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unmerged(673)

Cronista Honorario
Jan 9, 2001
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Se trato de un periodo largo e interrumpido que conto con 8 guerras y sus consiguientes paces, a lo largo de las cuales Francia sufrio una transformación traumatica, quizas solo superada por la revolucion de 1789.
Esto es una vision general de un tema que seria muy complejo si lo analizamos a fondo.

Estas guerras tuvieron lugar entre hugonotes y catolicos y tuvieron origen en la paz de Cateau-Cambresis, favorable a España, puesto que en una de sus clausulas se impuso la contra-reforma en Francia. Con ello y la crisis economica subsiguiente, los calvinistas franceses, centrados la mayoria entre los burgueses que habia producido la incipiente economia renacentista se sintieron exprimidos, y buscaron el apoyo de la baja nobleza, dispuesta a innovaciones en el status del poder que ofrecia la nueva religion.
Otro factor que contribuye a dar confianza a esos nobles es la falta de un rey fuerte en el trono, puesto que Catalina de Medicis, en su papel de regente, desatiende importantes asuntos de estado.
El clima de inestabilidad es patente, y los estados pontificios no pueden permitir que Francia caiga tambien ante el empuje calvinista, puesto que relegaria a la iglesia catolica al sur de Europa unicamente. Solicitan el apoyo de España, y Felipe II envia a los tercios de Flandes tras comprobar que el edicto de tolerancia promulgado por Catalina no tiene exito.
En la primera guerra (1562-1563) Coligny entrega el puerto de le Havre a los ingleses a cambio de ayuda, pero las tropas hugonotes, presionadas por los tercios constantemente, terminan siendo aplastadas en la batalla de Dreux, firmandose la paz de Amboise. Esta paz, negociada por los catolicos franceses , no satisface a Felipe II, puesto que dejaba libertad de culto a los hugonotes bajo ciertos limites.
Propuso las conferencias de Bayona, en las que al no obtener acuerdo, se origino la 2ª guerra (1567), que tras la batalla de S. Denis concluyo con la paz de longjumeau.
Tras unos meses de tension por la ambigüedad de sus terminos, los catolicos franceses inician la 3ª guerra (1569), en la que vuelven a intervenir tropas españolas, lograndose 2 brillantes victorias en Jarnac y Moncontour.
Se firma el edicto de s. germain por la que los hugonotes reciben 4 plazas de seguridad (asi lo traduzco, aunque significa realmente ciudades donde pueden practicar su culto) y se les restringe el resto del pais.
En 1570, Catalina intenta atraer a los cabecillas hugonotes casando a Enrique de Bearne con Margarita de Valois, y llamando a Coligny al gobierno.
Esto produce roces con su yerno, Felipe II, que degeneran en un choque abierto. Coligny aprovecha esto y en la corte francesa se baraja la posibilidad de una confontacion con España que una al pais en una empresa comun, sobre todo en ese momento en que España se enfrenta en combate en media docena de escenarios belicos y no puede concentrar sus fuerzas.
El intento fracasa rotundamente provocando la colera de coligny hasta el punto de que Catalina teme por su vida y la de su hijo, el rey.
Como respuesta, da via libre a la matanza de hugonotes conocida como 'la noche de s. bartolome'. - 24 de agosto de 1572-
Esto abre la 4ª guerra, que se reduce al asedio de la rochela, y concluye confirmando las concesiones de la paz de s. germain.
Surge entonces el partido de los catolicos "tibios", aquellos que anteponen los intereses del estado a los del catolicismo, dirigidos por el duque de aleçon. La ambicion de éste le impulsa a una alianza con los calvinistas, originando la 5ª guerra, reinando ya Enrique III. Catalina apoya la paz mediante concesiones inesperadas, como la libertad de culto en paris, 8 plazas de seguridad (paz de beaulieu 1576)
Desde este año a 1589 la anarquia es progresiva. Aparece la liga catolica, que muy pronto se opone a la realeza, fluctuante entre los dos partidos. Enrique de Bearne, ambicionando quizas ya la corona, trata con Aleçon y se pone a la cabeza de los hugonotes. Es la 6ª guerra 1576-1577. La paz de bergerac supone un retroceso de las aspiraciones calvinistas.
Meses mas tarde se reavivan las hostilidades en la 7ª guerra, por decision de Enrique de Bearne, donde se cometen graves tropelias y atrocidades entre la poblacion civil, finalizada con la paz de fleix.
La 8ª y ultima guerra, llamada de los 3 Enriques nacio a consecuencia de los pactos de Enrique III con la liga catolica, por pensar que iban a promover nuevas negociaciones con Felipe II.la guerra fue larga y las batallas, de triunfo alterno. Vencedora finalmente la liga, el rey, para contrabalancear la influencia de aquella, se inclino a los hugonotes capitaneados por Enrique de Bearne. Asi pues, ordeno el asesinato del duque de Guisa (1588)
y comenzo el asedio de Paris, en poder de la liga.
El rey fue a su vez, asesinado tambien, y se sospecho de la oscura mano de Enrique de Bearne, quien , con su conversion al catolicismo, obtuvo la corona y la rendicion de Paris.
"paris bien vale una misa"

Las connotaciones paralelas que origino este periodo son muchos, como por ejemplo la orden de salida de la armada invencible, puesto que por los informes del servicio de espionaje español, "los franceses estan tan desangrados y agotados con estas guerras que no pueden hacen gran daño a su majestad mas si asi lo quisiesen ni entorpecer sus empresas"


ps: textos traducidos por peticion de Trobalaria
 
Los de Osprey han sacado un buen libro sobre las guerras de Religión francesas hace poco, y lo recomiendo.
 
Las causas

La segunda mitad del siglo XVI es escenario de unas guerras civiles en Francia y los Paises Bajos con fuerte fundamentación religiosa. Las Guerras de Religión Comienzan en Francia en 1560 y no terminarían hasta el Edicto de Nantes de 1598. Las causas de estas guerras son, en primer lugar, religiosas. El Humanismo cristiano, la influencia luterana preparó el terreno a la introducción calvinista (llamados hugonotes en Francia por corrupción de la palabra Eidgenossen, tomada de los "Confederados" de Ginebra), que por su propia contextura va a tener una acción particularmente importante en los países de lengua y civilización francesa.
A pesar de la persecuciones de Enrique II, a través de las "Cámaras ardientes" (tribunales de excepción que condenaron a numerosos calvinistas), la revolución religiosa se propagó rápidamente y todos los esfuerzos fueron vanos. La paz de Cateau Cambrésis parece significar la gran ofensiva contra el calvinismo en Francia, pero en 1559 los protestantes son ya muy numerosos y dominan amplias zonas en Normandía, Poitou, Guyenne y Languedoc, en el mismo Paris mantienen reuniones donde cantan los salmos en común con gran escándalo de la población católica. Aunque la propaganda protestante ha ganado en principio sobre todo a la burguesía de las ciudades industriales y después en otras provincias a campesinos y artesanos, hacia 1555 un gran número de nobles se pasa a la nueva religión con fines eminentemente políticos: Antonio de Borbón y su mujer Juana de Albret, su hermano Luis de Borbón, Principe de Condé, el Almirante Coligny, defensor de San Quintín, etc., estos grandes señores aportan al movimiento su prestigio y una gran fuerza militar.
Sin embargo, las Guerras de Religión tienen otros caracteres y paulatinamente su aspecto político pasará a primer plano. Las guerras son también luchas feudales, en especial a través de la baja nobleza, empobrecida. También los grandes señores encuentran en ella un fundamento para oponerse al poder real. Es así que la muerte inesperada de Enrique II en 1559 ofrece una magnífica ocasión ante la inevitable debilidad que se produce en el estado francés, su sucesor Francisco II, es un adolescente enfermizo, casado con María Estuardo y de quien se espera su próxima desaparición.
Estas causas ayudan a entender el carácter de las guerras. Los católicos luchaban por mantener la unidad de fe en el reino, los protestantes, en principio, para obtener la libertad de su culto, pero indudablemente con aspiraciones de convertir su religión en la preponderante con dominio del Estado. Es así como puede observarse mejor el carácter de una guerra civil, aún a pesar de las intervenciones extranjeras en favor de los distintos bandos. Pero no sólo se produce un enfrentamiento constante entre protestantes y católicos, pues hay que tener en cuenta, además, primero una actitud que arranca de un sentimiento más moderado en el campo católico y que al colocar por encima de las discordias religiosas la pervivencia de la autoridad real formará un tercer partido: "los Políticos", llamado a obtener el triunfo de sus convicciones al terminar las guerras, bajo el reinado de Enrique IV. En segundo lugar, la política real no mantuvo una línea recta de actuación: de una actitud manifiestamente antiprotestante, bajo Enrique II y Francisco II, pasó después, en los primeros años de la regencia de Catalina de Médicis, a adherirse a la opinión de los "Políticos". A continuación, o apoya a los católicos intransigentes o entra en actitudes comprensivas hacia los protestantes para terminar adhiriéndose a la solución de los "Políticos".
 
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Los Antecedentes

En 1560 el protestantismo francés aparece configurado ya en partido político con sus jefes, su plan de actuación, su ejercito y sus objetivos concretos.
La muerte inesperada de Enrique II en julio de 1559 produce un debilitamiento del poder real y una situación peligrosa para el catolicismo. Le sucede su hijo Francisco II, quien confia el poder al Duque de Guisa y al hermano de éste, el Cardenal de Lorena, tíos de la Reina María Estuardo. Pretenden seguir con las directrices de Enrique II, en lo que se refiere a la represión de la herejía y la política antinobiliaria. El auge de los Guisa suscita la rivalidad de la acción contraria, dirigida por los hermanos Antonio y Luis de Borbón, y el Condestable Montmorency, cuyos sobrinos, los Chatillon, entre ellos el famoso Almirante Coligny, mostraban tendencias calvinistas. Es decir: el gobierno de los Guisa se enfrentaba a la vez a una oposición religiosa y política.
La situación desembocó en un intento de golpe de estado, conocido con el nombre de "Conjuración de Amboise" (1560), fomentada por el Príncipe de Condé. El intento fracasó y fue seguido de una fuerte represión, el mismo Condé es detenido y condenado a muerte, aunque la sentencia no llego a cumplirse. La situación cambiaría rápidamente debido al fallecimiento de Francisco II: su madre Catalina de Médicis es nombrada regente durante la minoría de edad del sucesor Carlos IX y los Guisa son expulsados del poder, que pasa a manos del Canciller Miguel de L'Hôpital y Antonio de Borbón recibe el titulo de lugarteniente general del reino. Parecía esbozarse una nueva política más tolerante de acuerdo con las directrices de la tercera fuerza del reino, el futuro partido de los "Políticos". Es indudable que tal actitud favoreció la continuada expansión del protestantismo en el reino y aún en la misma corte. En 1561, de acuerdo con la nueva situación, se reune un coloquio en Poissy entre ambos credos religiosos, que no conduce a nada positivo.
La nueva política de la regente se materializa en el edicto de Saint Germain (enero de 1562), que concedía a los protestantes libertad de cultos extramuros de las ciudades y les permitía reuniones privadas en el interior de las mismas. A pesar de los consejos y presiones de Felipe II, obligada por las circunstancias, Catalina de Médicis parecía inclinarse hacia los hugonotes; como reacción contra tal actitud, se forma un triunvirato de personalidades movidas por su celo católico: el Duque de Guisa, el Mariscal de Saint-André y el Condestable Montmorency, que había evolucionado hacia los Guisa. En tal situación el incidente de Vassy (1562) abría el capítulo de las guerras religiosas: al pasar el Duque de Guisa con su escolta por dicho lugar, y para replicar a las pedradas lanzadas por los hugonotes que celebraban una ceremonia en una de las granjas, contestaron a arcabuzazos ocasionando una considerable matanza. A su regreso a París, Guisa es acogido triunfalmente por la población y a continuación los triunviros ponen bajo su custodia a Catalina y al Rey niño. Este golpe de estado provocá el levantamiento en armas de los hugonotes bajo la dirección del Príncipe de Condé, las huestes protestantes extienden por todas partes el saqueo y las matanzas.
 
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Carlos IX, las tres primeras guerras

Dos aspectos van a marcar la 1ª Guerra y constituirán la base para la comprensión de las restantes:
a) La violencia extrema entre los contendientes, a través de matanzas, asesinatos y torturas, no sólo consecuencia de fanatismos ideológicos, sino también resultado de venganzas personales, ambiciones y el bandolerismo más completo.
b) La intervención de extranjeros: ingleses y alemanes al lado de los hugonotes, y el apoyo de Felipe II al partido católico.

Al amparo de la sorpresa los hugonotes se apoderan de varias grandes ciudades, entre ellas Orleans, Tours, Montpellier y Rouen. Por el tratado de Hampton Court buscan la alianza con los ingleses que ocupan El Havre. Pero los católicos logran restablecer la situación: reconquista de Rouen, en cuyo asedio muere Antonio de Borbón (rey consorte de Navarra), batalla de Dreux (diciembre de 1562), en que son derrotados los protestantes y apresado el Príncipe de Condé, a costa de la muerte del Mariscal de Saint-André. La desaparición de las principales personalidades de la primera generación de las guerras culmina con el asesinato del Duque Francisco de Guisa en el sitio de Orleans. Catalina de Médicis es nuevamente la dueña de la situación y sus aspiraciones de llegar a la paz cristalizan en el edicto de Amboise (marzo de 1563), que pone fin a la 1ª Guerra. Sus disposiciones son algo menos favorables a los protestantes que las del edicto del 62. Se aprovecha el momento de concordia para, unidos católicos y protestantes, recobrar El Havre.

Pasan algunos años de tranquilidad, y al objeto de asegurar la pacificación del país, la Reina madre y Carlos IX realizan un viaje a través del reino. En su transcurso se celebran las entrevistas de Bayona con su hija Isabel, reina de España, a quien acompaña el Duque de Alba, los cuales en nombre de Felipe II la animan a tomar severas medidas contra los hugonotes. Sin embargo, la "Rebelión de los Paises Bajos" (1566) vuelve a desatar las pasiones y con motivo de la marcha militar que emprende el Duque de Alba desde Italia a los Paises Bajos, los protestantes franceses se sienten amenazados e intentan un golpe de mano para apoderarse de la familia real (1567). Este incidente, dirigido por el Príncipe de Condé abre la 2ª Guerra. El Canciller L'Hôpital es apartado del poder y el conflicto es de corta duración. Los hugonotes reforzados por mercenarios alemanes obtienen en la paz de Longjumeau (marzo de 1568) el restablecimiento del para ellos favorable edicto de Amboise.
No es una paz duradera, las hostilidades se reanudan en septiembre con el alzamiento de los hugonotes en La Rochelle, erigida en la principal plaza protestante. Esta 3ª Guerra es de larga duración y las operaciones militares cobran mayor importancia. El ejército católico, dirgido por el Duque de Anjou (futuro Enrique III) y por el Mariscal de Tavannes, derrota decisivamente a los protestantes en las batallas de Jarnac (donde muere el Príncipe de Condé) y Montcontour. Sin embargo, los católicos no logran imponerse, La Rochelle es inexpugnable. Bajo la dirección política de Catalina de Médicis, Carlos IX entabla negociaciones que finalizan en la paz de Saint Germain (agosto de 1570), triunfo político inesperado para los hugonotes que, además de ciertas libertades para el ejercicio de su culto, obtienen por primera vez, durante dos años, cuatro plazas de "seguridad" (refiriendose al respeto del acuerdo): La Rochelle, Cognac, Montauban y La Charité, esto significa otro evidente menoscabo de la autoridad real.
 
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La "Saint-Berthelemy"

La paz de Saint Germain significa también la entrada del Almirante Coligny en el Consejo Real, desde donde va a adquirir una gran influencia sobre Carlos IX, que desea independizarse de la dirección política de su madre e iniciar una actitud distinta a la mantenida hasta entonces. El rey se dejaba seducir por la idea de Coligny de intervenir en los Paises Bajos en contra de los intereses españoles, como medio para reconciliar a católicos y hugonotes franceses, a la vez de iniciar una política nacional francesa independiente de la postura ideológica sostenida por la monarquía hispánica en Europa.
Catalina veía en Coligny un peligro para la paz del reino y para su misma intervención y prepara, con ayuda de los Guisa, un atentado en el que el Almirante Coligny sólo fue herido. Por entonces se había reunido en París un gran número de caballeros protestantes para asistir a la boda de Enrique de Navarra (hijo de Antonio de Borbón y Juana de Albret) con Margarita de Valois, hermana de Carlos IX. La creencia de la corte de que aquellos preparaban un levantamiento general desembocó en la matanza de la noche de San Bartolomé (24 de agosto de 1572): por orden del Rey, Coligny y los restantes protestantes fueron muertos en número superior a los dos mil. Las ejecuciones se propagaron a algunas ciudades francesas.

A pesar de las matanzas e incluso de la huida de muchos hugonotes fuera de Francia, la resistencia protestante se reorganizó en el oeste y el sur, dando paso a la 4ª Guerra, cuyo incidente más señalado fue el sitio de La Rochelle. Pero se dibujaba un estado de transición, debido por una parte, a la elección del Duque de Anjou como Rey de Polonia (1573) y por el reforzamiento del tercer partido de los "Políticos". Así se llega al edicto de Boulogne, paz de compromiso con los hugonotes. Los últimos meses del reinado de Carlos IX se caracterizan por la intervención del hermano menor del Monarca, el Duque de Alençon en la cuestiones políticas a través de contactos con los protestantes y los rebeldes de los Paises Bajos. El 30 de mayo de 1574 muere Carlos IX.
 
Enrique III

La muerte sin sucesión de Carlos IX dio el trono a su hermano Enrique, Duque de Anjou, y Rey de Polonia. Mientras el ya Enrique III regresaba de Polonia, ejerce la regencia nuevamente su madre Catalina de Médicis. Los hugonotes cuentan con la ayuda de un sector de los "Políticos" (llamados los "Descontentos"), en el que figura el propio hermano del Rey, el Duque de Alençon. En 1575, ayudados por un ejército de alemanes, se imponen a Enrique III en el transcurso de la 5ª Guerra, quien se ve obligado a firmar la paz de "Monsieur" y el subsiguiente edicto de Beauliau (mayo de 1576), en el mismo los hugonotes obtienen la libertad de culto en todo el reino, salvo París, y además ocho plazas de seguridad. Pero junto a este triunfo protestante, también la facción de los "Descontentos" obtuvo grandes concesiones en sus cabezas nobiliarias; entre ellas el Duque de Alençon recibía en señorio los territorios de Anjou, Turenne y Berri, al mismo tiempo que se hacia conceder el título de Duque de Anjou. Era una clara señal no ya sólo de la debilitación del Estado, sino también de la entrada en un proceso de clara descomposición, porque, junto a la oposición del poder calvinista a la política real y la actitud de los nobles del partido de los "Descontentos" por evitar la marcha de la monarquía a un robustecimiento, el sector de los católicos iniciaría una actuación por su propia cuenta ajena a los intereses del Estado francés.

El malestar producido entre los católicos por la capitulación de la monarquía ante los protestantes, les llevó a constituir un partido que sería el origen de la "Liga Católica", bajo la dirección del Duque Enrique de Guisa. Pronto se generalizó una nueva lucha, la 6ª Guerra, su desarrollo fue favorable a los católicos, quienes en la paz de Bergerac (edicto de Poitiers de 1577) consiguieron restringir las medidas anteriores favorables a los calvinistas. La 7ª Guerra se produjó en un ambiente de confusión, en que aún más claramente se mezclaba el interés religioso con la aventura incontrolada, el afán nobiliario y las combinaciones extranjeras. Por último, el ya entonces Duque de Anjou, actuó de mediador en la paz que se firma en Fleix (noviembre de 1580), que permite a los protestantes mantener durante seis años las plazas de seguridad.

A partir de entonces, se produce un período de tregua, durante el cual Catalina de Médicis intervino en la sucesión de Portugal, mientras el Duque de Anjou lo hace en Flandes, cuyos Estados Generales (1581) habían proclamado la soberanía vacante, depuesto a Felipe II y ofrecida esta al Duque. Este desembarca en Amberes en febrero de 1582, pero tampoco materializa las esperanzas de los flamencos porque su decisión de apoderarse de la ciudad por la fuerza (1583) le enajena la simpatía de la ciudad y debe retirarse a Francia. Muere al año siguiente.
 
La sucesión al trono de Francia

La muerte (1584) del hermano de Enrique III, el Duque de Anjou, agudiza la crisis del estado francés al ser el heredero más próximo a la corona el hugonote Enrique de Borbón (también de Béarn o de Navarra). El Partido católico, dirigido por el Duque Enrique de Guisa, firma con Felipe II el tratado de Joinville, por el que se compromete a elevar al trono al Cardenal de Borbón a cambio de la ayuda de 50.000 escudos mensuales por parte del monarca español. Es así como una nueva lucha, conocida con el nombre de "Guerra de los tres Enriques", continúa la serie de guerras religiosas francesas, la 8ª Guerra, que comienza en septiembre de 1485 con el entendimiento forzado de Enrique III con la Liga católica. Pero el ejército real es derrotado por Enrique de Borbón en la batalla de Coutras aunque los protestantes fueron severamente castigados por Enrique de Guisa en Vimory y Auneau.
La postura del Partido Católico lanza a Enrique III al campo de los protestantes. La popularidad alcanzada por el Duque de Guisa en París y la actitud subversiva contra el monarca de la capital del reino, regida por un comité, llamado el de los "Dieciseis", fuerzan a Enrique III a entrar con sus tropas en París, provocando la "Jornada de las Barricadas": bloqueadas las tropas reales en el centro de la Capital, tuvieron que ser liberadas gracias a la intervención del Duque de Guisa, el mismo monarca huye de la ciudad y se refugia en Chartres (mayo de 1588). Enrique III tiene que plegarse a las exigencias de la Liga católica. Sin embargo, no está dispuesto a renunciar al poder y dos circunstancias refuerzan su posición: la existencia de un, cada vez más fuerte, Partido realista, constituido por los "Políticos", muy numerosos tanto en las filas católicas como en las hogonotes y el fracaso de la armada española contra Inglaterra.
Convocados los Estados Generales en Blois y convencido de que el Duque de Guisa iba a adueñarse del poder, Enrique III lo hace asesinar junto a su hermano, el Cardenal de Lorena. Se impone la reconciliación definitiva del monarca con Enrique de Borbón mientras que los sectores católicos "ultramontanos" del país provocan un gran levantamiento contra el Rey: las grandes ciudades como Lyon, Marsella, Toulouse, etc. toman partido por la Liga, en París el Duque de Mayenne, hermano de Guisa, crea un Consejo general de unión de los católicos, mientras la Sorbona desligaba a los súbditos del juramento de fidelidad al monarca. Unidos Enrique III y Enrique de Borbón inician la reconquista del país que domina la Liga: inmediatamente se dirigen a sitiar París, pero un fraile dominico, llamado Jacques Clément, exaltado por las doctrinas político-religiosas del momento, atenta contra Enrique III quien, gravemente herido, antes de morir designa como sucesor a Enrique de Borbón (1589).
 
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Enrique IV de Borbón

La designación de Enrique de Borbón como sucesor al trono de Francia en 1589 no supuso ninguna mejoría en la marcha de la guerra civil francesa. Si bien es cierto, que en torno al nuevo monarca comienzan a alinearse amplios sectores del reino que colocan el interés real o del Estado por encima de las divergencias religiosas. Todavía hay una primara parte en que los campos enfrentados tratan de triunfar militarmente: desde 1589 a 1592 se desarrollan operaciones militares entre las que destacan las dos victorias sucesivas de Enrique de Borbón sobre el jefe de la Liga, el Duque de Mayenne, en Arques y en Ivry. Tales victorias permiten a Enrique emprender el cerco de París que, pese al hambre, resistió esforzadamente y permitió que un ejército hispanoflamenco, al mando de Alejandro Farnesio, entrase desde los Paises Bajos y rompiera el cerco (1590). Parecía contar la Liga en ese momento con todos los triunfos a su favor, casi todas las ciudades importantes estaban a su lado y en la misma Bretaña los católicos se aliaban con España. La réplica de Enrique de Borbón fue llamar en su auxilio a las fuerzas protestantes europeas de alemanes, suizos, ingleses y holandeses, con las que puso sitio a Rouen, pero la magnífica capacidad militar de Alejandro Farnesio consiguió nuevamente obligarle a levantar el cerco (1592).
Desde 1593 se sucede una segunda etapa de negociaciones. Había muerto el Cardenal de Borbón (Carlos X para los católicos franceses) y volvía a plantearse la cuestión sucesoria. Felipe II presentaba la candidatura de su hija mayor Isabel Clara al trono, como nieta de Enrique II. Sin embargo, se hacía cada vez más palpable que si la mayoría católica del país no estaba dispuesta a aceptar un rey hugonote, era evidente que el triunfo de la Liga se presentaba como una posible desmembración de Francia y su sumisión a la política española. El partido de la Liga comienza a dividirse en pareceres encontrados: frente al "Comité de los Dieciséis", que constituye la facción más extremista, sectores más moderados, cansados de la guerra, anhelan una solución de compromiso. Iban a cobrar vigor las fórmulas de los "Políticos", tanto del bando católico como del hugonote, que preconizaban colocar los intereses del Estado por encima de las divisiones religiosas. Por lo tanto, el reconocimiento de Enrique de Borbón como Rey de Francia por amplios sectores del país no encontraba otra dificultad que el calvinismo del pretendiente. Hubo de esperar hasta la reunión de los Estados Generales convocados en París en 1593, en los que el embajador extraordinario de Felipe II propuso oficialmente la candidatura de la Infanta Isabel Clara, a la que se objetaba la existencia insalvable de la costumbre francesa de la Ley Sálica, las proposiciones del Duque de Feria sobre el posible matrimonio de la Infanta fueron mal recibidas por los diputados y vino a constituir un punto de enlace entre los delegados más moderados de la Liga y los Católicos realistas. Enrique de Borbón encontraba el medio para sentarse en el trono: tras unas conversaciones teológicas, procedió a abjurar del calvinismo el 25 de julio de 1493. El gobernador católico de París le abre las puertas de la ciudad y el ya Enrique IV penetra en París entre las aclamaciones del público. Su primera tarea es la de reconquistar aquellas zonas de Francia que se mantienen aferradas a las concepciones extremistas de los católicos intransigentes. Con persuasión y dinero va recuperando todo el territorio. Le facilita la tarea la absolución de Clemente VIII en 1595, el Duque de Mayenne firma la paz con Enrique y la Liga queda disuelta. Puede hacer frente así a la guerra con Felipe II.
 
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El Edicto de Nantes

Felipe II, sostenido por muchas parcialidades francesas, desorganizadas pero no desaparecidas, continua la guerra contra Enrique de Borbón. Las operaciones son por lo general favorables a España, ya que, aunque Enrique de Borbón rechaza un intento de penetración hacia Borgoña en Fontaine-Française (1495), en el frente de los Países Bajos los éxitos hispano-flamencos amenazan peligrosamente a Francia. El Conde de Fuentes (sucesor de Farnesio) conquista las plazas de Doullens, Cambrai y Calais, incluso en 1597 se apodera de Amiens, reconquistada por Enrique IV seis mese más tarde.
El cansancio domina a los dos paises, Felipe II atraviesa su tercera bancarrota (1597), que le hace imposible continuar la guerra. Clemente VIII, observando la posible destrucción entre sí de los dos Estados católicos más importantes interpone su mediación. Antes de llegarse a la paz, Enrique IV dicta el documento que será pieza de primer orden en el intento de solucionar el problema religioso en Francia: el Edicto de Nantes de 1598, que asegura la libertad de conciencia y la extensión del culto calvinista a determinadas zonas del reino, junto con una serie de "Plazas de seguridad" durante ocho años. Significa la forzada aceptación por el Estado de la existencia de dos cuerpos religiosos en el país y el reconocimiento del partido hugonote como una situación política al margen del Estado católico frances, que no se resolverá hasta 1629.
Dos semanas después (2 de mayo 1598) se asienta la paz de Vervins entre España y Francia, sobre la base de la de Cateau Cambresis y la devolución de las conquistas españolas. Sin embargo, esta paz indica cierto declive de la hegemonía española y el punto de arranque de la supremacía francesa en Europa, con el reconocimiento del fracaso político de Felipe II como referente de la ordenación de la Cristiandad, España militarmente debilitada, agotada económicamente y con su prestigio dañado.
 
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Gracias Gracias Gracias Blas...he tardado en verlo que estos días ando muy liado con las fiestas de Bilbo pero muchas gracias!!:D
Y bravo también por la gran aportaciónde Umarth.
Muy interesante como siempre,ya me apetecía leer sobre el tema.
 
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Originally posted by Trobalaria
Gracias Gracias Gracias Blas...he tardado en verlo que estos días ando muy liado con las fiestas de Bilbo pero muchas gracias!!:D
Y bravo también por la gran aportaciónde Umarth.
Muy interesante como siempre,ya me apetecía leer sobre el tema.
De nada Troba, yo me he quedado sorprendido por el gran desarrollo de Umarth ;) . Esta muy detallado.
Umarth, pásate mas a menudo por aqui, es muy gratificante encontrar gente que domina ciertos periodos historicos.

ps: ja,ja,ja... Troba,Troba , nosotros leemos historia pero creo que tu vas a hacer historia ......en las fiestas de Bilbo. :p