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Aygar

Second Lieutenant
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May 18, 2007
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Albion needs you!

Kingmaker_news.jpg



Mi primer AAR, jugando con Inglaterra en 1399, el país renombrado a Albion y sustituida su bandera, que podría ir cambiando según se desarrollen los acotencimientos :D
Dificultad: Normal
Agresividad de la IA: Normal
Mercaderes, espías y demás en normal también.
Naciones afortunadas: Desactivado.

Cualquiera que haya jugado a Fable III reconocerá inmediatamente la bandera xD
¿El por qué del cambio? Me apetecía :)

Objetivos: Expandirme hasta convertirme en una gran potencia y crear una historia entretenida en el proceso.



Además de viciarme a los juegos de Paradox, también me gusta mucho escribir, así que voy a intentar narrar el AAR por capítulos, como si de una novela se tratase.
Pero sin hinchar demasiado la narración, que yo soy el primero que sabe lo incómodo que es leer en un monitor. (Dónde se ponga un buen libro...)

En este AAR el argumento está por encima del juego, quiero decir que si Francia me da de hostias hasta hacerme perder la partida, eso tendré que narrarlo también y dar por terminada la historia. (Al menos tendrá un final dramático ;))

También aviso de que soy bastante noob, así que en alguna screenshot veís alguna locura, por favor, avisadme xDD

PRÓLOGO, EL REY SOLITARIO

eu31b.png


Larga vida al rey, el ungido por Dios, Enrique IV de Lancaster, señor de Inglaterra e Irlanda, gobernante del reino de Albión.
1269603467_0.jpg


El rey se recostó melancólico en su trono. Conforme el siglo se iba acercando a su final, la torre blanca se le antojaba cada vez más fría y silenciosa.
Él, que había sido un magnífico jinete en su juventud, sabía de sobra que aquellos días de gloria y aventuras ya habían quedado atrás.
En su soledad, se permitió un breve suspiro al darse cuenta, de que el trono se había convertido en prisión. Nunca volvería a luchar contra los paganos en Lituania, y jamás volvería a ver las murallas sagradas de Jerusalén.
Pasó una mano regordeta por la barba espesa y desaliñada mientras con la otra llamaba a los criados.
Tres doncellas vestidas de blanco acudieron con rapidez a su llamada, y se inclinaron con cortesía con cuidado de no manchar las faldas de sus vestidos.
-Vino.
Fue la orden del monarca. Al instante las mujeres corrieron a las cocinas sin mediar palabra. Solo una vez más, Enrique se recostó aún más en su trono y cerró lentamente los ojos, quizá el sueño pudiese apartarlo un poco de su melancólica realidad.
-Su majestad... -Susurró temerosa una de las criadas, cuando el rey abrió los ojos observó a la muchacha con la mirada fija en el suelo, mientras le tendía una reluciente bandeja de plata, con una gran copa en su centro.
Enrique tomó la copa, de oro pulido y multitud de pequeñas piedras preciosas engarzadas, abundaban rubíes y esmeraldas.
Justo antes de llevarse la copa a los labios, se tomó un instante para mirar a la chica.
Joven y esbelta, el cabello color zanahoria recogido en una elegante redecilla.
Por un momento la joven alzó la vista y su mirada se cruzó con la rey, inmediatamente volvió a bajar la mirada. En ese tiempo Enrique se deleitó con sus preciosos ojos de aguamarina, brillantes y tímidos.
Sonrió y pegó un buen trago al vino, bebió tan indecorosamente que el líquido cayó de sus labios hasta empaparle la barba.
Devolvió la copa a la bandeja y eructó.
-Levántate. -Ordenó a la criada.
La joven obedeció de inmediato, nerviosa, temblorosa incluso.
Sin previo aviso el rey propinó tal guantazo a la mujer que la hizo caer salvajemente contra el suelo. El golpe resonó hasta en el último rincón de la torre blanca.
-A ese caldo infernal no se le puede llamar vino, la próxima vez que alguien me haga beber algo así no seré tan indulgente.
La doncella se incorporó entre toses para recoger la bandeja y la copa, que habían volado por la sala. Su rostro ensangrentado disimulaba las lágrimas.
-¿Otra vez golpeando a las criadas? -Preguntó una voz casi burlona desde el portón que daba acceso a la sala. -Así no llegaréis al corazón de vuestros súbditos.
-Prefiero ser temido a ser amado, Robert. -Respondió el monarca al ver de quién se trataba.
-Por desgracia, majestad... -El que hablaba era Robert Knolles, general del ejército real. Un hombre de mediana edad, robusto e imponente en su armadura de placas y su brillante capa escarlata. -...Los franceses no son como las doncellas de la corte.
-Ah sí... Francia... -Había un matiz oscuro en la voz del rey. -¿Qué nuevas hay?
-Malas, me temo. -Respondió el general caminando hasta el trono y ofreciendo un pergamino a su señor. Enrique lo tomó y empezó a leer, con cada nueva línea de texto, sus rostro iba enfureciéndose más y más. -Carlos VI de Valois... -Prosiguió el general. -...Anuncia ante los ojos de Dios y de los hombres que no hay más rey en Francia que él, y desprestiga a vuestra persona. Os llama usupardor, e incluso asegura que tenéis cuernos y patas de cabra...
-¡BASTA YA! -Bramó furioso el rey haciendo mil pedazos el pergamino.
-...Por lo que sabemos, han distribuido copias en las puerta de cada iglesia desde Calais hasta Bayona.
-¡INADMISIBLE! -Enrique golpeó el reposabrazos izquierdo de su trono hasta hacerlo temblar. -¡Si Carlos quiere guerra, por Dios que la tendrá!
-Sin embargo... -Añadió Robert con cautela. -Haríamos bien en considerar otras opcioens, además de la guerra abierta.
-¿Qué sugieres? -Enrique nunca había sido un hombre sutil.
-Ayer llegó esta carta con el sello de Felipe de Borgoña. -Robert mostró al rey un nuevo pergamino. -A grandes rasgos, nos conmina a mantener nuestra alianza y prestarle nuestra ayuda en la guerra que mantiene con Bar.
-¿Qué nos importa a nosotros? -Refunfuñó el rey. -No tenemos nada que ver con los delirios de grandeza de ese bastardo.
-Aún así... -Robert Knolles, parecía tener una paciencia inagotable. -Bar está aliado con el ducado de Saboya, si intervenimos podríamos invadir Niza, y ganar un puerto en el mediterráneo.
-Entiendo... -Al fin el cerebro del viejo rey comenzaba a funcionar.

eu37.png


desembarco_de_van_der_does02.jpg


-¡Cargad!-La infanteria italiana apenas pudo contener la marea roja que era el ejército real. Y cuando la caballería desembarcó, recorrió la playa dejando tras de si una nube de polvo y arena tan grande que el día a punto estuvo de convertirse en noche.
Algunos cayeron por las traicioneras flechas de los italianos, pero la mayoría golpearon el frente Saboyano con tal ímpetu que destrozó sus líneas y provocó una estampida general. Con sus ejército presa del pánico, Amadeo de Saboya dio el día por perdido y se retiró al norte para combatir a Bretones y Borgoñones.
Francia apenas pudo hacer caso de lo ocurrido, demasiado ocupada estaba entonces guerreando con sus vasallos...

eu38copia.png


"Pero cuando Carlos ponga orden en sus propias tierras... mirará a las de los demás, y no verá con buenos ojos nuestra presencia en italia..." -Pensó Robert desde las ruinas humeantes de lo que había sido el campamento Saboyano durante el desembarco.
Ya no había vuelta atrás.
 
Bien por el AAr, a ver si nos vamos animando.... Esto, una sugerencia... podria poner las imagenes en jpg? pesan un pco, y tardan en cargarse.
 
Bien por el AAr, a ver si nos vamos animando.... Esto, una sugerencia... podria poner las imagenes en jpg? pesan un pco, y tardan en cargarse.

Claro, yo las había puesto en PNG para que no perdieran calidad pero tampoco había pensado en eso.
Las siguientes en JPG.
 
El mapa del EU3 (hasta el HttT) es feo de cojones. Nada como un buen mod :)

Me'punto!
 
El mapa del EU3 (hasta el HttT) es feo de cojones. Nada como un buen mod :)

Me'punto!

Pues la verdad es que sí xD, intenté usar el Rising Nations o el Whole World para este AAR pero parece ser que con el último parche no son compatibles.
O a mi al menos no me dejan arrancar el juego.
 
el Hand Draw me ha gustado bastante, el TOT también, pero creo que me decanto por el primero.
Bueno las screenshots del capítulo siguiente ya están tomadas así que el mapa seguirá siendo el vanilla :D
Pero a partir del capítulo III ya cambio el mapa.
Con respecto al capítulo siguiente, el devenir de los acotecimientos da lugar a un pequeño cambio de bandera:

OldGuardFlag.png


Dos (chapuceras) flores de Lis...
 
Me alegro que te sirva y a la espera del siguiente :D
 
Capítulo 1: La guerra con Francia


Game-of-Thrones-Robert-Baratheon_450.jpg


Tras su victoria en Niza, el rey Enrique y su aliado, el duque de Borgoña; se reunieron en Calais para discutir un asunto de importancia capital.
-¿De veras necesitamos la ayuda de un miserable como éste? -Preguntó casi susurrando el rey Albionés a su general.
-Completamente, mi señor. -Respondió Robert Knolles sin perder su sonrisa.
Ambos aguardaban rodeados de hombres de armas del ejército real. Se había acordado llevar un igual número de hombres a la reunión, tanto por parte de Albión como de Borgoña, medio centenar.
Y así fue, al rato se escuchó el sonido rítmico de pies andando al mismo compás, una formación de cincuenta soldados de Borgoña; con sus capas y tabardos granates llegaron hasta las puertas del palacio.
El Duque iba a caballo sin embargo, como lo también lo hacía su portaestandarte.
-Salve. -Dijo el Duque Felipe nada más desmontar de su caballo con la ayuda de un par de criados. -Os saludo, gran rey...
Robert desvió la mirada hacia Enrique por un momento, nada complacía más al viejo monarca que las adulaciones. Debían ser cautelosos con este peligroso aliado...
-Y yo os saludo a vos. -Replicó Enrique. -Duque de Borgoña.
-Eso es precisamente lo que debemos tratar en esta reunión. -Afirmó con energía Felipe. -¿Cuánto créeis que vale una corona, mi señor?
Enrique observó con renovada cautela al Duque, así que se trataba de eso.
-Hombres, armas, caballos, sangre... -Se apresuró a contestar Robert.
-Exactamente. -Felipe se giró hacia Robert y ambos se dedicaron a aguantarse la mirada durante unos tensos segundos.
-Bueno... ¿Entramos? -Sugirió el rey de Albión a los demás. -Hablar aquí no es seguro.

Game-of-Thrones-Eddard_450.jpg


En la reunión, los ya ancianos dirigentes de Albión y Borgoña tomaron sus asientos y un poco de vino. Robert sin embargo permaneció de pie, y alerta.
-Las cosas os van bien, si no me equivoco. -Comentó Felipe echándose más vino.
-¿A qué os referís? -Quiso saber el rey.
-Ahora Londres es un próspero centro de comercio.
-Lo es, pero no estamos aquí para hablar de eso. ¿Verdad?
-Muy cierto. -Felipe terminó su segunda copa y la dejó en la mesilla que tenia al lado.
-¿Qué queréis exactamente?
-Una corona. -Replicó con serenidad el duque. -Una tan bonita y reluciente como la del rey de Francia. Y por cierto, creo que Bretones y Castellanos también están interesados. Vamos, ya luchamos juntos una vez contra ellos, podemos volver a hacerlo y esta vez... ganaremos. -Para ser un hombre tan viejo, parecía muy enérgico.
-¿Qué garantías tenemos? -Interrumpió bruscamente Robert.
-¿Garantías? Francia está desgarrada por dentro, ya no puede mantener a sus vasallos en el redil, mientras dure esta situación será débil y vulnerable.
-No hay que olvidar a los Castellanos. -Añadió Enrique, sabía de lo que eran capaces esos malditos íberos. -Aunque si ellos intervienen, quizá también lo haga Portugal.
-Bien... entonces, ¿puedo contar con vuestra fuerza, gran rey?
Enrique se giró para mirar a Robert, pero el leal general no dijo nada.
-De acuerdo, nos arriesgaremos.

Game-of-Thrones-riders_450.jpg


Meses después, llegado ya el invierno a toda Europa, Francia negó el acceso a sus centros de comercio a Albión, y esa fue toda excusa que Enrique necesitó.

10elembargofrancs.jpg


Influenciados por los Franceses, Gascogne se alzó en armas contra el buen gobierno de Enrique IV. Aquella rebelión debía ser aplastada inmediatamente.
Así que el mismo general Robert se puso al frente de 7000 hombres para devolver la paz a la región.

11larebelindegascogne.jpg


El uno de Mayo de 1406, el rey Enrique recibió una mala e inesperada noticia.
-Mi señor... No se como deciros esto...

12unnuevoheredero.jpg


-¡Habla de una vez! -Bramó estrellando la copa de oro contra las cortinas.
El tutor de su heredero, su hijo Enrique, destinado a ser Enrique V de Albión; había muerto esa misma noche por causas desconocidas. Aunque nada apuntaba a que hubiese sido asesinado. Y así se lo comunió el tutor al rey.
-¡Mientes! -Enrique echó mano de la empuñadura de su espada y el desafortunado tutor ya temió por su vida, pero para su sorpresa, el rey se detuvo cuando la hoja ya estaba desenvainada.
-¿Padre?
El tutor aprovechó el momento para escabullirse entre las sombras.
-Hija mía... -Enrique vio a su hija, la princesa María de Lancaster. No sabía cómo la habían dejado ir sola hasta la sala del trono, pero ya que estaba, decidió hablar con ella. -...Acércate. -La niña de apenas diez años caminó con ensayada prestancia hasta los pies del trono, dedicó una reverencia a su señor padre y bajó la vista.
-¡Basta ya de tanta formalidad! -El rey tomó a la pequeña entre sus brazos y la sentó en su regazo. Pasó una mano por su brillante cabello color zanahoria mientras su mirada se entristecía.
-¿Dónde está hermano, padre? -Preguntó la niña con inocencia.
-Con Dios, hija. Igual que tu madre.
-¿Puedo ir yo también? -Quiso saber ella, la bondad de la pregunta casi logró devolver el calor al corazón gélido del monarca.
-No. -Replicó el rey negando con la cabeza. -Prefiero ir yo primero y esperarte allí. Ahora escucha con atención, Maria... Con Enrique en la casa del señor... Algún día...
Tú serás la reina.