El navío multicolor
El flamante navío resplandecía de color. Sus esculturas y decoraciones estaban pintadas de color rojo, verde, amarillo, azul y violeta.
En la Suecia del siglo XVII, el lujo desmedido estaba de moda. La vida en los palacios, casas señoriales y las residencias de los burgueses acomodados se había convertido en una orgía de comida, bebidas, vestidos elegantes, banquetes y colorido. Todo este brillo y esplendor quería proclamar por todo lo alto el status social y el lujo que debía acompañarlo.
El ejemplo más notable de la década de 1620 es el buque Vasa. Terminado en verano de 1628, su aspecto era muy diferente del actual. Al observador no sólo le hubiera impresionado su poderosa artillería, sino también sus centenares de figuras esculpidas y su abundante policromía,
Ángeles rechonchos, de mejillas sonrosadas y cabello rubio, sirenas con barriguitas y pechos rosados, y largas colas. Un soldado romano haciendo guardia con una llameante capa roja y amarilla y el escudo real ornamentado con uvas de color azul, y con naranjas y limones.
Réplicas de figuras del Vasa con toda su policromía original expuestas en el Vasamuseet
Los centenares de esculturas que engalanaban el Vasa eran un profusión de desnudos sonrosados, de armaduras de acero azul, de rojos de tono sanguíneo, de verdes cardenillos y azules marinos.
Hoy tal vez las consideraríamos una muestra de arte vulgar. Pero en el siglo diecisiete eran algo incomparable y claramente impresionante.
Pero, ¿cómo sabemos el aspecto que tenía el Vasa recién terminado? ¿cómo podemos estar seguros de que el buque oscuro y austero que vemos hoy no tenía el mismo aspecto en el siglo XVII?
Las pesquisas para averiguar los colores las han dirigido expertos científicos, que con sus microscopios han investigado las esculturas del Vasa en búsqueda de fragmentos de pintura. Analizando cientos de muestras de cada obra han identificado los pigmentos, entre ellos el azul cobrizo, el rojo ferruginoso y el blanco plomizo. También sabemos que los astilleros de Skeppsgården, donde se construyó el Vasa, adquirieron alrededor de veinte clases de pigmento. Las esculturas pintadas en iglesias y palacios ofrecen paralelos muy valiosos. Allí también encontramos ángeles de mejillas sonrosadas y otras figuras mitológicas de brillante colorido. Pero en ningún otro lugar hay tantas como en el Vasa.
Frente al buque original, en la primera planta del museo, hay una enorme recreación a escala del buque la cual se ha repintado recientemente con la policromía original tras haber estudiado minuciosamente cada sección del buque. Esta maqueta sirve como comparativo de lo que pudo haber sido ese enorme casco de roble negruzco que es hoy en día el Vasa.
- Detalles de la maqueta, de izquierda a derecha; 1. Proa y bauprés , 2. Banda de babor con todas las portas de las troneras abiertas y 3. El castillo y el espejo de popa en todo su esplendor
El flamante navío resplandecía de color. Sus esculturas y decoraciones estaban pintadas de color rojo, verde, amarillo, azul y violeta.
En la Suecia del siglo XVII, el lujo desmedido estaba de moda. La vida en los palacios, casas señoriales y las residencias de los burgueses acomodados se había convertido en una orgía de comida, bebidas, vestidos elegantes, banquetes y colorido. Todo este brillo y esplendor quería proclamar por todo lo alto el status social y el lujo que debía acompañarlo.
El ejemplo más notable de la década de 1620 es el buque Vasa. Terminado en verano de 1628, su aspecto era muy diferente del actual. Al observador no sólo le hubiera impresionado su poderosa artillería, sino también sus centenares de figuras esculpidas y su abundante policromía,
Ángeles rechonchos, de mejillas sonrosadas y cabello rubio, sirenas con barriguitas y pechos rosados, y largas colas. Un soldado romano haciendo guardia con una llameante capa roja y amarilla y el escudo real ornamentado con uvas de color azul, y con naranjas y limones.
Réplicas de figuras del Vasa con toda su policromía original expuestas en el Vasamuseet
Los centenares de esculturas que engalanaban el Vasa eran un profusión de desnudos sonrosados, de armaduras de acero azul, de rojos de tono sanguíneo, de verdes cardenillos y azules marinos.
Hoy tal vez las consideraríamos una muestra de arte vulgar. Pero en el siglo diecisiete eran algo incomparable y claramente impresionante.
Pero, ¿cómo sabemos el aspecto que tenía el Vasa recién terminado? ¿cómo podemos estar seguros de que el buque oscuro y austero que vemos hoy no tenía el mismo aspecto en el siglo XVII?
Las pesquisas para averiguar los colores las han dirigido expertos científicos, que con sus microscopios han investigado las esculturas del Vasa en búsqueda de fragmentos de pintura. Analizando cientos de muestras de cada obra han identificado los pigmentos, entre ellos el azul cobrizo, el rojo ferruginoso y el blanco plomizo. También sabemos que los astilleros de Skeppsgården, donde se construyó el Vasa, adquirieron alrededor de veinte clases de pigmento. Las esculturas pintadas en iglesias y palacios ofrecen paralelos muy valiosos. Allí también encontramos ángeles de mejillas sonrosadas y otras figuras mitológicas de brillante colorido. Pero en ningún otro lugar hay tantas como en el Vasa.
Frente al buque original, en la primera planta del museo, hay una enorme recreación a escala del buque la cual se ha repintado recientemente con la policromía original tras haber estudiado minuciosamente cada sección del buque. Esta maqueta sirve como comparativo de lo que pudo haber sido ese enorme casco de roble negruzco que es hoy en día el Vasa.
- Detalles de la maqueta, de izquierda a derecha; 1. Proa y bauprés , 2. Banda de babor con todas las portas de las troneras abiertas y 3. El castillo y el espejo de popa en todo su esplendor
