Galería de la Guerra Civil Española: La guerra de todos.

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Antonio Escobar Huerta (1879 — 1940)

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Era coronel de la Guardia Civil destinado en Barcelona cuando se produce el golpe militar del 18 de julio de 1936. Católico y conservador, se mostró fiel a su juramento al gobierno, resultando decisivo en la derrota de la sublevación en Barcelona.

Puesto a las órdenes de Companys al estallar la sublevación, siempre consideró un error que no se desarmara a las milicias anarquistas tras el fracaso de la sublevación y que se les dejara campar a sus anchas y se hicieran con el control casi total de la ciudad. La quema de conventos y asesinato de religiosos que siguieron al fracaso de la sublevación en Barcelona le afectaron profundamente, pero mantuvo su compromiso con el régimen republicano. Salvó del fusilamiento al cardenal y arzobispo de Tarragona Francisco Vidal y Barraquer.

Habiendo ganado la confianza de Azaña, tras la transformación de la Guardia Civil en Guardia Nacional Republicana, Escobar se incorporó al Ejército del Centro, combatiendo en Talavera, Escalona y Navalcarnero tratando de detener el avance de las tropas sublevadas hacia Madrid. Fue herido en la Casa de Campo de Madrid durante la batalla de Madrid, por lo que tuvo que permanecer en reposo durante varios meses. Durante su convalecencia, permaneció varios días en el santuario de Lourdes, en Francia con permiso expreso de Azaña. A pesar de haberse podido quedar en Francia, regresó al territorio republicano y continuó a las órdenes del gobierno republicano.

Poco después fue nombrado Director General de Seguridad de Cataluña (con lo que el Gobierno de la República recuperaba las competencias de orden público en Cataluña), en la misma víspera de los sucesos de mayo de 1937. Sin embargo, nada más llegar a Barcelona fue herido de gravedad en un atentado. Una vez recobrado, tomó parte en acciones durante la batalla de Brunete y en la zona de Teruel, formando parte del Ejército de Levante. Además de los desastres de la guerra, motivo añadido para su pesar fue saber que su hijo menor combatía en el campo franquista (su hijo José Escobar Valtierra, falangista, perecería en Belchite). Se da además la triste coincidencia, que Antonio Escobar Valtierra, hijo mayor del general, y por entonces Capitán del ejercito republicano, estaba destinado en la zona de Belchiche.

En 1938 es ascendido a General y el 19 de octubre se le asigna la jefatura del Ejército de Extremadura. Durante los siguientes meses se dedica a reformar en su estructura y organización interna, pues había quedado muy vapuleado después de los combates durante el Cierre de la Bolsa de Mérida.

En enero de 1939 dirigió la ofensiva republicana de Valsequillo, la última de esta clase emprendida por el Ejército Popular de la República. Si bien las tropas bajo su mando lograron recuperar amplios territorios y poblaciones, esta operación no consiguió influencia alguna en el desarrollo de la guerra, que a estas alturas era totalmente negativo para las tropas gubernamentales. La ofensivo perdió empuje y la moral de la tropa cayó en picado, en tanto que el avance republicano se transformó en una lucha por mantener las posiciones conquistadas. El mal tiempo y el mal equipamiento de los soldados (faltos de armamento y de uniforme) también tienen hicieron mella. El propio general Escobar estaba físicamente agotado y se muestró hastiado ante el eternizamiento de los combates sin que prospere ninguno de ellos así como la elevada pérdida de vidas (consecuencia de una resistencia a ultranza). A comienzos de febrero las tropas republicanas se repliegan a sus posiciones de partida y la operación se convierte en un nuevo fracaso del Ejército Popular al que hay que añadir la caída de Cataluña por aquellas mismas fechas. Después de este fracaso militar Escobar se convenció definitivamente de la inutilidad de continuar la guerra.

En las últimas semanas del conflicto participó en varias reuniones con los principales mandos del Ejército republicano y el jefe de gobierno, el presidente Negrín. Destacará el encuentro realizado en el Aeródromo de Los Llanos el 16 de febrero, en la que Escobar expuso junto a otros generales republicanos como Matallana, Menéndez o Casado la necesidad de poner fin a la guerra.

En vista de la situación el 5 de marzo el coronel Casado se sublevó contra el gobierno Negrín y se hizo con el poder en la mayor parte de la España republicana, aunque los comunistas se negaron a secundar el golpe y en algunos sitios ofrecieron resistencia. Escobar y su Ejército de Extremadura aplastaron la resistencia comunista en Ciudad Real. No obstante, Casado fue incapaz de alcanzar una paz con Franco y el 26 de marzo de 1939, ante la ofensiva final de las tropas franquistas, rindió sus tropas al general Yagüe en Ciudad Real (cuartel general del Ejército de Extemadura). Aunque éste le ofrece una avioneta para huir a Portugal (Escobar era el único general del Ejército Popular que todavía quedaba en España), Escobar prefierió compartir la suerte de sus tropas.

Irónicamente juzgado por rebelión militar, es condenado a muerte. A pesar de que altos dignatarios de la Iglesia católica como el cardenal Segura solicitan su indulto, Franco no cede y el coronel Escobar (no se le reconocieron los ascensos durante la guerra) fue fusilado en los fosos del castillo de Montjuïc el 8 de febrero de 1940. El propio Escobar dirigió su ejecución. El mismo piquete de la Guardia Civil rindió luego honores militares a su cadáver.

Después de la inauguración del Valle de los Caídos, Antonio Escobar Valtierra, hijo del general, solicitó que se trasladaran los restos de su padre, enterrado en el cementerio de Montjuïc y de su hermano José. Únicamente fue autorizado el traslado de los restos del hijo del general; los restos de Antonio Escobar siguen en el cementerio de Montjuïc en Barcelona.
 
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Manuel Goded Llopis (1882 – 1936)

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Nacido en la isla de Puerto Rico cuando aún ésta era colonia española, tras la Guerra hispano-estadounidense la familia de Goded retorna a España, su país de origen.Goded empezó su carrera militar a los 14 años, siendo enviado a España por su familia, donde ingresó en la Academia Militar de Infantería. En 1905 llegó a ser capitán del Estado Mayor. Como muchos militares de la época, ascendió por mérito de guerra gracias a la Guerra de Marruecos (1909-1927), donde en 1926 fue ascendido a general. Participó en el desembarco de Alhucemas y fue jefe del Estado Mayor del ejército de Áfric.

Aunque ofreció su apoyo a la subida al poder de Primo de Rivera, posteriormente participó en intrigas contra él, lo que le valió ser juzgado por traición y pasar a la reserva. Cuando llegó la República, Goded fue restablecido en el servicio activo y nombrado Jefe del Estado Mayor Central del Ejército. Participó en la Sanjurjada del 10 de agosto de 1932, por lo que fue de nuevo retirado de la actividad militar por parte del gobierno. No obstante poco después fue amnistiado por el gobierno republicano de derechas y regresó a filas. En octubre de 1934 colaboró con Franco en la represión de la revuelta de Asturias, por lo que el gobierno Radical-cedista, le otorgó el cargo de director general de Aeronáutica y de la III Inspección del ejército.

A principios de 1936, con el Frente Popular en el poder, volvió a mostrar tendencias abiertamente derechistas y reanudó sus conspiraciones contra el gobierno republicano, lo que motivó que fuera alejado de Madrid, siendo enviado como comandante general de Baleares, en la confianza de que esta jefatura (alejada de los grandes centros de poder y con pocas tropas a su mando) le impediría realizar alguna revuelta exitosa contra el gobierno. El 19 de julio de 1936, al producirse el golpe de Estado que dio origen a la guerra civil, Goded aprovechó su puesto para sublevar las plazas de Mallorca e Ibiza y dejarlas en manos de los rebeldes. Para entonces su prestigio había aumentado mucho dentro de los militares derechistas que conspiraban contra la República y había sido propuesto para dirigir la revuelta militar en Valencia, pero luego Goded terminó dirigiéndose a la ciudad de Barcelona el 19 de julio en un hidroavión para tratar de conseguir el levantamiento de esta ciudad. Tras llegar a Barcelona, Goded logró destituir y arrestar al general Francisco Llano de la Encomienda, comandante de la IV División Orgánica (y por ende, de toda Cataluña), pero fracasó en su intento de tomar el control de la ciudad.

Tras duros combates fue arrestado por las autoridades republicanas en la tarde del mismo 19 de julio, siendo obligado a confesar por radio el fracaso del levantamiento y su rendición. Conducido al barco-prisión Uruguay, días después, fue acusado de traición y condenado a muerte por un consejo de guerra. El 12 de agosto de 1936, Goded fue fusilado junto a otros militares (como Álvaro Fernández Burriel) que participaron en la sublevación del 19 de julio.
 
Emilio Mola Vidal (1897 – 1937)

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Mola nació el 9 de julio de 1887 en Cuba, donde su padre, capitán de la Guardia Civil, estaba destacado y donde se había casado con una cubana. Tras el desastre de 1898, la familia regresó a España. El 28 de agosto de 1904, Mola ingresó en la Academia de Infantería de Toledo, comenzando así su carrera militar.

Tras su graduación como teniente en 1907 fue destinado al Regimiento de Infantería Bailén y después sirvió en la Guerra de Melilla, recibiéndo la Medalla Militar Individual por la campaña de 1909 y convirtiéndose en una autoridad en asuntos militares. Tras el inicio de la Guerra del Rif entró de oficial en las Fuerzas Regulares Indígenas, con las que participó en las operaciones de la llanura del Zaio. En mayo de 1912 fue herido de gravedad en el muslo derecho, lo que le supuso su primer ascenso por méritos de guerra (a capitán).

Al reponerse, fue destinado al Regimiento de Infantería Ceriñola nº 42, con el que volvería a Izhafen, Imarufen y Talusit, y lucharía también en la zona de Tetuán, consiguiendo su segundo ascenso, ahora a comandante, por méritos de guerra. En 1915 fue destinado al Batallón de Cazadores del Regimiento de Alba de Tormes nº 40 en Barcelona, y dos años y medio después pasaría por Madrid y luego a Ceuta como Juez de Causas de esta comandancia general. Al mando del Grupo de Regulares de Ceuta nº 3 participó en diversas batallas en octubre de 1919 y en 1920. En junio de 1921 fue ascendido a teniente coronel y destinado al Regimiento de Infantería Andalucía en Santander. Tres meses después, fue llamado a cubrir la vacante al frente de los regulares de Melilla, volviendo a participar en importantes operaciones militares. Mola fue ascendido por méritos de guerra a coronel y alcanzó el mando del Regimiento de Infantería de Melilla nº 59, con el que participaría en el Desembarco de Alhucemas. En 1927, con cuarenta años, fue ascendido a General de brigada y se hizo cargo de la comandancia general de Larache.

Mola fue nombrado Director General de Seguridad el 13 de febrero de 1930, donde sus ideas conservadoras le hicieron muy impopular entre la oposición socialista y republicana. Una de sus labores más relevantes en el cargo fue la reorganización de la Policía Gubernativa según un Real decreto de 25 de noviembre de 1930, mediante el cual la policía gubernativa se ponía bajo el mando directo y único del Director General de Seguridad (dependiente del Ministro de Gobernación). La policía se compondría de dos cuerpos: el de Vigilancia y el de Seguridad (germen de la posterior Guardia de Asalto), ambos de carácter civil. Sin embargo, el Cuerpo de Seguridad se regía por normas militares, estando sus componentes sujetos al Código de Justicia Militar.

Antes de producirse la Sublevación de Jaca para proclamar por la fuerza de las armas la Segunda República Española, Mola se dirige por carta a Fermín Galán con ánimo de disuadirle de su propósito golpista. La sublevación de Jaca, no obstante, estalló finalmente y terminó en un estrepitoso fracaso: Los capitanes Galán y Hernández acabaron fusilados y los principales dirigentes republicanos acabaron en la cárcel. La actividad policial bajo la dirección de Mola contra la intentona republicana le dejaría marcado ante los movimientos republicanos y estudiantiles de oposición a la monarquía.

El 14 de abril de 1931 fue proclamada la República. El nuevo gobierno republicano lo cesó inmediatamente en su puesto. Después de la fallida sublevación de Sanjurjo (y a pesar de que, aparentemente, no había tenido intervención alguna) el Gobierno de Manuel Azaña le pasó a la segunda reserva. Los problemas económicos que se derivaron de la suspensión de sueldo lo llevaron a hacer juguetes y a escribir en distintos medios para conseguir algo de dinero. En mayo de 1934 Mola fue amnistiado y regresó al ejército, colaborando en el Estado Mayor Central del Ejército con Franco y otros. En agosto de 1935 fue nombrado general jefe de la Circunscripción Oriental de Marruecos, con sede en Melilla.

A finales de año llegó a la Jefatura de las Fuerzas Militares de Marruecos, con sede en Tetuán (capital del Protectorado marroquí). Tras su llegada al poder del Frente Popular éste trasladó a varios mandos militares para tratar de desmontar la conspiración militar en ciernes. Mola fue nombrado gobernador militar de Pamplona al mando de la 12.ª Brigada de Infantería, por considerarse éste un lugar alejado donde permanecería al margen de los asuntos políticos.

Mola pronto se uniría al grupo de oficiales que planeaban un golpe para derribar a la II República. Tras el fracaso de un intento de sublevación promovido en Madrid por los generales Rodríguez del Barrio y Varela, Mola asumió a finales de abril la dirección de un movimiento militar orientado a derribar al gobierno. En la primera de las directivas se remarca el carácter exclusivamente militar del golpe. El plan trazado es de carácter centrípeto y en él se atacaría a Madrid desde las guarniciones de Valencia, Zaragoza, Burgos y Valladolid. El 1 de julio cerró la última de las directrices indicando el apoyo de los partidos políticos de la época. El plan estaba ya trazado y la fecha del 19 de julio, en su madrugada, era la convenida.

Por mediación del director del Diario de Navarra los carlistas se pusieron en contacto con Mola en mayo, con los que mantuvo unas duras y tensas negociaciones. Los principales escollos fueron el régimen que surgiría después del golpe militar y la bandera que portarían los sublevados, ya que Mola tenía previsto portar la tricolor republicana, mientras que los carlistas exigían portar la bicolor monárquica. También los carlistas se negaban en rotundo a aceptar una dictadura militar republicana propuesta por Mola y pedían que el nuevo régimen se implicara con la doctrina tradicionalista y católica del carlismo, es decir, la supresión de todos los partidos políticos y el establecimiento de un gobierno no democrático, con Sanjurjo como presidente. A pesar de que el propio Mola sabía que la participación de los requetés era imprescindible para que el alzamiento en Navarra triunfara, calificó de inadmisibles las peticiones carlistas. El propio Sanjurjo, navarro y de origen carlista, desde su exilio portugués intentó mediar en la negociación entre Mola y los carlistas incluso enviándole una carta al general, el cual la rechazó, al considerarla falsa.

La ruptura definitiva entre Mola y los carlistas llegó el 9 de julio después de un infructuoso intercambio de misivas entre el general y Fal Conde, líder de los carlistas. Este hecho conllevaría la cancelación del plan para la sublevación que se tenía previsto el día 12 en Pamplona. Cuando la situación estaba en un punto de no retorno, el anterior líder de los carlistas, el conde de Rodezno contactó con Mola y le recomendó negociar directamente con los requetés navarros, los cuales estaban dispuestos a sublevarse ignorando las órdenes de Fal Conde, y así se lo hicieron saber el 12 de julio. El asesinato de Calvo Sotelo precipita los acontecimientos, y los carlistas aceptaron aplazar la discusión sobre el estatus del nuevo régimen, dejándolo en manos de Sanjurjo.

El 16 de julio, en el monasterio de Irache se entrevistó con su superior, el general Domingo Batet, que le preguntó directamente si tenía algo que ver con la inminente sublevación e incluso llegó a pedirle su palabra de honor de que no participaría en la sublevación, que Mola efectivamente le dio diciéndole: «yo lo que le aseguro es que no me lanzo a ninguna aventura». Incluso llega a pedirle su palabra de honor de que no participaría en la sublevación, que Mola efectivamente le dio. Batet, convencido de que Mola no se sublevaría, informó al Gobierno. Fue Mola quien, bajo el seudónimo de «Director», envió las instrucciones secretas a las unidades militares comprometidas en el levantamiento. Después de varios retrasos, se eligió el 18 de julio de 1936 como fecha para comenzar el golpe. A pesar del éxito de la rebelión en Marruecos y la declaración del estado de guerra en las Canarias, Mola esperó hasta el 19 de julio para levantarse en Navarra, donde contaría con el decisivo apoyo carlista.

La sublevación en Navarra estaba previsto que contara con un importante apoyo popular, por lo que no se preveían oposiciones. Sin embargo, las hubo y fue el comandante de la Guardia Civil en Navarra, José Rodríguez-Medel, quién se enfrentó desde el primer momento con la sublevación. Mola le llamó por teléfono y comprobó que éste se mantendría fiel al gobierno. Cuando Medel formó a sus hombres en el cuartel, comprobó que no le seguían sus arengas y que estaban de parte de Mola. Intentó huir pero en un tiroteo acabó muerto. En la noche del 18 al 19, Mola mantuvo una conversación telefónica con Diego Martínez Barrio (presidente del Gobierno por unas horas), en la que éste le pidió que se atuviera a la más estricta disciplina para evitar los horrores de una guerra que estaba comenzando a desencadenarse, incluso ofreciéndole el ministerio de Guerra en un gobierno de concentración militar. Mola no accedió argumentando que era demasiado tarde y no podía volverse atrás.

El 18 de julio Batet fue detenido por sus subordinados al no acceder a la petición de ponerse al frente de la guarnición sublevada. Mola quedó al mando de la VI División Orgánica, que comprendía las provincias de Santander (actual Cantabria), Burgos, Palencia, Logroño (actual La Rioja), Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra. Pero el golpe fracasó en su objetivo de controlar la mayor parte de España y la situación evolucionó rápidamente hacia una guerra civil, quedando delimitadas dos zonas: las zonas que se habían mantenido fiel al gobierno republicano y las que se habían sublevado contra él. Mola quedó como jefe máximo de la zona norte (que se extendía por Castilla La Vieja, Cáceres, Galicia, Oviedo, Álava, Navarra y la mayor parte de Aragón). Para colmo, Sanjurjo murió en un accidente aéreo el 20 de julio. Ahora que había quedado claro que el golpe había fracasado, el jefe que debía coordinarla desaparecía y dejaba un gran vacío de poder.

Franco fue nombrado jefe del Ejército de África, la unidad militar con que contaban los sublevados que más posibilidades tenía de romper el status quo al que se había llegado. A los pocos días del comienzo de la guerra Mola, como antiguo Director de la sublevación que había fracasado, quedó como Jefe máximo de la zona norte sublevada y de todas las fuerzas militares. Las fuerzas sublevadas en la zona norte se agruparon en torno al mando supremo de Mola, que fue nombrado Comandante en jefe del nuevo Ejército del Norte sublevado. Por su parte, Franco logró cruzar el estrecho de Gibraltar, llegando, en una rapidísima campaña, a las afueras de Madrid. El 1 de octubre, debido a su reciente popularidad y éxitos militares, fue promovido al cargo de Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos de Operaciones. Definitivamente, la dirección militar y política de la sublevación se le había escapado de las manos a Mola.

A pesar del fracaso de la sublevación en Madrid, Barcelona y otros puntos, Mola siguió adelante con lo planeado. Como ya estaba previsto en sus planes, todas las fuerzas sublevadas deberían caer sobre Madrid, por lo que las unidades dependientes de las divisiones orgánicas VI y VII se dirigieron rápidamente hacia el sur. Pero los movimientos de tropas acercándose a Madrid desde el norte, fueron detectados desde el Estado Mayor de Madrid y su avance bloqueado en Somosierra mientras que las tropas de Aragón al mando del general Cabanellas quedaron paralizadas defendiendo su territorio sin poder ofrecer ayuda al plan de Mola. Finalmente, la situación en la sierra llegó a un punto muerto el 27 de julio. Esta situación revelaba, ya a finales de julio, que el plan inicial de Mola se podía considerar completamente fracasado en lo que a la conquista de Madrid por el norte se refería. Sería el Ejército de África el siguiente encargado de conquistar la capital española.

Desde los primeros días de la guerra, Mola ya se había encargado de dirigir las operaciones militares contra la franja norte que se había mantenido fiel a la República, intentando hacerse con el control de Guipúzcoa, especialmente por el paso fronterizo de Irún que mantenía comunicada esta zona con Francia (y la vía de comunicación que suponía para la compra de armas y suministros). A comienzos de septiembre logra conquistar Irún y el paso fronterizo, extendiendo su dominio a toda Guipúzcoa a comienzos del otoño de 1936, pero la resistencia de vascos y republicanos le impidió entrar en Vizcaya. Hubo de hacer frente a algunos intentos, todos fallidos, de las milicias vascas por reconquistar los territorios vascos que se habían sublevado o habían sido conquistados. Una vez detenida la campaña, las tropas sublevadas se reorganizaron y se estructuraron militarmente, quedando encuadradas en el nuevo Ejército del Norte bajo las órdenes de Mola, que extendía su autoridad militar a toda la franja cantábrica aunque tuviera su cuartel general en Pamplona.

No obstante, su principal objetivo seguía siendo la conquista de Vizcaya y la principal ciudad del norte republicano, Bilbao. El 31 de marzo se lanzó el gran ataque. Ante la dura e inesperada resistencia ofrecida por los vascos, Mola decidió detener las operaciones aprovechando la llegada del mal tiempo y reorganizar sus tropas; El general von Sperrle se quejó ante esta medida. El 20 de abril empezó en Vizcaya un nuevo avance nacionalista que acabó con una retirada desordenada de los defensores.

Las tropas que se retiraban del frente debían atravesar obligatoriamente Guernica para llegar hasta las posiciones del Cinturón de Hierro. La villa era la capital cultural e histórica de los vascos; tenía antes del ataque una población de unas 7.000 personas, a las que habría que añadir un gran número de tropas que se retiraban y refugiados que huían del avance de las tropas franquistas. En ese momento no tenía ningún tipo de defensa antiaérea, aunque sí tenía tres fábricas de armas, una de ellas de bombas de aviación. Entonces se produjo el violento bombardeo del 26 de abril de 1937, que provocó un gran rechazo internacional, además de un reforzamiento de la actitud de resistencia de los vascos; Mola quedó disgustado con el ataque, y aunque éste fue obra de alemanes e italianos, no se ha terminado de establecer su grado de conocimiento sobre el asunto.

El avance de los sublevados continuó, aunque la resistencia vasca seguía inquebrantable. Entre tanto, el mal tiempo había venido retrasando las operaciones contra Bilbao. A mediados de mayo las tropas vascas habían retrocedido casi hasta la altura del Cinturón de Hierro, mientras los bombardeos continuaban.

Inesperadamente, Mola murió el 3 de junio de 1937 cuando su avión se estrelló en una colina de la localidad de Alcocero (actualmente Alcocero de Mola, renombrada en su honor) durante un temporal, mientras regresaba a Vitoria. Mola solía emplear el avión con frecuencia en sus desplazamientos y no existen pruebas de que hubiera sabotaje, aunque la muerte favorecía claramente a Franco al eliminar al Director como rival y le dejaban como el único líder indiscutible de los militares golpistas. El general Dávila, jefe de la Junta de Burgos, fue el nuevo jefe del Ejército del Norte. Para los carlistas la muerte de Mola fue un duro golpe moral, pues a pesar de las desavenencias iniciales entre él y los tradicionalistas, con el transcurso de la guerra se había establecido un fuerte lazo de colaboración entre ambos.

Fue enterrado en el cementerio de Pamplona en 1937 y posteriormente, en 1961, sus restos fueron trasladados al monumento a los Caídos de esta ciudad. En Alcocero se levantó un monumento conmemorativo en su memoria. En 1948 se le concedió, a título póstumo, el título de Duque de Mola con Grandeza de España.
 
Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (1875 – 1951)

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Ingresó a los 18 años en la Academia de Caballería de Valladolid (1893-1896) granduándose como alférez y siendo destinado a la guerra colonial de Cuba. Allí obtuvo cinco Cruces de la Reina Cristina por méritos de guerra, ascendiendo hasta capitán. Tras la derrota de 1898 regresó a España.

Queipo de Llano se dio a conocer en 1909 en una expedición a Melilla con el Regimiento de Lanceros de la Reina. En 1910 es sorprendido por la policía cuando se disponía a batirse en duelo con un periodista. En el mismo año es encerrado en la prisión militar del Castillo de Santa Catalina (Cádiz) por haberse significado en una manifestación de oficiales en Madrid ante el periódico La Correspondencia Militar. Vuelto a Marruecos, pronto alcanzó el grado de coronel y se dedicó a negocios de intermediación (se ayudó económicamente como comisionista de carbón inglés). En 1923 fue ascendido a general de brigada destinado a la segunda jefatura de la zona de Ceuta.

Aunque apoyó en un principio al dictador Miguel Primo de Rivera, cinco años mayor que él, que había sido buen amigo suyo, sus críticas hacia su política provocaron varios roces. Por desavenencias con su superior, el general Manuel Montero Navarro, fue expedientado y luego destinado como segundo jefe al Gobierno Militar de Cádiz. Al mes siguiente regresó a Marruecos (30 de agosto de 1924), de nuevo como segundo jefe de la zona de Ceuta. En septiembre Queipo participó activamente con su columna en numerosas y sonadas acciones. Fue sumariado y arrestado dos meses por una presunta negligencia en la protección de la columna del general Riquelme y López Bayo. Ya en la Península, el resentido general fue destituido como gobernador militar de Córdoba por haber afirmado públicamente que las letras UP tanto podían significar Unión Patriótica, el partido del régimen, como «Urinario Público». En ese año se produjo el intento de derrocamiento de la dictadura conocido como la Sanjuanada de 1926. El 17 de mayo de 1928 la junta clasificadora del Ejército decidió pasarloa la reserva, por «indisciplinado, díscolo y difícil de ser mandado», por lo que no podía ascender. En una de sus destituciones tuvo que ayudarse económicamente fabricando jabón casero y vendiéndolo personalmente por los comercios de Madrid.

Una vez caída la dictadura, por despotricar tanto contra Primo de Rivera sus hijos José Antonio y Miguel, Sancho Dávila y unos cuantos parientes jóvenes arremetieron contra él a puñetazos en una cafetería. Queipo se implicó como codirector en el putsch pro-republicano del aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) junto con Ramón Franco, capturando la estación de radio y difundendo la falsa noticia de que se había instaurado la República en toda España. Sofocada fácilmente la asonada por el general Orgaz, que rodeó el aeródromo y capturó a los sublevados, aunque huyeron tres aviones en dirección a Portugal no sin antes arrojar unas octavillas sobre Madrid. Queipo se refugió en Francia, donde trabó conocimiento con Indalecio Prieto así como con Marcelino Domingo, entre otros republicanos españoles. Fue incoado un proceso militar a los responsables del pronunciamiento, pero al encontrarse huido ante las requisitorias judiciales, el 25 de febrero de 1931 fue dado de baja en el Ejército por una Real Orden «por hallarse ausente de su destino más de dos meses». Sin embargo tan desatinada aventura convirtió a Queipo de Llano en un popular héroe republicano.

El exilio duró poco, pues el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República. Regresó aclamado a España para ser rehabilitado inmediatamente por el Gobierno Provisional como Capitán General de Madrid, (más tarde 1ª División Orgánica) convirtiéndose en poco tiempo en uno de los militares fundamentales de la democracia, apoyando con aplomo como Inspector General del Ejército y como miembro del Consejo Superior de Guerra las reformas implantadas por Manuel Azaña, aunque el ministro de la Guerra desconfiara de sus aptitudes. Como capitán general se mostró dispuesto a hacer cumplir el código de justicia militar ante cualquier incidente de orden público. Se le acusa durante esta época de abusar de su privilegiada posición en el reparto de favores, lo que más tarde él mismo denigrara como "enchufismo". Ascendido a general de división, fue nombrado Jefe del Cuarto Militar del Presidente de la República Alcalá Zamora, con el que emparentó como consuegro, hasta el 9 de marzo de 1933 en que fue relevado del mismo tras conocerse una serie de injerencias políticas realizadas por el general con algunos parlamentarios. Con la intención de mantenerlo alejado de la política se le nombró Director General de Carabineros, pero debido a la publicación de una carta reservada en el periódico Informaciones, en defensa del salario de sus subordinados, el Consejo de Ministros lo destituyó. A partir de ese momento quedó relegado a un segundo plano, aunque un posterior gobierno de la derecha (que incluía a Lerroux y Gil Robles), le nombró Inspector General de Carabineros. El aura republicana de Queipo se iba extinguiendo lentamente.

La política militar de los sucesivos gobiernos democráticos encontró la oposición del espíritu conspirativo de buena parte del Ejército. La destitución de Alcalá Zamora como presidente de la República operó un cambio profundo en el ánimo de Queipo de Llano. Esgrimiendo los argumentos catastrofistas, la profanación de las esencias patrias y otros tópicos habituales a la ideología conservadora, y evocando misiones irrenunciables, en sus memorias Queipo se atribuye la iniciativa de un «golpe militar necesario» contra el recién instaurado gobierno del Frente Popular, si bien delegando su organización en el sistemático general Mola. Pero en realidad su incorporación a la trama fue tardía. Mola no habría contado en un principio con Queipo de Llano. En su diseño del golpe convergente sobre Madrid, él mismo avanzaría desde el norte, Franco desde el sur y Goded desde el nordeste. Una vez tomada la capital por las armas, Sanjurjo acudiría en avión desde Portugal y se haría cargo de un hipotético directorio militar en el que Mola sería ministro de Gobernación. Queipo de Llano insistía en colaborar prometiendo convencer para la causa al general Cabanellas.

Como Inspector General de Carabineros pudo desplazarse por todas las guarniciones de España burlando la vigilancia del gobierno, contactando con algunos de los militares comprometidos en el alzamiento. Al no tener mando en ninguna plaza, Queipo quería sublevarse en Valladolid, su tierra. Su adscripción a la guarnición de Sevilla (cabeza de la 2ª División Orgánica) no se decidió hasta finales de junio de 1936 por la dirección del comité de conspiradores. Queipo pregonó después que sus compañeros de intriga le habían "largado el mochuelo" de Sevilla.

Al producirse la rebelión en las guarniciones de Marruecos Queipo de Llano se encontraba en Huelva simulando una inspección. Estando en el cine fue informado de la ejecución del golpe, seña para el comienzo de lo planeado (el 11 de julio ya había enviado a su familia desde Madrid a casa de su hija casada en Málaga, por creerla un buen refugio). Burlando la vigilancia gubernativa no se presentó hasta la madrugada del 18 de julio en Sevilla, donde esperaba contar con la preparación civil de José García Carranza «El Algabeño», un famoso torero y hombre de acción local al que no conocía, pero que se le ofreció con 1.500 falangistas. Pero a la hora de la verdad los prometidos falangistas se quedaron en quince, a los que se añadieron otros sesenta liberados de la cárcel más tarde. El Estado Mayor de la División y una gran parte de la numerosa oficialidad de guarnición en Sevilla estaba avisada del complot, incluyendo a la Guardia Civil, y a la espera de órdenes.

Uniformado, armado y rodeado de una camarilla de conscriptos se dirige al jefe de la 2ª División Orgánica, el general Villa-Abrille, que no le presenta oposición, y Queipo lo mantiene retenido en un despacho de la propia División junto al general de artillería López-Viota. A continuación se traslada al acuartelamiento del regimiento Granada nº 6 (antiguo Soria), situado en las proximidades de la División, donde se encuentra con la oposición de su coronel, Manuel Allanegui Lusarreta, al que también detiene. Ante la postura indecisa de la oficialidad, logra hacerse con el mando del mismo.

Queipo manda capturar inmediatamente la Maestranza de Artillería, con lo cual se priva a los posibles opositores al golpe de las armas necesarias para hacerle frente. Sevilla «la Roja», ciudad con un amplio movimiento obrero, se aprestó en precario a su defensa en barrios como Triana, La Macarena, San Marcos, San Julián y otros, en los que tras un llamamiento a la huelga general lanzado desde Unión Radio de Sevilla, se formaron barricadas y se incendiaron iglesias y algunos edificios pertenecientes a la aristocracia, así como la fábrica de jabones y perfumes del marqués de Luca de Tena, propietario del diario ABC e implicado en la sublevación.

Fingiéndose leales a la República, y mediante otros engaños, los oficiales del Regimiento de Artillería 3º Ligero proveen a los demás facciosos de medios para hacerse con el control del centro de Sevilla. Usando sus piezas de artillería contra los edificios civiles (Hotel Inglaterra, Telefónica, Gobierno Civil) los sublevados consiguen la rendición del gobernador civil y la toma de la Telefónica, situada en la plaza Nueva.

Dejando aparte anécdotas hagiográficas escritas por amigos del general, la toma consolidada de Sevilla en los días siguientes por el Tercio y los Regulares llegados de Cádiz se produce por el empleo indiscriminado de la artillería y del salvaje terror africanista en los barrios que resistían. Para reducir los costes de la rebelión ante posibles represalias y como respuesta a la resistencia de los adversarios, los golpistas habían acordado emplear en territorio español las mismas medidas represivas y de escarmiento de Marruecos; una combinación brutal de detenciones, violaciones y fusilamientos.

El general vallisoletano contó con la inestimable ayuda de una nomenclatura local que supo elegir: los militares comandante José Cuesta Monereo (Estado Mayor), capitán de la Legión Manuel Díaz Criado (Delegado de Orden Público) y los auditores Felipe Acedo Colunga y Francisco Bohórquez Vecina, que se encargaron respectivamente de la planificación del golpe y de la represión de sus opositores mediante la ley marcial impuesta por el Bando de Guerra (redactado por ellos mismos con la firma de Queipo de Llano). Nombró gobernador civil de Sevilla a su amigo Pedro Parias González, quien, buen conocedor y «algo cacique» (en palabras de Queipo), le asesoró sobre el terreno en la elección de alcaldes y de los colaboradores más idóneos para cada función. Este estado de cosas duró hasta el 28 de febrero de 1937.

La muerte accidental de Sanjurjo el 20 de julio dejó un peligroso vacío en la dirección militar de los golpistas. Se suscitó un importante conflicto de mando entre los cabecillas de la rebelión. Cabanellas y Queipo de Llano tenían más antigüedad que el general Franco. Varela y Mola eran de rango inferior. El 24 de julio de 1936 se constituyó en Burgos una llamada Junta de Defensa Nacional presidida por Cabanellas, que pretendió un cierto control administrativo-jurídico colegiado del nuevo Estado. En un primer momento la Junta distribuyó las funciones de guerra entre los caudillos con cierta ambigüedad calculada nombrando a Queipo general en jefe de las «fuerzas que operan en Andalucía», a Mola «general en jefe del ejército del Norte» y a Franco «jefe de las fuerzas de Marruecos y del Ejército Expedicionario» que los servicios de prensa interesados traducían como «Ejército de África y Sur de España».

Pero esta autonomía de mando duró poco tiempo para Queipo cuando se eligió a Franco como Jefe del Gobierno del Estado que llevaba aparejada la de general en jefe de los ejércitos. A renglón seguido Franco dio un oscuro «golpe dentro del golpe»: usando un truco legalista y se autonombró Jefe del Estado y subordinó bajo su mando de manera irreversible a todos los generales sublevados llevando en adelante la dirección militar y civil.

Confirmado como general jefe del Ejército de Operaciones del Sur, Queipo siguió como Jefe de la II División Orgánica y como general Inspector del Cuerpo de Carabineros. Organizó las fuerzas de la región andaluza ocupada, asumiendo los asuntos militares y los de la gobernanza, actuando con aparente independencia durante toda la guerra, lo que le valió el sobrenombre de «virrey» y una cierta antipatía por parte de Franco, al que se refería con el pintoresco apodo de «Paca la Culona».

En la región bajo su mando utilizó la misma violencia que en los barrios sevillanos.Utilizó para este trabajo fundamentalmente a la Guardia Civil, a los falangistas, carlistas, y otras fuerzas paramilitares derechistas. Al igual que Mola en el norte Queipo utilizó la radio como medio de guerra psicológica. Son famosas sus «charlas» radiofónicas a través de los micrófonos de Unión Radio Sevilla, en las que todos los días, en un lenguaje directo y generalmente chabacano, se burlaba de los dirigentes de la República. Finalmente, en febrero de 1938 y siguiendo instrucciones del mando político de Salamanca fueron suspendidas, ya que su tono no convenía a la imagen que del nuevo régimen se pretendía dar a las potencias democráticas con vistas a un eventual reconocimiento por parte de éstas.

En enero de 1937 dirigió las operaciones de la ocupación de Málaga con la ayuda de tropas italianas fascistas mecanizadas al mando del general Roatta, que concluyó con una de las mayores matanzas de civiles de toda la guerra. Queipo contempló el bombardeo a bordo del crucero Canarias.

El 2 de diciembre de 1937 se integró políticamente en la estructura ideológica del Movimiento Nacional jurando como «Consejero Nacional» de la Falange en undécimo lugar. La autoridad de Queipo en Andalucía tras la conquista de Málaga no sólo había aumentado sino que se hacía más autónoma. Andalucía se convirtió casi en un feudo de Queipo, que ejercía a su manera en todos los ministerios: lo mismo prohibía el vuelo de palomas buchonas que dictaba disposiciones comerciales, distribuía el trabajo forzado de sus prisioneros e incluso construía viviendas sociales y poblados de colonización mediante la compra a precios «simbólicos» de tierras a aquellos terratenientes que, en algún modo, habían simpatizado con el régimen republicano. De todas estas actuaciones administrativas no se rendían cuentas oficiales a la Junta de Burgos. Los lazos del vallisoletano con la alta burguesía andaluza, cuyo caciquismo político y social aspiraba emular, le convertían en un peligro. Franco quiso ascenderlo para, sin duda, controlarlo más de cerca, proponiéndole el Ministerio de Agricultura en su primer gobierno (1 de febrero de 1938). A pesar de su vocación gestora, Queipo lo rechazó.

Finalizada la guerra fue ascendido a teniente general. Queipo y todos los generales vencedores esperaban obtener de Franco las recompensas que creían merecer por todo lo que habían hecho. En forma de substanciosas condecoraciones pensionadas, de ministerios o de otras prebendas políticas. Pero Queipo sentía que se le acababa el recorrido. Con su carácter atolondrado e impulsivo Queipo entraba con facilidad «al trapo». Para evitar previsibles excesos verbales en la inminente reunión extraordinaria del Consejo Nacional del Movimiento que se preparaba, y al que pertenecía, fue quitado de enmedio con un viaje oficial a Alemania. De regreso, aprovechó el tercer aniversario de su golpe en Sevilla para dar en público rienda suelta a su frustración. No se conoce bien ni todo lo que dijo ni dónde lo dijo pero Franco, que estaba de antiguo resentido por los agravios recibidos de Queipo en los años en que fue su superior en el Ejército de Marruecos, y sus consejeros empezaron a recelar de la inadaptabilidad de Queipo alguna acción imprudente.

Dentro del aparato Queipo hizo dos enemigos más poderosos que él: el general Varela y Serrano Súñer. Ambos intrigaron cerca de Franco, y el 19 de julio de 1939, con varios cargos en su contra, Queipo fue relevado fulminantemente del mando de la División y de la Inspección de carabineros por Franco en Junta Superior de Guerra celebrada en Burgos. Fue sustituido por el general Saliquet. El discurso no fue más que el pretexto que Franco esperaba desde hacía tiempo.

Queipo estaba acabado. De héroe pasó a villano. Según confesó en sus memorias, se le prohibió entrar en Sevilla y ser citado en la prensa. Vigilado por la policía fue enviado, al no responsabilizarse Argentina de su seguridad personal como embajador, al frente de una misión militar ficticia a la Italia fascista, «al servicio de otros ministerios» como una forma de librarse de su incómoda presencia. En este momento parece que Queipo se arrepintió, pero Franco no lo perdonó en tanto que Jefe de Estado. De sus funciones en Italia se sabe poco pero todo lo que hacía era conocido por Madrid. El 18 de junio de 1942 volvió discretamente de su exilio como disponible forzoso (al cumplir la edad de la reserva).

Mediante decreto de 26 de febrero de 1944 (Diario Oficial del 3 de marzo de 1944), se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando en su categoría de Gran Cruz (por ser general), la cual había solicitado en vano al acabar la guerra, posiblemente por sus discrepancias con Franco, quien el 6 de mayo hace su 5ª visita a Sevilla para imponer la Laureada al teniente general Queipo de Llano.

En los años sucesivos del franquismo, Queipo de Llano fue prácticamente borrado de la memoria heroica del Régimen. Estuvo entre los 16 generales ennoblecidos por Franco, como marqués de Queipo de Llano (1950), aunque él rechazó ostentar el título para sí. Con su familia ennoblecida y situada, vivió sus últimos años aislado de la hambruna reinante convertido en hacendado de varias fincas, cazador, ganadero y cultivador de frutales, cáñamo y arroz. Falleció el día 9 de marzo de 1951 en su propiedad del término de Camas, que le había regalado el ayuntamiento de Sevilla por subscripción popular en 1937 siendo alcalde el marqués de Sotohermoso.
 
José Giral Pereira (1879 - 1962)

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Tras estudiar química y farmacia en Madrid, ganó en 1905 la cátedra de química orgánica en la Universidad de Salamanca. De ideología republicana fue encarcelado en 1917 por participar en la huelga general de aquel año, y volvió a sufrir prisión bajo la dictadura de Primo de Rivera y el gobierno Berenguer. Fue el fundador, junto con Azaña, de Acción Republicana y miembro de Izquierda Republicana, desde la fusión entre Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y la ORGA. Fue elegido diputado por Cáceres en las elecciones de junio de 1931 y de febrero de 1936.

Al proclamarse la II República (14 de abril de 1931) fue nombrado rector de la Universidad Central de Madrid y consejero de Estado. Ocupó la cartera de Marina (1931-33) y en 1936 fue encargado por Azaña de presidir el Gobierno, tras el intento de Diego Martínez Barrio de formar gobierno para frenar la sublevación militar del 17 de julio de 1936. Iniciada la Guerra Civil fue partidario de la entrega de armas a las organizaciones obreras y de la disolución del ejército sublevado, pero fue perdiendo autoridad a medida que se alargaba y radicalizaba la contienda. Este gobierno duraría desde el 19 de julio hasta el 4 de septiembre de 1936, cuando la caída de Talavera de la Reina y con Madrid al alcance del Ejército de Marruecos, obligó a entregar el poder a Largo Caballero. Aún fue ministro sin cartera en los dos gobiernos de Largo Caballero y de Estado en el de Negrín (1937-38).

Emigrado primero a Francia, se trasladó a México, donde ocupó de 1945 a 1947 la presidencia del gobierno de la República en el exilio al tiempo que ejercía la docencia en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México de la capital mexicana. Ejerció con honores la actividad académica desde su llegada a México hasta su muerte.
 
Diego Martínez Barrio (1883 - 1962)]

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Nació en Sevilla el 25 de noviembre de 1883, hijo de un albañil y de una vendedora del mercado. Cuando contaba once años murió su madre y muy pronto comenzó a trabajar, dedicando el día a su actividad laboral como tipógrafo y las noches a la lectura apasionada de cuantos libros y periódicos llegaban a sus manos. Muy pronto se afilió a la Juventud Republicana de Sevilla y al Partido Republicano Radical fundado por Alejandro Lerroux y comenzó su actividad periodística. Durante el servicio militar (1907), pasó dos meses en el calabozo acusado de un delito de opinión por un artículo, aunque finalmente el caso fué sobreseído.

En 1908 se afilió a la Masonería, iniciándose en la logia La Fe de Sevilla. Tuvo un papel muy importante durante varias décadas en la masonería española. Fue elegido como Gran Maestro del Gran Oriente Español. Más tarde, fundó el diario El Pueblo y contribuyó a la difusión de las ideas republicanas en la provincia de Sevilla y Andalucía occidental. En 1910 inició su carrera política, siendo elegido concejal del Ayuntamiento de Sevilla, cargo que renovó tras las elecciones de 1920.

En 1923 se presentó como candidato para diputado a Cortes; aunque resultó elegido, la Junta del Censo y el Tribunal Supremo anularon su designación en favor de Juan Ignacio Luca de Tena, el cual se negó a tomar posesión del cargo. El siguiente paso en su carrera política fué su elección como presidente del Partido Republicano Radical de la provincia de Sevilla. Durante la dictadura de Primo de Rivera, encabezó la oposición al régimen en Andalucía Occidental. En 1930 formó parte del Comité Revolucionario que emanó del Pacto de San Sebastián. El 14 de abril de 1931, fecha de la instauración de la II República Española, se encontraba exiliado en Francia, al igual que otros partidarios de la República, por sus actividades políticas.
Proclamación de la República.

El 15 de abril de 1931, acompañado de Marcelino Domingo, Indalecio Prieto y Lluís Nicolau d’Olwer que también se encontraban el exilio, regresó a España por ferrocarril. El viaje se convirtió en una apoteosis, la gente se agolpaba en las estaciones, e incluso para satisfacer a la población, el tren hubo de detenerse en pueblos en los que habitualmente no lo hacía . El entusiasmo popular al paso de la comitiva fue enorme. En Valladolid se presentó el Capitán General Fernández Pérez junto a su estado mayor mientras las bandas militares interpretaban el Himno de Riego, ya convertido en Himno Nacional. Nada más llegar a Madrid, se trasladó directamente al Ministerio de la Gobernación, donde quedó constituido el Gobierno Provisional de la República en el que ocupó la cartera de Ministro de Comunicaciones, Departamento ministerial que acababa de ser creado por dicho gobierno.

El 8 de octubre de 1933 fué elegido para presidir el gobierno que debía organizar las elecciones, por ser una persona de reconocida moderación, respetada por todo el arco político y en efecto actuó con total imparcialidad, permitiendo por ejemplo la fundación de Falange Española que tuvo lugar en Madrid el 29 de octubre de 1933 en el Teatro de la Comedia y solventando los levantamientos anarquistas surgidos tras conocerse los resultados electorales. Las elecciones tuvieron lugar con una limpieza absoluta y durante el periodo electoral Martinez Barrio decidió suspender la aplicación de la Ley de Defensa de la República para evitar cualquier sospecha de ilegalidad o coacción. Posteriormente fue Ministro de Gobernación con Lerroux, aunque después abandonó el partido debido a su disconformidad con la política seguida por aquél de pactos con la CEDA presidida por Gil Robles, fundando su propio partido que denominó Partido Radical Demócrata que más tarde se integró en la Unión Republicana.

Integrada Unión Republicana en el Frente Popular, Martinez Barrio fué elegido diputado por Madrid en las elecciones del 16 de febrero de 1936, al tratarse de un sistema electoral de listas abiertas es importante reseñar que fue el segundo candidato más votado (224.337 votos), precedido únicamente con una diferencia de 203 votos por el candidato del PSOE, Besteiro. Fué nombrado Presidente de las Cortes y ejerció de manera interina como Presidente de la República, en el periodo comprendido entre el 7 de abril al 10 de mayo de 1936, con motivo de la destitución de Alcalá Zamora.

En la noche del 18 al 19 de julio de 1936, Azaña, tras la dimisión de Santiago Casares Quiroga, le ofreció la difícil tarea de formar un gobierno de conciliación que pudiese evitar el inicio de la guerra. Durante unas horas de actividad frenética, telefoneó a varios jefes militares en un último intento para que depusieran su actitud, consiguiéndolo con varios de ellos en parte gracias a amistades personales. Por último, tal como relata en sus memorias, habló por telefono con Mola, el cual se negó a ningún acercamiento. Contrariamente a lo que se ha afirmado de forma infundada, jamás le ofreció a ninguno de estos militares formar parte del nuevo gobierno. El 20 de julio, presenta la dimisión al comprender que la guerra civil era inevitable. Fué entonces sustituido por José Giral.

Durante la guerra civil fue uno de los consejeros más íntimos de Azaña y presidió en varias ocasiones las Cortes de la república. A la caída de la República se exilió, primero a Francia y luego a México donde presidió la Junta Española de Liberación y, en 1945 fué designado Presidente de la República en el exilio, cargo que ocupó hasta su muerte. Finalmente regresó a París donde falleció. Treinta y ocho años más tarde, en el 2000, su restos fueron trasladados a Sevilla, su ciudad natal.
 
Antonio Aranda Mata (1888 - 1979)

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Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo a los trece años incorporándose a filas al cumplir los diecisiete. Se le destina a Marruecos como capitán de Estado Mayor destacándose en diversas acciones y consiguiendo el ascenso a comandante por méritos de guerra. Con treinta años alcanza el grado de coronel. La II República Española lo destina a la Primera Inspección del Ejército, puesto en el que permanece hasta el alzamiento de Octubre del 34 cuando se le encomienda junto a otros conocidos militares el combate contra el foco revolucionario.

Posteriormente recibe el nombramiento de comandante de la brigada de montaña de Asturias, equivalente al cargo de gobernador militar. Al producirse el levantamiento del 18 de julio manifiesta telefónicamente al gobierno de la República su fidelidad, encargándose de la organización de un convoy de voluntarios obreros y sindicalistas para reforzar los efectivos gubernamentales. Pero también da orden de detener el transporte en León y hace fusilar a los líderes obreros que venían en él. El 20 de julio declara finalmente el estado de guerra, incorporando falangistas y guardias de asalto a las guarniciones de Oviedo, ocupando las posiciones estratégicas de la periferia de la ciudad. La ciudad de Oviedo, no así su concejo, se convierte entonces en una isla rebelde en medio del mar leal que fue Asturias en los inicios de la contienda, cuando el otro foco de rebelión de la región, el cuartel de Simancas de Gijón, fue reducido tras un mes de resistencia. Los combates alcanzaron repetidas veces los barrios de la ciudad, llegando a ser crítica la situación de los sublevados hacia mediados de octubre; pero la situación dio un vuelco el día de 17 de ese mes al conseguir las columnas rebeldes que avanzaban desde Grado romper el cerco por la zona de El Escamplero creando un pequeño pasillo por el que abastecieron a la ciudad. No obstante, el asedio se mantuvo, con una gran ofensiva entre febrero y marzo de 1937, aunque de esfuerzos vanos. No consiguieron rendir la plaza a pesar los repetidos bombardeos por tierra y aire.

Finalmente, en octubre de 1937 se produce la caída del Frente Norte al desplazar Franco a la región, tras la toma de Bilbao y Santander, el 19 de junio y 26 de agosto respectivamente, más de 100.000 efectivos con el apoyo de 100 aviones. La labor de Aranda al frente de la defensa de Oviedo le vale el ascenso a general de brigada y la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando. Recibe también el mando de la 8º División y posteriormente del Cuerpo de Ejército de Galicia con el que se dirige a Valencia. Por su actuación en el Levante Franco le nombra capitán general de Valencia.

Sin embargo, a partir de estos nombramientos comenzaron sus desencuentros con el jefe de los sublevados: partidario de los aliados en la II Guerra Mundial y cercano a los círculos de Juan de Borbón, participa junto a otros generales en una malograda conspiración contra Franco. En 1949, presidía un comité interior de coordinación con socialistas y libertarios, lo que trajo consigo como represalia su pase a la reserva. A pesar de ello, siguió encabezando la conspiración de los monárquicos en el interior de España durante los primeros años cincuenta. En el año 1976, tras la muerte de Franco, el rey Juan Carlos I otorgó a Aranda el rango de teniente general. Aranda falleció en 1979.
 
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Joaquín Fanjul Goñi (1880 - 1936)

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Luchó en la guerra de Cuba. Posteriormente cursó estudios de Derecho en la Escuela Superior de Guerra. Fue miembro fundador de la Unión Militar Española (UME). Ascendió a general de brigada durante la dictadura de Primo de Rivera.

El 4 de mayo de 1935 fue nombrado comandante de la VI División Orgánica (Burgos), en sustitución del general de división José Fernández de Villa-Abrille, que había pasado a dirigir la II División Orgánica (Sevilla). Una semana más tarde, el 11 de mayo, también fue nombrado Subsecretario del Ministro de la Guerra, José María Gil-Robles. A finales de año cesó al mando de la VI División y como Subsecretario de la Guerra. Fue posteriormente nombrado como general jefe de la Comandancia General de Canarias, concurriendo a las Elecciones generales de España de 1936 por la provincia de Cuenca y obteniendo Acta de Diputado con 53.277 votos. Fue cesado el 1 de abril por anulación de las elecciones según el Dictamen de la Comisión de actas, aprobado el 1 de abril de 1936. Tras el triunfo en febrero de 1936 del Frente Popular, fue cesado, quedando sin mando de tropa y destinado forzosamente en Madrid.

Fue uno de los conspiradores contra la República, entrando rápidamente en contacto con el general Mola. Ya iniciada la sublevación, el 19 de julio de 1936 tomó el mando en el cuartel de la Montaña de Madrid, para lo cual se introdujo en el cuartel de paisano. Esperando a que llegaran refuerzos para controlar la ciudad, acabó asediado en el cuartel por las fuerzas de seguridad y las milicias republicanas, que asaltaron el edificio. Durante la lucha Fanjul fue herido. Finalmente se produjo la rendición del cuartel, siendo capturado junto con el coronel Fernández de la Quintana, uno de los pocos supervivientes a la entrada de los milicianos republicanos. Una vez detenido pasó a prisión, siendo posteriormente juzgado por rebelión militar el 15 de agosto y fusilado dos días más tarde. Unas horas antes de ser ejecutado se había casado con una viuda que había participado como correo en la preparación de la sublevación militar, a la cual también ejecutaron junto con el hijo de Fanjul.
 
Ignacio Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro (1896 – 1966)

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Nació el 11 de julio de 1896 en Vitoria (País Vasco) en el seno de una familia aristocrática, carlista y de tradición militar, lo que le influyó para elegir su profesión. Comenzó la carrera militar en la Academia de Intendencia de Ávila donde se graduó en 1914. Se casó con Constancia de la Mora Maura, nieta del político Antonio Maura y posteriormente jefa de la Oficina de Prensa Extranjera republicana durante la guerra civil (y que, como él, era también una decidida activista republicana).

En 1920 realizó cursos de aviación en Cuatro Vientos (Madrid). Posteriormente fue destinado a Melilla, a la 2ª Escuadrilla Bristol, tomando parte en los bombardeos sobre la cábila de Beni-Ulixek durante la Guerra del Rif. En 1924 pasó a los De Havilland y en 1925 a la 1ª Escuadrilla de Hidroaviones con base en El Atalayón, junto a Melilla, que mandaba el comandante Ramón Franco, con la que participó en el desembarco de Alhucemas. Fue destinado posteriormente al Sahara Español y en 1930 a la 1ª Escuadra, ya en la Península. El 15 de diciembre de 1930 participa, junto con otros aviadores y militares republicanos, como Queipo de Llano, en la intentona republicana que tomó el aeródromo de Cuatro Vientos y pretendía bombardear el Palacio Real. El ataque contra el palacio no llegó a realizarse y la sublevación fue fácilmente sofocada. Tras el fracaso de la sublevación, Hidalgo de Cisneros huyó en avión a Portugal y desde allí pasaría a París.

La proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931 le permitió regresar a España, donde se incorporó a la escuela de vuelo de Alcalá de Henares (Madrid). Fue destinado nuevamente a la 1ª Escuadra, como Jefe segundo de la misma y agregado a la Oficina de Mando. Posteriormente, en 1933, estuvo destinado como agregado aéreo simultáneamente en las embajadas de Berlín y Roma, lo que le permitió conocer de primera mano el ascenso del fascismo y el nazismo. Durante el Bienio Radical-cedista, estuvo destinado en el aeródromo de Tablada. En 1934, después de la fallida Revolución de Octubre, ayudó a huir del país a su amigo, el político socialista Indalecio Prieto, camuflado en el portamaletas de su coche. No obstante, tras la victoria del Frente Popular en las Elecciones de Febrero de 1936, pudo volver a España.

Al producirse la sublevación militar, Hidalgo de Cisneros se encontraba en Madrid como ayudante del ministro de la Guerra, Casares Quiroga. Desde un primer momento secundó al Director general de Aeronáutica, Núñez de Prado, verificando la lealtad de los aeródromos militares del país a lo largo de todo el 18 de julio. En la madrugada del 20 fue uno de los responsables de que el aeródromo de Getafe y otras guarniciones cercanas permaneciesen leales al gobierno y colaborasen a sofocar la sublevación del Cuartel de la Montaña. Tras la formación del gobierno de Largo Caballero (septiembre de 1936), fue nombrado por el ministro de Marina y Aire, Indalecio Prieto, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas, puesto que mantuvo al crearse el nuevo Ministerio de Defensa Nacional y, más tarde, cuando Negrín reemplazó a Prieto al frente del ministerio. Desde este cargo, impulsó las actividades necesarias para hacer sostenible y combativa la aviación leal a la República. Así, con ayuda de la Unión Soviética llegaron a España nuevos aviones cazas del tipo «Chato» (Polikarpov I-15) y «Mosca» (Polikarpov I-16), además de bombarderos «Katiuska» (Tupolev SB-2) y «Natacha» (Polikarpov R-Z). La ayuda soviética incluía la formación del personal necesario para suplir a los caídos en combate. Además, se organizaron cursos de formación de pilotos en la Unión Soviética con seis meses de duración, además de la creación de escuelas de formación en la España republicana. En mayo de 1937 la aviación republicana sufrió una profunda reorganización y nacieron las llamadas Fuerzas Aéreas de la República Española, de las que siguió siguiendo su comandante máximo.4 Para entonces se encontraban a las órdenes de Hidalgo de Cisneros unos 450 aparatos entre cazas, bombarderos y aviones de otro tipo, manteniendo la superioridad numérica y técnica en el aire frente a la Aviación Nacional.

Durante la guerra se afilió al Partido Comunista de España, y aunque no tenía un pasado político que le llevara a inclinarse por estos, sí pensaba que «ellos eran los que mejor contribuían a la lucha». Esta decisión causaría un progresivo enrarecimiento en las relaciones de éste con Prieto, ferviente anticomunista , y también con su amigo personal, el coronel Carlos Núñez Mazas. No obstante, su propia esposa le confesó que ella también se había afiliado al PCE. En la primavera de 1937 presentó al Consejo de Ministros la propuesta de bombardear Roma, en venganza por el asesinato de un piloto republicano que había sido arrojado sobre el Aeropuerto de Barajas, con el cuerpo amputado y un letrero con insultos en italiano. Hidalgo de Cisneros dijo que acompañaría a sus hombres en la misión, aunque la idea fue finalmente desechada por las complicaciones que podía provocar. A comienzos de 1938 dirigió varias operaciones de bombardeo sobre territorio franquista, especialmente los bombardeos de Sevilla y Valladolid del 26 de enero, aún yendo estas acciones en contra de la política gubernamental de no bombardear los núcleos urbanos. Fue ascendido al grado de General del Ejército en septiembre de 1938.

En los últimos meses de la guerra jugó un destacado papel, ya que desde su puesto realizó importantes labores: A finales de 1938, tras la Batalla del Ebro y por encargo de Negrín, negoció con Stalin una partida de armas para el gobierno republicano, entre las que se incluían 250 aviones, 250 tanques, 4000 ametralladoras y 600 piezas de artillería, con un importe total de 103 millones de dólares. Tras la caída de Cataluña en febrero de 1939 volvió a la España republicana, donde se enteró de las conspiraciones que se estaban desarrollando contra el Gobierno Negrín, especialmente por parte del coronel Casado que intentó atraerse a su causa, sin éxito, a Hidalgo de Cisneros. El 29 de febrero ambos militares mantuvieron un encuentro en el que Casado insinuó «poder conseguir unas buenas condiciones de rendición con Franco». Hidalgo de Cisneros era poco optimista al respecto y no consideró realista la propuesta de Casado, a la vez que informó a Negrín de lo ocurrido.

El 5 de marzo de 1939 se hallaba en la Posición Yuste junto a Negrín y otros militares republicanos como Modesto, Tagüeña y Líster cuando Casado lideró un golpe de estado que se hizo rápidamente con el control de la España aún leal a la República. Consciente de su aislamiento y la imposibilidad de recuperar el control de la situación, abandonó España partiendo al exilio el 6 de marzo desde el Aeródromo de Monóvar, en unión del propio Negrín, Álvarez del Vayo y los más destacados dirigentes del PCE.

Murió en Bucarest (Rumania) el 9 de febrero de 1966, siendo miembro del comité central del PCE. A mediados de la década de los 90, sus cenizas fueron repatriadas por sus descendientes a Vitoria, donde hoy descansan en el panteón familiar.
 
José Solchaga Zala (1881 - 1953)

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De famila militar, católica y carlista. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1896 con quince años de edad y se graduó en 1899. Participó como capitán en la guerra de Marruecos, participando en las operaciones militares de Melilla, Larache y Tetuán, y ascendió por méritos de guerra a comandante. Estuvo en África hasta 1914. En 1920 ascendió a teniente coronel y fue destinado a San Sebastián. Siendo coronel, en 1921, fue destinado a Pamplona. Durante la Revolución de 1934 mandó una de las tres columnas que participaron en la toma de Asturias.

Tomó parte en la rebelión de julio de 1936 a las órdenes del general Mola. Mandó una de las columnas que operaron en la ocupación de Irún, San Sebastián y gran parte de Guipuzcoa. Fue nombrado Jefe de las Brigadas de Navarra en la primavera de 1937. Ascendido a general se le encomendó la defensa de Jaca. En 1938, al mando del Cuerpo de Ejército de Navarra, participó en la ocupación del valle de Arán y en la campaña de Cataluña, conquistando Tarragona y Barcelona y persiguiendo al maltrecho ejército republicano hasta Port Bou. Terminó la guerra con el grado de general de división.

En septiembre de 1943, siendo teniente general, fue uno de los firmantes de la restauración monárquica dirigida a Franco. Posteriormente fue capitán general de la VI región militar (sede en Valladolid) y en 1945 de la IV región militar (sede en Barcelona). Cuatro años después pasó a la reserva hasta su muerte en 1953.
 
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Pablo Martín Alonso, marqués de Villatorcas (1896 - 1964)

Ayudante de Sanjurjo en la guerra de Marruecos y también ayudante de campo de su majestad Alfonso XII y gentilhombre de cámara. El 10 de agosto de 1932 se sumó a la Sanjurjada, siendo detenido y confinado en Villa Cisneros, de donde consiguió huir en nochevieja de 1932. En febrero de 1936 siendo ministro de la guerra el general Molero, fue amnistiado. Siendo coronel se le dio el mando del Regimiento de Infantería de Zamora 8, de guarnición en La Coruña, en donde el 20 de julio de 1936 se sumó a la rebelión. El vacilante general Salcedo, encargado por Mola de declarar el estado de guerra en su jurisdicción, se había dejado convencer por el resuelto general Caridad Pita que había propuesto la detención del coronel Martín Alonso, considerado como persona de máxima confianza por los conspiradores de entre los jefes de Brigada o de Regimiento. Cuando Caridad Pita fue a detener a Martín Alonso y Salcedo reunía a su Estado Mayor a fin de destituir al teniente coronel Tovar, otro de los conspiradores, los oficiales comprometidos detenían al propio jefe de la División, que quedaría allí mismo depuesto, en tanto que en el cuartel de Infantería sería detenido el mando de la XV Brigada por toda la oficialidad.ç

Como coronel, dirigió la rebelión en la Coruña y organizó las columnas que acudieron en socorro de Oviedo, participando en el frente de Asturias, en Teruel y en el de Levante, donde mandó la División 83, del Cuerpo de Ejército de Galicia Durante la campaña de Teruel participa en la ofensiva de Alfambra amenazando a toda la retaguardia enemiga. El 13 de junio de 1938 entra en Castellón de la Plana como general al mando de la División 83, del Cuerpo de Ejército de Galicia.

A fianles de 1939 participó en la eliminación del maquinas en Asturias, con graves bajas por ambas partes. Aplicó una política doble: máxima benevolencia para los que entregasen las armas y castigo máximo, normalmente juicio sumarísimo con pena de muerte, para los capturados con lucha.

Al cumplirse el XX aniversario del Alzamiento Nacional le fue otograda la Gran Cruz de la Orden de Cisneros, al mérito político. Fue jefe de la Casa Militar del Jefe del Estado, Director General de la Guardia Civil alcanzado el grado de Teniente General y fue nombrado Capitán General de Cataluña (1957-62). El 10 de julio de 1962 y formando parte del IX Gobierno nacional de España (1962-1965) durante la dictadura franquista, gabinete cuyo vicepresidente fue Agustín Muñoz Grandes, fue nombrado Ministro del Ejército. Su nombramiento puede explicarse por su acreditada lealtad a Franco mientras que los otros cinco nuevos ministros procedían del catolicismo militante. Falleció el 11 de febrero de 1964.
 
Sebastián Pozas Perea (1876 – 1946)

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Nacido en una familia de tradición monárquica y conservadora, a los dieciséis años ingresó en la Academia Militar de Zaragoza. Perteneciente al arma de caballería, participó en la guerra de Marruecos, en donde tuvo una destacada actuación, consiguiendo ascensos por méritos de guerra y siendo condecorado con una Medalla Militar Individual. Ascendió al grado de general en 1926 durante la Dictadura de Primo de Rivera.

Nombrado por Portela Valladares (ministro de la Gobernación) inspector general de la Guardia Civil tenía a su mando más de 35.000 profesionales. En la noche del domingo 16 de febrero de 1936, después de la victoria del Frente Popular en las elecciones, Franco, jefe del Estado Mayor del ejército, se comunica telefónicamente con Pozas. Franco advierte al general de los posibles desórdenes que se puedan producir en las calles después de la victoria del Frente Popular. Éste le tranquiliza; el objétivo de Franco es claro: sondear al general de la benemérita para que, una vez llegado el momento, ésta estuviera al lado del ejército para anular los resultados electorales.

Con la sublevación del 18 de julio de 1936 Pozas se situó en defensa de la legalidad constitucional y consiguió que un gran número de unidades del cuerpo de la Guardia Civil se mantuviesen leales a la República, exhortando a las fuerzas a sus órdenes a que cumpliesen «con absoluta lealtad el precepto reglamentario de permanecer fieles a su deber por el honor de la Institución». El 19 de julio es nombrado Ministro de Gobernación en el gobierno Giral, y procede entonces a la distribución de armamento entre los civiles. Durante su mandato, cambió el nombre de la Guardia Civil, que pasó a llamarse Guardia Nacional Republicana (decreto del 29 de agosto). El 6 de septiembre es sustituido en el Ministerio de Gobernación por Ángel Galarza Gago.

El 5 de octubre se hace cargo de la 1ª División Orgánica y es nombrado presidente de la Junta de Defensa de Madrid. El 23 de octubre deja el mando de la 1ª División al general Miaja y toma el del Teatro de Operaciones del Centro. Organiza el ataque de Seseña (3 y 4 de noviembre). El 6 de noviembre, con la salida del Gobierno de Madrid, Pozas entrega el mando de la defensa de la capital y de la Junta de Defensa a Miaja. A partir del 31 de diciembre de 1936 pasa a dirigir el Ejército del Centro, organizando la defensa alrededor de Madrid. Desde la jefatura del Ejército del Centro tomó parte en la batalla del Jarama, donde él y el Miaja tuvieron serias diferencias en cuanto a la dirección de las operaciones. El 27 de febrero de 1937 fue sustituido por enfermedad por el General Miaja.

Al producirse los sucesos de Mayo en Barcelona, el Gobierno republicano le nombra el 6 de mayo de 1937 jefe de la 4ª División Orgánica (Cataluña) en sustitución del general José Aranguren Roldán para restaurar el orden público y jefe del Ejército de Cataluña para recuperar el control militar de la zona. Una de sus primeras medidas fue denominar al Ejército de Cataluña como Ejército del Este (el mismo 6 de mayo) con lo que pasaba a depender directamente del Gobierno central y no de la Generalidad de Cataluña. Por estas fechas estaba ya afiliado al Partido Comunista de España y fue entonces cuando se encargó de la liquidación del sistema anarquista implantado en Aragón desde julio de 1936 y disuelve el Consejo Regional de Defensa de Aragón. Planea el ataque sobre Huesca (segunda mitad de junio del 37), que resultó un fracaso, y más tarde participó en la Ofensiva de Zaragoza, que acabó siendo otro fracaso excepto por la conquista de Belchite.

No obstante, cuando se produce la gran ofensiva franquista en Aragón en marzo de 1938 su ejército es completamente desbordado y en unas semanas queda prácticamente destruido.6 Incapaz de hacer frente a la avalancha de las tropas franquistas, es destituido el día 30 y sustituido por el Teniente coronel Perea. El tremendo fracaso de Pozas durante la Campaña de Aragón, que mostró la poca preparación del Ejército del Este, hizo que Negrin lo retirase de los mandos militares de primer orden.

Hacia el final de la guerra fue nombrado Comandante militar de Gerona y más tarde Comandante militar de Figueras, puestos militares totalmente secundarios. Al caer Cataluña se exilió primero en Francia, marchando luego a México como tantos otros españoles, donde moriría en 1946.
 
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Alfredo Kindelán Duany (1879-1962)

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Nació en Santiago de Cuba el 13 de marzo de 1879 en el seno de una acomodada familia cubana. Se trasladaron a España en 1882 por un cambio de destino de su padre, ingeniero militar, y perdieron toda su fortuna como consecuencia de la guerra del 98. Quedó huérfano de padre a los 13 años y a los 14 ingresó como cadete en la Academia de Ingenieros de Guadalajara del general general Vives. Es nombrado teniente en 1899.

Además de hacer frente a sus obligaciones familiares, contribuyendo al sostenimiento de la familia y a la educación de sus hermanos, se dedicó en los años siguientes a la primigenia aeronáutica. En 1901 obtiene el título de piloto de globo aerostático en el Servicio de Aerostación Militar. Realizó numerosas ascensiones en globo y se convirtió en el primer piloto español de dirigible. Obtiene el tercer y cuarto puesto en sus dos únicas participaciones en el campeonato de globos de la Copa Gordon Bennett. Durante las dos primeras décadas del siglo, se dedica también a colaborar con el desarrollo de la primera aeronáutica en distintos campos. Publica los libros Dirigibles y Aeroplanos (1910) y La flota aérea española (1916). Participó con el ingeniero Torres Quevedo en los trabajos de construcción del primer dirigible semirrígido español, el España.

Con la llegada del aeroplano, por encargo del gobierno y junto al general general Vives desarrolla el estudio para la creación de una escuela de pilotos militar que finalmente se establece en el aeropuerto de Madrid-Cuatro Vientos y de la que se le encarga la dirección, obteniendo el primer título de piloto militar de aeroplano que en ella se expide. En 1913 se le nombra como jefe de Aviación del Servicio Aeronáutico Militar, asumiendo el mando de la primera escuadrilla que participa en la guerra de Marruecos. Destinado de nuevo a la península, en 1921 pone en marcha en Los Alcázares (Murcia) la Escuela de Combate y Bombardeo y en 1925 manda la Escuadra Expedicionaria, componente aéreo de la operación del desembarco de Alhucemas. En 1926, ya general, Primo de Rivera lo nombra Director General de Aeronáutica. En esos años comienza la gestación de los grandes vuelos de la aviación española alrededor del mundo como el Plus Ultra o el Jesús del Gran Poder.

Al verse Alfonso XIII obligado a exiliarse en Roma. Kindelán, marcadamente monárquico, se exilia y se traslada a Francia y luego Suiza al proclamarse la República. Trabaja como ingeniero en la empresa Saurer de Arbon. En 1934 regresa a España para colaborar activamente en la preparación de la sublevación. Iniciada ésta, la Junta de Defensa Nacional del General Francisco Franco le nombra como Jefe del Aire, ocupando la Jefatura de los Servicios del Aire, haciéndose cargo de todas las fuerzas aéreas sublevadas durante toda la guerra. Kindelán había apoyado a Franco desde el principio como comandante general de las fuerzas militares y esto le había convertido en uno de sus hombres de confianza. Confiaba en Franco en gran parte como una buena oportunidad para así poder restaurar la monarquía con la mayor brevedad posible después del conflicto.

Según evolucionaba la guerra, el General Emilio Mola concentraba sus ataques en el frente del norte y Juan Vigón le había convencido de la necesidad de una solución rápida a la guerra.5 Esto se convirtió en un punto de discordia entre Franco y Kindelán que le pidió sucesivamente abandonar sus ataques en el frente de Valencia para así concentrarse totalmente en el frente norte. Criticó la participación de Franco en la batalla del Ebro por su larga duración y sugirió que su decisión de comprometerse en este frente en lugar de un ataque directo a Barcelona añadió cuatro meses más al final de la guerra.

Después de la victoria de Franco en 1939, Kindelán crítico con Franco -consideraba a Franco como un igual y no un superior- no dudaba en considerar el régimen franquista como una regencia y buscaba la restauración de Alfonso XIII. Ricardo de la Cierva propone a Kindelán para asumir el Ministerio del Aire, ya que como tal había ejercido durante la guerra. Sin embargo, Franco le sustituye y pone a Yagüe como jefe de la Fuerza Área, mientras desplaza a Kindelán nombrándolo responsable de la región aérea de las Islas Baleares.

El gobierno de Franco en el contexto internacional se alinea con la Alemania Nazi, ya durante la guerra había recibido importante apoyo áereo de las potencias del Eje como la Legión Condor o la Aviación Legionaria. Kindelán a pesar de todo se muestra proclive al los aliados de la Segunda Guerra Mundial y forma parte del Estado Mayor de la conspiración monárquica contra Franco. Kindelán simpatizaba con el Reino Unido hasta tal punto que los británicos lo utilizan para presionar a Franco a restaurar la monarquía y así forzar a España su neutralidad durante la guerra mundial. El 13 de diciembre de 1941 la embajada alemana se quejó de que Kindelán hubiese invitado al embajador del Reino Unido a su palco del Liceo de Barcelona.

En 1941 se hace con el cargo de Capitán General de Cataluña, un cargo diseñado por Franco para equilibrar a las distintas facciones dentro de los militares y así amortiguar el poder de Ramón Serrano Súñer y Falange. En noviembre de 1942, cuando el Ministro del Ejército José Asensio está empujando a que España entre en la guerra, se reune con Franco y le afirma que si esto ocurre, hará un golpe de estado para restaurar la monarquía. Kindelán contaba con el apoyo de un importante número de generales y aunque al principio Franco no reaccionó. A los tres meses, en 1943. nombrado Director a la Escuela Superior del Ejército y miembro académico de la Real Academia de la Historia, aunque no toma posesión del cargo.

En agosto de 1945, después de atacar a Franco en un polémico discurso pro-monárquico, pierde su cargo en la academia militar. Mientras tanto, su libro mas importante, Mis cuadernos de guerra, se retrasa y sufre la censura. En el se trazan el desarrollo de la guerra civil y le eliminan un pasaje crítico con las decisiones de Franco en el frente del norte. Kindelán en este momento se ve libre para dedicarse a las conspiraciones para asegurar la restauración al trono del infante Conde de Barcelona, Juan de Borbón. Cuando en 1946 se da a conocer el llamado manifiesto de Lausana donde se pide la restauración inmediata de Juan de Borbón, Franco identifica a Kindelán como el cabecilla del manifiesto y ordena su encarcelamiento. Fidel Dávila Arrondo hace un llamamiento a Franco para que tenga en cuenta sus servicios pasados y su avanzada edad, 67 años. El caudillo cedió y le envió al exilio a las Islas Canarias, a mas de dos mil kilómetros de la capital del país, Madrid.

Tras la guerra en Europa, ahora con dos grandes frentes internacionales, Estados Unidos y la Unión Soviética, el Gobierno evolucionó hacia posturas monárquicas. En 1947 la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado define por primera el Estado franquista como un "Reino", aunque manteniendo la Jefatura del Estado atribuida nominativamente a Franco, que en cualquier momento podría proponer a las Cortes la persona de su sucesor, a título de Rey o de Regente. En 1949 el General Kindelán pasa a la reserva con 70 años. Durante los últimos años, Kindelán es parcialmente rehabilitado, ocupa su puesto en la Academia de Historia y se le concede la Medalla Aérea que sólo acepta con la aprobación de Juan de Borbón. En 1961 Kindelán es reconocido con el título nobiliario de Marqués, aunque el gesto fue interpretado como una broma irónica de parte de Franco, burlándose del hecho de que, a pesar de todos sus esfuerzos, Kindelán todavía no estaba viviendo en la monarquía que deseaba.18 Murió en Madrid el 14 de diciembre de 1962.
 
Sinesio Baudilio García Fernández (1897 – 1983) , conocido bajo el seudónimo de Diego Abad de Santillán.

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A los ocho años de edad emigró a Argentina junto con sus padres. Allí estudió en una escuela comercial y trabajó como peón de albañil, herrero y ayudante ferroviario. Regresó a España en 1912, y tras terminar el bachillerato en León, marchó a Madrid, ingresando a la Universidad en 1915 para estudiar Filosofía y Letras. Allí fue puesto en prisión por un año y medio en la Cárcel Modelo tras la huelga general de 1917 y fue durante su estancia en prisión cuando se acercó de forma decisiva al movimiento anarquista. Santillán quedó impresionado por la calidad moral de los obreros anarquistas, lo que posteriormente lo llevó a formular una interpretación ética y social del anarquismo. Una vez puesto en libertad en 1918 embarcó con pasaporte falso para Argentina para eludir el servicio militar, donde continuó como activista de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) y editor de su periódico antipolítico "La Protesta".

Después viajó a Alemania, para realizar estudios de medicina en Berlín, ciudad en cuyos círculos ácratas también se integró y donde conoció a su futura esposa Elise Kater. Representó a la FORA durante la formación de la anarcosindicalista Asociación Internacional de los Trabajadores en Berlín en 1922. Interrumpió sus estudios en 1926 para dirigirse a México a fin de colaborar con la Confederación General de Trabajadores (CGT).

De regreso en la Argentina, continuó con su militancia anarquista dirigiendo con otro español, Emilio López Arango, el periódico "La Protesta", para la que tradujo la biografía de Bakunin de Max Nettlau, y colaboró con la Federación Obrera Regional, de carácter anarquista. Enfrentado desde el primer momento con el golpe de Estado del general José Félix Uriburu (6 septiembre de 1930), fue condenado a muerte por intento de sedición y perseguido por la policía, logrando escapar a Montevideo. Al proclamarse la República en España, en 1931, se dirigió nuevamente allí; pero tras una corta estadía regresó a Argentina, donde vivió en la clandestinidad continuando su militancia y escribiendo algunos libros teórico-doctrinales, hasta que a finales de 1933 retornó a España afincándose en Barcelona.

En Barcelona se integró a la Federación Anarquista Ibérica (FAI). Animó el grupo anarquista "Nervio" en 1934, fue secretario del Comité Peninsular de la FAI en 1935, redactor de "Solidaridad Obrera", dirigió "Tierra y Libertad" y fundó "Tiempos Nuevos" entre 1935 y 1936. Al estallar el Alzamiento Nacional se hallaba en Barcelona, y en la noche del 18 al 19 de julio de 1936 se presentó con otros dirigentes ante Lluís Companys demandando la inmediata entrega de armas para los anarquistas; contribuyó a organizar el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña.

Entre diciembre de 1936 y abril de 1937 fue miembro del gobierno catalán con el cargo de Consejero de Economía de la Generalidad de Cataluña. Fue excepcionalmente crítico con el gobierno y la persona de Juan Negrín, denunciando continuamente los crímenes cometidos por las checas y el PCE. Como director de la revista "Timón" afirmó que "desde febrero a mayo de 1937 cayeron asesinados en Madrid y sus alrededores por (...) las checas organizadas por los rusos más de ochenta cenetistas. El 7 de enero denunciaba Solidaridad Obrera de Barcelona que en Mora de Toledo habían sido asesinadas sesenta personas, hombres y mujeres que pertenecían a la CNT y que no habían cometido más delito que el de contestar a los comunistas y sus métodos de terror y de sangre".

En abril de 1938 se unió al Comité Nacional del Frente Popular Antifascista, surgido del pacto entre los sindicatos UGT y CNT. A consecuencias de la derrota de la República, en 1939 regresó a la Argentina, donde vivió semiclandestinamente, fundó varias editoriales, escribió numerosos trabajos incluyendo análisis críticos del movimiento obrero y el peronismo, y editó la Gran Enciclopedia Argentina. En 1977 regresó a España, permaneciendo en Barcelona hasta su muerte.
 
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José Antonio Aguirre y Lecube (1904 - 1960)

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Abogado graduado en la Universidad de Deusto y militante del PNV. Tras la muerte de su padre se hizo cargo de la empresa familiar, dedicada a la manufactura de chocolate. A los 27 años, apenas instaurada la Segunda República española, es elegido alcalde de Guecho.

Aguirre interviene decisivamente en los intentos fallidos de redacción de un Estatuto vasco en 1931 y 1932, en los que se planteaba la autonomía, incluyendo a Navarra. El 5 de noviembre de 1933, dos semanas antes de las elecciones generales del 19 de noviembre, se celebra un referéndum en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, que somete a consulta un nuevo texto de Estatuto, el cual definitivamente abandona la inclusión de Navarra. El texto es aprobado por abrumadora mayoría (459.000 votos a favor, 14.000 en contra), aunque en Álava los votos favorables no alcanzan el 50% del censo electoral. La disolución de las Cortes para celebrar las elecciones generales y luego las reticencias del gobierno radical y la posición contraria del Partido Carlista a la incorporación de Álava al proceso estatutario van a contribuir a bloquear el Estatuto hasta el 1 de octubre de 1936, desatada ya la Guerra Civil.

El 7 de octubre siguiente, en una votación en la que participaron los concejales vizcaínos y algunos de los ediles guipuzcoanos y alaveses (en Álava, como en Navarra, había triunfado la sublevación y para esa fecha, la práctica totalidad de Guipúzcoa estaba ya en manos de los rebeldes), en la que cada uno de ellos representaba tantos votos como había obtenido en los últimos comicios municipales, José Antonio Aguirre y Lecube fue elegido "lehendakari". Tras un acto religioso en la basílica de Begoña, en el que juró fidelidad a la fe católica, a las enseñanzas de la Iglesia, a su patria y al partido, se desplazó a Guernica para realizar, ante su simbólico árbol y en euskera, el juramento de su cargo.

Formó un Gobierno de concertación, en el que estuvieron presentes nacionalistas, socialistas, comunistas y otros sectores republicanos, no sin tensiones entre ellos, que sólo desplegó sus poderes en Vizcaya durante unos meses hasta la caída de Bilbao.

El ejército vasco estuvo formado por batallones de diferentes ideologías, al igual que sucedía en el Gobierno. Bien armado, aunque escasamente entrenado, el Eusko Gudarostea llegó a tener 100.000 soldados. Una de las carencias más acuciantes, que terminó por desequilibrar la balanza, fue la ausencia de artillería pesada y aviación. Famosos son los llamamientos desesperados de Aguirre a Prieto y a Azaña para que enviaran aparatos al País vasco. Los historiadores coinciden en que esta posibilidad era inviable por la dificultad de romper el asedio al que estaba sometida Vizcaya. No obstante, en diferentes expediciones, llegaron unos 40 ó 50 aviones, la mayoría sobrevolando territorio enemigo, ya que otros enviados a través de Francia fueron retenidos o devueltos, después de desmontar el armamento, a Barcelona o Valencia en virtud de la política de No intervención. En cualquier caso, la proporción era de 10 a 1 a favor de los sublevados. Otro hecho que contribuyó decisivamente a la derrota fue la falta de un Estado Mayor cualificado. En junio de 1937, las tropas franquistas rompen el Cinturón de Hierro de Bilbao y entran en la capital vizcaína, gracias a la traición de Alejandro Goicoechea. Aguirre traslada su Gobierno a Trucíos antes de poner rumbo a Santander y posteriormente a Cataluña.

El primer lehendakari de la historia huye a Francia tras la guerra. Hasta 1940, sostendrá el gobierno vasco en el exilio en París. Tras la invasión alemana de Francia logra huir a Bélgica, donde, con el canal de la Mancha bloqueado, comenzará una odisea para escapar de la Gestapo, que lo llevará desde Dunkerke a Bruselas, pasando por Berlín, bajo identidad panameña, y de allí a Suecia, donde embarcará finalmente rumbo a América, llegando a Río de Janeiro en 27 de Agosto de 1941. Aún bajo identidad falsa, permanecerá varios meses en Brasil y en Uruguay, hasta que el gobierno de Estados Unidos le autoriza a residir legalmente en su país. Así, se traslada a Nueva York presidiendo la sede del gobierno vasco en el exilio; Aguirre permanecíó allí hasta 1946, ejerciendo al mismo tiempo como profesor en la Universidad de Columbia.

En 1946, regresa a Francia, en donde se constituye nuevamente el gobierno vasco. Aguirre participa en la creación de la "Liga Internacional de Amigos de los vascos", que llega a atraer 50.000 adherentes, entre ellos personalidades religiosas, como los cardenales Verdier y Griffin, políticos, intelectuales, artistas y escritores. Participó en el Congreso de La Haya, donde los líderes europeos discutieron sobre la idea de una Europa unida y federada, y allí promovió su idea de una unión de los pueblos de Europa. El gobierno en el exilio promoverá las masivas huelgas que sacudieron el País vasco en 1947 y 1951. Después de estos incidentes, en junio de 1951 el Gobierno francés confisca las oficinas del gobierno vasco, en la avenida Marceau de París, y las entrega a los representantes de la dictadura franquista. En 1954, el Ministro del Interior, François Mitterrand, prohíbe las emisiones de Radio Euskadi. El lehendakari murió de un ataque cardíaco el 22 de marzo de 1960. Sus restos fueron trasladados a San Juan de Luz, en los Pirineos Atlánticos, donde fueron enterrados.
 
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Melquíades Álvarez González-Posada (1864 - 1936)

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Estudió Derecho en la Universidad de Oviedo, donde se licenció en 1883. Tras un primer intento fallido, ganó la Cátedra de Derecho Romano en la Universidad de Oviedo en 1889. Amigo de Leopoldo Alas "Clarín", inició la carrera profesional de abogado en Oviedo. Entre 1894 y 1898 fue decano del colegio de abogados de esta ciudad. Después se trasladó a Madrid.

Excelente orador - le llamaban "El Tribuno" y el "Pico de Oro"- funda en 1912 el Partido Reformista, de inspiración republicana pero dispuesto a gobernar en una monarquía democrática, pues consideraba que, en democracia, la cuestión de la forma de gobierno -monarquía o república- era accidental. En 1917 participó en el movimiento auspiciado por republicanos y socialistas, cuyo fin era convocar Cortes Constituyentes. Fracasado el movimiento, Melquíades Álvarez fue moderando su discurso y se aproximó al Partido Liberal de la monarquía, lo que le permitió acceder en 1923 a la presidencia del Congreso de los Diputados. En este puesto, trató de convencer a Alfonso XIII para que retornara al parlamentarismo liberal, tras el golpe de Primo de Rivera. A lo largo de la dictadura de Primo participó en varias conspiraciones dirigidas a derribar al dictador.

Durante la Segunda República, su partido, para entonces llamado Partido Republicano Liberal Demócrata, y ya muy minoritario, se encontró situado en el centro-derecha del espectro político. Elegido diputado por Madrid (por la Candidatura de Apoyo a la República, en los escaños de las minorías) y Valencia (en la Conjunción Republicano-Socialista, en los escaños de las mayorías) en las elecciones constituyentes de 1931 (celebrado un sorteo, se le adscribió a la circunscripción valenciana) y reelegido por Asturias en 1933 (en listas conjuntas con la CEDA). También fue decano del Colegio de Abogados de Madrid.

Intervino en el debate de la Constitución de 1931 para defender que ésta no fuera "el reflejo de un partido político -que siempre sería mezquino y deleznable-, sino, sencillamente, el reflejo de un criterio más amplio, mirando al porvenir y a la evolución total de la vida" recordando que ese tipo de Constituciones, como la Constitución de 1876, "han disfrutado de una vida precaria porque no reflejaban el criterio de la vida nacional, sino el criterio del partido vencedor". También llamó la atención sobre la necesidad de "prevenirse" contra las "dictaduras como el bolchevismo y el fascismo "que tienen una ideología particular muy semejante, porque absorben la nación el Estado, al Estado lo identifican con el Gobierno y el Gobierno lo vinculan en el poder político personal". Sobre el "problema, que se llama indebidamente religioso" advirtió que se veía influido "por dos fanatismos igualmente execrables, que habían condicionado toda la política española: los que llamaba yo el fanatismo de la derecha y el fanatismo de la izquierda; el fanatismo rojo y el fanatismo negro". En esta cuestión no se mostró partidario de la separación de la Iglesia y el Estado, sino del regalismo, porque "creo que el Estado debe intervenir y procurar llevar la dirección de la vida social". También se mostró partidario del Senado como representación de los "elementos corporativos" y contrario al reconocimiento del "principio de la socialización de la propiedad". Por último se refirió al "problema de la autonomía" en el que echó en falta "una afirmación categórica, expresiva, que no dejara lugar a dudas, sobre la unidad de la nación española... [cuya existencia] está acusada vigorosamente por su lengua, por su tradición, por su raza, por la magnificencia de su espíritu, de cuya grandeza ha quedado una estela luminosa en la Historia". Terminó su intervención haciendo un llamamiento para se tomara como modelo la Constitución de la Tercera República Francesa que "vive hace cerca de setenta años".

En agosto de 1936, un mes después del comienzo de la Guerra Civil, Melquíades Álvarez fue recluido, al igual que otros dirigentes políticos conservadores, en la Cárcel Modelo de Madrid y posteriormente asesinado por milicianos izquierdistas. Junto a Álvarez fueron también fusiladas otras personalidades como los ex ministros de la República José Martínez de Velasco, agrario, y Manuel Rico Avello.
 
Juan García Oliver (1901- 1980)

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Fue un significativo anarquista español a principios de siglo XX. Junto a Buenaventura Durruti, fundó el grupo de Los Solidarios, al cual posteriormente se le adjudicaron varios asesinatos, incluyendo el intento de asesinato de Alfonso XIII. La figura de García Oliver está muy unida a la de Durruti, ya que después de las imputaciones de los asesinatos de éste hubo de huir a Argentina y a otros países latinoamericanos y europeos. Regresó en 1931 y se integró en la FAI. Empezó por difundir la práctica cenetista y parece cierto que Ángel Pestaña y Joan Peiró pidieron que se organizase un grupo de compañeros para liquidar a Severiano Martínez Anido y a otros perseguidores de la CNT. Así nació Nosotros, con Durruti, Ascaso, Jover y otros compañeros. Ahora bien, si Pestaña y Peiró dejaron esta táctica en 1923, Nosotros y García Oliver la continuaron hasta 1933.

En 1931 declaró que había que lanzarse a la revolución sin esperar, y que los treintistas la remitían a fechas completamente absurdas. Pero en diciembre de 1933 se opuso a la tentativa de Durruti y Ascaso y la Regional aragonesa, cuando estaba de acuerdo para la de enero, todo ello sin estar en la FAI que aparecía como responsable y cuyos militantes luchaban. En el congreso de la CNT de mayo de 1936, afirmaba que fue el artífice de la reunificación pero que su proyecto de ejército no fue adoptado a causa de la actitud de Federica Montseny, Diego Abad de Santillán y Miró, entre otros. Se puede observar, según los textos que publicó Elorza en Revista del Trabajo, n.° 32, que los proyectos para el Congreso de Zaragoza de los sindicatos de Santillán y García Oliver no se diferencian mucho, en particular para la cuestión militar.

Tras el intento de golpe en Barcelona, tuvo lugar un pleno de locales y comarcales el 23 de julio de 1936. García Oliver y la comarcal del Bajo Llobregat propusieron ir a por todo (es decir proclamar el comunismo libertario) pero hubo unanimidad en contra, y García Oliver se planteó las causas, pareciendo sugerir dos explicaciones: a) la ignorancia del anarquismo; b) la actividad de los grupos disolventes. Cuando la CNT decidió entrar en el gobierno, García Oliver aceptó asumir el cargo de Ministro de Justicia bajo la presidencia de Largo Caballero entre septiembre de 1936 y mayo de 1937. Meses antes ya había sido consejero de la Generalitat de Cataluña. Intentó convencer a los trabajadores para que se desarmasen durante los Jornadas de mayo de 1937 en Barcelona, llamando a un cese del fuego. Algunos lo consideraron como un traidor hacia al anarquismo español, por haberse comprometido con el gobierno, mientras otros creen que aquellas concesiones eran necesarias para acabar con Franco.

Al finalizar la Guerra civil, se exilió en Guadalajara, México, donde murió en 1980.
 
George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair (1903 – 1950)

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Eric Arthur Blair nació en Motihari, una colonia británica de la India, el 25 de junio de 1903. Era hijo de Ida Mabel Limouzin Blair, de ascendencia birmana y de Richard Walmsley, administrador del ministerio del opio del gobierno indio. A los dos años se trasladó con su madre y con su hermana mayor Marjorie a Inglaterra y no volvería a ver a su padre hasta 1907, cuando éste visita Inglaterra durante tres meses antes de partir de nuevo hacia la India.

En 1909, Blair fue enviado a una pequeña escuela parroquial anglicana en Henley, a la cual había asistido su hermana mayor. Nunca escribió sobre sus recuerdos de aquella época, pero debió de impresionar a sus profesores muy favorablemente, pues dos años más tarde fue recomendado al director de una de las escuelas preparatorias de mayor renombre, St. Cyprian, en Eastbourne, Sussex. El joven Eric asistió a esta escuela gracias a una beca que permitía a sus padres pagar solamente la mitad de las tasas habituales. Sin embargo, Eric no se sentía a gusto, al menos en lo que se refiere a los métodos de enseñanza y a los profesores. Pese a ello, fue ahí donde consiguió sendas becas para Wellington y posteriormente Eton, en la cual dice, años más tarde, haber sido relativamente feliz, pues se permitía a los estudiantes una considerable independencia. Allí hizo amistad con varios futuros intelectuales británicos, como Cyril Connolly, editor de la revista Horizon, en la cual se publicaron muchos de los ensayos de Orwell.

Tras culminar sus estudios en Eton, decidió unirse a la Policía Imperial India en Birmania, pues no tenía posibilidades de conseguir una beca universitaria y los medios de su familia no eran suficientes para costear su educación. Abandonó el ejército y regresó a Inglaterra en 1928 habiendo desarrollado un odio hacia el imperialismo, como refleja en varias de sus obras. Posteriormente vive varios años en la indigencia, haciendo trabajos de todas clases, tal y como recuerda en Sin blanca en París y Londres, su primera obra importante. Consigue un trabajo como maestro de escuela pero pronto se ve forzado a abandonarlo por problemas de salud y comienza a trabajar como asistente en una tienda de libros de segunda mano en Hampstead.

Eric Blair se convirtió en George Orwell en 1933. Mientras el autor escribía para el New Adelphi, vivía en Hayes, Middlesex y trabajaba como profesor de escuela. Adoptó este pseudónimo para no incomodar a sus padres con Sin blanca en París y Londres. Llegó a considerar otros nombres literarios como Kenneth Miles o H. Lewis Allways, antes de decidirse por un nombre que deja traslucir el afecto que siempre había sentido por la tradición y la campiña inglesa: Jorge es el santo patrón de Inglaterra (y Jorge V era el soberano en ese entonces), mientras que el río Orwell, en Suffolk, es uno de los lugares más emblemáticos para muchos ingleses. Como escritor se sirvió de su experiencia como profesor y de la vida en Southwold para la novela La hija del clérigo. De 1934 a 1936 fue asistente a media jornada en Booklover’s Corner, una librería de segunda mano en Hampstead. Tras llevar una vida solitaria, quiso rodearse de la compañía de jóvenes escritores. Hampstead era una zona intelectual que ofrecía establecimientos destinados al desarrollo de actividades culturales de diversa índole. Orwell contrajo matrimonio con Eileen O´Shaughnessy en 1936, y adoptaron un niño, Richard Horatio Blair. Eileen murió nueve años más tarde, en 1945, durante una operación.

A comienzos de 1936, Victor Gollancz, fundador del Left Book Club, instó a Orwell a escribir sobre la pobreza de la clase obrera en el norte de Inglaterra. Su relato, El camino a Wigan Pier fue publicado en 1937. Orwell ejerció como reportero social, tuvo acceso a muchas viviendas modestas para experimentar en las condiciones ínfimas en las que vivía la gente, tomó nota de los ingresos salariales por hogar, y pasó días enteros consultando en la biblioteca por registros de salud pública e informes laborales en las minas. Sin embargo, el autor nunca formó parte activa de asociación o coalición partidista alguna, si bien en vida reconoció sentirse un hombre de izquierdas.

Con una carta de presentación del Partido Laborista Independiente (no se afilió al partido hasta junio de 1938, tras volver a Inglaterra ) llegó a Barcelona el 26 de diciembre de 1936 y el mismo día se alistó y fue asignado como miliciano al partido de orientación trotskista POUM. Más tarde escribiría que de haber comprendido mejor la situación política en España, se habría unido como miliciano a la CNT. Estando de permiso en Barcelona, participó en las Jornadas de Mayo de 1937 y tras volver al frente, recibió un tiro en el cuello en las proximidades de Huesca, el 20 de mayo de 1937. Su experiencia le motivó para escribir Homenaje a Cataluña, donde describe su admiración por lo que es identificado como ausencia de estructuras de clase en algunas áreas dominadas por revolucionarios de orientación anarquista. Pero también critica el control estalinista del Partido Comunista de España y las mentiras que se usaban como propaganda para la manipulación informativa. En 1937, durante la represión del gobierno de Negrín contra el POUM, Orwell relató que estuvo a punto de ser asesinado en Barcelona. Al volver a Inglaterra estuvo ingresado con tuberculosis en un sanatorio, tras la cual se fue a Marruecos para recuperarse. Orwell opinaba que si bien se necesitaba un cambio radical en las sociedades occidentales, y por tanto en los países capitalistas, el estalinismo representaba una amenaza a los principios que lo sustentaban.

Orwell se sustentó escribiendo reseñas de libros para el New English Weekly hasta 1940. Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro de la Home Guard, en donde recibió la Medalla de la Defensa. Sus pensamientos de aquellos años han quedado grabados en su libro Diario de guerra 1940-1942. En 1941 comenzó a trabajar para el Servicio Oriental de la BBC, principalmente en programas para ganar el apoyo de la India y el este de Asia a los ejércitos aliados. Era consciente de que su trabajo en esta época era simple y propagandístico, por lo que describe sentirse como «una naranja que ha sido pisoteada por una bota muy sucia». A pesar de los buenos ingresos, renunció en 1943 para convertirse en columnista y editor literario del Tribune, la revista semanal de tendencia izquierdista que entonces dirigían Aneurin Bevan y Jon Kimche.

En 1949 Orwell entregó una carta a una amiga, Celia Kirwan, que trabajaba para una sección del Foreign Office (o Ministerio de Asuntos Exteriores), dedicada en esos días a organizar unas conferencias sobre el estalinismo. Celia se dirigió a Orwell solicitándole nombres susceptibles de aceptar. Orwell también incluyó una lista de treinta y ocho escritores y artistas que consideró en su momento con inclinaciones procomunistas y que no tendrían intención en participar en dichas conferencias. En la lista, que no fue publicada hasta el 2003, se incluyeron numerosos periodistas - entre ellos el editor del New Statesman, Kingsley Martin - pero también a los actores Michael Redgrave y Charlie Chaplin. En octubre de 1949, poco antes de su muerte, se casó en segundas nupcias con Sonia Brownell. Orwell murió en Londres a la edad de 46 años, de tuberculosis. Pasó los tres últimos años de su vida entre hospitales. Poco antes de morir, pide ser enterrado de acuerdo al rito anglicano. Falleció el 21 de enero de 1950. Sus restos reposan en Sutton Courtenay, Oxfordshire.
 
José María Pemán y Pemartín (1897 – 1981)

Procedía de una familia reaccionaria de la buena sociedad de Cádiz. Estudió el bachillerato en el colegio del Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz. Entró en contacto con los jesuitas a través de la Congregación mariana conocida como Los Luises en la que aprendió alguna de las líneas maestras del activismo que desarrollaría en el futuro. Hizo el servicio militar en Cádiz en el cuartel de artillería de La Bomba. A Sevilla irá a estudiar Derecho, carrera necesaria para todo joven con aspiraciones, doctorándose en Madrid. Durante dos años trabajó como penalista pero, como auténtico humanista y ciudadano libre, su habitus social le permitió decidir por sí mismo qué hacer, cómo y cuándo, sin obedecer más que a las leyes civiles. Protegido de la necesidad, dispuso del tiempo suficiente para cultivar amistades, leer, escribir, meditar o curiosear en la cosa pública.

La formación literaria de Pemán fue de un riguroso clasicismo español y grecolatino. Hacia 1920 entra en contacto con el modernismo tardío gaditano y, más tarde, con la poesía de Gabriel y Galán (1870-1905) y la poesía castellana. Su primer poema conocido es el Nocturno a Margarita, escrito a los 14 años y en el que cándidamente se cita a sí mismo. Su inicio literario fueron las justas poéticas belle époque (juegos florales). Obtuvo el primer premio en su ciudad natal, cantando en su centenario al beato fray Diego José de Cádiz. En los Juegos Florales de Sanlúcar de Barrameda (agosto de 1922) en los que fue mantenedor el patriarca del periodismo José Ortega Munilla, obtuvo la «flor natural» con una composición titulada El Viático, que se hizo muy famosa y con lo que comenzaría su carrera de escritor. Por estos méritos, a los 23 años fue elegido académico de número de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz,15 en la que leyó un discurso de ingreso sobre La poesía hispano-americana. Escribió obras de tema costumbrista andaluz. Desde muy joven adquirió la gentil costumbre de enviar ejemplares dedicados de sus libros recién publicados a personalidades que podían ayudarlo. De esta manera conoció a Ángel Herrera Oria, que le permitió escribir en El Debate. Heredó una "finca de recreo" con viñedo en Jerez de la Frontera adonde se retiraba a escribir. A los 27 años contrajo matrimonio con María del Carmen Domecq Rivero Núñez de Villavicencio y González, de familia prócer jerezana.

En tanto que intelectual católico-neoescolástico Pemán amaba la «buena sociedad antigua», simbolizada por el ideal de la «buena Iglesia antigua» y el «buen rey antiguo». De la Monarquía admiraba la substancialidad elitista de la nobleza española y, en particular, envidiaba su «poder social sobre el tiempo»; es decir, el poseer y dominar todo lo «antiguo», las cosas presentes que pertenecen al pasado. No se consideraba a sí mismo un político pero, prestó un apoyo ideológico importante a la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1929). Pemán creía que la Unión Patriótica (UP) era una fachada democrática necesaria para que la dictadura monárquica no se convirtiera en despotismo. Fue nombrado secretario de la Asamblea Nacional Consultiva primorriverista por el dictador jerezano (y pariente) y, un poco antes, en julio de 1927, presidente en Cádiz de UP con lo que se convirtió en uno de los principales poderes fácticos de la región.

Desde su cargo Pemán fue uno de los máximos responsables de que el viejo cacicazgo persistiese. En este sentido, tras ser obligado a dimitir de presidente de UP de Cádiz el cacique gaditano Luciano Bueno Sáenz, Pemán ocupó su puesto y recomendó a Ramón de Carranza y Fernández de la Reguera para su designación como alcalde (no electo) de Cádiz en 1927. Hacia el final de la Dictadura era ya un personaje público consolidado que aparecía con mucha frecuencia en la prensa nacional. La devoción de Pemán por la Monarquía se acrecentó aún más cuando fue nombrado Gentilhombre de cámara con ejercicio a propuesta de la Real Academia Hispano Americana de Cádiz. Con el advenimiento de la Segunda República dicho cargo fue suprimido. Había en aquel momento 520 Gentileshombres de Cámara con ejercicio en activo. Por la misma época fue armado caballero y tomó el hábito de la Orden de Montesa en la iglesia de la Concepción Real de Calatrava.

En su declive parece que el dictador Primo de Rivera le había ofrecido los cargos políticos de director general de lo Contencioso, de Bellas Artes y el Ministerio de Instrucción Pública. Ofertas estas en las que intuitivamente Pemán se mostró elusivo. A la caída de Primo de Rivera Pemán se mostró enormemente inquieto por su futuro político. No se sabía hasta qué punto se pedirían responsabilidades a los colaboracionistas del antiguo régimen.Presidente del Ateneo Gaditano desde 1927, en 1930 Pemán había sido rechazado como reacción antiprimorriverista. Desde el periódico local gaditano La Información había defendido su paradigma ideológico antiliberal y antiigualitario, construído sobre el tetralema «Familia, Patria, Religión y Monarquía». Pemán debió adaptarse a su nuevo entorno sin perder su esencia.

Posteriormente empezó a cultivar el periodismo político a mayor escala, escribiendo primero en El Debate y luego en el Abc de Madrid. En 1932 se incorpora al partido derechista gaditano Acción Ciudadana (AC). Emerge en la escena política esta vez como un combativo mitinero antirrepublicano, monárquico y ultraconservador. Como buen ex-primorriverista insistía en su carácter apolítico ya que, proclamándose inhabilitado para ejercer cargos públicos, acudía a las agrupaciones de la derecha sólo cuando lo llamaban.

Por aquellos días su espíritu se encontraba inmerso en lo que Polanyi llamaba «una situación fascista» donde realmente no había manera de saber si un discurso político, una obra de teatro, un sermón, un desfile, una metafísica, una corriente artística, un poema o el programa de un partido eran fascistas o no. En agosto de 1931 fue elegido Presidente del Ateneo de Cádiz el también alcalde Enrique Álvarez López (de Izquierda Republicana), quien en junio de 1932 hubo de abandonar la alcaldía, la dirección del Instituto de Segunda Enseñanza "Columela" y la presidencia del Ateneo al trasladarse por concurso-oposición al Instituto "Cervantes" de Madrid. En julio de 1932 Pemán opta por segunda vez a la presidencia del Ateneo Gaditano ganándola en segunda votación por 32 votos contra 31. Al poco tiempo invitó a su amigo Eugeni D'Ors a que impartiese un ciclo de conferencias en Cádiz. Colaboró en la revista reaccionaria Acción Española, fundada por la aristocracia bajo la advocación de la Cruz de Santiago y auténtico vivero de ideólogos activos y conceptivos. La revista se definiría como "partidaria del mando único, de la tradición, de la autoridad, de la organización corporativa y enemiga del parlamentarismo demo-liberal ".

En enero de 1933 funda con otros Renovación Española, un partido político integrista defensor de la restauración de Alfonso XIII (del que sería líder José Calvo Sotelo), con apoyos importantes entre la aristocracia y el caciquismo rural. Este partido tuvo un desairado maniobrar político en el seno de la derecha y terminó en un apoyo económico a Falange Española (pacto del Escorial, agosto de 1933 y 1934). La opinión que merecía a Pemán la democracia parlamentaria liberal era muy ligera. Sin embargo se interesó por el escaño parlamentario democrático presentándose a diputado por Badajoz (1931) y por Cádiz (1933), obteniendo escaño (e inmunidad) en la segunda oportunidad como monárquico independiente. Tras el fracaso de La Sanjurjada estuvo algunos días alojado en Gibraltar.

Con respecto al mundo femenino, Pemán fundó y dirigió la revista especializada Ellas (semanario de las mujeres españolas) que apareció el 29 de mayo de 1932. Criticada como "católica, fascista y antisemita", la revista fue lanzada para captar el voto del nuevo estamento electoral (femenino), considerado poco maduro. La mayor parte de sus redactores doctrinarios, que procedían de Acción Española (Honorio Maura Gamazo, Armando Palacio Valdés, Blanca de los Ríos, Conde de Vallellano, Víctor Pradera, Marqués de Lozoya, Pedro Sáinz Rodríguez, Joaquín Arrarás, Luis Araujo-Costa entre otros), adolecían de una evidente misoginia estructural.

Pemán decía a voces a sus lectoras lo que musitaba a sus lectores. En el editorial del 12 de marzo de 1933 Pemán concluye pidiendo a la mujer ayuda para la implantación en España del fascismo (italiano) porque en él encontrará su asiento el feminismo [...] "No elegiréis los gobiernos con vuestros votos, pero predestinaréis con vuestra simpatía a los jefes nacionales". La revista tuvo poco impacto con escasa publicidad. Regalaba a sus nuevos subscriptores un ejemplar del "Divino Impaciente". Duró hasta mayo de 1936. Adquirió mucho renombre la página de cocina a cargo de Teodoro Bardají. El 8 de diciembre de 1934 Pemán firma su adhesión al manifiesto del Bloque Nacional. A finales de 1935 aparecieron sus famosas «Cartas a un escéptico en materia de formas de gobierno» en las que reprueba tanto a la monarquía liberal y parlamentaria como al accidentalismo que propugnaba la CEDA. Las circunstancias habían llevado a Pemán durante la República al neotradicionalismo radical: rechazaba la concepción liberal de la monarquía por otra inspirada en una supuesta tradición nacional paternalista-medieval-orgánica, fundamento de un estado pretendidamente nuevo, católico y corporativo.

Tras la muerte violenta de Calvo Sotelo escribió: "España tiene desde ayer un mártir [...]. De esto no hay nada que decir. ¡Hay mucho que hacer !. ¡Y por Dios y por Santiago que se hará! " Sobrevenido poco después el golpe militar de julio de 1936 Pemán, que se encontraba en el campo, se puso desde un primer momento a las órdenes del comandante insurrecto marqués de Casa Arizón, en Jerez de la Frontera. Desde el inicio de la Guerra Civil española Pemán fue consecuente con sus ideas y se comprometió apasionadamente con los golpistas, como tantos otros autores reconocidos (Unamuno, Marquina, Benavente, Azorín, Baroja, Manuel Machado, Gerardo Diego, Pérez de Ayala, etc.). Los intelectuales tenían una forma especial de luchar: usando sus silencios, sus adhesiones y su prestigio en la propaganda persuasiva se dirigían a la mente y al corazón de la gente, manipulando sus emociones e ideologizando sus conciencias. Como propagandista, se cree que el numen brillante de Pemán inspiró las dos joyas semánticas del bando sublevado: Cruzada y Movimiento Nacional. Desde un principio Pemán adquirió el sobrenombre de «Poeta alférez, que siente, canta y vive la nueva Epopeya Nacional».

Existen pocas evidencias historiográficas sobre los pasos de Pemán en aquellos brutales días de represión "en caliente". Se sabe que el mismo 24 de julio de 1936, emulando al general-locutor Gonzalo Queipo de Llano, desde las ondas de Radio Jerez arengó: «La idea de turno o juego político, ha sido sustituida para siempre, por la idea de exterminio y expulsión, única salida válida frente a un enemigo que está haciendo de España un destrozo como jamás en la historia nos lo causó ninguna nación extranjera ». Apologeta católico del orden y del caudillaje, Pemán se definiría como un falangista «mitad poeta, mitad monje». Convertido en ideólogo de la nueva situación, estaba convencido de que la guerra era «el choque de dos entusiasmos». Se haría acreedor a la victoria el que mejor canalizara el de su bando. Se convirtió enseguida en el bardo de lo que se vino en llamar el Alzamiento Nacional y en el fomentador de entusiasmos de la zona sublevada a través de su encendido verbo (“príncipe de la elocuencia castellana” que causaba admiración por el “galope desbocado de su bélico potro verbal”), su poesía de guerra o su prosa soberbia. Pemán empezó a pulular en actos de exaltación religiosa y patriótica con arengas y discursos, recorriendo aquí y allá las zonas reconquistadas por los sublevados; debido a la precariedad logística se desplazó en ocasiones por su cuenta en el "Rolls" de su pariente el sportman jerezano José Domecq de la Riva, apodado "Pepe Pantera", que lo acompañaba gustoso como chófer.

Pemán y los poetas de su bando querían "movilizar" para las armas también a la Poesía mediante un lenguaje español del alma o supranaturalista: una mezcla confusa de abstracciones metafísicas (del Ser Absoluto, del Espíritu, de Fe, de Valores Eternos, de Nuevo Renacimiento, etc.), de sinécdoques, de viejos mitologemas y de elaboraciones semánticas (tradicionalidad, destino divinal, cielo teológico etc.) incrustadas en una matriz épica violenta vagamente excitante.

Con categoría de ministro, fue nombrado por Franco presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza de la Junta Técnica del Estado (1–10–1936/29–1–1938). Él y sus ayudantes -Vegas Latapie y Suñer Ordónez- sumieron su papel de inquisidores y adoptaron con toda fidelidad los principios antiintelectualistas del integrismo católico, en contra de los principios republicanos, laicos y modernos, representados por la Institución Libre de Enseñanza. Pemán desempeñó un papel destacado en la definición y eliminación de lo que consideraron la «Anti-España». Se empezó por la depuración del personal funcionarial docente. Pemán pretendió una depuración punitiva y preventiva y lo consiguió. No sólo decapitó al Magisterio al eliminar a sus miembros más valiosos, sino que su lugar fue ocupado por miles de voluntarios oficiosos arribistas, excombatientes, mutilados de guerra, excautivos y otros redimidos adictos al régimen.

Aunque Pemán se autoexculpara 17 años más tarde,la actuación de este equipo (monárquicos del grupo de Acción Española) fue sumamente eficaz: entre 15.000 y 16.000 sancionados, de los que 6.000 maestros fueron separados definitivamente de la enseñanza, 3.000 fueron suspendidos de empleo y sueldo y alrededor de 6.000 perdieron su plaza al ser trasladados forzosamente de su localidad. Se puede estimar que, aproximadamente, un tercio de los catedráticos de Universidad fueron represaliados. Pemán fue también responsable, durante cuatro meses, de la Oficina de Prensa y Propaganda. Los libros en general fueron clasificados como buenos o malos y éstos expurgados. La enseñanza de la Historia como vía de transmisión de valores fue uno de los pilares de la escuela del franquismo, y precisamente, motivo de exilio de muchos maestros. Aunque tuvo el pudor de no optar a ninguna cátedra universitaria, en 1942 Pemán fue presidente del tribunal de oposiciones a catedráticos de Instituto de Historia de España e incluso había hecho sus pinitos como historiador con un texto oficial para las escuelas públicas de la nación.

La Historia oficial más conocida es la monumental "Historia de la Cruzada Española", obra canónica de la propaganda franquista sobre la Guerra Civil en la que participaron Joaquín Arrarás, José María Pemán y la dirección artística del dibujante y pintor carlista Carlos Sáenz de Tejada. Disuelto por Franco el partido Renovación Española, fue substituído por un provisional "Grupo Acción Española". Su presidente, Pemán, dio su conformidad con los términos del Decreto de Unificación y se integró en FET de las JONS. Así importantes contingentes monárquicos alfonsinos y otros de la CEDA, que no habían tenido milicias (paramilitares) y que habían quedado dispersos por la guerra, ingresaron colectivamente en el nuevo conglomerado por invitación expresa de Franco (tuvieron, por tanto, la misma condición de “militantes” que los de la Comunión Tradicionalista y Falange). Pemán quedó integrado oficialmente en el Régimen nacional-sindicalista a un nivel superior. En octubre de 1937 Franco creó el Consejo Nacional de FET y de las JONS. La lista de los cincuenta consejeros comienza por Pilar Primo de Rivera, Tomás Domínguez Arévalo, el general Queipo de Llano y José María Pemán.

Nunca luchó en los frentes. Nombrado Alférez Provisional Honorífico, lo que más gustó a Pemán durante esta época fue el turismo de guerra de pompa y circunstancia: recorrer los frentes y pronunciar discursos, visitar a los generales en sus puestos de mando, pasearse con uniforme militar o de Falange por las ciudades de la retaguardia, deleitar dando conferencias o alternar en los hospitales con heridos y enfermeras En mayo de 1938 viajó a Roma junto a Millán Astray. A su vuelta, ahíto de emoción, en el mismo barco escribió un artículo titulado "Esto os traigo de la Fuente misma...".

En 1938 publicó en Zaragoza su monumental Poema de la Bestia y el Ángel. La redacción de este largo poema, lleno de alegorías, le llevó un año entero. En la introducción el autor se compara así mismo con Cellini y Goethe. El Poema de la Bestia y el Ángel llegó a ser considerado como el paradigma épico de la Nueva España y de la Cruzada. Esta obra desacreditó a Pemán particularmente por su antisemitismo gratuito. Pemán colaboró también con los departamentos de propaganda de Falange en cuantas ocasiones fue requerida su pluma.

Aunque no destacó como orador parlamentario, Pemán pronunció centenares de brillantes discursos políticos, académicos, panegíricos y de circunstancias. Como ejemplo de los excesos de entusiasmo suscitados por su oratoria se cita el incidente del 12 de octubre de 1936 cuando se conmemoraba en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el Día de la Raza. Pemán asistió expresamente invitado por el Rector Miguel de Unamuno, cuyo Claustro un mes antes había suscrito urbi et orbe un ardoroso "Mensaje a las Academias y Universidades del mundo acerca de la Guerra Civil española" donde se justificaba el alzamiento y se condenaba a la República, solicitando solidaridad y apoyo internacionales. Pero Unamuno hubo de darse cuenta de su error. Comenzó a hablar el Decano José María Ramos Loscertales seguido del dominico Vicente Beltrán de Heredia, catedrático que sería de Ciencia (sic) Escolástica, y fue seguido por Pemán, que leyó un texto de exaltación de la juventud española, con pronunciamientos en torno a su tesis favorita de los españoles como pueblo de Dios y la impactante apelación a «España y siempre España y nada más que España». Le siguió el profesor Francisco Maldonado de Guevara en el mismo estilo. Ambos desarrollaron sus vibrantes «oraciones universitarias de Hispanidad» en las que, como reconoció Pemán, existió un exceso de vehemencia. Fue a continuación cuando inopinadamente Unamuno se levantó y pronunció sus célebres airadas palabras donde al «Venceréis pero no convenceréis, venceréis porque tenéis la fuerza pero no convenceréis porque os falta la razón» del rector de la Universidad replicó el tuerto y manco general Millán Astray, por entonces a punto de hacerse cargo de la propaganda de Franco, con un «¡Mueran los intelectuales!». Según la versión posterior de Pemán, Millán realmente dijo «¡Mueran los falsos intelectuales traidores, señores!».

Hugh Thomas cita que al final de otro discurso en Sevilla Pemán llamó a Gonzalo Queipo de Llano «la segunda Giralda». En su afán propagandístico comprometió el carisma del pusilánime músico gaditano Manuel de Falla, quien se avino a adaptar el "Canto de los Almogávares", de Los Pirineos de Felipe Pedrell, a su "Poema de la Guerra" como un Himno Marcial (para voz, piano y tambor) dedicado al ejército de Franco. Terminada la contienda, Pemán compuso un "Soneto a José Antonio".

En 1943 José María Pemán decidió donar una nueva imagen de la Virgen a la Hermandad del Nazareno de Santa María de Cádiz que había quedado destruída en 1936. Pemán, muy vinculado a la Cofradía (de la que fue su Prioste desde 1931 a 1981), encargó al también gaditano escultor Juan Luis Vassallo la hechura de la nueva Dolorosa, que se conserva hasta nuestros días. Su afición al carnaval gaditano, la forja de tópicos como el de Lola la Piconera, su mito de gloria de las letras y su apego a las tradiciones de Cádiz le convirtieron en un héroe local al que se destinaría un enterramiento especial.

Queriendo consolidar su carrera literaria, el 6 de marzo de 1936 se postuló, en candidatura única, a miembro de número de la Academia de la Lengua, que le aceptó el 26 de marzo. Se trataba de cubrir la vacante dejada por Emilio Cotarelo dos meses antes. La guerra paró su ingreso. Pero siendo Pemán ministro (presidente de la Comisión de Educación y Cultura), Franco se propuso controlar desde Salamanca la cultura oficial, de cara al exterior, agrupando a los escasos académicos residentes en la zona franquista. Surgió de la fantasía de Eugeni D’Ors la idea de crear un organismo en el que, reunidas todas las Academias, se pudieran realizar sesiones más o menos espectaculares. Por decreto de Franco de 1 de enero de 1938 se funda el Instituto de España.142 En su virtud los académicos dispersos debían reingresar prestando un extraño juramento preceptivo. El director legítimo de la Real Academia de la Lengua había sido Menéndez Pidal. Aunque éste no había sido perseguido por el régimen, en el artículo 9º del decreto Franco designa a Pemán su director accidental aun sin ser miembro numerario. Un año después, en diciembre de 1939 leyó Pemán su discurso de admisión y tomó posesión del sillón "i". En la sesión de 6 de enero de 1940 tomó posesión en propiedad de su cargo de director.

El monarquismo alfonsino (componente del conglomerado franquista) al que pertenecía Pemán, iba tomando distancias del excesivo protagonismo falangista. El 13 de julio de 1940, en la última de una serie de conferencias sobre José Calvo Sotelo, en un acto solemne celebrado con asistencia de Ramón Serrano Suñer147 en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Pemán pronunció un intencionado discurso. Explicó a su manera que el auténtico artífice del Nuevo Estado español había sido José Calvo Sotelo y que José Antonio Primo de Rivera habría aportado meramente los gestos, los símbolos y la retórica. Suscitó una reacción airada entre los dirigentes del Régimen y la indignación de Miguel Primo de Rivera, hermano de José Antonio, que dirigió una carta muy injuriosa al director de la RAE acusándolo de "desafección al Régimen". Inopinadamente, Pemán le contestó retándole a duelo. Los padrinos serían Camilo Alonso Vega y Ricardo Rada por Pemán y Manuel Mora-Figueroa y Manuel Halcón por Miguel Primo. Los padrinos no podrían solicitar la presencia de un sacerdote, dado que todas las iglesias condenaban el duelo con firmeza. Ante el escándalo que suponía para el Régimen, todo se arregló y no hubo nada. Pero José Ibáñez Martín, a la sazón Ministro de Educación Nacional, por Orden publicada en el BOE de 24 de julio de 1940 cesaba a José María Pemán del cargo de director de RAE, nombrando en su lugar al andaluz Francisco Rodríguez Marín. También su nombre desapareció del nuevo Consejo Nacional de FET y dejó de escribir en ABC durante dos años. Pemán sufrió un shock. Tras este baldón, Pemán comprendió y para siempre subordinó sus ambiciones políticas a las literarias.

En 1941 recorre Argentina, Chile, Perú etc. pronunciando conferencias sobre espiritualidad histórica hispanoamericana (una sola fe en una sola lengua). A la muerte de Rodríguez Marín Pemán es nombrado de nuevo director de la Real Academia aunque en diciembre de 1947 debe renunciar a la reelección para que le fuera devuelto en justicia el cargo a Ramón Menéndez Pidal (desplazado por Pemán en 1939 como director legítimo que había sido durante la República) y que había regresado de su breve exilio. Como director de nuevo de la Academia durante algunos años de la posguerra Pemán fue Procurador en Cortes (BOE nº 54, de 23.02.1945, página 1526) y estuvo obligado a presidir y hablar en numerosos actos oficiales de propaganda del Régimen, esta vez con una oratoria matizada de "encaje de bolillos" o "de orfebrería fina".

Volvió el matrimonio Pemán al turismo de Hispanidad en 1948, donde fue elegido miembro de la Academia Argentina de Letras. Su periplo en Buenos Aires se inició con un ciclo de 6 conferencias pronunciadas en el Teatro Cómico sobre "Panorama de España y el Mundo". Aprovechó para estrenar allí tres de sus obras de teatro con la actriz Lola Membrives y Antonio Martelo tituladas "La Casa", "El Río se entró en Sevilla" y "Toda la Verdad". En un tercer viaje por Centroamérica fue agasajado por Trujillo y Perú le concedió la Gran Cruz de la Orden del Sol. Elegido miembro de la Real Academia de Jurisprudencia en la década de los 60, no presentó su discurso de ingreso en la corporación dentro del plazo reglamentario y sus correspondientes prórrogas, por lo que la Academia declaró vacante su plaza.

Terminada la 2ª Guerra Mundial con la derrota de los fascismos, los moralistas ya no predicaron el heroísmo sino la sabiduría.158 La antinomia fascista/antifascista fue rápidamente substituída por la antinomia comunismo/anticomunismo. Transmutado en "liberal educado", en sus propias palabras,159 en esta etapa de su vida Pemán, que ya se iba convirtiendo en Gloria Nacional de las Letras, se comprometió obsesivamente, en sus actos y en sus escritos, en la sucesión de Franco por una monarquía sustentada en el pretendiente «natural» al trono de España, exilado en Estoril (Portugal), don Juan de Borbón Battenberg. conde de Barcelona. Como Procurador en Cortes que era, en junio de 1943 Pemán no se había adherido, al parecer, al grupo de 27 procuradores que presentó al Jefe del Estado una petición formal conocida como el Manifiesto de los Veintisiete en favor de una rápida restauración monárquica. Hay alguna opinión en contra aunque desde luego no fue represaliado como otros. Si bien algunos monárquicos se exiliaron Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena, Alfredo Escobar Ramírez y otros formaron una corriente monárquica contemporizadora. Consistía en estar a bien con el Movimiento y con Estoril hasta que el general Franco declinase. Les gustaba aquel régimen católico, sin partidos y sin revolucionarios, pero todo aquello tenía que estar regido por el rey don Juan III, a lo que Franco se oponía sistemáticamente.

Presidió el consejo privado del conde de Barcelona (formado por cortesanos virtuales) entre 1960 y 1964. Se consultaban, emitían comunicados y manifiestos y todos los años se reunían a almorzar en Villa Giralda. Pemán tuvo que dimitir, al parecer porque sufrió un ataque cerebral en un viaje a Ceuta en agosto de 1964.163 Siguió militando a título honorífico manteniendo además una buena relación con el régimen de Franco.

Seguiría dedicando sus esfuerzos a la causa monárquica procurando, mediante un prudente colaboracionismo con el régimen franquista, el acercamiento a modelos políticos occidentales. La causa juanista fracasó en julio de 1969 al ser designado por Franco el príncipe Juan Carlos como sucesor a titulo de rey. El Consejo privado y el Secretariado político fueron disueltos. No obtuvo título nobiliario ni de Franco ni de la dinastía, los que sirvió con lealtad. Pero dos meses antes de su muerte Juan Carlos I le impuso el collar de la Orden del Toisón de Oro, en cierto modo equivalente a un título nobiliario, si bien no transmisible.

La Universidad de Sevilla lo nombró en 1974 doctor honoris causa de la Facultad de Filosofía en Cádiz (cursos de verano). Sus últimos años los pasó muy quebrantado por una enfermedad neurodegenerativa que limitó grandemente su actividad. Pemán nunca dejó escrito alguno (a pesar de lo mucho que escribió sobre su religión privada) que lo adscribiera al Opus Dei en sus últimos años, como parecen postular con afán algunos de sus asociados. A veces usaba en sus autógrafos el membrete de Montesa.

Murió cristianamente en su casa de Cádiz con un crucifijo entre las manos. Enterrado inicialmente junto a su esposa en el cementerio de Cádiz, en la actualidad sus restos reposan en la cripta de la Catedral de Cádiz en una tumba reservada para él desde muchos años antes.

Aunque con una obra previa exitosa entre la gente bien, una vez terminada la Guerra Civil supo instalarse económicamente en las Letras del Régimen con una producción literaria extensa: siete tomos de las obras completas, 93 comedias y obras teatrales, 28 novelas y cuentos, 43 capítulos de El Séneca, cientos y cientos de artículos periodísticos publicados en los principales periódicos y revistas, así como numerosas conferencias, charlas e intervenciones, no sólo en España sino en la América de habla española. No hay evidencias de colaboraciones radiofónicas.

Su obra inundó librerías, teatros y cines sin problemas de mercado. Junto a Bohórquez, Écija y otros socios se implicó en el negocio editorial, primero en Cádiz y luego en Madrid. La Editorial Escelicer (Establecimientos Cerón y Librería Cervantes S.L. 1938) publicó la mayor parte de su obra. Cultivó todos los géneros literarios con su estilo inclasificable equidistante entre el clasicismo, el neopopularismo y el modernismo en un momento histórico en que su perfil político de escritor y su relevancia pública ejercieron por sistema como criterios de evaluación artística.

El elogio inmotivado o la exaltación hueca fueron recursos comunes de la crítica literaria a Pemán. En 1957 se le concede el premio March de Literatura; en 1959 se le nombra presidente de la Comisión Interprofesional de Autores; y en 1970 gana el premio Blasco Ibáñez de novela. Obtuvo el premio Espinosa Cortina, la máxima recompensa española para obras teatrales y el premio Mariano de Cavia, el máximo galardón para artículos periodísticos. El régimen de Franco lo cultivó "como una orquídea".

Publica su Elegía de la tradición de España (1931), colabora en Acción Española. Su libro Las flores del bien (1946), está considerado como la cumbre de su poesía no épica. No olvidó tampoco la poesía deportiva. Como estrenista cultivó las comedias de tesis ("La Casa" 1946, "Callados como muertos" 1952), las comedias de costumbres y el drama histórico-religioso en verso ("El divino impaciente", "Diario íntimo de la tía Angélica", "Cuando las Cortes de Cádiz", "La Santa Virreina", "Por la Virgen Capitana", "Metternich", "La hidalga limosnera, "Almoneda", "Vendimia" y "Cisneros"), la temática andaluza (Noche de levante en calma) y la comedia costumbrista ( La viudita naviera, Julieta y Romeo, y El viento sobre la tierra). Su estreno más irreverente fue el de la farsa castiza Los tres etcéteras de don Simón (1958). Realizó adaptaciones de obras clásicas (Antígona y Edipo). Como narrador mostró su ingenio en novelas y cuentos. También publicó ensayos y biografías.

Durante la guerra tuvo una pequeña colaboración con Manuel de Falla en su "Himno Marcial (para voz, piano y tambor)". En los subvencionados Festivales de España, cuando colaboró con el escenógrafo Jose Tamayo, Pemán se aficionó de verdad a las representaciones de gran estilo. En junio de 1954 estrenó en Sagunto "La destrucción de Sagunto", en verso blanco con música de Joaquín Rodrigo. El mismo año en Mérida representó el "Edipo" y en 1955 el "Julio César" ambos con Richard Klatovsky, músico austríaco con el que congeniaría muy pronto. En una promoción de imagen de la Dirección General de Información estrena en abril de 1956 en Graz (Austria), con importante aparato orquestal y coral, un oratorio escenificado en colaboración con Klatovsky, titulado "Cristoph Columbus".189 190 191 En los Festivales de España de Mérida (1959) representó "La Orestiada" con música de Cristóbal Halffter. Con Joaquín Rodrigo, la "Numancia" de Cervantes (1961). Esta imparable línea musicológica estalló en Pamplona con la espectacular evocación religiosa "Luz y sonido de Javier" con música de Halffter.

José María Pemán fue un importante letrista de himnos: Himno de Cádiz, Himno de la CEDA y de su apéndice la JAP (con música de Grieg), Himno Nacional (Marcha Real), del Movimiento Nacional, de la Armada Española (1940), de las Fuerzas Aéreas (1967), del Congreso Eucarístico Internacional (1952), himno a la Coronación de la patrona de Jerez de la Frontera que un día escribiera Pemán con música de Joaquín Rodrigo, etc.

Su programa de mayor éxito para la televisión en España fue El Séneca, una serie en la que el personaje creado por Pemán e interpretado por Antonio Martelo, derrochaba sentido común, gramática y buen humor aunque para algunos realizaba una crítica inútil (que no consigue nada ni impide nada).
 
José Millán-Astray y Terreros (1879 - 1954)

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Millán-Astray (izquierda) y Franco (derecha).

Nace en La Coruña el 5 de julio de 1879, hijo de José Millán Astray (de quien tomará, uniéndolos, ambos apellidos) y de Pilar Terreros Segade. El padre, abogado de profesión y con aficiones literarias, obliga al joven José a estudiar Derecho, si bien éste aspiraba a ser militar, lo que finalmente hará. Ingresa el 30 de agosto de 1894 en la Academia de Infantería de Toledo donde sigue el programa de estudios abreviado dispuesto por el Gobierno para atender las necesidades de los conflictos de Cuba y Filipinas, graduándose con apenas 17 años como teniente segundo y sirviendo después en el regimiento de infantería Asturias nº 31. El 1 de septiembre de 1896 ingresa en la Escuela Superior de Guerra, en la que interrumpe sus estudios para incorporarse voluntario a un batallón expedicionario que zarpa para Filipinas. Durante su estancia en la isla se distingue por su valor, especialmente por su actuación en la defensa de la población de San Rafael con 30 hombres contra un número muy superior de rebeldes tagalos, hecho que le vale la Cruz de María Cristina.

A su regreso a España reingresa en la Escuela de Guerra obteniendo el Diploma del Estado Mayor. El 2 de marzo de 1906 se casa con Elvira Gutiérrez de la Torre, hija del general Gutiérrez Cámara. Se dice que después de la boda, ésta le informó de que había jurado mantener su castidad de por vida. A partir de entonces, en palabras del propio Millán-Astray, mantendrían una "relación fraternal". Por su parte, ella se encargaría de cuidar del general con verdadera devoción. Aunque si eso hubiera sido así, el matrimonio católico podría haber sido anulable. Interesado en crear un cuerpo de voluntarios extranjeros a semejanza de la Legión Extranjera francesa, va a Argelia a estudiar in situ el funcionamiento de dicho cuerpo del ejército francés. El ministro de la Guerra, general José Villalba Riquelme, manda fundar la Legión por orden de 28 de enero de 1920 y le encomienda crear después el llamado Tercio de Extranjeros, siendo su primer teniente coronel jefe y contando con la colaboración de Franco. Haría famosos los lemas "¡Viva la muerte!" y "¡A mí la Legión!". También actúa como director de la Oficina de Radio, Prensa y Propaganda del Cuerpo de Mutilados de Guerra.

Durante la Guerra de Marruecos sufrió cuatro graves heridas:

La primera se produjo el 17 de septiembre de 1921, en el barranco de Amadí es herido en el pecho cuando estaba dando órdenes para la toma de Nador.

La segunda el 10 de enero de 1922 después del combate de Draa-el Asef, se estableció el bloqueo “Gómez Arteche”. Al ser relevado por el Teniente Coronel González Tablas, fue herido en una pierna mientras se retiraba.

La tercera fue el 26 de octubre de 1924, cuando, ascendido a Coronel y camino del Fondak de Ain Yedida para tomar el mando de la columna R´gaiga, encontró la carretera cortada por el fuego enemigo. Cuando se aproximó a primera línea para arengar a los soldados del Batallón de Burgos, recibió un disparo que le destrozó el brazo izquierdo. Dicho brazo le fue amputado al habérsele diagnosticado gangrena.

La cuarta herida la sufrió el 4 de marzo de 1926, cuando se encontraba al mando de una columna, entabló combate con el enemigo y consiguió tomar Loma Redonda, dando orden de fortificarla. Mientras examinaba los primeros puestos, recibió un disparo en el rostro que le destrozó el ojo derecho y le produjo desgarros en el maxilar y en la mejilla izquierda. A causa de esta herida perdió dicho ojo y sufriría de vértigo cada vez que girase la cabeza durante el resto de su vida.

Durante la Guerra Civil Española tuvo un papel secundario en el ejército sublevado contra la II República Española. Siendo célebre el altercado que mantuvo con Unamuno el 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, al que habían asistido diversas personalidades franquistas con motivo de la celebración de la Fiesta de la Raza: el obispo de Salamanca, Enrique Plá y Deniel, el gobernador civil, Carmen Polo Martínez-Valdés y el propio Millán-Astray. Lo que sucedió, según cuenta Hugh Thomas es lo siguiente: el profesor Francisco Maldonado, tras las formalidades iniciales y un apasionado discurso de José María Pemán, pronuncia un discurso en que ataca violentamente a Cataluña y al País Vasco, calificando a estas regiones como "cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, que es el sanador de España, sabrá cómo exterminarlas, cortando en la carne viva, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos. "

Alguien grita entonces, desde algún lugar del paraninfo, el famoso lema "¡Viva la muerte!". Millán-Astray responde con los gritos con que habitualmente se excitaba al pueblo: "¡España ..."; ".. una!", responden los asistentes. (Algunos jóvenes estudiantes falangistas (según otros carlistas) intentan enmendar el viva la muerte con vivas a Cristo Rey y a la paz misericordiosa pero son apagados por los ensordecedores gritos de ritual pseudorracionales y acaban siguiéndolos).
- "¡España ...", vuelve a exclamar Millán-Astray; ".. grande!", replica el auditorio.
- "¡España ...", finaliza el general; "... libre!", concluyen los congregados.
Después un grupo de falangistas ataviados con la camisa azul de la Falange hacen el saludo fascista, brazo derecho en alto, al retrato de Franco que colgaba en la pared. Se intenta así enmendar el incidente aunando esfuerzos de hermandad y moral (algo quebrada por el incidente) al unísono. Unamuno, que presidía la mesa, se levanta lentamente y dice: "Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia. Quiero hacer algunos comentarios al discurso -por llamarlo de algún modo- del profesor Maldonado, que se encuentra entre nosotros. Dejaré de lado la ofensa personal que supone su repentina explosión contra vascos y catalanes. Yo mismo, como sabéis, nací en Bilbao. El obispo -dice Unamuno señalando al obispo de Salamanca-, lo quiera o no lo quiera, es catalán, nacido en Barcelona. Pero ahora acabo de oír el necrófilo e insensato grito "¡Viva la muerte!" y yo, que he pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las comprendían he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. El general Millán-Astray es un inválido. No es preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me atormenta el pensar que el general Millán-Astray pudiera dictar las normas de la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se multiplican los mutilados a su alrededor."

En ese momento Millán-Astray exclama irritado "Muera la intelectualidad traidora", "Viva la muerte", aunque por el gran alboroto del público no se percibió esa frase, que fue solo oída por la gente que estaba más cerca del general, naciendo así la leyenda de que realmente dijo: "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!" (leyenda que nace de las declaraciones de Serrano Suñer, el cual no se encontraba en la universidad), aclamado por los asistentes. José María Pemán, en un intento de calmar los ánimos, aclara: "¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!". Miguel de Unamuno, sin amedrentarse, continúa: "Éste es el templo de la inteligencia, y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su sagrado recinto. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho." A continuación, con el público asistente encolerizado contra Unamuno y lanzándole todo tipo de insultos, algunos oficiales echaron mano de las pistolas, pero se libró gracias a la intervención de Carmen Polo de Franco, quien agarrándose a su brazo lo acompañó hasta su domicilio.

Tras el final de la contienda, Millán-Astray actuará como jefe de Prensa y Propaganda de la dictadura militar. Se dice que dirigiría la oficina de prensa como un cuartel militar, obligando a los periodistas a cuadrarse y alinearse al tocar el silbato. En 1941 conoce y se enamora, durante una partida de bridge, de Rita Gasset, hija de Rafael Gasset, antiguo ministro de Fomento, y prima del filósofo José Ortega y Gasset. Cuando ésta queda embarazada, decide separarse de su esposa Elvira y marchar a Lisboa ante el temor de Francisco Franco de que se produjera un escándalo, naciendo allí, el 23 de enero de 1942, su hija Peregrina. Fallece, enfermo del corazón , el 1 de enero de 1954, en Madrid, siendo director general del llamado "Cuerpo de Caballeros Mutilados de Guerra por la Patria. Su médico, el Dr. Mauro-José Rodríguez Rey, amigo personal y pupilo de Millán-Astray en la Legión, se encargó de comunicárselo al mismo Franco. Fue enterrado en el cementerio de la Almudena.