzo de 1521). Moscú entra también en la guerra, haciendo honor a su alianza con los daneses. Suecia se encuentra ante un gravísimo problema, pues nos hallamos solos ante una poderosa coalición.

Tras reunirse el Gran Consejo, presidido por Gustav Vasa, se acuerda, tras larga discusión, la nada agradable propuesta de paz para Moscú: les ofrecemos Kola y 50d, propuesta que no dudan en aceptar. Es muy duro tener que desprenderse de esta provincia, pero hemos de pensar a largo plazo, y sobre todo en concentrarnos en exclusiva en los daneses, ya nos ocuparemos más delante de los moscovitas....

Así pues, concentrando todas nuestras fuerzas contra los traicioneros daneses, nos acometemos a cumplir un largo sueño, el de echarlos de una vez por todas de Escandinavia. Tras barrer la débil oposición inicial, ponemos bajo asedio Berghensus y Ostlandet, las cuales caen en verano de 1523.

Todos los ejércitos daneses son rechazados, escribiendo generales de la talla de Lars Eriksson o von Mehlen, gloriosas victorias épicas ante los despreciables daneses.

Estos, conscientes de su derrota, se avienen a negociar, otorgándonos la paz las últimas provincias escandinavas en posesión de Dinamarca, Berghensus y Ostlandet, más 82d en compensación por los gastos de guerra. Tras la guerra nuestro tesoro esta cada vez más boyante (322d), aunque dada la necesidad de la guerra (que suponíamos que iba ser más larga), la acuñación masiva de moneda ha dado como resultado una galopante inflación (6.6%), y el mantenimiento del recelo de las naciones europeas a la emergente potencia sueca (B.B 9.4%)


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Muy bueno el AAR. Precisamente estoy a punto de acabar una partida con Suecia y es divertidísimo jugar con este país. Es evidente que para nosotros, los latinos, Suecia es "esa gran desconocida". :D :D :D
 
:) enhorabuena, Miguel Angel, no solo Suecia es uno de los países más divertidos de dirigir y que ya se merecía un AAR, sino que además lo estás haciendo muy interesante de seguir ;)
te sigo:D
 
Animo con el país y el AAR. Lo vas a pasar bien con este país. Sobre todo con un par de líderes que te van a tocar que son de lo mejorcito...... A por ellos.:D :D
 
Me suena que lo dices sobre todo por Gustavo Adolfo, ¿no?....una de las razones más convincentes para coger Suecia...:D
 
Continuación

Unos pocos años después, hacía 1526, nos llegaron los informes de los misioneros que habíamos enviado a acabar con los últimos reductos del catolicismo en nuestro reino. Jamtland en su totalidad había sido convertida, pero en Lappland no habían tenido tanta suerte (empezamos a dudar de las cualidades del hijo del difunto Ljungdahl, para gobernar la provincia), y los acólitos del Papa se habían revelado, aunque tuvo escasa repercusión la revuelta.

El 5 de Septiembre del mismo año, hubo una importante reunión de la Riksgad, en la cual nuestro ilustre rey, Gustav Vasa I, abrió la sesión con estas palabras:

-Señores, han sido convocados en el día de hoy puesto que debemos resolver uno de nuestros grandes problemas en lo que a política internacional se refiere, aunque este caso en particular afecta de lleno a la supervivencia de nuestro reino.

Sopesando las distintas opciones, creo firmemente que debemos entrar nuevamente, si no es posible, en una alianza militar defensiva con el reino de Polonia, Lituania, Prusia y Branderburgo. Aunque antes de tomar la decisión, he querido consultarla con sus señorías.

Se escucharon entonces algunas voces discordantes, que abogaban por aislarse del exterior y fomentar el desarrollo propio, y no malgastar recursos en guerras inútiles.
Pero entonces habló El duque de Narvik, Ernst Hansson, el cual pronunció lo que relato a continuación:
-Mi señores de la Riksgad. Debemos aprender del pasado. Lo hemos visto con nuestros propios ojos, o por boca de nuestros padres, como la guerra ha hecho de este reino lo que es hoy en día, cuando hace tan solo treinta años estaba sumida en el más humillante vasallaje.
Desde entonces hemos librado tres guerras contra un enemigo formidable (Dinamarca), al cual nuestros más antiguos antepasados creían invencible, y todas hemos vencido. Y cuando sufrimos, en la última guerra puesto que no pudimos o no supimos contener a los moscovitas, no fue por otro motivo más que el de nuestra condición de país aislado, al margen de la realidad europea, y la margen de cualquier alianza.

Ello nos hizo débiles ante los ojos de nuestros enemigos, y fue un reclamo para que nos declararan la guerra, cual si fueran buitres carroñeros en busca de una presa fácil. Por ello debemos ser firmes ante las amenazas reales de nuestro reino, y aliarnos con quien mejor nos pueda ayudar en caso de conflicto, y, según mi parecer como el de su excelencia, es el reino de Polonia.

Tras estas inspiradas palabras del duque, hombre de gran reputación donde los haya, el Consejo fue unánime. Dispensamos el transporte, el hombre y el dinero para tal empresa, y nuestro emisario llegó el día 13 de Septiembre, con la buena nueva de la aceptación del rey de Polonia de nuestra entrada en su coalición militar.

Mientras el reino, con las inmejorables condiciones de paz y estabilidad de aquellos años, comenzaba un prodigioso desarrollo económico, que debía ser la base de la futura grandeza de nuestro país. No parábamos de promover el crecimiento de las ciudades más pequeñas, así como acrecentábamos el tesoro nacional (532d para 1528). Además llegaban buenas noticias del norte, pues finalmente se había erradicado el catolicismo en Lappland (1529). Las ciudades seguían creciendo, y en la capital llegaban numerosos emigrantes, tanto del interior como del exterior (+2000ha).

Ni siquiera se vio truncada la estabilidad y el desarrollo cuando, haciendo honor a nuestra alianza, declaramos la guerra a Austria. El conflicto se desarrolló en lejanos lugares para nuestras capacidades militares, por lo que no nos involucramos. Además tan solo se tardó un año en firmar una paz.

Hasta 1533 no pasaron cosas especialmente remarcables, a no ser el hecho mismo de que fueran unos años tranquilos lo que es ya remarcable. El nacimiento del año vió como se finalizaban las obras de una de los proyectos más ambicionados por nuestro rey: La Academia de la Ciencias, construida en la capital del reino.

Plano de nuestra capital:



PlanodeEstocolmo.jpg
 
Por cierto, mucho mapa mucho mapa, pero me he dado cuenta que tengo pocos screens de batallas. Como ya tengo jugado hasta el final del reinado de Gustav Vasa I (1560), no lo podré remediar :( ....pero puedo prometer y prometo que a partir de entonces sacaré muchos más....
 
Y otra continuación más

A mediados de año, fui convocado por el rey. Al llegar a palacio se presento ante mí, me saludo cortésmente, y tras mi reverencia, me indicó que le siguiera. Nos dirigimos a las cocheras, donde un coche, ampliamente escoltado, nos condujo a las afueras de la capital, concretamente a una pequeña colina que dominaba un verde prado.

Este se encontraba repleto de formaciones de nuestro ejército, dispuesto como si estuvieran esperando a un enemigo para entablar batalla. Aunque la disposición de las formaciones de infantería me parecieron un tanto singular, mucho más ordenadas que las que había visto con anterioridad, en algunas batallas libradas en anteriores guerras. Me encontraba de pie en la colina, junto al rey y sus generales más allegados. Se giró para visualizarme, y me dijo:

- He querido que vengas para que con tus propios ojos puedas ver lo que luego inmortalizaras en tus escritos. Observa la majestuosidad que se nos presenta ante nosotros.
Finalmente hemos logrado adoptar los métodos de combate moderno, aquellos que iniciara el singular comandante español Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, apodo más que merecido. Fíjate que maravilla, que disciplina, y que equipo, pues hemos introducido de lleno las más modernas armas de fuego.
La guerra ya no será como antes, como aquellas batallas de caballeros contra los daneses. (Land 11)


No podían llegar en mejor tiempo esos adelantos, pensé meses después, pues en el verano del mismo año Rusia (heredera de Moscú) declaró la guerra a la alianza.

Esta vez no estaba aliada con Dinamarca, y pudimos mandar todos nuestros recursos a la conquista del este. El principal ejército, unos 16000 hombres al mando del audaz Lars Eriksson, tomó cuatro provincias rusas de la frontera, y junto a los 5000 hombres estacionados en Savolaks, se lanzó a la codiciada provincia de Kexholm, asaltando con éxito su capital.

Nos vimos sin casi oposición pues los rusos, como en anteriores guerras, centraban sus esfuerzos en las provincias bálticas. Aturdidos por nuestra aplastante victoria, se avienen a negociar en Agosto de 1533, cediéndonos Kexholm, de religión mayoritariamente ortodoxa, pero donde triunfarían nuestros pastores protestantes en 1538.

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Algo antes, en el año 1534, Inglaterra, como otras tantas naciones europeas, se atreve a romper con el Papa de Roma, y como bienvenida al mundo protestante les ofrecemos un enlace matrimonial entre la hija menor de una hermana del rey y el segundo hijo del rey inglés, a lo cual acepta gustosamente.
 
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Bueno a ver si os gusta la rocambolesca muerte del cronista (no si tendrá razón mi antigua profe de "arte de contar" que me acusaba siempre de matar a todos mis personajes...:rolleyes: )....
Ala allá va...
 
El reinado de Gustav Vasa I Parte 2: El crisol de una Potencia


Los años pasaron tranquilos, cosa que propició de nuevo un gran aumento de la población, con el consiguiente aumento de ingresos, de comercio, de actividad económica, en definitiva, de desarrollo. Nuestros comerciantes se hacían a la mar, y visitaban todos los centros de comercio del área de la Hansa, e incluso a veces se aventuraban al lejano Moscú.
Durante un breve espacio de tiempo dejaré de escribir estas crónicas, pues voy a aprovechar esta apaciguada temporada en la que pocas cosas son dignas de plasmar en papel, para hacer una furtiva visita a unos parientes míos muy queridos que se encuentran en Dinamarca. En breve retomaré mis ocupaciones.

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Mi nombramiento como nuevo cronista de la Riksgad fue todo un honor para mí, aunque tuviera que aceptar el cargo tras la terrible tragedia ocurrida, en este año de nuestro Señor de 1541. Mi predecesor en el cargo, el cual lo había ostentado con gran maestría durante más de treinta años, Gregor Anderson, fue hallado muerto (en horribles condiciones, pues el cadáver estaba destrozado por innumerables puñaladas) hace pocos días a las afueras de la localidad de Fredericia, al sur de Jylland, en Dinamarca. Por lo que pudimos saber de uno de sus acompañantes del secreto viaje (ninguno miembro del Gran Consejo sabía de su viaje), que pudo regresar con vida, su muerte se produjo por los hechos que voy a relatar a continuación...

Por lo visto Anderson y dos de sus sirvientes (entre ellos el superviviente) cometieron la terrible imprudencia de ir a una taberna de la ciudad. Allí los brutos daneses bebían sin parar, cantaban horribles canciones, y se vociferaban amenazadoramente entre ellos, como auténticos animales. Uno de los más brutos de un grupo de borrachos, se alzó de la mesa donde bebía con sus compañeros, y empezó a gritar como loco quien era lo suficientemente hombre como para jugar con él al juego del cerdo atascado. Instantes después un corpulento joven aceptó el reto, y los grupos de ambos contrincantes empezaron a apostar por uno o por el otro, a lo que se añadió prácticamente el resto de la taberna. Cuando estaban ya dispuestos el uno contra el otro, el joven que había aceptado el desafío preguntó:
-¿Y el cerdo donde está?
A lo que contestó el desafiador:
-Allí- y señalo con su brazo la mesa de Anderson, nuestro desdichado cronista. Después añadió:
-A ese auténtico cerdo lo he oído hablar antes, cuando he pasado cerca de su mesa, y hablaba claramente con un marcado acento sueco. El único sueco que me gusta es el sueco muerto. Y mejor que eso sólo hay un sueco agonizante al que puedas darle el golpe de gracia. Jajajajaja- y los demás daneses rieron de manera salvaje al unísono.

Al oír aquellas palabras Gregor y los sirvientes se levantaron e intentaron salir huyendo, aunque les cerraron el paso la multitud de borrachos daneses. Sólo Gustavson, quien nos relató los hechos, pudo escapar arrojándose por una ventana con la suficiente fuerza para romper los cristales. Al otro sirviente lo degollaron sin piedad, y a Gregor Anderson lo usaron como cerdo en su macabro juego. Para aquellos que no lo conozcan, he de apuntillar que se trata de una antigua diversión vikinga en la cual se clava un estaca de madera en una mesa. A ella se ata el extremo de una cuerda, estando el otro extremo atado al cuello de un cerdo. Cada contrincante empuña una daga, o un arma semejante, se le vendan los ojos, y son atados con largas cuerdas por los tobillos, colocándose cada “jugador” en un extremo opuesto de la estaca. El juego consistía en matar al animal, mientras este daba vueltas desesperadamente por la mesa, ya que era su única manera de evitar una muerte segura. Y Gregor hizó de cerdo.....

En una reunión extraordinaria, la Riksgad decidió no entablar un conflicto diplomático con nuestros vecinos, pues reconocer oficialmente que un Gran Consejero se encontraba en Dinamarca, equivalía a que fuéramos acusados de espionaje.

Pero centrémonos en los hechos más importantes de nuestro reino. El tiempo seguía siendo tranquilo, y nuestro querido rey tenía toda la voluntad de que fuera así por largo tiempo.

Por ello, cuando hubo una revuelta popular encabezada por Dacke Feud en el año 1542, ordenó a la Riksgad que se negociara con él a toda costa. Esa decisión fue muy criticada por algunos sectores del Gran Consejo, que argumentaban que no se debía negociar con el populacho. Tal vez el rey, que había llegado al poder gracias al pueblo, tenía una especial sensibilidad por su bienestar.

Fue una sabia decisión, que a la larga reforzó su prestigio personal, y la estabilidad del reino.
 
Continuación

A finales del año de nuestro señor de 1543, nuestra alianza con Polonia, Lituania y Branderburgo había expirado, pues se cumplió el plazo de diez años después de una guerra estipulado en los tratados. Formamos, bajo nuestro liderazgo, una renovada alianza militar con Polonia y Lituania, bajo los mismos términos que la anterior, aunque Branderburgo, Dios sabrá porqué, no quiso aceptar en dos ocasiones nuestra generosa oferta de adhesión a la coalición. Las relaciones con este pequeño país se enturbiaron de tal manera que Polonia le declaró la guerra, y nosotros, como los lituanos, hicimos honor a la alianza y entramos en guerra contra Branderburgo.

Pasaron dos años de intensa guerra protagonizada por nuestros aliados, pues el rey no deseaba implicarse demasiado en una guerra fuera de nuestros territorios, tal vez por previsión de lo que iba a suceder.

Efectivamente, los rastreros daneses y sus aliados rusos, nos declararon la guerra a principios de 1544. Pero, tras la experiencia de las anteriores, estábamos plenamente confiados en nuestro ejército, y vimos en ello más una oportunidad para engrandecer el reino, que una mala noticia. El rey ordenó que von Mehlen, nuestro más brillante general, marchara de inmediato con sus 18000 hombres hacia la provincia de Ingermaland.

Allí, tras una breve batalla con un pequeño ejército ruso, se aposento ante la capital y la tomó en un perfecto asalto. Paralelamente, pequeños cuerpos de ejército tomaban las desprotegidas provincias rusas de la frontera, como otras tantas veces habíamos realizado. También los rusos repitieron el esquema de las últimas guerras, y se lanzaron a por las provincias bálticas de soberanía polaca.


La batalla por Ingermaland
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Mientras nuestros valientes soldados conquistaban el frío este, nuestro monarca seguía en su infatigable labor administrativa, la cual estaba transformando nuestro reino (reformas pro-Hansa). Su reorganización de la economía, de la burocracia y las mejoras de las infraestructuras, dieron como resultado final el establecimiento de una serie de manufacturas reales al sur del país.

Además hizo saber de manera oficial a todos los monarcas europeos, que tanto Skane como la isla de Gotland (en manos danesas) formaban parte de la nación sueca, aportando para demostrarlo numerosos documentos de base jurídico-históricas. A su reconocimiento ayudó el hecho de que la mayoría de estados adscritos a la Hansa apoyaron la reivindicación.

Tras dos años de guerra nuestros emisarios regresaron por fin con buenas noticias de Moscú: firmamos la paz, con la cesión de Ingermaland a nuestro reino. Los daneses se comportaron especialmente poco luchadores en esta última guerra, y finalmente se llegó a una paz con ellos en 1549, por la cual se regresaba al Status Quo vigente antes de la guerra. Con anterioridad se había firmado una paz con Branderburgo, con un poco de dinero de por medio.


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Para el año de nuestro señor de 1550, la situación de nuestro reino era la siguiente:

Teníamos total paz y tranquilidad (est +2), habíamos progresado mucho con nuestros ejércitos (land 13, naval 12), el tesoro nacional se mantenía en buen estado (527d), nuestro ejército se componía de 25130 infantes y 5100 caballeros. La marina empezba a recuperarse, contando de momento con 16 buques de guerra, y 6 transportes, aunque a medio-largo plazo desarrollaremos un programa de construcción naval para poder proyectar la potencia de nuestro reino en Europa.

La inflación empezaba a notarse (9,0%), dado que nuestros ingresos mensuales se habían multiplicado (35.1d/mes), aunque seguíamos con nuestra política de acuñar poca moneda mensualmente, salvó en momentos de crisis, como las guerras acaecidas. Nuestros vecinos aún desconfiaban de nosotros, pero ello iba aplacándose, a medida que nuestros diplomáticos establecían relaciones amistosas (bb 8.3).

Los años seguían pasando, tranquilos, apacibles y felices, hasta que un hecho marcaría el rumbo de nuestra historia: en 1553, deterioradas ya de pro sí las relaciones de nuestra alianza con Branderburgo, se tornaron en insostenibles cuando los rebeldes de la provincia polaca de Bremen adhirieron ésta al electorado de Branderburgo. Polonia no tardó en declara la guerra a este odiado país, y nosotros nuevamente, como nueve años atrás , al igual que los lituanos, hicimos honor a la alianza.

Pero esta vez el rey, contando con una marina totalmente reformada, decidió implicarse en la guerra activamente, siendo ésta la primera vez en la historia de Suecia que enviaríamos al exterior una expedición armada, pues hasta entonces, como ya sabrá querido lector, nuestros ejércitos habían actuado en nuestras cercanías geográficas, sin tener que usar la marina para su traslado. Nuestra política internacional ya no sería igual....

La travesía de nuestros buques no tuvo contratiempos, pues la marina de Branderburgo no era más que testimonial.



Tras conquistar Hinterpommern, nuestras tropas embarcan hacia Bremen

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Tras asaltar victoriosamente la provincia de Bremen y la de Pomerania, asediar Meklemburgo (que tardaría sólo cinco meses en rendirse), y tras ello poner bajo asedio con 20000 hombres bajo las órdenes de Johan Tre Rosor la mismísima capital del electorado, Berlín, tras barrer la débil oposición, los Branderburgueses, temerosos, aceptaron nuestra propuesta de paz, donde reclabábamos las provincias de Hinterpommern, y Bremen (mayo de 1554).

No cabían en sí de júbilo los consejeros, entre ellos yo. Ahora Suecia dominaba una buena porción del litoral alemán. Aunque ello, hizo recelar aún más a nuestros vecinos (bb 11.7).


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Una nueva potencia ha nacido
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De la paz de 1555 (tras la cual los polacos firmaron la suya con la anexión de las provincias de Magderburgo, y Meklemburgo, dando fin a la guerra) surgió una nueva época de tranquilidad y paz, de progreso, de desarrollo de las nuevas provincias adquiridas.

En el año de nuestro señor de 1560, el día dos de Octubre, tras días agonizando, murió finalmente nuestro amado rey Gustav Vasa I, quien tanto había hecho por nuestro amado país. Lloraremos su pérdida amargamente......el rey ha muerto, ¡Viva el rey!.
 
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