Rome VV: 'Anekdota', la Historia Secreta del Imperio Seléucida

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nachinus

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Dec 27, 2002
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Me dispongo a comenzar un AAR con el EU:Rome + Vae Victis + Ancient Warfare. Jugaré con el Imperio Seléucida y probaré la dificultad de mantener su posición frente a las otras monarquías helénicas y los problemas orientales. Con el mod se supone que he conseguido añadirle intríngulis al asunto, de manera que el Imperio Seléucida tenga unos problemas de estabilidad similares a los de la realidad, y no se convierta en 'the yellow blob of doom'. Veremos.

Mi objetivo sin embargo no es jugar en plan pro, sino roleando. Intentaré mantener la línea dinástica de Seleuco lo más directa posible, aunque sean unos zotes. E intentaré hacer una 'geopolítica' (ejem) lo más históricamente factible posible.

En breve posteo la intro.
 
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INTRODUCCIÓN

Prólogo de Nachinus Pérez-Reverte.

SeleucoyAntioco.jpg

Seleuco y Antíoco I. Los que se montaron el tinglado.


Procopio de Antioquia es una figura histórica de relevancia fundamental en el estudio de la historia antigua. Sin su obra sería imposible el conocimiento que actualmente tenemos del Imperio Seléucida tras la muerte de Antíoco I Soter, hijo de Seleuco, que fue el fundador de la dinastía y del jodido y retorcido tinglado que dejó a sus descendientes. Procopio es autor de diversas biografías y crónicas ‘oficiales’ de las guerras y personajes capitales del periodo que le tocó vivir. Y fue un hombre bíblicamente longevo, como veremos más adelante.

Sin embargo, el objeto de este trabajo es dar a conocer su obra más polémica y excepcional, única en su género y en su época. Se trata de su ‘Anekdota’, comúnmente llamada ‘Historia Secreta’.

Durante toda su larga vida, Procopio escribió las alabanzas de sus patrones y reyes, crónicas que han llegado hasta nuestros días y que como ocurre con casi toda la obra de la época, no pueden darse por exactas u objetivas. Los ‘historiadores’ de la antigüedad tenían patrones y protectores, y al igual que los artistas ensalzaban a sus patrones en su arte, los escritores lo hacían en su obra. Sin embargo, al final de su vida, hasta los mismísimos de aguantar y alabar a toda esa gentuza, Procopio debió de pensar que ya estaba bien de aquello. Nadie tiene ni repajolera idea de sus circunstancias personales, pero debía de gozar de cierta independencia, bien porque había acumulado suficiente patrimonio como para mantenerse sin trabajar o bien porque ya todo se la traía al pairo. El caso es que escribió una pequeña obra que repasaba la historia reciente de los seléucidas, revisitando los periodos que había descrito en sus anteriores obras, ciscándose en los muertos de sus anteriores patrones y sus ascendientes. No dejaba títere con cabeza.


FFFFFUUUU.jpg

Procopio nació probablemente en la segunda mitad del siglo II a.C. y a tenor de los patrones que tuvo y las biografías y crónicas que escribió debió de vivir más de 100 años. Vaya tela. Sin embargo las fechas de su nacimiento y muerte son difíciles de discernir con exactitud ya que en sus escritos, incluso en los que tratan de temas muy anteriores a su época, escribe como si él fuera contemporáneo a los hechos. Y no tiene reparos en rajar de gente muerta décadas antes de que él naciera.

A lo largo de todos esos años debió de enemistarse con mucha gente, algo que ya apunta la cantidad de patrones que tuvo y la manera en la que a todos pone a caldo en su ‘Anekdota’. Era un tipo difícil, sin duda. Con mucha mala baba. Y encima difícil de matar y con la bilis acumulada de toda su vida reventando con la vejez. Su mujer debió de ser una santa, si es que sobrevivió.

Pero descúbranlo por ustedes mismos en esta nueva edición anotada de su ‘Anekdota’ o ‘Historia Secreta’. Pasen y lean.

-x-​

Nota: Este Procopio es un personaje ficticio, basado en Procopio de Cesárea, un señor del siglo VI que escribió su 'Anekdota' ciscándose en los personajes del período del emperador Justininano.
 
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CAPITULO I
El niño rey

La muerte de Antíoco I Soter en el 276 a.C*., en mitad de las guerras contra el Egipto de los Ptolomeo no dejaba al joven imperio en buena situación. Tras unos primeros años de inútil intercambio de victorias y derrotas sin ninguno de los dos bandos capaces de imponerse, la inestabilidad causada por la sucesión destruyó cualquier posibilidad de que los seléucidas sacaran algo positivo de la guerra. Procopio comienza el primer relato de su ‘libro’ con la ascensión al trono de Antíoco II con tan solo 8 años. Menudo panorama.

N. P-R.



Antíoco II, hijo de Antíoco, descendiente de Seléuco, hereda el imperio de su padre y la guerra con Ptolomeo II a la edad de 8 años. Es un pobre desgraciado, mangoneado por su madre Estratónice y sus amantes. La falta de autoridad y fuerza de su gobierno es aprovechada por los medos para rebelarse en la espina dorsal del reino, y aunque sus revueltas son sofocadas, son causa de grandes destrozos y perjuicios en la guerra contra las falanges ptolemaicas. La lealtad de muchos gobernadores provinciales también se tambalea y el futuro de la dinastía pende de un hilo, así como la misma supremacía helénica en la región. Hiram Ahirómida, un fenicio miembro del Consejo Real y uno de los muchos amantes de la zorra Estratónice, dionisiaca medusa, maneja el oro del Rey y el tesoro del reino a su antojo, dando fiestas y honores al nombre del desgraciado rey-niño. Los más estúpidos lo agradecen, y pocos se dan cuenta de que lo único importante es la guerra.


AntiocoII.jpg

La cosa no pinta bien​

Es mi deber escribir de la guerra, para vergüenza de strategos y consejeros, pues nadie cuerdo puede esperar de un rey de ocho años que maneje por sí mismo el viril oficio, y son estos y no el joven monarca quien han de cargar con la infamia. El rey ya tendrá tiempo de demostrar su torpeza en el futuro. Vergüenza para strategos y consejeros pues, por permitir que tras nuestras victorias en Asia Minor, los ejércitos ptolemaicos pudieran escapar hacia el sur, atravesando Siria sin ser aniquilados, y reunirse con el mayor contingente de falanges y caballería en Judea, aplastando entrambos el hasta entonces suficiente ejército a cargo del esforzado Perseo Penéida, que a duras penas había logrado contener a las falanges que se reunían en su región provenientes de Egipto. Los consejeros se excusan en que el ejército de Asia Minor pretendía tomar las ciudades egipcias de la región tras abandonar el enemigo su defensa, pues eran jugosa presa. Ingenuos estúpidos tanto ellos como Alejandro, hijo de Agatocles, strategos al mando del ejército de la región, que no hizo más que estrellarse contra las murallas de Halicarnaso y consumirse en un infructuoso asedio mientras el enemigo marchaba a conquistar Fenicia y Damasco.

Algún buen consejo se dió al rey cuando este se apresuró a buscar una paz con Ptolomeo. El heredero de Seléuco cede Damasco y renuncia eternamente a sus reclamaciones en Pérgamo. Además el tesoro ha de pagar unas cuantiosas reparaciones que lo dejan arruinado. Sin embargo creo que de haber continuado la guerra, la humillación habría sido aún peor y quizá se hubiera perdido Fenicia e incluso la Siria.

*Nota: Históricamente murió en el 261, con su sucesor ya bien crecidito. Menuda pascua que me ha hecho.

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Nachinus Pérez-Reverte jejejejje. :D

Veo muy acertado lo del hisotirador Matusalem.

Me gusta también el tipo y tamaño de letras que usas. Se ve oficio. :rolleyes:

En general muy bueno el planteamiento y ejecución del Aar.
 
No importa el periodo, pero los reyes niños siempre resultan peor que un grano en el culo... Y este promete no mejorar de mayor, a tenor de lo leído.
 
Para mí este tipo de juegos como Rome o Europa Universalis se prestan poco a un Aar sobretodo desde mi concepción de hacer un personaje que sirva de hilo conductor pero que participe (no mero narrador) de la acción.

Por ejemplo el Mount & Blade es mucho más agradecido para un AAr que el Rome, creo que por esta razón. En Rome y EU pasan muchos años y lógicamente nuestro personaje, de haberlo, habría muerto y debemos acudir a linajes, narradores o algo asi para darle un hilo conductor.

Por eso un buen Aar de Victoria, EU, Rome tiene mucho mérito.
 
CAPITULO II
Nuevas desgracias para el joven Antíoco


Tras la guerra, el nuevo rey tiene que lidiar con asuntos internos y enfrentarse a la inestabilidad de las provincias y la pobreza del tesoro. Algunos strategos están descontentos, en especial Alejandro Agatóclides, general del ejército de Asia Minor, cuya lealtad está más que en duda. Temerosos de enfrentarse al poderoso militar, el rey y sus consejeros deciden sobornarle con un costoso triunfo por sus victorias contra egipcios y rebeldes, licenciándolo de su puesto.

Pese a lo magro del erario, se decide reclutar un gran contingente de mercenarios para proteger las fronteras del reino. La flor y nata de los guerreros del rey ha sido diezmada por la guerra y no es posible levantar más falanges en nuestras ciudades en caso de guerra. Es una dura carga para el tesoro, pero el reclutamiento de mercenarios es de las pocas buenas decisiones que se toman en este período. Sin embargo la desgracia se cierne de nuevo, y por supuesto es en forma del ambicioso y astuto Ptolomeo II Filadelfo. En el año octavo del reinado de Antíoco II, los lágidas vuelven a enviar sus ejércitos desde Egipto y Caria. La provincia de Siria está amenazada y el Imperio es puesto a prueba.


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Gracias a los numerosos mercenarios venidos de los reinos helénicos y las tierras de frontera, y a la pericia de los jóvenes generales que luchan esta guerra, el desastre es evitado y el enemigo contenido, aunque teniendo que ceder territorio en el interior. Pero la guerra es breve, pues una invasión bárbara en Oriente hace cundir el pánico en la corte. Los bárbaros orientales de origen iranio son acogidos con los brazos abiertos por la población persa, que los prefiere a ser gobernados por una dinastía helénica. Envalentonados tras asentarse en Persépolis, gran parte de las hordas iranias continúan hacia Occidente y amenazan Antioquía de Persia.


barbaros_oriente.jpg

Los incursores iranios son un problema pues he tenido que llevar a todos mis ejércitos al Levante​


En un estúpido error estratégico, Antíoco II, con la arrogancia de la adolescencia y desoyendo a muchos consejeros decide buscar una paz rápida y humillante con los lágidas para enfrentarse a los iranios. Un inconcebible error de cálculo que otorga a la amenaza irania más importancia de la que tiene y que pone al reino a los pies de Ptolomeo. Nuestro ignorante rey se jacta de que logra la paz sin entregar ningún territorio, pero de nuevo renuncia ante los dioses a sus derechos, esta vez sobre Damasco, y lo que es peor, somete al Imperio al pago de un humillante pacto de tributo, que además de las obligaciones dinerarias, impide que en el futuro Antíoco pueda expandir sus fronteras o buscar una alianza militar sin el consentimiento ptolemaico. Para el rey el Imperio oriental es sagrado pues es herencia de Alejandro y su renuncia restaría legitimidad y prestigio a su estirpe. Pero el muy imbécil no se da cuenta que la mayor y más poderosa amenaza no es la inestabilidad en Oriente sino la pérdida de la hegemonía en las tierras occidentales, más ricas y con mayor población helénica, la columna vertebral de la riqueza y los ejércitos del imperio.

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Voy a empezar a pasar la lista para pedir la dimision de Procopio :D
 
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Voy a empezar a pasar la lista para pedir la dimision de Procopio :D

Lo fecundo. Perez Reverte pilla a este gañán y lo traumatiza.
 
Hoygan, que el probre Procopio solo es el narrador de las gañanadas de los reyes! :p

---Los egipcios me estaban zurrando a base de bien, tenía el manpower que daba penica y encima me vienen los bárbaros por oriente. Me veía perdiendo Siria y Fenicia... y Antioquía a los bárbaros de rebote. ¡¡Había llegado la hora de bajarse los pantalones!!
 
Ohhh... se te perdona. Por el bien de la Anekdota, ayer ayer andabas *guiño* *guiño* con los barbaricos. Todo sacrificio es bueno, siempre y cuando sea por el AAR :D
 
Hoygan, que el probre Procopio solo es el narrador de las gañanadas de los reyes! :p

---Los egipcios me estaban zurrando a base de bien, tenía el manpower que daba penica y encima me vienen los bárbaros por oriente. Me veía perdiendo Siria y Fenicia... y Antioquía a los bárbaros de rebote. ¡¡Había llegado la hora de bajarse los pantalones!!

Como diría P-R: llora como un moratinos lo que no has sabido defender como un onvre.










:D:D:D:D
 
CAPITULO III
Tiempo de sumisión

Una vez contenida la invasión irania, las siguientes dos décadas del reinado de Antíoco están marcadas por la sumisión al tributo a Egipto, que condiciona gravemente la política del rey. Sin redaños para romper el tratado y enfrentarse a los lágidas, y con las manos atadas en política exterior, el ya no tan joven monarca logra sin embargo afianzarse en su trono a costa de cepillarse a unos cuantos conspiradores y desleales miembros de su corte en una serie de convulsas a la par que estúpidamente concebidas rebeliones.

N.P-R.



El vergonzante Antíoco II el Lerdo es de nuevo engañado por los pérfidos lágidas. Tras contener a los bárbaros en Oriente salvando Antioquia de Persia, Antíoco pretende recuperar las provincias rebeladas sometidas a los iranios, pero Ptolomeo apela a los términos del tratado de tributo que impide al desgraciado Antíoco ampliar sus fronteras. Los persas ya se habían rebelado y unido a los iranios cuando la paz fue firmada, de modo que los lágidas consideran que esas provincias ya no están dentro de las fronteras del reino. ¡Mil veces estúpido hijo de lúbrica zorra! ¿A cuantas humillaciones ha de someter este rey a la casta de sus esforzados ancestros?

Ante tal insoportable situación, muchos en la corte y en las provincias desconfían de su monarca, y en el propio Consejo, algunos buscan la manera de oponerse al rey. Pero tan lerdos son estos como el desgraciado monarca. Tal es su estupidez y su falta de virtud alguna que ni siquiera sus nombres merecen ser recordados. El rey, sabedor de sus conspiraciones pero incapaz de medidas más drásticas, decide renovar su consejo con gente de confianza, y es este momento, precipitado e inoportuno, el que los conspiradores deciden alzarse en armas. Bonito ejemplo inspirador, alzar una rebelión por haber sido desposeídos de sus cargos. De su precipitación e inoportunidad devino el resultado. El alzamiento, que no fue seguida por ninguno de los strategos del reino, fue suprimido en unos meses y sus cabecillas encarcelados o ejecutados. Una segunda vez intentaron otras mentes preclaras alzarse contra el rey, y otra segunda vez fracasaron. Incluso el astuto Ptolomeo quiso aprovechar la situación para invadir las provincias rebeladas y anexionárselas para su reino, pero los generales leales fueron más rápidos y lo impidieron. Una nueva muestra del peligro del verdadero enemigo de nuestro reino.


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La gente como ésta es la que hace difícil ser rey


Los años de humillante paz que siguen sirven al rey para moverse a su gusto por la corte y el reino. Con su ingenua bondad y generosidad se gana el favor de muchos e increíblemente, su popularidad aumenta pese a su sumisión a Ptolomeo. Se realizan importantes obras civiles a lo largo y ancho del imperio, ágoras al estilo griego, irrigaciones y otras mejoras. Pero este momento dulce se ve manchado por un asunto vergonzante. El rey se encapricha de Parysatis, una jovencita de la corte, y la acosa sin rubor delante de todos. Pronto se hace eco de la intimidad alcanzada, apenas disimulada. Nos parece bien. La reina sólo ha dado una niña, y si no hay varón descendiente de Antíoco II, será la estirpe de su primo Antíoco quien aspire al trono, creando un futuro enfrentamiento entre ambas ramas. Un bastardo no sería mucha mejor opción en semejante familia de degenerados, pero con algunos sabios y oportunos consejos el rey podría renegar de su consorte y casarse con esta jovencita, en espléndida edad fértil. Sin embargo, Antíoco aún no ha terminado de avergonzarse a sí mismo.

A los pocos meses de coyunda con la joven, todos el la corte hablan de la oscura y patética relación carnal del rey y su amante. El rey se muestra a menudo impotente en su virilidad, buscando la sumisión y la humillación en la alcoba, con azotes e inserciones exóticas en los orificios de ambos. La joven Parysatis, horrorizada, lo ha contado a su familia, y de ahí se han esparcido los rumores. El rey, enfadado y humillado, decide alejarse de ella y de paso de su propia mujer y el género femenino en general. Lo que faltaba para empeorar el problema sucesorio. Pero no hay de que sorprenderse, un hombre en cuya niñez ha sido testigo del refocilamiento de su lúbrica madre con media corte no puede tener una relación adecuada con las mujeres en su edad adulta.


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Lo que hay que aguantar​


Afortunadamente el rey todavía es joven, recién roza la cuarentena, y tiene tiempo para pensar en la sucesión. Pese a sus continuas humillaciones y muestras de ineptitud, su carácter bonachón y su generosidad con sus cortesanos y generales, así como con las gentes llanas, le mantienen indiscutido en el trono sin más peligrosas convulsiones. Aprovechando esta situación, y sin amenaza externa inminente mientras se mantenga la sumisión a Ptolomeo, Antíoco decide cambiar las leyes y usos del reino y nombrar a su única hija heredera legítima del Imperio. Por supuesto esto desestabiliza el reino, y la familia del otro Antíoco, anterior heredero con muchas posibilidades de perpetuar el trono en su prole, intenta impedirlo por todos los medios posibles. Pero el rey no ceja y nadie tiene el poder ni los apoyos para oponerse a su voluntad. Será su hija Estratónice. quien oportunamente ha dado a luz a un varón fruto de su joven matrimonio con Arsanes de Persépolis, la ungida con la responsabilidad de perpetuar la línea sucesoria.


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-x-​
 
Llamarse Estratofffffuuuu huele a guerras internas.
Espero ella pinte de amarillo la actual turquia y entre en la UE :D
 
La verdad es que huele a chamusquina con la Estratonice esta de por medio.

Suscribido quedo.