Consecuencias
La victoria en Angola fue más un éxito político que otra cosa. Gracias a ella se cortaba la racha de reveses que llevaba sufriendo la Unión Soviética desde que dos años antes el régimen socialista de Salvador Allende en Chile se derrumbara sin que la URSS moviese un músculo para evitarlo. En ese mismo año la influencia soviética en Egipto menguaba y la ansiada victoria comunista en Portugal nunca se consumó. Apoyar a los cubanos en su cruzada para salvar a Angola era un deber autoimpuesto en el Kremlin, pues estaba en juego el prestigio de la Unión Soviética. Por no hablar de que abandonar a las tropas cubanas que estaban combatiendo en Angola contra tropas pagadas con dinero estadounidense e integradas en parte por mercenarios extranjeros habría supuesto sacrificar por segunda vez al pequeño aliado del Caribe.
Gracias a la ayuda masiva de la URSS, las tropas cubanas despejaron casi toda Angola de mercenarios sudafricanos y de combatientes del FNLA, apoyado por la CIA. Además, los asesores soviéticos y cubanos comenzaron a entrenar a la población negra de Sudáfrica, concretamente a los militantes del Congreso Nacional Africano. La influencia soviética aumentó en Zimbabue y Mozambique. La victoria cubana permitió a la Unión Soviética superar las tensiones en que se hallaban sus relaciones con Cuba y permitió a los dirigente soviéticos obtener apoyos en el movimiento de los no alineados y entre los grupos de todo el mundo que apoyaban los movimientos anti-colonialistas y contrarios al apartheid. La victoria también permitió que la Operación Carlota continuase durante 16 años. Cerca de 450.000 médicos, maestros, ingenieros y soldados (Hasta 52.000 en 1988) serían enviados a Angola. Además de dar alas al país caribeño para intervenir en Etiopía y mantener programas de asistencia técnica y misiones militares en un buen número de países como Mozambique, Guinea-Bissau, Benin, Congo-Brazzaville, etc. Por contra, Gerald Ford retiró la palabra “distensión” de su vocabulario.
Sin embargo, los esfuerzos de la URSS por convertir Angola en un estado socialista no fueron tan bien. Con la idea de renovar el MPLA y afirmarlo en el Marxismo-Leninismo, los soviéticos suministraron grandes cantidades de propaganda entre los partidarios de dicho movimiento, a veces de forma incluso excesiva, con aviones enteros cargados de literatura anti-maoísta o folletos de discursos de Brezhnev . Al final la transformación del MPLA sería más difícil que distribuir propaganda y retratos de Lenin. La independencia de Neto y su proclamación de ser un teórico marxista hizo muy difícil para el Kremlin controlar al MPLA tan buen punto se estabilizó la situación militar y de hecho, algunos líderes poco gratos para Moscú ganaron fuerza cuando la guerra se acabó.
No ayudaba la diferente perspectiva cubana de la situación. Parte del premio que Cuba reclamaba por la victoria era exponer sus puntos de vista acerca de sus soluciones políticas angoleñas. Las divergencias empezaban incluso con el propio Agostinho Neto, a quién Castro tenía en alta estima y de quién los soviéticos desconfiaban.
Con el paso del tiempo, Angola se convertiría en un pozo sin fondo para los recursos de la Unión Soviética que le costó cinco mil millones de dólares en el período 1977-1988 solo en materia de ayuda. La violencia, por supuesto, no acabó en el 76. De hecho, la fecha del fin de la Guerra Civil suele ser 2003 y no 1976. El motivo es que el FNLA solo se disolvió en 1989 mientras que UNITA jamás fue realmente derrotado y gracias al apoyo de Estados Unidos se mantuvo vivo hasta su rendición y conversión en partido político en 2002. Por ello, el Pacto de Varsovia se vio obligado a desplegar una fuerza multinacional en Angola de forma permanente (Aunque no siempre fueron los mismos efectivos).
Pero quizás, el impacto más importante que tuvo el triunfo en Angola fueron las lecciones que el Politburó creyó aprender. La primera era que los Estados Unidos podían ser vencidos en conflictos locales bajo ciertas circunstancias, que se resumen en la capacidad de llevar a cabo las operaciones logísticas necesarias y de controlar y moldear las fuerzas anti-imperialistas envueltas en el conflicto (Justo lo contrario a lo que ocurrió en Vietnam). La segunda fue que la Unión Soviética podía y debía reconstruir y reformar los grupos anti-capitalistas locales en las zonas de crisis. Y la tercera y más importante fue la errónea creencia que podrían dominar el desarrollo de la política interna de los países del Tercer Mundo. Las consecuencias de esta creencia serían desastrosas para la política exterior soviética en los últimos años de la era Brezhnev.
Angola llevó a Etiopía, y Etiopía llevó a Afganistán.