Me estoy acabando ahora la novela Aníbal de Gisbert Haefs, que no sólo habla de este estratega cartaginés, sino que al principio también describe parte de la primera guera púnica, la guerra de los mercenarios y las conquistas de Amílcar y Asdrúbal en Iberia.
El libro está entretenido, aunque hay algo que me ha decepcionado un poco. Describe a los Bárcidas como poco menos que seres perfectos, tanto desde el punto de vista humano como considerando sus dotes militares (no se corta un pelo en decir que eran mejores que Alejandro Magno). Pero es que además destila un mensaje antirromano que no veas. Los pone algo así como las Waffen SS de aquella época. Tozudos, simplones, agresivos, felones, crueles, semibárbaros, tiranos, etc, etc.
Me ha llamado la atención el hecho de que un escritor, con tanta distancia temporal de por medio, tome partido de una manera tan emocional. No es simplemente una técnica literaria para magnificar a sus protagonistas sino que en un apéndice del libro hace comentarios sobre estas guerras poniendo a caldo a los romanos.
Si se consideran episodios tales como la propia destrucción definitiva de Cartago en 146, o la de Corinto en el mismo año, en las que se arrasó por completo las ciudades y se vendió a los supervivientes como esclavos, es cierto que Roma aplicó una política de terror segurmente con la intención de evitar sublevaciones en los territorios conquistados.
Pero ¿eran realmente en este aspecto tan diferentes y "bárbaros" con respecto a otros pueblos de la antigüedad?
Por otro lado, en el libro cuenta (no sé si para otorgarle más mérito a Aníbal) que al principio de la segunda guerra púnica los romanos tenían una capacidad muy superior para movilizar a hombres en su territorio, mientras que los cartagineses andaban muy mal de "manpower". Éstos se habían planteado hasta el momento las guerras al estilo helenístico: ejércitos de mercenarios en conflictos limitados, pero para su desgracia se encontraron con un enemigo con una gran capacidad de reclutamiento merced a su labor de romanización e integración de todo cuanto conquistaba, y que entendía la guerra como una confrontación total en la que al final sólo sobreviviría uno de los contendientes.
Resulta impresionante pensar que cuando Aníbal se plantó en Italia tras cruzar los Alpes contaba con tan sólo 26.000 hombres, y que con ellos y con los aliados galos de la Cisalpina que se le unieron consiguió victorias como las de Tesina, Trebia, Trasimeno y Cannas. Y que después estuvo merodeando por el sur de Italia durante varios años hasta que él mismo se trasladó a África para defender Cartago.
Sin embargo, pese al genio militar de este personaje, parece que la guerra estuviera decidida desde un principio ya que los romanos podían contar a la larga con más recursos y sobretodo con una determinación de la que carecían los cartagineses. Probablemente éstos de haber sufrido una derrota como la de Cannas al principio de la guerra hubieran buscado una paz.
El autor lamenta que Cartago sucumbiera porque, a diferencia de los romanos, no imponía su gobierno a los pueblos conquistados sino que practicaba una política más "pactista". Pero ¿no sería esta acaso la razón de su derrota? ¿la incapacidad de consolidar su propio imperio?
El libro está entretenido, aunque hay algo que me ha decepcionado un poco. Describe a los Bárcidas como poco menos que seres perfectos, tanto desde el punto de vista humano como considerando sus dotes militares (no se corta un pelo en decir que eran mejores que Alejandro Magno). Pero es que además destila un mensaje antirromano que no veas. Los pone algo así como las Waffen SS de aquella época. Tozudos, simplones, agresivos, felones, crueles, semibárbaros, tiranos, etc, etc.
Me ha llamado la atención el hecho de que un escritor, con tanta distancia temporal de por medio, tome partido de una manera tan emocional. No es simplemente una técnica literaria para magnificar a sus protagonistas sino que en un apéndice del libro hace comentarios sobre estas guerras poniendo a caldo a los romanos.
Si se consideran episodios tales como la propia destrucción definitiva de Cartago en 146, o la de Corinto en el mismo año, en las que se arrasó por completo las ciudades y se vendió a los supervivientes como esclavos, es cierto que Roma aplicó una política de terror segurmente con la intención de evitar sublevaciones en los territorios conquistados.
Pero ¿eran realmente en este aspecto tan diferentes y "bárbaros" con respecto a otros pueblos de la antigüedad?
Por otro lado, en el libro cuenta (no sé si para otorgarle más mérito a Aníbal) que al principio de la segunda guerra púnica los romanos tenían una capacidad muy superior para movilizar a hombres en su territorio, mientras que los cartagineses andaban muy mal de "manpower". Éstos se habían planteado hasta el momento las guerras al estilo helenístico: ejércitos de mercenarios en conflictos limitados, pero para su desgracia se encontraron con un enemigo con una gran capacidad de reclutamiento merced a su labor de romanización e integración de todo cuanto conquistaba, y que entendía la guerra como una confrontación total en la que al final sólo sobreviviría uno de los contendientes.
Resulta impresionante pensar que cuando Aníbal se plantó en Italia tras cruzar los Alpes contaba con tan sólo 26.000 hombres, y que con ellos y con los aliados galos de la Cisalpina que se le unieron consiguió victorias como las de Tesina, Trebia, Trasimeno y Cannas. Y que después estuvo merodeando por el sur de Italia durante varios años hasta que él mismo se trasladó a África para defender Cartago.
Sin embargo, pese al genio militar de este personaje, parece que la guerra estuviera decidida desde un principio ya que los romanos podían contar a la larga con más recursos y sobretodo con una determinación de la que carecían los cartagineses. Probablemente éstos de haber sufrido una derrota como la de Cannas al principio de la guerra hubieran buscado una paz.
El autor lamenta que Cartago sucumbiera porque, a diferencia de los romanos, no imponía su gobierno a los pueblos conquistados sino que practicaba una política más "pactista". Pero ¿no sería esta acaso la razón de su derrota? ¿la incapacidad de consolidar su propio imperio?