Capítulo dieciocho: Gallipoli, la costa mortal.
El fracaso del ataque naval y la poca disponibilidad del almirante de Robeck para atacar de nuevo llevó a lanzar el ejército contra la península de Gallipoli, poniendo así en marcha uno de los errores más absurdos de toda la guerra.
La confusión reinó desde el comienzo. No existía un mando supremo unificado, las fuerzas navales y terrestres permanecieron bajo mandos independientes, pues nadie hizo preparativo alguno para una operación "de armas combinadas" como esta; la información sobre el enemigo era muy pobres, y los detallados informes de antes de la guerra no fueron nunca consultados. Más aún, a medida que los preparativos avanzaban, menos convencidos estaban Asquith y Fisher sobre sus posibilidades de éxito (*1). Finalmente, algo parecido a un orden jerárquico fue conseguido al nombrar un comandante supremo de la Fuerza Expedicionaria Mediterránea. Para ello fue seleccionado el general sir Ian Hamilton, DSO, KCB, uno de los hombres con mas experiencia de todo el ejercito británico, veterano de más guerras (La 1ª y 2ª Guerras Boer, Afganistán, India, Birmania y el Sudan) que cualquier otro soldado británico. Y según se decía, un hombre que no conocía el miedo.
Hamilton no era un desconocido para Kitchener, que lo tuvo como jefe de estado mayor de 1899 a 1902. Hamilton estaba al mando de las defensas terrestres inglesas, porque era demasiado poco convencional, demasiado intelectual y demasiado amistosos con los políticos para darle un mando en el frente occidental. Casi en los mimos días, Liman von Sanders recibió el mando de los Dardanelos, con lo que el escenario y los contrincantes estaban listos para la batalla.
Liman tuvo poco tiempo para organizar sus defensas, pero sus tropas, el 5º Ejército otomano, era la mejor fuerza del ejército turco. Entonces, el 23 de abril de 1915, los aliados desembarcaron en el cabo Helles.
Si Liman von Sanders tuvo poco tiempo para preparan sus defensas, Hamilton tampoco lo tuvo mejor. No pudo escoger su estado mayor, que fue elegido por Kitchener. Para reunir suficientes buques para la operación anfibia tuvo que recorrerse todo Oriente Medio, pues se carecían de transportes, remolcadores, cargueros y de otros buques esenciales para la operación. Peor aún, probando que Oriente Medio era un frente secundario y la existencia de una falta de hombres, Hamilton sólo podía contar con tres divisiones: la 1ª Australiana, la Neocelandesa y la 13ª "Occidental" (británica). Lo cierto es que las instalaciones de las islas griegas donde se reunió la fuerzan o hubieran podido tolerar un gran ejército. Además, por si fuera poco, el lugar de desembarco era claramente obvio para todos: Bulair, en Kum Kale, en la península de Gallipoli.
Se escogió realizar el desembarco en cinco playas, para confundir al enemigo y evitar así que Liman von Sanders pudiera concentrar sus fuerzas contra ninguna de las playas. Irónicamente, el desembarco iba a ser el secreto peor guardado de todo el Mediterráneo Oriental.
Así llegó el 25 de abril de 1915.
En el norte de la península desembarcaron las tropas de los ANZAC, en Ari Burnu. Era la playa que menos se había estudiado, repleta de acantilados y precipicios y un terreno terrible e inhabitable. Los ANZAC (1) desembarcaron sin problemas con en la madrugada del 25, y tomaron la playa a la bayoneta calada. Entonces llegaron los problemas. El terreno era muy difícil, y retrasaba su avance, con barrancos y precipicios sucendiéndose de manera continua. Las primeras luces del día demostraron que habían desembarco en Ari Burnu y no en la playa "Z" (17), mas al norte de su zona prevista y, por suerte, lejos de las principales defensas enemigas. Se podía avanzar tan lejos como el terreno permitiera. Así, algunas tropas consiguieron avanzar tanto que llegaron a ver el estrecho de los Dardanelos al otro lado de la península. Sin embargo, cualquier avance coordinado era imposible, y los contraataques turcos, creciendo en intensidad a medida que llegaban los refuerzos, pronto lo hicieron imposible.
Tropas aliadas en sus botes en la mañana del 25 de abril de 1915.
Entonces llegó Mustafá Kemal con la 19ª División, que había estado avanzando hacia la cabeza de playa desde aquella mañana. Sin ordenes que lo autorizaran, Kemal ordenó a todas las tropas presentes en la zona que atacaran y pidió más refuerzos. Pronto Liman von Sanders tuvo al grueso del ejército otomano que luchaba en Gallipoli haciendo frente a los ANZACs. Los repetidos contraataques turcos detuvieron el avance aliado, en medio de violentísimoscombates, de manera que los australianos no pudieron tomar la cordillera de Sari Bair. Esto decidió el destino de la batalla.
Al sur, la 13ª División "Occidental", al mando del teniente general Sir Stanley Maude, KCB, CMG, DSO, no tuvo mejor suerte. Se seleccionaron cuatro playa: 'S', 'W', 'X' y 'Z' para confundir a los defensores turcos. El 6º batallón de los King's Own (Royal Lancaster Regiment) desembarcó en la playa 'Y', que no estaba defendida, de manera que el KORLR treparon por los acantilados y, una vez en lo alto, se sentaron a esperar unas ordenes de avance que no les llegaron nunca, mientras la masacre proseguía en las otras playas. Hamilton si vio que la importancia táctica de la playa, pero no se atrevió ordenes sin la aprobación de su subordinado, el comandante del 13ª División, que, para entonces, tenía estaba plenamente ocupado con el resto de playas. Para cuando se enviaron refuerzos a 'Y', ya era tarde.
Los soldados que desembcaron en 'W' y 'X' tuvieron lugar siguiendo la tradición establecida por sus ancestros en la Albufera, en Minden, en Delhi y en Lucknow: la playa 'X' sólo estaba defendida por doce soldados cuando el 8º batallón de los Royal Welch Fusiliers desembarcaron de sus botes y tomaron fácilmente una cabeza de playa desde la que avanzar tierra adentro. Pero cuando intentaron reunirse con sus camaradas en la playa 'W', los turcos atrincherados en las colinas lanzaron una tormenta de fuego de artillería contra sus posiciones. Reforzados por la siguiente oleada (8º batallón del regimiento Cheshire y el 4º de los South Wales Borderers), avanzaron y consiguieron enlazar al anochecer con la playa 'W'.
Soldados turcos en Gallipoli
Allí la oposición había sido mayor, ya que dos compañías del 26º regimiento turco defendían la playa. Una tormenta de balas y metrallas acogió al 7º de Gloucestershire cuando desembarcaban de sus botes. Con el agua por la cintura, los hombres avanzaban y caían "como si fueran segados por una guadaña", pero consiguieron alcanzar las alambradas y asaltar las posiciones enemigas en una operación que Hamilton definió como insuperable en los anales militares británicos. Hay que mencionar que los turcos no abrieron fuego contra los botes hasta que las tropas comenzaron a desembarcar, evitando por un lado el fuego naval una vez sus posiciones hubieran sido así descubiertas y atrapando a la infantería en la playa.
En la playa 'V' desembarcó el 6º batallón de los Loyal North Lancashire bajo el correspondiente huracán de fuego enemigo, de tal manera que el mar se volvió rojo de sangre hasta una distancia de 25 metros desde la costa. El desembarco fue cancelado. Los hombres del 6º batallón de los Prince of Wales's Volunteers (South Lancashire Regiment) en 'S' logró un magnifico éxito, prueba de lo que hubiera podido ocurrir en el resto de las playas si se hubieran planeado mejor la operación: tomaron las defensas enemigas y luego se atrincheraron. Apoyados por el fuego naval, rechazaron diversos contraataques enemigos. Fue un completo éxito.
"Lancashire Landing", o como ganar seis Cruces Victoria en una sola mañana.
Pese a los errores, se consiguió organizar una cabeza de playa. Los turcos siguieron atacando durante los días siguientes, con tanto vigor que llegaron a recuperar los puestos avanzados que habían ocupado los ANZAC. El comandante de estos, el general Birdwood avisó a Hamilton que su posición, era critica y recomendó la evacuación. La respuesta de Hamilton fue que el ANZAC tenía que "cavar, cavar y cavar y aguantar". Esta orden sentó la tónica para el resto de la campaña. Para el 28 de abril el grueso de la fuerzas aliadas ya habían desembarcado, pero era claro que, frente a los ataques turcos, era imposible pensar en cualquier tipo d avance. Por ello, cuando Hamilton pidió refuerzos a Londres, Kitchener le replicó que no tenía más divisiones para enviarle. Tres semanas después del desembarco, una vez que la primera y la segunda batalla de Achi Baba, el fallido intento de tomar unas alturas que hubieran permitido a la artillería aliada dominar toda la zona, era obvio que la operación se había estancado.
Así, cuando Hamilton pidió de nuevo refuerzos "masivos" para poder seguir avanzando, estalló una tormenta en Londres sobre la viabilidad de la expedición. Gallipoli no había resultado ser diferentes de Flandes, y el fiasco de los dos ataques contra Krithia sólo empeoraron esta opinión. Peor aún, tras la visita de Lord Kitchener a la península, éste recomendó la retirada, aunque odiaba tener que sugerirlo.
Kitchener y Birdwood durante la visita del primero a ANZAC.
Irónicamente, la evacuación fue el mayor éxito de toda la campaña. Suvla y Helles fueron evacuadas a finales de mayo. Los soldados comenzaron a ser retirados a comienzos de mayo, y, mediante ingeniosas trampas, se evitó que los turcos se dieran cuenta de lo que estaba sucediendo. Toda la fuerza aliada fue retirada con éxito el 13 de mayo, pero se tuvieron que abandonar gran cantidad de municiones y equipos en las playas. Sorprendentemente, sólo se tuvieron que lamentar tres bajas durante esta evacuación, aunque sir Ian Hamilton había previsto unas bajas del 50%. Irónicamente, en un triste guiño del destino, Hamilton fue la última baja de la operación, cuando fue herido mortalmente por un francotirador australiano que lo confundió, en la oscuridad de la noche, con un turco, cuando el general estaba supervisando la evacuación de ANZAC (*3).
General Sir Ian Standish Monteith Hamilton, GCB, GCMG, DSO, TD (1853 — 1915)
(*1) Aquí comienzan los cambios respecto a la realidad que conocemos.
(*2) Baldrick no tuvo parte en esto, lo juro.
(*3) Incluso si no culpo a Hamilton del lamentable espectáculo que fue Gallipoli, he considerado oportuno darle un pequeño gusto a los australianos ajustándole las cuentas por todo lo sufrido, que aquí no fue tanto. Así le he evitado un triste final y que hiciera el ridículo en sus postreros años de vida. De nada, chato.