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unmerged(29041)

Amnistiado por viejuno
May 12, 2004
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La conspiración de España contra Venecia
La mayor operación de encubrimiento de la historia


1. Un debate entre historiadores

El 14 de Mayo de 1618, Venecia se despertó a un espectáculo macabro. Sin ninguna explicación, en ese día y en los que le siguieron, hasta 300 personas fueron ejecutadas por el Consejo de los Diez. Unos pocos cuerpos fueron expuestos en la Piazzetta, pero la mayoría fueron encontrados flotando en los canales. Los muertos eran Españoles y Franceses al servicio de la República, trabajadores del Arsenal. Nunca en la historia de Venecia había ordenado el Consejo de los Diez una masacre de tal magnitud. Si los muertos hubieran sido Venecianos, la República se hubiera visto sacudida hasta sus cimientos. Hasta el día de hoy no se ha encontrado una explicación satisfactoria para las muertes. La explicación oficial, que una conspiración Española fué abortada, satisface sólo a algunos historiadores, mientras que la sorprendente falta de evidencia para una conspiración de tal magnitud hace dudar a otros. La explicación alternativa, que la conspiración fué organizada por Venecia de acuerdo con el Virey de Nápoles para obtener la independencia de Nápoles, propuesta por Leopold von Ranke y defendida por Compte Pierre Daru, es también poco convincente.

Voy a tratar de presentar la evidencia conocida por los historiadores sobre la conspiración, y las diferentes explicaciones dadas por las partes. Después propondré una tercera explicación de los hechos conocidos. Una que es lógica y toma en consideración los hechos conocidos, no sólo sobre la conspiración, sino sobre la situación internacional del momento. No es probable que jamás aparezca prueba alguna que apoye esta tercera explicación, por lo que tú, querido lector, serás el juez de la respuesta más probable a este enigma histórico. A lo largo del camino espero que aprendamos bastante sobre unos hombres fascinantes pertenecientes a una época fascinante, que con el paso del tiempo han ido cayendo en el olvido.

2. Los antecedentes

Entre 1615 y 1618, Venecia experimentó un drástico cambio en su tradicionalmente pacífica política internacional. El último intento fallido de expansión territorial por parte de Venecia fué la conquista de algunos puertos de Apulia, como Monopoli y Ostuni durante la guerra de la Liga de Cognac en 1528. E incluso éste intento fué tímido, después de que la guerra de la Liga de Cambrai casi pusiera fin a la existencia de Venecia. Durante casi un siglo, Venecia había renunciado a la expansión, y se contentaba con tratar de preservar lo que todavía poseía. Todo esto cambió cuando Giovanni Bembo, heroe de Lepanto, se convirtió en Dogo de Venecia. Bembo participó en la gran batalla naval cuando contaba sólo 12 años de edad, y se decía que había rendido él mismo un galeote Musulmán, participando también en la captura de otros. En ese momento Venecia se encontraba envuelta en actividades anti-piratas en el Adriático contra los molestos Uskoks (1). Aunque se podían ganar algunas victorias aisladas contra los Uskoks, para poner fín al problema Uskok Venecia requería la colaboración de Austria, y hasta el momento, dicha colaboración no había existido. Giovanni Bembo era muy consciente de ello, puesto que en 1593 había sucedido a Ermolao Tiepolo como almirante de la flota a cargo de las operaciones contra los Uskoks, y en aquel entonces había escalado la guerra, bloqueando los puertos Austríacos de Fiume y Trieste, donde los Uskoks vendían su botín.

Giovanni Bembo fué elegido Dogo en el mes de Noviembre de 1615. Apenas un més más tarde, las tropas Venecianas cruzaban el rio Isonzo iniciando una guerra contra Austria. Nos sorprenden las energías que el nuevo Dogo tuvo que emplear para iniciar la guerra en tan corto tiempo, porque incluso si existieran planes previstos para tal contingencia, hay pocas dudas de que debieron ser congelados a la muerte del Dogo anterior, puesto que no se podía declarar la guerra durante la elección de un nuevo Dogo. Probablemente su caracter guerrero tuvo mucho que ver en que fuera elegido Dogo, pero no fué una elección fácil, dado que requirió 24 días y 114 votaciones, indicando que Venecia no apoyaba homogeneamente las aventuras militares.

Pronto el gobierno de Giovanni Bembo tomó otra decisión controvertida. Fué la de apoyar a Carlos Emmanuel de Saboya en su intento de asegurarse los Marquesados de Montferrat y Mantua aprovechando una crisis dinástica de sus gobernantes, los Gonzaga. Con motivo de la muerte de su yerno Francesco IV, Duque de Mantua y Montferrat, Carlos Emmanuel tomó posesión de éste último Marquesado. Pronto los Españoles, aliados de los Gonzaga y en apoyo de Ferdinando, el hermano de Francesco, le obligaron a evacuar Montferrat. Pero Carlos Emmanuel, llamandose a sí mismo el liberador de Italia, invadió Lombardía, y fué completamente derrotado en 1615 por el Virrey Español, el Marqués de la Hinojosa. Pero aunque superado, Carlos Emmanuel era demasiado para Hinojosa, y le convenció para que firmara un tratado de paz, garantizado por Francia e instigado por Venecia. Dicho tratado, que dejaba a Carlos Emmanuel en posesión de Asti y otras plazas conquistadas, fué repudiado en Madrid por el gobierno de Felipe III, e Hinojosa fué reemplazado como Virrey de Milán por Don Pedro de Toledo, Marqués de Villafranca, con ordenes de aplastar al Duque a cualquier precio. Protegido y ayudado en el flanco Francés por el Mariscal Lesdiguières, antiguo Hugonote que actuaba en ésto en contra de las órdenes de Maria de Medici, reina de Francia, Saboya se las apañó para resitir mes tras mes. Villafranca tenía el apoyo naval de Don Pedro Tellez Girón, Duque de Osuna y Virrey Español de Nápoles. La ayuda que Venecia prestaba a Carlos Emmanuel irritaba a Villafranca y Osuna, y convertía a Venecia en blanco para la venganza por ello incluso más que por su ataque a los primos Austríacos de los Habsburgo Españoles.

Finalmente Villafranca le propinó un golpe definitivo a Carlos Emmanuel en Vercelli, y en 1617 se apañó una rápida paz en Pavía, por la cual cada bando devolvía sus conquistas, y Montferrat era restaurado a Ferdinando Gonzaga, Duque de Mantua, el hermano de Francesco.

Pero antes de que se alcanzara la paz, en Diciembre de 1616, Osuna le pidió al rey Felipe permiso para enviar a su marina privada a atacar en corso a los Venecianos. Felipe III y su ministro, el Duque de Lerma, aprobaron el plan a condición de que se mantuviera en todo momento como una operación privada, con la flota operando bajo la bandera personal de Osuna. Durante todo el verano de 1617, la flota de Osuna operó en el Adriático incontestada, saqueando las islas e interrumpiendo el comercio. Venecia no estaba oficialmente en guerra con España y el embajador Veneciano en Madrid protestaba con energía los ataques. El Rey los deploraba publicamente como actos privados fuera de su control, pero secretamente los apoyaba. Al final de la temporada, la flota de Osuna regresó a Nápoles.

En Septiembre de 1617, Giovanni Bembo había fallado en sus estrategias, dado que no se correspondían con el poder real de Venecia. La guerra de Mantua no había producido ningún resultado concreto, y la guerra de Gradisca contra Austria había fracasado en conseguir su objetivo principal, cuando la reconquista de dicha ciudad, perdída ante los Austríacos cien años antes, fué evitada por la llegada de Wallenstein con su ejercito privado. Las pérdidas para Venecia eran graves, pero al menos se obtuvo de Austria la relocación de los Uskoks y la quema de sus barcos. El tratado de paz fué significativamente firmado en Madrid el 6 de Noviembre de 1617, indicando un compromiso del Rey Español de actuar como garante de la paz firmada bajo sus auspicios, incluyendo un entendimiento de acabar con los ataques de Osuna. Como confirmación, con el comienzo de la temporada, la flota de Osuna no dejó el puerto para dirigirse al Adriático y ningún ataque se produjo en ese año de 1618.

Giovanni Bembo murió el 16 de Marzo de 1618, y es uno de los pocos Dogos cuyo lugar de descanso final nos es desconocido. Esta no iba a ser la única peculiaridad de los sucesos que acaecieron en esa primavera.

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(1) Los Uskoks eran refugiados de los Balcanes invadidos por los Otomanos. Eran fundamentalmente Croatas con otros componentes como Vlachs y posteriormente incluso Italianos. Entraron al servicio de los Habsburgo Austríacos para defender la frontera, y ante la común situación de falta de paga, vivían de las incursiones y del asalto de naves mercantes. Fanáticos Cristianos, no pudieron entender la política contemporizadora de Venecia con los Turcos, y cuando el Sultán exigió a Venecia que garantizara la seguridad del Adriático, los Uskoks se convirtieron en enemigos de la República. Austria continuó protegiendolos por el servicio que prestaban en la defensa de la frontera y por el problema que suponían para sus rivales Venecia y el Imperio Otomano. Sin embargo tras la guerra de los 13 años entre Austria y los Ottomanos, la nueva situación geoestratégica había dejado a los Uskoks como un residuo anacrónico, potencialmente peligroso incluso para los Austríacos.
 
Felicidades por elegir este tema :) .

La conspiración de venecia es una historia apasionante y normalmente muy simplificada. En su libro "Historia de Venecia", Jhon Julius Norwich, habla de "una historia de opera" en la que el papel de villano lo representa el Duque de Osuna.

Ya estoy deseando oir todas las versiones de la historia ;) .
 
Gracias. Es absolutamente digno de Arturo Pérez Reverté. De hecho daría para una aventura Italiana de un Alatriste algo más joven. Desde luego con la participación de Don Francisco de Quevedo, secretario de Osuna. Hay muchos otros personajes increíbles como el propio Osuna, o Francisco de Ribera, quien tuvo una batalla increíble contra los Turcos con solo seis naves contra 55, o el corsario Francés Jacques Pierre, al servicio de Osuna, cuya defección le costó la vida.
Creo que se la voy a enviar a Arturo a cambio de que me la dedique cuando la escriba. ¿Alguien se sabe su e-mail?
El Norwhich es más recopilador y narrador que historiador. Su "Historia de Venecia" contiene varios errores crasos y ausencias notabilísimas como es éste caso. Sin embargo es una lectura amena.
 
gracias a vosotros cada poco tiempo descubro temas apasionantes de los que no conocía nada. Mucho ánimo con esta historia que has comenzado de manera magistral. ¡ya me tienes enganchado!
Y lo siento, pero no tengo el mail de Reverte. :p
 
excelente relato Fodoron. :)
Le recomiendo que bucee en este foro de historia para buscar mas material. Lei algo parecido de Blas de Lezo hace algunos meses aqui, incluso esda batalla de pocos galeones contra muchos turcos, y el bombardeo de constantinopla por una flota española de esos años.
(si le envia un pm,creo que él le puede dar la direccion de A. Reverte pues se conocian, o eso puso hace tiempo )
 
Alfonso X said:
excelente relato Fodoron. :)
Le recomiendo que bucee en este foro de historia para buscar mas material. Lei algo parecido de Blas de Lezo hace algunos meses aqui, incluso esda batalla de pocos galeones contra muchos turcos, y el bombardeo de constantinopla por una flota española de esos años.
(si le envia un pm,creo que él le puede dar la direccion de A. Reverte pues se conocian, o eso puso hace tiempo )

Se conocían, pero de haber coincidido un par de veces... Creo que no dijo que hubiesen intercambiado e-mails... ;)
 
Como se ha dicho es un acontecimiento que a mi personalmente me ha interesado siempre y del que se encuentra poca información o simplificada.

¿Algún apunte bibliográfico?
 
Trencavel said:
Como se ha dicho es un acontecimiento que a mi personalmente me ha interesado siempre y del que se encuentra poca información o simplificada.

¿Algún apunte bibliográfico?

Yo me he comprado hace poco una biografía sobre el Duque de Osuna que se titula "Don Pedro Girón Duque de Osuna: La hegemonía española en Europa a comienzos del Siglo XVII", de Luis Linde que tiene muy buena pinta y en el que me imagino que la Conspiración de Venecia tendrá dedicada una parte importante.

Lo tienes en la Casa del Libro.
 
Trencavel said:
¿Algún apunte bibliográfico?
Desgraciadamente, y por motivos que ignoro, los Españoles hemos terminado por aceptar la dudosísima y anti-Española versión Veneciana, hasta el punto de que si haces una búsqueda de biografías de Quevedo en la red, verás que prácticamente todas dan por cierta la versión Veneciana, y solo las más serias la questionan. De hecho, una biografía apócrifa de Quevedo de Luis Astrana Marín, publicada en 1955, y disponible en la red la da por cierta sin más, confundiendo aún más a los que creen que la biografía es auténtica. Novelas populares actuales, como el Mercenario del Dux de Vicente Alvarez, siguen el palo sin plantearse la veracidad del tema.
Los biógrafos oficiales de Quevedo cuestionan su participación, dado que él siempre la negó, pero no entran sobre la autoría de la conjura.
Tiene uno que recurrir a historiadores serios para encontrar que no todo es como parece y que los que más saben son los que más dudan.
Versiones alternativas han sido defendidas por el historiador Alemán von Ranke y el Francés Compte Daru. Más recientemente la hispanista Francesa Andrée Mansau, de la Universidad de Toulouse publicó el artículo: 1618: ¿Conjuración de los españoles contra Venecia o Venecia contra los españoles? Sarpi frente a Quevedo y Monod. Actas del VII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (1980), que está disponible en la red en las páginas de la Asociación.
He seguido también muchas fuentes Italianas y Venecianas, y no todas dan por cierta la versión Veneciana. En Cronologia Italia, un grupo de páginas sensacionales sobre la historia Italiana y Universal, dan como seriamente probable que todo el asunto hubiera sido un montaje del temido Consejo de los Diez. Llegamos a la paradoja de que los Españoles aceptamos la versión Veneciana sin ambajes, mientras que los Italianos dudan de ella.
Espero que Michel el Vasco nos diga pronto si en su libro, Luis Linde ha buceado realmente en la questión. He visto en la red que le dedica un capítulo al tema, y que por lo menos habla de su dudosa participación el prologuista del libro.
 
3. El Duque de Osuna

Don Pedro Tellez Girón (1574-1624), tercer Duque de Osuna, fué un personaje fascinante, como nos cuenta el historiador y oficial de marina Cesáreo Fernández Duro. Educado en Italia por su abuelo, el primer Duque de Osuna y Virrey de Nápoles, recibió una educación esmerada en muchas materias. Sin embargo, de vuelta en Sevilla cuando contaba 18 años de edad, era famoso por su conducta desordenada, que le trajo muchos problemas. En 1593 se casó con Doña Catalina Enriquez de Ribera, nieta del famoso conquistador Hernando Cortés. Su deseo de aventuras militares le llevó a enrolarse en los Tercios de Flandes. Puesto que era un noble, se le asignó una compañía de caballería, que debía mantener de su propio bolsillo, y se le dió el rango de Coronel. Participó en varias de las campañas bajo las órdenes de Ambrosio Spinola entre 1601 y 1606, cuando se firmó la tregua, recibiendo varias heridas. Por su valor en combate, se le invistió con la orden del Toisón de Oro. Era por naturaleza inclinado a cantarle las verdades incluso al Rey, algo no habitual en esos días, y criticó públicamente tanto la expulsión de los Moriscos, como la situación de Sicilia, de donde se atrevió a decir que la autoridad Real era sólo nominal, puesto que los Turcos asaltaban la isla constantemente. A consecuencia de ello, se le nombró Virrey de Sicilia en Septiembre de 1606, más como castigo que como recompensa.

giron_escudo.jpg


Estas son las armas de los Girón, ondeadas por la flota de Osuna en 1617. Se originan en la batalla de La Sagra (1086), cuando viendo a su Rey Alfonso VII en peligro mortal, el caballero don Rodrigo González, señor de Cisneros, le cambió el caballo y se cubrió con el manto Real, atrayendo así la furia Musulmana. Mientras el Rey Alfonso se ponía a salvo, don Rodrigo fué capaz de rechazar el ataque, aunque el manto quedó reducido a jirones. El Rey le recompensó con las armas, representando los jirones del manto como tres triangulos rojos, que don Rodrigo colocó sobre el tablero rojo y amarillo de los Cisneros, y tomando el nombre de Girón. Posteriormente el caballero casó con la hija del Rey, doña Sancha. La fortuna de los Girón no dejó de acrecentarse durante la reconquista, y uno de sus sucesores, don Pedro Girón, vigésimoctavo Maestre de la Orden de Calatrava, hubiera casado con la hermanastra del Rey Enrique IV de no haber muerto antes del enlace. La hermanastra del Rey casaría en su lugar con su primo segundo Fernando, Rey de Sicilia y Príncipe de Aragón, reinando en Castilla con el nombre de Isabel la Católica.
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Su mandato en Sicilia estuvo marcado por dos constantes. Su lucha contra el bandidaje que plagaba la isla con total impunidad, que le ganó el respeto de los ciudadanos, pero el odio de algunos nobles que protegían a los bandidos, a unos pocos de los cuales ajustició. Su otra constante fué la organización de una máquina de guerra naval para luchar contra los asaltos Musulmanes a la isla. Estableció depositos de municiones, artillería, manufactorías navales, almacenes y arsenales, y pronto organizó un escuadrón naval, encontrando capitanes y marineros capaces para tripularlo. Comenzó atacando las flotas de piratas que infestaban las aguas de Sicilia, pero expandió pronto las operaciones contra los nidos de piratas de la costa Berberisca e incluso se enfrentó a las flotas Otomanas en aguas Griegas.

Dado su indiscutible éxito, fué nombrado Virrey de Nápoles en 1616. Un puesto delicado dada la complicada situación en Italia, debido a la ofensiva de Carlos Emmanuel de Saboya, y la guerra entre Venecia y Austria, tradicional aliada de España. Dió apoyo al Marqués de Villafranca, Don Pedro de Toledo, Virrey de Milán, pero fué su flota privada bajo patente de corso la que continuó dándole fama. Su flota, construida y mantenida a base de capturas enemigas, y de sus propios fondos, no le costó a España un solo doblón. Su principal capitán era Francisco de Ribera, natural de Toledo. Durante la campaña de 1616, tras una victoria sobre una flota Tunecina en Marzo en La Goleta, se le envió con 6 galeones fuertemente armados a aguas Otomanas. Tras dejarse ver en Famagusta (Chipre), Ribera se dirigió hacia Antalia en la costa de Turquía. Cerca de Antalia, en el cabo Celidonia (Khelidonia o Calcedonia), le salió al encuentro el 14 de Julio una flota Otomana de 55 galeras que le andaba buscando. Los Españoles tenían 191 cañones y los Otomanos 275. Ribera dejó dos galeones en la reserva, y ató los otros cuatro. Durante tres dias los Otomanos trataron de abordar los galeones, y por tres días fueron repelidos por el intenso fuego de artillería y la alta borda de los galeones. Los días de las galeras habían llegado a su fín. El resultado de los tres días de batalla fué de una galera hundida, dos desarboladas y diecisiete inutilizadas. La flota Otomana se retiró derrotada. Con dos galeones seriamente dañados y sólo 34 bajas, Ribera se dirigió a Candia (Creta) para efectuar reparaciones, antes de regresar a Nápoles. La batalla del cabo Khelidonia fué comentada y analizada por las marinas de varios países Europeos, confiriendo gran prestigio tanto a Ribera como a Osuna. Constituye la primera acción regular entre una flota compuesta enteramente por navíos de línea y otra hecha únicamente de galeras. Por toda Italia pronto corrieron rumores exagerándose el número de galeras hundidas y de Jenízaros muertos. El Rey invistió a Ribera caballero de la Orden de Santiago, nombrándole Almirante.

Otro de los capitanes de Osuna, el mercenario Normando Jacques Pierre, fué enviado ese año al mando de su escuadrón "Las cinco llagas" junto al capitán Pedro Sánchez con otros 5 barcos, a Constantinopla en búsqueda del famoso renegado Calabrés Mohammed Assan, que tenía 12 galeras. Fué encontrado y atacado, hundiendosele cuatro de sus barcos y capturando otros cinco, escapando solo tres. Cuando su hijo trató de vengarle, atacando Calabria con seis galeras, le hizo frente don Pedro Pimentel al mando de tres barcos. Sólo dos galeras Musulmanas escaparon, y el pirata pereció debido a un cañonazo que le alcanzó la pierna.

Con tantas victorias para la marina de Osuna durante la campaña de verano de 1616, don Pedro Girón ofreció al Rey Felipe III y a su ministro el Duque de Lerma, un plan para atacar a Venecia en el Adriático, para castigar a la Serenísima por su apoyo a los ataques de Carlos Emmanuel de Saboya a Mantua y Milán, y por su ataque a Austria en la guerra de Gradisca. España no estaba en guerra con Venecia, pero Lerma y Felipe estuvieron de acuerdo en permitir la expedición de castigo, siempre que España no se viera implicada, "sin que dejeis que nadie sepa que lo haceis a sabiendas mías, y dejando creer que actuais sin órdenes". Puesto que el Rey no financiaba los barcos de Osuna, estos acostumbraban a ondear la bandera de Osuna, aunque los soldados a bordo fueran de los Tercios de Nápoles. La oferta de Osuna fué aceptada por el Rey en Diciembre de 1616, y está establecido por los historiadores. La campaña del Adriático comenzó al siguiente mes de Abril. En Mayo Ribera se encontró en el Adriático con Jacques Pierre, Renault y Lagland, mercenarios al servicio de Osuna que se dirigían a Nápoles. Ribera le dió a Pierre varios de los barcos Venecianos que había capturado en sus acciones. Pierre, en vez de llevar los barcos a Nápoles, desertó del servicio de Osuna con sus amigos, y fué a trabajar para el enemigo, entrando al servicio de Venecia en Junio. Que en aquel momento pudiera existir un entendimiento entre Osuna y la Signoria parece disparatado, dado el mucho daño que la flota de Osuna le estaba causando a la República Marítima, atacando sus lineas de comercio, y asaltando las islas Venecianas del Adriático, al mismo tiempo en que Venecia se encontraba inmersa en lo peor de su guerra de Gradisca contra Austria. A pesar de los 12 galeones alquilados por los Holandeses, y los diez galeones Ingleses que apoyaban a Venecia en el Adriático, la flota de Osuna no encontró impedimento en sus operaciones corsarias, que continuaron hasta Noviembre, cuando la guerra entre Venecia y Austria había terminado. El 19 de Noviembre de 1616, la flota de Osuna comandada por Ribera y compuesta por 15 galeones, fué sorprendida cerca de Ragusa por una flota mucho mayor comandad por Lorenzo Venier, que incluyendo los navíos Holandeses, contaba con 18 galeones, 28 galeras, 5 galeazas y 7 bajeles Albaneses. Ribera, sin embargo, formó sus galeones en dos líneas y fué capaz de repeler a la flota Veneciana durante la batalla que siguió, retirandose en buen orden y sin pérdidas al día siguiente, navegando hacia Brindisi, debido a que el comienzo de la temporada de tormentas suponía el final de las operaciones navales. La batalla, considerada un empate, constituye una indudable victoria para las muy inferiores fuerzas de Ribera, y un ejemplo de la impotencia de la marina Veneciana para detenerle.

El secretario de don Pedro Tellez Girón era un tal Francisco de Quevedo, quien llegaría a ser uno de los más famosos escritores del Siglo de Oro de las Letras Españolas. Un hombre parecido a Osuna, devoto de la verdad aunque incomodara a los poderosos. Quevedo era el agente de Osuna en la paz y en la guerra. A menudo viajaba a la Corte a defender las acciones de su Señor, y a comprar las voluntades políticas cuando fuera menester, pero también viajaba por Italia, incluso espiando para Osuna, como hizo en Niza contra Saboya, de donde tuvo que escapar a Genova cuando fué descubierto, peligrando su vida. Hablaba perfecto Italiano, y probablemente también Veneciano, y estuvo en Venecia varias veces, actuando como enlace entre Osuna y el embajador Español en Venecia, Alonso de la Cueva, Marqués de Bedmar, quién informaba a Osuna de los efectos de sus ataques en la Serenísima.

Ciertamente Venecia se sentía ultrajada por los ataques "inmerecidos", y el embajador de Venecia en Madrid se quejaba amargamente al Rey Felipe III. Felipe, comprensivo, deploraba las acciones de su Virrey, asegurando que eran sin su autorización y prometía censurarle y ordenarle que pusiera fin a los ataques contra Venecia, al tiempo que se ofrecía como intermediario para negociar la paz entre Venecia y Austria. Pero Leon Bruslart, el embajador Francés en Venecia, había hecho la misma oferta en nombre del Rey Francés, y la Signoria se encomendó a ellos para negociar la paz con el delegado Austríaco, Karl von Harrach. La paz se concluyó en París el 27 de Septiembre de 1617, y el tratado de paz se firmó en Madrid el 6 de Noviembre.

Por lo tanto, durante el invierno de 1617-1618, se había restaurado la paz y no había motivos para nuevas hostilidades. España consideraba que la situación en el Norte de Italia se había resuelto favorablemente, con Montferrat restituida a un agradecido Ferdinando Gonzaga, y con las ambiciones expansionistas de Saboya y Venecia controladas. A Austria no le importó demasiado librase de los Uskoks, y necesitaba la paz para ocuparse de la situación de Bohemia. Se estaba cociendo la guerra de los Treinta Años, y la guerra de Gradisca podía considerarse como un incidente menor comparado con lo que se avecinaba. Quizá Venecia no estaba igualmente contenta con la situación, puesto que la cantidad de recursos invertidos en ambas guerras (Mantua y Gradisca) no se justificaban en absoluto por los magros resultados.
 
¡queremos más! uf, apasionante, y eso que aún no hemos llegado al meollo del asunto...
 
Es realmente muy interesante, y tal como dice lukiskywalker, aún no hemos llegado al desarrollo de la acción. Estoy deseando que continues.
 
4. Lo que realmente sabemos de la conjuración.

A diferencia de otras muchas teorías conspiratorias, no hay duda de que hubo una conspiración en Venecia en aquel momento. Simplemente no sabemos quienes fueron los conspiradores y cual era su objetivo. La conspiración se puede trazar hacia atrás en el tiempo al menos hasta Junio de 1617, y quizá incluso antes. Pero sabemos algo acerca de los participantes de la conspiración.

En Junio de 1617, Jacques Pierre, el mercenario Normando de la flota de Osuna, junto con sus amigos Nicol Renault y Lagland, entraron al servicio de la Signoria en el Arsenal de Venecia. Claramente la Signoria requería de su experiencia, porque ellos sabían quién era Pierre, dado que era bastante famoso. Y Pierre era experto en dos áreas. La primera era en la flota de Osuna, que recientemente había aparecido en el Adriático y estaba atacando a la navegación Veneciana. La otra era la amplia experiencia de Pierre como corsario Cristiano contra los piratas de la costa Berberisca y contra los Otomanos en el Levante, que se remontaba incluso a antes de su entrada en el servicio de Osuna. Era un capitán de gran reputación cuando se trataba de luchar en el mar contra los Musulmanes, su reputación era solo inferior a la de Ribera, que no estaba disponible.

Sabemos que Pierre y Renault entraron al servicio de la Señoría en Junio porque el embajador Francés M. Leon Bruslart llegó a estar en posesión poco más tarde de una deposición escrita en Francés por Pierre para que pudiera ser traducida al Veneciano por Renault para ser presentada a los Inquisidores de Estado. De acuerdo con esta deposición, Pierre confesaba a los Inquisidores de Estado ser un agente de Osuna 10 meses antes de los sucesos, y se ofrecía como agente doble. Confesaba un plan para convencer a los mercenarios Holandeses de que se alzaran en rebelión, quemaran la ciudad, asesinaran a los nobles y depusieran el gobierno. Aparentemente el único efecto de esta deposición fué la inducción por Pierre del asesinato en secreto de un Romano llamado Alessandro Spinosa por los Inquisidores, acusándole de ser otro agente de Osuna espiándole a él. Otros mantienen que Alessandro Spinosa lideraba otro complot destinado a rendir la isla de Chiogga a los Españoles, pero no aciertan a explicar para qué querrían los Españoles la isla de Chiogga.

La deposición de Pierre, obtenida por el embajador Francés es uno de los pocos documentos que demuestran la existencia de una conspiración. El objetivo de esta deposición en Francés y la veracidad de sus contenidos no están sin embargo tan claros. Debemos recordar que Pierre era un mercenario cambiando de bando, y declarando que era un doble agente. No es la mejor tarjeta de presentación para inspirar nuestra confianza en sus palabras. Pero al menos puede establecerse más allá de toda duda que 10 meses antes de las muertes, estaba en marcha una operación secreta en el Arsenal de Venecia, y que los Inquisidores de Estado estaban al tanto de la operación. Puesto que la operación iba a implicar a muchos ciudadanos Franceses, además de Españoles, y puesto que a diferencia de España, Francia era considerada una aliada de Venecia, no sabemos si el embajador Francés fué capaz de obtener esta información secreta por sus canales habituales, o si se le hizo llegar información manipulada.

Durante 10 meses no se sabe de ningún otro hecho acerca de la operación secreta. Para entonces la situación internacional ha cambiado, y Venecia estaba entonces en paz con España y Austria. El 16 de Marzo de 1618, el Dogo Giovanni Bembo muere. Su sucesor, Nicolò Donà fué elegido el 4 de Abril, y a diferencia de la elección de Bembo, la suya no fué una elección particularmente dificil. Sin embargo un mes más tarde, el 9 de Mayo, sufre un colapso durante una recepción y cae muerto. Incluso si la muerte de un monarca tras tan corto periodo de mandato es usualmente sospechosa, los Dogos se elegían normalmente bastante viejos, y Donà, con 79 no era una excepción. Si nada extraño hubiera pasado en esos días, podríamos rechazar cualquier sospecha, pero cinco días más tarde, con la República sin Dogo y firmemente bajo el control del Consejo de los Diez, durante el corto interregno antes de la elección de un nuevo Dogo, Venecia se iba a ver sacudida por la ejecución de 300 personas. Es al menos conveniente que en aquel momento no hubiera Dogo para tomar tan dificil decisión. Después de todo 300 personas fueron ejecutadas sin juicio, sin investigación, meramente en la suposición (o el conocimiento) de estar implicadas en una conspiración secreta. Una conspiración secreta de 300 personas todas trabajando en el mismo lugar. Una conspiración secreta que era conocida (o quizás organizada) por los gobernantes de Venecia al menos durante 10 meses. Para una conspiración conocida durante tan largo tiempo, uno esperaría que los conspiradores capturados fueran sujetos a juicio, y sus cabecillas condenados a muerte, mientras que los participantes menores serían condenados a prisión o expulsados del país. Pero no hay evidencia de que nadie implicado en el complot sobreviviera. De hecho hay evidencia de que algunos de los participantes que claramente colaboraron con los Inquisidores de Estado fueron también ejecutados, algunos de ellos lejos de Venecia, varios meses después de los acontecimientos.

Las primeras ejecuciones tuvieron lugar el 14 de Mayo de 1618, y esta fecha es importante, porque el cronista Saboyardo Abbe St. Réal datará su relato de la conjuración en la Fiesta de la Ascensión, que ese año tuvo lugar el 24 de Mayo. El 25 de Mayo, Sir Henry Wotton, entonces embajador Inglés en Venecia, escribe: "Toda la ciudad está en este momento bajo el horror y la confusión tras el descubrimiento de una insidiosa y temible conspiración de los Franceses contra este Estado; bajo la cual no menos de treinta han sufrido terrible castigo, entre hombres estrangulados en prisión, ahogados en el silencio de la noche, o colgados a la vista pública; y todavía el fondo es invisible". En aquel momento no se dió explicación oficial para las ejecuciones, y los rumores circulaban entre los Venecianos de que la ejecución de tantos extranjeros tenía que ser un indicio de que la República había escapado a un grave peligro. El embajador Inglés identifica esta supuesta conspiración como instigada por Francia porque todos los implicados identificados, Jaques Pierre, Renault, Lagland, Montcassin, Balthazar Juven, Laurent Brulard, los hermanos Desbouleaux, y Antoine Jaffier, eran Franceses.

Jacques Pierre y Lagland fueron ahogados el 14 de Mayo, mientras servían en una flota fuera de Venecia, por orden del Consejo de los Diez al almirante de la flota junto a otros 45 hombres, "con el menor ruido posible". El 18 de Mayo Nicole Renault fué estrangulado por orden del Consejo de los Diez, tras ser interrogado y torturado varios días, su cuerpo colgado por los pies en la piazetta junto a los de otros. Los hermanos Desboleaux, capitanes corsarios al servicio de la Serenísima fueron también ejecutados esa noche, ahogados en el canal Orfano. Laurent Brulard fué también estrangulado. El embajador Francés se encontraba fuera de la ciudad, pero su casa fué registrada el 19 de Mayo. Los Venecianos fueron dejados conmocionados y presas de toda clase de rumores. Pronto la teoría de la conspiración fué el favorito, y la rabia popular se dirigió contra España, después de todo el enemigo en aquel momento, y mucho más odiada que Francia. La residencia del embajador Español, el Marqués de Bedmar, fué sitiada por turbas enfurecidas. Don Alonso de la Cueva exigirá del Vicedogo que se asegure su protección, y posteriormente del nuevo Dogo elegido el 17 de Mayo, y tras recibir frias respuestas decidirá abandonar la ciudad.

Finalmente el 31 de Mayo, se pronunciará sentencia de que una conjuración Española ha sido abortada, y se requerirá del embajador Veneciano en Nápoles, Gasparo Spinelli, que busque y proporcione pruebas de ella. Un informe es entregado por el Consejo de los Diez al Consiglio (senado) en esa fecha, detallando la información que habían recibido y sobre la que había basado su actuación. El informe es sin embargo contradicho manifiestamente y en muy importantes aspectos por las deposiciones de Pierre, y debe ser considerado como escrito con prisas y con la manifiesta intención de "construir el caso", y por ello revelando sólo cuanta verdad, mezclada con falsedades, interesaba a los magistrados hacer público en el momento. Toda mención de las denuncias de Pierre durante el largo periodo de 10 meses es cuidadosamente suprimida, y sin embargo, el único hecho indiscutible es que dicha comunicación existió. Se manifiesta que la primera indicación de la conspiración se obtuvo sólo unos días antes de que se planeara llevarla a cabo, por parte de dos Franceses, Montcassin y Balthazar Juven, a quienes Pierre había tratado de reclutar. En el típico estilo Veneciano, la setencia se dicta antes del juicio, y todas las ejecuciones se han llevado ya a cabo antes de que nadie fuera sentenciado. El 20 de Junio, las efigies de Osuna y Quevedo se queman públicamente. Este acto corresponde a la típica ejecución Medieval cuando el condenado ha escapado el alcance de la Justicia, y era usado a menudo por la Inquisición. Osuna negó vigorosamente las acusaciones y se sintió ultrajado por la quema de su imagen.

Aquellos que habían sido aparentemente perdonados por el Consejo de los Diez por su colaboración no lo fueron en la mayoría de los casos. Montcassin, uno de los declarados informadores, fué recompensado, enviado a Creta y allí eliminado durante una pelea de borrachos. Antoine Jaffier, un capitán Francés, constituyó la evidencia principal contra Pierre y Renault en el romance de St. Réal, quienes fueron empleados por Osuna, como vagamente manifiesta, para sorprender "algún" lugar marítimo perteneciente a la República. Este informante fué recompensado con cuatro mil sequins, e instruido para que abandonara los territorios Venecianos, pero habiendo renovado contacto con personas sospechosas en Brescia, fué traido de vuelta a la laguna y ahogado. Se cree que Balthazar Juven, quien podría ser un pariente del Mariscal de Lesdiguières, escapó al castigo, pero ello es por que se trata del único individuo concernido cuyo destino nos es desconocido. Podemos pues atestiguar del gran esfuerzo realizado por el Consejo de los Diez para no dejar ningún testigo vivo.

Los hechos sobre la conspiración terminan aquí. A partir de entonces se inicia la guerra diplomática. Venecia comenzará una guerra de propaganda para culpar principalmente a España, pero también a Francia, y Saboya alegremente apoyará esa versión. España y Francia negarán las acusaciones.
 
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Vaya, que raro es todo... además, por lo que planteas y como dice el embajador inglés, si hay una conspiración, que me da a mi que todo se lo inventaron los venecianos, parece que hubiese sido francesa... Los motivos para acusar a España son políticos, está claro, y lo único que tienen es que Pierre estuvo como mercenario con Osuna (lo que en esa época no era raro)
Menos mal que harás una continuación para aclararlo todo... ;)
 
La verdad es que es un tema apasionante. Esperamos ansiosos la continuación.
 
Claro. Al hablar de una conspiración, los hechos no están todos bien establecidos y no se puede hacer una narración lineal sin mezclar hechos con suposiciones. Antes de pasar a hacerlo en el capítulo 7 de la serie (de 8), quería dejar bien claro lo que son los hechos conocidos y probados. Las explicaciones dadas contienen todas contradicciones y agujeros y la primera tarea era identificarlos. Puede hacer que sea más difícil de leer, pero al mismo tiempo hace más fácil entender el estado de confusión reinante, no sólo en Venecia, sino también en las Cancillerías. Es importante porque España perdió una vez más la guerra de la propaganda, tras haber ganado la de las armas.
 
5. Las guerras de propaganda

Tanto España como Francia negaron cualquier implicación en la supuesta conspiración. A pesar del hecho de que todos los ejecutados previamente conocidos eran Franceses, los Venecianos acusaron a España basándose únicamente en la relación previa de los mercenarios Pierre y Lagland con Osuna y en supuestas confesiones de dudosa autenticidad. Osuna, en su carta al Consejo de Estado del 24 de Julio de 1618 declaró: "Por miedo de Francia y de su Rey, han decidido culparlo todo a un asunto entre Don Alonso de la Cueva y yo... Jacques Pierre y Anglada (Lagland) eran dos corsarios Franceses que desertaron de mis bajeles de corso". El mismo Quevedo negó cualquier participación en una carta al Consejo de España el 25 de Junio de 1618.

Venecia también inició una operación de contra-propaganda. Andrée Mansau de la Universidad de Toulouse ha analizado la importancia de las cartas escritas por Paolo Sarpi al Consejo de los Diez que se encuentran en el "Archivio di Stato di Venezia" (Sarpi, Fra Paolo, Venezia, Consiglio X. Consulte in jure, Filza XIII. November 18, 1618 «Sopra la congiura»), y mantiene que demuestran que la acusación contra Osuna, Quevedo, Bedmar y Toledo fué una operación de contra-espionaje [Mansau, Andrée: 1618: ¿Conjuración de los españoles contra Venecia o Venecia contra los españoles? Sarpi frente a Quevedo y Monod. Actas del VII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (1980)]. En su carta, Sarpi da instrucciones acerca del cuidado que se debe tener al escribir la versión Veneciana de la conspiración, porque "Osuna, Bedmar y sus amigos Franceses tratarán de presentar versiones que desacrediten la versión veneciana". Ella en particular destaca la siguiente frase:
«Per conclusione par(sic) necesario che alcuno (C X) formasse relatione non solo vera, ma ancora intiera, si che si vegga un filo continuato di trattatione et in caso che... no sia saltato di sopra ma fatto ne negatione con le sue alternatione possibili, perche questo ancora rende gran crédito alie relationi. ... copia delle lettere e delle scritture appresse con li rebelli si publicherá, si renderá verisimile, et confermato» [En conclusión, parece necesario que alguien (C X) elabore una relación no sólo verdadera, sino completa, porque si se siguiese un hilo continuo, y en caso de que... lo anterior no se evite, sino que se niege, junto a sus posibles alternativas, porque daría verosimilitud a la relación... copia de las cartas y escritos apresados con los rebeldes se publicarán, convirtiendolo en verosimil y confirmado.]

Saboya también entrará en la guerra de propaganda, y lo hará del lado de su aliada Venecia. El Abad de Saint-Réal escribirá la versión más famosa de todas [La Conjuration des Espagnols contre la République de Venise en 1618, Paris, Claude Barbin, 1676]. Esta versión, que mezcla la historia con una novela de aventuras, se convertirá en la narrativa estándar de la conspiración, a pesar de contener errores de bulto. Saint-Réal no estaba familiarizado con el informe del Consejo de los Diez; no cita la correspondencia del embajador Frances conteniendo las deposiciones de Pierre; y se desvía frecuentemente del manuscrito que sí cita, "Los interrogatorios de los acusados", un manuscrito que de hecho, incluso cuando es citado fielmente, se contradice con los pocos hechos establecidos y con numerosos usos bien conocidos del gobierno Veneciano. Por todo ello se puede depositar poca confianza en su narrativa. En la novela de Saint-Réal, Jaffier, uno de los conspiradores, afectado por la magnificencia de los Esponsales del Adriático que acaba de contemplar, se ve sacudido en su decidido propósito y descubre la conspiración. Para echar por la borda esta última parte de su hipótesis basta con decir que las primeras ejecuciones tuvieron lugar el 14 de Mayo de 1618, y que no es hasta el 24 de ese mes cuando tuvo lugar ese año la Fiesta de la Ascensión con sus impresionantes ceremonias. El libro de Saint-Réal a pesar de su posición pro-Veneciana fué sin embargo prohibido en Venecia. Quizá sus contradicciones hubieran sido demasiado obvias cuando todavía estaban disponibles las versiones de los testigos.
 
6. El fin de Osuna

No fueron los Venecianos, sino los Napolitanos, los que precipitaron el final de Osuna. Un hombre excesivo, de grandes cualidades y de grandes defectos, don Pedro Tellez Girón había hecho poderosos enemigos, tanto en Nápoles como en España. Algunos nobles Napolitanos fueron capaces de convencer al futuro San Lorenzo de Brindisi, de defender su caso ante el Rey de España Felipe III. El viejo fraile fué capaz de alcanzar al Rey en Lisboa en Mayo de 1619, donde su hijo estaba siendo coronado como Rey de Portugal. El Rey prestó atención a los argumentos de San Lorenzo, a pesar de los servicios prestados por Osuna. Iba a ser también el último acto de San Lorenzo, que murió de agotamiento en Lisboa. La caída de Lerma en 1618, que fué brevemente substituído por su hijo el Duque de Uceda, había ya iniciado el proceso contra los miembros destacados de la administración de su padre. Al año siguiente, 1620, Osuna fué llamado a España para responder a los cargos presentados contra él, y se nombró su substituto como Virrey de Nápoles. Don Pedro transfiere su flota a España y abandona el cargo el 28 de Marzo de 1620, y llega a España donde habla ante el Consejo Real. Pero mientras espera a ser recibido por Felipe III, el Rey muere. aquellos que habían servido bajo la administración del Duque de Lerma tenían serios problemas, y Osuna estaba demasiado expuesto. Fué arrestado y puesto bajo custodia en la residencia de un noble a la vista constante del centinela. La lista de los cargos presentados contra él era tan larga, e incluía cargos que no hubieran importunado a un pequeño burócrata, pero que sin embargo se esgrimían contra un grande de España, que Osuna renunció a defenderse. Quevedo también fué arrestado y exilado. Los años pasaron sin que don Pedro fuera juzgado o sentenciado, y murió el 24 de Septiembre de 1624.

Don Francisco de Quevedo y Villegas nunca le abandonó, y siempre le defendió. Escribió muchos poemas sobre él y escribió tambien su epitafio. Entre estos poemas, me gusta especialmente el siguiente:

De la Asia fue terror, de Europa espanto,
y de la África rayo fulminante;
los golfos y los puertos de Levante
con sangre calentó, creció con llanto.

Su nombre solo fue victoria en cuanto
reina la luna en el mayor turbante;
pacificó motines en Brabante:
que su grandeza sola pudo tanto.

Divorcio fue del mar y de Venecia,
su desposorio dirimiendo el peso
de naves, que temblaron Chipre y Grecia.

¡Y a tanto vencedor venció un proceso!
De su desdicha su valor se precia:
¡murió en prisión, y muerto estuvo preso!​

La caida de Osuna ha sido interpretada de forma interesada por aquellos que han narrado la Conjuración Española. Para algunos, Osuna fué castigado por su intento de hacerse con Venecia, pero el gobierno Español nunca creyó en la conspiración. Para otros Osuna cayó porque se temía que pudiera establecerse independientemente en Nápoles, pero la lealtad de Osuna no puede ponerse en duda. Durante toda su vida Osuna jamás mostró otra cosa que lealtad a su Rey y a su País. Pertenecía a un linaje de grandes de España con siglos de servicio al País. También debemos destacar que no contaba con suficientes apoyos en Napoles, algo que no escaparía a un hombre de su inteligencia. Incluso Massianello descubrirá que los Napolitanos no están listos ellos mismos para hacerse independientes de España, mucho menos bajo la dirección de un odiado Virrey. Porque Osuna fué derribado en primera instancia por los enemigos que su Virreinato le había grangeado en Nápoles, bajo la elocuente presentación de San Lorenzo de Brindisi en los oidos sensibles a las cuestiones religiosas de Felipe III. Con la inauguración de la administarción del Conde Duque de Olivares bajo Felipe IV, varios cortesanos de alto perfil de Lerma fueron perseguidos y presos. Osuna, uno de los hombres de Lerma previamente expuesto, era una víctima lógica. El comprendió que no tenía ninguna posibilidad de rehacerse en ese clima político, y renunció a su defensa. Pero para sus enemigos, un juicio solo traería un debate innecesario, puesto que sus hazañas y servicios a España fueron tantos. Por ello Osuna nunca fué sujeto a juicio, y como grande de España, se le mantuvo en arresto domiciliario bajo vigilancia constante en casas proporcionadas por nobles afectos al nuevo régimen, hasta su muerte. Una situación que hubiera sido confortable para la mayoría, pero que para el orgullo de Osuna fué tan dificil de sobrellevar como para acortarle la vida.

Quevedo también fué condenado al exilio durante unos pocos años, y más tarde perdonado. Nunca tomó la fácil salida de hablar en contra de su antiguo señor que le hubiera librado del castigo. Sin embargo los problemas de Quevedo con la administración de Olivares no terminaron con el fin de su exilio, y sus ataques literarios a Olivares le harán sufrir nuevas prisiones y exilios.
 
7. ¿Qué pasó realmente en Venecia en 1618?

Hasta ahora hemos expuesto todos los hechos conocidos acerca de la conspiración. Las explicaciones disponibles presentan contradicciones inaceptables e imposibles de resolver. Cuando las situamos en el contexto internacional, pronto se vuelven increíbles, y por eso los historiadores serios tienen problemas para creerselas. Ni un sólo hecho prueba la implicación Española, y una conspiración como ésta estaría en contradicción con la política Española durante todo el periodo de los Habsburgo. La implicación de Osuna se basa solo en su anterior relación con el mercenario Jacques Pierre, y en sus acusaciones y las del Consejo de los Diez. Acusaciones sin duda interesadas. La implicación de Francia es la más fuerte de las tres, basándose en la nacionalidad de todos los ejecutados que tuvieron un nombre para la historia, pero Venecia pronto rebajó sus acusaciones contra Francia por razones políticas. La idea de que Francia y España pudieran ponerse de acuerdo para planear la captura secreta de Venecia, contando con la ayuda de Holandeses Protestantes para llevarla a cabo es risible, y sin embargo es lo que propuso el informe del Consejo de los Diez. Solo había un bando que estaba implicado en la conspiración, y que se había demostrado que había mentido acerca de ella, el Consejo de los Diez.

Vamos a reconstruir por tanto lo que ocurrió en Venecia en 1618, utilizando nuestro conocimiento de la situación internacional y la navaja de Occam para cortar a través de los engaños.

El Dogo Giovanni Bembo había embarcado a Venecia en una cruzada para recuperar sus posesiones perdidas. Era un plan ambicioso que requería de grandes recursos. El primer blanco fué Austria, y se contrataron mercenarios de entre los enemigos de los Habsburgo. Pero en 1617 se preparaba una operación contra un blanco diferente. Era un asalto anfibio. Las tropas Holandesas se mantuvieron en nómina tras el fin de la guerra de Gradisca, y se contrataron capitanes de experiencia, mientras que el Arsenal funcionaba a pleno rendimiento. Los capitanes contratados son el primer indicio del blanco. Los hermanos Desboleaux fueron los primeros en ser contratados. Eran capitanes corsarios con experiencia atacando a los Musulmanes. Jacques Pierre y Nicol Lagland, con experiencia en ataques a los piratas Berberiscos y a la marina Otomana le fueron arrebatados a Osuna, con la oferta hecha antes de que la flota de Osuna comenzase sus operaciones en el Adriático, puesto que desertaron en Mayo y fueron bien recibidos en Venecia. Para reforzar la marina Veneciana, se contrató un escuadron de altamente eficientes galeones Holandeses.

Giovanni Bembo estaba preparando un ataque al Chipre Otomano. La pérdida de Chipre había sido muy dolorosa para Venecia, pero había transcurrido suficiente tiempo como para que la guarnición Otomana en la isla fuera lo suficientemente pequeña como para ser vencida por una fuerza de desembarco poderosa. Además los Griegos de Chipre ya se habían percatado de la naturaleza de sus nuevos señores y probablemente se pondrían del lado Veneciano si se les ofreciera un buen acuerdo, tal y como habían tomado el lado Otomano en 1571 solo para quejarse amargamente después. El único punto crucial era que debería impedirse que la marina Otomana pudiera traerse refuerzos, y Osuna había demostrado que la marina Otomana se había vuelto muy inferior a las Cristianas. De hecho algunos de los experimentados capitanes de Osuna podrían ser contratados para ayudar en la operación. No los Españoles, que raramente entraban al servicio de la Serenísima, puesto que España y Venecia siempre estaban enfrentadas, peri sí los Franceses.

Un punto crítico de la operación era la necesidad de absoluto secreto, puesto que si los Otomanos reforzaban la isla antes del desembarco Veneciano, la operación resultaría una catástrofe. Los informadores en Venecia debían ser engañados. Esto significaba los Franceses obviamente, puesto que Francia y el Imperio Otomano habían sido aliados contra los Habsburgo desde 1529. Si Francia se enteraba de la operación, probablemente informaría a la Puerta Sublime, y después urgiría a los Venecianos a cancelar una operación que habían convertido en imposible. Pero la presencia de tantos capitanes de mar Franceses requería proporcionar una explicación a Francia, de lo contrario los espías Franceses empezarían a husmear en el Arsenal, descubriendo quizá la operación. Por ello una deposición de Jacques Pierre encontró su camino hasta la mesa del despacho de Leon Bruslart, el embajador Francés, bajo la pobre excusa de una traducción que inexplicablemente el Consejo de los Diez no era capaz de manejar. Contenía una plausible explicación de su presencia al servicio de la Señoría, junto con la información de que el Consejo de los Diez ya estaba al tanto del supuesto complot de Osuna, de tal manera que no se requería ninguna acción de Bruslart, excepto informar al gobierno Francés. Al mismo tiempo el espía Español Alessandro Spinola fué simplemente asesinado. El secreto era de la mayor importancia.

Sin embargo Giovanni Bembo murió el 16 de Marzo de 1618. Tanto si su muerte fué natural como si no es irrelevante. Para entonces el Consejo de los Diez y la Señoría habían cambiado su naturaleza, dado el alto ritmo de cambios que se imponía sobre sus miembros. Para el gobierno Veneciano era evidente que la política de Bembo estaba siendo desastrosa. Se basaba en la asunción de que Venecia era lo suficientemente fuerte y lo suficientemente rica como para enfrentarse a los principales poderes. El imperio Otomano estaba iniciando un declive, evidenciado por los éxitos de Osuna, pero era un gigante capaz de manejar a Venecia solo por su propio peso. El plan de Bembo podía traer la ruina a Venecia, probablemente en la forma de la pérdida de Candia (Creta) que los Otomanos ambicionaban. El problema era que a diferencia de otras naciones Europeas, como Austria o España, los Otomanos utilizarían la existencia de un plan para atacarles como excusa para iniciar una guerra y apoderarse de Candia. Era la conclusión lógica, que no sólo el plan para atacar Chipre debía abortarse, sino que incluso el conocimiento de su existencia debía suprimirse. El implacable Consejo de los Diez alcanzó la conclusión de que todo aquel en quien no pudiera confiarse para mantener su boca cerrada, debía ser eliminado.

Sin embargo, el nuevo Dogo, Nicolò Donà, elegido el 4 de Abril, se debió haber opuesto a firmar la ejecución de varios cientos de inocentes. Quizá era un hombre de principios, o más probablemente era un hombre religioso que no podía cometer tal pecado. Pero para los Diez la decisión ya había sido tomada. En un platillo de la balanza estaba la más que probable guerra contra el imperio Otomano, con miles de bajas, ruina para Venecia y quizás la pérdida de Candia, y en el otro platillo estaban las vidas de 300 mercenarios, soldados de fortuna que vendían sus servicios a cualquiera con dinero, hombres sin lealtad e indignos de confianza. Así que el Consejo de los Diez añadió otra vida al platillo y Nicolò Donà fué envenenado el 9 de Mayo, cayendo fulminado durante una recepción, muerto a la vista de numerosos testigos, lo que unido a su avanzada edad evitó las lógicas sospechas que siempre produce la muerte de un monarca tan pronto tras tomar posesión del cargo.

Pero el Consejo de los Diez no iba a cometer el mismo error. Las órdenes para las ejecuciones fueron dadas unos pocos días más tarde, comenzando por la sórdenes que recibió el almirante de la flota y que resultaron en la ejecución de Jacques Pierre y Lagland en el mar el 14 de Mayo. Pronto 300 hombres estaban muertos, y sin embargo el Consejo de los Diez no había dado ninguna explicación. esperaron a la elección del nuevo Dogo. Antonio Priuli fué finalmente elegido el 17 de Mayo, y se le presentó el hecho consumado para evitar problemas como los presentados por Nicolò Donà. Priuli aceptó jugar su parte. Después de todo la situación requería seguir un camino que minimizara los problemas causados. Los rumores ya apuntaban al último enemigo, España, como la instigadora de una conspiración para hacerse con Venecia, y la casa del embajador Español, el Marqués de Bedmar se encontraba sitiada por turbamultas enfurecidas. Así la historia de encubrimiento inventada para evitar que los Franceses averiguaran la operación podía convertirse en la explicación oficial. El 19 de Mayo se registró la casa del embajador Francés buscando la deposición original de Jacques Pierre. La línea oficial iba a ser que la conspiración se había descubierto en el último momento, y que la urgencia del asunto y la ausencia de Dogo requirieron que todos los implicados fueran ejecutados inmediatamente. Pero la deposición de Jacques Pierre, puesta convenientemente en las manos de Leon Bruslart demostraba que el Consejo de los Diez había sabido acerca de todo el asunto al menos desde 10 meses antes de las ejecuciones. pero la deposición no pudo ser encontrada. El Marqués de Bedmar demandaba protección, y cuando se le denegó, abandonó la ciudad, confiriendo mayor credibilidad a su implicación.

La celebración de la fiesta de la Ascensión el 24 de Mayo sirvió de acto de acción de gracias por el peligro evitado y finalmente el 31 de Mayo se publicó una explicación oficial en el informe del Consejo de los Diez al Consiglio (Senado), que sabemos contiene varias mentiras. La acusación contra España se hizo oficial. La acusación contra Francia, implícita por la nacionalidad de los implicados y ejecutados, e inicialmente propuesta, fué rebajada de intensidad hasta que ambas partes simplemente la ignoraron.

El 20 de Junio se quema publicamente la efigie de Osuna, y se dan órdenes a la marina de atacar su flota en los puertos de Nápoles. Ello servía un doble propósito. Por una parte Venecia se vengaba por los ataques de Osuna del año anterior, y por otra se le daba mayor credibilidad a la teoría de la conspiración. Sin embargo estos ataques fueron tan ineficaces como los anteriores intentos de detener a la flota de Osuna. En Marzo, Lorenzo Venier había sido sustituido por Pietro Barbarigo al mando de la flota Veneciana, y en Mayo Barbarigo llevó la flota a Brindisi, pero Ribera rehusó la batalla. Un nuevo escuadrón Holandés de 12 barcos, bajo mando de Melcior van den Kerchove fué alquilado por los Venecianos y consiguió romper el bloqueo del estrecho de Gibraltar efectuado por un a flota Española. Con estos refuerzos Pietro Barbarigo comenzó a atacar las costas de Apulia durante el verano, forzando a Osuna a responder. A lo largo de 1619, ambos bandos realizaron acciones inconclusivas, con Lorenzo Venier de nuevo al mando de la flota debido a la enfermedad terminal de Pietro Barbarigo. Finalmente en Noviembre de 1619 se firmó la paz entre Venecia y el Virreinato de Nápoles. Antes de la paz, ambas marinas se dedicaban ya la mayor parte del tiempo a atacar a los piratas Berberiscos, que se estaban aprovechando de la situación.

Bajo Antonio Priuli, Venecia continuará ejecutando a aquellos que escaparon a la matanza inicial. Antoine Jaffier, quien había aceptado jugar su parte y fué convertido en evidencia principal contra sus camaradas, fué capturado en Brescia, traido de vuelta a Venecia y ahogado. Montcassin fué llevado a Candia, y asesinado allí. Uno no puede entender tal obsesión por eliminar a todos los implicados en una conspiración ya abortada, a no ser que haya un secreto que mantener.

Pero se rumoreó que algunos Venecianos habían participado en el complot. De hecho es dificil imaginarse un complot de tal magnitud sin ayuda interna, sin embargo no se ejecutó a ningún Veneciano. después de todo el Consejo de los Diez podía confiar en el patriotismo de los Venecianos y en el miedo que los Diez instilaban en sus corazones. Varios nobles fueron sin embargo exilados en aquel tiempo de Venecia. Probablemente por su apoyo a los planes del Dogo Bembo que habían puesto a Venecia en tan dificil situación

Sin embargo otra ejecución inexplicada iba a darle mala fama a la administración de Antonio Priuli. Antonio Foscarini, embajador Veneciano primero en París y después en londres, estaba bajo investigación por el Consejo de los Diez en 1618, pero fué liberado en Julio libre de cargos. Se convirtió en Senador en 1620 y vivió plácidamente hasta el 8 de Abril de 1621, cuando fué de nuevo detenido bajo la acusación de revelar los secretos de Venecia a las potencias extranjeras. El Consejo de los Diez fué unánime en su veredicto y Antonio Foscarini fué estrangulado el 30 de Abril. Pero esta vez los Venecianos no estaban contentos con la ejecución de uno de sus senadores, y un año más tarde Foscarini fué publicamente exonerado y declarado inocente de cualquier cargo. Este incidente siempre ha confundido a los historiadores de Venecia. Si Foscari fué declarado inocente la primera vez, ¿por qué fué eliminado tan rápidamente la segunda vez? Quizá nos encontremos ante la última victima de la Conjuración Española.